Los Profetas en el Judaísmo El sentido universal del judaísmo no ha sido expresado de manera más elocuente que en el mensaje de los profetas. En esta sección del Tanaj (nombre hebreo para todos los libros de la Biblia que incluye a los Profetas) se elabora sobre el papel de estos hombres carismáticos quienes afirmaban contar con el don divino de impartir y recibir el mensaje de la revelación para satisfacer así la necesidad humana por conocer lo sobrenatural. Aunque muchas culturas del Cercano Oriente contaban con profetas, el judaísmo se destaca por haber reconocido a varios de ellos cuyas parábolas influyeron marcadamente en el cristianismo y el islam . La palabra profeta, derivada del griego prophetes, significa el que habla en pro y se utiliza principalmente para designar a los profetas hebreos. Como líderes espirituales y morales proclamaron e interpretaron postulados religiosos fundamentales para el monoteísmo ético como los de justicia y la libertad. El término hebreo naví o delegado se aplicó por primera vez a Abraham por su papel como intercesor, " ...porque es profeta, y orará por ti, y vivirás..." (Génesis 20:7). La profecía que transmitían estos hombres excepcionales no representaba necesariamente una predicción de eventos futuros, sino la proclamación de la palabra de D-s en forma de exhortación o de advertencia de castigo que seguía a la transgresión. Como "voceros" de la divinidad los profetas no escogían su profesión sino que eran elegidos -en contra de su voluntad- para transmitir el mensaje divino. Esta responsabilidad que recaía sobre sus hombros los separaba de sus semejantes. Origen y funciones de la profecía judía De acuerdo con el texto bíblico, el origen de la profecía se encuentra en la revelación en el Monte Sinaí. El pueblo hebreo temía recibir la palabra divina directamente por lo que le solicitó a Moisés que actuara como intermediario, con lo que se convierte en el profeta por excelencia. (Deut. 5:24). En sus inicios, la función del profeta y del sacerdote se confundía. Posteriormente los profetas se convirtieron en una especie de jefes nacionales llegando a ocupar importantes cargos oficiales. El prestigio que adquirieron y su cercanía al gobierno central los colocaba en una posición de poder. Originalmente el mensaje que transmitían era corto y se refería a un problema particular. Mas tarde aprovecharon su papel para comentar y criticar el comportamiento de la sociedad o de alguna figura de importancia pública, ya que como mensajeros de D-s gozaban de cierta inmunidad. Los profetas trascendieron por la dimensión social de sus enseñanzas. Su importancia radica en su papel como intérpretes de una nueva conciencia social y religiosa que penetra todas las esferas de la vida y que los mueve a profetizar acontecimientos políticos y militares. A través de sus mensajes intentaron reafirmar los valores monoteístas éticos y su crítica se convirtió en una poderosa fuerza social. El camino que los profetas establecieron para lograr sus ideales se diferenciaba profundamente de las normas comunes. Iniciaron una reforma en la religiosidad y en el culto. Para ellos, D-s no anhelaba el olor de los sacrificios sino la justicia, ni obsequios al santuario sino la nobleza del corazón. Relegaron a segundo término los elementos simbólicos y estéticos que formaban la médula de todos los cultos antiguos. Su mensaje, originalmente dirigido a los judíos, se constituyó en legado universal. Categorías de profetas Las fuentes bíblicas mencionan dos categorías de profetas: Preclásicos o anteriores. Los textos bíblicos alusivos relatan la historia del pueblo judío desde la muerte de Moisés hasta la caída del reino de Judá y la destrucción de Jerusalem en 586 a.e.c. Son los libros de Josué, Samuel, Jueces y Reyes. Clásicos o literarios. Contienen episodios históricos en menos número y extensión pera abundan en alocuciones, pasajes poéticos, detalles biográficos y oraciones. Son los libros de Jeremías y Ezequiel (Profetas mayores) y los doce Profetas menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías Jonás, Miqueas, Naham, Habacuc, Sofonías, Haggeo, Zacarías y Malaquías. La función del profeta no se restringió a los varones. De hecho en los textos bíblicos aparecen profetisas como Miriam (Exodo 15:20), Débora (Jueces 4:4) y Juldá (II Reyes 2:14). El papel del profeta en la sociedad judía Como figuras políticas: Los profetas influyeron en gran medida en el destino político del pueblo judío. Samuel -por ejemplo- a través de sus profecías eligió a Saúl y a David para ser reyes. Era tal su importancia que varios gobernantes tenían profetas de la corte. Tal fue el caso de Nathán y Gad durante el reinado de David. Como transmisores de predicciones: Se creía que los profetas eran capaces de vaticinar el futuro. Así Ahias -por ejemplo- predijo la caída de la casa de Jeroboam y la muerte de su hijo (I Reyes, 14:6) y Elisha habló de la hambruna que durante siete años los azotaría (II Reyes, 1:4). Algunas profecías se vaticinaban después del evento, pero las narrativas nos confirman cómo el pueblo creía en la habilidad del profeta para ver el futuro. Como realizadores de actos simbólicos y de milagros: Los profetas no sólo predecían el futuro también realizaban actos simbólicos o milagros que dramatizaban y confirmaban sus palabras. Estas acciones no se consideraban expresiones de poderes sobrenaturales de la voluntad divina. Su mensaje Universalismo y elección. Los profetas creían que tras los eventos de la historia se encontraba la mano de D-s. Otras naciones de la antigüedad también compartían la noción del determinismo divino en la historia pero ninguna interpretó este hecho como parte de un plan unificado y con secuencia. Supremacía de la moralidad y actitud hacia el ritual. El monoteísmo ético se erigió en base al mensaje profético con énfasis en lo moral más que en lo ritual. De hecho en la tradición judía el ritual se concibe como un regalo de D-s, un acto de gracia para el hombre. No obstante no debe convertirse en un substituto del comportamiento moral. La religión no debe ser equiparada con el culto ni debe restringirse a un horario determinado. Moralidad y destino. La moralidad es considerada como el factor decisivo para determinar el destino nacional de Israel. Y constantemente, los profetas demandaban devoción y fidelidad al pacto acordado entre D-s y el pueblo de Israel. Amor universal a D-s. A través de los profetas D-s adquirió una relación personal e íntima con el hombre. Estos subrayaban la responsabilidad del ser humano hacia el Creador y el amor y la misericordia de la divinidad hasta para el último hombre. Los profetas tuvieron la visión de lo que el hombre podía ser y realizar. Concibieron un mundo en el cual ningún hombre sería perjudicado por otro, donde el fuerte cooperaría con el débil, donde nadie sería sacrificado en aras de metas aparentemente loables. Sin embargo, la grandeza de los profetas consistió en su concepción de la voluntad divina. El movimiento profético transformó al judaísmo. Enemigos de sacrificios y de actos de culto no propugnaron por la abolición total de los ritos, sino que subrayaron la importancia de la religiosidad aplicada a los actos más nimios de la vida diaria.