MODULO HERRAMIENTAS DE ACOMPAÑAMIENTO DE GRUPOS DE NIÑOS Y NIÑAS PRIMERA UNIDAD: TEMA 3: GERENCIA SOCIAL DESDE EL PARADIGMA DEL PROTAGONISMO Ciertamente que en el trabajo social se confrontan dos paradigmas: el paradigma de la ingeniería social y el paradigma del imaginario social. En realidad no deben abordarse como si fueran antagónicos; más allá de la pugna por la hegemonía del uno sobre el otro, apuntamos a que toda ingeniería social responda de forma permanente y abierta a lo que la creatividad, la capacidad de inventiva, el imaginario social va produciendo como modo de comprensión e intervención de y en la realidad social. La función instrumental de la ingeniería social deviene así un componente necesario, aunque insuficiente, de la práctica social. Mucho se ha hablado de liderazgo y se ha enfatizado dicha categoría como el prototipo de quien está llamado a la gerencia social. Una acepción ligada al origen del concepto, lo entendía como aquel a quien otros siguen. Hoy contamos con una vasta literatura que ha remozado y superado dicho abordaje. Sin embargo la literatura disponible no logra desprenderse de ese papel de arrastre que al liderazgo se le atribuye al fin y al cabo. Liderazgo sano, liderazgo sufriente, liderazgo creativo audaz, compasivo, cuestionante, amoroso, de corazón abierto, que hace el bien y no busca el mal, etc, etc. Lo que se ha precisado es hacer ver el “el rostro humano” y el “corazón de carne” del líder y no tanto en caudillo, el que jala, el que arrastra. Podríamos decir que se trata del que arrastra sin hacer sentir que lo hace, o el que hace que los demás lo sigan porque van detrás por convicción o por hechizo. En otras palabras, alejar del modo de ser líder todo atisbo de manipulación compulsiva o sutil. Autores como Marty Linsky han planteado una versión más moderna como la de “dar sentido a la propia vida y contribuir a la vida de otros”. Desde nuestra perspectiva, cuando hablamos de protagonismo, nos estamos refiriendo a un componente de todo ser humano más allá de la función que le toque ejercer en la vida. Y es que protagonismo refiere insoslayablemente a autonomía, a identidad, a pertenencia, a dignidad. Y es que todos, todas estamos llamados a crecer y desarrollarnos como protagonistas de nuestras vidas personales y colectivas. Más, la medida de la calidad de nuestro madurar en la condición de protagonistas, está en la capacidad de contribuir y suscitar que otros puedan crecer en protagonismo. Nadie deviene protagonista sino en el hacer que otros también lo sean Y referir a protagonismo en la perspectiva que indicamos, es estar a las antípodas de esa acepción vedetista y figurete que la cultura cinematográfica ha casi transformado en sentido común y en la que los demás son comparsa o personajes relleno del artista principal. ¿Podemos repensar y enriquecer el concepto de liderazgo desde el paradigma del protagonismo? ¿En qué este enfoque transforma incluso versiones recientes sobre liderazgo? Desde nuestra acepción de protagonismo: a.- Se le arranca al liderazgo del concepto que tiende a ligarlo a UNA FUNCION. b.- Se le coloca en una dimensión COLECTIVA y no INDIVIDUAL. c.- Se reconoce que no hay una forma de ser líder, sino múltiples formas de ser y desarrollar su condición protagónica. d.- Se enfatiza que el mayor bien común o capital humano y social es que cada cual sea uno mismo, sea sujeto de su historia personal y social, que cada uno aprenda permanentemente a crecer como sujeto protagónico de su historia personal y colectiva. e.- Se subraya que desarrollar una personalidad protagónica es incompatible con una personalidad autoritaria o paternalista. 1. EL PROCESO DE MADUREZ CONTINUA: DEPENDENCIA, INDEPENDENCIA E INTERDEPENDENCIA. Hemos mencionado que es importante comprender que para cambiar cualquier situación, ya sea en nuestras vidas, en la de los demás o el entorno, debemos articular el cambio de nosotros mismos, es decir dirigir la mirada hacia adentro y el cambio de nuestras percepciones. Los mapas que tenemos en la cabeza, que pueden clasificarse en dos principales: mapas del modo en que nos representamos las cosas, o realidades, y mapas del modo en que deseamos que deberían ser. Con esos mapas mentales interpretamos todo lo que experimentamos. La mayoría de las veces ni siquiera nos damos cuenta de la existencia de esos mapas mentales, ni ponemos en duda las representaciones sociales que tenemos. La dependencia es el paradigma del tú: tú cuidas de mí, tú haces o no haces lo que debes hacer por mí; yo te culpo a ti por los resultados. La independencia es el paradigma del yo: yo puedo hacerlo, yo soy responsable, yo me basto a mí mismo, yo puedo elegir. La interdependencia es el paradigma de nosotros: nosotros podemos hacerlo, nosotros podemos cooperar, nosotros podemos combinar nuestros talentos y aptitudes para crear juntos algo más importante. Es imposible invertir estos procesos. Las personas no pueden vivir en el cambio si en su interior no persiste un núcleo invariable. La clave de la capacidad para cambiar es una idea constante de lo que uno es, de lo que persigue y de lo que valora. Las personas efectivas no se orientan hacia los problemas, sino hacia las oportunidades. Alimentan las oportunidades y dejan de morir de inanición a los problemas. No se puede tener éxito con otras personas si no se ha pagado el precio del éxito con uno mismo. Se necesita mucha fuerza de carácter para disculparse con rapidez, de todo corazón y no de mala gana. Para disculparse auténticamente es necesario ser dueño de uno mismo y tener una seguridad profunda respecto de los principios y valores fundamentales. 2. DESARROLLO DE LA AUTOESTIMA La autoestima es el núcleo principal alrededor del cual orbita cada aspecto de nuestras vidas. El nivel de bienestar que somos capaces de experimentar, el éxito que podemos manifestar, cuan funcionales son nuestras relaciones, la creatividad que nos permitimos expresar, los logros que somos capaces de actualizar, y tantos otros aspectos de nuestra vida personal, están intrínsicamente ligados a nuestra autoestima. En lo más profundo de nuestro ser existe una imagen que nosotros hemos creado, aunque no estemos plenamente conscientes de ello, que refleja la idea que nosotros nos hemos forjado de quiénes somos como persona, y cuan valiosos somos con respecto a otros. La autoestima es esencial para nuestra habilidad de interactuar de una manera funcional y armónica en nuestras vidas cotidianas. Pero existe un pequeño detalle. Puesto que esa imagen que tenemos de nosotros mismos es algo muy sutil y de lo cual no estamos plenamente conscientes, por lo general no atinamos a señalar a nuestro nivel de autoestima como la causa de las situaciones que experimentamos en la vida. Sí, es correcto. Nuestro nivel de autoestima es el responsable, nosotros somos responsables, de todo lo que ocurre en nuestras vidas. Recordemos que nuestra vida no es más que un reflejo de lo que impacte del exterior en nuestro interior. Nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras emociones le han dado forma a través del tiempo a lo que hoy llamamos "Nuestra Vida". Origen.- Los seres humanos formamos nuestra visión predominante del mundo alrededor de los cinco años de edad. Nuestra percepción del mundo que nos rodea como un lugar seguro o peligroso, y nuestra predisposición a interactuar con él de manera positiva o negativa, es determinada a esta temprana edad. Durante estos primeros años de vida, nuestros éxitos y tropiezos, y como fuimos tratados en cada ocasión como resultado de ellos por los miembros de nuestra familia inmediata, nuestros maestros, nuestros amigos, etc. Todo ello contribuya a la creación de esa imagen de nosotros mismos que llevamos dentro y en consecuencia, a establecer nuestro nivel de autoestima. Teniendo esto presente, las personas quienes tienen a su cargo el cuidado de los niños, pueden hacer la diferencia al estar conscientes de las consecuencias para los niños de cada cosa que ellos dicen, hacen o piensan. De esta manera estarán contribuyendo a crear una generación de seres humanos con mayor bienestar general en sus vidas. Niveles.- Nuestro nivel de autoestima puede ser alto o bajo, y consecuentemente cada uno incidirá en nuestra calidad de vida. A falta de una base de autoestima sólida, nos cuesta asumir riesgos y tomar las decisiones necesarias que nos permitirán vivir una vida productiva y gratificante. Un bajo nivel de autoestima afecta adversamente nuestras relaciones familiares, amistosas y de pareja, nuestro desempeño personal y profesional, y lo más importante, nuestra sensación interna de bienestar. Mientras que un alto nivel de autoestima hace florecer un alto nivel de confianza en nuestras habilidades para resolver situaciones, y la asertividad necesarias para permitirnos llegar a ser todo lo que podemos ser. Un alto nivel de autoestima nos permite tener relaciones más funcionales, saludables y profundas, principalmente con nosotros mismos. Un nivel de autoestima positivo se fundamenta en nuestra habilidad realmente, y ser para evaluarnos capaces de objetivamente, aceptarnos y conocernos valorarnos incondicionalmente. Es decir, ser capaces de reconocer de manera realista nuestras fortalezas y limitaciones, y al mismo tiempo aceptarnos como valiosos sin condiciones o reservas. La autoestima positiva nos permite realizar nuestros sueños. Mientras más nos aceptamos y nos apreciamos nosotros mismos, más nos comportamos de una manera que nos permite ser aceptados y apreciados por otros. Mientras más creemos que somos capaces de lograr nuestras metas, aumentan nuestras probabilidades de hacerlas realidad. Identificar.- Conocer nuestro nivel de autoestima es fundamental para establecer en que situación nos encontramos, y decidir que queremos hacer al respecto. Podemos ayudarnos para conocer nuestro nivel de autoestima tratando de reconocer en nosotros algunos de los detalles que se mencionan a continuación. Para algunas las personas, sus pensamientos y sentimientos sobre si mismos tienden a fluctuar basados en su experiencia diaria. Los resultados de una evaluación, como le tratan sus amigos, los altibajos de una relación amorosa, etc. pueden tener un impacto temporal en su sensación de bienestar. La autoestima sin embargo está por encima de los altibajos normales asociados con los cambios en las situaciones cotidianas. Para las personas con un nivel alto de autoestima estos altibajos normales de la vida podrían producir fluctuaciones temporales en su sensación de bienestar. Mientras que para una persona con baja autoestima estos mismos altibajos podrían hacer una enorme diferencia. Identificar a las personas que tienen un nivel de autoestima alto es por lo general sencillo, tienden a ser personas que se la llevan bien con la mayoría, de trato jovial, su presencia es agradable y bien recibida, y están siempre dispuestos a colaborar. Son capaces de escuchar las criticas sin tomárselo personalmente. Por lo general manejan mejor esas situaciones porque los mensajes negativos tienen menos poder sobre ellos, no hacen eco dentro de su mente. Tienen facilidad para establecer claramente la diferencia entre "Ser" y "Hacer". Este pequeño detalle les permite mantenerse centrados en sí mismos mientras observan los cambios que ocurren a su alrededor, sin necesidad de identificarse con ellos. Para las personas con un nivel de autoestima positivo es sencillo detenerse a evaluar una situación para decidir el más adecuado curso de acción a seguir, en vez de simplemente reaccionar nerviosamente ante ella. En cuanto a las personas con autoestima baja, no es tan sencillo reconocerlas, pues la baja autoestima puede usar diferentes máscaras. Una baja autoestima se caracteriza por no saberse valorar y dejar que los demás nos hagan sentir menos, creer que nadie nos puede querer y además que nunca podremos alcanzar nuestras metas. Para que una persona tenga una baja autoestima, ésta tiene que ser afectada por un grupo de factores tales como: Expresiones negativas, como calificativos o insultos de otros. Expresiones de rechazo de nuestros familiares o amigos. Falsas generalizaciones; sólo reconocen nuestros errores y no las cosas buenas que hacemos. Trato silencioso o hielo; es una forma de rechazo que a veces recibimos cuando cometemos un error. Amenazas violentas; cuando desde que somos niños se nos amenaza con ser castigados como al peor de los delincuentes. 2.1. Ecología del Desarrollo Humano.- El desarrollo de la autoestima nos permite también vernos desde afuera, y para ello se debe comprender en que esferas se va desarrollando el individuo y cómo éstas interactúan entre si. Un enfoque sistémico del desarrollo humano facilitará esta tarea y podremos entender de manera más clara el porqué a veces no tenemos niveles de tolerancia, porqué no nos adaptamos al cambio, porqué nos sentimos motivados, o desmotivados, etc. El Psicólogo Ruso-Norteamericano Uriel Bronfenbrenner, realizó un estudio sobre el desarrollo del individuo, tomando como referencia los contextos que son como círculos concéntricos que interactúan entre sí. Así tenemos al MICROSISTEMA, que es un patrón de actividades, roles y relaciones interpersonales que la persona en desarrollo experimenta en un entorno determinado con características físicas y/o materiales particulares. MESOSISTEMA, comprende las interrelaciones de dos o más entornos en los que las personas en desarrollo participan activamente. ECOSISTEMA, se refiere a uno o más entornos que no incluyen a la persona en desarrollo como participante activo, pero en los cuales se producen hechos que afectan a lo que ocurre en el entorno que comprende a la persona en desarrollo. MACROSISTEMA, se refiere a la subcultura o cultura en su totalidad, incluye el sistema de creencias e ideologías, viene a ser la misma sociedad. Estos contextos nos ayudan a visualizar los diferentes procesos de adaptación al cambio dentro de toda una estructura social.