Según explica M. Bunge en su tratado de La Investigación Científica: "El psicoanálisis no debe confundirse con la psicología ni con la psiquiatría. El psicoanálisis pretende ser una teoría y una técnica terapéutica. Como teoría sería aceptable si se mostrara que es suficientemente verdadero; como técnica, si se mostrara que es suficientemente eficaz. Pero para poder sostener la pretensión de verdad o la pretensión de eficiencia, un cuerpo de ideas y practicas tiene que someterse el mismo a los cánones de desarrollo de la ciencia pura y aplicada, por lo menos si desea ser tomado por una ciencia. Ahora bien, el psicoanálisis no consigue pasar las pruebas de cientificidad. 1. Las tesis del psicoanálisis son ajenas a la psicología, la antropología y la biología, y a menudo incompatibles con ellas. Por ejemplo el psicoanálisis es ajeno a la teoría del aprendizaje, el capitulo más adelantado de la psicología. La hipótesis de una memoria racial inconsciente no tiene apoyo alguno en genética; la afirmación de que la agresividad es instintiva y universal se contradice con la etnología y la antropología; la hipótesis de que todo hombre acarrea un complejo de Edipo esta en contradicción con los datos de la antropología. Esto no sería grave si se tratara de puntos secundarios de la doctrina; pero son puntos importantes y, sobre todo, el psicoanálisis no puede apelar a la ciencia para eliminar esas partes de su doctrina, porque se presenta como una ciencia rival e independiente. 2. Algunas hipótesis psicoanalíticas son incontrastables; por ejemplo las de la sexualidad infantil, la existencia de entidades desencarnadas dentro de la personalidad (el id, el ego, el super ego), y del sueño como significativo de la vuelta al seno materno. 3. Las tesis psicoanalíticas que son contrastables han sido ilustradas, pero nunca realmente contrastadas por los psicoanalistas con la ayuda de técnicas corrientes de contrastación; en particular, la estadística no desempeña papel alguno en el psicoanálisis. Y cuando han sido psicólogos científicos los que han sometido esas tesis a contrastación, el resultado ha sido un fracaso. Ejemplos: a) la conjetura de que todo sueño es la satisfacción de un deseo ha sido contrastada preguntando a sujetos con necesidades urgentes y objetivamente conocidas, como la sed, el contenido de los sueños; resultado: hay muy escasa correlación entre las necesidades y los sueños. b) Según la hipótesis de la catarsis, la contemplación de films que exponen comportamientos violentos debería tener como resultado una descarga de agresividad; la experimentación científica ha mostrado el resultado contrario (R. H. Walters y otros científicos, 1962). c) Estudios muy sistemáticos y tenaces (W. H. Sewell, 1952, y M. A. Strauss, 1957) han destruido la tesis psicoanalítica de que existe una correlación relevante entre las primeras costumbres de alimentación y excreción, por un lado, y rasgos de la personalidad por otros. d) Formando grupos para estimar la influencia de la terapéutica psicoanalítica en la neurosis, no se ha encontrado influencia favorable alguna, pues el porcentaje de curaciones estaba algo por debajo del porcentaje de curaciones espontaneas (resultados de H. H. W. Miles y otros experimentadores, 1951, de H. J. Eysenck, 1952, y de E. E. Levitt, 1957); en cambio, la técnica científica de recondicionamiento tiene éxito en la mayoría de los casos (J. Wolpe, 1958). 4. Aunque algunas conjeturas psicoanalíticas son, tomadas aisladamente, contrastables, y lo han sido, como acabamos de ver, en cambio no son contrastables tomadas como un cuerpo total. Por ejemplo: si el análisis del contenido de un sueño no muestra que ese sueño es la satisfacción imaginaria de un deseo, el psicoanalista sostendrá que eso solo prueba que el sujeto ha reprimido enérgicamente su deseo, el cual está por tanto más allá del control del terapeuta; análogamente, ante una persona que no presente complejo de Edipo, el psicoanalista dirá que lo tiene muy reprimido, tal vez por temor a la castración. Y de esta manera las diversas tesis, los diversos miembros de la banda, se protegen los unos a los otros, y la doctrina en su conjunto resulta inatacable por la experiencia. 5. El psicoanálisis, además de eliminar por absorción indiscriminada toda evidencia que normalmente (en la ciencia) seria considerada desfavorable, se resiste a la crítica. Y hasta la elimina mediante el argumento ad hominen según el cual el crítico está manifestando el fenómeno de resistencia, y confirmando así la hipótesis psicoanalítica sobre ese fenómeno. Ahora bien: si ni la argumentación ni la experiencia pueden resquebrajar una doctrina, entonces esa doctrina es un dogma, no una ciencia. Las teorías científicas, lejos de ser perfectas, son, o bien fracasos que se olvidan, o bien construcciones perfectibles, y por tanto corregidas en el curso del tiempo". En conferencia ofrecida el 10 de noviembre de 1989, M. Bunge plantea acerca del psicoanálisis: "El psicoanálisis esta en el mismo bote que la parapsicología, con el agravante de que los psicoanalistas no hacen experimentos y cobran consulta. En primer lugar el psicoanálisis, al igual que la parapsicología, involucra el dualismo psiconeural, es decir, la tesis de que la psique es inmaterial y, más aún, puede actuar sobre el cuerpo, por ejemplo, causando dolencias psicosomáticas. Semejante dualismo choca con la psicología fisiológica y mantiene a la medicina psicosomática en una etapa precientifica. La medicina psicosomática científica no es sino psiconeuroendocrinoinmunologia: explica las llamadas "somatizaciones" como efectos de procesos cerebrales que interactúan con procesos musculares, endocrinos o inmunes. En segundo lugar, las hipótesis psicoanalíticas son de dos clases: contrastables e incontrastables por medios empíricos. Por ejemplo, la hipótesis de la represión es incontrastable, porque algo reprimido, tal como un trauma infantil o el complejo de Edipo, no se distingue empíricamente de algo que no existe. Ahora bien, por definición de "ciencia" las hipótesis incontrastables no son científicas. Ergo, la parte incontrastable del psicoanálisis no es científica. En cuanto a las hipótesis psicoanalíticas contrastables, a la vez se agrupan en dos clases: las que han sido puestas a prueba y las que aun no han sido contrastadas. Por ejemplo, las estadísticas existentes muestran que el tratamiento psicoanalítico es ineficaz en el mejor de los casos; en cambio, los tratamientos científicos de los mismos trastornos, por ejemplo, mediante terapia de la conducta, drogas o cirugía, son eficaces en un alto porcentaje. Otro ejemplo es la hipótesis psicoanalítica de que la personalidad adulta está determinada únicamente por el tipo de entrenamiento precoz del control de los esfínteres: el entrenamiento severo produciría individuos de carácter "anal", y el permisivo, individuos de carácter "oral". Estudios cuidadosos han mostrado que no hay correlación entre las dos variables. Mas aún, desde el punto de vista conceptual la partición de las personalidades entre anales y orales es burda y deja de lado rasgos importantes tales como la prosocialidad y la antisocialidad, la introversión y la extroversión, la laboriosidad y la facilidad de aprendizaje. La propiedad misma de ser "anal" u "oral" es imaginaria. No ha habido muchos experimentos para poner a prueba las fantasías psicoanalíticas, y los pocos que hay han sido diseñados y ejecutados por no psicoanalistas. Que yo sepa, ninguna de las hipótesis contrastables del psicoanálisis ha sido confirmada. Sin embargo, también en este caso debemos ir al encuentro del empirista ingenuo, que pide una postergación de la condena definitiva del psicoanálisis hasta tanto no aparezcan datos empíricos favorables al mismo. En mi opinión esta eventualidad no puede ocurrir porque el psicoanálisis comete el pecado filosófico original de sostener el dualismo psiconeural, así como el pecado metodológico de aislarse de las demás disciplinas y exigir que se lo juzgue con su propia vara. La hipótesis del alma inmaterial (dividida en yo, superyo y ello) es incontrastable en el mejor de los casos, y en el peor, choca con el monismo psiconeural inherente a la psicología fisiológica. Y la exigencia de gozar del privilegio de no ser sometido a los mismos controles experimentales que se emplean en la psicología colocan al psicoanálisis automáticamente al margen de la ciencia. En resolución, el psicoanálisis es tan pseudocientífico como la parapsicología. El único modo que tienen los psicoanalistas de evitar este estigma es adquiriendo otro: sosteniendo, como lo hacen Lacan y sus discípulos, que el psicoanálisis no tiene pretensiones científicas, pues pertenece a la psicología "humanista" o incluso a la retorica. No veo inconvenientes en concederles esta retirada, siempre que se abstengan de tratar enfermos mentales".