Los Procesos “eidéticos” musicales Pedro Nebreda 1. El fenómeno eidético Uno de los procesos menos analizados, debido probablemente a la dificultad que conlleva su análisis, es el que sucede en la mente del niño o del adulto cuando se escucha música. Entre los numerosos acontecimientos internos que tienen lugar fijamos nuestra atención en el conocido como fenómeno eidético. Entiéndese por tal “la facultad de “reproducir” en la mente con precisión casi fotográfica imágenes visuales percibidas con anterioridad”2. Esta facultad tiene su comienzo en la niñez entre los 3 y 4 años, se consolida alrededor de los seis años, según propone su descubridor, el profesor Jaensch, y alcanza su máximo apogeo en la adolescencia, alrededor de los 14 años, para seguir presente a lo largo de la vida con mayor o menor fuerza, según la práctica que se haga o del tipo de inteligencia global que predomine en el individuo ( auditiva o visual) que se llega a confundir con alucinaciones; A veces cobra tal intensidad sin embargo, en casos normales, donde la personalidad no está alterada, el sujeto es consciente de este proceso y no representa anormalidad alguna, más bien al contrario es una facultad creativa y estimulante que está fuertemente influída por aspectos 2 Definición tomada de la Enciclopedia Universal Caroggio.Barcelona (1982) afectivos (Dwelshauver)3. Se proyecta sobre lo imaginado icónicamente una fuerte carga de experiencia personal, por lo que es una expresión de la personalidad y de las vivencias interiores de gran valor representativo. Se pueden provocar voluntariamente o a veces se imponen en el recuerdo estimuladas por un acontecimiento exterior, (Scharfetter, 1979) entre los que se encuentra la música como uno de los más potentes. 2. Música e imágenes mentales Las paralelismo operaciones mentales más con los procesos de abstractas parecen visualización mental, tener un siendo un proceso reversible, tal y como lo ha estudiado Marcus (1994). ¿Pueden los elementos musicales generar imágenes en nuestro cerebro?. Parece que éste tiene una natural tendencia a la asociación y creación de imágenes cuando oye música. Stratton y Zalanowsky (1992) examinaron el efecto de la percepción musical cuando iba acompañada de imágenes en comparación con música sin imágenes en un colectivo de 164 colegiales y constató la tendencia de la mayoría a fabricar imágenes mentales cuando la música aparecía sola. El efecto también se comprobó al contrario, es decir dando imágenes sin música, comprobando que la mayoría añadía a estas imágenes un tipo de música mental muy parecido. El resultado se interpretó como una interferencia entre modelos culturales que el cerebro aplica a 3 Tanto la cita de Jaensch como de Dwelshauver han sido tomadas del Diccionario de Psiquiatría del Dctr. Porrot. (Cf.Bibliografía) determinados estímulos a los que rellena de algún modo para dotarles de más significado. Hargreaves y Colman (1981) han estudiado en los niños la facultad creadora de imágenes que tiene la música, comprobando el alto grado de representación icónica que conllevan los constructos estéticos que forman la respuesta musical. Relacionan esto con la creatividad de la mente infantil y proponen el cultivo de esta facultad como fuente de creación artística tanto plástica como sonora, constatando que en los sistemas educativos occidentales se merma su desarrollo a partir de la adolescencia por la escasa atención que se le presta. La importancia de la creatividad como elemento de construcción de la personalidad y de la sociedad, es resaltada, aplicada al mundo educativo, por Cleall, (1981) quien defiende una mayor atención a este aspecto en el ámbito educativo. El paralelismo entre lo imaginado, lo visto y lo oído no siempre es lo suficientemente correspondido cuando con la música se estimula al oyente (Ronald, 1986). Kunzendorf (1982) lleva a formular una “gramática visual” que tendría un efecto expresivo más potente que el propio lenguaje hablado. La riqueza significativa que supone este fenómeno desencadenado por la música que se oye, al mismo tiempo que la dificultad de su análisis, hace que se planteen unas coordenadas donde se encajen y refieran los significados tanto del estímulo provocador como de la cadena imaginativa que origina. 3. Aspectos musicales que inciden en la formación de imágenes mentales Factores globalizadores. Uno de los trabajos que considera globalmente varios factores perceptivos al mismo tiempo como desencadenantes de la respuesta a la música es el realizado por Osborne (1981), que tiene en cuenta los pensamientos (parte racional), las emociones (parte afectiva), las imágenes (parte eidética) y las sensaciones (parte somática) que forman una respuesta a la música. Con 43 estudiantes universitarios analizó estas cuatro categorías, observando que el número de imágenes como respuesta al estímulo musical era, con mucho, la respuesta más numerosa, siendo este modo el más significativo de responder a los estímulos musicales proporcionados. Al ser las imágenes desencadenas por el propio sujeto que recibe el estímulo, sucede un doble proceso: - transformación, puesto que partiendo de un estímulo auditivo se llega a un estímulo visual, y - proyección, ya que lo imaginado es fruto de su propia vivencia. El primer proceso conlleva una mayor o menor precisión dependiendo de la capacidad creativa y de la fuerza estimular de lo oído, sobre todo por la significación afectiva que representa como ponen de relieve Smith, Hausfeld, Power y Gorta (1982), que profundizaron sobre la precisión de las figuras ideadas cuando la audición musical hacía surgir imágenes mentales . El segundo proceso aporta una visión muy atractiva de la personalidad y de la propia conciencia de uno mismo que tiene múltiples conexiones con la biografía personal y social así como con la propia capacidad creativa, dándonos la medida de un perfil emotivo y conceptual de múltiples aplicaciones pedagógicas (Aranosian, 1982). Estos procesos de proyección interna de imágenes han sido estudiados por Krumhansl (1992), dando lugar a numerosas observaciones sobre el conocimiento de los mismos. Si se tiene en cuenta que en la edad adolescente la capacidad imaginativa y de ensoñación tiene un fuerza superior a la del adulto por lo tormentoso, tensional e inestable del momento que vive (Delval, 1996:544-545) , su estudio , en esta etapa de la vida, constituye un campo de indagación de gran riqueza para el propio conocimiento de sí mismo y la profundización en la estructura de la propia personalidad, al mismo tiempo que nos proporciona una inestimable ayuda en el conocimiento de los mecanismos de actuación de la música en la mente. La diferenciación en este caso de lo simbólico sobre lo icónico, aspectos que se dan simultáneamente en la música, abre una línea sugestiva de investigación sobre la naturaleza de las representaciones internas. El timbre. Parece ser elemento musical que más relación tiene con la formación de las imágenes mentales (Serafine, 1981). En efecto, la tímbrica utilizada en una melodía influye de modo notable en lo que sugiere y en el recuerdo de la misma, por lo que parece deducirse que la fuerza de la imagen tiene relación con su capacidad de evocación y la asociación al fenómeno que la produce. El intérprete. El papel que desencadenante de imágenes tiene el intérprete musical como en el oyente según el énfasis que deja traslucir en la vivencia de su interpretación, aspecto que sólo se da en la música, sugiere una comprensión más certera de la vivencia juvenil de la música desde el ángulo creativo e interpretativo (Palmer, 1992). El tono. Se ha atribuído a este atributo musical la relación con el color de la imagen (Cuddy, 1985). De hecho muchos artistas plásticos se han inspirado en la música para el color de sus cuadros. Peacock (1985) aplica a la música de Scriabin, al igual que Bernard (1986) con la de Messiaen, la relación color –tono, dando un resultado de gran creatividad. En el estudio de las alucinaciones (Duncan, Mitchell, Critchley, 1989) en pacientes psicóticos esta propiedad relacional aparece fuertemente destacada, correspondiendo a momentos musicales de gran brillantez tonal colores muy vivos y viceversa. En esta misma línea son muy numerosos los trabajos que constatan una clara simbiosis (Granier, Girard, Jacomini, Escande, Verdeau, Silvestre, Bucciali, Leclercq, 1989). Otros elementos musicales. El ritmo, el sonido, la melodía, la armonía, la composición, la audición, y la conceptualización de la obra son otros elementos que inciden en el desencadenante de la capacidad eidética. Lo cierto es que la música mueve la imaginación del niño, del adolescente y del adulto de tal manera que nos lleva más allá de un fenómeno cognitivo o afectivo, implicando a capacidades diversas, como a la de recordar imágenes, en la que actúa no sólo con el recuerdo sino con su remodelación Jourdain (1998). Las conexiones neuronales que desencadena una vivencia musical son tan amplias y globales, que estimulan múltiples áreas que, debido a esta propiedad de evocación de imágenes, hace surgir fenómenos imprevisibles de creatividad, asociación y remodelación haciendo posible su utilización en campos tan diversos como el aprendizaje, por el calado de la huella mnémica que produce, deportes o medicina4. Conclusión : En definitiva, la Música , como arte vivenciado tanto desde el oyente como desde el propio intérprete, desencadena mecanismos múltiples, entre los que se encuentran las imágenes que acuden a nuestra mente con tal o cuales sonidos. En algunos compositores la relación color-imagen sonido era tan intensa (se dice de Scriabin, 1872-1915) , que sus obras dejaron clara constancia de lo que la psicología denomina el fenómeno de la sinestesia, que se da en algunos artistas de modo notable, tanto en la dirección indicada de ver los sonidos, como viceversa, oir los colores. En la medida en la que nuestra imaginación no coarte los canales que la inteligencia artística aplica al entendimiento y disfrute de la música, los campos de la belleza 4 se interaccionan sin fronteras , Veánse los estudios de Rider y Achterberg (1989) utilizando las técnicas de bio-feed-back para el aumento de las defensas inmunológicas en la medicina o los experimentos de Lozanov en el aprendizaje de idiomas a través de la música. posibilitando lo que en la actualidad denominamos multimedia, no sólo como proceso comunicativo, sino como también como proceso creativo. La unidad de la mente posibilita la percepción total del hecho artístico y su disfrute global en el espacio y en el tiempo. Múltiples experiencias artística de nuestros días abren nuevas vías de comunicación con lo hemos dado en llamar “fenómeno eidético” , en la convicción de que nuestros ojos van más allá de la imagen que forma nuestra retina, configurando de este modo un conocimiento que surge desde dentro hacia el exterior , desde nuestra experiencia íntima hacia lo que nos rodea, dimensionándonos en ella como personas únicas e insustituíbles. La música , en su íntima relación con el tiempo, es una de las artes que desarrolla este tipo de conocimiento en mayor medida. Bibliografía Sobrino, Ruben(2000) : “La psiquiatría paranormales” .Edt. Miró Internacional. de los fenómenos Para seguir profundizando, la página web de La revista digital de InfoVis.net , , con numerosos ejemplos gráficos aplicados.