María Peñaranda Ortega, Elena Quiñones Vidal y Elena García Quiñones. (F 15612) El texto va a tratar de dar cuenta de las publicaciones hechas en una revista (JPSP) desde 1969, sobre los conocimientos relativos a la Psicología Social y la Psicología de la Personalidad. Tras los planteamientos positivistas y racionalistas, la psicología adoptó el método inductivo y empirista, lo cual le permitió ingresar en el campo de las disciplinas científicas, aunque relegando el estudio de la persona a los datos proporcionados por mediciones objetivas. Fierro: “La psicología de la personalidad es uno de los campos menos maduros y peor estructurados de la psicología y no por carencia de hipótesis y teorías, sino al contrario por su extremada abundancia, y, además por sus divergencias, junto con las incertidumbres e insuficiencias de método, de procedimientos de investigación capaces de zanjar las discrepancias teóricas e incluso la falta de consenso respecto a su delimitación, a los lindes del área de lo que debe entenderse por fenómenos, variables, constructor o sistemas de personalidad”. Pervin: “La personalidad es una organización compleja de cogniciones, emociones y conductas que da orientaciones y pautas (coherencia) a la vida de una persona. Como el cuerpo, la personalidad está integrada tanto por estructura como por procesos y refleja tanto la naturaleza (genes) como el aprendizaje (experiencia). Además, la personalidad engloba los efectos del pasado, incluyendo los recuerdos del pasado, así como construcciones del presente y del futuro”. Ideas que más han influido sobre los estudiosos de la personalidad y que han contribuido a la producción científica en la revista JPSP: a) Situacionismo: 1960- 1970. Es una etapa en que la Psicología Social y la Psicología de la Personalidad rebosan de investigaciones y fecundas teorías, debido gran parte a la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias. El interés por las diferencias individuales como parte fundamental en el estudio de la personalidad; el uso del análisis factorial como técnica estadística y el concepto de rasgo como elemento primario de la personalidad. También se está gestando el inicio de la psicología cognitiva. Con base en la corriente experimental iniciada por Wundt, Hull y Skinner, muchos de los problemas que encontraron los teóricos de la personalidad fueron resueltos por medio de procedimientos de la psicología cognoscitiva experimental. Mantienen, como vía de esta tradición experimental, la investigación sistemática para conseguir establecer los principios generales del funcionamiento de la personalidad. Tras una elevada aceptación del paradigma conductista sobre el estudio de la personalidad, la demostración de la influencia del ambiente y las situaciones sobre el sujeto, unido a las numerosas críticas que se formulaban sobre las teorías del rasgo, y lo insostenible de éste como disposición, provocaron que la psicología de la personalidad entrara en una profunda crisis, en la que quedaría sumida al menos una década. Después de 1977, los investigadores retoman el estudio de la Psicología de la personalidad tan pronto como antes la abandonaron. b) Fase de transición y supervivencia: 1970- 1980. Bowers (1973) demostró que la mayor varianza explicada era obtenida por la interacción persona x situación. Surgen contrarréplicas importantes que intentan mantener la consistencia dentro de la psicología de la personalidad. Dos importantes investigaciones permiten esta posición: la de Epstein mantiene la estabilidad de las respuestas a los sujetos cuando las conductas se promedian durante un gran número de observaciones. La de Rosca (1978)m elabora la noción de categorías naturales. Presenta, al contrario que en otras etapas de lapersonalidad, a un sujeto activo, en el cual se puede estudiar la conciencia y los procesos preconcientes. Así, el concepto de rasgo vuelve a resurgir. c) Fase actual: 1980- 2000. En 1986, Bandura publica la teoría cognitiva social, lo que provocó gran impacto en los académicos, levantando una pasión por el cognitivismo a gran escala. De nuevo en esta etapa resurge el concepto de rasgo como modelo descriptivo y predictivo de la personalidad. En este sentido, Buss y Craik conciben al rasgo como una disposición, es decir, como una forma de tendencia humana permanente y orientada a pensar, sentir o comportarse de una determinada manera. Surge el modelo de los 5 Grandes Factores (Abierto a la Experiencia, Consciente, Extraversión, Afabilidad, Neuroticismo): desde el enfoque del rasgo, las diferencias individuales se pueden entender desde el punto de vista de cinco factores de la personalidad innatos y universales, estables a lo largo del tiempo y con importantes consecuencias a través de la trayectoria vital. Conclusiones: aunque prácticamente todas las teorías de la personalidad se centran en procesos y estructuras internas o rasgos más o menos estables, los teóricos de la personalidad han reconocido que una visión completa del comportamiento humano requiere reconocimiento del medio social en que se desenvuelve. Si las estructuras que conforman la personalidad del individuo también reflejan experiencias sociales individuales, los psicólogos de la personalidad y los psicólogos sociales frecuentemente confluyen en relaciones simbióticas. Russelli y Feldman Barret “Núcleo Afectivo, Episodios Emocionales Prototípicos, y otras cosas llamadas Emoción: Diseccionando el Elefante”. F 15618 ¿Qué es la estructura de las emociones? La emoción es una clase demasiado amplia de eventos para ser comprendida por una sola categoría científica, y no basta para ello una sola estructura. A modo de ejemplo, se distingue entre el núcleo afectivo y los episodios emocionales prototípicos. Episodios Emocionales Prototípicos: lo que la mayoría considera casos de emoción (pelear con alguien motivado por la ira, besar en un rapto de amor). Es un complejo conjunto de sub-eventos interrelacionados referidos a un objeto específico. El objeto es la persona, condición, evento, co cosa de la que trata el episodio emocional (una persona tiene miedo de, está enojada con). Los episodios emocionales prototípicos incluyen: el núcleo afectivo; algún tipo de comportamiento observable relacionado con ese objeto; atención hacia, evaluación de, y atribuciones acerca de ese objeto; la experiencia de haber experimentado una emoción específica; y todos los eventos neuronales, químicos y corporales subyacentes a estos sucesos psicológicos. Incluyen planes, aunque a menudo mal concebidos y sin reflexión. Como están dirigidos a un objeto, implican procesos y estructuras cognitivas. Como episodios, cada uno tiene un comienzo y un final y duran un lapso de tiempo específico (medido en minutos). Debido a que los EEP son paquetes complejos de componentes, es posible organizarlos de distintas maneras. Cada componente de un episodio posee una base distinta para una estructura taxonómica. En lugar de una estructura de la emoción, hay varias (y complementarias) posibilidades. Se describen tres de ellas: 1. Categorías básicas: debido a que los EEP son complejos, hay varios modos de dividirlos en categorías básicas. Aquí hay siete posibilidades: 1) la clasificación puede estar basada en las expresiones faciales involucradas; 2) puede basarse en el patrón involucrado de actividad del sistema nervioso autónomo; 3) en las dimensiones de la evaluación cognitiva a través de la cual el objeto de la emoción es interpretado; 4) en la estructura presupuesta; 5) en la respuesta conductual o en la tendencia de acción involucrada; 6) en la propia categorización que la persona hace del episodio; 7) en las estructuras cerebrales y en los neurotransmisores que subyacen a los EEP. 2. Dimensional y Circumpleja: los EPP varían a lo largo de ciertas dimensiones, como intensidad, grado de placer, o grado de activación. Ej. No siempre que se experimenta miedo, se produce un monto idéntico de displacer o activación (subirse a una montaña rusa no es tan displacentero como ser perseguido por un oso) El análisis factorial de las emociones auto reportadas y el escalamiento multidimensional de las palabras para la emoción, y la expresión vocal de las emociones a menudo arrojan dos amplias dimensiones interpretables como placer y activación. Las categorías de la emoción no forman clases en los ejes, por lo tanto se ha sostenido que la estructura de las emociones es circumpleja. Los EEP caen sólo dentro de ciertas regiones del modelo circumplejo. Las dimensiones de placer y de activación y el modelo circumplejo representan un componente de cada EEP pero no otros componentes, y esos otros componentes serán, en este ejemplo, los que diferenciarían entre miedo, ira, vergüenza, etc. 3. Jerárquica: Las jerarquías han sido extensamente utilizadas para capturar otra propiedad de la emoción: algunas son sub-tipos de otras. Típicamente, la categoría superordenada emoción es subdividida en miedo, ira, etc. a su vez, estas categorías de nivel intermedio, son subdivididas luego. El miedo en terror, ansiedad, pánico y otras, la ira en disgusto, furia, indignación y otras. Hay una serie de problemas, debido a que una jerarquía consiste en categorías discretas, representa pobremente fenómenos continuos como el placer y la activación. Por lo tanto, una jerarquía complementa pero no compite con una estructura dimensional. La combinación de la jerarquía difusa y la estructura circumpleja es una representación implícita del juicio humano sobre las emociones. Aquí se ofrece una jerarquía circumpleja y difusa como una herramienta útil por el momento, pero con la esperanza de poder ir más allá de ella. Un paso necesario para lograrlo es considerar cada uno de los sub-eventos que en conjunto conforman un episodio emocional prototípico (antecedente, evaluación, atribución, núcleo afectivo, procesamiento cognitivo, comportamiento, y todos los procesos neuronales y químicos involucrados). Núcleo Afectivo: sentimientos afectivos más elementales concientemente accesibles (y sus contrapartes neurofisiológicas) que no necesitan estar dirigidos a nada en particular (placer o displacer, depresión o júbilo). El núcleo afectivo fluye a través del tiempo. Aunque no está dirigido necesariamente y de manera conciente a algo, puede estarlo, cuando forma parte de un EEP. Aun cuando no parece tener una causa precisa, sí está causado, desde eventos climáticos específicos hasta los ritmos circadianos. Los sentimientos del núcleo afectivo varían en intensidad. Estructura del núcleo Afectivo: los sentimientos del núcleo afectivo y su substrato neurofisiológico son dos caras de la misma moneda. Aquí nos focalizamos en el lado subjetivo de los sentimientos, en el nivel del cual las personas experimentan el núcleo afectivo y reportan esa experiencia. Los procesos elementales del núcleo afectivo (estudiados a nivel de la experiencia subjetiva) son el placer y la activación. El placer, a nivel de la experiencia subjetiva, sintetiza cuan bien le está yendo a una persona. La activación, al nivel de la experiencia subjetiva, se refiere a la movilización o energía de los sentidos. Los sentidos de una persona se ubican en un continuo con un rango que va desde sueño y adormecimiento en un nivel inferior, pasando por alerta, hiper-activación, y finalmente, en el extremo opuesto, excitación frenética. Los sentimientos subjetivos de activación son el resumen del estado subjetivo de una persona. En cualquier momento en el tiempo, el núcleo afectivo es una mezcla de placer y activación. Los dos componentes se combinan de manera integral, de manera tal que subjetivamente una persona percibe sólo un sentimiento en lugar de sentir displacer, y, separadamente, falta de activación. El centro del espacio es el nivel de adaptación, el punto subjetivo neutral. La intensidad de un estado afectivo específico es la distancia desde el centro hasta el punto que representa ese estado. Fisiología del núcleo afectivo: hasta aquí, hemos considerado el núcleo afectivo en el nivel de la experiencia subjetiva. La dimensión de activación está principalmente relacionada con las respuestas electrodermales. Las dimensiones de placer y activación están asociadas con distintos sistemas neuronales. El placer-displacer se asocia con la activación asimétrica de los lóbulos frontales (posiblemente asociados con fuertes proyecciones hacia y desde la amígdala), mientras la activación está asociada con la activación del parieto-temporal derecho (con proyecciones al sistema de activación reticular en el tronco cerebral). Una guía práctica para la evaluación de la emoción: Cuando se evalúa un EEP, se debería evaluar el comportamiento, la cognición, la experiencia, y el núcleo afectivo. Por ejemplo, de acuerdo con nuestra definición, el EEP de miedo consiste en una situación peligrosa, el reconocimiento del peligro, los sentimientos de displacer y la activación (signos faciales y vocales, la auto-percepción del miedo, y los varios sucesos fisiológicos que acompañan a cada uno de ellos). Para estar seguros de que lo que estamos estudiando es un episodio prototípico de miedo, todos los componentes deberían ser evaluados. Mientras menos sean los aspectos evaluados, menos convincentes serán los resultados.