Poder Judicial de la Nación “A., E.A. S/ AUTORIZACIÓN” (F.C.) EXPTE. N° 34.463/2009 –J. 106RELACIÓN N° 577.729.- Buenos Aires, junio 16 de 2011.- Y VISTOS: CONSIDERANDO: I.- Llegan estos autos con motivo del recurso articulado por el accionante contra la sentencia dictada a fs. USO OFICIAL 140/160, en tanto desestima el pedido de autorización para practicarse una intervención quirúrgica de readecuación genital y ulterior rectificación de sus datos registrados, confeccionándose una nueva partida de nacimiento. A fs. 187 el Ministerio Público Fiscal, con remisión al antecedente cuya copia se agrega a fs. 182/186, propiciando la confirmación del fallo recurrido. II.psicodiagnóstico Valeria Pavan, Obra agregada a fs. 1/8 copia del informe confeccionado del Area de por la Salud Lic. Mental en de Psicología la Comunidad Homosexual Argentina (cuyo original obra en sobre reservado que en este acto se tiene a la vista)quien concluye recomendando que el accionante sea sometido al tratamiento hormonal y quirúrgico correspondiente y al posterior cambio de identidad registral, a fin de que pueda desarrollar su vida de manera estable y armoniosa, sin correr riesgos su integridad psíquica y su salud mental. A fs. 56/60 obra el informe realizado por la Psicóloga Forense, lic. María Elena Chicatto, quien concluye destacando que personalidad, el peticionante mostrando disforia presenta de un género desorden y de elementos depresivos importantes de larga data, en tanto no se aprecian estigmas compatibles con desestabilización, descontrol, psicosis ni merma intelectiva de base, por lo que las funciones superiores encuadran dentro de la normalidad psicojurídica. Por su parte, en el informe glosado a fs. 61/67, emitido por los Sres. Médicos Forenses, Dra. Melanie Viñas y Luis Mario Ginesin, se concluye que E. A./M. A. cumpliría con los requisitos de un diagnóstico de transexualismo, por cuanto se identifica con el otro sexo y demuestra malestar por el sexo legalmente asignado de forma intensa y persistente, no se advierten elementos que lo incluyan dentro de estadio físico intersexual alguno y expresa un grado de conflictividad intenso en las relaciones sociales al no poder demostrar completamente su sexo vivencial o de autoidentificación. A su vez, el detallado informe psiquiátrico/sexológico agregado a fs. 68/72, confeccionado por el Dr. Juan recurrente Carlos no Romi, concluye presenta categóricamente síntomas de que el alteraciones psicopatológicas que configuren algún tipo de enfermedad mental psicótica, por lo que sus facultades mentales encuadran dentro de la normalidad psicojurídica y reviste la forma clínica de transexualismo genuino. También luce agregado a fs. 114/116 resumen de la Historia Clínica n° 8145, correspondiente al peticionante, e informe confeccionado por el Dr. Adrián Helien, especialista en psiquiatría del Grupo de Atención a Personas Transexuales del Servicio de Urología del Hospital Carlos Durand, que concluye que E.A./M. A. presenta los criterios de Trastorno de Identidad sexual (F64.0) según el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV) y (302.85) según la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud en su décima edición (CIE 10), ilustrando que el único tratamiento existente a la fecha para dicho cuadro es la adecuación hormonal y física, lo que incluye la reasignación quirúrgica de genitales. A su turno, el informe psicodiagnóstico obrante a fs. 127/133, emitido por la psicóloga, Lic. Susana B. Fernández, del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas, cuyas conclusiones dicen advertir superficialidad de pensamiento, falta de exactitud y ausencia de sentido crítico, falta de sentido común, enorme dificultad para enfocar la realidad de manera práctica y con economía de esfuerzo, por lo que no puede funcionar intelectual o emocionalmente en forma adecuada. También destaca control racional ineficiente, que se Poder Judicial de la Nación trata de alguien emocionalmente infantil, con un exceso de impulsividad, cambiar sus susceptible juicios, y sugestionable, siendo de con esperar propensión descontrol en a la conducta, con más facilidad para expresar la agresión que los afectos placenteros, inestabilidad en el Yo, necesidad de dependencia, agresividad, manifestaciones paranoides, pérdida de objetividad y, sin bien el juicio está conservado, presenta una perturbación grave de la lógica de pensamiento. No obstante ello, el informe obrante a fs. 134/135, emitido por los Dres. Roberto Doria Medina (Jefe del Departamento de Salud Mental), Roberto Amor de Miguel (Jefe Sección psiquiatría (Psiquiatra) y Legal Jorge A. y Trabajo), Franco (Jefe Verónica División Skochko Ambulatoria; USO OFICIAL Departamento de Salud mental) –todos ellos del mismo Hospital de Clínicas José de San Martín Fernández- ilustra que peritaciones, como inexorablemente a Trastorno de la los elementos así la al que pertenece la Lic. el conclusión Identidad que evaluaran en psicodiagnóstico, que Sexual E. desde A./M. el la llevan A., presenta DSMIV, que es sinónimo de transexualismo, pero no presenta enfermedad mental psicótica, es decir no es una persona alienada mental, por lo que se encuadra en la normalidad psicojurídica. He aquí una breve síntesis de las conclusiones y precisiones contenidos en los distintos informes y pericias médicas, psicológicas y psiquiátricas agregadas a las presentas actuaciones. De tales antecedentes surge inequívocamente que E.A./M. A. reviste la forma clínica de transexualismo genuino o disforia de género. Es cuestión a dilucidar entonces si ese preciso diagnóstico, unido a los restantes antecedentes del caso justifican o no conceder la autorización solicitada, extremo que determinará la recepción o el rechazo del recurso en análisis. III.- El transexualismo ha sido definido como "la sensación experimentada por un individuo normalmente constituido de pertenecer al sexo opuesto, con deseo intenso y obsesivo de cambiar de estado sexual, incluida la anatomía, para vivir bajo una apariencia conforme a la idea que él se hace de sí mismo" -conf. Penneau, Jean, "Corps humain", en Encyclopédie juridique Dalloz, Répertoire de droit civil, París, 2005, n° 300-. El término habría sido utilizado por primera vez en 1949 por el médico Cauldwell y designado también como "disforia sexual" por Harry Benjamin en los Estados Unidos, país este donde considerarlo médicos como un y juristas trastorno de se la dividen sexualidad entre tratable inclusive por intervenciones quirúrgicas irreversibles, o bien como una elección de vida individual, un derecho fundamental discrecional, que debería llevar a excluir la opinión médica Dictionnaire permanent de bioéthique et biotechnologies, Éditions Législatives, Paris, v° Transsexualisme, nos. 1 y 2(citados por Belluscio, constitucional de Augusto, cambiar de en sexo”, “El supuesto comentario derecho al fallo “P.R.L.” del Juzgado Criminal y Correccional N° 4 de Mar del Plata, del 10/04/2008; L.L. 2009-B-577). La transexualidad es una disforia de género, es decir, un desacuerdo profundo entre el sexo biológico y el sexo psicológico o, dicho de otra forma, entre el sexo con el que se nace y aquel otro que la persona siente como propio. Es por ello que se ha sostenido que la cirugía del transexual no debe denominarse “cambio de sexo”, ya que el cambio existe previamente en el psiquismo del paciente, la cirugía corresponde a una adaptación de genitales externos al sexo psíquico irrenunciable del paciente. Como apunta Will, el transexualismo, se puede considerar como un síndrome caracterizado por el hecho de que una persona que, desde el punto de vista genotípico y fenotípico es clasificada dentro de un determinado sexo, tiene conciencia de ser del sexo opuesto o de vivir a contrario, perspectiva la no manera obstante genética y que ser lo hacen una los persona morfológica. Ella sujetos normal sin del sexo desde embargo, una está poseída de una aspiración a modificar quirúrgicamente su propio sexo somático, para el efecto de obtener el reconocimiento jurídico de tal transformación. (Patti-Will, “Mutamento di sesso e tutela della persona”, Padova, 1986, pág. 129). Conforme a las definiciones presentadas, transexual es aquella persona que habiendo nacido con un sexo Poder Judicial de la Nación determinado en su partida de nacimiento, en realidad pertenece a uno opuesto y bien diferenciado del registral. De tal suerte, el transexual debe ser absolutamente diferenciado del homosexual, quien se caracteriza por preferir su realización erótica con personas que tienen genitales semejantes a los suyos. El homosexual no tiene conflicto con su físico, no le perturban sus genitales, y en general solo discrimine pide su que se conducta lo acepte sexual. como Entre es, lo y que que se no se denomina travestismo, se encuentran a personas que usan vestimentas o maquillaje opuesto a su sexo y que pueden ser de conducta tanto hetero como homosexual. En general es denominado “travesti” un homosexual muy feminizado pero que no se siente mujer genuina y USO OFICIAL acepta sus genitales (conf. Casas, Mariana en “El derecho personalísimo a la identidad sexual” en Revista Persona N° 35, Revista Electrónica de Derechos Existenciales –http:// www.revistapersona.com.ar/-). El común error de confundir dichas condiciones parte de uno transexualidad tienen la nacieron, anterior, con la una es orientación convicción con cual de de sexual. pertenecer insatisfacción la al confundir Los sexo transexuales opuesto mantenida la por sus al que propios caracteres sexuales primarios y secundarios, con un profundo sentido de rechazo y un deseo manifiesto de cambiarlos médica y quirúrgicamente. Desde la infancia su identidad mental es distinta a su fenotipo genital. Son mujeres que se sienten “atrapadas” en cuerpos “atrapados” en de cuerpos varón, de y mujer. varones Tienen que una se sienten tendencia a “hormonizarse”, a veces con planes automedicados y en muchos casos desean ser sometidos a una reasignación quirúrgica de sexo. Sin trastornos psiquiátricos graves que distorsionen la percepción de la realidad, necesitan ser aceptados social y legalmente en el género elegido (conf. Dres. A. Sapetti, M. Alonso y L. R. Gindin, en “Disforia de Género (Transexualidad). Una mirada presentado desde en el la 24 psiquiatría Congreso de y la sexología”, Psiquiatría de trabajo APSA 2008, Sociedad Argentina de Sexualidad Humana, http://www.sexovida. com /colegas/disfonia_genero_transexualidad.htm). El derecho a la identidad de género y orientación sexual, por su contenido personalísimo, involucra toda una serie de derechos fundamentales como son el derecho a la dignidad personal, a la libertad, a la personalidad, a la no discriminación, a la vida privada, a la salud, a trabajar, al proyecto de vida, a una adecuada calidad de vida, etc. Todos ellos encuentran firme expresión en la letra y espíritu de nuestra Constitución nacional y los tratados jerarquizados incorporados a ella (conf. arts. 14, 16, 18, 19 y 33 de la Constitución Nacional, arts.3, 5, 11, 18, 24, 25 y concordantes de la Convención Americana de Derechos Humanos, arts. 2, 3, 7 y 8 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 2 de la Declaración Americana de Derechos Humanos, arts. 2, 3, 12-1 inc. d, 20, 23, 24 y 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art. 19 inc. 4 de la ley 17.132 y ley antidiscriminatoria 23.592, Convención Americana de Derechos Humanos, Pacto de Derechos Civiles y Políticos). Especialmente, la Convención Americana sobre Derechos Humanos establece en su art. 1 que "Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, origen opiniones nacional o políticas social, o de posición cualquier económica, otra índole, nacimiento o cualquier otra condición social". En su art. 2 dispone que si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el art. 1 no estuvieren ya garantizados por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades. Por tal motivo, el Estado Argentino se encuentra obligado a proteger los derechos consagrados en el Pacto de San José de Costa Rica (art. 3 derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica, art. 5 derecho a la integridad personal, art. 11 derecho a la honra y dignidad, art. 24 igualdad ante la ley). Asimismo, debe cumplir con el principio de no discriminación fundado en motivo de sexo que surge del art. 26 Poder Judicial de la Nación del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, del art. 7 de la Declaración Universal de Derechos humanos, del art. 1 del Pacto de San José de Costa Rica y del art. 2 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. Frente a la falta de disposiciones expresas de carácter legislativo, es obligación del juez como uno de los tres poderes del Estado, velar a través de la sentencia por hacer efectivos los derechos y libertades de las personas, garantizando así el cumplimiento de las obligaciones internacionales asumidas por el Estado Argentino -conf. Fallo C.S.J.N., "Ekmedjian c/ Sofovich s/ amparo"- (citado por Testa, María Verónica, en “Transexualidad y derecho a la identidad”, comentario al fallo “S. E.L.”, del Juzgado en lo Correccional USO OFICIAL Nro. 4 de Mar del Plata, del 26/03/2009, L.L. B.A. 2010-mayo, 365). IV.- Sentado ello, debe señalarse que si bien no se desconoce que hay un elemento que permanece inalterable durante toda la vida de una persona, que es el llamado sexo genético, el cual más allá de cualquier modificación externa permanece inmutable, tampoco puede soslayarse que con el devenir del tiempo se ha admitido que el sexo puede involucrar una noción compleja, de componentes diversos, -más allá del cromosómico-, que tienen que ver con el género sexual tales como factores orgánicos y psíquicos que influyen poderosamente en el ánimo del individuo, y que tienen relación con su apariencia externa, su autopercepción, sus gestos y modos de comportamiento, su vida social y sus relaciones interpersonales que se desarrollan a partir del reconocimiento de una realidad, plenamente identificada psico-socialmente con un sexo determinado -en el caso, el femenino-. En consecuencia, al sexo biológico que se lo identifica con el sexo cromosómico o genético que es aquél que se instaura en el momento de la fecundación, con el sexo gonadal que viene caracterizado por la presencia de las gónadas masculinas (testículos) o de las gónadas femeninas (ovarios) respectivamente, en uno y otro sexo, con el sexo genital que se define por la conformación de los órganos internos y externos, y finalmente con físico, se le suma el sexo morfológico dado por el aspecto el sexo psíquico que importa el sentimiento interno de pertenecer al sexo masculino o femenino, con el cual el sujeto se identifica, en sus emociones y afinidades. En conclusión, el sexo es una conjunción de todos esos elementos, en tanto el ser humano es cuerpo y mente, psiquis y soma, y si bien es cierto que en la mayoría de los casos son claros, hay muchos en los que la naturaleza no es indubitable y se presenta una discordancia entre el sexo biológico y el de género dando lugar a lo que se ha llamado transexualismo. Este fenómeno ha sido precisamente definido por la Corte de Casación de Francia en las sentencias conocidas como “R.X.” y “M.X” según las cuales el transexualismo se caracteriza por el sentimiento profundo e inquebrantable de pertenecer al sexo opuesto al que es genética, anatómica y jurídicamente el propio, acompañando tal síndrome la necesidad intensa y constante de cambiar de sexo y de estado civil, puesto que el sujeto se siente víctima de un error insoportable de la naturaleza, reclamando tanto una rectificación física como jurídica de tal error, para lograr una coherencia entre su psiquismo y su cuerpo (conf. CNCiv. Sala C, R. 573.025m, “L. G., A. s/ autorización”, del 22/3/2011). De la prueba producida a lo largo del proceso se desprende que tal es el supuesto corroborado en el caso en análisis. Así, más allá de los numerosos y concordantes informes médicos, psicológicos y psiquiátricos incorporados (que ya fueran enunciados precedentemente y respecto de los cuales ha agregada de a volverse) fs. 12/19, tanto los la informes publicación laborales periodística y académicos emitidos por la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (fs. 117) y el Instituto Universitario Nacional del Arte (fs. 118) y las declaraciones testimoniales prestadas a fs. 98/99 por Teresita Laura Galimany, a fs. 100 por Solange Krasinsky, a fs. 101/102 por Guillermo Romina Luis Valeria Cacace, Puliani ilustran y a fs. acabadamente 103/104 por sobre la autopercepción del accionante como mujer, su interacción con el medio social deseo/necesidad intervenciones y laboral –ya desde hecha quirúrgicas el lugar públicanecesarias femenino de para y concretar obtener su las la Poder Judicial de la Nación correspondencia entre aquella percepción que tiene de si misma y su condición anatómica y genital. A su vez, habiéndose llevado a cabo por intermedio del Cuerpo Médico Forense la labor encomendada a fs. 50, los informes respectivos denotan que el peticionario presenta un desorden de personalidad, mostrando disforia de género y elementos depresivos importantes de larga data, en tanto no se aprecian estigmas compatibles con desestabilización, descontrol, psicosis ni merma intelectiva de base, por lo que las funciones superiores encuadran dentro de la normalidad psicojurídica y que del examen practicado surgen indicadores compatibles con una adhesividad al género femenino tanto en la proyección del esquema corporal, atributos USO OFICIAL externos, rol funcional, sexuación e identidad. Asimismo, forense y el Juan Carlos Romi, médico quien ha examinado al peticionantes, efectúa una ilustrativa tarea en torno a áreas doctor diferenciadas psicológica: que explicar el sistema sexual y sus (biológica: comprende la sexo sexualidad; y genitalidad; sociológica: que cabalga entre el sexo y la sexualidad y tienen que ver -según el perito- con pautas normativas que rigen una cultura dada). En tal esquema, se explica en el dictamen, se puede observar que la diferenciación básicamente a través sexual del (dimorfismo) sexo, pero se establece existen factores diferenciales también en la sexualidad y en la genitalidad, sintentizándose lo expuesto en lo siguiente: el sexo es estático y prenatal (“se nace”), la sexualidad es dinámica y posnatal (“se adquiere”) y la genitalidad es la función del género (“se ejecuta”). Amplia y explica el profesional acerca del proceso de sexuación, la identidad sexual, el desarrollo de la personalidad sexual, los objetos sexuales, la conducta sexual y las vicisitudes que puede presentar el proceso de sexuación, para luego abordar el concepto de transexualidad de acuerdo a la problemática de autos. Sostiene el experto que se configura el transexualismo cuando alguien que siendo inequívocamente de un sexo “siente” que su identidad de género corresponde a la del otro sexo, como si estuviera “atrapado” en un cuerpo que no se ajusta a sus inclinaciones libidinosas: “disforia de género”, tratándose autónoma de que una no entidad debe clínica ser perfectamente confundida ni con original los y estados intersexuales ni con la homosexualidad ni con el travestismo. Así, enfatiza el profesional la importancia de realizar un buen diagnóstico para descartar toda patología mental, concluyendo que la reasignación (paliativo) pero no sexual curativo es un que acto rehabilitatorio conlleva una indicación psiquiátrico-psicológico previa, luego hormonal y finalmente quirúrgica. Ello sentado, y en lo que a las conclusiones del caso de autos involucra, se determina que al momento del examen E.A./M. A. no presenta síntomas de alteraciones psicopatológicas que configuren algún tipo de enfermedad mental psicótica (no es alienado mental), por lo tanto sus facultades mentales encuadran dentro de la normalidad psicojurídica, revistiendo la forma de transexualismo genuino. Conforme la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE 10) de la Organización Mundial de la Salud, se considera identidad al transexualismo sexual, señalado por como la un trastorno presencia de de la cuatro componentes: 1) identificación de un modo intenso y persistente con el otro sexo; 2) malestar permanente con el sexo asignado o sentido de inadecuación en el papel de su sexo (disforia de género); 3) ausencia de los padecimientos físicos o psíquicos de los llamados estados intersexuales (homosexualidad, travestismos, bisexualidad, pseudo hermafroditismo, etc.; 4) pruebas de malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas del individuo. A ello ha de sumarse, por supuesto, la ausencia de otro tipo de alteraciones o patologías psíquicas”. Factores estos que, tal como se ha visto y ha sido puesto de resalto por los informes médicos y psiquiátricos incorporados al proceso se corroboran presentes en el caso del peticionante. V.- Al respecto, debe ponerse de resalto que el análisis de cuestiones como las que aquí nos ocupan debe partir de una premisa insoslayable, esto es, todo ser humano -en tanto persona-, tiene derecho al reconocimiento de su personalidad y en tal sentido, existen en nuestro ordenamiento constitucional derechos implícitos en torno a la personalidad jurídica del ser Poder Judicial de la Nación humano, entre los cuales se halla el derecho a la identidad sexual, a lo que cabe añadir que el reconocimiento del derecho a la identidad sexual constituye una exigencia constitucional (Bidart Campos, G. “Notas de Actualidad Constitucional”, en E.D. 104/110 -1983, T° 104-1010/1028. Punto XV, “Derecho a la Identidad Sexual”, p. 1024; Carlos Fernández Sessarego, Derecho a la identidad personal, Ed. Astrea, 1992, ps. 231 y ss). El principio de autonomía de la persona determina que “siendo valiosa la libre elección individual de planes de vida y la adopción de ideales de exigencia humana, el Estado -y los demás individuos- no debe interferir en esa elección o adopción, limitándose a diseñar instituciones que faciliten la persecución individual de esos planes de vida...” USO OFICIAL (Nino, C. “Etica y Derechos Humanos”, 2da. Edición, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1989., p. 204), cuyos límites se encuentran en la no afectación del orden público y de legítimos derechos de terceros (citado por JCorrecMardelPlata N°4, en “S.,E.L.” del 16/03/2009, L.L.B A 2010 mayo, p. 366). El discriminación derecho a la constituyen los igualdad, pilares libertad de todo y no Estado Constitucional de Derecho, como nuevo paradigma, que importa la transformación del derecho mismo en la dirección de la igualdad de los derechos fundamentales (Luigi Ferrajoli, “Democracia y Garantismo”, Edit. Trotta, Madrid, 2008, capítulo “La democracia constitucional”, ps. 27 y 33/34). En 19, 75 inc. 22 nuestro ordenamiento Constitución constitucional Nacional), autorizada (arts. doctrina enseña que el citado artículo 19 C.N., en su primer párrafo “encierra el fundamento filosófico, político y jurídico de la libertad...”, libertad que es “el estado existencial del hombre en el cual éste es dueño de sus actos y opciones de vida, que elige y realiza...” (Ekmekdjian, M.A., “Tratado de Derecho Constitucional”, T° II, Ed. Depalma, 1994, ps. 447/449), pero el ejercicio de ese derecho a la autodeterminación y desarrollo de la personalidad en cuestiones complejas como las que aquí analizadas y que la propia legislación supedita a una previa autorización judicial, obliga a una prudente ponderación de todos los derechos y valores que eventualmente pueden entrar en conflicto conforme el método de las compensaciones (Sagüés, Nestor, “Metodología para la enseñanza de los derechos humanos”, en L.L. 1995-C-920), tarea en la cual no puede válidamente prescindirse de las estadísticas a nivel mundial (confr. Bossert, G. y Preibisch, M.A. “Apariencia y realidad del sexo”, L.L., 2006-D-sección doctrina, ps. 917/920). Del fundamentado trabajo precitado, y sobre la base de datos empíricos serios, se desprende que en un balance de ponderación de riesgos y beneficios relativos a la decisión de llevar adelante “reasignación -o sexual” evaluaciones no- la intervención -siempre precedido interdisciplinarias quirúrgica de necesarias de todas las resultan ser mayores los beneficios obtenidos en los casos de intervenciones realizadas respecto de los padecimientos, discriminaciones, automutilaciones, e inclusive suicidios comprobados en personas afectadas de disforia de género no intervenidas. Más aún, tratándose de personas plenamente capaces que han recibido suficiente y adecuada información y que han podido también madurar su decisión, la misma dignidad de la persona, unida de manera inescindible al principio de autonomía personal conlleva a la necesidad de respetar tales decisiones autónomas so pena de caer en posturas paternalistas, insostenibles en un sistema constitucional y democrático de derecho (Bidart Campos G. y Herrendorf, D., “Principios, Derechos Humanos y Garantías” Ed. Ediar, Buenos Aires, 1991, p. 170). En este sentido, y teniendo en cuenta que la libertad personal es el punto de partida del desarrollo pleno de las personas, que conforma la base del Contrato Social sobre el cual se asienta la autoridad del Estado y del Gobierno, es que los jueces, como miembros de una rama de este último, nos enfrentamos en verdaderamente pocos casos dilemática, como donde, en como este bien a se una cuestión dijo párrafo que antecede, el poder del Estado, a través en el de sus leyes y reglamentos, debe frenarse ante el mas inmenso poder de la libertad individual en torno al ejercicio de los poderes de la propia persona, conforme su libre albedrío, sin que ello implique afectar a terceros, ni al principio de alteridad sobre el que el Derecho funda su filosofía. Ello así, el concepto de libertad jurídica ha sido concebido por la Constitución como limitada y controlada y por ello aquello de que los derechos son relativos-, mas no Poder Judicial de la Nación al extremo en que se pretenda controlar y regular la decisión más íntima, profunda, medular y personalísima que en manera alguna afecta los derechos de los demás o la moral de la sociedad. Ante el monumental respeto de la libertad individual es que se frena el poder reglamentario del Estado y el ejercicio del Gobierno y renace, pleno, el Derecho de la Constitución, producto primero y esencial, del Contrato Social sobre el que se funda una República Democrática. Es por ello que, más que una autorización, conforme el razonamiento que venimos siguiendo, debe postularse la declaración judicial de que no hay objeción constitucional, legal ni reglamentaria alguna, para que la parte reclamante USO OFICIAL siga adelante con los tratamientos médicos clínicos y quirúrgicos a los que alude en su escrito inaugural, pues la utilización del verbo autorizar implicaría tanto como reconocer en el Estado y el Gobierno un paternalismo sobre una esfera intimísima de la personalidad que la Constitución Nacional, desde su génesis en el art. 19 les tiene vedado a los jueces, pues acaso como una predicación republicana, se ha sostenido que "las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están autoridad de sólo los reservadas magistrados", a Dios, premisa y exentas que, en el de la campo axiológico, de una manera científica, casi kelseniana, define la segunda parte de la mentada y sabia norma, cuando postula que "Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe". En consecuencia, en situaciones como las aquí planteadas, la función del Juez no es en modo alguno sustituirse a la decisión de la propia persona autorizada, decidir por ella, sino acompañarla para que, a través de los mecanismos que el orden jurídico brinda, lograr que su decisión autónoma, en orden no sólo al reconocimiento sino a la efectiva tutela de derechos fundamentales, sea respetada. De la armónica valoración de todas y cada una de las constancias incorporadas a este proceso y conclusiones fundadas y coincidentes contenidas en los diversos informes médicos, psiquiátricos y psicológicos (v. fs. 1/8, 56/60, 63/67, 68/72, 114/117 y 134/135) resulta de manera inequívoca la procedencia de la autorización para la realización de una intervención quirúrgica de reasignación de sexo, rectificación de la partida de nacimiento, expedición de nuevos documentos de identidad de la persona y rectificación de sus certificados y títulos de estudio, por ser esta decisión ajustada a normas, principios y valores constitucionales. No es óbice para ello el informe emitido por la Lic. Susana Fernández, obrante a fs. 127/133 y que concluye en la presencia pensamiento, de una perturbación pudiéndose inferir a grave en partir la de lógica allí que de la manifestación de voluntad formulada por el accionante se podría encontrar afectada por aquellas características, desórdenes y/o patología que enuncia en su psicodiagnóstico. Es que, encontrándonos frente a dictámenes contradictorios y dada la ausencia de conocimientos específicos que como regla son ajenos al ámbito del saber del juez perito en derecho, es conveniente recurrir al reiterado criterio jurisprudencial según el cual cabe otorgar preferencia a los dictámenes provenientes de los cuerpos de auxiliares dependientes del Poder Judicial tanto sobre la opinión de otro perito designado técnico de profesionales en el expediente parte, cuando no esclarecida es la como sobre el discrepancia con elementos consultor entre de los juicio suficientemente convincentes que autoricen a apartarse de las conclusiones de los peritos oficiales, pues se ha entendido que por tratarse de un cuerpo que integra el departamento judicial se encuentran garantizadas la imparcialidad y la corrección de sus informes (cfr. CNCiv, Sala "F", voto del Dr. Galmarini, L.393.530 del 23/9/04; íd, Sala "C", L.245.638 del 24/9/99; íd., Sala "D", L.137.096 del 29/7/1994; íd., Sala "H", "Zagordo c. Ttes. 22 de Septiembre SA" del 10/6/98; íd., Sala "I", "Sánchez c. Deferrari" del 6/9/1994; ííd., Sala "K", L.101.367 del 7/3/97; ííd., Sala L, "in re" "Aras, Jerónimo c. Martínez López s/Sumario"; voto del Dr. Pascual, L.48977; C.S.J.N. expte. P.185.XXVIII, "Peleriti, Humberto Rosario s/homicidio culposo" del 13/02/96, Fallos 319:103), y que la sana crítica aconseja, como principio, la aprobación del dictamen pericial de un cuerpo especialmente elegido y entrenado para colaborar con el magistrado en esos menesteres (cfr. CNCiv, Sala "F", L.230.554 del 5/2/1998; id. Sala L, 16/02/2006, “Espinosa, Poder Judicial de la Nación Eduardo H. c/ Anaceo S.A. y otros”, La Ley Online). Máxime cuando en el caso se cuentan con nueve informes emitidos por profesionales médicos psiquiatras, médicos forenses y psicólogos, todos ellos coincidentes y concordantes, mientras que sólo uno se pronuncia en el sentido referido y que –sin decirlo expresamente- podría indicar cierta inconsistencia en la decisión conclusiones adoptada por periciales el aparecen accionante, en adecuadamente tanto las fundadas en principios técnicos y científicos, y no existen otros medios probatorios que las desvirtúen, por lo que la sana crítica aconseja su aceptación (art. 377 del C.P.C.C.N.). De allí que se imponga acceder al reclamo formulado en autos, mas no como una autorización, sino, como se USO OFICIAL dijera antes, en torno a que se declare que no hay objeción constitucional, legal ni reglamentaria alguna, para que la parte reclamante siga adelante con los tratamientos médicos clínicos y quirúrgicos a los que alude en su escrito inaugural. VI.- Mera consecuencia de lo expuesto precedentemente, es que corresponda disponer la reasignación registral partida modificándose de nacimiento el sexo masculino correspondiente asentado por el en la femenino, reemplazando los nombres de pila E.A. por M., debiendo en la instancia de grado con carácter previo a la modificación de la partida, publicarse edictos en el Boletín Oficial, conforme las prescripciones del art. 17 de la Ley N° 18.248, y darse la vista al Registro del Estado Civil contemplada en el art.18 de la normativa señalada y en los arts.74 y 84 de la Ley N° 26.413. Efectivizada la modificación registral del modo que ese organismo disponga, y acreditada la modificación que se propone, corresponderá la emisión de un nuevo Documento Nacional de Identidad a nombre de M.A.. Por lo expuesto, normes legales, doctrina y jurisprudencia citadas y oído que fue el Sr. Fiscal de Cámara, SE RESUELVE: Revocar el decisorio de fs. 140/160. En consecuencia se declara que no hay objeción constitucional, legal ni reglamentaria alguna, para que E. A./M. A. siga adelante con los tratamientos médicos clínicos y quirúrgicos a los que alude readecuación en su genital escrito del inaugural, sexo tendientes masculino al a la femenino, procediéndose –previo trámites de rigor (conf. considerando VI) la reasignación nacimiento registral respectiva el modificándose consignado en sexo la partida masculino de por el femenino, reemplazando los nombres de pila E. A. por M.. Notifíquese al Sr. Representante del Ministerio Publico Fiscal y devuélvanse, haciéndose saber que en primera instancia deberá notificarse la recepción de las actuaciones y el presente fallo, en forma conjunta.- HUGO MOLTENI (En disidencia) RICARDO LI ROSI LUIS ALVAREZ JULIA Disidencia del Dr. Hugo Molteni: Que ya admitido el recurso por el voto de mis colegas de Sala, discrepo con ellos y coincido con la solución adoptada -y sus principales fundamentos- por el Señor Juez de primera instancia en la sentencia dictada a fojas 140/160, como con el dictamen del Sr. Fiscal de Cámara (fs. 182/187). El transexualismo individuo voto de constituye normalmente la la mayoría sensación constituido de expresa que experimentada pertenecer el por al un sexo opuesto, con deseo intenso y obsesivo de cambiar de estado sexual, incluida la anatomía, para vivir bajo una apariencia conforme a la idea que él se hace de sí mismo, en tanto que en Estados Unidos, considerarlo como médicos un y juristas, trastorno de la se dividen sexualidad entre tratable inclusive por intervenciones quirúrgicas irreversibles, o bien Poder Judicial de la Nación como una elección de vida individual, un derecho fundamental discrecional, que debería llevar a excluir la opinión médica. El primero es el criterio prevaleciente en Europa, lo que se revela en las legislaciones que los autorizan y reglamentan y en la mayoritaria doctrina europea y americana que aprueba la realización de tales procedimientos, en tanto que en nuestro país algunas voces se han levantado contra esa mayoría, con argumentos que comparto ampliamente y han sido lúcidamente recopilados por Augusto C. Belluscio en “El supuesto derecho constitucional de cambiar de sexo”, comentario al fallo “P.R.L.” del Juzgado Criminal y Correccional N° 4 de Mar del Plata, del 10/04/2008; L.L. 2009-B-577. En tal sentido, afirma Mizrahi que no está aún USO OFICIAL demostrado que los tratamientos hormono-quirúrgicos logren la desaparición de los males, y que los transexuales operados mantengan importantes trastornos psiquiátricos que en ocasiones han conducido a psicosis más abiertas y aún a suicidios. Por tanto, no puede transexualidad, ser sino aquél que el único tratamiento existen otros de la tratamientos psicológicos o psiquiátricos alternativos, que privilegian la salud del afectado, evitando intervenciones mutilantes de incierto pronóstico. El derecho a la salud implicaría en estos casos la obligación de la comunidad de dar la debida asistencia a enfermos afectados de psicosis, delirios o paranoias (conf. Mizrahi, Mauricio L., "Homosexualidad y transexualismo", Buenos Aires, 2005, humana", L.L. y "El transexualismo 2005-C-1476; en y igual la bipartición sentido, sexual Pascual, F.J. “¿Cambio de sexo, alteración de estado, falsedad ideológica?”, E.F. 217-999; Camps Merlo, Mariana, “Aproximación a la problemática jurídica del cambio de sexo. Proposición de ley española sobre el derecho a la identidad sexual”, E.D. 195862). En otros términos, no se trataría de adecuar la apariencia sexual de quien desea un sexo distinto del que tiene, sino de adecuar la psiquis del enfermo a la realidad de su verdadero sexo biológico. Por su parte, Sambrizzi añade que, al ser el sexo naturalmente inmodificable, las intervenciones quirúrgicas no producen un cambio de sexo (conf. Sambrizzi, Eduardo A., "Transexualismo: una sentencia cuestionable", E.D. 224-787) y Rivera agrega que a pesar del burdo cambio de apariencia, tal cambio no se produce, pues ni el hombre convertido en mujer puede gestar, ni la mujer convertida en hombre puede tener relaciones sexuales normales (conf. Rivera, Julio César, "Transexualismo. Europa condena a Francia y la Casación cambia su jurisprudencia", E.D. 151-9154). Tal resulta como indiscutible se que dice los en el decisorio tratamientos atacado, hormonales y la modificación de los órganos sexuales mediante procedimientos quirúrgicos, no implican en puridad un verdadero cambio de sexo, desde que si media ablación de las gónadas, no se cambia de un sexo a otro sino, en búsqueda de una mera apariencia se pasa a ser una persona asexuada. Por otra parte y considerando la intervención quirúrgica del cambio de sexo a la luz del principio terapéutico debe concluirse que la corporeidad conforma un todo orgánico y, si se dan situaciones en las que el médico debe intervenir quirúrgicamente sobre una parte del cuerpo para salvar el todo, el médico debe obrar conforme a determinadas condiciones que deben darse de modo simultáneo: a) La intervención debe concretarse sobre la parte enferma del cuerpo que pone en peligro la integridad de la persona; b) Debe tratarse de la única alternativa de salvar al paciente; c) Debe existir consenso por parte del paciente; d) Debe existir un cierto porcentaje de éxito; e) Debe darse una proporcionalidad en la terapia. En contrario, un somero repaso acerca de esos puntos permite concluir: A) No se interviene sobre una parte enferma del cuerpo humano; B) No existe acuerdo dentro de la literatura médico-científica en cuanto a que la intervención quirúrgica sea el único modo de resolver el problema de identidad sexual; C) El consentimiento del paciente puede estar muchas veces viciado a partir de los habituales y comprensibles estados depresivos experimentados por los transexuales; D) Las posibilidades de verdadero éxito también son al presente objeto de debate y discusión; E) La proporcionalidad de la terapia tampoco parece cumplirse, ya que para sanar una alteración psiquiátrica se interviene sobre un cuerpo sano y, además, dicha intervención puede perjudicar aun más la salud anímica de la persona y aún la funcionalidad de otros órganos (conf. Poder Judicial de la Nación Camps, Marina, “Cambio de sexo en el Derecho comparado”, en Jornadas de Derecho Natural; Libro virtual de ponencias, en http://derechonatural.tripod.com/ponencias/cambiodesexo.htm). De allí que, tal como se sostiene en la sentencia objeto de cuestionamiento, transexual que la solución experimenta el más adecuada peticionante al resulta problema ser la terapia psicológica y no una intervención quirúrgica dañina para el propio interesado (conf. Sabelli, H. “Derecho y relevante y transexualidad”, L.L. 2022-D-606). Por lo demás, también resulta conduce a concluir por la denegatoria –y con ello el rechazo del recurso en análisis- el informe psicodiagnóstico agregado a fs. 127/133, suscripto por la Lic. Susana B. Fernández, del USO OFICIAL Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas, cuyas conclusiones dicen advertir en el peticionante superficialidad de pensamiento, falta de exactitud y ausencia de sentido crítico, falta de sentido común, enorme dificultad para enfocar la realidad de manera práctica y con economía de esfuerzo, por lo que no puede funcionar intelectual o emocionalmente en forma adecuada. También destaca control racional ineficiente, que se trata de alguien emocionalmente infantil, con un exceso de impulsividad, cambiar sus susceptible juicios, y sugestionable, siendo de esperar con propensión descontrol en a la conducta, con más facilidad para expresar la agresión que los afectos placenteros, inestabilidad en el Yo, necesidad de dependencia, agresividad, manifestaciones paranoides, pérdida de objetividad y, sin bien el juicio está conservado, presenta una perturbación grave de la lógica de pensamiento. Es decir, ni siquiera existiría unanimidad en cuanto a los informes periciales que permitan concluir con algún grado de certeza en orden el necesario equilibrio psicoemocional desde el cual el accionante pretende ejercer una inexistente –en los términos ya apuntados- opción al cambio de sexo, en función del trastorno de la sexualidad que experimenta y sufre. Y en tal sentido, ni los jueces, ni el cirujano tratante, podemos ejercer el designio de torcer la realidad impuesta por la naturaleza y disponer un aparente cambio de sexo, que en definitiva no sería más que una falaz imitación sin correlación con la realidad. En virtud a ello, los restantes argumentos vertidos a lo largo del decisorio en crisis como los expuestos por el Ministerio Fiscal en su fundado dictamen de fs. 182/187, concluyo, por no contarse con certezas en orden a que la pretendida intervención quirúrgica mutilante traiga solución a la crisis de identidad experimentada por el peticionante, en la suerte adversa del recurso en análisis. En tal sentido dejo expresado mi voto.- HUGO MOLTENI