Dinámica: ENGAÑANDO AL GRUPO

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Dinámica: ENGAÑANDO AL GRUPO
correxido
Objetivo: El objetivo de esta dinámica es concienciar a los alumnos de una
realidad muy presente en la sociedad y en su futuro puesto de trabajo como
encuestador. A veces, podemos ser objeto de engaño por parte de las personas
con las que establecemos comunicación, esto es inevitable, y por ello es
necesario conocer los modos en los que se puede contrarrestar los efectos
negativos de estas conductas. Por tanto lado, y analizando este tema desde
otra perspectiva, hay que decir que, en ocasiones, los encuestadores necesidad
recurrir
a
ciertas
técnicas
de
aproximación
a
los
individuos
que
no
corresponden fielmente con la realidad, con la finalidad de conseguir el mayor
número de encuestas válidas. Esto no quiere decir que el engaño sea
primordial y la base de la profesión, si bien es cierto que una sinceridad total y
absoluta, en algunos casos, tampoco es del todo aconsejable.
Momento de puesta en práctica de la dinámica: El momento correcto para
llevar a la práctica esta dinámica es aquel en el que se esté explicando al
grupo el módulo a cerca del factor humano en la encuestas. En este módulo se
habla de las interacciones entre encuestado/encuestador en la encuesta
presencial y telefónica, así como de las técnicas de lenguaje verbal y no verbal.
Además, esta técnica también es aconsejable para momentos en los que se
quiera fomentar en el grupo valores de confianza y criterios para identificar la
desconfianza.
Tiempo: Unos 30 minutos.
Lugar: Misma sala donde se desarrollan las clases teóricas del curso.
Proceso: El formador pide a tres personas voluntarias que lo acompañarán a
un lugar donde el resto del grupo no pueda escucharles. Allí les dará las
instrucciones precisas de su misión. Tendrán que contar a sus compañeros una
experiencia o anécdota personal que les haya ocurrido. La clave de la dinámica
está en que dos de ellos contarán una historia real, pero el tercero contará una
historia inventada. Se les insiste en que las historias reales deben ser
escogidas entre aquellas que pueden sonar más inverosímiles, de manera que
al grupo les sea más complicado discernir entre las verdades y las mentiras. En
suma, la historia irreal tampoco debe contar con elementos de “ciencia ficción”
que pueden llevar al grupo a ver evidente que esa historia no puede ser cierta.
Las exposiciones de las historias serán de unos 5 minutos para cada uno de los
narradores. El resto del grupo deberá ir tomando anotaciones sobre las
historias de cada uno.
Al acabar, se le confesará al grupo que han sido engañados por alguno de sus
compañeros y se les instará para que intenten averiguar cual de ellos es el
mentiroso.
Así pues, se anotará en la pizarra el nombre de los tres narradores y cada uno
de los miembros del grupo irá diciendo en voz alta quién es el autor de la
narración falsa y por qué lo cree así.
Al finalidad se dará la solución a cerca de las historias verdaderas y falsas y se
abrirá el debate entre todos sobre los siguientes aspectos:
¿Cómo se han sentido los miembros del grupo al descubrir que habían sido
engañados?
¿Qué aspectos influyeron en el grupo a la hora de afirmar como falsa una u
otra historia?
¿Fue fácil para el relator mentiroso contar una historia al grupo a sabiendas
que los estaba engañando?
¿Les resulta fácil mentir a los miembros del grupo? ¿Qué sienten cuando lo
hacen?
Aspectos referentes a la puesta en práctica de la dinámica: En líneas
generales, la puesta en práctica de la dinámica ha resultado satisfactoria y ha
funcionado con éxito. No obstante, quizás podrían hacerse pequeños cambios
para se adapte de una manera más fiel a los objetivos perseguidos.
El grupo ha juzgado las historias como verdaderas o falsas según las
características que conocen de los narradores. El conocimiento de los mismos,
hace más sencillo saber quién miente y quién no. Esto es difícil de
contrarrestar, ya que ésta dinámica está orientada a un momento del curso en
el que los miembros del grupo ya se conocen bastante entre sí. Sin embargo,
sí se puede insistir a los narradores en que piensen bien qué historia quieren
contar y por qué. Las historias verdaderas no deben ser demasiado creíbles, ni
las falsas ser demasiado fantasiosas. Incluso se puede pedir a los narradores
que jueguen con gesticulación engañosa, es decir, por ejemplo, que se
muestren nerviosos aún sabiendo que su historia es completamente real.
Por otra parte, la parte final del debate no ha resultado del todo productiva.
Sería conveniente motivar más al grupo para que expresen sus emociones en
relación a las mentiras y a las situaciones de engaño que se suscitaron en el
seno del grupo.
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