1 LA ESCRITURA DE TEXTOS ACADÉMICOS: UN ELEMENTO DE FORMACIÓN DEL DOCENTE UNIVERSITARIO Por: Luceli Patiño y Luz Angela Castaño Docentes de la Universidad de Ibagué Coruniversitaria. El Centro de Estudios didáctica y pedagogía de la Universidad de Ibagué ha trabajado durante varios años en una propuesta de formación de los docentes universitarios en escritura académica. Vemos este camino como una posibilidad de organización de los avances académicos de los docentes; como una estrategia de enseñanza para ellos; como una forma de que el docente haga visible su trabajo en la universidad y como una alternativa de debate de los docentes con sus pares académicos en el país. Nuestro propósito, hoy, es compartir algunas de nuestras reflexiones con ustedes y abrir un debate hacia una propuesta de formación docente en escritura. Desde su invención, la escritura se ha constituido en el medio más eficaz para el desarrollo de las habilidades de pensamiento y de la inteligencia del ser humano. En Colombia, por diversas razones de política, durante varias décadas se perdió el interés estatal de formar a niños y jóvenes en habilidades comunicativas como la lectura y la escritura. Además, se acudió a una visión exclusivista de la escritura como practica única de la clase de castellano que restringió las posibilidades transformadoras y formativas de esta y generó sujetos poco preparados para comunicar sus ideas por medios escritos. Ésta es una de las razones por las cuales muchos de esos jóvenes que hoy son nuestros docentes, desarrollan su tarea en el aula de manera oral; no acuden a la escritura para registrar sus avances disciplinares ni orientan a sus alumnos para que se apoyen en estas habilidades como estrategias de 2 aprendizaje. Esta incapacidad también afecta en gran medida el desempeño de los jóvenes estudiantes quienes ingresan a la universidad con bajo desarrollo de sus habilidades comunicativas y , a la vez, se enfrentan a la necesidad de ejercer el pensamiento por medio de la lectura y la escritura. Un profesional con deficiencias escriturales es menos apto para llevar a cabo transformaciones en el entorno y para registrar sus experiencias y generar investigaciones. Una universidad, preocupada por la calidad de la educación que imparte, debe reflexionar acerca de la enseñanza de la escritura como elemento esencial de la transformación de las mentes y la formación del espíritu científico. La práctica escritural debe implementarse como estrategia didáctica que se emplee en cada asignatura para llevar al estudiante a explotar al máximo sus potenciales y a promover las herramientas para representar, construir y significar el conocimiento. Es necesario, entonces, entender que el profesor universitario es producto de un sistema que no ha utilizado la escritura como estrategia de aprendizaje, lo que le impide incorporarla y reconocerla como una didáctica en el ejercicio docente. En este sentido, cualquier programa de formación y actualización de profesores universitarios necesita incluir la escritura como eje de la practica docente. La experiencia con la escritura como factor de desarrollo de las habilidades de pensamiento aporta al profesor la posibilidad de entender y diseñar procesos evaluativos que le informen más detalladamente acerca de sus estudiantes, su potencial, y sus modos de aprendizaje. El maestro tiene el compromiso de hacerse sujeto escritor y experimentar en su proceso de estudio que la relación de la escritura con el desarrollo de la inteligencia es estrecha y reporta múltiples beneficios. El acercamiento a las diferentes tipologías de la escritura académica tales como reseñas, 3 protocolos, ensayos y monografías debe darse desde la cotidianidad y como parte de una política educativa. Siguiendo a Jurado y Bustamante (1998) quienes consideran la escritura como una epistemología, una forma de aprendizaje, algo que tiene efectos sobre la conciencia del sujeto, en la medida en que la reestructura y la dimensiona en dinámicas que tienen que ver con la evaluación de lo que sabe y no sabe el sujeto, podríamos potenciar la escritura como una estrategia de aprendizaje en el sentido de que por un aldo evidencia la asimilación y apropiación de significados que exige la función informativa y además orienta la actividad cognitiva de reorganizarlos y producir un nuevo discurso. Para un docente, la posibilidad de escribir sobre sus propias reflexiones académicas es también una alternativa de familiarizarse con estos procesos para comunicar saberes propios de la disciplina. Se busca, por tanto, promover entre los profesores, la producción de textos de calidad que apoyen su desarrollo personal y profesional, así como su docencia. Este docente, que comprende la importancia de expresarse por escrito, puede apoyar el desarrollo de las habilidades lectoras y escriturales de los estudiantes, mediante la exigencia de unos elementos básicos sobre escritura, independientemente de su disciplina. La escritura así concebida, ayuda a generar habilidades metacognitivas que son las que permiten el avance del aprendizaje y la evolución del pensamiento. Además, refuerza la tarea que el profesor de Castellano desarrolla, y posibilita que, durante los diez semestres de la vida universitaria del estudiante, éste se fortalezca y madure como persona, ciudadano y profesional. El apoyo del docente es tan importante que, pensamos que, sin él, es difícil que el estudiante, durante su paso por la universidad, pueda comenzar a escribir de manera clara y comunicativa. Los desarrollos que aquí presentamos son fruto del trabajo de taller con docentes 4 universitarios. Estos son elementos importantes para una didáctica, sin embargo, todavía se encuentran en una fase inicial. Consideramos que la la didáctica es una praxis que implica relaciones útiles con diferentes campos del conocimiento y que pretende dar a la labor docente un carácter profesional, en la medida en que lo lleva al docente a perfeccionar y a proponer alternativas de enseñanza que mejoren el desempeño cotidiano y que impacten a los estudiantes, con el objetivo de lograr aprendizajes profundos y relevantes. La didáctica tiene entonces, que ver con los modos que construye un maestro para hacer de la enseñanza un acto de encuentro con el conocimiento. En esta elaboración, el maestro no solo propone alternativas de enseñanza sino que logra plantear un estilo personal, y un discurso pedagógico que lo lleva a hacer explícitos los énfasis que para él se dan en su praxis. El aprendizaje de la escritura En los últimos años la investigación en escritura ha aportado elementos que han permitido mejorar la enseñanza de la composición y lograr mayor comprensión de la escritura, como proceso y como actividad que puede ser aprendida. Uno de estos aportes indica qué la escritura no siempre procede siguiendo pasos graduados y ordenados, y también que el proceso puede ser analizado y enseñado. Hay consenso entre los investigadores para señalar varios procesos en la escritura que no siguen un orden peculiar, ellos son: La planificación, la textualización y la revisión. Las observaciones realizadas por profesores durante el acompañamiento de la escritura advierten la complejidad de esta actividad y de la multiplicidad de estrategias que utilizan los escritores expertos. Otro aporte de la investigación es el de considerar la escritura como un proceso de resolución de problemas. Al respecto Flower y Hayes (1980) han demostrado, que los mejores escritores desarrollan objetivos flexibles para guiar sus procesos de escritura mientras, que los escritores novatos tienden a hacer cambios cosméticos 5 que pueden mejorar la redacción, corrigiendo errores de ortografía o de gramática, pero que hacen muy poco por reformular un discurso en aspectos argumentativos, organizativos, contextuales y de clarificación de ideas. También han demostrado que los expertos dedican más tiempo a la planeación del texto. Estos avances nos han alejado de la idea de considerar la escritura como un producto solamente, para incorporar la enseñanza de esta como un proceso cognitivo complejo inserto en un contexto social. Puesto que los estudiantes “ aprenden a escribir en ámbitos sociales en los que la lectura, la escritura y el habla tiene usos peculiares para quienes están involucrados” Langer (1987) Ante estas consideraciones se podrían plantear algunos apectos que pueden aportar para la orientación adecuada del proceso de aprendizaje de la escritura. Aprender a escribir exige tareas significativas. El estudiante debe entender que la escritura es un proceso y que es necesario participar en él. No es suficiente con escribir textos para el profesor es necesario que el alumno reconozca sus intereses . Por lo tanto, el profesor que asesora el proceso escritural debe construir los textos con los estudiantes, desde sus propios intereses que pueden ir hasta más allá del aula, por ejemplo como medio para comunicarse o publicar. Aprender a escribir requiere de apoyo. Ya hemos superado la idea del escritor en solitario iluminado por una musa, sabemos que es un proceso de aprendizaje y que requiere del andamiaje a la manera de Vigotsky. Para iniciar a los estudiantes en escritura los profesores debemos haber trasegado por esta actividad para saber, qué le estamos exigiendo a los aprendices y reconocer la necesidad de acompañamiento. Una estrategia que apoya este proceso es el taller de escritura. Éste permite, por ejemplo, vincularlo a lecturas previas que le permitan a los estudiantes el manejo de conceptos básicos, pues no se puede escribir sólo desde la opinión por lo menos en la escritura académica. Con el taller el profesor puede 6 asesorar la elaboración de ideas y el proceso de conceptualización y categorización de las mismas, para asegurar el buen manejo de los fundamentos. También, permite hacer ejercicios de revisión de la tesis y la macroestructura, y acompañar a los alumnos en la escritura y revisión de sus textos. El apoyo se mantiene hasta tanto el estudiante internalice los patrones necesarios. Es decir, que el profesor ofrece el andamiaje y ayuda a estructurar y modelar el ejercicio de escritura. Para aprender a escribir se requiere de estrategias de aprendizaje. Un estudio de Flower (1987) examinó la tarea de leer para escribir y encontró que los estudiantes representaban esta tarea de formas diferentes. A los estudiantes se les pedía leer pasajes seleccionados para que luego escribieran un breve texto en el que interpretaran y sintetizaran esas lectura. Algunos estudiantes usaron la estrategia de elaborar listados a partir de palabras claves que luego resumían. Otros consideraron que la tarea era una invitación a hablar de lo que ya sabían, y usaron los pasajes como trampolines para expresar sus propias ideas. Otros resumieron y comentaron el resumen. También se presentaron otros enfoques. Este estudio demuestra la diversidad y la dificultad del supuesto implícito común para la escritura, puesto que cada estudiante tiene una historia y una lógica distinta que lo lleva a interpretaciones diferentes. Una estrategia que hemos utilizado en el taller de escritura con profesores es la de conversar sobre los textos en varios momentos, desde la planificación, la textualización hasta la revisión, para reconocer los distintos sentidos de los textos. Este tipo de trabajo colaborativo ha permitido que el propio autor escuche su texto, reciba preguntas y trate de resolverlas, se descentre del texto y piense en el lector, complete ideas que parecían implícitas pero que el lector le va a exigir aclarar. Cuando el profesor se ocupa de la enseñanza del proceso de escritura debe asesorar la consolidación de estrategias de escritura lo cual ayudara a que el aprendiz se autorregule. La escritura es un proceso lento. Aprender a escribir exige tiempo. La escritura 7 es un proceso a largo plazo, que se estructura a partir de ejercicios sistemáticos. La composiciòn de un ensayo puede pasar por varias versiones desde la planificaciòn, revisión hasta la edición. Por lo tanto, en un semestre se podría trabajar en una asignatura con la composición de dos ensayos que se van realizando paso a paso, mediante borradores. Otra posibilidad es que se valgan de estrategias más sencillas, como se propondrá más adelante Si los profesores que enseñan a escribir componen sus propios textos, de manera paciente acompañaran el proceso de planificación, textualización y revisión y no exigirán tareas imposibles, como puede ser asignar el ensayo de diez páginas para realizar en una semana. En el aprendizaje de la escritura es necesario hacer circular los textos . Una forma de reconocer elementos de la organización discursiva en una composición es a través de la valoración de los textos de otros escritores. De esta forma se podrá identificar tipologias textuales, prototipos de escritura, estilos, enfoques y formas de resolver los problemas de la composición. Así, el estudiante lograra autonomía para realizar sus propios textos. Cuando se realiza la revisión de textos en forma colectiva se consigue ampliar ideas y revisar los argumentos, por las preguntas que hacen los lectores del texto. Este ejercicio también permite aprender a valorar y autocorregir los propios textos. El aprendizaje de la escritura ayuda a constituir el sujeto a partir del pensamiento. Aprender a escribir va más allá de la técnicas, puesto que éste es un proceso bastante complejo que implica la estructuración del sujeto a partir del pensamiento crítico. Sólo en la medida en que la orientación de la composición permita reconocer los textos, las estructuras y los argumentos se podrá incidir adecuadamente en la escritura, como producción académica. A partir de la escritura en la universidad se fortalece la tradición científica representada en las revistas, módulos, periódicos e informes de investigación. La enseñanza de la escritura 8 La enseñanza de la escritura es un proceso complejo que incorpora diversas operaciones y actividades que se entrecruzan. Como proceso organizado e intencional, propicia las condiciones para que los aprendices se apropien del legado del saber de la humanidad y avancen en la búsqueda de nuevos conocimientos. Se enseña escritura dentro de un contexto que le da sentido al texto y al proceso escritural. La lectura y la escritura son dos medios que el sistema escolar ha utilizado a través de los siglos para difundir, circular y mover las fronteras del conocimiento. Son estos, entonces, dos procesos que apoyan la enseñanza y el aprendizaje y de ellos se valen instituciones como la escuela para formar a las nuevas generaciones. La escritura organiza la mente y ayuda a desarrollar el pensamiento. Constituye un proceso complejo de aprendizaje, porque requiere de lectura intensiva; un proceso de planeación que organice las ideas que el autor quiere presentar; argumentos que sustenten las afirmaciones escritas; procesos de análisis que lleven al escritor a una toma de posición frente a lo escrito. En una palabra, la escritura ofrece una posibilidad de desarrollo de las habilidades de pensamiento de quien escribe. Casi todas las universidades del país han asumido la tarea de recuperar la enseñanza de la lectura y escritura en los jóvenes, ya que este ejercicio consciente se ha perdido en el sistema escolar colombiano. Ha sido en los profesores de español en quienes ha recaído la responsabilidad de motivar a los alumnos hacia la lectura y la escritura y en proporcionarles las herramientas básicas para que ellos comiencen a desarrollar estas habilidades. Sin embargo, la tarea del profesor de español es insuficiente porque la escritura debe ejercitarse en forma permanente y significativa, y uno o dos cursos desligados de las demás asignaturas, durante el desarrollo de la carrera de un estudiante universitario, no bastan para que éste desarrolle nuevos hábitos y se enrute por el ejercicio de leer y escribir. 9 Frente a este ejercicio de enseñanza, tan común en las universidades colombianas, es necesario que los docentes reflexionen sobre el tipo de ejercicios escritos que asignan, a unos jóvenes que provienen de colegios en los que la escritura no ha sido una prioridad. Muchos hacen uso la escritura como parte de sus clases, en el sentido de que asignan “investigaciones” que no son más que revisiones de textos, programan evaluaciones escritas o piden trabajos de final de curso. Si los docentes de la Universidad aceptan la propuesta de considerar la escritura como una estrategia de aprendizaje, nuestra sugerencia se orientaría a proponer que esta labor la asuman los profesores universitarios durante todos los semestres de vida universitaria de los alumnos. La actividad de escribir en el aula La escritura constituye un ejercicio de aprendizaje muy efectivo para el docente que toma la decisión de incursionar en ella, pero es importante que los profesores comprendan que éste, como proceso, es lento y reflexionado. Además, como ya se había afirmado, quien escribe lo hace alrededor de temas que le interesan, pues escribir constituye una forma de apoyar a los estudiantes para que profundicen sobre sus preferencias académicas. Y, si una universidad toma la decisión de que la escritura va a ser un elemento que se incorpore a la enseñanza durante la vida universitaria de los jóvenes, son varias las alternativas de uso de la escritura en el aula, que se abren a los profesores. Algunas de ellas son las siguientes: Dado que, en general, los jóvenes universitarios no desarrollan habilidades para escribir durante el bachillerato, es recomendable iniciarlos en los ejercicios escritos mediante trabajos más sencillos que los ensayos. Un ejercicio útil es comenzar con la construcción de párrafos. Es éste un trabajo aparentemente sin pretensiones, pero importante, ya que ayuda a que el alumno reconozca la 10 importancia de expresar ideas por escrito, no desde frases sueltas sino a partir de la escritura de párrafos completos, argumentados y estructurados. Así, el alumno podrá desarrollar ideas a partir de la referencia a un teórico que se haya trabajado en clase, por ejemplo, y haciendo uso de ejemplos tomados de su propia experiencia. También, a partir de una cita textual de un teórico el estudiante puede profundizar en el concepto detrás de la cita; se le puede, también, asignar lsa lectura de otros artículos relacionados con el tema, para que luego escriba sobre ellos. Podría, además, desarrollar un ejercicio similar desde una cita pertinente tomada de la prensa o una revista de opinión, o sustentar argumentos relacionados con los conceptos de un estudioso del tema, en particular. Estos ejercicios permiten que el estudiante desarrolle su capacidad de análisis, lea y profundice sobre un tema; facilita, también, el aprendizaje independiente. A medida que el estudiante avanza en ejercicios de escritura puede, en forma voluntaria, presentar su escrito para que el docente y el grupo lo evalúen alrededor de diferentes aspectos: la manera como organiza y prioriza sus ideas; los argumentos que ofrece para sustentarlas; las posibilidades de ampliación de las mismas; la forma como comienza y cierra el escrito; la forma como llega a una conclusión y los aspectos formales y su habilidad para utilizarlos. Se convierte, así, el escrito en un ejercicio didáctico de interés para todos los estudiantes; en una alternativa para que los profesores innoven dentro de su clase; también, en una posibilidad para promover la interacción verbal de los alumnos entre sí con el profesor y con los textos. El estudiante, asimismo, comienza a acostumbrarse a expresar por escrito sus ideas frente a un público, y a aceptar la crítica de sus pares. Más adelante, el estudiante podrá comenzar a escribir reseñas sobre artículos asignados por los docentes o comentarios sobre los mismos, y a utilizar otras tipologías textuales. Los ejercicios anteriores podrán familiarizar al estudiante con la escritura como parte de su aprendizaje y le abrirán un camino para que pueda 11 iniciarse en la escritura de ensayos académicos sobre las áreas del saber de su interés. Hablar para escribir. si consideramos que aprender a escribir exige tareas significativas para el estudiante una de las ventajas de la escritura en el aula está en que el alumno, desde el principio, puede concentrar sus esfuerzos en profundizar en un tema relacionado con la disciplina de estudio, más allá del ámbito del salón de clase; además, es ésta la posibilidad de que él hable sobre sus intereses y los defienda con argumentos frente a un grupo. El ejercicio de verbalización de ideas permite que el grupo se involucre con el tema y todos aprendan. Los problemas de comunicación, tanto oral como escrita también se hacen conscientes en situaciones como ésta de trabajo solidario en grupo. A manera de conclusión Para la mayoría de los analistas, la docencia universitaria de los últimos tiempos se ha limitado a un papel poco reflexivo y reproductivo que deja un mínimo espacio para la formación de la inteligencia. Se requiere, entonces, que los docentes universitarios ejerzan una praxis que incluya el conocimiento como una prioridad social. Las exigencias de formación para el profesional actual son generadas por una nueva cultura de aprendizaje que no es exclusiva del ámbito del sistema educativo formal. Los estudiantes, como todos nosotros, nos enfrentamos a distintas fuentes de información que llegan, incluso, a producir fragmentación y deformación en algunos casos. Por lo tanto, la universidad debe proveer mecanismos y estrategias que le permitan al estudiante organizar, interpretar y dar sentido a la información para que ésta se convierta en un elemento importante en la apropiación crítica del conocimiento que necesita elaborar y reconstruir. Esta propuesta reconoce la escritura como un ejercicio válido para la búsqueda de la cultura académica y 12 como un eje transdisciplinar para la formación de la inteligencia. La escritura como práctica intelectual incorporada a manera de herramienta pedagógica debe intervenir en la formación docente. Sólo en la medida en que se legitimen procesos escriturales en la práctica docente lograremos agenciar los mismos en la formación de los estudiantes. Para que los docentes incorporen la escritura como estrategia de aprendizaje en sus clases es necesario que ellos mismos reconozcan la lectura y la escritura como elementos didácticos. Además, es importante que revisen su situación actual como lectores y escritores y que se formen en las posibilidades que la escritura ofrece para su desarrollo personal y profesional. La experiencia que gana un docente que acepte el reto de escribir para la academia va a ser indispensable para que sus alumnos sigan un camino similar al suyo. Si la universidad pretende trabajar con la construcción de conocimiento y no solamente con su reproducción debe reconocer la importancia de la escritura como práctica social, que afecta la adquisición y apropiación del conocimiento y las implicaciones que tiene para la cognición. Además, debe fomentar las prácticas de lectura y escritura como base para el aprendizaje. Para trabajar en esta línea se requiere entonces, de una formación de profesores que incorpore la escritura como constitución del sujeto de la docencia. Bibliografía APORTES. La escritura en la formación de maestros investigadores. Dimensión educativa. No 51, Bogotá, Julio 1997. 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