ESTUDIO SOBRE LA PRIMERA EPÍSTOLA DE SAN PEDRO Por DANIEL CABARCOS 24ª PARTE: VERSÍCULO 5:7 1 Pedro 5:7.“echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” El reconocer a Dios su poder y soberanía y sobre todo, el tener una mentalidad humilde ante Su presencia, hace que podamos encomendar nuestras vidas a Él. Esto formaría parte del aspecto práctico de esta humildad ante Él. ECHANDO = EPIRIPTÔ, literalmente: echar encima; se usa en Lucas 19:35 (“...habiendo echado sus mantos sobre el pollino...”). En nuestro texto se usa metafóricamente en el sentido de echar, descargar o desahogar nuestra ANSIEDAD encima de Dios: MERIMNA: esta palabra significa atraer en diferentes direcciones, distraer y de ahí aquello que causa afán, especialmente ansioso, preocupación excesiva, angustia, ser desbordado or las circunstancias, algo por otra parte muy habitual en los mundos de hoy y a lo que los creyentes no somos inmunes. Lo que este texto trata de decirnos es que el que teme a Dios y confía en su poder y es consciente de Él como soberano del universo, no debe tener una actitud propia del que se exalta, del que pretende conseguir las cosas por sí mismo sin tener en cuenta a Dios. El que teme a Dios y es consciente de su poder y soberanía, sabe que por mucho que se afane o se preocupe, no por ello va a conseguir lo que desea y sabe también que solo está en Dios conceder o librar (Romanos 9:16). Por lo tanto, aquellos que reconocemos su poder y nuestras limitaciones, debemos obrar conforme a esta convicción y echar sobre Él nuestras ansiedades, producto de la existencia, del trabajo, de las decisiones, todo aquello que en la vida nos atraen en diferentes direcciones, y centrar nuestra mente durante estas situaciones, por un momento, en sus promesas como la que se nos dice aquí: saber, ser conscientes que para Él nuestra vida, nuestros asuntos, aún los más nimios, no le son indiferentes. Dice el texto: “el tiene cuidado de nosotros”. Se utiliza aquí el verbo MELEI, que significa que algo es objeto del cuidado, de la provisión y del interés. Para Dios somos de gran importancia, por eso somos objeto de su interés, cuidado y provisión. Podemos hacer nuestro el texto de Deuteronomio 32:9-10.- Esta expresión “la niña de tus ojos” (el ojo como el órgano de ver), denota, de forma muy emotiva que su pueblo somos objeto de Su especial cuidado y protección; se le llama NIÑA a la pupila: la niña de tus ojos expresa una persona o cosa que es objeto de un especial cuidado, aprecio y cariño. Cuando el AT habla de tocar a la niña de mis ojos en Zacarías 2:8, se quiere expresar el sentir por extremo la pérdida o también sobre el daño que sufre aquello que uno ama o estima mucho. Hoy la ciencia moderna ha demostrado cómo la pupila es uno de los principales receptores de las emociones (Polígrafo). La pupila se dilata a la vista de lo que nos parece hermoso y así, por ejemplo, todos los seres humanos normales, nos demos cuenta o no, dilatamos nuestras pupilas cuando vemos un bebé, quizás porque destapa en nosotros improntas de cuidado y protección muy arraigados en nuestro código genético, por lo tanto no es de extrañar que la pupila de Dios se dilate ante sus criaturas más apreciadas. El stress y la ansiedad es la enfermedad de nuestros días y es la respuesta de nuestro organismo a una idea de preocupación o peligro producto de la existencia. Estas situaciones mantenidas en el tiempo, son tremendamente dañinas para la integridad de las personas tanto física como mentalmente (hormonas= CORTISOL) dado que la ansiedad se auto-alimenta entrando en un círculo vicioso. CORTISOL: Hay un stress o una ansiedad constructiva y otra destructiva: lo que la hace positiva o negativa es la percepción de nuestra conciencia, esto a nivel psíquico. A nivel orgánico es el “CORTISOL”, la hormona segregada por las suprarrenales, lo que marca la diferencia. Esta hormona solo esta presente en el stress negativo. Las situaciones vistas como desafío o motivación, crean stress constructivo que permite realizar la tarea de modo mas eficaz. En 1 Corintios 12:25 y Filipenses 2:20 vemos una muestra de stress o ansiedad positiva. En estos textos se usa la misma palabra que en 1 Pe.5:7. Los creyentes no estamos libres de ello pero la Palabra de Dios, conocedora como nadie del interior humano (Hebreos 4:12-13), nos ha provisto de soluciones contra la ansiedad. En los creyentes se produce generalmente, por tener nuestra mente excesivamente llena de contenidos de este mundo o porque una situación puntual grave nos desborda y nos impide ver las realidades espirituales y por esta causa que estas recetas anti-ansiedad de las que Dios nos provee en Su Palabra van siempre en la línea de mantener una buena higiene mental de tener o procurarnos un buen equilibrio mental. Este equilibrio consiste en guardar una armonía entre los contenidos de este mundo que no son necesarios tener en la mente para poder sobrevivir y los contenidos espirituales que forman parte también de nuestra realidad existencial y que sirven para contrarrestar los otros y que nos ayudan a guardar ese equilibrio que Jesús tan magistralmente definió cuando dijo que no solo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. El archivar, el impregnar nuestra mente de esta Palabra, sirve como antídoto contra la ansiedad. Este texto es un buen ejemplo para archivar; un exceso de ansiedad en el creyente puede deberse, en algunas ocasiones (no en todas), a estar muy centrado en lo terreno, en el afán de la vida. En estas ocasiones, la simple lectura de algunos textos bíblicos nos ayudarán a salir de ese círculo vicioso de la ansiedad y a tener una perspectiva más equilibrada de la vida. Aunque la ansiedad es una enfermedad en auge, dicen los especialistas en salud mental que será la enfermedad de nuestro siglo XX, la ansiedad siempre estuvo presente en la esfera humana, aunque el modo de vida actual la agrava. Este tema se trata en Mateo 6:25-34. La ansiedad por asegurarnos el sustento, por asegurar una vida agradable y sin carencias, algo que es necesario pero que cuando se lleva a extremos puede ser peligroso. En Lucas 10:3842 podemos ver a Marta sometida a un proceso de ansiedad diagnosticado por el mismo Jesús. Se usa aquí la misma palabra que en Pedro y que en Mateo 6 (MERIMNA = atraer en diferentes direcciones, y Jesús añade ahí otra palabra: THORUBAZÔ, que significa perturbar, agitar. Éste era el estado emocional de Marta y de todo aquel cuya conciencia es atraída en diferentes direcciones. En Marcos 4:19 vemos como la ansiedad al ser atraído por las cosas de este mundo, puede ahogar la Palabra y hacerla estéril de fruto espiritual. En Lucas 21:34-36 la ansiedad por las cosas de la vida demanda tanta energía y atención que impiden ver la realidad espiritual. En Filipenses 4:6-8 se nos habla de la cura bíblica contra la ansiedad: Es la oración, la comunicación con Dios, como fuente de salud psíquica y emocional. El tener a Dios en cuenta en nuestras vidas y saber, tener profunda convicción de que somos la niña de su ojo, de que su poderosa mano nos cuida y vela por nosotros, el tener esta actitud es fuente de paz interior y un considerable ahorro de nuestra energía psíquica que podemos emplear en mejores empresas. Todo esto no quiere decir que no debamos preocuparnos por nada ya que sí debemos hacerlo de aquello que depende de nosotros, de nuestro esfuerzo y capacidad, de nuestra responsabilidad. Lo que Dios trata de decirnos, es que debemos evitar la preocupación excesiva de aquello que no depende de nosotros y debemos confiar en Dios, aún en aquellas cosas que son de nuestra responsabilidad. Dios nos hace un llamado al equilibrio, que es, en definitiva, en lo que consiste la vida espiritual, guardar un equilibrio entre nuestra humanidad y nuestra espiritualidad. Los desequilibrios entre estas dos partes del ser humano son siempre catastróficos y pueden conducir a conductas pecadoras o fanáticas. Podemos ver una buena actitud en el Salmo 37:5.- El hacer acopio de la Palabra de Dios es la fuente de la que mana este equilibrio. Cobra aquí sentido, como en ninguna otra ocasión, el texto “Lámpara es a mis pies tu palabra y luz a mi camino.” RESUMEN DE LA 24ª PARTE (1 Pedro 5:7) Debemos aprovecharnos del privilegio de poder comunicarnos con Dios y echar sobre Él nuestras ansiedades, aquello que nos perturba. La ansiedad, el stress negativo nos impide disfrutar de los beneficios espirituales que poseemos por ser hijos de Dios. El motivo principal por el que los cristianos no debemos tener ansiedad es porque Dios nos ve como a alguien del que tiene especial cuidado, provisión e interés (MELEI). No le somos indiferentes, por eso llama a su pueblo “la niña de su ojo”. El atesorar, el hacer acopio de la Palabra de Dios en nuestro interior sirve como antídoto en situaciones de ansiedad. La Palabra de Dios nos muestra, nos centra en las realidades espirituales, proporcionándonos el equilibrio roto a favor de las realidades mundanas. Por eso debemos tener una buena higiene en nuestros contenidos mentales para poder tener siempre presente la Palabra de Jesús: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.”