EL ACCIDENTE DE TRABAJO CON IMPACTO EMOCIONAL

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Semana de la Salud Ocupacional.
Corporación de Salud Ocupacional y ambiental
Octubre 25,26 y 27 de 2006.
EL ACCIDENTE DE TRABAJO CON IMPACTO EMOCIONAL
Porqué una contusión en un dedo causada por un martillazo o una herida
debida a la manipulación de un bisturí, ameritan atención de primeros auxilios y
casi siempre informe de accidente de trabajo, mientras que la angustia que
deja un atraco al salir del banco, la frustración de un insulto de un usuario o el
grito descalificador de un jefe, pasan como situaciones totalmente normales de
la actividad laboral y sólo se proporciona una bebida aromática, una palmadita
en la espalda, la ayuda de un pañuelo facial para las lágrimas y en el mejor de
los casos unas horas libres para que “te repongas y te despejes”?. Estas
actitudes tan dispares frente a hechos evidentemente violentos y que
amenazan la integridad física y emocional del trabajador es lo que nos anima a
abrir este espacio de reflexión y análisis de la accidentalidad laboral que
podríamos llamar del “alma”.
Uno de las contingencias amparadas por el sistema general de riesgos
profesionales es el accidente de trabajo. La definición legal de esta situación la
contemplan los artículos 9º y 10º del decreto ley 1295 de 1994, no modificados
por la ley 776 de 2002, el primero reza: “Es accidente de trabajo aquél que
sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo y que produzca en el
trabajador una lesión orgánica, una perturbación funcional, una invalidez o la
muerte. Es también accidente de trabajo aquél que se produce durante la
ejecución de órdenes del empleador, o durante la ejecución de una labor bajo
su autoridad, aún fuera del lugar y horas de trabajo. Igualmente se considera
accidente de trabajo el que se produzca durante el traslado de los trabajadores
desde su residencia a los lugares de trabajo o viceversa, cuando en transporte
lo suministre el empleador.” El segundo establece las restricciones que tal
definición presenta dentro de la ejecución de la actividad laboral.
Si nos detenemos en el significado de la definición podemos observar que
presenta dos elementos conceptuales:
1. Precisa la relación del evento con la actividad laboral de forma causal u
ocasional. La causalidad la han definido los tratadistas del derecho como
la relación indirecta del hecho con el trabajo, ejemplo: el conductor de
taxi que sufre una contusión de la mano cuando realiza una revisión del
motor para descartar una falla mecánica. La ocasionalidad es la relación
directa del accidente con el desempeño de las tareas inherentes al oficio;
ejemplo: el conductor antes mencionado, que sufre contusiones
múltiples en una colisión en accidente de tránsito cuando traslada
pasajeros en su vehículo.
2. La ocurrencia de un daño cierto sobre el trabajador definido como lesión
orgánica (herida, fractura, contusión, desgarro, etc.), de una
perturbación funcional (lumbalgia, restricción del movimiento articular,
perturbación del equilibrio psíquico, etc.), una invalidez (paraplejía, coma
traumático, etc.), o la muerte.
Sobre los accidentes que afectan el aspecto somático de los individuos los
médicos del trabajo y de las especialidades dedicadas al manejo del trauma
tenemos amplia experiencia. Son muchas las amputaciones de extremidades,
lesiones oculares, fracturas, heridas, etc., que los elementos inseguros del
ambiente laboral producen en los trabajadores y son motivo de atención
médica y de calificación o valoración de daños por las comisiones
interdisciplinarias de las ARP y la Juntas de Calificación. Sin embargo, hay un
aspecto complejo que no se ha estudiado o analizado de forma profunda y que
incluso en las lesiones somáticas es motivo de controversia: las perturbaciones
funcionales. Este concepto involucra la alteración sea por exceso o por defecto
de una función somática o mental y en muchos casos no es posible objetivarlo
de forma clara. Las posibilidades funcionales de los individuos tienen una
amplia variación y en su mayoría se asimilan a distribuciones estadísticas de
tipo normal, por lo tanto los rangos de normalidad propuestos para las
funciones mecánicas, metabólicas y más aún las de comportamiento suelen ser
márgenes estrechos y conceptos de “normalidad” viciados por la ideología o los
alcances técnicos de quien o quienes los proponen.
Cuando proponemos la categoría conceptual del Accidente de Trabajo con
Impacto Emocional para motivar este espacio de discusión y reflexión,
entramos en un terreno complejo pues allí debemos aplicar iguales criterios de
análisis en la definición antes propuesta. En primer lugar definir el factor de
riesgo que asociado de forma causal u ocasional con el trabajo dará lugar a un
impacto o daño, permanente o transitorio de las estructuras del funcionamiento
mental y emocional del trabajador. Para comprender este aspecto debemos
referirnos a los factores de riesgo llamados psico-sociales o socio-psicológicos,
presentes en el ambiente laboral y que se originan en las interacciones
existentes entre el ambiente físico del trabajo, las condiciones organizativas, las
necesidades, capacidades, hábitos y aspectos personales del trabajador, su
familia y comunidad, que influyen en la salud, el rendimiento y la satisfacción
laboral. En general se identifican fácilmente en los turnos u horarios de trabajo,
el ritmo de la labor, la planeación de las tareas, la sobrecarga cuantitativa o
cualitativa (imperativos de producción, responsabilidad y concentración), orden
jerárquico, salarios y remuneración, capacitación y apoyo directivo, así como el
riesgo físico ambiental que interactúa de forma constante con los anteriores.
Por lo tanto los desequilibrios existentes en este terreno darán lugar a
estímulos que pueden interpretarse por los trabajadores como amenazas o
daños directos a su concepto de integridad en lo relacionado con su
funcionamiento individual de acuerdo con la escala de valores y las
características de personalidad individuales. En general la mayoría de los
factores que producen daño súbito, tal como lo estipula la definición del
accidente de trabajo (AT), son estímulos percibidos como agresiones de tipo
violento, donde se percibe riesgo de pérdida de la integridad física, del
equilibrio emocional o del auto-concepto y de la autoestima del individuo.
Sobre este aspecto cabe destacar el concepto de violencia laboral que han
enunciado algunos estudiosos del fenómeno y lo han definido como “todos los
casos de violencia interpersonal mortal o no, en los que una persona hace uso
de la fuerza física o de otros medios para causar daños, lesiones o la muerte
de otra persona”. Estas actuaciones violentas encajan dentro de varios tipos:
acoso (acto de crear ambiente hostil), amenazas (manifestación de intención
de causar daño físico o al prestigio individual), agresión física (ataque
violento directo o no). La agencia de Seguridad y Salud Ocupacional de los
Estados Unidos (OSHA) estudiando las situaciones violentas de tipo
interpersonal que existen en el medio laboral propone estas categorías:
1. Violencia tipo I: la ejercida por personas ajenas a la actividad laboral, o
sea el riesgo de inseguridad pública (atraco, plagio, etc.)
2. Violencia tipo II: ejercida por personas con cierta relación laboral o sea
los usuarios
.
3. Violencia tipo III: La proveniente de personas con implicación laboral
directa o indirecta actual o pasada, compañeros de labor.
Se favorecen las expresiones violentas en los ambientes de trabajo donde haya
roles laborales confusos, exista deficiente planeación de las labores con el
acontecer de contingencias técnicas, administrativas o de comunicación
frecuentes y sobre todo donde haya una deficiente gestión de los conflictos.
Por lo expuesto toda persona en una labor donde interactúe con personas es
susceptible de tener contactos agresivos e incluso violentos de tipo súbito,
causados u ocasionados por las personas de ese ambiente laboral y que pueden
causarle estado de dis-funcionalidad personal y laboral de magnitud y duración
variable, sin presentar alteración somática alguna objetivable incluso por
personal sanitario calificado. Estos estímulos pueden tener relación directa o no
con la actividad laboral desempeñada y es evidente que pueden causar
perturbaciones del funcionamiento psíquico y pueden favorecer la aparición de
trastornos de mayor duración y con impacto sobre la funcionalidad social,
familiar y laboral del trabajador afectado.
Implicaciónes Psicológicas Del Accidente De Trabajo Con Impacto
Emocional
Teniendo en cuenta lo planteado anteriormente, es importante y necesario
además analizar las implicaciones que tiene para la persona los accidentes de
trabajo con impacto emocional. De hecho, es fundamental precisar que este
tipo de accidentes no sólo afectan la dimensión psíquica de la persona sino que
la afectan como persona en su totalidad, así la “lesión” o la agresión sea
específicamente de carácter psicológico.
Cuando una persona dentro de su ambiente laboral es acosada, amenazada, o
agredida psicológicamente a través de palabras, actitudes o comportamientos
específicos, se presenta una alteración emocional que puede tener severas
consecuencias para su salud, porque lesiona su autoestima, vulnera su
integridad, afecta su personalidad y puede desencadenar en ella reacciones o
comportamientos lesivos para si misma o para otros; estas reacciones serán
más o menos críticas, dependiendo en entre otros factores del nivel de estrés
laboral a que esté sometida la persona que ha sido objeto de la agresión.
Por otro lado, importante considerar que cuando una persona presenta baja
autoestima, un insulto de un usuario o una llamada de atención descalificadora
y humillante por parte del jefe en frente de otras personas puede ser muy
dañina, más aún, en algunos casos es posible que llegue a desencadenar una
crisis depresiva aguda e incluso una reacción violenta frente al agresor.
En la intervención clínica en psicoterapia, es frecuente encontrar personas que
asisten a consulta porque se sienten afectadas emocionalmente debido a
situaciones laborales que es posible considerar como “Accidentes de Trabajo
con Impacto Emocional” que si bien no les generan aparentemente daño físico,
sí las afecta de manera significativa a nivel psíquico de forma parcial o
temporal; ocasionado consecuencias no sólo en su desempeño laboral, en su
estabilidad emocional y en su condición de salud en general.
Dentro de las manifestaciones clínicas más frecuentes que presentan este tipo
de pacientes que se han sentido violentados o que realmente han sido
amenazados y agredidos a nivel psicológico es posible encontrar desde el llanto
acompañado de temor y angustia, el temblor en manos y mandíbula, los
trastornos de ansiedad, las manifestaciones de tipo conversivo, los cuadros
depresivos agudos y las crisis de pánico, hasta la perdida del control de
impulsos y emociones que puede reflejarse en comportamientos o reacciones
agresivas bien sea rompiendo documentos de trabajo, tirando y/o quebrando
objetos, auto-agrediéndose, pero también atacando incluso verbalmente a la
persona que acosa, que insulta, que brinda un trato descalificador, que hace
quedar en ridículo o que en alguna manera vulnera su dignidad y su integridad
personal.
Uno de los aspectos más delicados que se presenta con respecto a este tipo de
Accidentes de Trabajo es que rara vez son reportados como tal y menos aún,
se les da por parte de los empresarios o incluso por parte de los profesionales
de la salud que atienden este tipo de personas la importancia o la atención que
verdaderamente requieren. De hecho, en muy pocos casos o tal vez en ningún
caso se encuentra por ejemplo, que la persona que ha sufrido este tipo de
accidente con impacto emocional se le incapacite, situación que puede ser
necesaria dado que las manifestaciones clínicas antes señaladas pueden ser
leves o severas y de corta duración o relativamente prolongadas; es más en
algunas ocasiones pueden afectar a la persona para continuar desempeñando
su función o su actividad laboral de manera competente.
Cuando estos accidentes ocurren, en el mejor de los casos se le da a la persona
una bebida aromática, unos pocos minutos para que se calme y se reintegre
luego a su labor o en ocasiones se le permite que “se tome el resto del día
libre” con el fin de que no se generen mayores traumatismos laborales pero sin
tener en cuenta el trauma que le genera dicha lesión al afectado y las
consecuencias derivadas de ésta a corto y a mediano o a largo plazo. No
obstante, el reporte jamás se realiza ni se considera como accidente de trabajo,
transcurrido el “impasse” y reintegrada la persona a su actividad laboral, las
cosas deben transcurrir como si nada hubiera pasado.
Muchas de las personas que han vivido este tipo de accidentes de trabajo, estas
experiencias traumáticas quedan con secuelas cuya duración puede oscilar de
unas pocas semanas a unos cuantos meses, incluso en algunos casos es posible
que lleguen a durar varios años, pero este tiempo puede reducirse un poco y
llegar a superarse las secuelas mediante un buen proceso psicoterapéutico,
apoyo médico y farmacológico o con el trabajo interdisciplinario de ambos
profesionales.
Esta reflexión tiene como propósito fundamental llamar la atención de todos los
profesionales de la salud, de los comités de salud ocupacional de las
organizaciones, de los comités de ética y bioética, de los directivos de las
instituciones y de los mismos trabajadores sobre una realidad que está
afectando profundamente a las personas que se desenvuelven en los distintos
ámbitos laborales, ya que este tipo de Accidentes de Trabajo no se presentan
en un determinado tipo de organizaciones, sino que por el contrario cualquier
institución u organización y cualquier persona que se desempeñe en el ámbito
laboral está expuesta y es susceptible de que le ocurra. Más aún, si es posible
hablar de organizaciones que presentan este factor de riesgo, habría que
empezar por considerar que aquellas ofrecen o prestan algún tipo de servicio,
dadas sus características están más expuestas a ello.
Por último, la invitación que surge de esta reflexión en torno al Accidente de
Trabajo con Impacto Emocional, está orientada a que desde los distintos
organismos competentes en el área de la salud se estudie profundamente este
problema de salud que no es sólo de salud mental dado que las personas
somos seres integrales, y que se establezcan las políticas pertinentes para
garantizar no sólo la prevención de este tipo de situaciones, sino una
intervención oportuna y un manejo adecuado por parte de empresarios,
trabajadores y personal de la salud frente a estas situaciones que se tornan
cada vez más delicadas y preocupantes en nuestras empresas dados los
procesos modernos de contratación y las nuevas formas de trabajo y que deben
ser materia de vigilancia por parte de los profesionales de la salud ocupacional.
Queremos resaltar para terminar, en este punto que los dos elementos
conceptuales del AT comentados existen en este tipo de situaciones laborales,
es decir: una agresión casi siempre verbal de tipo súbito con relación causal u
ocasional con el trabajo y una perturbación funcional de duración e intensidad
variable en la esfera mental y emocional del trabajador, por lo tanto creemos
que vale la pena r informar estos eventos y soportarlos debidamente paral
beneficios de los trabajadores y así elevar la conciencia de las organizaciones
sobre el impacto de los factores de riesgo psicosociales en el persona,l lo cual
dado nuestro estilo de vida reactivo daría lugar a una mayor preocupación por
estos aspectos importantes del ambiente laboral.
MATERIAL PREPARADO POR:
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