Libertad e Identidad - Encuentro Nacional de Docentes

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LA UNIVERSIDAD POR UN NUEVO HUMANISMO
JUBILEO DE LOS DOCENTES UNIVERSITARIOS
II ENCUENTRO DE LOS DOCENTES UNIVERSITARIOS
I. COMISIÓN: LA PERSONA HUMANA
106: LA PERSONA META PRIVILEGIADA DE LA PSICOLOGÍA
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DE LA PONTIFICIA
UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA
“ LIBERTAD E IDENTIDAD”
Dra. MARÍA DEL CARMEN GUTIÉRREZ BERISSO
Profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la U.C.A.
2
LIBERTAD E IDENTIDAD
“El hombre es la única criatura que se niega a ser lo que es”1
He aquí planteada por vía de negación el tema de la identidad y libertad del hombre. Mi
intención es presentar aquellos elementos que signan la identidad con el sello de la
libertad. Para aproximarme al tema del devenir humano en libertad, me parece muy
significativa la afirmación de Cornelio Fabro : “ El hombre nace libre y se hace libre”.
No se trata de un contrasentido ni de una paradoja, como a primera vista podría parecer.
Pues, o bien el hombre nace libre y entonces no deviene o bien, llega a ser libre y por
tanto no nace libre. Sin embargo afirmar que el hombre nace libre y se hace libre,
implica una doble dimensión cuya consideración es fundamental tanto en el orden
pedagógico como psicológico.
Es necesario distinguir, por una parte, el orden de la esencia humana y por otra, el de su
desarrollo existencial. Esta apreciación aclara la problemática de la libertad, afirmada,
ignorada o negada de diversas formas a lo largo de la historia y en particular en el
ámbito psicológico. Respecto del significado del actuar libre hay posiciones opuestas
que pueden ser expresadas en las siguientes disyuntivas:
. ¿ ausencia de motivación o autodeterminación ?
. ¿ repliegue de lo emocional, de lo pulsional o posibilidad de integración de distintas
áreas ?
. ¿ determinismo biológico o aceptación de la corporeidad ?
. ¿ dependencia social o asunción personal de las relaciones humanas ?
. ¿ determinismo histórico o posibilidad de resignificación de las experiencias vividas ?
. ¿ vivencia temporal ceñida al pasado o centrada en el presente sostenida en el pasado y
abierta al futuro ?
. ¿ manifestación espontánea o responsabilidad ?
. ¿ negación de la naturaleza humana o aceptación de Dios como primera causa de la
libertad ?
Esta serie de divergencias podría ser alargada y tendríamos así un registro de
corrientes contemporáneas, que quizás impactadas por algún factor, lo acentúan
demasiado, lo desvirtúan sin poder integrarlo en una totalidad.
La consideración de lo esencial y de lo existencial permitirá tener en cuenta por una
parte, lo universal, es decir, la pertenencia intrínseca de la libertad al ser humano, y por
otra, lo singular y concreto, el desarrollo libre de cada hombre, los componentes que lo
favorecen y también las vicisitudes que pueden afectar de un modo u otro su cabal
ejercicio.
1
A.CAMUS , “El hombre rebelde”, ed.Losada, Buenos Aires, 1953.
3
Frente al pensamiento moderno que tiende a identificar dialécticamente el sujeto con su
acto, cabe señalar que la distinción real del sujeto y su capacidad operativa se basa en la
actualización de la esencia humana mediante el acto de ser. La complejidad y riqueza
de la situación existencial del hombre implica la estructura del sujeto que se diferencia
de sus capacidades ; en el plano operativo, las facultades se distinguen de los actos y
los actos de los objetos2.
Es posible aseverar que todo hombre nace libre porque, al pertenecer a la especie
humana, su esencia le distingue de otros vivientes por su capacidad de entender y
decidir; por otra parte, el hombre se hace libre en cuanto es un ser potencial, en devenir,
llamado a actualizar sus diversas capacidades, para llegar a ser dueño de sí mismo, es
decir, a disponer cabalmente de sí.
Parafraseando la definición de la psicología como la ciencia del devenir consciente3,
me animaría a decir que la psicología puede ser considerada la ciencia del devenir libre
del hombre4. Ciertamente el devenir libre implica el ser consciente, pero es importante
precisar que ser consciente no es lo mismo que ser libre5 y que este segundo concepto
implica y al mismo tiempo supera largamente al primero.
Viviente corpóreo, sensible, inteligente y con voluntad, por su misma naturaleza el
hombre nace libre. No deja de admirar el conocido texto de la Suma teológica de
S.Tomás de Aquino, en el cual al referirse al obrar humano presenta al hombre como
imagen de Dios, por lo cual es principio de sus actos, poseedor de libre albedrío y
dominio de sus actos6. S.Tomás considera al hombre imago Dei en razón de su
espiritualidad que abarca tanto la esfera intelectual como la volitiva. Por lo cual la
libertad no le es conferida por los hombres sino por Dios, creador del modo ser y obrar
humanos.
Y señalo la creación por parte de Dios porque, como más tarde explicita Kierkegaard,
sólo un ser infinito es capaz de hacer a otro libre7. El fundamento de la libertad humana
es la Omnipotencia divina que justamente porque es infinita puede crear una naturaleza
libre y por tanto independiente en su orden. Explica que la cosa más alta que se puede
hacer por un ser, es tornarlo libre; pero un hombre no puede jamás hacer a otro
completamente libre: por nuestra finitud los hombres quedamos involucrados en
aquello que damos. No así Dios cuya omnipotencia le permite crear y crear en libertad.
De aquí la importancia de revisar las distintas relaciones humanas de modo que
favorezcan la acción creadora de Dios.
Remito a mi trabajo: “La dialéctica entre intelecto y voluntad en el Comentario al Liber Sententiarum de
S.Tomás”, P.U.L., Roma,1999.
3
Cfr. I.A. CARUSO, “Bios,Psique,Persona”, Gredos, Madrid,1965.
4
Esto implica la autonomía e integración del saber psicológico con el saber antropológico, metafísico y
teol
5
La relación conciencia – tendencia nos abre a diferentes concepciones del hombre y de la libertad,
entre ellas la de Aristóteles que si bien describe los actos voluntarios como aquellos que dependen del
hombre, con respecto al acto de elección plantea la duda acerca de si es un intelecto apetitivo o un
apetito intelectivo. ( Cfr. Etica a Nicómaco VI,2,1139 b 4-5), con lo cual, no obstante considerar dos
factores fundamentales del obrar humano, manifiesta cierta tendencia intelectualista.
6
Véase S.Theológica. I-II Prólogo, Marietti, Torino,1952.
7
KIERKEGAARD, Diario, a cura di C.Fabro, ed. Morcelliana, Brescia, 2ª ed.1962.
2
4
Al nacer libre, todo hombre está llamado a una libertad cuya profundidad es presentada
por Cornelio Fabro como creatividad participada. Este punto central del pensamiento
fabriano, que sigue con lucidez y penetración las huellas de S.Tomás8, implica el
autodominio, la autodeterminación que el ser humano ejerce en su actuar. Así puede
participar trascendentalmente de la creación de Dios. Por sus actos libres el hombre es
capaz de hacer existir algo que podría no tener lugar o bien, no tendrá realidad algo que
podría llegar a existir. De donde si bien la inteligencia nos abre un horizonte ilimitado
de bienes a los que podemos tender, no somos libres porque sencillamente captemos
esos bienes. Somos libres porque nuestra voluntad es capaz de autodeterminarse frente a
ellos . Esto se manifiesta fundamentalmente en la elección del fin último concreto de
nuestra vida9 o sea, en la elección de aquel modo particular en que queremos lograr
nuestra felicidad a la que tendemos por gravitación natural.
La voluntad humana es semejante a la tendencia de las aguas del río a desembocar en
el mar –esto es la felicidad que no podemos dejar de querer, pero teniendo en cuenta
que el lecho del río va siendo trazado por nuestro yo libre, quien puede formar represas,
desviar las aguas, saltear obstáculos en su búsqueda inexorable de plenitud.
Esta búsqueda libre de la felicidad implica riesgos a los que luego me referiré.
Con todo es fundamental tener en cuenta que la libertad se apoya en una tendencia
natural hacia el bien, que podríamos llamar inconsciente, porque no está sujeta a la
reflexión ni puede cambiar: es constitutiva de la misma voluntad. Es lo que S.Tomás
plantea como voluntas ut natura, por la cual la voluntad tiende naturalmente a su
objeto – todo aquello que se presenta bajo algún aspecto de bien – y por tanto al bien de
todas y cada una de las potencias del hombre. Este es el fundamento natural del actuar
libre, que sobrepasa la conciencia racional y reflexiva. Esta consideración nos
introduce en la problemática fundamental acerca de cómo la actividad de las distintas
potencias subyace de algún modo en el ejercicio de la voluntad entendida como
tendencia al bien. Esta orientación de la voluntad hacia el bien y el movimiento de todas
las potencias hacia su propio objeto10, que constituye su bien particular, permitirá
considerar el primado existencial de la voluntad libre que no sólo es causa eficiente,
sino formal y final de las distintas potencias11.
La libertad no queda de ningún modo restringida a ser una cualidad de algunos hombres
privilegiados por la salud, capacidad intelectual, riqueza, poderío político.
La consideración de la naturaleza libre del hombre es relativamente pacífica
Más problemática resulta la ponderación de las condiciones necesarias para que cada
hombre concreto devenga libre en su actuar, íntimamente relacionado con todo aquello
que posibilita el crecimiento humano.
8
Desde su primera obra, el Comentario al Liber Sententiarum, S. Tomás sale en ayuda de Aristóteles
afirmando abiertamente que el acto de elección pertenece al apetito volitivo que implica la actuación del
intelecto ( Cfr. In II Sent. D.24 q.1 a.3 ).
9
La elección del fin último concreto – potencialmente presente en S. Tomás en cuanto niega que el ser
humano pueda tener dos fines últimos- manifiesta en grado sumo la fuerza de la libertad humana. Cfr. al
respecto diversos artículos de C. Fabro que muestran esta problemática en: Riflessioni sulla liberta,
.Maggioli, Rimini,1983.
10
La referencia a un determinado objeto constituye la intencionalidad desarrollada por Aristóteles,
retomada en el siglo XIX por F. Brentano, que tuvo gran influencia en el pensamiento contemporáneo.
11
Al respecto véase mi trabajo ya citado sobre La dialéctica entre intelecto y voluntad en el Comentario
al Liber Sententiarum de S.Tomás. A propósito de un texto del Pseudo Agustín S.Tomás afirma que la
voluntad es en cierta medida toda el alma, no porque la reduzca a una sola potencia, sino que muestra la
influencia de la voluntad libre en el desarrollo anímico.
5
Es importante recordar que palabra “libertad” está etimológicamente ligada a la de
crecimiento en la lengua indoeuropea12.De donde podríamos decir que crecer es devenir
libre.
Alejados de sistemas totalitarios para los que sólo algunos son libres, hoy sería
impensable sostener que alguien fuera esclavo por naturaleza. Con todo subsisten
situaciones sociales, políticas, culturales que menoscaban el verdadero desarrollo
humano en libertad. Diversos son los impedimentos que afectan un verdadero obrar
libre en los casos particulares y concretos. Nos encontramos con seres humanos que,
más allá de condicionamientos orgánicos y psicológicos, no pueden o no saben ser
dueños de sí mismos o incluso a quienes no les está permitido.
Así el devenir concreto del hombre singular que se hace libre, está lleno de dilemas y
alternativas, personales y sociales.
Los requisitos del crecimiento en la libertad son múltiples y complejos, como lo es el
hombre mismo y su educación íntegra.
La responsabilidad moral está intrínsecamente ligada al desarrollo de la libertad. Por
ello el campo moral no es independiente del ámbito psicológico. En efecto no puede
haber plena responsabilidad moral si el sujeto no es psicológicamente libre, es decir
dueño de sus actos.
Consideremos en primer lugar las relaciones interpersonales. Ya hemos visto que el
hombre no puede ser hecho acabadamente libre por otro. Sólo Dios está en grado de
crear un ser en libertad. Sin embargo es fundamental tener presentes las distintas
relaciones humanas y la inserción de cada individuo en un determinado ambiente social,
desde el primer momento de la concepción. Somos seres sociales que necesitamos unos
de otros y podemos mutuamente ayudarnos13. Surge la temática fundamental de la
educación del hombre y en particular de la educación en libertad. El problema es
clarificar los criterios que pueden guiarnos en esta tarea.
El proceso de individuación subjetiva como desarrollo armónico de las distintas
potencialidades se traduce en una adecuada inserción familiar, social, laboral, religiosa
y requiere de la aceptación, ayuda y confirmación afectuosa por parte de los otros.
Al ser por esencia un viviente social, el hombre puede así ir reconociendo por un lado,
su propio valor, el valor de los otros y del mundo que lo rodea; por otro, abierto a la
realidad, desarrolla su capacidad de acción y transformación de la realidad, conforme al
descubrimiento personal de los ideales, la preferencia y postergación de valores, la
independencia de criterios y aceptación de los límites.
El reconocimiento de la alteridad y de las diferencias, que permite valorar
adecuadamente lo que cada cosa es, evita la exagerada tendencia al poder y dominio de
los otros. Promueve en cambio la aceptación del riesgo de la propia vida y la de los
demás. Acompaña, pero no intenta suplir al otro en la solución de las dificultades
inherentes a la vida humana, pues nadie puede obrar en lugar del otro sin atentar contra
su identidad.
12
Véase GUIDO LÓMEZ DE SILVA, Breve diccionario etimológico de la lengua española, F.C.E.
México, 2ª ed,1998.
13
Ya Aristóteles señala en la “Política” L.I que el hombre es un viviente social. Y añade que aquel que
vive solo, sin alguna participación social, o es una bestia o bien Dios. En nuestros días tiene gran relieve
la teoría de la comunicación cuyo primer axioma, señala P.Watzlawick, es la imposibilidad de no
comunicar. Al menos comunica su deseo de no comunicarse. Véase WATZLAWICK y otros, “Teoría de
la comunicación humana”, Herder, Barcelona, 1993.
6
Así el ejercicio de la libertad se opone a la masificación, pero de ninguna manera a la
dimensión social del hombre, según la cual es capaz de relacionarse con los otros dando
y recibiendo.
Pero que el hombre llegue a ser dueño de sus actos, no quiere decir que actualmente y a
cada momento lo sea. La libertad está ligada al devenir del hombre: está transida de
movimiento, de temporalidad, para decirlo en lenguaje metafísico, traspasada de
potencia y de acto. El hombre concreto va siendo paulatinamente libre, ejerce su
libertad de acto en acto, lo cual no está exento de variaciones. Si bien va conformando
su personalidad puesta de manifiesto en el modo concreto de actuar, esto no es
definitivo.
Vivida en el devenir temporal14, la libertad implica también la posibilidad de rechazo de
la misma libertad, lo cual se ve frente a diferentes intentos de masificación y
consiguiente huida del riesgo15. Por ser creatividad por participación, la libertad implica
riesgo y no puede ser explicada por la pura racionalidad. Sin embargo el riesgo asumido
en el actuar libre no es irracional sino suprarracional16. No compete solamente a la
inteligencia racional dar cuenta del obrar humano.
Se trata de una libertad de un espíritu encarnado, que por un lado no tiene plena
autoconciencia y por otro, se apoya en la tendencia natural al bien como señalé
anteriormente.
Esto aleja la pretensión de entender de un modo racionalista nuestros actos libres : la
captación estrictamente racional es en cierto modo ajena a ellos, la autoconciencia no
es total y por otro la acción libre implica una determinación valorativa que trasciende el
mero ámbito del conocimiento.
Pero señalar el aspecto suprarracional del acto libre no implica negar la apertura a la
realidad brindada por la capacidad cognoscitiva. Por el contrario, es importante recordar
que no es el hombre el que determina la bondad de las cosas, sino que gracias a que
éstas encierran una determinada perfección, el hombre puede elegir entre ellas. Y para
ello es necesario conocerlas. No obstante el conocimiento por sí mismo no produce la
libre aceptación de lo conocido. Se requiere un acto electivo, propio de la voluntad.
Conocer algo no significa amarlo17.
Ciertamente la verdad es un bien y el bien verdadero es real y no ficticio. Sin embargo
se abre una dialéctica entre lo subjetivo y lo objetivo. En efecto el bien en sus diversas
manifestaciones no sólo es un bien en sí sino puede ser un bien para el sujeto. Irrumpe
el valor –entendido como el bien en sí para mí- en su doble dimensión, objetiva ( el
bien en sí ) y subjetiva ( el bien para mí). La jerarquía de valores está ligada a la
preferencia y postergación que desbordan el ámbito espiritual e involucran de diverso
modo la esfera afectivo-tendencial sensible que impregna con su sello la interioridad
humana.
Al respecto véase la obra del fenomenólogo MERLEAU PONTY “La fenomenología de la
percepción” en la cual al considerar el ámbito del actuar libre afirma que basta que el hombre sea capaz
de realizar un acto libre para que esta dimensión merezca ser considerada.
15
Cabría citar aquí el trabajo de Erich Fromm “ Miedo a la libertad”, en un ámbito psico-social; en un
orden espiritual, la situación del hombre descripta por Kierkegaard que, frente a una existencia estética o
moral, acepta o no el riesgo de pasar a un estadio religioso al asumir su vida en relación con Dios.
16
Los límites de la racionalidad también son señalados por Pascal al afirmar “ El corazón tiene razones
que la razón no conoce” ( Pensamientos, Secc.III, 277, Espasa Calpe,Madrid,1967.
17
Cabe señalar nuevamente que la diferenciación entre capacidades operativas, de sus actos y respectivos
objetos es uno de los presupuestos para el desarrollo de la libertad.
14
7
Comprendida y vivida la voluntad libre, el orden de la causalidad final que ejerce sobre
las otras potencias operativas es quizás el más fácil de comprender. Incluso los actos
involuntarios alcanzan un significado particular en relación a los voluntarios y por tanto
al fin de toda la persona18. Es también fundamental la causalidad formal por la cual las
distintas capacidades participan de la bondad o maldad del actuar humano en virtud de
la formalidad que la voluntad libre imprime en el dinamismo psicológico.
Más compleja resulta la causalidad eficiente respecto de las otras potencias, pues varía
el grado de su disponibilidad frente a la voluntad libre19.
De todos modos, esta triple causalidad, -análoga a la triple causalidad que el principio
vital espiritual ejerce sobre el organismo al constituirlo como tal- nos permite
comprender la unidad del hombre ligada al logro de su identidad personal y a la
perfección e integración operativa.
Sin embargo es importante señalar que la rectitud moral no siempre implica la mejor
estructura psicológica, ni el equilibrio psicológico garantiza de por sí la rectitud moral,
pero esto excede los límites de este trabajo.
La afirmación : “el hombre nace libre y se hace libre ” ha permitido ver la interrelación
entre la libertad psicológica y la libertad metafísica. En el orden psicológico es preciso
analizar los condicionamientos que puede sufrir nuestra libertad humana y la incidencia
de ello en el orden moral.
Sin embargo en el orden metafísico no podemos sino gozar con esa libertad
comprendida como creatividad participada . Este elemento esencial del ser humano es a
mi criterio el mejor estímulo para toda tarea pedagógica y psicológica, pero no se trata
simplemente de saber qué es la libertad sino de vivirla. De este modo estamos en
condiciones de ayudar al otro en la búsqueda y realización de su ser, mediante la
asunción libre de sus distintas posibilidades, no por coacción sino teniendo en cuenta la
gravitación natural hacia el bien en sus diversas manifestaciones.
Así la tendencia a la plenitud puede devenir auténtica valoración personal y riesgo en
la búsqueda comprometida de la verdad y el bien. Y da lugar a la verdadera
comunicación humana que procura la conquista personal de la identidad en libertad.
Dra. María del Carmen Gutiérrez Berisso
María del Carmen Gutiérrez Berisso
Doctora en Filosofía por la Pontificia Universidad Lateranense
Profesora y Licenciada en Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.C.A.
18
Al respecto cabe señalar el desarrollo que hace A.Léonard sobre los actos voluntarios e involuntarios.
Señala que los voluntarios son aquellos de los cuales el hombre es responsable, pero desde un punto de
vista dinámico propone no separar demasiado unos de otros por cuanto los voluntarios dan sentido a los
involuntarios y “la voluntad no se afirma si no hace suya una fuerza que ella no ha engendrado y que en
consecuencia sólo puede integrar y orientar” ( “Fundamentos de la moral”, B.A.C.,Madrid, 1998, p.20).
19
El ámbito de las pulsiones sensibles y su relación con la voluntad ha sido tenido en cuenta desde
antiguo. Diversos autores distinguen un gobierno despótico y otro político. El despótico sería propio de
una mentalidad racionalista que no acepta los límites y ámbitos de las distintas potencias. El político
orienta las distintas potencias a sus propios objetos teniendo en cuenta el fin bueno de toda la persona.
8
Licenciada en Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad del Salvador
Bachiller en Teología en la Pontificia Universidad Lateranense
Becaria del CONICET-CIAFIC con beca de iniciación y perfeccionamiento.
Becaria externa del CONICET, realizó un trabajo de investigación bajo la dirección del Prof.Cornelio
Fabro.
Profesora adjunta de Antropología Filosófica en Dirección y Supervisión de Instituciones Educativas,
Facultad de Filosofía y Letras de la U.C.A.
Profesora adjunta de Corrientes Psicológicas contemporáneas en la Facultad de Filosofía y Letras de la
U.C.A.
Profesora de Perspectivas Psicológicas en el Doctorado de Ciencias de la Educación de la Universidad
Católica de la Plata.
Profesora titular de antropología en la Facultad de Psicología de la Universidad del Salvador.
Domicilio: Av.Callao 1253 9ª (1023) Buenos Aires
T.E: 48165784
Síntesis
A partir de la afirmación : el hombre nace libre y se hace libre, se desarrolla la consideración metafísica y
psicológica de la libertad, sus fundamentos e implicancias. Teniendo en cuenta la común raíz etimológica
de libertad y crecimiento, se toma en cuenta especialmente la dimensión social del hombre con vistas al
desarrollo personal y a la conquista de la libertad cuyo ejercicio da lugar a la identidad.
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