Historia de la guerrilla en España La historia de la guerrilla en España, más conocida como el maquis, comienza durante la Guerra Civil, cuando en el transcurso de la misma fueron quedando en el monte grupos de “huidos” que no pudieron, o no quisieron, seguir a las tropas republicanas en su repliegue paulatino hacia la frontera francesa. Posteriormente, tras la invasión de Francia por las tropas alemanas durante la II Guerra Mundial, nació, en 1942, el XIV Cuerpo del Ejército de Guerrilleros Españoles, creado por los exiliados en aquel país, e integrado mayoritariamente por comunistas, ya que disponían de una sólida organización. Asimismo, también fue importante la participación de los españoles en la resistencia contra la invasión alemana, en estrecha colaboración con las fuerzas francesas, en la liberación de París, integrando las filas de la famosa División Leclerc, en cuyos carros blindados se podían leer nombres como “Madrid”, “Teruel”, “Belchite”, etc. En 1944, el XIV Cuerpo del Ejército de Guerrilleros Españoles, pasó a denominarse Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE), de filiación comunista y estrechamente relacionada con Unión Nacional Española (UNE), organización creada en 1942 para promover la lucha contra el régimen de Franco. Tras la liberación de París, en agosto de 1944, el Estado Mayor de Unión Nacional (formado por anarquistas, socialistas y comunistas en su mayoría), con el propósito de favorecer la intervención de las fuerzas aliadas (tras su victoria frente al ejército nazi) contra el régimen de Franco y restituir la democracia en España, decide llevar a cabo la “Operación Reconquista de España”, que consiste en traspasar la frontera a través de los pirineos, principalmente por el Valle de Arán, e instaurar en Viella (Lérida) una capital provisional de la República Española; tentativa que llevan a cabo en octubre de ese mismo año, penetrando en la península un número efectivo de unos 3.000 hombres. Tras el fracaso de la invasión, la AGE, dirigida ahora por el Partido Comunista de España (PCE) al mando de Santiago Carrillo, agrupa, por las distintas zonas de España, los diversos grupos que habían quedado dispersos. Desde el exilio el PCE promovió la creación de las Agrupaciones Guerrilleras en diferentes zonas geográficas, coordinando las acciones entre ellas. Tomó como modelo la Federación de Guerrillas de León-Galicia, primera organización guerrillera de la posguerra, ya operativa desde julio de 1942. Paulatinamente se fueron formando las distintas agrupaciones divididas en 8 territorios de guerrilla importantes: Galicia-León, Asturias-Santander, Levante-Aragón, Extremadura-Toledo, Ciudad Real, Córdoba, Granada-Málaga, y Cádiz-Málaga, además de pequeñas partidas en las provincias de Huesca, Jaén, Huelva, Ávila y Madrid. Se calcula que, al margen de la invasión pirenaica, llegaron a participar en la lucha guerrillera un número aproximado de entre 5.000 y 6.000 miembros, en los diez años de existencia de la guerrilla (desde 1942 hasta 1952). En cuanto al número de bajas producidas en la contienda existe cierta controversia entre los historiadores. Las primeras estadísticas para toda España las hizo públicas el teniente coronel Eduardo Munilla Gómez en el año 1968 y estaban basadas en la documentación oficial de la Dirección General de la Guardia Civil: 5.548 bajas de guerrilleros (2.166 muertos), 624 bajas de la Guardia Civil (256 muertos) y 19.407 enlaces detenidos -lo que ha llevado a ciertos autores a multiplicar por 4 o 5 el número de enlaces al servicio de la resistencia-. Distintos autores coinciden en afirmar que fueron aproximadamente 20.000 guardias civiles los que combatieron al maquis, además de columnas mixtas, legionarios y regulares, Policía Armada y miembros de “la 1 social”. Estas cifras no hacen sino agigantar la aventura del maquis, que consiguió con tan pocos medios tener presencia en la práctica totalidad de la geografía española7. Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA) Fue la agrupación más destacada del maquis en España, tanto por su organización como por su número de guerrilleros, que en algunas épocas llegó a alcanzar los 250. Además de estar dotada con estatutos aprobados en asamblea, contaba con la particularidad de que sus integrantes procedían en su mayor parte de la Resistencia francesa y la única que contó con una escuela de guerrilleros. Su zona de actuación fue la comprendida entre Teruel, Castellón, Cuenca, Valencia y Guadalajara. En ella destacan personajes aragoneses como Ángel Fuertes Vidosa “Antonio” y “Maestro de Agüero”, sobrenombre que le viene por ejercer la carrera de maestro, hasta la sublevación militar de julio de 1936, en Sádaba, (Zaragoza), Alcalá de Gurrea (Huesca), Torrellas (Zaragoza), y ya con plaza en propiedad en Liesa (Huesca)8. Fue el máximo responsable de la AGLA, desde marzo de 1947 hasta su muerte, ocurrida el 26 de mayo de 1948, en un encuentro con la guardia civil en el Portell de Morella (Castellón). También destacó el llamado grupo de “los Maños”, llamado así por ser sus cinco integrantes aragoneses. Enviados en septiembre de 1945, tenían la misión de enlazar con Ángel Fuertes, “Antonio”, y establecer una base en la sierra de Alcubierre, en la provincia de Zaragoza. En él destaca la figura de Doroteo Ibáñez Alconchel, “Ibáñez” o “el Maño”, natural de Azuara (Zaragoza), quien sería el responsable del grupo y, posteriormente, enlace entre la guerrilla levantina y la dirección comunista en Francia. Otro integrante destacado de éste grupo sería José Manuel Montorio “Chaval”, natural de Borja (Zaragoza), quien al formarse el 5º sector de la AGLA, en agosto de 1946, sería nombrado jefe de grupo de este sector y posteriormente, tras la orden de evacuación dada por el PC en Francia, a comienzos de 1952, responsable de la evacuación de un grupo de 9 guerrilleros (de un total de 30), últimos integrantes de las menguadas fuerzas, que todavía resistían en la zona de operaciones de la guerrilla levantino-aragonesa9. Agrupación Guerrillera del Alto Aragón (AGAA) En abril de 1946 el Partido Comunista envía desde Francia a Joaquín Arasanz “Comandante Villacampa” con la misión de unificar a todos los grupos que habían quedado dispersos por los montes oscenses, estableciendo bases en varios lugares del prepirineo: Guara, Santa María de Buil, Arguís, Ainsa, el Grado Mediano y otros, para, en junio de ese mismo año, sentar las bases de la constitución de la Agrupación Guerrillera del Alto Aragón (AGAA) de la que Arasanz sería el jefe del Estado Mayor. “Villacampa” había participado en la Resistencia francesa integrado en la Brigada 21ª, considerada de elite por haber tomado parte en importantes actos durante la liberación 2 de Francia. En su anhelo de liberar su país del fascismo, había entrado en España el 4 de octubre de 1944, en el marco de la “Operación Reconquista de España” con la Brigada 21 de la 204 División, comandada por el asturiano Gabriel Pérez, y en la que Arasanz tenía el cargo de comisario político con el grado de capitán. Tenía la misión de tomar 13 pueblos de la zona de la Fueva: Rañín, Tierrantona, Morillo-Monclús, Formigales… Esta brigada será la única que no regresará a Francia hasta haber cumplido todos sus objetivos, fue la que más tiempo permaneció en la provincia oscense: un total de 35 días. La mayoría de las unidades guerrilleras tuvieron que retirarse ante el enorme despliegue militar de las tropas franquistas, al que dio lugar la operación. Aquí se llevaron la primera decepción, según cuenta Arasanz en su libro Los Guerrilleros: al entrar en España pensaban que la gente se iba a levantar contra Franco pero se llevaron la sorpresa de que, por ejemplo, al liberar un grupo de presos políticos que estaban trabajando en la construcción del túnel de Viella comenzaron a correr en dirección al pueblo, escapando de los guerrilleros. La realidad era que la gente estaba agotada de las muchas calamidades sufridas a consecuencia de la guerra y solo querían tranquilidad. Para su segunda incursión, Arasanz eligió un grupo de compañeros, naturales de la zona como él, para que le acompañasen en esta misión: se trataba de Manuel Tosán (natural de Monzón), José Moreno (también de Monzón), Manuel Cosculluela (de Mondot; aunque según Arasanz era de Olson, cerca de Mondot, en la zona de Sobrarbe) y Narciso Villellas (de Alquézar), guerrilleros procedentes como él del maquis francés y con un buen conocimiento de la zona. Ellos fueron el núcleo a partir del cual se articuló la Agrupación. He de aclarar que estos nombres los cita Paloma Fernández Pancorbo, pág. 74, en entrevista con Arasanz en mayo de 1985, sin embargo Arasanz, en su libro “Los Guerrilleros” cita, por este orden, a Manolo, Eusebio10, Narciso y José. Entraron por Echo, se dirigieron a la sierra de Lascuarre, donde tras una búsqueda de 6 meses, consiguieron contactar con la partida de Valeriano González Asturias “Drole” y “Tanque”, compuesta por 45 maquis. Estos dos grupos están en el nacimiento de la AGAA, agrupación formada, según Arasanz, por más de un centenar de hombres y constituida oficialmente tras la fusión de dos pequeñas partidas en Las Almunias, en junio de 1946. Debido al insuficiente número de hombres, la agrupación se reducía al Estado Mayor, “Villacampa”, Cosculluela y Villellas y a una serie de pequeñas partidas, siempre menores de 20 hombres, que se distribuían el territorio. Entre las personas que colaboraron con los maquis, realizando una labor de enlace, se hallaban: Alfonso Estévez, que conectaba la organización comunista de Huesca y la guerrilla; Amador Martínez, que enlazaba la Agrupación y Francia; y Joaquín Saludas, enlace entre la zona de La Litera y la guerrilla11. La AGAA, una organización de “naturaleza un tanto fantasmal” (según Mercedes Yusta), llevó a cabo algunas operaciones reseñables en las comarcas de La Litera, Ribagorza y Sobrarbe, como las ejecuciones de los alcaldes de Salinas de Hoz y Arcusa, además de un transportista de Graus acusado de ser confidente de las autoridades. Lo más significativo de la guerrilla oscense, sin embargo, fue su tendencia a privilegiar la tarea política en detrimento de las acciones armadas. Mantenía contacto con los comités comunistas de Monzón (dirigido por Joaquín Saludas) y Barbastro (Ángel Bellostas), así como Benabarre y Boltaña. Entre los límites de Huesca y Zaragoza, en los márgenes del río Gállego, actuaba la denominada partida del Sos12, mixta de comunistas y anarquistas que se desplazaba desde La Peña a los montes de Guara y Cinco Villas (Luna, Biel...). Entre sus componentes se encontraban “El Sevilla”, “El Sargento” y “El Tuerto de Fuencalderas”13. 3 En general hay una tendencia a asentarse cerca de sus lugares de origen, para aprovechar los contactos con amigos, vecinos o parientes y para beneficiarse de su conocimiento del terreno. Esta tendencia manifestó “Villacampa”, natural del valle de La Fueva. Las detenciones masivas de enlaces a partir de 1946 y el arresto de “Villacampa” a principios de 1947 situaron a la AGAA al borde de la desaparición, marcando un antes y un después en la actividad guerrillera de la provincia, sobre todo porque Arasanz llevaba gran parte del peso de la organización sobre sus hombros. Tras su detención hubo un momento de perplejidad entre los guerrilleros oscenses, los que habían pasado con Arasanz desde Francia eran hombres de acción, poco preparados para la labor política. Ante la falta de cuadros de que adolecía la Agrupación fue Angel Bellostas, responsable hasta ese momento del comité de Barbastro, quien se hizo cargo de ella, que aunque carecía de preparación guerrillera, podía asegurar el contacto con el Comité de Barbastro. Además el PCE envió desde Francia a Emilio Bistuer, que ocuparía el cargo de responsable político. Su misión sería la de realizar labores de concienciación política a los guerrilleros y fortalecer la resistencia a través de una red de enlaces. Entre ambos trataron de activar una agrupación que se movía en los límites de la supervivencia. El año 1948 está lleno de deserciones y caídas que llevaron al desmoronamiento de casi toda la red de resistencia tan trabajosamente puesta en pie. En primavera fueron detenidos en Blecua, Emilio Bistuer y Ángel Bellostas, que serían posteriormente fusilados en Zaragoza un año después; en mayo se desmoronó toda la zona del Somontano de Huesca; en otoño, la policía acabó con la resistencia de Pertusa, Peralta, Alcolea, Torres de Alcanadre, Huerto y en La Fueva desmanteló la mayor parte de la red. A principios de 1949 la organización guerrillera comunista prácticamente había dejado de existir en la provincia de Huesca. Bellostas fue acusado de haber delatado a miembros del PCE, y durante su estancia en la cárcel se hizo pública en Mundo Obrero14 una nota firmada por la “AGLA-sector Aragón” sentenciándolo a muerte “por traidor y delator”, puesto que, se decía, había sido detenido sin ofrecer resistencia y se afirmaba que se había convertido en confidente de la policía. Ni siquiera su ejecución acabó con esta campaña de difamación, que revela la psicosis propia de la clandestinidad en la que vivían los hombres del PCE. Al mando de la Agrupación había quedado Narciso Villellas, de Alquézar, que murió poco después de hacerse cargo de la organización, en otoño de 1948, en un encuentro con la guardia civil en Binéfar. A Villellas le sustituyó José Moreno15. En enero de 1949, la Agrupación del Alto Aragón se reducía al grupo de “Drole”, con cuatro guerrilleros; el de Manuel Cosculluela “Julio”16(nuevo responsable de la Agrupación), con otros cuatro; el del “Americano”17, con tres (número mínimo para formar una partida); y los dos guerrilleros que componían el grupo de Narciso. Otros nombres de maquis de la zona de Huesca los aporta el guerrillero Noguero “Andaluz”18, en el interrogatorio al que fue sometido por la Brigada Político-Social de Jaca: Ramón Gambao “Póquer”, de Monesma; Manuel Rancho “Roque”, de Monesma; Fermín Buesa “Jorge”, de Morilla; Miguel Ester “Pedro”, de Ilche; “Manero” y “el Asturiano”. Irene Abad y Paloma Fernández también citan otros nombres de guerrilleros: “Paquer”19, “Rubio”20, “Pueyo”, “Grabat”, “Tosant” y “Pascualet”21. Otros nombres de enlaces y puntos de apoyo los aportan las declaraciones de los distintos imputados en el sumario: Manuel Jal y su hermano José Jal,22 vecinos de Laluenga, Tomasén23, Pascual Puértolas (natural de Ponzán de Vero) y Mariano Ferrando Agón (natural de Ponzano), promotor del grupo de resistencia creado en Blecua a principios de 1946. También aporta los nombres de los guerrilleros Jaime, Martínez y Vicente. 4 El 23 de julio de 1949 aparecen por última vez noticias de la acción guerrillera en el Alto Aragón en Mundo Obrero, acciones que consistieron en propaganda y mítines en Panillo y Torres del Obispo, y propaganda y banderas republicanas en Santa María de Buil, Mediano y Castejón de Sobrarbe, últimas acciones realizadas probablemente por el grupo de Manuel Cosculluela. Entre finales de 1948 y principios de 1949, los guerrilleros que se encontraban reunidos en un bosque cerca de la Pardina (en el valle de La Fueva), fueron cercados por la guardia civil. No hubo bajas pero se perdió el receptor que poseían y que constituía el medio de estar en contacto permanente con las consignas emitidas por el PCE a través de Radio Pirenaica. Siete años después, el 4 de junio de 1956, un destacamento de la guardia civil descubrió un zulo repleto de armas y munición en una cueva oculta entre la vegetación de las faldas de la peña Montañesa que los guerrilleros habían abandonado allí en su huida a Francia. Con ese hallazgo se dio definitivamente por cancelado el tema de la guerrilla pirenaica, que había dado pie a tanta leyenda y mito transmitidos de boca en boca a través de los valles y las llanuras altoaragonesas, pero que también habían provocado directa o indirectamente, mucho dolor y sufrimiento. Organización y actividad de la guerrilla: enlaces y puntos de apoyo El papel de los puntos de apoyo consistía, unas veces, en facilitar a los guerrilleros lugar para dormir durante sus traslados, les acogían en pajares, casas de campo y caseríos. En otras ocasiones les proporcionaban la comida y la llevaban al sitio convenido. Cuando tenían que surtirse de más comida o complementos que por su cantidad pudieran levantar sospechas entre los comerciantes, acudían a distintos establecimientos, ya que la mayor parte de las personas eran campesinos de bajo nivel económico. Ocasionalmente, las casas de los puntos de apoyo se utilizaban para celebrar reuniones e imprimir propaganda. La colaboración de la población era llevada tan en secreto que, a veces, ni los miembros de una misma familia lo podían suponer, pues su conocimiento podía implicar soportar un temido interrogatorio por parte de la fuerza pública. Para saber si una casa estaba vigilada o existía peligro alguno, convenían contraseñas entre guerrilla y puntos de apoyo o entre éste y el enlace, a tal fin, colocaban una prenda de ropa o un color determinado en algún sitio preestablecido. Los enlaces constituían el pilar fundamental en el que se asentaba la guerrilla, ellos eran los que más riesgos corrían, ya que estaban expuestos a que en cualquier momento alguien los delatara y los detuvieran pues, al contrario que los guerrilleros, no podían cobijarse ni defenderse23BIS. Eran personas de toda confianza para el maquis y libres de toda sospecha ante la policía y guardia civil, facilitaban la conexión de la guerrilla con las organizaciones políticas. A menudo, los enlaces y puntos de apoyo se unían a la guerrilla debido a que habían sido descubiertos por las fuerzas del orden y estaban “quemados”. Los guerrilleros se comunicaban por medio de los “buzones” o “estafetas”, dejaban el parte, protegido por una botella o una lata, y se depositaba en un lugar convenido, el hueco de un árbol, la grieta de una roca etc… Era importante este tipo de comunicación para informarse de los problemas que existían antes de entrar en un campamento, o para conectarse los distintos sectores. Los llamados “depósitos” servían para esconder la comida, que facilitaba los desplazamientos, evitando llevar excesivo peso. Los lugares destinados a guardar armas y municiones también se llamaban “depósitos” y, a menudo se encontraban cerca de la frontera francesa, donde se realizaban frecuentes viajes desde la agrupación para abastecerse. 5 La guerrilla se financiaba a través de multas y secuestros a las personas que apoyaban el nuevo régimen y de las llamadas “recuperaciones” (asalto a los cobradores de contribuciones). Los maquis entendían que el Estado franquista era un “impostor” por lo que, con frecuencia, eran asaltados los cobradores de impuestos. De esta manera conseguían, por un lado, cubrir las necesidades de los guerrilleros, y por otro, hacía un papel ejemplarizador, ya que las multas se imponían a delatores del maquis y a confidentes de la policía y guardia civil. En octubre de 1944, época de las invasiones, los guerrilleros venían provistos de dinero de la República y de “vales” que el comandante de la partida les iba entregando (con firma y sello de la unidad), por el valor de los suministros que adquirían de los campesinos, a quienes lo entregaban para su canje posterior, una vez reinstaurada la República. Un ejemplo de colaboración con la guerrilla, durante las invasiones pirenaicas, se dio en la casa de Fantobas, un comercio de un pueblo de la parte oriental de la provincia de Huesca (zona de acción de la 468 Brigada), donde el dueño, apodado “el Niño”, tenía un hijo sastre que hacía brazaletes republicanos para la Partida y bordados para los oficiales. Su esposa también participó dando 500 pesetas, latas de conserva, azúcar y otros artículos. Joaquín Sanz, el barbero zapatero, arreglaba el pelo y afeitaba a los maquis y actuó en más de una ocasión de enlace24. En ocasiones los maquis ejercían el papel de juez y ejecutor. Las denuncias transmitidas por enlaces y puntos de apoyo sobre los confidentes de las fuerzas represivas eran sometidas a juicio y si lo declaraban culpable podían llegar a ejecutarlo, como así ocurrió con el jefe de la Fiscalía de Graus y al alcalde de Salinas de Hoz. La agrupación altoaragonesa publicaba dos periódicos: “Aragón Libre” y “La República”. En ellos se incluía una editorial, se comentaba la situación nacional e internacional y una sección de noticias que comentaba las acciones llevadas a cabo en la zona. También servía para denunciar a caciques y colaboradores de la guardia civil. En ocasiones aparecía una partida de guerrilleros que, por unas horas tomaba el pueblo, convocaba a sus habitantes, desplegaba en el Ayuntamiento la bandera tricolor, repartía propaganda y daba un mitin. En determinadas fechas, como el 1º de mayo, se incrementaba la actividad propagandística y a veces terrorista. Arasanz cuenta en su libro “Los Guerrilleros”: “llegábamos al pueblo y llamábamos al alcalde, y el alguacil convocaba a todos los habitantes en la plaza. Allí les explicábamos el programa político, cual era su cometido y al terminar, la gente aplaudía, algunos por temor, pero la mayoría con simpatía. Luego íbamos a comer por las casas pudientes, 3 o 4 en cada una, y en las casas más pobres uno o ninguno”. Los maquis, en su mayoría jóvenes de 25 a 30 años, sin cargas familiares, pasaban la frontera en grupos pequeños, cargados con un equipo que rondaba los 30 kg de peso (según Fernandez Pancorbo de hasta 50 kilos). Traían armas, municiones, víveres (pan, embutidos, latas de conserva, chocolate, jamón,…), propaganda y a veces máquinas de escribir para confeccionar la propaganda local. Su vestimenta no estaba sujeta a reglamento, como lo puede estar en un cuerpo militar. A menudo llevaban cazadoras de cuero, ropa de pana, monos grises, uniformes de las FFI y boinas, y se calzaban desde botas militares a abarcas. Los había también que vestían de campesinos para poder moverse sin levantar sospechas. Su armamento lo componían metralletas Stern o Thomson, subfusiles, pistolas, escopetas y varias bombas de mano por individuo, así como un tipo de explosivo denominado “plástico” utilizado por los americanos en la II Guerra Mundial, al igual que el “lapicero” inglés, detonadores de explosión retardada. Un serio inconveniente era conseguir munición para este armamento, pues, no era compatible con las armas 6 empleadas en España por la guardia civil o el ejército24BIS. El lugar donde descansaban los guerrilleros se llamaba campamento o base, para lo que se elegía lugares muy escondidos que cambiaban con frecuencia, especialmente cuando se encontraban perseguidos. En su movilidad se hallaba parte del éxito del maquis. El Estado Mayor de la Agrupación ocupaba generalmente un campamento distinto al resto de la guerrilla, como norma de seguridad. En el Sobrarbe éste se localizaba en las cuevas de la Sierra Ferrera, y llegó a convertirse en el cuartel general de la AGAA. En la vida del maquis había dos aspectos bien diferenciados: la vida de campamento o vivac y la de servicio o acción. En los campamentos, los guerrilleros se levantaban con el alba, se procedía al nombramiento de los servicios del día, centinelas, aprovisionamiento, exploración, y se realizaban ejercicios gimnásticos para mantener a sus componentes en buena forma física. También se dedicaba un tiempo a elevar el nivel cultural de los guerrilleros y se les obligaba en las horas de descanso a la lectura de obras y folletos, casi siempre de carácter político. Quienes lo necesitaban recibían clases de lectura, escritura y nociones de geografía e historia, tarea de la que se encargaba Tomás Chacón Cáceres, “Chacón”25. Se organizaban periódicamente reuniones, donde participaban mandos y guerrilleros, intercambiando sus criterios respecto a los planes de actuación. Por extremar las medidas de seguridad, cuando se desplazaban siempre lo hacían de noche, espaciados unos 30 metros y en silencio, lanzaban avanzadillas para avisar de cualquier incidente, imitando cantos de aves, como el búho o el perdigacho (este último lo dice José Manuel Montorio “chaval”), para comunicarse sin llamar la atención y, en muchas ocasiones, utilizaban el código morse con linternas para contactar con otro grupo lejano. Marchaban fuera de los caminos evitando las zonas iluminadas, y descansaban durante el día en lugares cubiertos de maleza. Especial cuidado ponían en los ríos y fuentes para no dejar huellas ni restos de jabón. Para una descripción más precisa de la manera de pensar de un guerrillero nada mejor que el testimonio de “chaval”: “el guerrillero siempre tiene que sentirse seguro del que tiene al lado, de su lealtad, y si tiene alguna duda tiene que matarlo, porque si no, pone en peligro a toda la red de enlaces. Hubo quien cantó bajo torturas. Yo no sé si lo hubiera soportado, quizás no. No podíamos llevar nada escrito porque eso podría delatar a otra gente y ponerla en peligro. Aún así alguna vez pillamos a alguno con una agenda, pero nosotros no podíamos revisar las mochilas para ver qué llevaban, eso tenía que ir con la conciencia de cada uno. En el monte siempre seguí el lema marxista-leninista de que “se piensa como se vive, no se vive como se piensa”25 BIS. Las mujeres en la guerrilla Aunque hubo mujeres en el monte, y algunas empuñaron las armas, la mayoría intervino en maquis como enlaces. Los guerrilleros asignaron a la mujer un papel secundario en la resistencia, ya que su objetivo se centraba en acabar con el franquismo y no en modificar las costumbres de la época. Los estatutos de todas las agrupaciones prohibían expresamente que las mujeres permanecieran en el monte, salvo en caso de peligro de muerte y, llegado el caso, se buscaban los cauces necesarios para sacarlas del país. Con todo, la importancia de las mujeres y su implicación en la lucha guerrillera fue decisiva. Generalmente eran viudas de republicanos, hijas o mujeres de ejecutados o simplemente mujeres no concienciadas pero que en ese contexto dan un paso adelante y se comprometen con la guerrilla. En esa época y, además, en el medio rural más conservador, es donde las mujeres vertebraban la lucha política. Por su conducta social, podían pasar más desapercibidas que los hombres, en el sentido de no levantar sospechas en las fuerzas del orden. En el Alto Aragón -según Arasanz-, “había 12 7 mujeres enlaces, realizando un papel decisivo en la supervivencia del maquis. Acompañaban a los que se internaban en España y pasaban toda clase de material, tanto escrito como bélico”. Los nombres de estas mujeres raramente aparecen en documentos escritos, en el Alto Aragón tan sólo se conoce el de Josefina Buil. La represión En febrero de 1947 era nombrado gobernador civil de Teruel y jefe de la 5ª Región Militar el coronel Manuel Pizarro Censor, un veterano de la lucha antiguerrillera en las provincias de Granada y León, que pronto alcanzaría el grado de general y que puso en marcha una serie de medidas represivas de gran amplitud e intensidad. Su nombramiento coincide con la promulgación, el 18 de abril, del Decreto-Ley para la Represión del Bandidaje y el Terrorismo, su finalidad era establecer la pena de muerte para aquellos implicados en delitos contra la estabilidad del régimen y a la vez contemplaba, a través de una serie de normas un tanto ambiguas, la ausencia de responsabilidades para las fuerzas policiales en el empleo de cualquier método de carácter represivo, incluido la llamada “ley de fugas”, que en términos prácticos significaba la impunidad de las fuerzas del orden por abatir de un tiro por la espalda a un sujeto, después de dejarle huir en libertad. También permitió la instauración de la figura de las Contrapartidas, que consistía en infiltrar en la zona, agentes disfrazados de guerrilleros que cometían atropellos contra la población para desprestigiar a los maquis. Además, ponían en un aprieto a los aldeanos, pues, en los encuentros que tenían con ellos estaban obligados a denunciarles. Así, si no los denunciaban los detenían por no avisar de la presencia de maquis y si los denunciaban y resultaban ser guerrilleros eran éstos los que tomaban represalias contra ellos. La situación fue empeorando progresivamente para la guerrilla. Las fuerzas del orden vieron en los puntos de apoyo su principal sustento y dedicaron todos sus esfuerzos, dentro y fuera de la ley, para acabar con ellos. En la zona de la guerrilla levantinoaragonesa el general Pizarro Censor aplicó una fortísima represión encaminada a minar los apoyos de la guerrilla, aterrorizando a los pobladores de la zona con redadas multitudinarias, palizas, torturas, quema de bosques y masías, aplicación de la “ley de fugas” e incluso ejecuciones sumarias, sin pasar por un juicio previo. La hecatombe militar de la AGLA se produjo en uno de los enfrentamientos más dramáticos, definitivos y simbólicos de la guerrilla antifranquista, el que tuvo lugar el 7 de noviembre de 1949 en Cerro Moreno, un escenario abrupto del pueblo conquense de Santa Cruz de Moya en el que murieron 12 guerrilleros. El asalto lo realizaron unos 500 guardias civiles y 100 somatenistas. Los soldados de reemplazo Realizar el servicio militar obligatorio conllevaba muchos más riesgos de los que se puede imaginar. Soldados de reemplazo se vieron en la desagradable situación de tener que patrullar y combatir a la guerrilla, con el riesgo que esto entrañaba para sus vidas. Siempre ha existido el tópico de que los maquis no disparaban a los soldados, porque eran gente del pueblo que estaban allí obligados por el Régimen. Hombres que eran enviados en pelotones con 5 ó 6 compañeros para explorar y localizar grupos de “insurrectos”. Su consigna no era de ataque, sino que tenían que informar inmediatamente de cualquier cosa sospechosa que vieran. Pero la realidad puntualiza la creencia popular, pues si es cierto que los guerrilleros no atacaban por propia iniciativa a los soldados, no lo es menos el que respondieran al fuego de éstos en alguna ocasión. 8 La vida del soldado de reemplazo era muy dura, casi tanto como la de los maquis. Siempre realizaban los servicios a pie, aguantando las inclemencias del tiempo cuando estaban fuera del cuartel. En su equipo, además del famoso “naranjero”, llevaban siempre dos mantas para guarecerse del frío cuando paraban a dormir en medio del monte26. Los enfrentamientos de los guerrilleros con las tropas de Franco eran defensivos, pues les interesaba tener limpia de enemigos esta zona de paso hacia el interior de España. En palabras de un antiguo guerrillero: “los soldados, como eran obligados que tenían que hacer la mili no tiraban ni les tirábamos, entonces, los ponían los primeros, eran la gente del pueblo”27. Agustín Miramón, vecino de Tabuenca28 Este testimonio no aporta información sobre Bistuer en la guerrilla pero es interesante por ser contada por un vecino de Tabuenca que, además de conocerlo, nos muestra las vicisitudes vividas por los soldados de reemplazo cuya misión era la de localizar partidas de huidos. “Estuve tres años en la mili, desde el 39 hasta el 42. Estaba destinado en una Compañía cuya misión era la de buscar y detener a los huidos en el monte tras la Guerra. Íbamos por los pueblos de la provincia de Huesca rastreando la zona. Solíamos estar un mes en cada campamento que montábamos, que consistía en una cabaña hecha de tablas; dormíamos en el suelo y comíamos poco y mal; el menú consistía en algo parecido al café para desayunar, a media mañana un trozo de pan con unas pocas patatas, para comer judías (que siempre estaban duras), garbanzos o patatas; y para cenar otra vez patatas. A veces llegábamos a un pueblo persiguiendo a los maquis29 y la gente del lugar nos daba algo de comer. Pasamos mucho frío, lo pasé muy mal. Por la noche, cuando nevaba, entraba la nieve por entre las tablas, adentro de la cabaña. Llegamos a ir hasta Les Escaules, cerca de Figueras, provincia de Gerona, pero allí fue para el verano. Otros pueblos donde estuvimos fueron: Sabiñánigo, Biescas, Puente de Santa Elena, Formigal, Gavín, Yésero, Panticosa, Sallént, Candanchú… Una vez vimos de lejos a unos que huían, iban vestidos con ropas normales, es decir, sin uniforme, aunque decían que entre ellos había algún militar republicano que iba de uniforme30. En mi Compañía el mando de mayor rango era el de Sargento, no había ningún Teniente y menos Capitán. Una vez estuvimos un día entero metidos en una cabaña, vigilando, teníamos un puesto de centinela entre los pinos, hecho con ramas. Cuando nos íbamos vimos a lo lejos salir a los maquis de una paridera que estaba cercana al puesto, habíamos estado todo el día y no habíamos notado su presencia, sin embargo ellos sí sabían que estábamos allí. A Emiliano lo conocí pero cuando ya vivía en Zaragoza. Como era algo familia recuerdo que una vez nos trajo, a mi hermano y a mí, una pelota de goma. Era bueno y listo, muy listo. Estuvo en Francia y allí lo llamó su novia para que entrara en España, que no le pasaría nada; pero mira, entró, lo cogieron y lo mataron. El Somatén El somatén (en catalán som atents que quiere decir "estamos atentos") es una institución de carácter parapolicial tradicional de Cataluña. En sus inicios un cuerpo armado de autoprotección civil, separado del ejército, para propia defensa y la de la tierra. Sus orígenes se encuentran en las recopilaciones efectuadas por las Cortes de Cataluña en 1068. Tras ser abolido y restituido en numerosas ocasiones a lo largo de la historia, fue disuelto en 1931, con la llegada de la Segunda República, debido a sus tendencias 9 conservadoras, pero se restableció en 1936 al estallar la guerra. Acabada la guerra, se disuelve nuevamente, pero no por demasiado tiempo, puesto que en 1945 el régimen franquista lo reorganiza, bajo el nombre de Somatén Armado, con la finalidad principal de colaborar con la Guardia Civil en combatir a los maquis. Los miembros del somatén, que tenían sus fusiles adjudicados en los puestos de la Guardia Civil y licencia de arma corta (muy limitada en la España franquista), no podían actuar en solitario, pero podían quedar a cargo del cuartel de la Guardia Civil, cuando era necesario que todos los guardias acudieran a una emergencia; salir de servicio formando pareja con un guardia civil, etc. Así, el somatén franquista Abel Rocha, acabó con la vida del penúltimo guerrillero31, el anarquista Quico Sabaté, disparando las 30 balas del “naranjero”, en Sant Celoni, el 5 de enero de 1960. Fue disuelto definitivamente en 1978. El Somatén en Tabuenca32 “Sería el año 50, mi padre era Alcalde y Jefe de Falange por entonces. Les repartieron a 6 o 7 del pueblo unos fusiles-mosquetones rusos. Los tenían como refuerzo del Ejército para, cuando hubiera una alerta o movimiento de maquis, reforzar la patrulla de la Guardia Civil. Una vez vino un camión pequeño a buscarlos, se montaron unos cuantos en la cabina y el resto atrás. Se fueron hacia la parte de Trasobares o Calcena porque decían que habían tenido noticias de unos maquis que andaban por allí. El Somatén lo formaban, mi padre, José Lanzán, José María “el rojo”, Félix Sáncho y tres o cuatro más. Éste último, único superviviente del grupo, además de los referidos, aporta otros nombres: Raimundo Román, Pedro Román y Pepe Melilla. En su testimonio confirma que fue en el año 1952, siendo el responsable del cuartel de la guardia civil el cabo Apolinar: “las armas las teníamos en casa –afirma- pero no se nos llamó ni hicimos ninguna salida al monte”. Unos años antes, en julio de 1947, fueron detenidos dos guerrilleros en Calcena, acusados de haber cometido un atraco en Erla (Zaragoza).33 Ambos pertenecían a la partida de “El Sos” y eran naturales de Calcena. En esta operación cayó una parte de la organización existente en la provincia de Zaragoza, concretamente en Luna y Agüero. La acción policial tuvo lugar tras dos atracos cometidos en las localidades de Ardisa y Erla, y supuso la detención de siete vecinos de Luna que, según el informe de la guardia civil, “estaban constituyendo un comité revolucionario en Luna”. Según el testimonio de un vecino de Calcena34, uno de los maquis se llamaba Juán Royo, y era hermano de la novia de su compañero. Al parecer fueron al pueblo a verla y allí los apresaron. Del otro individuo ignora su nombre, pero no era del pueblo, y da a entender que Juan Royo se unió a los maquis un poco engañado por el otro, al parecer porque iba falto de dinero. Himno Gurrrillero35 En ocasiones, los guerrilleros marchaban de los pueblos ocupados cantando el himno guerrillero, una de cuyas estrofas decía: “Por llanuras y montañas, /guerrilleros libres van, / los mejores luchadores / del campo y de la ciudad. / La bandera de combate / con su manto cubrirá / al valiente compatriota / que en la lucha caerá. / El dolor ni la miseria / nos harán desfallecer / marcharemos adelante / sin jamás desfallecer. / Nuestros jefes nos ordenan / atacar para vencer / abnegado guerrillero / tu lema es obedecer. / Todos, como un solo hombre, / a nuestros jefes escuchad, / para aplastar al franquismo / y a España reconquistar. / Nuestros hijos, nuestros padres, / nuestros hermanos y novias / esperan de nuestras armas / el final de la victoria. / ¡Vencedores del franquismo / a la batalla final! / ¡Españoles, muera Franco! / ¡Viva nuestra libertad! ”. 10 NOTAS 7. Secundino Serrano, Maquis, historia de la guerrilla antifranquista, pág. 378 y 382. 8. Comunicación de Jorge Cortés Pellicer, autor un relato titulado El maestro, dentro del libro Historias de Maquis en el pirineo aragonés, dedicado a Ángel Fuertes Vidosa. 9. José Manuel Montorio Gonzalvo “Chaval”, Cordillera Ibérica, recuerdos y olvidos de un guerrillero. 10. Es posible que se trate de Eusebio Moreno Planisolis, alias “el rubio”. 11. Paloma Fernández Pancorbo, pág. 75 12. Secundino Serrano, Maquis, historia de la guerrilla antifranquista, p. 201. 13. Paloma Fernandez Pancorbo, El maquis al norte del Ebro. 14. Publicación periódica del Partido Comunista de España en el exilio francés. 15. Joaquín Arasanz, Los guerrilleros. 16. Irene Abad, La tormenta que pasa y se repliega, p.114. 17. Su nombre real es Ramón Griño (Información facilitada por Paloma Sánchez Pancorbo). Dirigía la partida que comprendía la zona de La Litera y la ribera del Cinca. Irene Abad. Historias de maquis…p. 34. 18. Irene Abad, La tormenta que pasa y se repliega, p. 124. 19. A “Paquer” lo cita Irene Abad, en La tormenta que pasa y se repliega, p. 126. 20. De filiación comunista (Paloma Sanchez Pancorbo, en su libro El maquis al norte del Ebro, p. 75). Su nombre real es Eusebio Moreno Planisolis (información facilitada por Ferrán Sánchez). Tras la caída de la mayoría de guerrilleros en el alto Aragón se pasó a la guerrilla de Levante-Aragón y allí desapareció. Nunca se encontró su cadáver (comunicación personal de su hermano Rodrigo Moreno en febrero de 2007). Joaquín Arasanz “Villacampa” en su libro Los Guerrilleros, apunta el nombre de Eusebio como uno de los 4 guerrilleros que pasaron con él la frontera en diciembre de 1945. 21. A “Pueyo”, “Grabat”, “Tosant”, y “Pascualet” los cita Paloma Fernández Pancorbo en El maquis al norte del Ebro, pág. 75. 22. En comunicación telefónica, en febrero de 2007, con un hijo de Manuel Jal, llamado José Jal, se lamentaba: “a mi no me dejaron ni estudiar pues me negaron una beca por ser hijo de un apoyo de la guerrilla”. 23. Aparece indistintamente como Tomasín o Tomasén. 23 BIS. Para José Manuel Montorio “Chaval”, sin los enlaces no hubieran aguantado ni dos días en el monte, pues eran quienes les mantenían constantemente informados de los movimientos de la guardia civil y quienes les alimentaban. Por eso reivindicaba la figura del enlace, para resaltar su importancia y expresar su agradecimiento por su desinteresado y arriesgado apoyo. Conferencia ofrecida por José Manuel Montorio “Chaval” en Azuara (Zaragoza), en noviembre de 2006. 24. Martínez de Baños, Maquis y guerrilleros, p. 116. 24 BIS. Testimonio de José Manuel Montorio “Chaval”. 25. Irene Abad, La tormenta que pasa y se repliega, p. 122. 25 BIS. Conferencia ofrecida por José Manuel Montorio “Chaval” en Azuara (Zaragoza), en noviembre de 2006. 26. Irene Abad, La tormenta que pasa y se repliega, p. 153. 27. Eugenio Monesma, documental, El maquis en el Alto Aragón. 28. Entrevista realizada en Tabuenca, el 8 de abril de 2007. 29. Respeto el nombre con que él los define, aunque parece raro que en esos años, anterior a la incursión pirenaica, se les conociese como maquis. 11 30. Según Martínez de Baños Carrillo, hubo un guerrillero que dijo que en seis años no se habían quitado la ropa nunca. 31. El último guerrillero antifranquista abatido por la Guardia Civil fue José Castro Veiga “Piloto”, que murió el 18 de marzo de 1965. 32. Entrevista realizada a José A. Lanzán el 7 de abril de 2007. 33. Paloma Fernández Pancorbo, El maquis al norte del Ebro, p. 104. 34. Entrevista realizada en abril de 2007 a una persona de edad avanzada. Su testimonio fue dado con todas las reservas, seguramente por ser un tema tabú y, por eso, pocas veces tratado. 35. Martínez de Baños, Maquis y Guerrilleros, pág. 284. 12