tema 1: emociones saludables

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Emociones saludables
El manejo de nuestras emociones dependerá de nuestro esfuerzo en
conocerlas y controlarlas. El manejo de ellas tiene que ver con la capacidad de
descubrir la manera adecuada de expresarlas y de discernir lo que podemos
aprender de ellas
Hablar de nuestras emociones no es una práctica habitual en nuestra vida. No
estamos acostumbrados a invertir tiempo en este tipo de reflexión, ni mucho
menos a preguntarnos qué sentimos ante las diferentes situaciones y
circunstancias que nos desafían. En la mayoría de los casos este
comportamiento se debe a que se nos ha enseñado a admirar más a quienes
logran contener sus emociones que a aquellas personas que las manifiestan
libremente.
Es usual, en nuestra cultura, que desde pequeños se nos aconseje a no
obedecer ciegamente a nuestras emociones, se nos enseña que lo importante
es lo que hacemos y sabemos, pero no lo que sentimos. Se llega, inclusive, a
considerar que las emociones son poco importantes y por lo tanto, se le ha
dado más relevancia a la parte racional del individuo.
El ser humano es integral, estamos conformados por cuerpo componente
fisiológico, espíritu nuestra voluntad, búsqueda de Dios y la dimensión
psicológica, que además de la esfera cognitiva y del comportamiento,
comprende la dimensión emotiva. Por esto, resulta de vital importancia conocer
y entender nuestras emociones.
Según Walter Riso en su libro Sabiduría Emocional una emoción es «una
alteración del estado de ánimo, la cual puede ser intensa o pasajera, agradable
o desagradable. No existen emociones ni buenas ni malas, simplemente
integran nuestra vida».
La mayoría de los expertos coinciden en que las emociones ocasionan estados
complejos del organismo, entre ellos, impulsos de comportamiento, tales como:
huir, reír, llorar, gestos, deseo de estar solo, etcétera; e incluso reacciones
fisiológicas e involuntarias, como por ejemplo: excitación o perturbación,
aumento de ritmo cardiaco, alteración de la respiración, aceleración del pulso, y
tensión muscular.
Vitalidad
Las emociones nos permiten interactuar con el entorno en que nos
desenvolvemos y reaccionar en las diferentes situaciones. Si somos capaces
de reconocerlas, posibilitan la introspección y reflexión para una mayor
comprensión de uno mismo y de los demás.
Se dice que las personas que expresan apropiadamente sus emociones
tienden a ser más longevas, acumulan menos estrés y enfrentan mejor los
síntomas físicos y psicológicos del desgaste, de las situaciones difíciles y del
envejecimiento.
Por el contrario, las personas que no expresan lo que sienten, viven una vida
abrumada, muchas veces sin darse la oportunidad reflexionar acerca del
sentido o propósito de lo que sienten. Aun algunas desarrollan enfermedades
psicosomáticas, pues la tensión constante hace que el cuerpo se enferme. Lo
que no sale por la vía emotiva, escapa por medio de dolores o padecimientos
físicos.
Tipos de emociones
Las emociones básicas son el miedo, la tristeza, la alegría, el enojo y la
sorpresa. La alegría, por ejemplo, mejora nuestro sistema inmunológico, pone
en movimiento los músculos y ayuda a relajarlos. Al igual que el ejercicio físico,
aumenta el nivel de endorfinas (sustancias generadoras de placer que se
producen en el cuerpo). Además es una estrategia para atenuar temores
futuros y nos ayudan a adaptarnos a situaciones de cambio.
La tristeza resulta igualmente beneficiosa, pues, si la manejamos
adecuadamente, viviremos en forma saludable las diferentes situaciones de
pérdida que se nos presentan en la vida. En ocasiones su expresión puede
proporcionar alivio.
A nivel mundial los datos clínicos confirman los beneficios médicos de los
sentimientos adecuados y el poder curativo del apoyo emocional.
Por otro lado, otras reacciones emocionales tales como la amargura, la ira, el
resentimiento, pueden dejar efectos dañinos en nuestra salud. A la vez, la falta
de expresión emocional puede enfermarnos y perjudicar nuestras relaciones
interpersonales.
En sus manos
El manejo de nuestras emociones dependerá de nuestro en conocerlas y
controlarlas. El manejo de nuestras emociones tiene que ver con la capacidad
de descubrir la manera adecuada de expresarlas y de discernir lo que podemos
aprender de ellas, sin olvidar las necesidades y derechos de los demás; por
ejemplo, poder demostrar mi enojo, sin tener que ser agresivo.
Aprenda a conocer sus estados internos, pregúntese qué siente y qué quiere.
Procure un mayor bienestar para usted y para los que están a le rodean, y dése
la oportunidad de reflexionar de forma más profunda acerca de su vida.
Ayúdese con las siguientes estrategias:
Tenga voluntad para cambiar de actitud; atrévase, arriésguese.
Aprenda a reconocer y anticipar las reacciones de su cuerpo ante las
diversas situaciones.
Conozca cómo enfrenta las diferentes circunstancias de la vida.
Identifique reacciones problemáticas y busque alternativas sanas para
reaccionar.
Evalúe sus comportamientos ante las emociones.
Busque espacios para usted mismo; reflexione sobre cómo lleva su vida.
Pregúntese cuáles son sus pensamientos o la percepción que usted
tiene de los eventos que ocurren. Muchas veces al cambiar esa
percepción logramos mayor control de nuestras emociones.
Busque el apoyo necesario: alguien con quién compartir lo que siente,
que le de un consejo o le dé más objetividad a su percepción, etcétera.
Practique ejercicios respiratorios y de relajación.
Desarrolle habilidades de comunicación con su familia, compañeros de
trabajo, amistades, etcétera.
Valide sus sentimientos; piense que existe algo que puede descubrir
acerca de sí mismo por el sentimiento que experimenta.
Busque espacios para expresarse con el fin de que no acumule
sentimientos que le dañen.
Hágase cargo de su propia vida, para ello establezca claramente sus
prioridades.
Si siente que le resulta difícil salir de hábitos dañinos y le cuesta
expresar sanamente las emociones busque ayuda profesional.
Para finalizar recuerde: aprenda a conocer sus emociones, estúdiese y no
olvide que estas son parte de usted; descubrir y aprender cómo manejarlas nos
proporciona un mayor bienestar.
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