LAS APARICIONES DE LA VIRGEN MILAGROSA: MENSAJE DE AMOR Y APOSTOLADO PARA LA AMM EN EL NUEVO MILENIO P. Benjamín Romo, C.M. Celebramos en Roma, a finales del octubre de 2001, el Primer Encuentro Mundial de la Asociación de la Medalla Milagrosa. El P. Robert Maloney, Director mundial de la AMM, al hablarnos de “la AMM y la Familia Vicenciana” planteó a la Asociación 5 desafíos al comenzar el Nuevo Milenio. El primer desafío planteado fue “Releer para hoy el Mensaje de la Medalla Milagrosa desde la perspectiva de los pobres”. Esta presentación la divido en tres partes. En un primer momento, quiero detenerme con Ustedes para descubrir y reflexionar sobre algunos de los signos, aquellos más relevantes del amor manifestado en las apariciones de la Virgen a Santa Catalina Labouré. En un segundo momento, daremos una rápida mirada a la realidad de hoy; y finalmente me permito presentarles algunos de los compromisos que el mensaje de la Virgen Milagrosa aporta a los miembros de la Asociación de la Medalla Milagrosa hoy. Por una parte, los signos nos conducen a vivir fundamentados sólidamente en el amor y en la unión con Dios. Por otra, estos mismos signos, nos lanzan a una misión, a un compromiso, a un apostolado: decir a los pobres con nuestra vida, y el testimonio de nuestras obras, que Dios les ama. UN MENSAJE DE AMOR Primera aparición: el lenguaje de las palabras ayer y hoy De noche, Catalina escucha a alguien que le llama por su nombre… Dios sale al encuentro del hombre, lo llama y le da la capacidad de escuchar la llamada. Catalina acepta la invitación. Dios nos llama, como a Catalina, por nuestro nombre. Es Él quien nos elige y nos da una tarea en su viña. Depende de nosotros escucharlo o no para aceptar o rechazar su plan. El ángel la acompaña hacia la capilla… La presencia misma de Dios nos conduce y guía hacia el encuentro. Ella descubre un camino de luz. El lugar del encuentro está iluminado. María deja a Catalina el tiempo de espera para prepararse al encuentro. Dios pone en nuestro camino personas y acontecimientos que nos guían, aunque sea de noche... aunque los demás estén dormidos y nos parezca que somos los únicos que avanzamos. Después vendrá el encuentro, la fiesta, las luces encendidas… El ángel le dice: ¡He ahí a la Virgen! Catalina vacila para creer, “yo no veo a la Santísima Virgen…” El mensaje me parece, es este: saber ver más allá de las apariencias. Es preciso ajustar la mirada y situarse en otro nivel, el nivel del corazón de Dios. Con la mirada del corazón será capaz de ver “lo invisible”. Para Catalina había un mensaje y una misión. ¿Qué me quiere decir hoy a mí?. María me dijo cómo debía conducirme… María nos forma en la escuela de Jesús, nos indica el camino. Es un diálogo sencillo y familiar, Catalina habla con sencillez de su vida, de sus dificultades, de sus decepciones; María escucha y le habla. Dios quiere darte una misión y ésta tendrá contradicciones…Toda llamada implica una tarea y ésta no se hace sino aceptando pagar un precio, cargar una cruz. Los tiempos serán malos, el mundo entero será turbado por males de todas clases… María tiene la mirada puesta en el mundo tal como es. María invita a Catalina a mirar los acontecimientos de muerte, que degradan el mundo, no para culparla, sino para recordarle su misión en la construcción de un mundo de justicia y de paz. A través de María, Dios invita a Catalina a comprometerse en lo cotidiano para ayudar a toda clase de necesitados. María camina con la humanidad. Venid al pié de este altar, aquí las gracias serán extendidas sobre las personas que las pidan, grandes y pequeños. María nos invita a hacer de Cristo el Centro de nuestra vida. Nos invita a la oración y a sacrificar en el altar nuestra vida al servicio de los pobres. Así, María indica a Catalina, como Centro de la vida cristiana a Cristo, quien con su sacrificio en la cruz ofrece la salvación a la humanidad y se propone para nosotros como único Camino, única Verdad y única Vida. Quiero que se funde una Asociación que sirva a los pobres María atrae la atención de Catalina sobre la situación angustiosa de muchos pobres que sufren la injusticia, la marginación y la indiferencia. Ella expresa su claro deseo de ver la creación de una asociación al servicio de los pobres para remediar sus necesidades y revelarles el amor que Dios les tiene. La Asociación de la Medalla Milagrosa nace a raíz de las apariciones de la Virgen a Santa Catalina. El Papa Pío IX la fundará oficialmente, el 21 de Junio de 1847, circunscrita a la Casa Madre de la Congregación de los PP. Paúles en París. El Papa San Pío X, el 8 de Julio de 1909, la erigió, con carácter definitivo y universal, para toda la Iglesia, dándole unos Estatutos y encomendando su dirección al Superior General de los PP. Paúles. Este deseo, hoy ¿cómo se vive? ¿Somos una Asociación que sirve a los necesitados, consuela a los que sufren, acompaña a los que están solos? ¿Qué podemos hacer para cumplir el encargo, la misión, que nos ha encomendado la Santísima Virgen?. Haz acuñar una Medalla, todos los que la lleven con devoción y confianza recibirán grandes gracias… María deja un signo, una señal sencilla, inolvidable, con la que quiere que nos familiaricemos: la Medalla. Ella es el “Catecismo de los pobres. En el Evangelio, no es María quien más habla, pero Ella nos trae la Palabra: Jesús. Ella nos conduce a lo esencial del Evangelio: las Bienaventuranzas y nos invita a vivir en este espíritu: Bienaventurados los de corazón pobre. Bienaventurados los de corazón pobre, humilde y sencillo, ellos verán a Dios. Bienaventurados los que saben tener confianza. La Medalla es un signo en el que María nos invita a la fe y la absoluta confianza en Dios. Nos invita a creer en el amor como la única fuerza capaz de transformarlo todo. Bienaventurados los de corazón puro. La Medalla en la invitación a vivir con el corazón orientado a Dios en rectitud y honestidad, en transparencia y fidelidad. María nos invita a superar las apariencias, a saber mirar más allá de lo que se ve. Nos lleva a descubrir que siempre hay en cada persona, sea quien sea, un corazón capaz de amar. Bienaventurados los que trabajan por la paz. La Virgen de la Medalla Milagrosa se aparece en momento de revoluciones, crisis políticas y religiosas. Le pide a Santa Catalina que confiemos en Ella y no perdamos la paz y dejemos que Cristo, su Hijo, sea nuestra paz y luchemos todos por construir la paz. Lee, Reflexiona y Comparte ¿Eres consciente de que Dios nos busca, nos habla, nos hace encomiendas y espera de nosotros que no nos escondamos, que le escuchemos y que nos comprometamos en lo que nos pide? Dios, por medio de María, nos pide que veamos el mundo, los acontecimientos, las personas, no con mirada humana, frialdad, indiferencia, pasotismo, sino con “mirada de fe y puesta en práctica del amor” (San Vicente de Paúl). ¿Ves el mundo, las personas, con fe y adoptas ante ellos actitudes de amor? María nos pide que Cristo, su Hijo, sea el Centro de nuestra vida y que vivamos la vida orando, cultivando la amistad con Él. ¿Es Cristo el Centro de tu vida y vives la vida “permaneciendo en su amor”? ¿Sabes que Dios a través de María Milagrosa, Madre y Modelo de nuestra Asociación, nos invita servirle en sus pobres con talante samaritano, haciendo todo lo que podamos para liberarles de sus miserias? ¿Agradeces a María Milagrosa el regalo de su Medalla, la estudias y oras, para descubrir en ella el mejor compendio del Evangelio y viviéndolo ser una buena discípula de su Hijo? María Milagrosa en su Medalla te invita seguir al Cristo de las bienaventuranzas. ¿Cómo anda tu vida de creyente, de buen devoto de la Virgen Milagrosa, al nivel de confianza y humildad? ¿Trabajas por la Justicia y la Paz en esta cultura de corrupción, de uso y abuso de los demás, de egoísmo, envidias y rivalidades?