Familiares, ex detenidos-desaparecidos y compañeros: Nos reunimos, como lo venimos haciendo desde hace años, para homenajear a todos los hombres y mujeres que desaparecieron luego de pasar por los campos de concentración Vesubio y Proto-Banco. Junto a ellos recordamos a los 30.000 detenidos desaparecidos, los más de 500 chicos secuestrados o nacidos en cautiverio, los más de 10.000 presos políticos, los exiliados, torturados, asesinados y caídos en la lucha durante el gobierno de la triple A y la última dictadura militar. Nuestro pueblo, la mayoría de nuestra sociedad, no tiene dudas acerca de la naturaleza criminal del golpe de marzo de 1976. El genocidio planificado fue una de sus caras; la miseria planificada para el pueblo mientras los grandes grupos económicos se enriquecían, fue la otra. Hoy, a los principales responsables de lo sucedido en aquellos años, el pueblo los conoce con su verdadero rostro: genocidas, terroristas de estado, mercenarios al servicio del gran capital. Por el contrario, la lealtad con sus convicciones, su compromiso con los explotados y, sobretodo, la coherencia entre sus dichos y sus hechos, aunque en eso fuera la propia vida, distinguieron a nuestros compañeros; y con ese reconocimiento viven en nuestra memoria. Estamos tentados a pensar que en nuestro tiempo faltan individuos como ellos, sin embargo Aníbal Verón, Teresa Rodríguez, los caídos durante la rebelión de diciembre de 2001, Darío Santillán y Maxi Kostequi nos demuestran que no es así. Tras la última experiencia golpista, nuestro pueblo grabó a fuego en su conciencia el rechazo a las dictaduras y las manifestaciones del fascismo. La memoria y la verdad no son fruto sólo de una voluntad abstracta, individual o colectiva; también lo es del trabajo constante, la preservación y ampliación, la información acumulada, la reconstrucción de las historias personales y grupales de sus protagonistas. Así como el futuro no puede construirse sobre la base de la impunidad, la justicia reclama castigo. Tres décadas de esfuerzo de familiares, organizaciones de DDHH, sociales y políticas, transformaron en hechos la reconstrucción de la memoria y le cerraron el paso a la impunidad. Decenas de responsables materiales de crímenes contra el pueblo están, esperan o han pasado por la cárcel. Fruto de estas luchas y perseverancia, las leyes de obediencia debida, punto final y los indultos fracasaron como última barrera contra la impunidad. Su derogación primero -en agosto de 2003- y este año la declaración de inconstitucionalidad de la Corte Suprema, despejaron el camino hacia la sanción judicial a los genocidas. Esta conmemoración adquiere una particularidad especial. Quien fuera el máximo responsable, en el área del Primer Cuerpo de Ejército, de secuestros, torturas y desapariciones en campos como Vesubio, Proto-Banco, Banco, Pozo de Banfield y muchos otros; el general Guillermo ‘Pajarito’ Suárez Mason murió... y sus últimos días los pasó en la cárcel de Devoto. En este punto no quisiéramos ser oportunistas. Podemos advertir que en muchos cambios en la política sobre derechos humanos del actual gobierno habitan objetivos políticos que así como nos hablan de verdad y justicia, también nos hablan de ‘gobernabilidad’. La remoción de las trabas para avanzar en los juicios contra los represores de ayer debemos valorarla como un hecho positivo; con todo, la tarea de acorralar judicialmente a los ideólogos y ejecutores del terrorismo de estado sigue estando, fundamentalmente, en nuestras manos. La Argentina libre y solidaria que soñaron y por la que lucharon nuestros compañeros, tres décadas después, sigue siendo una asignatura pendiente. La sucesión ininterrumpida de gobiernos constitucionales no detuvo el incremento de la desigualdad social. Hoy cerca del 50% de nuestra población cayó en la pobreza, la participación de los salarios en el reparto de la riqueza ronda apenas el 20%, mientras, en la agenda pública, primero están los acreedores de una deuda fraudulenta, la gran banca y los intereses de los monopolios. Con un clasismo brutal, insensible e hipócrita se pone en la picota a las víctimas de una política de entrega y concentración económica. Provocadores, ‘terroristas sanitarios’, ultraizquierdistas, agitadores o directamente delincuentes, son los calificativos que caen sobre trabajadores desocupados u ocupados cuando se movilizan con sus reclamos; y muchos padecen cárcel o están procesados. En tanto, los Martínez de Hoz, los Cavallo, los Menem, las María Julia y otros de la misma calaña caminan en libertad confiados en su impunidad. El pueblo argentino conoce en su propio cuerpo los dolores del fascismo y el terrorismo de estado, por tanto valora y no subestima el ejercicio de las libertades cívicas y políticas. Ello no le impide desconfiar de quienes, ante una elección, prometen a diestra y siniestra para luego eludir sus compromisos. Tampoco le impide expresar directamente su descontento en las calles y plazas, en las aulas o en los lugares de trabajo. Nuestros compañeros fueron anti-imperialistas, comprendieron que su lucha no era sólo contra las oligarquías locales sino con sus mandantes o socios internacionales que sometieron a nuestra América Latina a años de despiadada explotación. Ese mismo continente que hoy nuevamente se subleva y pelea acercando a la realidad los sueños de los nuestros. Hoy el mundo asiste a guerras que asolan a pueblos como los de Irak con miles de víctimas, restableciendo viejas y odiadas prácticas. No somos infieles a lo que pensaban nuestros desaparecidos si decimos No a Bush en Argentina. Finalmente no homenajeamos a los compañeros como víctimas, sino como mujeres y hombres luchadores que a través de sus organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles y barriales buscaban por diferentes caminos un país solidario con igualdad de oportunidades. Y decimos, como terminó aquí el discurso de H.I.J.O.S. el año pasado que nosotros elegimos hacer de esta lucha una lucha de todos los días, ¿hasta cuándo?, hasta la victoria, qué duda cabe!!! Cárcel común, perpetua y efectiva para todos los genocidas y sus cómplices Restitución de la identidad de nuestros chicos apropiados Reivindicamos la lucha de nuestros compañeros por un país justo y solidario. 30.000 compañeros desaparecidos ¡presente! 30.000 compañeros desaparecidos ¡presente! 30.000 compañeros desaparecidos ¡presente! Ahora y siempre Comisión de homenaje, sobrevivientes compañeros, familiares y 7/09/2005