- Universidad Tecnológica de Pereira

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¿”UNISEX” UNA DEFORMACIÓN ETIMOLOGICA?
“UNISEX” es una entidad léxical que ha entrado con fuerza en el
contexto comercial.
Debido al USO la palabra UNISEX su significado en la producción
y en la comprensión se opone al que le corresponde por su
conformación etimológica: UNISEX proviene de los términos
latinos: UNICUS -A-UM y Sexus-US que por un proceso de
apocopación o perdida de las silabas finales: /CUS/ y /US/
respectivamente denotan: primitivamente al formar la nueva
unidad: unicus = único y sexus = sexo, de suerte que la
significación etimológica viene a ser: SEXO UNICO o también
UNICO SEXO, pero por el uso tal significación no se toma en
cuenta, ahora hay una especie de convención implícita entre la
comunidad de usuarios no solamente de la lengua es pañola, porque
UNISEX parece ser un vocablo tan generalizado como hotel, taxi,
que son de cubrimiento mundial y tanto cuando producimos
enunciados e interpretamos aquellos que contienen la palabra
ENUNCIADO; UNISEX significamos: VALIDO PARA AMBOS
SEXOS.
Insertemos algunos textos:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
salon de belleza UNISEX
venta de vestidos UISEX
Camisetas UNISEX
Chaquetas UNISEX
Sandalias UNISEX
Correas UNISEX
Estos muy corrientes hoy en cualquier texto publicitario quieren
significar que no se hace disti nción de los dos sexos naturales, que
se atiende a personas de ambos sexos (caso 1) y que se trata de
objetos o prendas de vestir que pueden ser usados por hombres y
mujeres (casos 2 al 6).
La lectura de tales enunciados se hace en el mismo sentido, o sea
que no hay confusión en el uso productivo ni en el uso
interpretativo. El uso pues valida los alcances referenciales de los
términos, aunque establezcan una ruptura con el nivel de la
significación etimológica.
Si se asumiera la palabra UNISEX por su sig nificación etimológica
entonces deberíamos entender que un “salón de belleza UNISEX”
(1) atiende solamente a personas de UNO de los dos sexos, en el
sentido excluyente, bien únicamente al masculino o bien al
femenino. Aquí tendríamos la ambigüedad: ¿A cuál de los dos sexos
se refiere?.
Y para las construcciones 2 a 6 pensaríamos que tales objetos
sirven únicamente para uno de los dos sexos y de nuevo la
ambigüedad: ¿Para cuál de los dos?. Por supuesto que tales
ambivalencias ocurrirían si al emplear tal te rmino quisiéramos
significar su etimología.
La acuñación etimológica de la palabra para generar el sentido
deseado debería ser: BISEX, BISEXUAL o simplemente ASEXUAL,
en este ultimo caso equivaldría a significar que no se tiene en
cuenta el sexo como rang o diferenciador natural y social que
conduce a diferenciaciones en muchos aspectos culturales o
consexuales. Terminológicamente entonces se podrían obtener
enunciados tales como:
“Salón de belleza BISEX o BISEXUAL o ASEXUAL”. La primera
estructura parece mayormente eufónica que las otras dos pociones
y de otra parte por los códigos sociales y morales del
comportamiento sexual de las personas, un anuncio que conlleve la
palabra BISEXUAL o ASEXUAL muy pocas serian las personas que
van a comprar o utilizar co mo servicios o bienes, aunque no sobra
decir que todo es cuestión de desarrollo de una alta frecuencia de
uso y no seria descartable estas otras acuñaciones.
Miremos otro aspecto que ha influido en el asunto: LA MODA. Este
código semiológico tiene una his toria que ha sufrido profundas
transformaciones tanto en los valores que comporta como en su
significante material. Es, sobre todo a partir de la década de los
sesentas cuando las prendas del vestido se mixturan y el largor del
cabello dejan de ser marcas diferenciadoras del hombre y la mujer.
El hombre, principalmente la juventud, se deja crecer el cabello
indefinidamente, la mujer usa pantalones idénticos a los del
hombre, la economía comercial y financiera destipifica así un
aspecto sociocultural y traza nuevas normas a los usuarios
y
consumidores de bienes y servicios acuñando el texto UNISEX o
UNISEXO que se aplica a un sinnúmero de cosas y lugares con el
de difundir un modelo único, un paradigma del espejo.
Es entonces la fusión sociocultural de los nexos la que en cierto
sentido ha determinado el surgimiento y los alcances del uso del
vocablo UNISEX y puesto que él no corresponde a la significación
de los elementos que la integran se deduce que el USO es la fuerza
transformadora de la semántica léxi cal.
NOTAS SOBRE EL LENGUAJE DEL DISCURSO TÉCNICO
En las líneas siguientes
trataremos de mostrar los rasgos
lingüísticos más sobresalientes que exhibe el lenguaje empleado en
el trabajo de tipo técnico. No nos referiremos a la actividad técnica
en sí, sino al discurso -texto que se produce mediante el ejercicio
práctico de la aplicación del conocimiento científico, de un arte o de
un oficio sistemático.
Nuestra caracterizada era de la revolución técnica se ha
especializado y cualificado cada vez más en s us métodos, procesos y
concepciones en torno a tareas especificas. A los avances de la
TÉCNICA no ha sido ajeno el lenguaje, este también ha tomado una
orientación y una función especificas que se inscriben en un
contexto pragmático del quehacer técnico.
Raúl Gabás en su obra: J. HABERMANS: DOMINIO TÉCNICO Y
COMUNIDAD LINGÜÍSTICA (1980), sostiene la necesidad de
articular el espacio práctico (hacer) con el espacio comunicativo
(decir) en el sentido de que aun saber hacer debe corresponder un
saber decir lo que se hace, o sea que entre la acción mediante la
cual se produce o se manipula algo, bien por el empleo de
herramientas técnicas o maquinas simples o complejas y el
conjunto de expresiones lingüísticas que al capturar ese universo
de la ACCIÓN, se tran sforma en una voz técnica, en un tecnicismo
de cohesión semántica, i.e., una especie de reciprocidad
(convencional) entre la locución como significante y la referencia
conceptual a la que nos remite la expresión. Dicho de otra manera,
una acción técnica ti ene también una dicción técnica. Esta relación
biyectiva permite que el lenguaje técnico sea máximamente
denotativo y minimamente connotativo, es decir, se descartan
dobles sentidos o dobles interpretaciones. Una voz técnica es
conceptualmente univoca. Así lo técnico es general y unificado.
Gabás observa que el dominio técnico como habilidad o destreza y
la dominación tecnológica como poder o tecnocracia en la sociedad
universal contemporánea, han creado una nueva comunidad
lingüística cuya acción comunica tiva se lleva a cabo por medio del
discurso técnico, elaborado a la vez con el lenguaje coloquial; sin
embargo, el sentido del lenguaje de la cotidianidad e informalidad
ha sido despojado. Vale decir: el lenguaje del discurso técnico como
significante oral o visual puede ser idéntico al de nuestras
conversaciones familiares, pero una vez inscrito como código de la
expresión técnica habrá adquirido una significación especifica.
Las expresiones, pues, restringen su campo semántico, pero a su
vez se fijan y condenan en la contención de un concepto o noción de
validez abstracta para una ciencia o una técnica. Píense, por
ejemplo, en la palabra /LUZ/ y refiérase al uso cotidiano y luego al
uso en el discurso de la electricidad.
Ahora bien, el lenguaje del di scurso técnico no es únicamente el
lenguaje cotidiano transformado por un tipo particular de trabajo
(semántica cultural?), sino también un lenguaje constituido por
etimologías griegas o latinas, así como por neologismos ingleses,
alemanes o rusos que corr esponden a las lenguas de los países en
donde la revolución técnico científica de la era post -atómica y
espacial se han desarrollado mayormente.
Terminología nueva surge para designar cualquier avance de la
ciencia o de la tecnología. Cada expresión nueva se ubica en un
campo especifico de desarrollo. De esta suerte tanto la actividad
técnica como el discurso -texto que la expresan van mostrando su
propia autonomía.
HALLIDAY, M.A.K. en su texto: LANGUAGE AS SOCIAL
SEMIOTIC (El lenguaje como semiótica socia l) –1982- resalta como
las posibilidades de significación particular y concreta de las
palabras dependen en gran medida del contexto y del tipo de
actividad cultural que se ejercita.
El lenguaje del discurso técnico
cumple, pues, una función
especificado ra de alcances semánticos -conceptuales los cuales se
asimilan gnoseológicamente a través del proceso pragmático
(ACCIÓN, EJECUCIÓN Y USO) y de la enseñanza y el aprendizaje
de una disciplina de carácter técnico.
El lenguaje del discurso técnico o científi co abandona su pluralidad
de significación para ceñirse a una restricción impuesta por el
dominio particular de un hacer y un saber funcionales o de una
acción instrumental por la cual manejamos la naturaleza, la
sociedad y aun el pensamiento.
Tanto en la acción técnica como en la experimental hay fines
definidos que suponen un tipo de raciocinio positivista, esto es, un
raciocinio sobre lo que es constatable mediante cualquier tipo de
prueba. A un modo de pensar positivista corresponde un lenguaje
positivista, objetual, estrictamente referenciado.
GOYES, N. En su tesis: ASPECTOS LINGÜÍSTICOS DEL
DISCURSO CIENTÍFICO DE LA LINGÜÍSTICA (1983) sustenta
que el lenguaje utilizado por el discurso de la técnica o de la
ciencia tiene el rigor del saber sistematiza do, lógico-matemáticodeductivo y experimentado, de allí la precisión conceptual y su
divorcio con la vaguedad del lenguaje coloquial, informal o
literario.
El sistema proposicional (sujeto y predicado), los conectores lógicos
(conjunciones y preposicione s) y cada elemento constituyente de
una estructura discursivo -textual-técnica deben significar lo que el
tecnólogo o el cientista disponen que signifique, comuniquen o
representen para los sujetos de la interlocución técnica. Pero esto
no quiere decir que el lenguaje de los discursos técnicos sean
estáticos, al contrario es el que evoluciona más rápidamente.
Así como lo técnico no es sensiblería, sentimentalismo ni
imaginación especulativa, tampoco lo es el lenguaje que lo expresa,
lo pone en circulación y lo hace consumible. Se trata de un lenguaje
–objeto cada vez más cercano a las cosas y a las relaciones reales o
funcionales que conforman la red intrincada de un procedimiento o
de una técnica.
El discurso técnico puede describir un proceso, instruir ac erca de
una técnica que se debe aplicar en un trabajo práctico para obtener
un resultado final de determinadas características, o puede
prevenir de lo que no debe hacerse, para evitar consecuencias
negativas o contrarias a aquello que normalmente se espera como
aplicación de un método.
Cada descripción, cada instrucción se redacta con unidades
lexicales que conducen a la comprensión y a la acción inequívocas.
Todo discurso técnico y/o científico consta, además, de los
siguientes
niveles
estructurales:
sin táctico,
semántico
y
pragmático. En el primero de los recursos léxicos se encadenan en
un determinado orden secuencial y se disponen en un texto lógico;
en el segundo se fijan los valores de sentido, de referencialidad y
en el tercero se dan los usos y las posibilidades de acción en un
micro o un macrodiscurso.
Finalmente, queremos anotar que la cultura técnica subsume en su
teoría, acción, aplicación y prospección tanto el lenguaje ordinario
como aquel previamente considerado como formal y perteneciente a
un saber sistematizado. El lenguaje ordinario, sin embargo, es
transformado y modificado en su función semántica para que
cumpla su propósito particular en lo técnico o en lo científico:
EXPRESAR LA PRESICION DE LO TÉCNICO Y DE LO
CIENTÍFICO.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
ABAD NEVOT, F. et al (1979) Curso de lengua española. Cap. 3.
“El lenguaje de los textos técnicos y científicos”. Madrid. Alambra.
GABAS, R. (1980) J. HABERMASS: Dominio técnico y comunidad
lingüística. Barcelona. Seix Barral .
GOYES, N. (1983) Aspectos de la teoría del discurso escrito y su
aplicación en el discurso científico de la Lingüística (T). Cali.
Universidad del Valle. Xeroscopia.
HALLIDAY, M.A.K. (1978) Languages as social semiotic. London.
Edwar Arnold publishers.
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