El niño Jesús nació en tu corazón En aquel tiempo Augusto César (Octavio) ordenó un censo para ser realizado a toda la gente y para esto era requerido que todos fueran a la ciudad o al pueblo de sus propias familias, para registrar las contribuciones impuestas por los Romanos. José, siendo de la casa y linaje de David tenía que ir desde Nazareth en Galilea a Belén en Judea, cerca de 6 millas de Jerusalén. María fue con él montada en burro. Era un viaje de tres o cuatro días. En lugar de estar en su casa en relativa comodidad, Ella fue, porque el tiempo del nacimiento de su niño estaba cerca, y la profecía era que el Mesías iba a nacer en Belén. Caía la tarde cuando llegaron y no había habitación para Ellos en la posada (que probablemente no era una posada tal como nosotros conocemos, sino una casa adecuada para viajeros). Por un instante Ella estuvo preocupada y preguntándose por qué la Gran Ley no había provisto una habitación, sabiendo que Ella iba a estar allí, pero instantáneamente se relajó, recordando que debía permanecer armoniosa. José fue y encontró un lugar en un establo, una cueva en la ladera de la montaña. En ese tiempo, las viviendas y los establos estaban a menudo situados en cuevas en conexión unas con otras. María había estado renuente y prefería estar en casa, ya que el escenario no habría sido el adecuado para que la misión de Jesús pudiera comenzar. Sin embargo, Ella voluntariamente pasó esas privaciones para realizar la profecía porque había sido profetizado que el niño Cristo nacería en Belén, por ello fue con José. Era cerca del ocaso cuando entraron a la cueva. Se dice que José fue a buscar una partera y encontró a una mujer mayor, hebrea, que era de Jerusalén. Ellos estuvieron en la cueva después del ocaso. Cuando entraron, vieron que el lugar estaba lleno de luz. Era tan intensa que no podían ver, era más brillante que el Sol. Jesús nació cerca de la medianoche. Durante todo el alumbramiento el lugar estaba lleno de incandescente luz. Luego decreció y pudieron ver a María con el niño en sus brazos lactando. La partera estaba muy agradecida por tener el privilegio de ser testigo. Dio alabanzas y gracias, y fue curada de una larga enfermedad por tocar al niño. Esto muestra cómo la acción del Cristo, del cual Jesús era un foco, comenzaba entonces y actuaba antes de que viniera la acción consciente a través del cuerpo físico. Se puede actuar a tiempo sin la dirección externa de la persona ni teniendo el entendimiento ni aún el conocimiento de eso. En el momento del nacimiento de Jesús, un Ángel apareció a los pastores que atendían sus rebaños en los campos que estaban alrededor. El ángel les dijo que en Belén, el pueblo de David, había nacido un Salvador, quien era el Cristo, y que ellos encontrarían al niño yaciendo en una cuna. Luego apareció con el Ángel una multitud de seres cantando sus alabanzas. “Gloria a Dios en las Alturas, y en la Tierra Paz a los Hombres de Buena Voluntad”. A ese coro, los pastores escucharon cantar alegres Hosannas de “Paz en la tierra, a los hombres de Buena Voluntad” Era realmente la celebración del “Festival de la Victoria del Cristo”, que había sido celebrada por muchas edades en los más elevados ámbitos por Aquellos Quienes habían logrado su liberación a través del esfuerzo individual. Era la radiación de Su alegría la que fue comunicada a los pastores por los Coros Angélicos. Por eso los coros que los pastores escucharon, no eran realmente por el nacimiento de Jesús, ya que la concepción habría sido estimada para que su nacimiento coincidiera con este regocijo anual en los niveles internos. Mientras uno comprende más y más el significado espiritual de la Navidad, la experiencia en la conciencia de la propia unidad con Dios Padre, será hecha manifiesta.”Padre” significa el Creador de uno. Cuando los Ángeles se fueron, los pastores viajaron a Belén para verlo. Encontraron a María, a José, y al bebé en la cuna. La cueva parecía un templo para ellos, por la descarga de radiación hecha por la presencia de los Seres Divinos. Después de haber visto el niño, ellos entendieron que el Ángel les había hablado refiriéndose a Él. Todo esto, fue manifestación de Dios. Apareció la estrella y fue vista sobre el establo, no solo por los pastores, sino también por otros en la posada. Vieron su brillante luz, y sintieron las vibraciones, que les generó un sentimiento de asombro. Esta Estrella era del propio Ser Divino de Jesús, esto es, una radiación, una manifestación de Su Cristo Propio. Es la misma Estrella que los Reyes Magos vieron en sus países, y mediante la cual los Tres siguieron al niño Cristo. María y José conocieron su misión y oraron para tener la fuerza para realizarla. Cuando Ellos vieron primeramente su inocente y vulnerable niño Divino, se arrodillaron en oración ya que debían velar por Él hasta que el pequeño cuerpo fuera fuerte y pudiera caminar, y hasta que la Divina memoria de su misión fuera anclada en Él. Examinaron el pequeño cuerpo desde la cabeza hasta los pies, y encontraron que era perfecto como lo esperaban. Rezaron por eso y para que siguiera así, y que su cuerpo mental se mantuviera libre de todos los conceptos imperfectos del mundo exterior y que sus sentimientos fueran protegidos de toda discordia. José pensó que ellos estaban en la parte más delicada de la misión, y planearon donde establecerse mientras Jesús crecía. En Belén, esa primera noche de la llegada de Jesús, mientras María le enrollaba sus finos cabellos dorados alrededor de sus dedos, Ella era consciente que sus ojos, los de Jesús, no podían aun enfocar las cosas de este mundo, pero reflejaban el reino desde donde El había venido. María era clarividente y podía ver aquello más allá de su visión común. La constancia de María en su vigilancia para mantener el patrón Divino de Jesús, le otorgó un cuerpo físico con sus cuerpos internos acompañantes que expresaban la perfección de la Presencia de Dios en su corriente de vida. Él fue llamado Jesús, como el Arcángel Gabriel lo había dicho. De acuerdo a las costumbres judías, después del nacimiento de un hijo, la madre tenía que estar aislada por cuarenta días, y por ese periodo no podía ser admitida en el templo ni tomar parte en ninguna de las actividades. Cuarenta días después del nacimiento, lo llevaron al templo en Jerusalén para realizar los rituales acostumbrados, de acuerdo a la Ley de Moisés, y Jesús fue consagrado. Mientras ellos estaban allí, un sacerdote llamado Simeón de Jerusalén, también vino al templo. Había sido enviado al lugar por consejo Divino para ver al niño Jesús. Simeón, en su juventud, había rezado para ver al Mesías, y le había sido revelado que Jesús lo sería. Cuando María vino muy feliz sosteniendo a Jesús en sus brazos, Simeón los vio dentro de un pilar de Luz, con Ángeles guardianes alrededor de ellos. Esto lo alegró enormemente ya que era la culminación de su búsqueda. El reconoció al Niño Jesús como el Cristo, el Ser que él estaba buscando, y pidió en ellos las bendiciones de Dios. Después de esto entonces él vio que ya estaba listo para partir de este mundo en paz. En el templo, una respetada profetiza llamada Ana, también reconoció quien era el niño realmente. No está muy claro lo que sucedió, pero ellos debieron haber regresado a Belén. Existen varios escritos acerca de que los tres Reyes Magos siguieron la Estrella desde Jerusalén a Belén, y María dijo que ellos se habían establecido después del nacimiento de Jesús, imaginando que el niño crecería allí.