Calidad Educativa: factores y manifestaciones (Conferencia en el I Congreso Internacional de Educación, desarrollado del 29 de agosto al 2 de setiembre del 2012 en la UPAO, Trujillo) Jorge Capella Riera Profesor Emérito Católica del Perú de la Pontificia Universidad Introducción. Lanza (1996) afirma que “en la actualidad existe un consenso, en los países iberoamericanos respecto a que el conocimiento ocupa un lugar central en los modelos económicos y sociales emergentes. El papel de la educación en el desarrollo de una ciudadanía capaz de sostener y fortalecer la democracia logrando mayores niveles de competencia para el crecimiento económico es reconocido como fundamental por la mayoría de los gobiernos.” Es este sentido, la búsqueda de los caminos adecuados para el logro del dominio de esos conocimientos y la discusión sobre las alternativas más adecuadas para la calidad y su distribución equitativa constituyen un tema prioritario en nuestro país. En relación a este planteamiento, transformar el proceso de producción y distribución de conocimientos socialmente significativos sigue siendo, el problema central que debe enfrentar la educación como política social. Cambiar la situación de deterioro acontecida en su capacidad de distribuir esos conocimientos y generar estrategias adecuadas para mejorar la calidad de la prestación de los servicios educativos constituyen el desafío de nuestro tiempo. De ahí que el tema de la calidad en la educación se haya convertido en un tema recurrente. En 2010 preparé un material de trabajo para el curso “Calidad de la Educación” de la Maestría en Educación con mención en Gestión de la Educación de la Escuela de Graduados de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Teniendo como fundamento las ideas allí expresadas, critiqué ácremente la aplicación de la prueba Pisa en nuestro país pues al ser internacional no tenía en cuenta nuestra compleja realidad multicultural. Por lo tanto rechazaba los resultados de esa aplicación. Lamentablemente ahora tengo que aceptar que el problema es interno. No hace mucho, Patricia Salas, ministra de Educación, presentó los resultados de la evaluación censal de estudiantes del 2° grado de primaria y la principal conclusión es que, si bien comparados los resultados de las evaluaciones 2007-2011 muestran mejoras estadísticamente significativas, ellos no son suficientes en un franco progreso a la mejora de la calidad de la enseñanza. Según explica Hidalgo (2011) los resultados de la Encuesta Censal de Estudiantes (ECE) 2011 “son expresión de un conjunto de decisiones de políticas macro y micro políticas que nos han llevado a que dos de cada tres estudiantes que asisten al segundo grado de primaria no puedan entender lo que leen. El incremento de las brechas nos dice de la relevancia de un cierto criterio de “eficacia” mal entendido como calidad sin haber incorporado criterios de equidad. No se priorizó a la escuela pública, no se priorizaron las zonas rurales, ni las poblaciones con diversidad de culturas y lenguas.” Algunas de las razones de este “crecimiento en inequidad” son expresión de problemas de carácter estructural, pobreza, desnutrición, discriminación y requieren de políticas más allá de lo educativo (equidad en la redistribución del gasto, empleo, subvenciones, acceso a servicios básicos, respeto y valoración de la diversidad etc.) políticas que no solo tienen que ver con “programas sociales” sino con cumplimiento de derechos dentro de un proyecto de país. En cuanto a la influencia del contexto educativo, Caro (2012) expresa que “los resultados muestran que las diferencias en rendimiento entre centros educativos estatales y no estatales pueden atribuirse, principalmente, a la composición socioeconómica del alumnado que se atiende en estos dos grupos de centros educativos y no al tipo de gestión.” El problema es obviamente multicausal, las salidas tendrían que ser múltiples también, el problema no es de los estudiantes que no logran los aprendizajes esperados, el problema es de “todos”, por tanto, como superarlo nos involucra a todos. Revertir esta situación es relativamente difícil, sin embargo contamos con el Acuerdo Nacional, el Proyecto Educativo Nacional (PEN), la mayoría de las regiones han construido su Proyecto Educativo Regional (PER), y algunas tienen Currículos Regionales. Si estos instrumentos de gestión poseen presupuesto y conducción adecuada, se esperaría un impacto positivo en términos de acciones efectivas para mejorar la calidad del servicio y el logro de los aprendizajes. Ahora bien, como señala la misma Hidalgo, los consensos y las decisiones de política tienen que ingresar al campo de la micro política es decir a nivel de aula donde efectivamente se concretan los aprendizajes. Es por ello que en los momentos actuales, preocuparse por la calidad no es trivial, constituye una revolución en el pensamiento pues implica crear nuevas formas de organizar el sistema educativo y repensar el proceso de aprendizaje. Según revela un estudio del Banco Mundial (2008), la calidad de la educación peruana puede mejorar si se fortalece la gestión educativa al nivel regional. “La fuente principal de los (problemas educativos) radica en una gestión ineficiente, pues los recursos se invierten sin tener objetivos educativos claros, mecanismos de rendición de cuentas, ni control de calidad a través de la evaluación periódica y el acceso a la información por parte de los ciudadanos. Si esto se corrige, es posible mejorar la calidad educativa en el corto plazo”. 2 Pues bien, en esta conferencia voy a presentar mi posición respecto a dos aspectos importantes que facilitan entender la calidad de la educación: factores y manifestaciones. Ello para contribuir a motivar el diálogo y el debate; abriendo un espectro de temas y problemas que abordan importantes expertos y expertas para que se conozcan y permitan profundizar en el estudio de esta temática. Debo aclarar que me refiero a autores con los que coincido. 1. Noción de calidad educativa. “Se dice de la calidad que es fácil de reconocer pero difícil de definir”. (Marcelo, 1997) Considero que tanto la educación como la calidad son objetos culturales. Por ello, no se posee hoy una definición universalmente aceptada del concepto de calidad. Caro (2012) dice que “el concepto “calidad de la educación” es subjetivo, socialmente construido, dependiente del contexto y está integrado por valores. De esta manera, distintos actores de la sociedad, tales como docentes, padres de familia, estudiantes y empresarios, manejan conceptos distintos”. A pesar de esta dificultad inicial, para conocer y evaluar si un sistema educativo está cumpliendo con sus objetivos de calidad, es necesario basarse previamente en alguna definición de calidad educativa. Pues bien, como afirma Braslavsky (2006), “nadie se opondría abiertamente a una formulación que afirme que la educación tiene que servir a las personas y a los grupos para operar en el mundo y para sentirse bien operando en ese mundo: conociéndolo, interpretándolo, transformándolo en una relación fértil y creativa entre sí y con el entorno. Esto implica un cierto conocimiento del mundo, tal como es hoy y como será en el futuro. Esto implica también una cierta reflexión respecto de cómo se sienten las personas en este mundo y en este siglo y de cuál es la capacidad que se atribuyen de cambiarlo y de hacerse un lugar en él.” Ahora bien, hay que ir con cuidado al emplear este vocablo pues, según Aguerrondo (1993), “la aparición del concepto “calidad de la educación” se produjo históricamente dentro de un contexto específico. Viene de un modelo de calidad de resultados, de calidad de producto final, que nos pone en guardia, sobre todo, del hecho que bajo estas ideas suelen estar los conceptos de la ideología de eficiencia social que considera al docente poco menos que como un obrero de línea que emplea paquetes instruccionales, cuyos objetivos, actividades y materiales le llegan prefabricados, y en el cual la “calidad” se mide por fenómenos casi aislados, que se recogen en el producto final.” Lo que ocurre, sigue diciendo esta autora, es que “se ha trabajado con una definición demasiado simplificada y muy parcial de una idea muy abarcante ya que, recortando las posibilidades, se la define restrictivamente, se la transforma en una medición, para lo cual se la inscribe en un marco puntual casi positivista, muchas veces hasta conductista, leyendo sólo conductas específicas.” 3 Por su parte Casassus (1997) sostiene que “todas las formulaciones de política educativa en América Latina sitúan a la calidad de la educación como un concepto estratégico en torno al cual se estructuran las otras políticas. Es importante destacar esta coincidencia, pero más notable aún es el hecho de que en el centro de las políticas educativas se sitúa un concepto que tiene un status socialmente ambiguo.” Además, “la calidad en educación está íntimamente ligada al tema de la equidad. Todos tienen derecho a una educación de calidad. Más aún, se ha señalado que, en la práctica, resulta muy difícil distinguir entre calidad de la educación e igualdad de oportunidades”. (OCDE, 1991) En nuestra Ley General de Educación (2003) se concibe la calidad de la educación como "el nivel óptimo de formación que deben alcanzar las personas para enfrentar los retos del desarrollo humano, ejercer su ciudadanía y continuar aprendiendo durante toda la vida”. A todo lo dicho debo añadir que para entender la calidad en las instituciones educativas hay que tener en cuenta que en las empresas se trabaja la calidad total en la gestión. Como señala Casassus (1997) “Inspirándose en los trabajos de Deming (Principios Gerenciales), Juran (Trilogía), Ishikawa (Pensamiento Revolucionario) y en las teorías de Drucker, Crosby, Senge y otros, se instala el tema de la calidad en la sociedad con la preocupación por el resultado del proceso productivo”. En el caso de la educación, se habla de calidad total como la calidad de cada objeto que está involucrado en ella. Según Bostingl (1992), “ésta es una concepción en la que el estudiante es el cliente principal de la institución educativa y es también un trabajador, cuyo producto es esencialmente su propio desarrollo y crecimiento continuo.” En este contexto se está desarrollando una cultura de la evaluación o control de calidad, o meritocracia que no debe confundirse con una fiscalización coercitiva y entenderse más bien como una estrategia de retroalimentación de los procesos que se siguen para llevar cabo los propósitos educativos. Para Mortimore (1992) "La escuela de calidad es la que promueve el progreso de sus estudiantes en una amplia gama de logros intelectuales, sociales, morales y emocionales, teniendo en cuenta su nivel socioeconómico, su medio familiar y su aprendizaje previo. Un sistema escolar eficaz es el que maximiza la capacidad de las escuelas para alcanzar esos resultados." Y la eficacia, añade Marqués (2002) “no estará en conseguir un buen producto a partir de unas buenas condiciones de entrada, sino en hacer progresar a todos los alumnos a partir de sus circunstancias personales. En este sentido conviene enfatizar en la calidad de los procesos escolares, y evitar dar un valor absoluto a los productos obtenidos.” Podríamos concluir este primer apartado diciendo que la calidad de la educación es la pertinencia de los sistemas educativos para responder a las 4 demandas socioculturales y por ende para mejorar la vida de todos los ciudadanos, para garantizar la máxima participación en la toma de decisiones políticas en sociedades cada vez más abiertas y para demostrar que tiene capacidad para compensar las desigualdades sociales y culturales de la población. 2. Factores que intervienen en la calidad educativa o la configuran. De los muchos estudios que hay al respecto, he escogido los siguientes por cuanto creo que abarcan gran parte de los elementos que hemos señalado al definir la calidad en la educación. 2.1. La posición de Marqués. Marqués (2002) plantea estos factores: Los recursos materiales disponibles: aulas de clase, aulas de recursos, biblioteca, laboratorios, patio, instalaciones deportivas, mobiliario, recursos educativos... Los recursos humanos: nivel científico y didáctico del profesorado, experiencia y actitudes del personal en general, capacidad de trabajar en equipo, ratios alumnos/profesor, tiempo de dedicación... Los servicios y las actuaciones que realizan las personas son los que determinan la calidad de toda organización. En este sentido es muy importante su participación y compromiso La dirección y gestión administrativa y académica del centro: labor directiva, organización, funcionamiento de los servicios, relaciones humanas, coordinación y control... Aspectos pedagógicos: PEC (proyecto educativo de centro), PCC (proyecto curricular de centro), evaluación inicial de los alumnos, adecuación de los objetivos y los contenidos, tratamiento de la diversidad, metodología didáctica, utilización de los recursos educativos, evaluación, tutorías, logro de los objetivos previstos... Y en el caso de la calidad de la enseñanza universitaria, el mismo Marqués (2002) señala los siguientes factores: Las actitudes, concepción de la enseñanza y la actuación del profesorado: considerar los principios pedagógicos, atención a los aprendizajes de los estudiantes y a su interés por la asignatura, establecimiento de estímulos para promover su participación, disponibilidad para orientarles, buena comunicación con ellos, evaluación adecuada. La competencia del profesorado: nivel y actualidad de sus conocimientos teóricos y prácticos, capacidad para su transmisión, dotes didácticas, formación continua. El plan de estudios: contenidos teóricos y prácticos, adecuación a los estudiantes y a las demandas sociales de los correspondientes perfiles profesionales, grado de optatividad. 5 Las infraestructuras y los materiales: instalaciones, equipos, materiales didácticos. La organización de la enseñanza: planificación detallada, distribución de los estudiantes entre los grupos, adecuación de los horarios. La evaluación de la calidad, que permita aprender de los errores y seguir mejorando. La transparencia informativa en la institución, que facilitará la compartición del conocimiento y generará confianza. La participación de todos los implicados, liderazgo participativo, clima de trabajo favorable, desarrollo y crecimiento personal. Este autor va más allá y dice que hay factores que pueden incidir negativamente en la calidad y son estos: La libertad de cátedra mal entendida. Puede ser que algunos no entiendan las necesidades de los alumnos o desatiendan las necesidades de la organización a la que pertenecen. La absoluta falta de control. La indefinición del perfil de profesor. La falta de definición de los conocimientos y aptitudes pedagógicas que debe tener un profesor. 2.2. Los ejes que definen la calidad. Aguerrondo (1993) habla de ejes y los agrupa en tres grandes áreas: “El eje epistemológico. Este elemento fundamental de la propuesta pedagógica que es la concepción epistemológica, la que fundamenta el aprendizaje de cada disciplina en la medida en que, por ejemplo, una caracterización dogmática y acabada del mismo no favorece el desarrollo de un pensamiento productivo, capaz de actualizarse, abierto a nuevas adquisiciones. La opción básica en este campo se refiere a la preeminencia de las características relacionadas con la cultura humanista, o las relacionadas con la cultura tecnológica. La segunda a considerar se refiere a cuáles son las áreas de conocimiento que están incluidas dentro del sistema educativo, si el sistema educativo tiene que transmitir conocimientos socialmente válidos debe intentar una adecuación entre cómo se definen las áreas de conocimiento dentro del sistema educativo y cómo las define la sociedad, o específicamente el campo académico. La tercera opción es, una vez definidas las áreas de conocimiento, qué definición de contenidos de la enseñanza existen. Esta definición puede hacerse desde varias perspectivas. Una de ellas es realizarla sobre la base de un modo atomizado de conocer. Por otro lado, los contenidos pueden definirse como procesos que se basan en la percepción inicial de todo, concibiendo a cada elemento y a la totalidad como un producto de un proceso. En vez de 6 definir los contenidos como temas o información, se los define como núcleos o ejes organizantes que permiten ver procesos dentro de áreas de conocimiento. El eje pedagógico. La primera opción a realizar dentro de este eje tiene que ver con las características del sujeto que aprende. Esto implica una definición de las características psicológicas del alumno, ya que define quién es el sujeto de aprendizaje. En este núcleo de antinomia está marcado por la opción entre una concepción de psicología de facultades o una concepción de psicología evolutiva. La segunda opción dentro del eje pedagógico se refiere a la definición de cómo aprende el sujeto el aprendizaje, o sea qué teoría del aprendizaje se adopta. La tercera opción dentro del eje pedagógico responde a la pregunta: ¿qué características tiene el rol docente? Ésta puede ser definida desde el protagonismo del docente, en la conocida tarea de “transmisión”, o entendiendo al docente como organizador de las situaciones de aprendizaje, y conductor de un proceso de construcción conjunta con los alumnos. Finalmente, en el eje pedagógico aparece la pregunta: ¿Cómo se organiza la relación entre estos sujetos? ¿Cómo se organiza la relación de enseñanzaaprendizaje? Esto resume la problemática de la didáctica, de la organización de la propuesta de enseñanza. Y para que tenga calidad, sus características deben respetar las opciones anteriores. Es decir, deben posibilitar el conocimiento tecnológico, contemplar que el alumno es un sujeto constructivo, transmitir valores de democracia, todo lo que hasta ahora se ha visto que define la calidad. El eje organizativo-administrativo. La estructura académica del sistema educativo comprende dos cuestiones: la determinación de los niveles y ciclos que se incluyen, y la extensión del período de obligatoriedad escolar. El “quantum” de educación que se requiere para toda la sociedad no es el mismo en todas las épocas ni en todas las latitudes, y la función que cumple cada etapa (nivel) del sistema educativo ha ido variando de sociedad en sociedad y de época histórica en época histórica. La segunda opción a realizar dentro del eje organizativo es cómo se define la institución escolar. ¿Se define la institución solamente como “la escuela”? ¿Se abre la posibilidad de que la institución comprenda también otros espacios educativos? La unidad concreta desde la cual se define y se visualiza el sistema educativo son los establecimientos escolares. Éstos funcionan de acuerdo con un conjunto de características organizacionales que determinan las posibilidades de aprendizaje de los alumnos en la medida en que ofrecen facilidades u obstáculos para la concurrencia, requieren modelos de relación cotidianos o no para el alumno, y condicionan la organización de la tarea del aula de acuerdo 7 con ciertos modelos de enseñanza-aprendizaje y de concepción del conocimiento a difundir. Finalmente, la última opción se refiere a los modelos de conducción y de supervisión, incluyendo tanto los elementos macro que hacen a la conducción general del sistema educativo cuanto los que tienen que ver con el manejo concreto de las instituciones escolares. Se deben incluir en este punto las opciones de descentralización y regionalización, con todas las especificaciones que estas decisiones implican.” 2.3.Factores de la docencia en la Educación Superior según CINDA. En los estudios efectuados por este centro (1991) se consideran los siguientes factores: “La "relevancia" se refiere a la coherencia con los grandes fines de la función docente, estableciendo, como criterio de referencia, el "para qué" se educa. Se expresa a través de las orientaciones curriculares, por la definición de las políticas y de los perfiles. Está dada en función de los intereses de los participantes del proceso: alumnos y profesores, la institución y la sociedad. La relevancia, entre otros aspectos, considera la "pertinencia", que es el grado de correspondencia de los fines con los requerimientos externos; el "impacto", que está dado por el grado de influencia que se ejerce en el contexto interno; y la "adecuación", dada por la capacidad de responder o adecuarse a situaciones coyunturales o a objetivos no explícitos o emergentes. La "efectividad" se refiere a los logros y productos, es decir a la congruencia de los propósitos y objetivos con los resultados, sin cuestionar si aquéllos eran adecuados o no al contexto o medio en que se realizó la acción. Responde a "qué se logró" por medio de la educación y se cuantifica por la medida en que se alcanzaron las metas y objetivos planteados por los estudiantes, la institución y la sociedad. Ello puede estar referido al aprendizaje, al crecimiento institucional o al cumplimiento de ciertos compromisos preestablecidos con el Estado o la sociedad. La "disponibilidad de los recursos adecuados" tiene que ver "con qué" elementos se cuenta para lograr los fines de la docencia: el aprendizaje y la formación. Se trata de la disponibilidad de "recursos humanos" para satisfacer los estándares prefijados, tales como las características de los estudiantes; criterios de selección y retención, idoneidad de los profesores; su disponibilidad en cuanto a número y tiempo dedicado a los alumnos, y la disponibilidad de personal administrativo. Se refiere también a la disponibilidad de "recursos de apoyo a la docencia" tales como infraestructura, equipamiento de aulas, talleres, laboratorios, 8 biblioteca y computación, así como los medios y materiales didácticos de apoyo. Por último debe considerarse la disponibilidad de los "recursos de información". Es decir si, en función de los aprendizajes definidos como relevantes, se cuenta con los saberes requeridos y se conocen y manejan adecuadamente sus lógicas e interrelaciones. La "eficiencia" corresponde al análisis de "cómo" se usan los medios en función del perfeccionamiento del producto o resultado del proceso: en este caso el egresado de la institución. En primer lugar se puede considerar una "eficiencia pedagógica", medible por el "rendimiento académico" en términos de tasas de deserción, tasas de aprobación y repitencia. La eficiencia pedagógica se refleja también en el tiempo real ocupado por los alumnos para completar sus estudios y en relación al tiempo planificado y estipulado por los planes de estudio. En segundo lugar está la "eficiencia administrativa", que se puede medir por medio de indicadores tales como: costo por alumno, infraestructura, equipamiento y materiales por alumno; y número de estudiantes por docente, todo en relación al nivel de los logros esperados. La "eficacia" es la dimensión que permite establecer las relaciones de "congruencia entre los medios y los fines". Es decir, si para lograr los resultados obtenidos fue apropiada la selección, distribución y organización de los recursos usados. Esta dimensión puede medirse por medio de indicadores de costo-beneficio y costo-efectividad. La dimensión "procesos", por último, da cuenta "de qué manera" se lograron los resultados, o sea, cómo se manejó el conjunto de factores coadyuvantes, impedientes y retardantes para obtener los fines. El análisis se refiere aquí a: lo administrativo-organizacional; a lo administrativodocente (horarios, administración curricular, etc.); y a lo pedagógico (exigencias académicas, métodos docentes, sistematicidad, relación entre profesores y estudiantes, y a las relaciones con el sector productivo y con la comunidad, entre otros).” Estas seis dimensiones permiten dar una visión más integradora y holística de la calidad de la educación, sobre la bases de criterios tanto pragmáticos como teóricos y éticos. 2.4. Disciplinas del aprendizaje organizacional Senge (1992,2002) nos habla de las cinco disciplinas del aprendizaje organizacional. Estas comprenden: “Desarrollo de la Maestría Personal: Este no es un estado definitivo, por el contrario, es un proceso permanente de aprendizaje prolífico que permite ampliar la habilidad para producir resultados pertinentes. Este 9 significado comprende dos alcances: percibir el entorno con claridad y precisar lo que en cada momento resulta más importante. Manejo de Modelos Mentales: Este enunciado se asocia con un entrañable apego a la verdad y con una apertura de espíritu. Tales disposiciones involucran un mejoramiento de nuestras imágenes internas acerca de cómo funciona el mundo. Esto es fundamental porque, frecuentemente, las ideas nuevas chocan con imágenes internas que actúan como prejuicios limitantes. Construcción de la Visión Compartida: Una visión compartida es mucho más que una idea. Ante todo, es la presencia de una fuerza en el corazón, o sea, una fuente de impresionante energía. Esta fuerza se incrementa cuando es compartida por todo el grupo que forma parte de una institución. La construcción de una visión compartida lleva a la gente a conocer sus anhelos más elevados, y a oír los sueños de los otros dentro del marco de una misma resonancia. Aprendizaje en Equipo: La primera idea que se vincula al equipo es el sentido de alineación, es decir, a la posibilidad de establecer un todo en donde la potenciación del grupo resulte de la potenciación de la persona, y donde la potenciación de la persona se derive de la potenciación del grupo. Pensamiento Sistémico: Las dos ideas básicas que se congregan en este enunciado son, en primer lugar, el ver más las interrelaciones holísticas que las cadenas lineales de causa-efecto y, en segundo lugar, el ver más los procesos de cambio que las fotografías de situaciones.” 3. Manifestaciones de la calidad educativa. La precisión en torno a los factores que intervienen en la calidad educativa o la configuran ha sido relativamente fácil. En el caso de las manifestaciones no lo es tanto pues a veces pueden confundirse, y de hecho en algunos casos se confunden, con los factores. A continuación menciono o analizo, según sean los casos, los trabajos que me han parecido más acordes con lo estudiado anteriormente. Para Mayorga (1996) una educación es de calidad cuando facilita: “El avance cognoscitivo de los educandos, incluyendo no sólo la comprensión de los fenómenos observables con arreglo a los métodos propios de los distintos campos del conocimiento, sino la dimensión práxica del saber, es decir, saber hacer, o destrezas de todo tipo derivadas de la aplicación del conocimiento. La asimilación consciente de valores socialmente consensuados, que contribuyen a la formación ética y ciudadana de las personas, como pueden ser los valores asociados a la responsabilidad individual, el respeto a los derechos humanos, la solidaridad, la vivencia de la democracia, la protección del ambiente y el sentido de pertenencia a determinada identidad cultural. El dominio de un pensamiento lógico, de comunicación inteligente, de capacidad de trabajo colectivo.” 10 Según Giné (2002) desde la esfera de los valores, un sistema educativo de calidad se caracteriza por su capacidad para: “Ser accesible a todos los ciudadanos. Facilitar los recursos personales, organizativos y materiales, ajustados a las necesidades de cada alumno para que TODOS puedan tener las oportunidades que promoverán lo más posible su progreso académico y personal. Promover cambio e innovación en la institución escolar y en las aulas (lo que se conseguirá, entre otros medios, posibilitando la reflexión compartida sobre la propia práctica docente y el trabajo colaborativo del profesorado) Promover la participación activa del alumnado, tanto en el aprendizaje como en la vida de la institución, en un marco de valores donde TODOS se sientan respetados y valorados como personas. Lograr la participación de las familias e insertarse en la comunidad Estimular y facilitar el desarrollo y el bienestar del profesorado y de los demás profesionales del centro.” Para Lorenzo y Moore (2002) los 5 pilares de la calidad de un proceso educativo virtual son: “Efectividad del aprendizaje Satisfacción de estudiantes Satisfacción de profesores Relación costo-efectividad Acceso a colectivos con necesidades diversas” Sammons, Hillman , Mortimore, (1998) plantean estas características clave de las escuelas efectivas: “Compromiso con normas y metas compartidas y claras. Los fines generales de la educación deben considerar las tres categorías básicas: la competencia académica y personal, la socialización de los estudiantes y la formación integral. Búsqueda y reconocimiento de unos valores propios. Liderazgo profesional de la dirección. La actividad directiva se centra en el desarrollo de actividades de información, organización, gestión, coordinación y control. Supone una continua toma de decisiones en aspectos: administrativos y burocráticos, jefatura del personal, disciplina de los alumnos, relaciones externas, asignación de recursos, resolución de problemas... Debe conocer bien lo que pasa en el centro, mediar en la negociación de los conflictos y ver de tomar decisiones compartidas. Estabilidad laboral y estrategias para el desarrollo del personal, acorde con las necesidades pedagógicas de cada centro. Procurar el aprendizaje continuo del profesorado y la actualización de los contenidos, recursos y métodos. Curriculum bien planeado y estructurado, con sistemas de coordinación y actualización periódica. 11 Clima de aprendizaje. La enseñanza y el aprendizaje deben constituir el centro de la organización y la actividad escolar. Se debe cuidar el ambiente de aprendizaje buscando el aprovechamiento del estudiante y el empleo eficiente de los tiempos de aprendizaje. La motivación y los logros de cada estudiante están muy influidos por la cultura o clima de cada escuela. Profesionalidad de la docencia: organización eficiente del profesorado, conocimiento claro de los propósitos por los alumnos, actividades docentes estructuradas, tratamiento de la diversidad, seguimiento de los avances de los estudiantes, uso de refuerzos positivos, claras normas de disciplina. Expectativas elevadas sobre los alumnos y sus posibilidades, comunicación de estas expectativas, proponer desafíos intelectuales a los estudiantes. Atención a los derechos y responsabilidades de los estudiantes, darles una cierta responsabilidad en actividades del centro, control de su trabajo, atender a su autoestima. Elevado nivel de implicación y apoyo de los padres. Participación de la comunidad educativa (Consejo Escolar, …) Apoyo activo y sustancial de la administración educativa”. En una reunión organizada en 2003 en Brasil por la UNESCO y la Fundación Santillana se planteó una interesante discusión en cuanto a si una educación de calidad consiste en formar las emociones, las habilidades prácticas o la razón. Braslavsky (2006) considera que en el siglo XX el equilibrio entre formación racional, práctica y emocional se resolvió mal. Por eso, desde otro ángulo, se puede proponer que una educación de calidad para todos debe ser diferente a la del siglo XX y atender a la vez a la formación emocional, racional y práctica. Ante esta situación esta autora expone diez factores para una educación de calidad para todos en el siglo XXI que lamentablemente solo voy a mencionar debido al espacio de que dispongo: “El foco en la pertinencia personal y social La convicción, la estima y la autoestima de los involucrados La fortaleza ética y profesional de los maestros y profesores La capacidad de conducción de los directores e inspectores El trabajo en equipo dentro de la escuela y de los sistemas educativos Las alianzas entre las escuelas y los otros agentes educativos El currículo en todos sus niveles La cantidad, calidad y disponibilidad de materiales educativos La pluralidad y calidad de las didácticas Los mínimos materiales y los incentivos socioeconómicos y culturales.” Guédez (1998) sostiene que de acuerdo con la Reingeniería, planteada por Hammer y Champy (1990), cuando una compañía rediseña sus procesos se producen los siguientes cambios: “Cambian las unidades de trabajo: de departamentos funcionales a equipos de proceso. 12 Los oficios cambian: de tareas unidimensionales a trabajos multidimensionales. El papel del trabajador cambia: de controlado a facultado. La preparación para el oficio cambia: de entrenamiento a educación. El enfoque de medidas de desempeño y compensación se desplaza de actividad a resultados. Cambian los criterios de ascenso: de rendimiento a habilidad. Los valores cambian: de proteccionistas a productivos. Los gerentes cambian: de supervisores a entrenadores. Las estructuras organizacionales cambian: de jerárquicas a planas. Los ejecutivos cambian: de anotadores de goles a líderes.” “Finalmente los beneficios del uso de la calidad total son tangibles: las personas se sienten mejor con ellas mismas, con sus esfuerzos y sienten un gran orgullo por su trabajo. En la institución, las relaciones interpersonales son más honestas y abiertas. Los administradores se sienten menos aislados, más comprendidos y menos presionados. La productividad aumenta en la medida en que los procesos mejoran continuamente. Con el cambio organizacional, llegan las oportunidades para el crecimiento personal y profesional, conjuntamente con la recompensa y el orgullo que conlleva el ser mejor cada día y ayudar a otros a hacerlo igual.” Concluyo con Caro (2012) que “en el camino que falta recorrer tanto en el Perú, como en otros países de la región, se ha avanzado en la recolección de información y el desarrollo de investigaciones que dan a conocer el estado de la calidad de la educación y qué hacer para mejorarla. A pesar de ello, esta información ha sido poco difundida y usada por los agentes involucrados en el tema. Por eso, es necesario pensar en estrategias para que los resultados se difundan y utilicen.” Al mismo tiempo, es necesario también involucrar a otros sectores, además del educativo, en el diseño de políticas para mejorar la calidad de la educación. Esto debido a que algunos aspectos que influyen en el nivel de logro de los estudiantes, tales como la nutrición del alumno, el nivel económico de su familia, el trabajo infantil y de adolescentes, entre otros, están más relacionados con políticas que pueden ejecutarse desde otros sectores. Lima, julio de 2012 Referencias bibliográficas. 13 AGUERRONDO, I. 1993 La calidad de la educación: Ejes para su definición y evaluación. La educación, Año 37, Nº 116. BANCO MUNDIAL 2008 La calidad de la educación peruana puede mejorar si se fortalece la gestión regional. Washington. BRASLAVSKY, C. 2006 Diez factores para una educación de calidad para todos en el siglo xxi. Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación. Vol 4, No. 2e. CAPELLA, J. 1999 Calidad de la educación. Material de trabajo para el curso “Calidad de la Educación” de la Maestría en Educación con mención en Gestión de la Educación. 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