FUSION NUCLEAR Y EL PROYECTO ITER Desde que el hombre controló el fuego, el progreso humano ha estado íntimamente ligado al uso eficaz de las cada vez más sofisticadas y potentes fuentes de energía a nuestro alcance. Probablemente nunca en nuestra historia es mas evidente esta realidad que en este momento en el que la utilización energética esta consiguiendo la elevación del nivel de bienestar de una importante y creciente parte de la Humanidad. Sin embargo, nos encontramos, por diversos motivos, en la disyuntiva de encontrar en un plazo relativamente corto un sustituto energético al motor de nuestro progreso reciente: los combustibles fósiles, ya que la escasez (y precio) del petróleo y los efectos que la masiva emisión de CO2 debida a su combustión está teniendo en la atmósfera preocupan al mundo científico internacional y cada vez más a la sociedad en general. Desde el punto de vista de opciones energéticas de futuro, a corto y medio plazo el petróleo y el carbón se sitúan en un horizonte entre los 50 y los 200 años de producción. Si el planteamiento se hace a largo plazo, contamos con tres fuentes fundamentales: las energías renovables, fundamentalmente la solar, cuya permanencia en el tiempo puede ser de billones de años, pero con una capacidad de producción limitada, fundamentalmente por ser fuentes difusas e intermitentes; la energía de fisión, y la fusión. Fusión es el proceso por el cual dos núcleos ligeros se unen para formar un tercero a la vez que se libera una gran cantidad de energía, materializando la predicción teórica de Alberto Einstein de conversión de masa en energía: E= mc2. Todas las estrellas del Universo utilizan reacciones de fusión para producir la energía que les hace brillar y que en el caso de nuestro Sol hace posible la vida misma en nuestra planeta. Desde el punto de vista de su utilización energética, nuestro interés radica en la fusión de dos isótopos del hidrógeno, Deuterio y Tritio . Simbólicamente: 1D2 + 1T3 -----> 2He4 + 0n1 + Energía donde He es el símbolo del elemento Helio y n es el del neutrón (partícula fundamental constituyente de los núcleos atómicos). Las ventajas de utilizar esta reacción de fusión como fuente de energía son en principio enormes: Baste pensar que “fusionando” un puñado de estos isótopos de hidrógeno: Deuterio (10 gramos) y Tritio (15 gramos) puede generarse el promedio de electricidad que consume una persona en un país industrializado durante toda su vida. Una planta productora de energía eléctrica basada en fusión es intrínsecamente segura pues cualquier desviación de las condiciones óptimas de la reacción produce su paro inmediato y el impacto medioambiental de un reactor basado en estos procesos será mínimo: Por una parte el deuterio es muy abundante en la Naturaleza, aproximadamente dos de cada 6500 moléculas de agua contienen deuterio. El tritio aunque radioactivo con una vida media de 12,3 años, será consumido en la propia cámara de reacción donde a su vez es producido y el núcleo resultante de la fusión, Helio, es inerte. Únicamente el neutrón producido en la reacción puede convertir en radioactivas las paredes del reactor al colisionar con las mismas pero sus consecuencias pueden ser minimizadas utilizando materiales adecuados. Una intensa investigación se está llevando a cabo en este campo y parece posible diseñar cámaras de reacción cuya activación al cabo de unos pocos años de la clausura del reactor sea despreciable, por lo que no sería necesario el almacenamiento de residuos en formaciones geológicas. No hay contaminación atmosférica alguna que favorezca la lluvia ácida o el efecto invernadero. Este tremendo potencial solo es comparable al desafío tecnológico que supone dominar esta fuente de energía Por ello, no es difícil comprender que la promesa de una fuente de energía segura, medioambientalmente aceptable y prácticamente inagotable ha motivado la creación en todo el mundo desarrollado de importantes programas de investigación encaminados a controlar estos procesos. De hecho esta preocupación por encontrar nuevas fuentes de energía y demostrar el potencial de fusión en particular, ha transcendido a los niveles políticos mas elevados y así en la primera reunión que mantuvieron en Ginebra en 1985 los líderes americano y soviético, Ronald Reagan y Mikhail Gorbachev, acordaron publicar en el comunicado final conjunto: "Los dos líderes enfatizaron la potencial importancia del trabajo encaminado a utilizar fusion termonuclear controlada para fines pacíficos y en este contexto, advocaron el mas extenso desarrollo de cooperación internacional para obtener esta fuente de energía, que es prácticamente inexaustible, para el beneficio de toda la Humanidad." 1 Lo que supuso, de facto, el inicio del Proyecto ITER. ITER (International Tokamak Experimental Reactor, o “camino” en latin) es un gran proyecto internacional que en una colaboración sin precedentes entre Rusia, Japón, Europa, Corea del Sur, Estados Unidos, India y China, pretende construir un Gran Laboratorio de Investigación donde se demuestre por primera vez la viabilidad de obtener energía en nuestro planeta utilizando reacciones de Fusión. Esto se traduce en que ITER desde un punto de vista científico, deberá conseguir un plasma en el que las partículas alfa (núcleos de Helio), que se producen en la reacción de fusión Deuterio-Tritio (20% de la energía producida en la reacción de Fusión), constituyan la fuente principal de calentamiento del mismo. Este calentamiento intrínseco será apoyado por 50 MW de calentamiento externo adicional, que llevará al combustible a las condiciones adecuadas para que, de forma sostenida, se produzcan 500 MW térmicos, demostrando que es posible obtener al menos 10 veces la energía necesaria para mantener la reacción. Desde el punto de vista tecnológico, ITER deberá demostrar que es posible integrar las tecnologías mas relevantes para la futura construcción de plantas productoras de electricidad, poniendo de manifiesto las excelentes características de la energía de Fusión desde el punto de vista de seguridad y e impacto medioambiental. Los mecanismos que hacen posible la fusión en las estrellas no son viables en nuestra escala planetaria y la manera más prometedora en la actualidad de utilizar esta energía reside en la creación de “botellas magnéticas” donde el combustible, unos pocos gramos de isótopos de hidrógeno en estado “plasma”, es aislado de su entorno mientras es calentado a temperaturas de centenares de millones de grados, necesarias para que las reacciones de fusión generen energía de forma eficiente. 1Traducción literal de "The New York Times", Noviembre 22 1985 El diseño y perfeccionamiento de esas “botellas magnéticas” ha dominado la investigación en fusión en las últimas décadas y en particular el concepto Tokamak, del ruso “toroidalnaya kamera ee magnitnaya katushka”, ha experimentado un desarrollo espectacular en todo el mundo. En esta idea, inicialmente propuesta por I. Tamm y A. Sakharov en 1951 en la antigua Unión Soviética, es en la que está fundamentado el proyecto ITER, aunque su diseño actual, desde un punto de vista científico, está avalado y determinado por el conocimiento obtenido a través de la extensa operación de tokamaks en el mundo durante las pasadas décadas y muy particularmente por las investigaciones realizadas en el tokamak Europeo JET, el mayor tokamak del mundo en la actualidad donde ya se han coseguido generar 16 MW térmicos utilizando reacciones de fusión. Asimismo la tecnología propuesta para ITER ha sido validada por un amplio programa de I+D que ha construido prototipos de prácticamente todos sus componentes críticos. Los componentes principales del tokamak ITER son las bobinas superconductoras que generan el campo magnético utilizado para confinar, conformar y controlar el plasma dentro de una cámara de vacío toroidal en forma de “donuts”. Este sistema comprende dieciocho bobinas de campo toroidal, un solenoide central, seis bobinas de campo poloidal y unas bobinas llamadas de corrección, cuya misión es corregir posibles desviaciones surgidas en el resto de las bobinas durante la fase de construcción. Los arrollamientos de las bobinas de campo toroidal y poloidal están colocados en carcasas muy resistentes que impiden movimientos milimétricos que de otra manera sucederían debido a las importantes fuerzas electromagnéticas de interacción a las que están sometidas las bobinas. Estas, junto con la cámara de vacío, que tiene una estructura de doble pared, y los componentes internos, están acoplados mecánicamente a soportes gravitatorios donde se depositan las aproximadamente 19.000 toneladas de peso de estos sistemas. Todo el tokamak está inmerso en un criostato, con aislamiento térmico entre los componentes calientes y las bobinas refrigeradas a temperaturas de Helio líquido. Podemos imaginar el desafío tecnológico que supone tener que mantener cien millones de grados en el centro del Tokamak y temperaturas cercanas al zero absoluto (4,5 ºK) en las bobinas superconductoras a escasos dos metros de distancia. Dentro de la cámara de vacío encontraremos los diferentes componentes internos, en su mayoría reemplazables: a) los módulos de apantallamiento y producción de tritio, cuya misión es absorber el calor irradiado y proteger la cámara, y sobre todo las bobinas superconductoras, de los neutrones generados por el plasma. Algunos módulos demostrarán también que es posible producir tritio (isótopo del hidrógeno) en la misma cámara donde posteriormente será consumido. b) los módulos del divertor, donde se “desvían” y extraen las impurezas generadas en las paredes del tokamak y el helio producido en las reacciones de fusión, manteniendo “puro” el plasma. c) los elementos auxiliares instalados en las ventanas de acceso al interior del tokamak, tales como limitadores para controlar la posición del plasma, antenas para realizar el calentamiento o módulos de diagnósticos que nos darán información sobre el comportamiento del combustible mientras reacciona. El calor depositado en los elementos internos y en la cámara de vacío es extraído de la cámara mediante un sistema de refrigeración convencional por agua. El funcionamiento de ITER es relativamente sencillo: en el interior de la cámara de aproximadamente 1000 m3 de volumen, introduciremos escasamente un gramo (de ahí su nombre de “cámara de vacío”) de hidrógeno o sus isótopos, deuterio, tritio; entonces, bien por la acción del campo eléctrico inducido por el solenoide central, bien por la inyección de potentes haces de microondas, nuestro combustible, inyectado en estado gaseoso, se transformará al estado “plasma”, formando una “nube” de partículas cargadas positiva y negativamente, a la vez que la botella magnética se va formando como consecuencia de los campos magnéticos generados por las bobinas superconductoras y el producido por la corriente eléctrica de varios millones de amperios, hasta 17 MA, inducida en el propio plasma por el solenoide central. El plasma, simultáneamente, irá evolucionando desde una sección circular hasta su forma final mucho mas alargada con forma de D. Los diferentes sistemas de calentamiento, hasta 50 MVatios, entrarán entonces en funcionamiento llevando al plasma a las temperaturas del orden de mas de cien millones de grados, necesarias para que las reacciones de fusión se inicien, y pueda demostrarse que es posible generar hasta un equivalente de 500 MVatios de estas reacciones. Dependiendo del experimento que se realice, todo el proceso puede haber durado hasta casi una hora de tiempo, aunque esta previsto que la duración de la mayoría de los experimentos sea inferior a diez minutos con periodos de pausa entre experimentos de alrededor de media hora. Puede resultar frustrante comprobar, que después de todo este esfuerzo ni un solo kilovatio-hora de electricidad se habrá generado, pero debemos entender que estamos hablando de un Laboratorio de Investigación y NO de una planta productora de energía eléctrica. Para que ésta sea posible, es necesario antes que ITER demuestre que la fusión es tecnológicamente viable. Es muy importante destacar que una característica esencial del diseño de ITER es que ha estado influido decisivamente por la constante preocupación de que reflejara en su versión final las favorables condiciones de la fusión en materia de seguridad e impacto medioambiental, conscientes como somos los que trabajamos en esta área de investigación que ITER será el escaparate en el que la tecnología de fusión será examinada. ITER es un proyecto tecnológicamente complejo cuya construcción se estima necesitará diez años y al menos veinte de explotación posterior. Las tecnologías que ITER necesita para su construcción y posterior operación y mantenimiento son fundamentalmente todas aquellas que tradicionalmente llamamos de alta tecnología: superconductividad, nuevos materiales, robótica, alto vacío, todo tipo de electrónica micro y macro, microondas, aceleradores, sistemas de control y un largo etc. Además también necesita de forma fundamental utilizar las tecnologías asociadas al desarrollo de la nueva economía ya que al ser un proyecto internacional experimental, los socios distintos del anfitrión, tienen la intención de crear salas de control remotas en sus territorios, en este caso Japón, Rusia, Estados Unidos… El 21 de noviembre de 2006, los siete socios firmaron en París, en presencia del Presidente Francés y del Presidente de la Comisión Europea el acuerdo de construcción del proyecto ITER en la Unión Europea, concretamente en Cadarache, Francia. Siguiendo la negociación que hizo posible llegar a este acuerdo, la dirección general es ejercida por un representante japonés junto con un europeo responsable técnico del proyecto, y cada uno de los otros socios aporta un director general adjunto responsable de un área específica: India, los estudios sobre calentamiento; Corea del Sur, la ingeniería central; Estados Unidos, la experiencia con el Tokamak; Rusia, ciencia y tecnología; China, la administración del proyecto y la Unión Europea la seguridad nuclear. Uno de los retos del proyecto ITER es sin duda la propia gestión ya que hay que tener en cuenta que los socios construirán el 90 por ciento de todo el proyecto, cuyo coste se cifra en unos 5.000 millones de euros, con sus propios recursos a través de contribuciones “en especie”. Este modelo es sin duda muy atractivo para los países participantes, pero su gestión es también un desafío de integración. Las expectativas que este proyecto ha generado en las empresas e instituciones españolas son altas. Sin duda, un protagonista fundamental por parte de nuestro país es el CIEMAT, donde se realiza la investigación experimental en fusión y donde se encuentra uno de los tres stellarators más importantes del mundo que fue construido en un 60% por empresas Españolas. De hecho gracias a esa participación y a la preparación de la candidatura para acoger ITER en Vandellós, se explica que en valores absolutos, España es el país que ha obtenido el mayor número de contratos industriales en los últimos cinco años de los proyectos JET e ITER en Europa. La capacidad de nuestra industria de bienes de equipo, de las ingenierías, de las constructoras y de la industria eléctrica es indudable. Son precisamente estas empresas las que deberán estar preparadas para acudir a las ofertas que se planteen para la construcción del ITER, formando parte de los consorcios europeos que ya se están empezando a constituir. Además existen los recursos necesarios dentro de los organismos oficiales para apoyar una colaboración entre el sector público y la iniciativa privada. El 22 de febrero de 2006, en el CIEMAT se constituyó la Plataforma Tecnológica de Fusión, promovida por el ministerio de Educación y Ciencia, que tiene como objetivo aunar los esfuerzos de universidades, centros de investigación e industria interesados en la instalación experimental ITER y otras grandes instalaciones de alta tecnología de fusión. La Plataforma Tecnológica de Fusión, en la que están integrados las empresas y los organismos españoles interesados en esta materia, debe ser el núcleo del que surjan las propuestas de colaboración y de participación en los consorcios internacionales. El momento actual es clave para el Proyecto ITER. Se acaba de presentar la solicitud de licencia al organismo regulador francés e iniciado el correspondiente proceso de análisis y discusión técnica del proyecto, que si concluye con una recomendación positiva, puede implicar que la aprobación se consiga a finales del año 2009. Simultáneamente se ha realizado una revisión a fondo del Proyecto, cuyos resultados, incluido el calendario final, serán presentados al Consejo de ITER en breve. Reproducir en nuestro planeta los procesos que nutren de energía a nuestro Sol no es problema fácil pero el problema de la energía es el problema del progreso humano. Con el proyecto ITER, a través del trabajo científico y tecnológico que realiza y coordina CIEMAT y la instalación en Barcelona de la agencia Europea que gestionará todo el esfuerzo europeo para ITER, España se une a un reducido grupo de países que realizan una investigación experimental de primera línea encaminada a comprender y dominar una fuente de energía que aparece en el futuro como una alternativa segura, potente y medioambientalmente aceptable, verdadera promesa para la Humanidad Carlos Alejaldre