El Kiai

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El Kiai
El Kiai puede ser descrito como el poder potencial que gobierna el
curso de la vida humana, y la fuente de energía inherente a la raza
humana; en síntesis, la energía de las energías.
La existencia del Kiai y la posibilidad de controlarlo han sido reconocidas desde
tiempo inmemorial, aunque siempre esa posibilidad ha sido asociada con las
artes marciales y considerada como una suerte de monopolio de la clase
samurai, a la cual la gente común no tiene posibilidad de aspirar. De todos
modos, esta concepción es errónea, ya que la presencia del Kiai puede ser
detectada en todas las actividades del hombre, desde la política al ajedrez.
Desde un punto de vista occidental, el aspecto más importante de la
investigación serán las indicaciones sobre el método por el cual el poder de
utilizar el Kiai puede ser adquirido.
La palabra Kiai está compuesta por Ki, significando "mente", "resolución",
"espíritu", y Ai, la contracción del verbo AWASU, que significa "unir". Como
sugiere naturalmente esta combinación, denota una condición en la cual dos
mentes están unificadas de tal manera que la más fuerte controla a la más
débil. Psicológicamente este es el arte de concentrar toda la energía mental en
un solo objeto, con la determinación de alcanzar o dominar este objeto;
Físicamente es el arte de la respiración profunda y prolongada, como se
explicará detalladamente más adelante. Su aplicación práctica es vencer a un
oponente con el cual uno se enfrenta cara a cara.
Podemos considerar primero la utilidad del Kiai aplicado a las artes marciales. El
Bushido tiene sus bases en la rectitud mental (moral?) y esta última es la
esencia del Kiai. Cuando nuestra mente es injusta, de poco nos servirá el Kiai.
Las artes marciales están divididas en muchas ramas, pero el Kiai es la vida de
todas; sin Kiai ninguna puede llegar a la perfección. En la opinión del guerrero
japonés, no es el mero arte concreto, si tal expresión es permisible, el que hace
posible la obtención de la victoria; el secreto reside en el Kiai. Es el combatiente
que consigue control sobre su antagonista el que vence, y no es simplemente el
arte de la esgrima o lucha, sino el Kiai quien brinda al combatiente el poder de
conseguir ese control. Así, Yamaoka Tesshu, el más avezado esgrimista de su
tiempo, revela el secreto del arte de la esgrima con las siguientes palabras: "No
fijes tu mente en la actitud que asume tu rival, ni la asumas como tuya, ni
tampoco tu espada. En cambio fija tu mente en tu Saika Tanden (la parte del
abdomen situada bajo el ombligo) y no pienses en golpear a tu oponente ni en
recibir en golpe de parte de él. Desecha todo designio específico y precipítate al
ataque en el momento en que veas a tu enemigo en el acto de blandir la
espada sobre su cabeza".
Jujitsu (literalmente "técnica suave") como su nombre implica, está basado en
el principio de oponer suavidad o elasticidad a la dureza. Su secreto reside en
mantener el cuerpo lleno de Ki, con elasticidad en los miembros, y en estar
siempre alerta para utilizar la fuerza del enemigo en ventaja propia, empleando
la mínima fuerza muscular. "La suavidad conquista la dureza" es una frase
que expresa la idea del uso apropiado del Kiai. No sólo en esgrima y
Jujitsu, sino también en otras ramas de las artes marciales, el Kiai debe
ser ejercido inteligentemente si se desea obtener los mejores resultados.
Ahora consideramos al Kiai en conexión con la respiración. Cuando uno
expele el aire de los pulmones siente relajarse los músculos y los huesos,
mientras que al llenar los pulmones y abdomen de aire, uno es consiente
del fenómeno opuesto. Al expeler el aire se pierde vigor, mientras que al inhalar
se gana fuerza. En el lenguaje esotérico japonés, la última condición es llamada
"plenitud" y la primera "vaciedad". Atacar la vaciedad con plenitud es un medio
seguro de obtener la victoria. Si en el acto de atacar, uno de los combatientes
tiene los pulmones llenos de aire, mientras que los del otro están vacíos, el
primero tiene la victoria segura. Al menos, así es en teoría. Mirando bajo esta
luz, el Kiai debe ser considerado sinónimo del acto de respirar. La frase
frecuentemente usada por los maestros de esgrima japoneses, "KIAI O
KAKERU" (revelar el Kiai) significa caer sobre el enemigo con un grito en el
momento exacto en que éste ha exhalado el aliento. El secreto de la respiración
Kiai reside en llenar el Saika Tanden antes descrito, en vez del pecho, como
hacemos los occidentales. Lo que puede ser llamado respiración abdominal
profunda es denominado en japonés FUKUSHIKI KOKYU. Hay muchos métodos
para respirar de esta manera, pero una delas más simples es la siguiente:
"Tome una tira de tela de algodón de alrededor de 180 cm., dóblela dos veces,
pásela dos veces alrededor del estómago, justo debajo de las últimas costillas y
ajústelo apretadamente en esta posición. Entonces trate de inhalar aire
profundamente hacia el estómago. Repita el proceso tres o cuatrocientas veces
al día, y hasta dos o tres mil veces, si puede acostumbrarse. Al hacer esto
mantenga el cuerpo relajado, los hombros hacia abajo, la espalda derecha, y
siéntese de tal forma que la punta de su nariz esté alineada con el ombligo (o
saika tanden). Acostúmbrese al sentarse a presionar el asiento con las caderas,
y al caminar proyectar el abdomen más adelante que los pies. Estas
instrucciones pueden ser difíciles de cumplir, pero la idea es regular sus
movimientos, como si usted tuviera un objeto siempre a la vista. Al enfrentarse
a un oponente, tanto en postura de pie o sentado, mírelo directamente al
rostro, pero no omita por un momento tener su ojo mental dirigido hacia el
Saika Tanden; cuide de respirar según las instrucciones dadas, y de este modo
no será distraído por objetos extraños".
Lo que es llamado MUNEN MUSHIN (literalmente: "sin idea-sin mente") es un
factor esencial en el Kiai, y puede ser adquirido regulando la respiración. Con
respecto a esto, puede ser mencionado el célebre monje budista llamado
Takuan. Escribe en su famoso libro "Kitsuyoshu": "Munen Mushin es el nombre
de Buda. Al abrir la boca para explorar el aire, surge NA, y al cerrarla para
inhalar, se obtiene MU. Al abrir la boca nuevamente surge A, y al cerrarla otra
vez, MI. Abriéndola nuevamente, surge DA, y al cerrar BUTSU. Así la triple
inhalación y exhalación es equivalente a la invocación budista NAMU AMIDA
BUTSU, que es el símbolo de las letras A y UM. El sonido A es producido al abrir
la boca, y el UM al cerrarla. Así, puede decirse que en el estado de total
ausencia de la mente (MUNEN MUSHIN) siempre se repite el nombre de Buda,
aunque no se pronuncie en voz alta".
Puede advertirse entonces que el secreto del Budismo está relacionado con este
AUM, o sea el arte de controlar la respiración.
Otra condición física esencial del arte del Kiai es el control de la postura. La
primera premisa es mantener el cuerpo relajado, elástico, como si fuera de
goma. Para alcanzar esta condición, otra vez, es necesario concentrar el vigor
en el Saika Tanden, mientras se mantiene el pecho vacío. La postura tiene gran
influencia sobre la respiración, y ambas deben ser estudiadas conjuntamente. El
segundo punto a observar es mantener la boca cerrada y las mejillas entradas
hacia la garganta. En el sistema de Za Zen se enseña al estudiante a mantener
las orejas en una línea con los hombros, y la nariz en una línea con el ombligo.
Y aquí está precisamente la posición requerida. Si se mantiene la boca cerrada
y las mejillas hundidas, los principales músculos de la garganta están en
tensión, y la columna vertebral derecha. Esta última proporciona la fuerza
apropiada al bajo abdomen. El efecto de la postura sobre el cuerpo y la mente
es grande. Físicamente, la correcta postura estimula la circulación de la sangre,
vigorizando los músculos y otros órganos. El efecto mental no es menos
considerable. En el entrenamiento, tanto de samuráis como de monjes zen, se
les ha enseñado desde tiempos remotos que la boca se debe mantener cerrada,
y el aire inhalado a través de las ventanas nasales para impartir fuerza al bajo
abdomen o Saika Tanden. El mantenimiento de la postura descrita refresca la
mente e imbuye al sujeto de un aire dignificado, el cual es también un factor
importante en el arte del Kiai. Hay un viejo dicho en el Budo o "Camino del
Guerrero", que dice: "Primero los ojos, segundo la astucia, tercero el coraje,
cuarto la fuerza física".
En el Kiai también se da gran importancia a los ojos por dos razones, siendo la
primera la necesidad de cultivar la visión rápida y clara, y la segunda la ayuda
que estos órganos brindan en la asunción de la dignidad a la cual se ha aludido.
De acuerdo a esto, el hábito de mirar rectamente a las cosas debe ser
asiduamente practicado. El celebrado filósofo Mencius dice que "Los ojos son
los mejores elementos para juzgar a los hombres". Cuando la mente es oscura,
los ojos son apagados. "Escuche hablar a un hombre y mírelo a los ojos; no
podrá ocultar los secretos de su alma". Los ojos son espejos del estado mental,
y pocos hombres o mujeres de conciencias culpables tienen los ojos claros y
brillantes. El estudiante de artes marciales y del Kiai debe, por lo tanto, cultivar
el hábito de mirar recto al rostro de su interlocutor, u observar cualquier objeto
de la misma manera, sin parpadear.
Lo que es llamado NIGIRI KATAMI (literalmente "asir fuertemente") significa
unir los dedos firmemente con los pulgares hacia abajo. Se dice que esta
práctica proporcionará vigo y coraje el cuerpo, y facilitará conservar la mente
firme en las más difíciles circunstancias. En todas las artes marciales el japonés
está dispuesto a adjudicar más importancia a la parte de su cuerpo que está
por debajo de la línea de la cintura, que a la parte superior. Es aconsejable
poner más fuerza en los pies que en los brazos y manos. Cuando uno está
asustado, está propenso a perder el uso de los miembros inferiores y
permanecer inmóvil como una piedra. Al estudiar el arte del Kiai, los pies deben
ser cuidadosamente entrenados. Una buena práctica es pisar fuerte de vez en
cuando, o andar de un lado a otro con los brazos y manos alrededor de la
cintura; al caminar debe cuidarse en aplicar el peso del cuerpo más en los
dedos que en los talones.
Un conocido filósofo chino de la dinastía Ming dijo: "Si se mantiene la mente
una e indivisa, se acomoda por sí misma a diez mil circunstancias diferentes.
Esta es la razón por la cual un hombre superior puede mantener su mente vacía
y quieta". Estas palabras explican el aspecto psicológico del arte del Kiai. Por
unidad e indivisibilidad de la mente se entiende la unificación de la fuerza
mental, que es un factor esencial del Kiai.
La mente (Kokoro) debe estar siempre preparada para enfrentar emergencias
que pueden surgir en cualquier momento. No sólo se debe entrenar la mente
de la forma arriba descrita, sino también se debe cultivar al hábito de hacer
buen uso de la fuerza mental de los oponentes. Para llevar a un oponente bajo
control es necesario privarlo de su mente. Esto es, distraer su atención y
dominarlo para tomar ventaja. El conocido monje budista Takuan dijo: "La
mente hace del Ki un vehículo, y lo conduce ampliamente en su operación
activa". La mente controla al Ki, pero el último puede a veces influenciar a la
primera. Cuando el Ki está quieto, la mente también permanece quieta. La
mente yace escondida en nuestro ser interior; el Ki opera externamente para
llevar a la mente hacia la meta propuesta. En el arte del Kiai es muy importante
entrenar y cultivar el. En esgrima y otras artes marciales se acentúa la
importancia de un acuerdo o concordancia entre la mente (Ki) y la fuerza
(Chikara).
A modo de ilustración, supongamos que usted desea obtener algo hermoso.
Esto es lo que en este culto se llama Kokoro o mente, o más literalmente
corazón. Para obtener ese algo, usted alarga la mano, o su mano alcanza ese
objeto obedeciendo la orden de su kokoro. Esto es lo que los japoneses llaman
Ki. Cuando su mano alcanza el objeto y usted lo toma y lo acerca hacia sí,
tenemos una manifestación de fuerza, o chikara en japonés. Sin la ayuda de
cada uno de estos factores, nada podrá ser suyo nunca. Kokoro (mente o
corazón) dicta la acción al Ki, y chikara (fuerza) ejecuta el mandato de su
mente. El arte del Kiai tiene relación con el desarrollo de este Ki. Cuando el Ki
está apagado y débil, no habrá fuerza suficiente para cumplir las ordenes de la
mente. El Kiai implica la fabricación de un cuerpo fuerte por medio de una
mente fuerte, endurece todo el ser, haciéndolo invulnerable al ataque.
El secreto de la victoria en un encuentro reside en esto: no pensar en vencer
sino en no ser vencido. Uno es derrotado, porque trata de vencer. Si no es
vencido, la victoria siempre estará de su lado. Podría calificar esta observación
diciendo que en Judo, al menos en lo que se refiere a competiciones amistosas,
a veces ninguna de las partes gana o pierde, pero presumiblemente en batallas
hasta el fin, uno de los combatientes, en nueve de casos de cada diez, es
vencido.
Sen no Rikyu, que enseñaba la ceremonia del té en los tiempos del Shogun
Hideyoshi, era un experto en el arte del Kiai. Hideyoshi solía comentar a sus
amigos "Miren a Rikyu haciendo el té, y notarán que todo su cuerpo está lleno
de Kiai, y no hay lugar para un ataque". Kato Kiyomasa, el famoso general de
Hideyoshi que jugó el rol más importante en la invasión a Corea, al oír este
cumplido hecho a Rikyu por su maestro, se decidió a encontrar una oportunidad
para humillar al experto en Kiai. Un día acompañó a su maestro a la casa de
Rikyu, y detectando lo que le pareció una guardia descubierta, alzó su espada
hasta la posición de ataque. Tan pronto como hizo esto, Rikyu se volvió hacia
Hideyoshi y le comentó con calma: "Su excelencia tiene un guardia muy
orgulloso en Kiyomasa", y se volvió hacia Kiyomasa con una mirada fija que
impidió que el nombrado siquiera respirara. Dijimos en este caso que Kiyomasa
había encontrado una brecha para atacar, pero su mente estaba relajada en el
instante en que pensó en su inminente triunfo, y así Rikyu lo venció con Kiai.
Yagyu Matajuru era el hijo del famoso maestro de esgrima Yagyu Hida-noKami, quien era tutor del Shogun Tokugawa en días feudales. Disgustó un día a
su padre y fue expulsado de su casa. Matajuru se arrepintió de su conducta
errónea, y se decidió a enmendarse. Entonces estudió esgrima con un bien
conocido maestro, durante un número de años, en circunstancias bastante
difíciles. Llegó a ser bastante eficiente, y de regreso en Edo (la actual Tokyo)
fue a ver a un tal Okubo Hikozaemon pidiéndole que usara su influencia con su
padre para que lo hiciera levanta la amenaza de desheredarlo; de ese modo
Matajuru podría suceder a su padre como maestro de esgrima del Shogun.
Hikozaemon era afecto al descarriado hijo de su amigo, y por lo tanto consintió
en actuar como intermediario para lograr la reconciliación. Al mismo tiempo,
pidió a Matajuru una demostración de su pericia en esgrima, ya que sabía que
una aseveración en este aspecto tendría más peso ente el padre que cualquier
otra cosa. Matajuru al momento consintió y propuso que se llamara a alguien
para actuar como oponente, pero como en ese momento no había nadie en la
casa, finalmente dijo a Hikozaemon que en cambio le daría una demostración
de Kiai. Así diciendo, miró hacia el jardín, donde vio unos cuantos gorriones
posados sobre una rama de un alto pino, y fijando fuertemente la vista en los
pájaros, pronunció el Kiai, e instantáneamente los pájaros cayeron al suelo
inanimados. Cuando relajó el Kiai los pájaros salieron volando, ganada
nuevamente la conciencia. Hikozaemon estaba atónito de admiración, y no tuvo
dificultad en efectuar la reconciliación del joven con su padre, como había
prometido.. Este particular poder es conocido en las escuelas japonesas de
esgrima como Toate no Jutsu, o "el arte de golpear a distancia".
Yamamoto Kausuke, un celebrado estratega que sirvió a Takeda Shingen antes
de la invasión a Corea de Hideyoshi, un día estaba pasando por un bosque
montañoso, cuando una manada de lobos hambrientos aparecieron de pronto y
le rodearon. En un impulso momentáneo, Kausuke trató de atacar a los
animales, llevando la mano a la empuñadura de la espada, pero un segundo
pensamiento lo detuvo, ya que concluyó que sería un deshonor para un
samurai usar tal arma contra esos animales. En cambio, calmosamente unió sus
muñecas con los pulgares por debajo de los demás dedos, en el estilo nigiri
katami mencionado, y fríamente pasó a través de la horda de lobos. Estos
parecieron retroceder ante la compostura y aire digno de Kausuke, y se
volvieron sobre sus talones.
Existen muchas anécdotas sobre maravillosos poderes y hazañas realizadas por
expertos en el arte del Kiai. El asir hierros al rojo vivo sin ningún daño visible en
las manos y otros sucesos son adjudicados a la aplicación práctica del Kiai, el
cual se ejerce no sólo entre seres vivientes sino también sobre objetos
inanimados a través de un delicado proceso psicológico.
Existe el kuji goshin ho, o método de protección del propio cuerpo por medio de
nueve ideogramas, los cuales ocupan un lugar muy importante en las
enseñanzas de la secreta secta Shingon del Budismo. Este método es, de
hecho, nada más que una parte del Kiai.
El Kuji, o nueve ideogramas, comprende rin, hei, to, sha, kai, jin, retsu, zai y
zen, y el método de practicar este arte puede ser explicado como sigue:
RIN: cerrar ambas manos, y entonces unir y separar los dedos índice, uno
contra el otro. Llevar los dedos conectados hacia el pecho y repetir tres veces la
palabra Rin. Levantar las manos cerradas por encima de la cabeza y luego
separarlas.
HEI: cerrar los dedos meñique y anular de cada mano y unir los dedos medios
uno contra el otro. Poner los dedos índices debajo de los medios y repetir Hei
tres veces, y entonces separar los dedos.
TO: unir las manos abiertas de modo que las yemas de los dedos se toquen
levemente, y repetir la palabra To tres veces.
KAI: entrelazar firmemente los diez dedos y mantenerlos apretados, pero
dejando los dedos índices juntos y erectos, uno contra el otro. Repetir Kai tres
veces.
JIN: entrelazar los diez dedos hacia adentro de modo que se toquen bien con
las palmas, y luego repetir Jin tres veces.
RETSU: cerrar la mano izquierda con la palma hacia la derecha. Liberar el dedo
índice, extendiéndolo hacia arriba; colocar el pulgar sobre la coyuntura última
(inferior) del dedo medio; llevar la mano cerrada hacia el pecho; tomar la yema
del dedo índice de la mano izquierda con la derecha y repetir Retsu tres veces.
ZAI: extender los dedos de ambas manos y conectar las yemas de los dedos
índices y pulgares de modo de formar un rombo, y de esta manera llevarlo
cerca del rostro, repitiendo Zai tres veces.
ZEN: cerrar la mano izquierda con la palma hacia arriba, llevarla cerca del
pecho, y allí cubrirla con la derecha, los dedos extendidos. Repetir Zen tres
veces.
Después de pasar por las formas arriba mencionadas en rápida sucesión, unir y
entrelazar los dedos de ambas manos, levantarlos arriba de la cabeza y repetir
Wo tres veces, después de los cual se pueden separar las manos.
Este proceso, se cree, aniquilará las fuerzas de la maldad y el peligro, y por lo
tanto guardará al cuerpo contra todo posible peligro. Este arte era ampliamente
practicado por los samuráis en los tiempos feudales. Podemos asumir que su
eficiencia se debe a alguna virtud oculta inherente a los ideogramas citados que
el hábito de la concentración mental y continuidad que pueden ser
acrecentadas con la constante repetición de estas fórmulas.
Fuente: "El arte del Kiai" de Kumashiro Hikotaro
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