Las metodologías son recomendaciones o principios generales que ayudan a descubrir y construir conocimiento. Es por ello, que los métodos didácticos deben ser activos, es decir conducir al alumno a realizar actividades desencadenadas, mediante situaciones que activen y estimulen su imaginación, su emocionalidad, sus sentidos y su motricidad, comprendiéndolo inconscientemente a buscar el conocimiento que interesa al profesor y su programa. En otras palabras, los métodos se valen de la estimulación como medio para llevar a cabo las acciones pedagógicas que motiven al aprendizaje. Es de tal modo, que algunas metodologías utilizadas por los profesores de Historia en aula son las siguientes: 1.-) Método Expositivo-participativo: Se define como aquel método que permite comunicar a los otros aquello que resulta importante, relevante o necesario de ser conocido. Pero, asimismo ofrece la oportunidad de intervenir y participar de la exposición realizada. Siendo de ese modo, un método que no sólo involucra técnicas como las tradicionales clases expositivas del docente, sino que también involucra una intervención mayor por parte del educando que puede manifestarse, mediante su participación en clases o en diversas disertaciones orales. Basándonos, por tanto en la perspectiva de Thomas Risk, se puede afirmar que las ventajas que posee el método de exposición participativa para el alumno y profesor son que: aumentan el interés por el nuevo trabajo, permiten comprender los temas a tratar, capacitan al profesor para adaptar sus explicaciones a las necesidades e intereses de los alumnos, estimulan actitudes favorables en los alumnos, promueven a la reflexión e intervención de los alumnos y por último, establecen modelos para similares exposiciones orales hechas por los alumnos. Permite a su vez, desenvolverse con seguridad en la vida, pues el saber exponer conocimientos, argumentos y otros, ayuda a comunicar lo que nos pasa, lo que sentimos, lo que necesitamos, permite expresar nuestras ideas y por supuesto saber defendernos ante alguna postura con la que no estemos de acuerdo. Es por lo anterior, que tal metodología se utilizará en la mayor parte de las clases; en primer lugar al inicio de cada unidad, o bien cuando se necesite introducir al alumno hacia un nuevo tema, es decir cuando el docente necesite presentar nuevas ideas o hechos. Hay que tener en cuenta para lo anterior, que solamente la participación del estudiante, podrá ayudar al docente a determinar si va entendiendo los contenidos. En segundo lugar, se utilizará para aclarar contenidos temáticos de la unidad, entre ellos: conceptos, periodos históricos de importancia, ideas fundamentales de clases, entre otros. No obstante, para que la exposición oral del profesor resulte eficiente debe entregar la motivación adecuada al trabajo de los alumnos e interesarlos en él, tratar de crear un favorable estado mental hacia el nuevo trabajo y orientar a los alumnos, es decir darles una perspectiva del nuevo trabajo y mostrarles las relaciones de éste con sus experiencias anteriores. No obstante, para poder preparar correctamente tal técnica es indispensable hacerlo con tiempo y dedicación; por tanto se debe planificar la exposición, para posteriormente tener dominio del tema que se quiere comunicar, si lo desean los alumnos se pueden apoyar de diferentes tipos de recursos y técnicas de expresión tales como: dicción, lenguaje, postura del cuerpo, ademanes para interesar a la audiencia, recomendándose una presentación de los contenidos a través de pocas ideas, pero claras; y para reforzar la comprensión se pueden repetir las ideas fundamentales de formas distintas. 2.- Método Analítico: En sentido amplio, el método analítico consiste en analizar e interpretar cualquier contenido encontrado en textos escritos tales como libros, documentos, imágenes, grabados, pinturas, u otra forma diferente de registros de datos, tales como entrevistas, discursos, grabaciones, videos, siendo el denominador común del método analítico su capacidad para albergar un contenido que leído e interpretado adecuadamente abre las puertas al conocimiento de diversos aspectos y fenómenos de la vida social. Entre las ventajas que se derivan de tal metodología, quizá una de las más significativas sea la de que, a través de ella, el estudiante gana ideas nuevas, proporcionando conocimientos y argumentos, lo que viene a estimular su razonamiento e imaginación. Permite un paulatino y progresivo enriquecimiento personal. Con ella se gana en vocabulario, se aprende a hacer una correcta utilización de la lengua y se mejora el conocimiento del idioma, lo que permite al docente mejorar en sus posibilidades expresivas y de comunicación al dotarlos de mayores recursos. Este mayor conocimiento facilita la transmisión con mayor precisión y claridad de los contenidos, tanto si se hace por escrito, como si lo hacen verbalmente, a la vez que los sitúa en una adecuada posición para entender mejor a los demás, sea a través de escritos, o sea, a través de lo que se comunica oralmente. Es por ello que el profesor de Historia debe cerciorarse de que los futuros ciudadanos estén en capacidad de interpretar concienzudamente, esto incluye: el cuestionamiento del contexto, de las causas o motivos y de las circunstancias, así como también si se ha manipulado la información. Por ende, permite motivar a los estudiantes para que formulen y respondan preguntas históricas relacionadas con autoría, perspectiva, causas o motivos, contexto y exactitud, claves cronológicas tales como moda, tecnología y roles sociales, también está diseñado con el fin de mejorar la comprensión de los estudiantes sobre la cronología y los cambios que se suceden con el transcurso del tiempo[1]. 3.- Método analítico-crítico: El método Analítico-crítico es bastante utilizado en la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales, porque permite a los estudiantes, no sólo desarrollar una mejor comprensión del entorno social, político, económico y cultural en el que se encuentra inmerso el estudiante, sino que más bien permite desarrollar en él, un pensamiento crítico; que se manifiesta en la capacidad de indagar, resolver problemas sociales y ocupar un pensamiento creativo. Lo más importante del método analítico-crítico es ser resultado de todo un proceso personal que se manifiesta en la muestra de una postura propia. Por tanto, las ventajas de este método en la enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales son: su capacidad para aprender a discutir, a respetar las ideas de otras personas, aunque no se compartan; a superar miedos, a buscar y encontrar la verdad y razón sin egolatría ni terquedad, se aprende de la nobleza, objetividad, lealtad, sinceridad y respeto, se adquieren habilidades para diferenciar entre hechos reales y opiniones, se mejora la agilidad mental e ingenio, se aprende a argumentar lógicamente, se aumenta la capacidad de improvisación en forma acertada y precisa, se aumenta la velocidad de análisis lógico de conceptos y se obtienen conclusiones en el mismo proceso mental y se eleva la autoestima y seguridad en sí mismo/a. 4.- Método Creativo: Significa formar personas con un pensamiento y una actitud divergente, de cambio, de diversidad, de novedad, de innovación, pero asimismo de poner al alumno en contacto con la realidad. Es por ello que los beneficios de tal método en los jóvenes es que adquieren autoestima, respeto, aprenden a convivir en grupo, conocen y controlan sus emociones, disciplina, desarrollan constancia en el trabajo, y también aprenden a desenvolverse ante el público. pueden, además: reforzar las tareas académicas como la lectura y la literatura, actualizar al joven en otras materias como lenguaje, arte, historia, ayuda en la socialización de los jóvenes, principalmente los que tienen mayor dificultad para comunicarse, transmitir e inculcar valores como el respeto y la tolerancia, llevan a los jóvenes a la reflexión, permiten que usen todos sus sentidos, motivan el ejercicio del pensamiento, estimulan la creatividad y la imaginación, haciendo que se sientan más seguros. Por tanto, tal método permite a los alumnos realizar actividades novedosas, donde basta con querer divertirse e inventar para llevarlas a cabo. Siendo la realización de una maqueta, de una pintura alusiva con algún proceso histórico o el teatro ejemplos concretos de ello, pues son ideales para ayudar a los jóvenes a desarrollar la expresión verbal, corporal, y artística. 5.- Método de Estudio dirigido: Se define como aquel medio de enseñanza-aprendizaje utilizado en educación, que sin ser sustitutivo del profesor o profesora, sirve de apoyo a la dinámica del proceso, al orientar la actividad del alumno en el aprendizaje desarrollador, a través de situaciones problemáticas, problemas y tareas que garanticen la apropiación activa, crítico-reflexiva y creadora de los contenidos, con la adecuada dirección y control de sus propios aprendizajes[2]. Siendo su principal ventaja el que el alumno toma un rol más activo dentro de su enseñanza-aprendizaje. Aquel método podemos percibirlo en diversas estrategias y técnicas de estudio, por ejemplo en las clases de computación e informática, o en la utilización de diversas guías de actividades, las cuales permiten complementar los contenidos, concentrarse con mayor facilidad en una determinada temática y permiten elegir, coordinar y aplicar los procedimientos, o técnicas más adecuadas para desarrollar una tarea. TEORIA Y METODOLOGIA DE LA HISTORIA 1. DEFINICION: Toda ciencia que se precie de tal ha de tener una tener una teoría y un método lo más definido posible para avanzar sobre terreno firme en sus investigaciones. Cuando decimos “una teoría y un método” queremos significar que el historiador (como el estudiante de Historia) no puede avanzar en su trabajo si no tiene una respuesta clara a las siguientes preguntas: ¿Qué es la Historia? , ¿Cuál es su objeto general de estudio? , ¿Mediante qué métodos puede arribar a producir o reconocer conocimiento histórico lo más acabado y objetivo posibles? Las respuestas a estas preguntas pueden ser extensas; más aún, el carácter de ciencia social (humana) de la Historia así lo requiere por la amplitud de su objeto de estudio. Pero nunca pueden ser parciales, confusas ni contradictorias. Lo primero que debemos aclarar es que la Historia no estudia sólo “hechos históricos” sino procesos históricos y dentro de ellos sus “problemas”. No existen hechos históricos por sí mismos, sino que es el historiador el que les da la categoría de tales, al rescatarlos del pasado porque le son útiles a su determinado objeto de estudio (tema) primero y a su tesis sobre el mismo después. A priori, todo hecho ocurrido en el pasado, más reciente o más remoto, constituye parte de la historia de la humanidad, de su pasado; por eso podemos decir que está en la “historia-suceder” de la humanidad. Pero para la Historia con mayúscula (recurso gramatical acuñado para diferenciar la ciencia histórica del simple pasado) un hecho del pasado se transformará en histórico, siempre y cuando sea un dato elocuente para echar luz sobre una hipótesis histórica abocada al estudio de un determinado proceso histórico (tema). Al respecto E. Carr señala: “el historiador fue quien decidió que, desde su punto de vista, el paso que hizo César de un riachuelo como el Rubicón era un hecho histórico, mientras que el paso del Rubicón efectuado antes o después de entonces por millones de otros individuos no interesaban en lo más mínimo” En segundo lugar la Historia debe abocarse a “comprender” el pasado, a buscar explicaciones y causas que dieron lugar al mismo, para comprender el presente y (si es posible) proyectarse al futuro. Pero debemos tomar en cuenta que: “Para el historiador comprender no es clasificar, simplificar, reducir a un esquema lógico perfectamente claro, trazar una proyección abstracta. Comprender es complicar. Es enriquecer en profundidad. Es ensanchar por todos los lados”. La Historia no puede establecer leyes. No hay leyes históricas. Hay comportamientos similares y recurrentes. No compete al historiador ni al estudiante de Historia, realizar juicios de valor sobre lo acontecido en el pasado. Ni sobre los hechos, ni sobre los procesos históricos, ni sobre los hombres que los protagonizaron. “El caso es que el pasado cambia continuamente de aspecto cuando se coloca bajo el microscopio del historiador. Su apariencia refleja la perspectiva desde la que se le interroga y se le reconstruye” La teoría de la Historia nos dice que la brújula del historiador debe ser apenas el comprender y no el juzgar. Los documentos y todo tipo de fuentes con los cuales se maneja el historiador y el estudiante de Historia ya están impregnados suficientemente de juicios de valor y subjetividades que trastocan la realidad histórica, como para que el historiador incorpore premeditadamente los suyos. Sin embargo, no podemos olvidar que cada historiador estudia e investiga desde su presente, cargado con su ideología, sus valores, sus problemas, sus prejuicios “La historia, en realidad, está en relación con las necesidades actuales y la situación presente en que vibran aquellos hechos”, y en consecuencia “cada historia real es historia contemporánea” explica al respecto Benedetto Croce. A sabiendas de la subjetividad de la ciencia en general, y de la aún mayor de las ciencias humanas, el estudiante de Historia debe esforzarse en grado sumo por practicar una especie de “asepsia” de sus fuentes, su tesis y su método. Ante todo el historiador ha de ser un “escéptico”; que tanto en la formulación de su hipótesis, en la búsqueda y análisis de sus fuentes (datos) y sobre todo en la formulación de sus conclusiones debe preguntarse permanentemente “porqué”. “Aceptar la imposibilidad de la objetividad no implica que sea imposible la rigurosidad del producto histórico”, concluye Pelai Pagès. Y complementa Sánchez Prieto: “La subjetividad, insistimos, no es un obstáculo; es un hecho no sólo inevitable sino positivo, para que los acontecimientos históricos puedan ser modificados (en tanto que completados) por interpretaciones posteriores” 2. LA CIENCIA HISTORICA Y SU OBJETO DE ESTUDIO. CARÁCTER DEL CONOCIMIENTO HISTORICO En términos muy generales se acepta hoy por los teóricos de la Historia el siguiente aserto: “la Historia debe abocarse a investigar el pasado para que el hombre pueda comprender el presente y poder proyectarse hacia el futuro.” Ahora bien, cuando tomamos nota puntillosa de las investigaciones históricas y el conocimiento histórico producido hasta nuestros días por infinidad de historiadores, nos topamos con un problema propio de nuestra ciencia y que ya esbozáramos en el ítem anterior. La historia es tan vasta y heterogénea, el presente es tan complejo y variado, y el futuro tiene tan amplio abanico de proyecciones, que resulta casi imposible “armar” una Historia general de la historia. Ya sea porque muchas piezas no son complementarias en su forma con otras, ya sea porque siempre faltan algunas piezas. Pero esta realidad no significa que cualquier investigación histórica sea infructuosa o estéril. La teoría y metodología de la Historia ha de aportarnos un basamento sólido y una orientación para distinguir entre el conocimiento histórico “útil” (no confundir con utilitario) y el conocimiento del pasado anecdótico o aficionado. Dicho concepto de utilidad está estrechamente relacionado con lo siguiente: cuanto más aporte el mismo a la comprensión del presente mayor será su utilidad. Es pertinente aclarar que aún en los estudios de procesos históricos más remotos podemos encontrar un hilo conductor hacia el presente. Y también es pertinente aclarar que la “Historiología” ocupa un rol muy difícil a la hora de dictaminar la mayor o menor utilidad de un conocimiento histórico. Sin embargo la Teoría de la Historia dispone de una herramienta bastante eficiente para deslindar entre la Historia con mayúscula y la historia anecdótica. Y es la de interrogar a cada investigación histórica con una pregunta: ¿hay en el comportamiento, sentimiento y pensamiento de alguna sociedad actual alguna huella o influencia del conocimiento histórico expuesto? Cuantas más “huellas” encontremos en “esa Historia” producida, más útil será para nuestro acervo historiográfico. Veamos ahora lo que concierne al carácter del conocimiento histórico, a su “epistemología”. En términos generales: ¿qué tipo de conocimiento es el conocimiento histórico y por qué? Dijimos anteriormente que toda ciencia, por el sólo hecho de ser cultivada por el hombre ha de tener un matiz subjetivo. Más en la medida que en la Historia, el objeto último de su estudio es el hombre mismo -o mejor dicho, los hombres y las mujereseste matiz subjetivo aumenta naturalmente. Así pues, lo primero que podemos afirmar es que el conocimiento histórico estará siempre impregnado de una importante subjetividad al estar elaborado por seres humanos con sentimientos, preconceptos, estructuras culturales de las que no se puede desligar a la hora de analizar su objeto de estudio, formular sus hipótesis, tesis y conclusiones. Sin embargo, la búsqueda exhaustiva y sincera de patrones de comportamiento que se repiten, de guías e indicadores hacia la recurrencia histórica, son actitudes necesarias y suficientes para otorgarle a la Historia el carácter de ciencia. La ciencia no es nada más (ni nada menos) que la búsqueda permanente de la comprensión del cómo y el porqué suceden las cosas. Y las “verdades” de la ciencia nunca son fijas ni eternas. En ese sentido, toda ciencia puede ser histórica. El conocimiento histórico tiene también carácter “provisorio”, está en continua construcción ya que: “Uno se da cuenta de que cada generación de historiadores realiza una elección, descuida ciertas huellas y, por el contrario, desentierra otras a las que nadie prestaba atención desde hacía cierto tiempo, o desde siempre”, nos aclara G. Duby