1 ESTRUCTURA FAMILIAR Y ESTILOS DE VIDA 1º GRADO INFANTIL. ASPECTOS SOCIOLÓGICOS LOS CAMBIOS FAMILIARES EN EL CONTEXTO DE CAMBIO SOCIAL 1.- Definición de familia El término familia suele denotar diferentes significados para diferentes teorías. Numeroso estudios identifican el término familia como una unidad básica de análisis de la realidad social. La pluralidad y diversidad de estructuras familiares existentes a lo largo de la historia hace prácticamente imposible adoptar una definición de familia que pueda ser operativa para el análisis del cambio familiar. Es, precisamente, en esta falta de consenso teórico acerca del objeto de estudio, donde radica uno de los problemas fundamentales de la investigación sociológica sobre la familia. Según Giddens (1991), la familia se podría definir como un grupo de personas directamente ligadas por nexos de parentesco, cuyos miembros adultos asumen la responsabilidad del cuidado y educación de los hijos. Los lazos de parentesco se establecen a través del matrimonio y a través de líneas genealógicas que unen a los consanguíneos (madres, padres, descendientes, abuelos, etc.). por otro lado. Gouh (1971) define la familia como “una pareja u otro grupo de parientes adultos que cooperan en la vida económica, en la crianza y educación de los hijos, la mayor parte de los cuales utilizan una morada común”. Por su parte Levi-Strauss (1949) atribuye a la familia, como grupo social, tres características generales: tiene su origen en el matrimonio, está formada por el marido, la esposa y los hijos nacidos del matrimonio, sus miembros han de estar unidos por lazos de matrimonio, por derechos y obligaciones de tipo económico, religioso u otros, por una red de derechos y prohibiciones sexuales y por vínculos psicológicos como el amor, el afecto, el respeto y el terror. Stone (1977) se refiere a la denominada familia nuclear domesticada cerrada como un grupo unido por lazos emocionales con un alto grado de privacidad doméstica y preocupado por la crianza de los hijos. En general, en este tipo de definiciones se asume explícitamente que las funciones básicas y universales de la familia derivan de lo biológico, como base de lo cultural y social. En la concepción clásica de Parsons (1955) se considera a la familia nuclear como una unidad social básica del sistema social formada por los padres y los hijos que han de cumplir determinadas funciones para mantener el orden y el equilibrio social. Sin embargo, los cambios recientes que se están produciendo en las sociedades occidentales requieren una definición más amplia de lo que entendemos por familia. En cualquier caso, en las definiciones presentadas, la familia y el parentesco son dos caras de una misma moneda. Durante siglos el matrimonio ha sido el marco normativo sobre el que se sellaba la familia y las relaciones de parentesco. En la nueva realidad familiar el matrimonio se desvincula de la formación de la familia como consecuencia del proceso de individualización de las relaciones sociales. Koning define el matrimonio como una unión consensuada entre un hombre y una mujer, que se ha establecido con la intención de perdurar, y que incluye además la crianza común de los hijos nacidos en el matrimonio. En su opinión, históricamente se ha concedido excesiva importancia al papel que ha desempeñado el matrimonio en la formación de la familia en Occidente. Ante la diversidad y pluralidad de conceptos existentes en la literatura científica para referirse al concepto de familia hemos optado por la terminología utilizada por 2 Laslett (1972), quien diferencia entre hogar y familia, como categorías analíticas diferenciadas que le han permitido estudiar la evolución de las estructuras familiares en Europa. La diferencia entre ambos conceptos es que el hogar se refiere a la unidad residencial donde residen los miembros de una familia aunque las personas que forman un hogar no tienen por qué estar unidos por relaciones de parentesco, mientras la familia está formada por un grupo de personas que les unen lazos de parentesco. Es decir, todas las familias forman hogares, pero no todos los hogares están formados por familias. Esta definición aportada por Lasett ha sido utilizada por los distintos organismos internacionales y por los Estados para referirse a la unidad familiar. 2.- Funciones de la familia Las funciones que tradicionalmente se han asignado a la familia nuclear moderna han sido la reproducción, socialización y cuidado de los menores. Sin embargo, los cambios que se han producido en el mercado laboral, en los roles de género, en el control eficaz de la natalidad, han supuesto cambios sustanciales en las funciones que tradicionalmente se le asignaban a la familia. La progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral y el descenso de la fecundidad que han experimentado los países europeos occidentales desde la década de los sesenta han transformado el ciclo vital de las familias. Hoy son múltiples las opciones familiares y no familiares que se le presentan al individuo para organizar su vida, por lo que las etapas del ciclo vital ya no se ajustan de forma exclusiva a un único modelo familiar. El aumento de la esperanza de vida ha revolucionado la configuración del ciclo vital individual, dando lugar a una gran diversidad familiar, por lo que el alargamiento se ha convertido en un factor determinante para explicar el cambio familiar y las nuevas funciones de la familia. Las consecuencias familiares más inmediatas de este hecho han sido la prolongación de la etapa de nido vacío matrimonial, etapa en la que los cónyuges viven de nuevo solos tras la emancipación de los hijos. El aumento de la esperanza de vida ha propiciado un aumento sustancial de los hogares unipersonales formados por ancianas. Por otra parte, no hay que olvidar que el envejecimiento de la población ha propiciado el aumento de los hogares complejos o extensos por la agregación de una persona anciana a una familia nuclear. Los cambios señalados en la mortalidad han influido no sólo directamente en el comportamiento de la fecundidad, sino también indirectamente en la función reproductora y productiva desempeñada por la mujer en la sociedad. El advenimiento de un régimen demográfico moderno supone un ahorro importante de tiempo y energía en el proceso reproductivo, que posibilita a las mujeres dedicarse a otros menesteres no estrictamente reproductivos. Este hecho implica modificaciones sustanciales en la trayectoria familiar de los individuos, que pueden elegir entre una gran diversidad de situaciones familiares o cuando menos pueden adecuar sus expectativas personales y familiares en función de sus oportunidades sociolaborales. Los cambios sociodemográficos, el aumento progresivo de la esperanza de vida desde principios de siglo, la incorporación de la mujer al mercado laboral unido a los cambios culturales, han propiciado la emergencia de nuevas formas de organización familiar. El individuo dispone de tiempo suficiente para vivir solo, hincar una relación de pareja, unirse en matrimonio, divorciarse y volver a casarse. En términos generales ya no se pueden entender los cambios familiares únicamente en el marco de referencia de la familia nuclear, sino en la diversidad de opciones familiares e individuales que se le presentan al sujeto, ya sea hombre o mujer, como consecuencia de los cambios demográficos acontecidos en hechos vitales como la muerte y el nacimiento. 3 3.- Tipos de familia Las transformaciones que se han producido en las estructuras familiares presentan algunos rasgos comunes en la mayoría de los países comunitarios, pero también son amplias y variadas las diferencias, estas últimas no son sino el reflejo de la peculiar cultura de cada zona, del peso de las tradiciones familiares, del efecto de las distintas dinámicas demográficas o de la trayectoria sociopolítica propia de cada Estado. El cambio familiar en la Europa comunitaria ha supuesto importantes transformaciones en los sistemas de relaciones entre los individuos en el ámbito familiar, una redefinición del papel de la familia en el contexto político y social y una pluralización de las formas de convivencia. Respecto de esta última cuestión, un análisis en detalle de la evolución de las estructuras familiares europeas en los últimos años permite constatar, en primer lugar, una disminución generalizada del tamaño de los núcleos familiares -consecuencia entre otros factores del cada vez menor número de hijos-, un aumento en el número de hogares unipersonales -integrados muchos de ellos por personas de edad avanzada que viven cada vez más años de forma independiente o por soteros/as-, en el número de separaciones y/o divorcios y en el número de parejas que deciden no tener hijos. Por otra parte, son cada vez más numerosas las fórmulas socialmente reconocidas a partir de las cuales se puede articular la vida familiar. Coexisten así, junto con las tradicionales y aún predominantes familias nucleares, estructuras cada vez más frecuentes de convivencia que, como en el caso de algunos tipos de familias monoparentales y de los hogares unipersonales, o en el caso de las parejas de individuos del mismo sexo, pueden ser interpretadas como una prueba de la creciente resistencia de la población a organizar su existencia en el marco de las estructuras familiares habituales, de los formatos convencionales. Estas tendencias sociales, que van siempre acompañadas de un profundo debate sobre la institución familiar, han acelerado en Europa un importante cambio cultural y legislativo, generándose en este último plano todo un proceso legitimador que está dando como resultado una amplia serie de reformas legislativas tendentes a reconocer legalmente todo tipo de uniones y a incorporarlas al cauce normativo y generador de derechos. Los modelos familiares en la Europa comunitaria están en continua evolución y estrechamente asociados con las variaciones experimentadas en los fenómenos demográficos básicos (pautas de formación de la pareja, divorcialidad, fecundidad y mortalidad) y en las variables socioculturales. Veamos a continuación cuáles son algunas de las notas más características de la estructura familiar comunitaria y de sus tendencias, deducidas a partir de los datos proporcionados por Eurostat. 4 Cuadro 1.- Tipología de los Hogares Tipos de Hogar No familiares Solitarios Sin núcleo Familiares Monoparentales Núcleo conyugal Extensos Múltiples Descripción Compuestos por una única persona Hogares pluripersonales que no constituyen núcleo familiar Formado por sólo uno de los progenitores con uno o varios hijos Hogares simples integrados exclusivamente por los miembros del núcleo, es decir, la pareja con o sin hijos Hogares con un núcleo y otras personas, emparentadas o no, que se extienden en orden ascendente, descendente o lateral en el caso de que se trate de parientes Hogares formados por más de un núcleo En primer lugar, hay que subrayar que la población comunitaria sigue viviendo mayoritariamente en hogares familiares, aquellos constituidos por más de una persona unida por lazos de parentesco. El 86% de la población de la Unión Europea reside en este tipo de hogares. Se constata, asimismo, una importante disminución del tamaño medio de los hogares. La caída generalizada de la fecundidad, el aumento en el número de divorcios y el envejecimiento de la población han contribuido drásticamente a este descenso, situándose en la actualidad el tamaño medio del hogar por debajo de las tres personas. Esta reducción en el tamaño de los hogares se puede explicar como el resultado de que la formación de hogares crece más rápidamente que la población. Esto ha tenido como consecuencia la creación de hogares formados por dos personas o menos (fundamentalmente hogares unipersonales) en detrimento de los hogares formados por más de tres personas. Respecto a las causas de estos cambios podemos señalar las siguientes: o Los cambios demográficos observados en casi todos los países europeos: descenso de la fecundidad y aumento de las esperanza de vida, teniendo como resultado un envejecimiento de la población. o Los rápidos y algunas veces espectaculares cambios que se producen en la formación de las familias. o El incremento del número de familias disueltas y reconstruidas de nuevo El Consejo de Europa en su estudio sobre las estructuras familiares ha resumido que los cambios sociodemográficos producidos en los últimos 50 años, en relación con el tamaño y estructura de los hogares son los siguientes: Decrecimiento de la tasa de nupcialidad Incremento de las tasas de divorcio Declive del número de hijos dentro del matrimonio Incremento en el número de uniones consensuales (hogares de miembros cohabitantes) Incremento del número de hogares unipersonales, en particular los formados por ancianos y jóvenes que se independizan de sus padres relativamente pronto 5 4.- El futuro de la familia en España Las familias españolas están inmersas en un proceso de cambio lento pero imparable que afecta a las relaciones familiares y a la composición de los núcleos y estructuras familiares. Según los expertos, uno de los factores que más influencia tiene en la dirección de los cambios familiares en sociedades como la española ha sido el nuevo papel asumido por las mujeres en la sociedad. De hecho, este fenómeno está generando nuevas situaciones familiares que traen consigo algunas consecuencias de gran relevancia en la organización socioeconómica de los diferentes Estados y más concretamente en la política social. La mayor participación de las mujeres en el ámbito extradoméstico, la convergencia de las tendencias demográficas, la orientación de las políticas familiares y la socialización anticipadora de los jóvenes, entre otros factores, influirán en la conformación de la morfología familiar española que se definirá según los expertos, fundamentalmente por la pluralización de las estructuras familiares y por la ambivalente coexistencia de viejas y nuevas formas de organización familiar. Las conclusiones de los expertos para el periodo 2005-1015 apuntan a las siguientes tendencias: Aumento de las familias monoparentales, fundamentalmente las encabezadas por mujeres solteras, divorciadas y separadas, lo que tendrá consecuencia en una mayor matrilinealidad familiar. Predominio de los hogares unipersonales integrados por personas mayores de sesenta y cinco años, mayoritariamente mujeres. Crecimiento de las familias sin hijos o con un hijo. Esta previsión confirma la estabilización de los índices de fecundidad en valores muy reducidos con ligeras oscilaciones al alza. También se producirá un aumento sustancial en las familias denominadas reconstituidas, como consecuencia de rupturas familiares anteriores, por lo que indirectamente se presupone que se incrementarán el número de separaciones y divorcios en los próximos años. Se producirá un aumento de la cohabitación heterosexual, aunque a diferencia de otros países de nuestro entorno, se seguirá considerando el matrimonio como el entorno más adecuado para el bienestar y la socialización de los hijos.