La Mediación Familiar Interdisciplinaria: un - Inter

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“La Mediación Familiar Interdisciplinaria: un contexto para el cambio”
Autora: Nilda Susana Gorvein, Abogada. Especialista en Derecho de Familia.
Mediadora y Terapeuta de Familia. (Argentina)
Email: ngorvein@terra.es
Para desarrollar el tema hemos seleccionado una serie de preguntas que debemos
hacernos a la hora de mediar en familia y para elegir el modelo o la forma de trabajar que más
se adecue al sistema familiar.
Ponemos énfasis en este punto ya que siempre es el operador quien debe acomodar su
metodología de trabajo al sistema en el cual tiene que intervenir y no a la inversa.
Las preguntas son las siguientes:
Porqué la familia es un sistema?
Qué es un conflicto?
Porqué el conflicto familiar es especial y cómo impacta en la familia?
Qué es la Mediación Familiar y cuáles las formas de trabajarla?
Cómo reconstruír la capacidad de las partes de negociar con respeto?
Cómo construimos un modelo propio para trabajar en Mediación Familiar?
1.- La primera pregunta es: Porqué la familia es un sistema?
Para responder a esta pregunta tenemos que partir de un concepto de familia y es verdad
que no existe una única definición que abarque todo lo que una familia es, ya que:
“ Una familia es lo que una familia es”
La definición jurídica de familia, no satisface por otro lado las múltiples y complejas
relaciones que se gestan dentro de la familia a lo largo de su desarrollo vital, son otras ciencias
las que necesariamente se hacen cargo de estudiar la trama familiar y le dan explicación a
muchos de los fenómenos que dentro de ella ocurren y que el derecho no alcanza a regular.
Existen “comportamientos basados en la costumbre, las tradiciones”, normas morales,
éticas, valores sociales, mitos y estereotipos que responden a la realidad familiar y que no
trascienden al derecho, a pesar de funcionar como verdaderas normas reguladoras de la ley
interna familiar. Nuestra preocupación por definir de alguna forma la familia y sus funciones se
vinculan particularmente al hecho de que co existen hoy en día numerosos modelos de
estructuras que reconocemos como “familia”.
La familia ha sido definida tradicionalmente por la función social que cumple, es decir por
la tarea que debe desarrollarse en su seno, esto es la procreación, la crianza de los hijos, la
educación y el sostén recíproco entre los cónyuges.
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“Por otra parte el estudio sociológico de la familia comienza cuando se reconoce que las
relaciones familiares constituyen relaciones sociales”.
No podemos perder de vista el hecho de la transformación que la familia está
experimentando desde hace aproximadamente veinte años y que es objeto de estudio por parte
de diversas disciplinas.
Los cambios más importantes que están afectando a la familia en los países desarrollados
se vinculan a la disminución de la natalidad, al aumento de la tasa de divorcios, al incremento
de las madres solteras y el problema más crítico de las madres adolescentes. Esta situación, sin
duda, impacta no solo en el desarrollo de la familia sino en la propia socialización de la
población adolescente. Otro factor lo constituye el aumento de padres solos, las uniones
homosexuales y la postergación del matrimonio hasta edades mucho más avanzadas. Además,
las uniones de hecho proliferan entre los jóvenes y reemplazan al matrimonio.
Otra modalidad familiar habla de la familia “monoparental”, formada por un progenitor
con sus hijos o hijas, estructura que tiene mucha aceptación en la actualidad, más que nada por
la inestabilidad de las uniones. Todas estas variantes nos hacen dudar si pueden ser asimiladas
al concepto de familia, al igual que la pareja que decide no vivir bajo un mismo techo, por
razones de autonomía personal.
Pasando a los sistemas, Hall y Fagen los definen como “un conjunto de objetos así como
de relaciones entre los objetos y entre sus atributos” en el que los objetos son los componentes
o partes del sistema, los atributos son las propiedades de los objetos y las relaciones mantienen
unido al sistema. Esta definición nos servirá a los fines de dejar este concepto aclarado de
entrada y de poder aplicarlo a la familia.
1.1.- La familia como sistema
Así como podemos visualizar al matrimonio como un sistema, la familia también puede ser
concebida como un sistema donde conviene conocer las características más importantes que le
son propias.
La concepción de la familia como un sistema enriquece la mirada de los operadores que con
ella trabajan y es muy importante a la hora de iniciar un proceso de mediación familiar.
También lo es cuando hablamos de la formación de los mediadores familiares.
La teoría de las reglas familiares se adecua a la definición inicial de un sistema, como
“estable con respecto a algunas de sus variables, si estas tienden a mantenerse dentro de límites
definidos”. Este modelo para la interacción familiar fue sugerido por Don Jackson, uno de los
autores de la Teoría de la Comunicación Humana junto a Watzlawick y Beavin, cuando
introdujo el concepto de “homeostasis familiar”, entendido como el movimiento que efectúa un
sistema perturbado para recuperar el equilibrio perdido.
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Un enfoque comunicacional de la familia, es decir, aplicar al sistema familiar los conceptos
de la Teoría de la Comunicación Humana, permite decir que hay algunos principios básicos que
deben respetarse en los sistemas, tales como: totalidad, no sumatividad, retroalimentación,
homeostasis, calibración y funciones escalonadas.
Analizaremos cada una de ellos. Totalidad implica que dentro de la familia la conducta de
un individuo se relaciona con la de los otros y depende de ella, teniendo como base que toda
conducta es comunicación. No Sumatividad en virtud de que el análisis de la familia no es la
suma de los análisis de sus miembros individuales.
Hay características en el sistema familiar, que son los patrones interaccionales, que
trascienden las cualidades de los miembros individuales. Retroalimentación y Homeostasis
implican el hecho de que hay familias que pueden soportar grandes reveses e incluso
convertirlos en motivo de unión cuando otras parecen incapaces de manejar las crisis más
insignificantes. Esto significa que la familia posee recursos propios para atravesar las crisis y
volver al equilibrio, pero no siempre está en condiciones de hacerlo, es entonces cuando pide
ayuda.
La Retroalimentación es negativa cuando hay poca propensión al cambio, y positiva
cuando hay más facilidad para producir los cambios.
La Calibración y la Función escalonada se vinculan a la propiedad que tienen los sistemas
de regularse a sí mismos. Los cambios internos virtualmente inevitables, como la edad y la
maduración de padres e hijos, pueden modificar la regulación del sistema, sea gradualmente
desde adentro o en forma drástica desde afuera, según la forma en que el medio social incida
sobre esos cambios. Los cambios a veces promueven un movimiento en el sistema que lo
impulsa hacia un escalón superior, de allí lo de escalonadas, aunque también puede mover al
sistema hacia un nuevo estado o un nuevo orden.
Nos parece importante asimismo considerar a la familia como campo psicológico, para
poder comprender “los procesos psicodinámicos cuyos resultados son la maduración
psicosexual del individuo y las relaciones interpersonales tal como ellas se despliegan en
nuestra cultura, no sólo dentro de la familia, sino también de una generación a otra”. ( Benedek,
1983 ).
Los expertos de Palo Alto cuando se referían a “sistema” querían decir, “toda entidad
cuyas partes covariaban entre sí y mantenían equilibrio en una forma activada por errores”
haciendo hincapié en la función desempeñada por los comportamientos sintomáticos, al ayudar
a equilibrar o desequilibrar el sistema”. (Hoffman, 1992)
“Lo atractivo del concepto de sistema es que nos proporciona un método para
conceptualizar constelaciones muy complejas”, un ejemplo de ellas es la familia. (Napier, 1991)
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Como todos los sistemas la familia también presenta una cierta organización y mantiene
cierta clase de balance o equilibrio, eso puede lograrlo merced al intercambio que realiza con el
medio ambiente, tal cual lo hacen todos los organismos vivientes.
La complejidad que presenta la familia pasa por diferentes niveles, los lazos de
parentesco, las relaciones jurídicas, los afectos, los sentimientos, los valores, los principios, las
reglas propias, todo lo cual va conformando una compleja trama por la cual circulan los más
variados mensajes de un miembro a los demás miembros del sistema.
2.- La segunda pregunta es: Qué es un conflicto?
Incorporamos el tema de la teoría del conflicto al contexto de esta presentación ya que
resulta imprescindible estudiar antes el conflicto en general para entrar luego al conflicto
familiar, con características más precisas y elementos particulares.
Aparentemente parecería que en la historia de la humanidad, al hombre siempre le ha
preocupado el tema del conflicto, sobre todo aquellos que han puesto en peligro la vida de las
comunidades y naciones de diferentes lugares del planeta.
Prácticamente todas las ciencias han tratado el tema con distintas visiones del conflicto,
destacando las que para nosotros son las más significativas, como los estudios sociológicos y
psicológicos del conflicto, señalando también los aportes que la Terapia Familiar ha realizado al
respecto. Por otra parte, la Teoría de Sistemas nos ayuda a comprender mejor los conflictos
interpersonales de la mano de la Teoría de la Comunicación Humana que también hizo, según
vimos, significativos aportes.
“La teoría del conflicto ha desarrollado conocimientos y técnicas que permiten un mejor
y más eficiente manejo de aquellos problemas, de los que se ocupa el abogado”1.
Cuando Malinowski, analizando la aparición de la ley en ciertas sociedades primitivas de
la Polinesia, afirma que en general las leyes no escritas, de uso consuetudinario, acostumbran
ser obedecidas con mucho mayor diligencia que las de nuestros códigos escritos, quiere decir
que son obedecidas espontáneamente. “Parece que la ley no necesita coerción en una
comunidad primitiva, sino que es observada de manera espontánea“, afirma el investigador.
Vamos a detallar algunas pautas de convivencia en estas comunidades estudiadas por
Malinowski y veremos que muchas coinciden hoy día con las pautas que regulan algunos
procedimientos de resolución de conflictos, particularmente los hemos relacionado con la
Mediación. Todo esto para demostrar que siempre ha existido en el espíritu del hombre la
Entelman, Remo F. Op. cit. También el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales,
CARI, lo tiene como Director de su Seminario Permanente para el Estudio, Resolución y
Prevención de Conflictos.
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inquietud por solucionar conflictos de manera pacífica y que nos lleva a pensar que la guerra y
otros conflictos son “creación” o “construcción” del hombre utilizados generalmente para
satisfacer determinados intereses.
Encontramos una coincidencia entre las ideas de Entelman y las de Malinowski cuando
este último dice que hay que descartar la idea de que el derecho es solo una maquinaria de
aplicar justicia en casos de transgresión. Completando la idea explica que hay una fuerza que
hace los deberes más obligatorios, y un mecanismo por el cual la naturaleza de las fuerzas
mentales y sociales convierten ciertas reglas de conducta en leyes obligatorias. Por lo tanto el
derecho, cuando aparece en la sociedad primitiva, no resuelve todos los conflictos, hay un
amplio margen de éstos que quedan para ser resueltos en un marco no formal y con normas
provenientes de la costumbre. ( Malinowski, 1971)
También los métodos de resolución pacífica de problemas parecían funcionar
espontáneamente y aparecen en manos de aquellos más experimentados y ancianos de la tribu.
Los valores sociales que maneja la tribu son entre otros la reciprocidad donde uno
necesita del otro, formando una cadena que cada vez se va haciendo más fuerte. La
organización dual es el resultado de todas las transacciones sociales de la reciprocidad de
servicios, sin los cuales no hay colectividad primitiva que pueda existir.
En cada acto de la vida, dice, hay implicado un dualismo sociológico por el cual dos
partes intercambian servicios y funciones, donde cada uno de ellos cuida que la otra cumpla su
parte del compromiso y se conduzca con honradez. ( Malinowski,1971)
En la sociedad primitiva no hay violencia, todas las transacciones se llevan a cabo de un
modo fácil y libre y las buenas costumbres disimulan cualquier inconveniente o disconformidad
que pueda presentarse, haciendo al observador muy difícil percibir el ajuste de cuentas que se
efectúa en todo momento.
Más adelante analizaremos cómo funcionan las reglas familiares y las cuentas internas
que se llevan dentro de cada sistema familiar, independientemente de las que lleve cada uno de
sus miembros.
Hay una similitud bastante grande entre las pautas que deben seguirse en el proceso de
mediación, y las que fueron respetadas durante su desarrollo por las sociedades primitivas. Así,
la reciprocidad, el intercambio, “la solidaridad orgánica”, el que necesita del otro, de la que
hablaba Durkheim, la cooperación, son sin duda elementos que, de faltar en un proceso de
Negociación o Mediación conducirían al fracaso de la gestión.
Volviendo a la Teoría del Conflicto, ella se ocupa del análisis del conflicto, destacando
que éste se desarrolla siempre dentro de las relaciones sociales. Las relaciones interpersonales
son generadoras de conflictos entre los seres humanos, pero si impera la cooperación en la
relación social es más que probable que se puedan prevenir.
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Debemos destacar que el mundo globalizado no presenta una imagen positiva sobre la
cultura de la paz.
El término “resolución de conflictos”, puede usarse en dos sentidos: uno normativo y otro
descriptivo. El normativo alude a un cambio en una situación que remueve la percepción que se
tenía de un conflicto aceptada por las partes. Además se realiza sin violencia y resulta ser el
modo ideal de solución de problemas.
El descriptivo se usa frecuentemente para referirse al modo en que un conflicto termina
independientemente de que las partes queden satisfechas en sus pretensiones.
Nosotros adherimos al primer sentido dado ya que entendemos que este proceso lleva
aparejado un cambio en las relaciones que las partes mantenían antes y después de resuelto el
problema. ( Miall, 1992 )
“La moderna Teoría del Conflicto es el prototipo de disciplina social que está sufriendo
lo que Thomas Khun llama una revolución científica”. (Khun, 1986)
El nuevo paradigma entra en el análisis de la conducta de los actores y de la naturaleza
del conflicto. De ello se deduce que la Polemología o Conflictología debe entrar en la formación
y el estudio responsable de quienes deciden dedicarse a la Mediación, en cualquiera de sus
diversas aplicaciones o a la tarea de ser un Peacemaker efectivo.
Básicamente puede afirmarse que el conflicto tiene tres niveles sobre los que es necesario
actuar: 1) un nivel intelectual en el que se manifiesta el acuerdo o desacuerdo sobre diferentes
temas, 2) Un sector de voluntad de la conciencia donde están los actos positivos o negativos que
es preciso evaluar, 3) Un área de la conciencia emocional o afectiva que generalmente se
traduce en actitudes de hostilidad o amistad.
Por otra parte en la mayoría de los casos, y más particularmente en los conflictos
familiares debemos recurrir al fraccionamiento del conflicto para poder ayudar a encontrar
soluciones a los problemas. Esto implica dividirlo en partes más pequeñas a los fines de
empezar a solucionar los aspectos más simples e ir hacia los más complejos.
Entelman describe diferentes pasos en su investigación del conflicto, que pasan por la
descripción, el análisis y el manejo o etapa de resolución del conflicto; precisamente en esta
última aparecen las técnicas de Negociación y Mediación. Ese es el momento en que aparecen
los terceros en el conflicto.
Por lo tanto, aparte de las técnicas, hay un manejo operativo del conflicto para buscar
mejores alternativas de solución y un manejo instrumental cuando se trata de solucionar
conflictos de mayor complejidad.
La sola presencia de las técnicas de resolución no implica que demos por sentado la
terminación del conflicto, ya que para ello debemos evaluar otros elementos del proceso entre
los cuales cabe mencionar la preparación del operador o tercero que interviene ayudando a las
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partes a encontrar acuerdos, el nivel de confianza que sea capaz de generar así como la
cooperación y colaboración que los actores estén dispuestos a volcar en el proceso.
Partiremos de la base de que todo conflicto se desarrolla siempre dentro de un sistema y
que el conflicto que vamos a analizar se da en un sistema de relaciones interpersonales, y
básicamente en interacciones humanas, como es la familia.
El siguiente tema a analizar es que todo conflicto se da en un contexto determinado.
Ampliando la definición, podríamos hablar de diferentes escenarios donde el conflicto tiene
lugar.
Esto nos resulta útil para analizar los fenómenos de la realidad, pero no aislados del
contexto donde se originan. Al respecto dice Watzlawick: “Un fenómeno parece inexplicable
en tanto el margen de observación no es suficientemente amplio como para incluir el contexto
en que dicho fenómeno tiene lugar”.
La regla básica de la Teoría de los Sistemas, es que, si uno pretende comprender algún
fenómeno, manifestación, o conflicto, debe considerarlo dentro del contexto de todos los
circuitos completos que sean relevantes para ese fenómeno.
Por otra parte, el conflicto se da en las relaciones interpersonales, que presuponen una
interacción entre todos los miembros del sistema.
Entendemos aquí por “interacción” a la serie de mensajes intercambiados entre
personas. En este sentido el tema de conflicto se va entrelazando con la comunicación, los
diferentes lenguajes y comportamientos que generan las interacciones.
Todo conflicto tiene un objetivo, que puede aparecer expresa o implícitamente al ojo del
observador y aquí el tema se conecta con las percepciones. ( Watzlawick, 1994 )
El conflicto tiene una historia, como la tiene el sistema en el cual se gestó, y que sigue
evolucionando paralelamente con él. Ambas crecen y se desarrollan en un mismo tiempo y
espacio. Pero como observadores de estos fenómenos sabemos que muchas veces el conflicto se
gestó al principio de la historia, y sus actores lo ignoran, o por lo menos lo tienen inconsciente.
Esta historia debe ser estudiada por el operador que intervenga en ese sistema, sea éste
Abogado, Negociador o Mediador, todo ello para una mejor comprensión y abordaje del caso.
Cuando hablamos de historia nos referimos al tiempo de interacciones compartidas por
los actores o partícipes del conflicto. La historia puede ser detectada tempranamente, cuando se
experimenta el malestar pero aún no se sabe qué lo produce ni quién lo causa, ese es
precisamente el momento de hacer una tarea de prevención.
El Conflicto se desarrolla en un escenario, que podemos denominar contexto. En ese
contexto, las partes son los actores.
El sistema jurídico tiene incorporado el uso de la fuerza y de la amenaza para que se
cumplan las normas. Como afirmamos más arriba, ni el Derecho ni el sistema jurídico
solucionan todos los conflictos, hay un gran porcentaje de ellos que queda fuera del sistema y
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con esto queremos decir que el mismo no da respuesta a todos los conflictos. Muchas veces la
solución que provee el sistema jurídico es o constituye el problema. Pensar en estos términos es
lo mismo que decir que “la solución es el problema”. (Watzlawick, 1986)
Este panorama deja un campo de infinitas aplicaciones a la Mediación Familiar. No
podemos concluir este tema sin enlazar la Teoría del conflicto y la Teoría de Sistemas
avanzando un poco más en este última.
Dijimos al principio que todo conflicto se da en un sistema, integrado por actores que se
desenvuelven dentro de un determinado escenario. El sistema del que hablamos se caracteriza
por la circularidad.
Un sistema es circular, en la medida que un elemento del sistema es afectado y ello
repercute sobre los restantes elementos que lo componen y en el funcionamiento o la dinámica
propia de ese sistema.
Para concretar en un ejemplo práctico, cuando hablamos de sistema familiar, podríamos
preguntarnos, si la comunicación en una determinada familia, es patológica porque uno de sus
miembros es psicótico, o bien que uno de los miembros es psicótico, porque la comunicación es
patológica?.
La circularidad, dice Von Foerster, es una característica de los sistemas con circuitos de
retroalimentación y ya dijimos que las relaciones conflictuales son sistemas de
retroalimentación, por lo tanto, son circulares.
Los conflictos se dan en las relaciones sociales, en las relaciones humanas, donde prima la
circularidad e interviene el lenguaje.
Desde un ejemplo práctico, podríamos decir que debemos abandonar la noción de que A
determina B o que B es causa de A, lo cual nos ubica en una lectura totalmente lineal. El
sistema normativo tiene permanentes ejemplos de esto, porque se maneja con el modelo causa
efecto. Podríamos concluir en que una lectura lineal, es en principio, incompleta y deficiente.
Seria entonces conveniente pasar a la noción de que cuando A determina B, es porque B
influyó previamente en A, influencia que se da en el otro, a través de la propia reacción.
Otra característica de los sistemas es la AUTOORGANIZACION, esto es la posibilidad que
tiene el sistema de reacomodarse a diferentes contextos o situaciones. Es lo que Humberto
Maturana denomina AUTOPOYESIS ( del griego:" autos " = self;" poiesis "= acción.)
La organización de los sistemas es tal que su único producto es sí mismos, donde no hay
separación entre producto y producto. El ser y el hacer de una unidad Autopoiética son
inseparables y esto constituye su modo específico de organización.
Estas características de los sistemas, circularidad y autoorganización, hacen que una
organización se reconstituya a si misma en cada operación. Los sistemas AUTOPOIETICOS
están organizacionalmente cerrados y energéticamente abiertos. Por lo tanto este último
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concepto nos hace pensar en la cantidad de impactos que los sistemas reciben del exterior, tanto
del macro como del micro contexto donde estén inscriptos.
Ejemplo de lo dicho, es el abogado que hace una lectura lineal del orden jurídico, cuando
precisa que un conflicto, solo puede resolverse con las normas jurídicas y dentro del sistema
judicial. Todo ello en la creencia, como dice Remo Entelman, de que el derecho es un sistema
cerrado, que prevé todas las soluciones para todos los conflictos en los que se den pretensiones
incompatibles. Cuando no se puede utilizar el derecho como herramienta y las normas no son
suficientes para resolver el conflicto, entonces la solución es el problema, y a veces la sentencia
del juez es el comienzo del problema.
La HOMEOSTASIS es otra característica de los sistemas, que hace que los mismos
mantengan un equilibrio dinámico que los caracteriza. A partir de este modelo, se hace una
analogía con la máquina cibernética, que siempre vuelve a un estado estacionario. De este
modelo es que se pensaba, desde diversas disciplinas, que “todas las entidades del Universo
tendían a la ENTROPÍA”, o sea al no cambio, no movimiento.
Si bien todos estos conceptos caracterizan a los sistemas, ha habido un cambio en la
apreciación de los sistemas desde los cincuenta a la fecha. De una posición en que el equilibrio
de los sistemas y la homeostasis eran un modelo para el cambio, un nuevo paradigma se abría
paso desde los setenta, especialmente dentro de la Terapia Familiar, desafiando la idea del
modelo del equilibrio. Este modelo no solo es aplicable al sistema familiar sino a otros sistemas
y organizaciones.
Quien primero habla de este cambio, es Ilya Prigogine, cuando afirma que algunas leyes no
cumplían con la regla del equilibrio, sino que muchas formas vivas, aprecian burlarla. Se
movían en dirección NEGENTRÓPICA, hacia mayores complejidades y nuevos estados. Se
refiere entonces, a la “RETROALIMENTACION EVOLUTIVA”, y la explica, como un
movimiento fluctuante, que puede convertirse en un sistema súbitamente y luego pasar a otro
estado. Es el paradigma del CAOS-ORDEN, que prima en los sistemas.
Concluímos entonces en que la familia es un sistema y que como tal está sujeto a permanentes
situaciones de conflicto de las que puede salir con sus propios recursos o pedir ayuda cuando
aquellos resultan insuficientes o se encuentra desestructurada.
3.- La tercera pregunta es: Porqué el conflicto familiar es especial y cómo impacta en la
familia?
Como todos los sistemas la familia también presenta una cierta organización y mantiene
cierta clase de balance o equilibrio, eso puede lograrlo merced al intercambio que realiza con el
medio ambiente, tal cual lo hacen todos los organismos vivientes.
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La complejidad que presenta la familia pasa por diferentes niveles, los lazos de
parentesco, las relaciones jurídicas, los afectos, los sentimientos, los valores, los principios, las
reglas propias, todo lo cual va conformando una compleja trama por la cual circulan los más
variados mensajes de un miembro a los demás miembros del sistema.
El conflicto familiar presenta una diversidad de aristas que es necesario tener en cuenta
antes de proponerse trabajar con él.
Asimismo los actores del conflicto familiar pertenecen a un sistema que a su vez puede
subdividirse en subsistemas, el conyugal, el parental, el filial y el parento filial, dando como
resultado una amplia gama de conflictos que pueden presentarse en los distintos niveles o
subsistemas, pero que afectan a todos los miembros.
Cuando nos referimos a los actores del conflicto familiar, hablamos de la familia de
origen y de la familia extensa. También podríamos incluir en esta categoría a todos aquellos que
se involucran con la familia en un problema, así como los que coadyuvan a que el conflicto se
perpetúe.
Hay ciertos elementos que favorecen la aparición de conflictos dentro de la familia, los
generadores de stress, son factores que favorecen la aparición de conflictos, estos pueden ser
verticales u horizontales, según provengan del interior de la familia o del exterior, es decir del
contexto donde ésta se encuentra. Los generadores de stress verticales pueden estar vinculados
a los valores, mitos, estereotipos, secretos, rituales y reglas propias de ese sistema familiar.
Los generadores de stress horizontales son factores que generalmente provienen del
exterior: la sociedad, el contexto, el trabajo, los amigos, la familia extensa.
La primera pauta que observamos en la familia en conflicto es la tensión, que resulta del
producto de las presiones a las que aludimos anteriormente. Pero cuando la familia consulta por
un conflicto, al abogado, al terapeuta u otro profesional, la tensión es aún mayor ya que nos
encontramos con la tensión situacional producida por la misma crisis.
“La tensión interpersonal es resultado del conflicto y la desunión entre personas que se
supone deberían cooperar entre sí”.
“La tensión intrapersonal es la guerra que la persona libra consigo misma”.
La segunda pauta está constituída por la polarización y la escalada. Ambos conceptos
han sido trabajados por la Teoría del Conflicto para señalar la posición de las personas frente al
conflicto y la intensidad que surge de ese posicionamiento. También la Teoría de Sistemas
trabaja estos temas pero los designa con otras palabras.
Para la sistémica la llamada espiral de realimentación positiva o negativa, aclarando que
las palabras “positivo” o “negativo” no tienen el significado habitual sino que indican la
dirección del cambio, implica los movimientos que el sistema hace hacia el cambio, o hacia la
pauta habitual, es decir el no cambio.
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La tercera pauta es la triangulación. Hablamos de triángulo cuando analizamos todas las
posibles combinaciones de las tríadas dentro del sistema familiar y le asignamos un valor
especial al número tres, tanto desde el análisis sociológico como sistémico.
En este punto remitimos a los conceptos vertidos por Jay Haley cuando denominó, “el
triángulo”, al problema básico del trastorno emocional familiar. Como ejemplo pone el caso,
que habitualmente observamos en nuestra práctica cotidiana, donde aparecen dos progenitores
distanciados emocionalmente uno del otro, involucrando excesivamente a los hijos en sus
trastornos personales. La inevitable consecuencia de esto son los hijos que crecen perturbados y
repiten más adelante la misma pauta interaccional en su propia familia.
La cuarta pauta es la inculpación. Este proceso integra el combate familiar y forma parte
de los precios que paga la familia por inculpar a alguien de lo que les está pasando. El caso del
“chivo expiatorio” ya conocido en nuestras consultas, que implica poner fuera el problema que
es propio del sistema. Este proceso en el que termina habiendo culpables e inocentes, puede
bien estabilizarse en un miembro de la familia como rotar por otros con el transcurso del
tiempo.
La quinta pauta es la disgregación de la identidad. Esta pauta es lo suficientemente grave
como para producir una simbiosis de toda la familia, de manera de no permitir que cada uno
pueda llevar una vida autónoma e independiente. La familia como estructura es la que los
gobierna a todos, en lugar de que ellos como miembros puedan controlar al sistema.
En realidad la unidad familiar es una farsa, “lo que los intimida y esclaviza es la relación,
el sistema, la danza. Es de la familia misma que ellos piden liberarse” cuando recurren a la
consulta. (Napier,1991)
La sexta pauta llamada por estos autores estasis es quizás el mayor temor de la familia, y
que supera al temor de perderse uno al otro, es el temor a la inmovilidad y la estasis, el temor a
la muerte. “La conciencia de la muerte subyace en todas nuestras vivencias y es un elemento
decisivo en la dinámica familiar”.
Creemos que estas pautas se repiten en casi todos los conflictos familiares, con variantes
de acuerdo a la tipología familiar, el ciclo vital y la comunicación que circule dentro del
sistema.
No siempre la crisis produce desequilibrio en el sistema familiar, a veces coincide con un
momento de cambio y crecimiento en la estructura de la familia, conforme sus miembros van
atravesando diferentes etapas del proceso de socialización o evolución personal.
La teoría de las tríadas en la familia y el fenómeno del doble vínculo, estudiadas por la
Terapia Familiar, si bien no serán desarrollados, tienen mucha relación con el conflicto familiar
y merecen revisarse.
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Todo el panorama descripto respecto al conflicto familiar nos hace reflexionar sobre su
complejidad y sobre las capacidades que el mediador familiar debe tener para percibir,
comprender y trabajar en el proceso con idoneidad y eficiencia.
3.1.- La Construcción del conflicto dentro de la familia:
3.2.- La Justicia Familiar y el respeto al sistema
Otro aspecto a tener en cuenta cuando trabajamos con familias es el hecho de que tienen
sus propias normas y reglas internas. Cada familia las tiene y son diferentes unas de otras.
Lo cierto es que dentro del sistema familiar circulan reglas explícitas e implícitas que solo
la familia conoce. Ese conjunto de normas es el producto de las historias personales de sus
miembros, de los mitos, secretos, valores, creencias morales y religiosas, entre otros.
Otro de los elementos que circula por dentro de la trama familiar es el poder; cada uno de
sus miembros tiene una pequeña cuota, algunos más que otros.
“La razón para introducir a la justicia como concepto dinámico central de la teoría
familiar surge de la importancia de las pautas de lealtad en la organización y regulación de las
relaciones más cercanas”. (Boszormenyi, 1983)
A los fines de la sistémica podemos afirmar que existe un “libro mayor invisible en el
que se lleva la cuenta de las obligaciones pasadas y presentes entre los miembros de la familia”.
(Boszormenyi) En realidad este libro mayor familiar de justicia es un contexto relacional, quizás
uno de los componentes más significativos para cada miembro de la familia.
“Puede considerarse a la justicia como una trama de fibras invisibles extendidas a lo largo
y a lo ancho de toda la historia de relaciones de la familia, que mantienen el equilibrio social del
sistema a través de fases de proximidad y separación físicas”. (Boszormenyi)
Traemos el tema por que hemos observado y sirva como ejemplo que, como consecuencia
del conflicto de divorcio, se cometen muchas “injusticias” dentro de la familia, no solo en las
interacciones de los adultos sino respecto de los niños.
Nacemos dentro de una familia con obligaciones hacia otros y a su vez con derechos a
exigirle a otros, así funcionan las reglas del intercambio.
La justicia y la equidad son valores que tienen, entonces, una gran importancia para la
vida familiar.
Dice Nagy: “el hecho de que el individuo deba saldar cuentas de justicia e injusticia no
adquiridas, aunque acumuladas, necesariamente parte del supuesto de una cuantificación
implícita de interacciones sobre la base de la equidad, un libro mayor invisible, una
contabilización de méritos transgeneracional”.
Según Nagy existen en la justicia humana valores cuantificables tanto en las obligaciones
materiales como en las emocionales, todo depende del toma y daca con que se manejan las
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interacciones humanas. Pero extiende este concepto a varias generaciones, que parecen
“heredar” estos conceptos de justicia de sus padres y abuelos.
El mediador familiar no puede detenerse en todos estos aspectos durante el proceso, ello
no implica que no le resulte positivo su conocimiento.
“La familia es gobernada por una poderosa política de coaliciones secretas a través de las
generaciones”.
Esta situación no le permite a muchas familias crecer, desarrollarse y evolucionar hacia
una organización más apropiada al momento o etapa que está atravesando.
Al respecto, dice Mony Elkaim, que la tarea del terapeuta de familia consiste en alejar,
del equilibrio al sistema, obligándolo a buscar una solución diferente, por la cual la estructura se
transformará, de acuerdo a sus propias leyes, y podrá producir un cambio, que el terapeuta, sin
duda, no puede prever, ya que esas reglas conforman la “singularidad” del sistema familiar.
(Mony Elkaim, 1988)
Cada sistema familiar, en consecuencia con esto, obtendrá diferentes respuestas a
problemas semejantes.
4.- La cuarta pregunta es: Qué es la Mediación Familiar y cuáles las formas de trabajarla?
La mediación familiar supone la presencia de una tercera parte neutral que guiará a las
partes involucradas en un conflicto hacia su mejor resolución o disolución que se puede
implementar: antes, conjuntamente o después del litigio judicial propiamente dicho. Asimismo
facilitará la comunicación entre los actores a fin de que mejoren los aspectos relacionales y
puedan llegar a un acuerdo total o parcial respecto al conflicto que tienen.
Podemos definir la Mediación Familiar como: "el conjunto de estrategias llevadas a cabo
por profesionales capacitados en la materia, llamados mediadores familiares, que pueden
conducir a la pareja o a la familia, hacia una solución pacífica de los conflictos que la afectan,
tomando como punto de partida la devolución de la autodeterminación a las partes
involucradas, a fin de que tomen sus propias decisiones respecto del conflicto que las trae a la
consulta”.
Las características y propiedades surgen de la misma definición siendo necesario
aclarar que la Mediación Familiar no solo es una metodología de trabajo
aplicable al
conflicto de divorcio sino que tiene múltiples aplicaciones a otros conflictos que suceden en el
transcurso de la vida familiar o de la convivencia en pareja heterosexual u homosexual.
En este sentido constituye una ayuda para la definición de los roles sociales, en el
reconocimiento y la revalorización de las partes envueltas en un conflicto judicial o
extrajudicial y asimismo en relación a los profesionales del Derecho evitando una inadecuada
traducción del conflicto emocional al lenguaje jurídico.
14
Es asimismo un método apropiado para “transformar” los conflictos, no limitándose a
“resolverlos”, pues la Mediación Familiar ejerce una función curativa y profiláctica de los
conflictos familiares, devolviendo la autonomía sobre la toma de decisiones a las partes.
( Mediación Transformativa )
La Mediación amplía la visión del conflicto dándole otra lectura más positiva,
tomándolo como parte de las relaciones humanas y como posible instrumento de cambio.
Dejar restringido el campo de la Mediación Familiar al objetivo de llegar a un acuerdo
sin percibir los cambios que puedan generarse dentro del proceso es limitar sus alcances y
aplicaciones y confundir su lógica con la de la Conciliación que es algo diferente.
Trabajar la Mediación adecuadamente permitirá a la familia el logro de una nueva
identidad del sistema familiar así como de cada uno de sus miembros por separado.
( Mediación para el Cambio )
El objetivo de la mediación familiar está puesto básicamente en ahorrar tiempo, energía,
proteger el interés familiar y por sobre todas las cosas proteger a los hijos.
Las cuestiones familiares son de extremada complejidad y es necesario desmitificar la
figura de la Mediación como panacea universal que hará desaparecer los conflictos de las
relaciones humanas. Esto simplemente constituye una utopía en la que se basan quienes no
acuerdan con ella pudiendo producir un efecto inverso que se traduciría en evitar o evadir los
conflictos en lugar de enfrentarlos y poder utilizarla como un instrumento para el cambio.
Los conflictos son inherentes a la persona humana, tanto generacionales como entre
pares son necesarios para la organización de la identidad de los individuos. Por la confrontación
es que se aprenden las semejanzas y diferencias, pudiendo desarrollarse así la tolerancia, la
alteridad y la reciprocidad, valores que deben ser ejercidos durante toda la vida de las personas.
Cambiar la percepción que se tiene del conflicto como algo negativo para pasar a pensar
que puede ser un elemento positivo para el cambio, requiere de una profunda reflexión que
puede operarse dentro del proceso de mediación familiar. ( Mediación Reflexiva )
Hablar de formas de trabajo en Mediación Familiar es particularmente difícil para quien
entiende que no hay formas o modelos de trabajo sino instrumentos para adecuar el proceso al
sistema familiar.
Pensar que el modelo Circular- Narrativo es mejor que otro es quedarse en los límites del
propio modelo y no permitir a los actores, ni permitirnos como mediadores avanzar más allá, es
decir dirigirnos hacia donde van las necesidades de los demandantes de la mediación familiar.
La Mediación es una importante herramienta epistemológica que permitirá que el
mediador en un futuro próximo pueda convertirse en un profesional específico, algunos ya lo
asimilan a un Conflictólogo, que tendrá una función crucial desde el punto de vista sociológico
y cuya formación deberá nutrirse de diferentes disciplinas, no importando cual sea su profesión
de base.
15
5.- La quinta pregunta es: Cómo reconstruir la capacidad de las partes de negociar con
respeto?
Con la convivencia y el conflicto entramado dentro de la familia es muy difícil que los
actores o las partes involucradas puedan apelar a sus recursos para poder negociar con respeto.
Muchas veces los tienen pero no alcanzan a percibirlos.
Las emociones que hay de por medio les impiden comunicarse sin violencia, perdiendo de
vista los valores esenciales, la colaboración, la cooperación, la tolerancia y la posibilidad de
establecer procesos empáticos.
Para poder mediar en el campo familiar, es necesario como trabajo previo, un cambio,
tanto en el discurso, en el lenguaje antagónico, como en la comunicación entre las partes. El
cambio debe comenzar por el operador en virtud de que es muy difícil producir un cambio en
los demás que no hemos experimentado en nosotros con anterioridad.
Para poder reconstruir la capacidad de negociar con respeto que las partes han perdido
por el conflicto que se ha generado entre ellas debe crearse un ámbito apropiado para fomentar
la cooperación, la solidaridad, así como también la confianza mutua y en el equipo mediador.
Partiendo de la base de que el objetivo de la mediación , como complemento a la acción
que el Derecho puede tener como herramienta de control social, es la preservación de las
relaciones interpersonales, la reconstrucción de la comunicación respetuosa entre los actores es
fundamental y la primera tarea para poder conseguir otros objetivos. Sabemos que para
conseguirlos los mediadores cuentan con técnicas para despojar el discurso agresivo y violento
de las partes del contenido emocional, dejando el mensaje real que quieren trasmitir.
Devolverle a los actores una imagen diferente a la que traen, donde puedan intercambiar
ideas, hablar con confianza, emitir opiniones, definir sus necesidades y ponerse en el lugar del
otro sin por ello sentir que pierden poder o resignan posiciones, es quizás la tarea más
importante del proceso de mediación.
Saber que esas consignas que el mediador pone como reglas de juego y que se ocupa de ir
reconstruyendo con ellos será el modelo de comunicación que los lleve en el futuro a poder
negociar por ellos mismos es la mejor ganancia del proceso que se pueden llevar.
6.- La sexta pregunta es: Cómo construimos un modelo propio para trabajar en
Mediación Familiar?
“No hay formas o modelos cerrados, hay herramientas e instrumentos a disposición del
mediador para que elija el que mejor se adapta al sistema familiar”.
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De acuerdo a lo que desarrollamos anteriormente afirmamos que hay tantas formas de
mediar en familia como familias que pasan por el proceso de mediación familiar.
No obstante siempre partimos de unas bases comunes desde donde debemos comenzar a
construir nuestro propio modelo de intervención.
Construir un modelo de intervención con características propias nos ha costado mucho
esfuerzo y preparación personal ya que estamos hablando de una nueva forma de pensar y de
trabajar para la familia actual que viene a mediación y necesita de nuestros servicios profesionales. “Los modelos, tales como el modelo sistémico, por ejemplo, son herramientas para
pensar,...son puntos de vista,...permiten una simplificación y agregan orden a una realidad
compleja a través de definir observables, lógicas y pragmáticas”. ( Sluzki, 1985)
Para comenzar a delinear un modelo, es necesario reafirmar conceptos referidos a la
familia actual, analizando la situación general imperante en el macrocontexto donde ella crece y
se desarrolla. (Gorvein, 1988)
Nuestro interés en el trabajo de Kenneth Gergen sobre la familia actual se relaciona con
lo que él designa como Familia Saturada, aquella destinada a caer en situaciones de conflicto en
forma permanente, en desviaciones del comportamiento de sus miembros y en situaciones de
maltrato, como así también de su imposibilidad de resolver gran parte de sus conflictos.
Debemos comenzar a trabajar de otra forma, con otros recursos, nuevas técnicas y
compartiendo la tarea con profesionales de otras disciplinas.
Coincidimos con Kuhn y Gergen en que no es aconsejable pasar de un paradigma a otro
en forma brusca y despreciando lo utilizado hasta el presente. Hay un cierto momento de coexistencia de múltiples modelos hasta que nos quedamos con el que más resultados expresa la
práctica
Ese modelo deberá adaptarse a nuestro estilo de vida, formación profesional y al modelo
de familia con la que vamos a trabajar para construir con ella mejores soluciones a sus conflictos. No nos parece adecuada la importación de modalidades foráneas de trabajo que entran
forzadas al sistema e inevitablemente fracasan a poco de andar. (Gorvein, 1993)
Con respecto a este punto ya referimos con anterioridad, en materia de Mediación para el
Divorcio, si bien podemos manejarnos con un modelo de intervención, cada Mediación es diferente, pues también lo son las personas que participarán de la misma, incluyendo al mediador.
(Gorvein, 1992)
Un requisito fundamental que destacamos para trabajar con nuevos modelos
metodológicos resulta ser la alta capacitación interdisciplinaria que exige profundizar no solo
en el área del Derecho de Familia sino en otras disciplinas que complementan y alimentan la
percepción y el accionar del operador familiar.
Un modelo ideal para trabajar en mediación familiar, es el que reune al abogado, formado
como mediador familiar y especializado en derecho de familia con formación sistémica y al
17
terapeuta familiar sistémico capacitado, a su vez, en derecho de familia. Todos los que integren
el equipo profesional deberán capacitarse específicamente en Mediación Familiar o Mediación
para el Divorcio para poder incursionar satisfactoriamente en este campo.
La interdisciplina es parte del cambio e implica producir una elaboración conceptual
unificada donde las diferentes ciencias intervinientes se vean recíprocamente enriquecidas y
eventualmente logren fundirse en la producción de un nuevo enfoque conceptualizador.
El trabajo interdisciplinario tanto en el Derecho de Familia en general, como en la
Mediación Familiar, en particular, resulta sumamente enriquecedor, tanto para la familia como
para los profesionales que lo llevan a cabo. La seguridad con que los operadores se
desenvuelven es mucho mayor que la se experimenta en el trabajo individual, ello contribuye a
tender una red de sostén para todos los involucrados en el conflicto y también para el equipo de
trabajo. Al respecto una opinión afirma: “No sin dificultad hemos aprendido que la soberbia del
saber específico conduce a reducciones empobrecedoras, y que partiendo desde diferentes
campos del conocimiento y desde variadas experiencias especializadas podemos acceder al
objeto de estudio mediante una confluencia que reconozca la diversidad de visiones en la
unidad del dominio ontológico” ( Grosman y otros, 1989).
Esta relativamente nueva modalidad de trabajo, podría dar paso a nuevas incumbencias
profesionales, surgidas del entrecruzamiento disciplinar, que requerirían como paso previo, la
creación de un código de entendimiento y comunicación entre los profesionales que compartan
la tarea.
La interdisciplina tiene a sus mejores representantes en los operadores ingleses, que desde
hace décadas trabajan “todos juntos” focalizando en el problema, logrando resultados muchos
más ricos para el sistema en conflicto y para el equipo que interviene.
Trabajar de esta forma, no debe implicar la pérdida de autonomía de una disciplina,
tampoco la superposición de funciones, pero sí demanda el manejo de un lenguaje común
interprofesional.
El eje del trabajo interdisciplinario, en nuestro caso, pasa por el objeto de estudio
conjunto, que es la familia que consulta, por la observación y detección del problema que
plantea, nunca por los profesionales que comparten la tarea.
Esta forma de trabajo conjunto, implica estar a la par del otro, aceptar sus sugerencias,
proponer las propias, aportar cada uno desde su saber, pero fundamentalmente sabiendo
escuchar y focalizar en el sistema que consulta.
La interdisciplina se plantea, en el marco de un nuevo modelo de justicia, donde se opera
con mayor intensidad, una lógica social expresada en intervenciones preventivas y de
tratamientos destinados a ayudar a las familias en conflicto, previniendo futuras disfunciones.
18
6.1.- Un modelo interdisciplinario para trabajar en mediación familiar
Heinz Von Foerster afirma que los conflictos familiares, “constituyen un problema de tal
profundidad que exige valerse de todos los recursos posibles para poder resolverlos. Pero una
disciplina aisladamente representada, sea por un psicólogo, un sociólogo, un antropólogo o un
lógico, y podríamos incluir al abogado, no puede ni empezar a entenderlo. Hay que juntar a la
gente y encontrar un lenguaje para entenderse...”2.
Esta frase parece resumir la clave de entrada a la comprensión del tema del trabajo
interdisciplinario. Destacamos algunos aspectos básicos de análisis, por un lado la insuficiencia
de la unidisciplina para resolver conflictos más complejos, por otra parte la necesidad de acción
y complementación de la tarea profesional y la búsqueda de un lenguaje común que permita
obtener una buena comunicación entre sí y con el sistema familiar.
La tarea interdisciplinaria, requiere una distancia profesional óptima para poder operar,
para ser eficaz, para evitar la concentración de poder en un solo profesional o caer en el extremo
de permanecer totalmente aséptico.
Es, sin lugar a dudas, una tarea de mayor responsabilidad y compromiso que el trabajo
individual.
El lugar de la interdisciplina, según Maturana, es el lugar de la objetividad entre
paréntesis, pues este es el único lugar desde donde puede el observador compartir y observar lo
que los otros hacen, es el lugar de los diferentes lenguajes, pero no es solo eso, sino muchas
cosas más. ( Maturana, 1990)
La gran cantidad de situaciones de alta complejidad y diversidad que se presentan en las
relaciones de familia, reclaman el concurso de una mirada más abarcativa, alimentada por el
aporte de diferentes ciencias. Por ello los conflictos familiares, dentro de los cuales ubicamos al
divorcio, no pueden ser tratados como procesos corrientes, sino que deben ser considerados
como situaciones especiales. Haciendo una simple comparación con la medicina podríamos
decir que el divorcio requiere de una terapia intensiva para salvar la familia.
Hemos planteado que el concepto de “familia”, concebido por la ley, es diferente al
sentido que tiene la misma palabra dentro del área de la Psicología, la Sociología o la
Antropología; de allí que la convocatoria de distintas disciplinas nos enfrentó a temáticas
nuevas vinculadas con aspectos epistemológicos, lingüísticos, comunicacionales, de
incumbencias profesionales y otros.
Entendemos que el punto de convergencia de las distintas áreas que intervienen en un
trabajo interdisciplinario como el que proponemos para la mediación familiar es el objeto de
2
Nota: Von Foerster, Heinz, nació en Viena, donde estudió Física, formó parte del Círculo de Viena,
en Estados Unidos participó de las Conferencias, que la Josiah Macy´s Jr. Foundation celebró en
Nueva York, en Marzo de 1949, convirtiéndose en el primer cibernetista del grupo de Palo Alto.
19
estudio común, representado en este caso por la familia. De las diferentes disciplinas
intervinientes surgirán las múltiples miradas desde donde partirán las opiniones de los
profesionales, a fin de dar una única y mejor respuesta al problema.
Un primer paso para que un equipo interdisciplinario comience su trabajo, es la puesta en
común sobre la ideología y filosofía de trabajo a emprender y la utilización de un lenguaje
común, diferente al que utilizaba cada uno en el ejercicio de su respectiva disciplina.
Entre las ventajas de esta forma de trabajo se encuentra la posibilidad de que cada
profesional observe diferentes partes del mismo conflicto, con lo cual la tarea que se realiza es
mucho más completa. Con esto iremos definiendo este modelo o forma de trabajo que no está
para nada terminado sino que nos hemos propuesto que esté en permanente renovación.
El lenguaje interdisciplinario será único, original y total, nunca será el resultado de la
suma de lenguajes individuales provenientes de distintos profesionales. En consecuencia es
nuestro pensamiento, que una de las tareas más complejas que plantea esta modalidad de
intervención es la producción conjunta de nuevas estrategias para poder operar más
eficazmente frente a los conflictos.
Solo como ejemplo decimos que en el caso del divorcio el objetivo sobre el cual ha de
focalizar el equipo estará centrado en la protección de los niños, la preservación de las
relaciones interpersonales y el logro de acuerdos inherentes a la nueva situación del pos
divorcio.
Producción conjunta significa observación conjunta, complementación, co-construcción, acción
e investigación conjunta, y no dominación o invasión de una ciencia por otra.
Resulta casi imposible tratar este tema sin referirse al desarrollo que ha realizado en
relación con el mismo Thomas S. Kuhn. (1986)
Ya definimos, desde el comienzo, nuestra elección del paradigma sistémico para concebir
a la familia como estructura social, ya que el mismo nos ha permitido visualizar mejor la
complejidad de las relaciones y los conflictos que se generan en su seno.
A su vez, a esta perspectiva la hemos enriquecido con los aportes de la ciencia del
conflicto y la terapia familiar.
Resulta inevitable pasar por un momento de transición, entre un paradigma y otro, y es en
los momentos intermedios en los que hay que cuidar más los detalles. No renegar del modelo
anterior, ni desecharlo, antes de consolidar el nuevo, dice Kuhn.
No podíamos plantear una propuesta bajo la visión exclusiva del Derecho, ya que nuestra
percepción como operadores ha sido interdisciplinaria en todo momento, así hemos transitado
por la Psicología, la Antropología, la Terapia Familiar, la Cibernética, la Teoría de la
Comunicación Humana y otros importantes aportes para fundirlos en un posible modelo de
trabajo, cuyo centro es la prevención y resolución de conflictos familiares.
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El modelo que proponemos no está aquí planteado como experimental, sino que es un
modelo probado del cual hemos extraído muchas conclusiones teóricas.
“Una nueva teoría se anuncia siempre junto con aplicaciones a cierto rango concreto de
fenómenos naturales; sin ellas, ni siquiera podría esperar ser aceptada”. (Khun)
“El proceso de aprendizaje de una teoría depende del estudio de sus aplicaciones,
incluyendo la práctica en la resolución de problemas...”. (Khun)
Estamos convencidos de que los nuevos paradigmas surgen como “respuesta a la crisis”,
(Khun) en este caso la que atraviesa no solo la familia como institución en transformación, sino
el ámbito donde tradicionalmente ésta ha recurrido a resolver sus conflictos, estamos
refiriéndonos concretamente, al sistema judicial.
Por todo ello reconocemos la necesidad de un cambio de paradigma en el tratamiento de
los conflictos familiares para lo cual no hay más que ver los acontecimientos que diariamente
inundan la prensa cuando ya las consecuencias son irreversibles tanto para los adultos como
para los hijos.
6.2.- Modelos de intervención que conducen a la prevención
Quizás el conflicto familiar más complejo es el divorcio, por ello el modelo que fuimos
diseñando, constituye una fórmula eficaz para poder establecer con los progenitores e hijos
comprometidos en el conflicto, un adecuado nivel de comunicación e interacción, que les
permita entender tanto los derechos que cada uno detenta, dentro del sistema familiar, como los
perjuicios que puede ocasionar el violentar los derechos del otro, en especial cuando ese otro es
el hijo.
Si bien ya lo hemos hecho, se podrían resumir y completar las funciones de cada
miembro del equipo de mediación diciendo que al abogado le corresponderá trabajar el tema de
los límites, planteando desde el derecho que cada uno de los miembros involucrados en el
conflicto tiene, la protección de esos derechos, sin que ello perjudique la situación del sistema
familiar en su conjunto. A título de ejemplo su tarea será dejar en claro alguno de estos
derechos:
-
Derecho del niño a tener comunicación y contacto con ambos padres
-
Derecho del progenitor que no tiene la tenencia, a mantener un adecuado y frecuente
contacto y comunicación con el o los hijos/hijas
-
Obligación del progenitor que conserva la custodia, de colaborar poniendo a disposición, en
los días y horarios acordados, al/ los hijos/hijas, facilitando con ello la comunicación que
debe circular en el sistema parento-filial.
21
Al terapeuta familiar le cabrá la función de evaluar y detectar los problemas en la
comunicación, la fractura o fracturas donde ha anidado el conflicto, tratando de construir con el
sistema familiar un canal de comunicación diferente al que utilizaban.
Ambos abogado y terapeuta deberán ayudarlos a buscar, pensar, armar y poner en
práctica soluciones que impliquen cambios verdaderos en la interacción y no a que continúen
haciendo "más de lo mismo".
Ambos profesionales, además, deberán conocer a los hijos del divorcio, establecer sus
necesidades, conocer el estado del vínculo filial y parento filial.
En suma, conocer las caras de los hijos supone contar con un terapeuta de niños que
pueda interpretar correctamente, tanto las manifestaciones de los pequeños, como las actitudes
de los adolescentes.
Esto les permitirá conocer más de cerca a aquellos en cuyo interés recaerá el resultado de
la mediación para el divorcio.
Si existiera en el equipo un trabajador social, su función debería centrarse en las
relaciones del sistema familiar con otros sistemas de su contexto, el análisis del ambiente
familiar, percibido desde el mismo lugar donde vive la familia y las redes sociales con las que
está vinculada.
Todos estos elementos le permitirán al equipo evaluar mejor cuál es el problema, para
quiénes es un problema y las posibles formas de abordarlo en un proceso de mediación.
6.3.- Inclusión de los niños y adolescentes en el proceso de mediación para el divorcio de
sus padres.
Vamos a profundizar algunos aspectos relacionados a su posibilidad de participación en
el proceso, sin peligro de atentar, como operadores, contra sus derechos como niño o
adolescente y respetando, ante todo aquí también la Convención Internacional de los Derechos
del Niño. (Gorvein, 1996)
Las razones más comúnmente esgrimidas para ignorar, no citar o no escuchar a los niños
suelen ser: "no ocasionarles más daño", por su "mejor interés", " por que no están capacitados
para entender lo que se les pueda explicar", porque es cosa "de adultos" o "para su mejor
bienestar".
22
La lista de excusas para no convocarlos sería interminable. Lo más grave no es que los
padres esgriman estos argumentos, sino que los operadores familiares que interactúan con la
familia también incurran en semejante omisión.
Lo cierto es que en muchos casos los niños son ignorados. Es aquí donde nos interesa
poner el acento, en virtud de que una forma de contrarrestar lo que pasa en los juicios donde los
niños o sus intereses están en juego, sería incluirlos dentro del proceso de mediación familiar
para el divorcio de sus padres o dentro de cualquier otra forma de intervención que se haya
seleccionado.
Esta es una tarea de cuidado ya que hay que tener presente la edad y madurez que tengan
los niños que intentamos incluir en el trabajo familiar.
Respecto de este tema y al ejercicio de los derechos de participación en decisiones claves
que afecten sus propias vidas, cabe citar algunas consideraciones básicas a fin de cumplimentar
un efectivo compromiso de los adolescentes con la toma de decisiones.
Los adolescentes tienen respecto a los niños de menor edad, una mayor capacidad
cognoscitiva para manejar conceptos abstractos, pensar a largo plazo, aceptar puntos de vista de
los otros, articular sus propias necesidades y deseos, aún cuando sus posibilidades de
comunicación pueden variar de acuerdo a la confianza en sí mismos, a su estilo personal y a las
habilidades que hayan desarrollado en este sentido3.
La participación significa asegurar que todos los puntos de vista han sido escuchados y a
la vez un requisito para lograr el compromiso de la gente con el fin de que el proceso de
socialización de los niños y adolescentes se cumpla en el marco social donde aquellos se
desarrollen.
Los derechos de los hijos en el divorcio de sus padres se vinculan a determinados
aspectos que no puede pasar por alto el operador que interviene, considerando no solo los
derechos del niño en general sino con particular detalle, el deber de información, el derecho a
participar en las decisiones, el ser escuchado, en todo lo que contienen las normas tanto de la
Convención Internacional de los Derechos del Niño como la Declaración Universal de
Derechos.
Los primeros obligados al deber de informar a los hijos, son los progenitores que muchas
veces mantienen oculto el conflicto y entonces el divorcio de los padres se convierte en una
sorpresa para ellos.
Los padres deben esforzarse por no ocultar el conflicto cuando ya han tomado la decisión
de divorciarse.
Véase: The International Journal of Children´s Rights, Vol. I, Nros. 3 y 4, 1993. Eekelaar, John:
“The interests of the child´s wishes”, Londres. 1995.
3
23
La explicación más clara debe pasar por definir el punto de terminación de la pareja
conyugal que culminará con la sentencia de divorcio, en tanto que la pareja parental continuará
durante toda la vida de los hijos. (Doltó, 1989)
De no hacerlo, los segundos habilitados para comunicarle al niño la decisión de ruptura,
podrían ser los operadores que estén interviniendo: Asesores de Menores, Juez, Terapeuta de
Familia, entre otros.
En cuanto a la presencia de los niños en el proceso de mediación para el divorcio de sus
padres cabe hacer algunas consideraciones previas.
Hay tres aspectos del niño a tener presentes para considerar su inclusión, estos son: su
edad, madurez y autonomía4.
Según Doltó, "la sociedad debería reconocer a ciertos hijos de divorciados una capacidad
de emancipación moral y cívica así como establecer tal vez una expresión como "menor
autonomizado legalmente".
De acuerdo a lo que piensa la citada autora, la autonomía del niño comienza a los nueve
años, y a los doce, en general ya es autónomo, pero sostiene, además, que los hijos del divorcio
alcanzan un nivel de madurez mayor que los otros niños.
La justicia, por su parte, no debería olvidar que las medidas tomadas en "interés del
niño", representan las condiciones que lo conducirán a hacerse autónomo en la adolescencia.
Tenemos un parámetro en cuanto a la edad a partir de la cual Doltó considera que la autonomía aparece en la mayoría de los niños.
No solo ella vincula la edad con la autonomía, estos valores han sido manejados también
por los investigadores ingleses, para evaluar otras situaciones que pueden afectarlos,
especialmente cuándo los niños pueden ser informados y requerirles su consentimiento para
realizar prácticas médicas en relación a su salud, tanto física como mental. (Glaser, 1995)
Partiendo de razonamientos y parámetros semejantes, pero volcándolos al proceso de
mediación, cabría hablar de tres niveles para evaluar la autonomía y capacidad del niño para ser
informado y escuchado:
1) los niños que descubren que les mienten, pierden la confianza en los demás y en sí mismos.
La información rompe con el aislamiento que produce el no saber. En general los secretos
familiares son destructivos y se gasta demasiada energía en mantenerlos. Incluir a los niños en
el secreto, importa para ellos una profunda carga extra.
2) los niños son demasiado pequeños para comprender. Este argumento suele detener la mayor
parte de la información que debe serles suministrada. En el tema que nos ocupa, la información
Véase Gorvein, N. y Polakiewicz, M.: “El derecho del niño a decidir sobre el cuidado de su
propio cuerpo”, Cap. IV, pp 127, en “Los derechos del niño en la familia” Discurso y Realidad,
Dirección de Grosman, C., Editorial Universidad, Bs.As., 1998.
4
24
estaría referida a lo que deseen preguntar en relación con divorcio de sus padres y del destino
que están construyendo para ellos, sus progenitores. En este punto los derechos al bienestar y a
la información son absolutos.
3) derecho de opinión, expresión de sus sentimientos y deseos.
En este punto opina Danya Glaser que debemos respetar la pirámide o los pasos
secuenciados que han debido contemplarse con el niño, ya que si no podemos seguir sus deseos
le debemos, al menos, una explicación, y este es otro derecho absoluto del niño
4) Un cuarto nivel estaría dado por el derecho a la autodeterminación. En este nivel estarían
ubicados los adolescentes a partir de los catorce años.
En base a todo lo explicado anteriormente no es difícil imaginar a los niños participando
activamente en el proceso de mediación para el divorcio de sus padres.
En el modelo que proponemos, donde trabajamos con el Equipo Interdisciplinario de
Mediación Familiar, incluimos las entrevistas a los hijos del matrimonio que se divorcia.
Desde el comienzo del proceso las partes saben que sus hijos participarán del proceso, en
una o dos entrevistas, a fin de escucharlos, saber cuáles son sus sentimientos, revisando algunos
aspectos con relación al divorcio de sus padres, su estado de salud, su vínculo paterno, maternofilial y con la familia extensa.
Ese espacio abierto para los hijos, permite sin duda, sanear muchas situaciones que evitan
el hecho de que los padres utilicen a sus hijos para negociar entre ellos otros intereses.
Estando los hijos presentes en el proceso, dejan de ser objeto de manipulación por parte
de los padres.
La participación de los hijos en este espacio les ayuda asimismo a poder discriminarse del
conflicto que afecta a los padres que se están divorciando, los desculpabiliza de su posible
responsabilidad en la decisión de divorciarse que han tomado y en definitiva les permite tomar
distancia con el problema y comprender mejor qué les está pasando.
En nuestras observaciones han sido los hijos quienes más claramente detectaban los
posibles puntos de acuerdo. En base a sus deseos más íntimos, eran los que terminaban de
definir las posiciones y opiniones de los padres desde lo que diariamente vivenciaban con ellos.
Esta no es una tarea sencilla, será habilidad del Equipo mediador redefinir con los
progenitores las opiniones y deseos manifestados por los hijos, respetando la confidencialidad
impuesta en el proceso, a fin de lograr acuerdos, de los cuales los hijos serán protagonistas
fundamentales. Esto garantiza en parte el funcionamiento más efectivo en la nueva etapa que
comenzará a transitar la familia divorciada.
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Incluir la idea de que el divorcio no rompe la familia sino que la transforma en otra
estructura que sigue siendo familia, es otro eje para trabajar con los niños. La estructura de la
familia binuclear de la que habla Ahrons, a pasado a ser algo común en la sociedad americana.
Reiteramos aquí la necesidad de contar, para las entrevistas de mediación con los niños,
con la presencia en el Equipo de Mediación, de un Psicólogo o Terapeuta Familiar con
especialización en niños y adolescentes, por la particular forma de trabajo que requiere esta
tarea. Las entrevistas se efectúan con todos los hermanos juntos o con el único hijo en su caso.
El Terapeuta de niños trabaja en general solo, pero con el abogado, y el resto del Equipo detrás
de la Cámara de Gessell.
En casos muy complejos, y donde hay hijos adolescentes que desean preguntar sobre
aspectos legales del divorcio de sus padres, la presencia del abogado resulta de fundamental
importancia para contestar esas preguntas.
Es necesario aclarar que: "El niño siempre debe ser escuchado, lo cual no implica en
absoluto que de inmediato se hará lo que él pide". (Doltó)
Es bueno tener presente este concepto, ya que muchas veces son los propios padres los
que descartan la presencia y participación de los hijos, por "temor" a las consecuencias que les
puede traer aparejada, sin pensar que ha sido mucho más grave la que ellos les han ocasionado
durante la convivencia disfuncional o el posdivorcio difícil.
Respecto de los hijos mayores, resulta importante tomar en consideración sus
observaciones y deseos, cuando éstos van acompañados de una voluntad deliberada y
reflexionada de vivir con uno u otro de sus progenitores.
Algunos temas puntuales que los hijos preguntan o que el operador debe tener presentes
como temas de conversación en las entrevistas de mediación son: El derecho de comunicación,
las necesidades primarias, los alimentos, la utilización del tiempo libre, los estudios, la salud y
la religión entre otros.
Muchos otros temas pueden ser de interés para los hijos de la pareja que entra en un
proceso de mediación para divorciarse, son precisamente ellos los que marcarán las prioridades
en su tratamiento.
Toda la etapa que se inicia a partir del divorcio en una familia con hijos seguramente
estará atravesada por conflictos en los cuales ellos van a ser directos involucrados. Su participación y opinión no sólo es necesaria sino que implicará tener en cuenta los derechos de los
niños desde el punto de vista del ejercicio de los mismos y no de su mera declamación.
El tema de la participación de los niños en las entrevistas de mediación, ha sido nuestra
preocupación más importante en la diagramación del modelo de trabajo, dándole gran
importancia a este punto en función de que generalmente son los adultos los que toman
26
decisiones por ellos. Todo ello sobre la base de considerar los derechos personalísimos de los
niños y adolescentes como indelegables.
Los niños frecuentemente suelen emitir mensajes valiosos y traen a la superficie temas
que los adultos evitan, de esta forma muchas veces los hijos se benefician en las entrevistas y
nos ayudan a los operadores.
Son ellos los que destraban o despejan muchas veces situaciones confusas o cristalizadas
en la familia. En el mismo sentido, los niños necesitan dotar de sentido a lo que les sucede,
sobre todo cuando experimentan algún cambio evolutivo o tratan de adaptarse a sucesos
importantes de la vida.
También precisan conservar o generar una pauta que les permita predecir en lo que se
refiere a su vida, un modo de anticipar lo que ha de venir a fin de prepararse para ello.
Los mediadores familiares, sean abogados, terapeutas, psicólogos, trabajadores sociales,
médicos psiquiatras, deberán tener esto muy presente para incluir en el proceso de mediación a
los hijos, teniendo en cuenta los recaudos que implica la tarea con niños, especialmente considerando su edad, madurez y estado de salud.
Ponerle cara a los acuerdos que, en el mejor interés de los niños efectuamos, confiere un
más alto nivel de precisión a nuestra tarea, permite focalizar más rápidamente el conflicto,
desenmascara situaciones confusas que traen los progenitores y permite desarticular alianzas,
triangulaciones y otras formas de disfunción familiar, confiriéndoles a los hijos más confianza,
desculpabilizándolos del divorcio de sus padres y permitiendo que recuperen el nivel de
autoestima necesario para que nadie pueda más adelante, manipularlos de esa u otra manera.
De ello deviene un aprendizaje, que no sólo sirve para sobrellevar y solucionar este
conflicto, sino otros que puedan surgir para ellos en el futuro.
Conclusiones:
Dijimos que todo conflicto se da en un sistema de relaciones interpersonales, en un escenario
determinado y con ciertos actores, que pueden ser principales algunos y secundarios otros, pero
no por ello menos importantes, tanto en la resolución como en la continuación del mismo.
Nos parece importante hacer unas reflexiones finales en cuanto observadores somos de la
realidad que nos trae la gente y apelamos a Einstein, quien definió una vez la VERDAD, como
un ACUERDO obtenido, teniendo en cuenta:
* Observaciones
* Sus relaciones y
* Las relaciones de los observadores.
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Al estudiar la génesis del conflicto, y centrarse en su Administración, manejo y conducción,
se persigue fundamentalmente lo que el sistema jurídico no logra, esto es la PROTECCIÓN y
PRESERVACIÓN de los vínculos dentro del sistema en el cual se produjo el Conflicto.
Precisamente este es uno de los fines prioritarios de la Mediación.
Continuando el pensamiento de Einstein, como operadores de conflictos, somos:
* Observadores de la conducta de la gente,
* Observadores del conflicto que la gente nos trae,
* Observadores de las interacciones entre los actores,
* Observadores y escuchas de la comunicación que se establece entre ellos, y entre ellos y
nosotros.
Por todo lo dicho, como operadores, nos cabe la responsabilidad de desarrollar habilidades en:
* Focalizar e individualizar el conflicto
* Determinar quienes son los actores
* Describir el escenario o contexto
* Interpretar el lenguaje
* Observar las interacciones
La conclusión de todo esto es muy clara, cuando afirmamos que para realizar tales
intervenciones, los operadores deben recibir una capacitación centrada en el estudio de la
Teoría del Conflicto, para detectarlo, administrarlo y prevenirlo cuando es posible hacerlo, de
la Teoría de la Comunicación para identificar los códigos que manejan los actores, de la
Estrategia, para saber como conducirlo, del desarrollo de la Percepción para ser buenos
observadores de la realidad y de la Inteligencia para orientar hacia la decisión correcta.
El modelo o la forma de trabajo que proponemos en este trabajo sobre Mediación
Familiar está abierta, en proceso de cambio y transformación permanente, no pretende
convertirse en estático e inmutable sino todo lo contrario, enriquecerse con las nuevas
aportaciones que, en el campo de la prevención, la administración y la resolución de conflictos
se están construyendo permanentemente.
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ESTE TRABAJO
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