Inventario de Roles Sexuales de Bem

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Inventario de Roles Sexuales de Bem
Para poder evaluar la androginia psicológica, Sandra Bem creó en 1974 un instrumento
denominado: Inventario de Rol Sexual (BSRI) Bem Sex Rol Inventary. Esta medida fue
diseñada para conducir la investigación empírica sobre la androginia psicológica. El
Inventario de rol sexual incluye sesenta características de la personalidad. Veinte de ellas
son estereotipadamente femeninas y veinte son estereotipadamente masculinas. También
incluye 20 características neutras. Se trata de una prueba autodescriptiva en la que se pide
al sujeto que señale de cada ítem en qué grado se da ese rasgo en él, teniendo como
referencia una escala del 1 al 7 que le permite indicar si una determinada característica de
personalidad se da siempre o casi siempre (7) o nunca o casi nunca (1) en él. Cada sujeto
obtiene, en función de sus respuestas, una puntuación de masculinidad y de feminidad, y a
partir del método de puntuación de la división por la mediana se halla su tipología de
género. Es una escala auto - administrada y no es sincronizada. Se demora
aproximadamente entre 15 y 20 minutos para ser respondida. Los ítems se anotan en
dimensiones independientes de masculinidad y feminidad, así como se definen
clasificaciones para androginia e indiferenciados (Luna, 2003).
Instrucciones
Para descubrir si se es un individuo andrógino, se debe dar un valor en cada ítem en una
escala que va de 1 (nunca o casi nunca) a 7 (siempre o casi siempre) (Santrock, 2003).
1. Autodependiente
2. Complaciente
3. Dispuesto a ayudar
4. Defiende sus creencias
5. Alegre
6. Malhumorado
7. Independiente
8. Tímido
9. Preocupado
10. Activo
11. Afectado
12. Teatral
13. Autoritario
14. Que admite la adulación
15. Feliz
16. Con fuerte personalidad
17. Leal
18. Impredecible
19. Fuerte
20. Femenino
21. En quien se puede confiar
1
22. Analítico
23. Que entiende la situación de los demás
24. Celoso
25. Con capacidad para liderar
26. Sensible a las necesidades ajenas
27. Veraz
28. Deseoso de correr riesgos
29. Comprensivo
30. Que mantiene todo en secreto
31. Con facilidad para tomar decisiones
32. Compasivo
33. Sincero
34. Autosuficiente
35. Dispuesto a calmar los sentimientos dañados
36. Engreído
37. Dominante
38. De voz suave
39. Que gusta a los demás
40. Masculino
41. Cálido
42. Solemne
43. Dispuesto a hacerse escuchar
44. Tierno
45. Amigable
46. Agresivo
47. Ingenuo
48. Ineficaz
49. Que actúa como líder
50. Infantil
51. Adaptable
52. Individualista
53. Que no emplea un lenguaje duro
54. Que no es sistemático
55. Competitivo
56. Que le gustan los niños
57. Cuidadoso
58. Ambicioso
59. Amable
60. Convencional.
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Puntuación
Puntuación de masculinidad
Sumar la puntuación de los ítems: 1, 4, 7, 10, 13, 16, 19, 22, 25, 28, 31, 34, 37, 40, 43, 46,
49, 52, 55 y 58. Divida el total entre 20.
Puntuación de feminidad
Sumar la puntuación de los ítems: 2, 5, 8, 11, 14, 17, 20, 23, 26, 29, 32, 35, 38, 41, 44, 47,
50, 53, 56 y 59. Divida el total entre 20.
Si la puntuación de masculinidad está por encima de 4.9 (la media aproximada de de la
escala de la masculinidad), y la puntuación de feminidad está por encima de 4.9 (la media
aproximada de de la escala de la feminidad), se es un individuo andrógino según la escala
de BEM (Santrock, 2003).
1.
2.
3.
4.
Alto puntaje en masculinidad y feminidad -- andróginos
Bajo puntaje en masculinidad y feminidad -- Indiferenciados
Alto puntaje en masculinidad y bajo en feminidad -- "masculino"
Alto puntaje en feminidad y bajo en masculinidad-- "femenino"
“Aunque Lo masculino y lo femenino han sido los dos lados del gran dualismo radical, en
realidad siempre se están entremezclando. El líquido se solidifica y el sólido se derrite. No
existe ningún hombre completamente masculino ni ninguna mujer completamente
femenina” Margaret Fuller (citado por Luna, 2003).
3
Iris Luna Montaño, MD (irisluna@yahoo.com) médica psiquiatra payanesa.
*Servicio de psicología. Universidad Católica de Colombia, Maestría en psicología
clínica. Bogotá (Colombia)
**Departamento de psiquiatría, facultad de medicina de la Universidad Instituto
Ciencias de la Salud (CES) Medellín (Colombia)
Palabras clave: género, androginia, cultura, postmodernismo, psiquiatría
ANDROGINIA Y POSTMODERNISMO:
Una aproximación desde la Psiquiatría.
ROLES SEXUALES Y ANDROGINIA
Los roles sexuales hacen referencia a características de la personalidad, actitudes y
conductas que cada cultura atribuye a los sexos. Las diferencias en los comportamientos de
hombres y mujeres se han atribuído en gran parte a estrechas interacciones entre la presión
socio-cultural y la herencia específica.
La identificación genérica (identidad) suele estar solidamente establecida en la
adolescencia y se trata de un fenómeno complejo, debido a que se corresponde con una
amplia gama de variables, como características psicológicas individuales, estructura
anatómica y fisiológica biológicamente determinada, grupo social en el que se desarrolla el
individuo, pautas educacionales, e influjos culturales vigentes, entre otros. Por otra parte, la
identificación cómo hombre o mujer (roles) presenta un aspecto más dinámico que lleva a
los individuos a asumir comportamientos típicamente masculinos o femeninos en las
diferentes situaciones cotidianas. Si bien existe un dimorfismo de respuestas en base a la
forma de los genitales externos, También los modelos aprendidos e incorporados de
masculinidad y feminidad vigentes en el medio, influyen decididamente en las diferencias
de comportamiento hombre-mujer.
Durante muchos años se trató la masculinidad y la feminidad como una dimensión
única, con dos polos opuestos, que hacía posible ubicar a los individuos en un lado u otro
de esa clasificación dicotómica. Es decir, éstos podrían ser en mayor o menor grado
masculinos o femeninos, pero nunca ser ambas cosas a la vez. Asimismo, los roles sexuales
estaban rígidamente ligados al género, y ser masculino o femenino dependía básicamente
de ser hombre o mujer.
La sociedad patriarcal y racionalista dónde se ubicaba la Era del modernismo
presentaba ciertas expectativas y prescripciones sociales, para ambos sexos. Los hombres
eran caracterizados por exhibir un comportamiento instrumental, poseer una inteligencia
superior, fortaleza, habilidad analítica en resolución de problemas y agilidad. Los intereses
del varón estaban centrados en el planteamiento y desarrollo de teorías, la economía y la
política. La personalidad masculina destacaba los rasgos de independencia, dominancia,
liderazgo e inexpresividad, además exhibían una sexualidad poderosa, activa y con
tendencia a la búsqueda de varias compañeras sexuales. La mujer se caracterizaba por un
comportamiento expresivo y por un especial interés en los valores estéticos, sociales y
religiosos. En cuanto a la personalidad, primaban rasgos de dependencia, afectividad,
adaptabilidad, expresividad, empatía y en lo sexual a la mujer se le atribuía un papel pasivo
y poco exploratorio.
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Esta categorización fue seriamente cuestionada en la década de los setenta por los
movimientos feministas y resurgió el concepto de androginia desde la psicología social.
Así, la llamada androginia psicológica es definida como la capacidad que tiene un
individuo para expresar rasgos y comportamientos instrumentales o típicamente masculinos
y asimismo comportamientos expresivos o típicamente femeninos. Esta nueva concepción
ya no considera la masculinidad y la feminidad como dicotómicas, sino como un continuo,
de tal forma que todos los individuos podrían ser capaces de exteriorizar en mayor o menor
grado esos dos rasgos. De esta manera se ha posicionado el término androginia psicológica,
para designar a aquellos individuos que presentan en una forma proporcional y equilibrada
rasgos masculinos y femeninos en sus actitudes y comportamientos.
El postmodernismo revela cambios radicales en la civilización, se cuestiona la
sociedad tradicional regida por reglas y se facilita el paso a un pensamiento más holístico.
Dicha perspectiva postmoderna, permite el surgimiento de una sociedad en la que los
rasgos o atributos antes asignados a cada sexo, se presenten indistintamente en ambos
géneros. Desde ésta perspectiva la androginia cobra una especial importancia, pues permite
que los individuos presenten un abanico amplio de posibilidades que les hacen más fácil
adaptarse al convulsionado medio contemporáneo en el que los roles tradicionales y los
estereotipos dejan de ser funcionales; no se trata sólo de la profusión de imágenes externas
ya habituales en nuestra cultura (varones usando cabellos largos, zarcillos, ó mujeres con
pelo corto, cuerpos escuálidos y atuendos antes masculinos), también se puede evidenciar
cierto malestar de encarnar un modelo binario "hombre" o "mujer", el rechazo claro de
identidades prefijadas, y la necesidad de desarrollar múltiples y variadas estrategias de
funcionamiento.
EL POSMODERNISMO COMO FACILITADOR DE LA ANDROGINIA
En los albores del siglo XXI la humanidad se halla inmersa en un acelerado proceso de
trasformaciones de toda índole: políticas, sociales, económicas, científicas y culturales. Se
ha afirmado que estamos en la era posmoderna, llamada por Lipovetsky “La era del vacío”,
dónde el orden establecido, la tradición, la vanguardia, los estereotipos, los compromisos
rígidos y los procesos disciplinarios han perdido su virtud generadora de estímulos y se
plantea que la igualdad entre los géneros y el debilitamiento de la moral religiosa han
facilitado la reaparición de la androginia entre los individuos de esta nueva sociedad. Así
mismo, en el postmodernismo se resalta la democratización del hedonismo, la consagración
generalizada del consumismo, la personalización y el pensamiento holístico,
estableciéndose un claro predominio de lo individual sobre lo universal, de lo psicológico
sobre las ideologías, de la comunicación sobre la politización, de la diversidad sobre lo
homogéneo y de lo permisivo sobre lo coercitivo.
Para ilustrar un poco la ontología del postmodernismo, traigo a colación un fragmento
de la obra La euforia Perpetua del filósofo Pascal Bruckner quien expresa de manera
contundente el sentir contemporáneo “Chicos y chicas de todos los medios sociales, de
todos los pareceres, ansiosos por inaugurar una nueva era y suprimir de un plumazo los
escombros de un espantoso siglo XX. Se lanzan a la existencia ávidos por ejercer sus
derechos individuales y sobre todo por construir sus vidas tal como ellos las entienden,
cada cual seguro de que la vida le reserva una promesa de plenitud. Y a todos les habrán
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dicho desde su más tierna edad: “Sed felices”, porque ahora ya no se tienen hijos para
trasmitirles valores, roles o una herencia espiritual, sino para multiplicar el número de
personas realizadas en el mundo”.
En estos tiempos de relajación cultural, y de reproductividad tecno-científica, el arte
también toma otros rumbos y la estética se ha convertido en un despliegue de la
globalización, en una necesidad de producir constantemente novedosas oleadas de
apariencias impactantes. Se habla de una estética de estandarización de los objetos, que
impone en el gusto colectivo; una especie de estética de la repetición. La llamada
estandarización reúne varias morfologías que construyen inestabilidades y metamorfosis en
los productos artísticos de mayor “consumo”.
Se impulsan unas categorías estéticas particulares provenientes de las nociones de lo
caótico y lo monstruoso, tales como la inestabilidad, lo dinámico, lo imprevisible, la
indecisión en las formas, la turbulencia, la discontinuidad, lo aleatorio, el bricollage, lo
amorfo, entre otras. Se habla de una teratología imperante (del griego tera: monstruosidad)
que nos sitúa en las categorías estéticas del feísmo y lo grotesco y trata de plasmar la
realidad social cómo eufórica, siniestra y ambigua. Se rompe la norma clásica y rigidez
tradicional del juicio de valor estético y se origina la desmesura, lo informe y lo
imprevisible. Frente a estas mutaciones morfológicas del arte postmoderno, es oportuno
insinuar que las nociones de lo monstruoso y caótico fluyen en medio de una sociedad
masificada, consumidora y pasiva, y unas actitudes subversivas a las normas del orden
estético, moral y social.
Al hacer referencia al significado que tiene el cuerpo para el hombre contemporáneo,
este lo asume como un ente cambiante y generador de múltiples conflictos y posibilidades
estéticas.
Partiendo de la idea de Haraway de que la naturaleza humana, ha perdido su
naturalidad en el postmodernismo, es importante resaltar las cada vez más frecuentes
tendencias a las “transgresiones del cuerpo” –culturismo femenino, tatuajes, piercing,
transexualismo, travestismo- y demás actos no naturales que nos obligan a reconsiderar las
ideas sobre el sexo, los géneros y la corporalidad. Ya no se respetan las formas y rasgos
originales. La tecnología a través del “morphing” (procedimiento infográfico que permite
transformar unas formas en otras empleando técnicas digitales) ofrece un menú a la carta de
posibilidades fisonómicas, que después de ser delineadas en un ordenador, serán
reproducidas en el cuerpo mediante técnicas quirúrgicas (prótesis, implantes de silicona,
lipoescultura) dando cómo resultado a los llamados “Morfos” o mutantes. En la obra, El
mito de la belleza, Naomi Wolf señala que en la cibercultura los sistemas digitales han
creado modelos de estética posthumanos, cambiantes e indiferenciados. El cuerpo se ha
convertido para muchos en una membrana permeable cuya integridad es vulnerada a
conveniencia, borrando los rasgos que definían sus orígenes.
En términos generales, cuando se hace referencia a la postmodernidad se deben incluir
tres características importantes:
1. Polimorfismo: dónde aparecen y se expresan varios rostros y matices nacidos en la
cultura.
2. Acumulación: Hace una crítica de la historia, guarda evidencia empírica, no niega la
historia y trata de asimilarla y renovarla.
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3. Ambigüedad: presenta caminos de desarrollo humano antagónicos, y complementarios a
la vez.
Así, la postmodernidad facilita la reconstrucción de una imagen más “completa” del
individuo. Hoy es plausible que los hombres sean cariñosos, pacíficos y compasivos; de
igual manera, está bien visto que las actitudes de las mujeres puedan identificarse con los
denominados valores masculinos, como la competencia, la agresividad y la racionalidad.
En resumen, la perspectiva integradora del pensamiento holístico, la ambigüedad, el
polimorfismo, el empirismo, la igualdad entre los géneros y el relativismo cultural, entre
otros factores, facilitan la expresión de los comportamientos andróginos.
Definición
El término Andrógino es tomado del griego, y resulta de la combinación de las raíces
“andro” (masculino) y “gyn” (femenino). En la obra el Banquete de Platón, Aristófanes
relata la existencia de una clase particular de ser humano denominado andrógino que tenía
forma redondeada, contaba con cuatro brazos, cuatro piernas, dos rostros, una cabeza y
reunía en sí mismo al sexo femenino y masculino; tales cuerpos resultaban vigorosos y
Zeus decidió seccionarlos en dos partes Una vez realizada esta escisión, cada mitad se
esfuerza para encontrar su otra parte.
Es importante señalar que etimológicamente la palabra sexo proviene de secare, que
significa seccionar, (ésta derivación parece reflejar el drama ocurrido en el mito del
andrógino). Aunque este mito de la antigua Grecia es bastante difundido, algunas religiones
politeístas, cábala, alquimia, gnosis, tao te king, entre otras, han definido y rendido culto a
deidades bisexuadas, lo cual parece señalar que desde la antigüedad el hombre ha
experimentado fascinación e inquietud por la armonía y la unidad de los atributos
femeninos y masculinos.
El término androginia se viene empleando en diversos contextos médicos y
psicológicos, pues se presentan algunas situaciones en las que el dilema principal se centra
en el conflicto personal que genera el ser poseedor de los atributos sexuales masculinos y
femeninos en sí mismo. A continuación me refiero a algunos de esos términos que pueden
estar enmarcados en este tema.
En medicina, El término androginia hace referencia a un individuo humano que posee
caracteres sexuales externos femeninos y además posee tejido testicular que no ha
descendido. Los términos hermafrodita e intersexual hacen alusión a los individuos que
poseen tejido testicular y ovárico en sus gónadas, lo que genera anomalías somáticas que le
dan la apariencia externa de reunir ambos sexos. En este contexto, los términos andrógino y
hermafrodita e intersexual podrían ser correspondientes.
Cuando un individuo trasciende las definiciones convencionales de hombre y mujer es
denominado “transgénero” y dentro de este grupo se ubican los transexuales (Trastorno de
la identidad sexual de género), travestis, drag queen, mujeres masculinas, hombres
femeninos, entre otros. Así que el transgénero es un término usado para describir un amplio
rango de individuos que experimentan y/o expresan su género de forma diferente de lo que
esperaría la mayoría de la población, pero éste no sería el dilema presente en el andrógino,
hermafrodita o intersexual (biológicos).
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ANDROGINIA PSICOLÓGICA
Desde la década de los setenta y bajo el liderazgo de los movimientos feministas y la
psicología social, se realizaron una gran cantidad de investigaciones en torno a la incidencia
que tienen los roles sexuales (masculinidad, feminidad) en la configuración de identidad
personal, los auto- esquemas, el desempeño dentro de la sociedad y la salud mental. En ésta
misma época se desarrolló el concepto de androginia psicológica en el seno de la psicología
social.
Las investigaciones tradicionales acerca de las diferencias psicológicas del sexo,
habían estudiado a la masculinidad y la feminidad como contrarios polares. En esos
estudios iniciales se pudo observar cómo los tipos “masculinos” tenían más éxito en
actividades instrumentales dónde era necesario un despliegue de agresividad y asertividad,
mientras que los tipos “femeninos” tenían mucho más éxito en actividades en las que se
necesitaba la sensibilidad y expresividad.
Puesto que el buen desempeño profesional se había asociado tradicionalmente a las
habilidades masculinas, una conclusión que se podía deducir de la rigidez de estos
estereotipos marcados era que la mujer tendría menos oportunidades de éxito profesional, si
no sacrificaba su lado femenino. Lo anterior generó una oleada de protestas que llevaron a
reevaluar el concepto de género y a modificar sus perspectivas.
En la misma época aparecieron psicólogos como Bem (1974,1975), Spence y
Helmreich (1975,1978), Gilbert (1981), Kaplan (1976) y Nickerson (1977) quienes
desafiaron la asunción de que la capacidad de las mujeres para competir en esfuerzos
tradicionalmente masculinos consiste en sacrificar significativamente su lado femenino.
Se postuló entonces que las mujeres exitosas en el campo laboral tenían integrados en
su repertorio de comportamientos elementos instrumentales, además de los expresivos, y se
dio la oportunidad para disertar acerca de la androginia psicológica.
Se postuló que los individuos psicológicamente andróginos combinan en forma
equilibrada rasgos masculinos tradicionales (tales como asertividad) y rasgos femeninos
(tales como sensibilidad) en su manera de actuar. El individuo andrógino no es visto como
un híbrido psicológico que se ubica en la mitad del camino entre la masculinidad y la
feminidad extremas, se trata más bien del individuo que posee cualidades masculinas y
femeninas bien definidas a su disposición. Las investigaciones señalan el valor de la
Androginia psicológica pues se evidencia cómo las personas andróginas –hombres y
mujeres-tienen una mayor probabilidad de triunfar tanto en tareas masculinas como
femeninas.
El dualismo en la visión del género no ha aportado mucho a nivel científico y al
parecer ha generado desigualdades y grandes conflictos en las poblaciones. Para ir más allá
y superar esa visión se desarrolló este modelo integrador (androginia) que permite
demostrar que los diversos componentes de masculinidad y feminidad se pueden combinar
en cualquier forma, acordando diferencias individuales, preferencias rasgos y necesidades,
permitiendo así a la expresión de una gran diversidad y variación individual de estrategias.
En esta época en que muchos dilemas tienen que ser resueltos durante el camino, ya no
se dispone de muchas guías o zonas demarcadas por cánones que de alguna manera nos
obliguen a actuar de una u otra forma. Es por eso que se necesitan individuos con una
mayor plasticidad en su funcionamiento global, lo que favorece una mayor adaptación a
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cada nueva e inesperada situación de la vida contemporánea. Son claras las ventajas que
ofrece el modelo de androginia psicológica. No obstante, existen algunos estudios que
señalan que los comportamientos instrumentales o masculinos son más determinantes que
la androginia psicológica para la adaptación social y bienestar psicológico de las
poblaciones. Sobre dichos resultados todavía existe bastante controversia.
Para poder evaluar la androginia psicológica, Sandra Bem creó en 1974 un instrumento
denominado: Inventario de Rol Sexual (BSRI) Bem Sex Rol Inventary. Esta medida fue
diseñada para conducir la investigación empírica sobre la androginia psicológica. El
Inventario de rol sexual incluye sesenta características de la personalidad. Veinte de ellas
son estereotipadamente femeninas y veinte son estereotipadamente masculinas. También
incluye 20 características neutras. Se trata de una prueba autodescriptiva en la que se pide
al sujeto que señale de cada ítem en qué grado se da ese rasgo en él, teniendo como
referencia una escala del 1 al 7 que le permite indicar si una determinada característica de
personalidad se da siempre o casi siempre (7) o nunca o casi nunca (1) en él. Cada sujeto
obtiene, en función de sus respuestas, una puntuación de masculinidad y de feminidad, y a
partir del método de puntuación de la división por la mediana se halla su tipología de
género. Es una escala auto - administrada y no es sincronizada. Se demora
aproximadamente 15 - 20 minutos para ser respondida. Los ítems se anotan en dimensiones
independientes de masculinidad y feminidad, así como se definen clasificaciones para
androginia e indiferenciados.
Se han obtenido algunas conclusiones interesantes de los diversos trabajos realizados
usando el modelo de androginia psicológica, los mismos que deberían tenerse en cuenta al
diseñar estrategias de promoción y prevención en salud mental relacionadas con el género y
ajuste psicológico y social.
1. Los individuos que tienen la capacidad de comportarse androgínicamente tienden a ser
psicológicamente más saludables y desarrollan un mejor autoconcepto, autoestima y
autoeficacia.
2. Las personas andróginas tienen una mayor probabilidad de seleccionar el
comportamiento más acorde a los requerimientos de cada situación.
3. La androginia es un buen indicador de ajuste social en la edad adulta.
4. El andrógino posee un amplio repertorio de comportamientos, lo que permite gran
flexibilidad y plasticidad en el funcionamiento global y facilita la adaptación a los
diferentes entornos.
5. Las personas masculinas y andróginas puntúan significativamente más alto en autoestima
que las personas indiferenciadas y femeninas.
6. Las personas andróginas tienen una mayor percepción de buena calidad de vida, que las
que presentan tipo masculino o femenino.
7. La población con rasgos masculinos o andróginos presentan una imagen corporal mas
positiva del cuerpo y están más satisfechos de su sexualidad que la tipología femenina o
indiferenciada.
Durante mucho tiempo, la cultura se encargó de exagerar las diferencias entre los
“sexos” y se le prestó poca atención a las semejanzas. Además los rasgos que han sido
asignados tradicionalmente a cada género se han derivado en gran parte de los procesos de
socialización y endoculturización en el marco de la sociedad patriarcal.
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El postmodernismo al permitir el desarrollo de la “integración” como base para el
individualismo y la diversidad, abre mayores posibilidades para que los rasgos
(femeninos/masculinos) se presenten indistintamente en ambos géneros y se considera
deseable que así ocurra. Como se trató a lo largo del artículo, la androginia puede ser tenida
en cuenta como una característica que permitirá a los seres del nuevo milenio responder en
forma efectiva a las situaciones cambiantes de un mundo complejo y obtener una buena
adaptación al medio mejorando el funcionamiento global.
En la psiquiatría actual nos enfrentamos a variados dilemas originados dentro de la
cultura. Los conocimientos en nuestra área se condensan y organizan en medios
electrónicos y en espacios cada vez mas reducidos y virtuales, nuestra disciplina y las
tecnologías evolucionan a ritmos acelerados y la información fluye a raudales tan
caudalosos que asimilarla supone un esfuerzo importante, al igual que la escogencia del
material que nos abruma. Por lo mismo el psiquiatra requiere introducirse en las diversas
áreas del saber humano (filosofía, sociología, antropología, psicología), lo que le permite
realizar un abordaje más comprensivo de los trastornos mentales y del comportamiento que
se desarrollan en este escenario postmoderno. La androginia psicológica puede constituirse
en una herramienta útil para ser incluida en el arsenal de posibilidades para el abordaje del
género en el tercer milenio.
Referencias
Santrock, J. (2003). Infancia. Psicología del desarrollo. 7 Ed. España: Mc Graw Hill
Luna, I. (2003). Androginia y postmodernismo: Una aproximación desde la Psiquiatría.
Artículo publicado en el III Congreso Virtual de Psiquiatría. Tomado el 11 de marzo
de 2008 de http://www.geocities.com/pachajoa2000/iris2.htm
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