Conductas alimentarias de riesgo relacionadas con Obsesión por la delgadez e Insatisfacción corporal según el inventario de trastornos de la conducta alimentaria (EDI-2), en adolescentes. NB.Beltrána, B.Cornejoa, B.Vizmanosa ,C. Hunnota , Unikel Cb a UDG-CA454 Departamento de Reproducción Humana, Crecimiento y Desarrollo Infantil, CUCS, Universidad de Guadalajara. Guadalajara, Jalisco, México. leidanerey@gmail.com. Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Sociales. Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”. México, D.F. b RESUMEN Objetivo. Conocer la práctica de conductas alimentarias de riesgo presentes en adolescentes de una preparatoria pública en la Cd. de Guadalajara, Jalisco, utilizando la escala de Obsesión por la delgadez e Insatisfacción Corporal del Inventario de Trastornos de la Conducta Alimentaria (EDI2), durante Agosto-Noviembre de 2005. Metodología. Se realizó un estudio trasversal analítico con una muestra de 557 alumnos (65% mujeres, 35% hombres), edad promedio 16.1±1.2 años. Se aplicó el cuestionario EDI-2 analizando la escala OBSESIÓN POR LA DELGADEZ e INSATISFACCIÓN CORPORAL. Los resultados se presentan como porcentaje. Se utilizó chicuadrada para comparar entre géneros, considerando p<0.05 significativa. Resultados. Las conductas alimentarias de riesgo con mayor prevalencia fueron: “Me siento muy culpable cuando como en exceso” presentándose en 80.4% de la muestra y “Nunca, Pocas veces, A veces, como dulces e hidratos de carbono sin preocuparme” presente en 70% de los adolescentes, ambas conductas con mayor frecuencia entre los varones. Las mujeres presentaron mayor preocupación por querer ser más delgadas, en mayor proporción practican una dieta, y tienen miedo a engordar. Más de la mitad de los adolescentes no están satisfechos con su figura, principalmente las mujeres lo que representa un riesgo para el desarrollo de trastornos de la alimentación. En cuanto al tamaño de estómago, cadera, trasero y muslos entre el 40- 44% de los adolescentes sobreestimó estas partes de su cuerpo considerándolas más grandes o inadecuadas para ellos. Conclusión. Los datos presentados muestran la preocupación intensa de los adolescentes por querer ser una persona más delgada, no engordar, sobreestimar el tamaño de sus muslos, trasero, cadera, rechazando su imagen corporal y modificando su alimentación, realizando dietas, con la ilusión de alcanzar los ideales de belleza impuestas por los medios de comunicación y la sociedad. INTRODUCCIÓN Los trastornos de la conducta alimentaria son un grave problema de salud pública que afecta a gran número de mujeres en las sociedades occidentales. Actualmente existen características actitudinales y conductuales hacia el peso, la figura, y el comer comunes en la mayoría de las mujeres, ó normativas dentro de nuestro contexto sociocultural, como el uso de dietas para bajar de peso, insatisfacción con la figura, el peso y el deseo de pesar menos (Unikel, 1999). La práctica de algunas de estas conductas puede ser el detonador de una patología más grave. Estos trastornos son enfermedades que se desarrollan principalmente en la adolescencia o en mujeres jóvenes de edades entre los 12 y 25 años (Rodríguez, 2004); el 90-95% de los casos son mujeres. Las estadísticas señalan que la prevalencia de anorexia nervosa fluctúa entre 0.2% y 0.5% y la bulimia entre 2-3% mientras que la prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria no especificados es del 3-5%; aunque los casos son más frecuentes en la adolescencia, se han detectado casos en niños, adultos y ancianos (Goméz,1993; Unikel,1999; Unikel,2000). La adolescencia representa uno de los grupos más vulnerables para el desarrollo de trastornos de la alimentación más común en mujeres (O´connor, 1997). La presión social por estar delgado contribuye a que los adolescentes acepten o rechacen su imagen corporal, comiencen con alguna dieta para perder peso llevándola sin control y supervisión adecuada. Algunos de éstos optan por realizar rutinas pesadas de ejercicio durante un tiempo muy prolongado modificando su gasto calórico y excluyendo alimentos de su dieta convencional como los alimentos ricos en grasa, ya que creen que son malos para conservar su apariencia física y les harán ganar peso (Gómez, 1998; Unikel, 1999; Chung, 2001; Hoerr, 2002; Rodríguez, 2003; Neumark-Sztainer,2004).Estos cambios en sus hábitos alimenticios conjuntamente con la conducta que muestra la familia, específicamente cuando la madre suele preocuparse por la estética y realiza actividades para bajar de peso, con frecuencia involucran a la adolescente en sus propias ansiedades (Barriguete,2003; Chase,2003). Estos cambios, aunados a una mayor independencia de los padres, al cambio de horarios y a que ahora pasan mayor tiempo fuera de casa disminuyendo las comidas familiares y también por la falta de información nutrimental (Rodríguez, 2003; Neumark-Sztainer, 2004; Eisenberg, 2004) hace que las adolescentes desarrollen conductas alimentarias de riesgo (CAR). La presencia de algunas conductas relacionadas a la preocupación por adelgazar, querer ser una persona más delgada, la insatisfacción con la imagen corporal y practicar dietas continuamente, son variables importantes en el estudio de los desórdenes de la conducta alimentaría y constituyen un común denominador de las mismas, es decir, se presentan tanto en la anorexia nervosa como en la bulimia nervosa, en el trastorno por atracón (Unikel, 1999; Villagómez, 2003) y en la obesidad (Goméz,1994). Estas conductas se pueden considerar como CAR y tener un origen psicológico y de no ser detectadas y tratadas oportunamente pueden llegar a magnificarse y constituirse finalmente como un verdadero trastorno (Hunot, 2001). Para la evaluación de conductas relacionadas a la obsesión por la delgadez e insatisfacción corporal se ha propuesto utilizar cuestionarios de medición como el inventario de trastornos de la conducta alimentaria (EDI-2). Este no permite establecer un diagnóstico específico de anorexia nervosa (AN) o de bulimia nervosa (BN), y solo nos permite evaluar los síntomas que normalmente acompañan a los trastornos de la alimentación (Garner,1998; García-García,2003). METODOLOGÍA Realizamos un estudio transversal analítico. Como población de referencia se consideró a los alumnos de la Preparatoria de Jalisco (escuela pública) durante los meses Agosto 2005 a Noviembre del mismo año. El tamaño de la muestra constó de 557 alumnos (65% mujeres-35% hombres) con un rango de edad entre 14 a 20 años.Se recabó la autorización de la dirección del Plantel y la participación de cada alumno fue voluntaria. La evaluación se realizó con el: Inventario de trastornos de la conducta alimentaria (EDI-2). Es un cuestionario de autoinforme muy utilizado para evaluar los síntomas que normalemente acompañan a la anorexia nervosa(AN) y la bulimia nervosa (BN). Este instrumento ofrece puntuaciones en 11 escalas que son clínicamente relevantes en el caso de trastornos de la conducta alimentaria. Consta de 91 elementos a los que se les contesta en una escala de seis puntos y en la que los sujetos deben indicar si cada situación les ocurre “nunca”, “pocas veces”, “a veces”, “a menudo”, “casi siempre” o “siempre”. El puntaje obtenido de cada subescala que componen el EDI-2 tiene una mayor importancia clínica que el puntaje obtenido de la sumatoria de las 11 escalas del EDI- 2 (Rodríguez, 2004). Para determinar la frecuencia de cada CAR se hizo la siguiente clasificación: si el sujeto puntuaba 1,2,3 puntos, correspondientes a las respuestas (Nunca, Pocas veces y A veces) ó (A menudo, Casi Siempre y Siempre), según la calificación asignada por el EDI-2= presencia de CAR. El análisis estadístico se realizó con la versión 11 del SPSS para Windows. Para cada sujeto, se hizo la suma de las CAR´s (7 posibles) para la escala de “OBSESION POR LA DELGADEZ” y las ACA´s (9 posibles) para la escala de “INSATISFACCIÓN DE LA IMAGEN CORPORAL” que presenta para determinar el riesgo que tiene de desarrollar un posible trastorno de la conducta alimentaria. El riesgo se clasificó de la siguiente manera: para la escala “Obsesión por la delgadez”: sin riesgo (ningún CAR), riesgo bajo (1-2 CAR´s), riesgo moderado (3-4 CAR´s) y riesgo alto (5-7 CAR´s), para la escala de “Insatisfacción Corporal” la clasificación fue la siguiente: sin riesgo (0 CAR´s), riesgo bajo (1-2 CAR´s), riesgo moderado (3-5 CAR´s) y riesgo alto (6-9 CAR´s). Los resultados se presentan como porcentaje. Se utilizó la prueba chi-cuadrada para comparar entre géneros, considerando p<0.05 como significativa. RESULTADOS "Obsesión por la delgadez" 70.0% 60.0% 50.0% 40.0% 30.0% 20.0% 10.0% 0.0% 65.3% riesgo bajo 42.6% riesgo moderado 34.3% 23.0% 26.4% riesgo alto 8.3% MUJERES Al analizar la escala de “OBSESIÓN POR LA DELGADEZ” hallamos que más de la mitad de las mujeres del estudio presentó riesgo moderado o alto, según el número de conductas alteradas. Sin embargo 65.3% de los hombres presentó riesgo bajo de desarrollar algún trastorno de la conducta alimentaria según esa escala de “OBSESIÓN POR LA DELGADEZ”. HOMBRES El cuadro 1 muestra los resultados obtenidos en los ítems de esta escala. Se encontraron diferencias significativas entre géneros en casi todos los ítems analizados, los de mayor prevalencia entre la población fueron: “Me siento muy culpable cuando como en exceso” presentándose en el 80.4% y “Nunca, Pocas veces y A veces, como dulces e hidratos de carbono sin preocuparme” presente en 70% de los adolescentes ambas respuestas se presentaron con mayor frecuencia entre los varones. En cuanto a las variables que indican mayor preocupación por la delgadez, sí se encontraron diferencias significativas entre género presentándose con mayor frecuencia entre las mujeres; al 41% de los adolescentes le “aterroriza la idea de engordar”, el 37% de las adolescentes estudiadas piensan que si engordan un kilo continuarán ganando peso, resultados que se ven reflejados en el porcentaje de mujeres que piensa en ponerse a dieta para bajar de peso (31.3% vs 16.1% p<0.001). El 23% de los adolescentes en general quiere ser una persona más delgada y da demasiada importancia a su peso, presentando diferencias significativas entre géneros (mayor prevalencia en mujeres). Cuadro 1. Porcentajes de respuestas que cumplían con los criterios para calificar, como CAR de la escala “Obsesión por la delgadez” Variable Me siento culpable cuando como en exceso Como Hidratos de Carbono sin preocuparme Me aterroriza la idea de engordar Si engordo un kilo temo engordar más Pienso en ponerme a dieta Doy demasiada importancia al peso Quiero ser más delgado % total 80.4 70 41 30 26 23.4 23.5 % hombre 87.5 72 25.4 15 16 13.5 16.6 % Mujeres 76.6 69 49.3 36.9 31.3 28.7 27.2 X2 0.002 0.453 <0.001 <0.001 <0.001 <0.001 0.005 "Insatisfacción Corporal" 70.0% 60.6% 60.0% Insatisfacción corporal sin riesgo 52.2% 50.0% 38.2% 35.2% 40.0% 30.0% Insatisfacción corporal riesgo moderado 20.0% 10.0% Insatisfacción corporal riesgo bajo 3.0% 6.6% 2.6% 1.6% 0.0% MUJERES HOMBRES Insatisfacción corporal riesgo alto Cuando analizamos la escala de “INSATISFACCIÓN CORPORAL” observamos que, solo el 3% de los adolescentes se sienten satisfechos con su figura, sin diferencias géneros. El 55% de la muestra presentó riesgo bajo de desarrollar algún trastorno de la conducta alimentaria en base a esta escala, el 37.2% riesgo moderado y solo el 4.8% presentó riesgo alto o mayor insatisfacción corporal. Este riesgo es mayor en mujeres (6.6% vs. 1.6%). El cuadro 2 muestra los resultados obtenidos en los ítems de la escala “INSATISFACCIÓN CORPORAL”. Más de la mitad de los adolescentes de este estudio no están satisfechos con su figura, principalmente las mujeres. En cuanto al tamaño de estómago, cadera, trasero y muslos, entre 40 y 44% de los adolescentes sobreestimó estas partes de su cuerpo, considerándolas más grandes o inadecuadas para ellos. Cuadro 2. Porcentajes de respuestas que cumplían con los criterios para calificar, como CAR en la escala “Insatisfacción Corporal” Variable % total % hombre % Mujeres X2 Me siento satisfecho con mi figura 53 37.8 61.6 <0.001 El tamaño de mis muslos es adecuado 46.7 43 48.8 0.206 Mi estómago tiene el tamaño adecuado 44.8 59.4 37.1 <0.001 Me gusta la forma de mi trasero 43 42.7 43.1 0.924 Mi estómago es demasiado grande 32 29 33 0.252 Mis caderas son demasiado anchas 19.3 12.4 22.9 0.003 Mis muslos son demasiado gruesos 19 12.4 21.6 0.007 Mi trasero es demasiado grande 13.8 10.9 15.4 0.143 DISCUSIÓN Este estudio se realizó evaluando solo las escalas de: “Obsesión por la delgadez” e “Insatisfacción Corporal” del EDI-2 apoyados en artículos ya publicados por Baile (2003) y Rodríguez (2004), entre otros que han realizado estudios de Insatisfacción Corporal utilizando subescalas por separado obteniendo resultados confiables. Los resultados del presente estudio permiten confirmar la presencia de conductas alimentarias de riesgo, características de los trastornos alimentarios, en la población adolescente de Guadalajara (Jalisco). Si bien los datos no proporcionan el diagnóstico de un trastorno alimentario, nos permite conocer los síntomas que normalmente acompañan a los trastornos de la alimentación y que ponen en riesgo la salud mental y física de los adolescentes. Es importante señalar que aunque no se tenga un diagnóstico confirmatorio, no debemos subestimar la presencia, cada vez mayor, de conductas alimentarias de riesgo presentes en adolescentes ya que estas pueden dar pie al desarrollo de una patología más severa. Como se ha detectado previamente en otros estudios realizados en México, la adolescencia es la etapa donde se presentan la mayor prevalencia de conductas alimentarias de riesgo sobre todo en las mujeres quienes modifican su alimentación persiguiendo el “ideal de belleza” impuesto por la cultura occidental. Dentro de los resultados de este estudio nos encontramos con porcentajes por arriba del 30% para la mayoría de conductas alimentarias de riesgo, como: el sentirse culpable después de comer en exceso presente en el 87.5% de los adolescentes y 76.6% de las adolescentes, el preocuparse con frecuencia al comer dulces o hidratos de carbono presentes en el 70% de la población, con mayor frecuencia en los hombres (72 % vs 69 %). Entre los resultados asociados con obsesión por la delgadez se encontró diferencias significativas entre sexos, destacando el hecho de que al 49.3% de las adolescentes le aterroriza la idea de engordar, al 40% de las adolescentes tiene la creencia de que si engorda un kilo seguirá ganando peso, y el 30% piensa en ponerse a dieta; el 23% de las adolescentes acepta que exagera y da demasiada importancia a su peso y esta preocupada por querer ser una persona más delgada. Estas creencias, tal y como lo señala la literatura, pueden llevar a las adolescentes a un círculo vicioso y realizar con mayor intensidad una dieta para bajar de peso, modificar su alimentación excluyendo ciertos alimentos de su dieta o realizar algunas prácticas inadecuadas para su salud como el consumo de laxantes, ayunos, diuréticos o anfetaminas para bajar de peso, el provocarse el vómito, etc. En España se realizó un estudio en el que se aplicó la escala del EDI-2 “Insatisfacción Corporal” obteniendo resultados semejantes a los de este estudio. Los resultados fueron: una mayor prevalencia de insatisfacción corporal en las mujeres (Baile, 2003). Entre los resultados del presente estudio se debe destacar que el 53% de los adolescentes no están satisfechos con su figura; más frecuente en mujeres (61.6% vs. 37.8%).La mayoría de las mujeres estudiadas sobreestima el tamaño de sus caderas, muslos, trasero y nos encontramos que 30% de los adolescentes en general cree que el tamaño de su estómago es demasiado grande. CONCLUSIÓN A partir de los datos presentados, se puede concluir que en la población estudiada, existen conductas alimentarias de riesgo características de los TCA, principalmente en la población femenina. Si bien es conocido que la prevalencia de estas patologías es baja, los porcentajes de conductas alimentarias de riesgo como: presentar sentimiento de culpa y preocupación después de comer en exceso y/o comer dulces e hidratos de carbono, preocupación por engordar, estar a dieta, desear ser una persona más delgada, no estar satisfecho con su figura corporal y creer que el tamaño de muslos, caderas, trasero y estómago es demasiado grande, aquí reportados, sitúa a una cantidad importante de adolescentes mujeres ante la posibilidad de desarrollar una patología más severa. Es de suma importancia considerar las consecuencias físicas y psicológicas de estas prácticas que ponen en riesgo la salud de los adolescentes, por lo que creemos de suma importancia comenzar con acciones preventivas en las preparatorias de la ciudad a través de equipos multidisciplinarios que puedan brindar a los adolescentes, orientación nutrimental y psicológica necesaria para prevenir la presencia de estas conductas de riesgo. Si bien es cierto que no podemos cambiar todo el esquema del “ideal de belleza” establecido por la sociedad y los medios de comunicación, debemos tomar conciencia acerca de prácticas saludables para lograr un peso saludable y una mejor autoestima corporal en los adolescentes. BIBLIOGRAFÍA Baile JI, Raich RM, Garrindo E. Evaluación de Insatisfacción Corporal en adolescentes: Efecto de la forma de administración de una escala. Anales de Psic 2003;19(2):187-192. Barriguete A. Anorexia y Bulimia nervosa: el control del miedo. Cuader Nutr 2003; 26 (6):282-284. 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