Calidad (y Equidad) Educativa: Notas para una discusión y una visión desde ACUDE Robert Myers1 rmyers@laneta.apc.org Introducción La idea de que la educación debe ser de “calidad” está de moda, tanto en el nivel nacional como internacional. En general y sin especificar qué es calidad, el concepto es parte del discurso de políticos, autoridades educativas y, cada vez con más frecuencia, de padres de familia; ¿Quién no quiere que su educación o la de sus hijos sea de “buena calidad”? Pero cuando se trata de puntualizar lo que quiere decir “calidad” el concepto y su aplicación se vuelven elusivos. Existe una multitud de definiciones. Y, uno de los problemas más agudos es moverse desde una discusión filosófica-abstracta y general de calidad a la aplicación del concepto en la práctica y en situaciones específicas. En México, la calidad es una prioridad según el Plan Sectorial, 2006-2012 y forma parte del titulo de la “Alianza por la calidad de la educación” de la Secretaría de Educación Pública y el Sindicato. La definición de calidad que predomina en estos documentos se base principalmente en los logros de los estudiantes medidos por los resultados de la prueba EXCALE. ¿Es esta la definición que queremos? ¿Qué excluye? ¿Qué otras dimensiones y opciones existen? En el Plan y otros documentos se junta el concepto de calidad con el concepto de equidad; “calidad con equidad” o “equidad con calidad” aparecen con frecuencia. Pero no es claro qué es, o debe ser, la relación entre estos dos conceptos. ¿Es equidad (pensada normalmente como acceso o matrícula) un componente de calidad o es algo distinto que se debe considerar al mismo tiempo? ¿Se debe incluir la calidad del proceso educativo o de resultados en la definición de equidad? Frente a la posición importante que calidad ha ganada en el discurso político y reconociendo las dificultades de llegar a algún nivel de consenso sobre una definición práctica y operacional de calidad, presentamos en la primera parte de esta nota, varias consideraciones generales, como apoyo a una discusión del tema. En una segunda sección, ofrecemos una visión desde ACUDE que muestra cómo hemos manejado el concepto al nivel conceptual y cómo hemos tratado de bajarlo a la práctica en nuestro trabajo. 1 Las ideas expresadas en este documento provienen de muchas personas. Quiero dar crédito especialmente a José Francisco Martínez de ACUDE; hemos trabajado juntos para seis años y él tuvo un papel central en la evolución de la definición operacional de calidad que se presenta aquí. Dado el tiempo limitado para escribir este documento de discusión y el peso de otras obligaciones, he escrito el documento y tomo la responsabilidad personal para cualquier error o distorsión que puede aparecer en la descripción. 1 Consideraciones generales 1. Paradigmas en conflicto Según el Diccionario de la Academia de la Lengua Española (1992), el concepto de “calidad” se define formalmente como: “Una propiedad o conjunto de propiedades inherentes a una cosa, que permiten apreciarla como igual, mejor o peor que las restantes de sus especie.” Describir la calidad de algo, entonces, exige una apreciación o juicio de valor que requiere un estándar de comparación. Y, las propiedades que constituyen el estándar son “inherentes.” Pero ¿cómo determinar la propiedad o conjunto de propiedades pertinentes y el estándar de comparación? Alguien tiene que descubrir o seleccionar las propiedades. Cuando pensamos en la calidad de un programa educativo, la definición del diccionario no nos ayuda a determinar cuáles son las propiedades o cómo determinarlas o quiénes se deben involucrar en el proceso. ¿A quién recurrimos? ¿A Expertos? ¿Investigadores? ¿Los participantes en el programa? ¿Políticos? Si preguntamos a un vecino sobre qué propiedades de un programa educativo se deben considerar en la definición de calidad, no debe ser una sorpresa encontrar que la respuesta fuera diferente de nuestra propia respuesta. Si preguntamos lo mismo a un político de alto nivel en el país, puede tener todavía otra respuesta. Lo mismo con padres de familia. ¿Quién tiene razón? Cada respuesta y definición reflejan una multitud de factores sociales y personales, diferencias en cosmovisiones y valores, formas de conocer, ubicaciones laborales, etc. A fin de cuentas, reflejan las diversas maneras como percibimos la calidad de la vida. Si es el caso que hay tantas posibles definiciones, ¿es correcto hablar de algo “inherente.”? Las evidentes diferencias en opiniones sobre calidad refuerzan la conclusión que la calidad, lo mismo que la verdad o la belleza, existe sólo en el ojo del espectador, cada uno con su propio estándar o meta, explícito o implícito. Refuerzan una visión del mundo en que no existe una verdad, sino muchas y que no existen propiedades inherentes que caracterizan la calidad sino una variedad de propiedades que dependen del contexto. Desde esta postura, que está asociada con un paradigma posmoderno, debemos acostumbrarnos a la idea de la coexistencia de muchas bases distintas para describir una misma realidad, incluso la realidad de programas educativos. (Dahlberg, Moss y Pence, 1999) Este punto de vista hace un contraste con el paradigma, todavía predominante, de un “mundo moderno” en que existe una verdad, universal, nítida, objetiva, y posible de conocer. Se elabora mas las diferencias entre estos dos paradigmas en los recuadros 1 y 2. 2 El proceso de buscar una definición se complica más cuando añadimos la dimensión de tiempo. ¿Las propiedades que definen la calidad son estables y permanentes o es posible pensar que cambian con el tiempo? La visión moderna busca algo permanente; una visión posmoderna, con su énfasis en la creación de sentido (meaning making) abre el panorama a un diálogo continuo en que la definición (o definiciones) de calidad pueden cambiar constantemente, producto del cambio constante en los contextos en que vivimos. Recuadro 1 En un su libro, Beyond Quality in Early Childhood Education and Care, Dahlberg, Moss and Pence (1999) vinculan el crecimiento en la importancia del concepto de calidad a una búsqueda de orden y certeza basado en objetividad y cuantificación en un mundo “moderno” e industrial (p. 89). Dicen que, desde una perspectiva modernista: “El concepto de calidad es, principalmente, la definición, por medio de la especificación de criterios, de un estándar único (“generalizable”) contra el cual un producto puede ser juzgado con certeza. El proceso de especificación de criterios y su aplicación sistemática y ordenada tiene la intención de permitirnos saber si algo – un producto o servicio -- logra el estándar. En el centro de la construcción de calidad hay un supuesto que existe una entidad o esencia de “calidad” que es posible identificar, es objetiva, y representa la verdad, que nos espera descubrir y describir.” (p. 93) Este concepto moderno de calidad se contrapone con una visión “posmoderno” que enfatiza incertidumbre, múltiples verdades y la co-existencia de muchas bases distintas para describir una realidad. Desde esta perspectiva, Dahlberg, Moss and Pence argumentan que no es suficiente reconceptualizar calidad para acomodar diversidad, subjetividad, perspectivas múltiples y contextos, o para acomodar a espacio y tiempo; hay que reconocer que tales reconceptualizaciones son fútiles porque todavía postulan un criterio universal de calidad. Su preferencia, entonces, es hablar de un discurso que llaman el “discurso de la creación de sentido” en vez del “discurso de calidad”. El nuevo discurso requiere dialogo, algo que se distingue del concepto de juicios personales o de expertos y la aplicación de criterios cuantificables y objetivos. Requiere hacer explícito los valores de todos los que participan en el dialogo. Desde una postura pos-moderna, “lo bueno” no puede ser entendido como algo inherente e universal, sino como el producto de practicas discursivas, siempre contextualizado, abierto al desacuerdo y sujeto a la negociación. (Ibid., p. 107). 3 El choque entre estos paradigmas no es solamente un asunto académico. Las diferencias inciden en nuestro trabajo, por ejemplo, cuando tratamos de evaluar, dar seguimiento, o certificar, programas. Requiere una decisión entre aplicar un estándar nacional a todos o dejar a las entidades locales escoger sus propios estándares. Requiere una decisión sobre si se van a utilizar los mismos estándares o indicadores de calidad año tras año (para identificar cambios en la calidad) o cambiar la definición conforme cambian las condiciones (en cual caso es más difícil identificar cambios). Implica tomar decisiones entre un énfasis en el respeto a la diversidad o la coherencia en los programas. (Moss, 2005) Si optamos por perspectivas locales y la diversidad, existe el riesgo de promover inequidades entre grupos y localidades. Si priorizamos coherencia y similitud, la diversidad asociada con múltiples culturas y contextos sería matizada y puede desaparecer. Encuadre 2 Frases o palabras que se usan para describir modernismo y posmodernismo Modernismo se caracteriza por: Posmodernismo se caracteriza por: Una verdad absoluta y cierta, posible de conocer Conocimiento universal, uniforme y estandardizado Conocimiento predecible, coherente, lógico y basado en razonamiento Una visión del mundo bajo control, con orden, nítida Maneras de saber que son objetivas, neutrales, sin base en valores Una visión lineal y continua de “progreso” que se logra por medio de la aplicación de la razón; la misma para todos Conocimiento que trasciende lugar, cultura e historia Conocimiento que se puede descubrir por investigación impersonal (lo “real” es externo) “Meta narrativos” basados en el conocimiento general Verdades múltiples y cambiantes, inciertas e indeterminadas Conocimiento relativo, diverso y plural Conocimiento no predicable, sin integración y basado en la experiencia Una visión del mundo como algo abierto, sin control, desordenado Maneras de saber que son subjetivas, personales y basadas en valores Una visión no lineal y discontinua que enfatiza el cambio y la adaptación creativa; la apreciación de la diversidad Conocimiento que es específico a lugares, culturas y tiempos Sentido construido por medio de diálogo, negociación de poder (lo “real” es lo que tiene valor personal y local) Mini narrativos basados en el conocimiento local Relacionadas a las diferencias presentadas entre lo moderno y pos-moderno se puede identificar un conjunto amplio de dicotomías que incluyen las que se dan 4 entre los niveles de discurso y operación a entre los niveles local y nacional. Si la gente en diferentes localidades utiliza diferentes criterios y una terminología diferente de lo que se presenta al nivel nacional, la comunicación entre estos niveles se dificulta. ******** De entrada he descrito posturas aparentemente opuestas y en tensión o conflicto.2 Pero, ¿Es posible imaginar algo intermedio en que se puede llegar a un nivel limitado, pero real, de consenso práctico sobre el conjunto de cualidades que deben caracterizar la calidad de los programas educativos? ¿Es posible obtener acuerdos entre varios espectadores o participantes en programas con relación a ciertos estándares que deben aplicarse a todos ellos? ¿Es posible buscar diversidad y coherencia? ¿Es posible pensar en una manera de describir calidad que puede ser entendida y discutida tanto a niveles nacionales como locales utilizando los mismos indicadores? La visión de ACUDE que presentamos más adelante pretende buscar respuestas a estas preguntas. 2. Calidad de que: ¿Resultados, Insumos o Procesos? 2.1. Calidad y resultados (logros educativos). Como mencionamos, el Plan Educativo y la Alianza favorecen una definición de calidad vinculada estrechamente a resultados o logros educativos esperados de niños y niñas matriculados en el sistema. ¿Pero qué resultados? La tendencia es definirlos en términos de aprendizajes intelectuales o cognitivas, dejando al lado otros aprendizajes y aspectos del desarrollo humano tales como lo social, emocional, físico, moral o espiritual. Dentro del cognitivo, el énfasis ha sido en las competencias de lecto-escritura y razonamiento matemático-científico definidos por pruebas estandarizadas como EXCALE al nivel nacional y PISA al nivel internacional. ¿Son estos los únicos aprendizajes que queremos que nuestro sistema educativo consiga? ¿Son estos las “propiedades inherentes” de calidad que buscamos? Una racionalización que se escucha para esta postura es algo como: “Por supuesto las otras dimensiones de desarrollo y los otros aprendizajes son importantes pero tenemos que ir por partes, tanto por razones políticas como financieras (las evaluaciones cuestan mucho); así, empezamos con los aprendizajes más importantes. Leer y escribir y manejar el razonamiento matemático son competencias que son necesarias para aprender otras cosas.” ¿Son estos los más importantes? ¿Son más importantes que ser solidario con compañeros de estudio o saber cómo resolver conflictos de manera pacífica? 2 Es irónico que una visión pos-moderno que, en teoría trata de abstenerse de ver el mundo en una manera dualística, ha sido, en la práctica, tomada como el opuesto directo a una visión moderno. “Modernidad” y “pos-modernidad”, tienen su origen como términos que identifican periodos en tiempo histórico con ciertas tendencias y características. Pero su uso ha cambiado y ahora describen maneras alternativas de acercar al conocimiento y representan guías opuestas para la organizar acciones. 5 Otra racionalización que escuchamos con frecuencia es que “Estas competencias son también importantes pero son muy difíciles de medir.” El criterio entonces es si se puede “medir” o no la competencia, no, si es importante . Aún si fuera posible llegar a un acuerdo sobre los logros que esperamos y sobre prioridades, el uso de resultados como la base exclusiva (o principal) de definir calidad requiere más reflexión. Una primera pregunta es ¿El estándar del logro esperado debe ser lo mismo para todos los estudiantes en todos los rincones del país, o para estudiantes en Finlandia y México? ¿Las comparaciones de “calidad” en diferentes contextos son válidas? Una segunda pregunta: ¿La manera de evaluar los resultados esperados debe ser la mismo para todos y todas? Si quiero evaluar comprensión de lectura utilizando un cuento que tiene contexto conocido por algunos y no por otros, ¿es válido concluir que un puntaje más alto para los primeros muestra mejor comprensión de lectura que los segundos? Un inconveniente en utilizar “logros” para definir la calidad educativa que ofrece el sistema educativo es el hecho de que estos logros no se pueden atribuir exclusivamente al servicio educativo. Las condiciones que caracterizan los ambientes familiares y de comunidad también pesan mucho en la determinación de los resultados. Incluso, varios estudios sugieren que la escuela determina menos de 50% de la varianza en los resultados de sus estudiantes. Los resultados, caracterizan a los niños o niñas y no al centro escolar. Para utilizar resultados como indicador de calidad sería necesario, entonces, determinar cuál proporción de ellos se puede atribuir a la escuela y cuanto a condiciones de la familia y/o comunidad. Esto no es tarea imposible pero dificulta mucho la interpretación de evaluaciones y presupone que se puede definir y tener información sobre las condiciones del hogar y de la comunidad que pesan más en determinar los resultados. Y, sería importante poner el énfasis en los incrementos en resultados en vez de los niveles de los logros en un momento en el tiempo, bajo el supuesto de que las demás influencias sobre los logros no cambian mucho a corto plazo. Otra manera de acercarse a la definición de los resultados que uno quiere es empezar, en vez de con resultados cognitivos que se pueden medir, con una descripción del mundo y sociedad en que queremos vivir de lo cual se derive el tipo de ciudadano y niño que queremos formar (y la mejor manera de organizar los programas para facilitar estos resultados y acercarnos a este mundo deseado). Cada persona tiene su propia visión del mundo que quiere. En teoría, un proceso de negociación y diálogo debe llevarnos a una visión compartida y el gobierno debe asumir el consenso como marco para montar sus programas. De hecho, sin o con consenso, cada gobierno presenta su visión (supuestamente también nuestra visión), presentada en palabras y frases descriptivas tales como, “Queremos un país: democrático, productivo, equitativo, abierto.” O, “Queremos un país multicultural, que celebra la diversidad, que respeta los derechos humanos, que cuida el ambiente”. Cada una de estas condiciones implica ciertos 6 valores y habilidades en los ciudadanos y sirve como base para definir el contenido y procesos de formación, empezando en la primera infancia. Éstas nos ofrecen un punto de partida para construir una definición de calidad. Por ejemplo, si se quiere un país democrático, se debe formar ciudadanos informados (que implica que sepan leer), que saben y quieren participar (que implica formar niños activos), que son tolerantes (respetan a otros y resuelven conflictos en una manera pacífica), etc. Descrito en esta forma, es obvio que los objetivos de un programa de calidad deben ir mucho más allá del desarrollo cognitivo o la alfabetización y las matemáticas. 2.2. Calidad y procesos educativos En el afán de definir calidad en términos de resultados, la atención a la calidad de los procesos educativos (que incluye tanto gestión educativa como el proceso pedagógico como la manera de promover la participación social en un programa educativo) ha estado relegada a un lugar inferior. Con esto se deja de lado las respuestas a dos preguntas importantes: ¿Cuáles procesos son más efectivos en producir los resultados esperados? y ¿Estamos dispuestos de buscar resultados por cualquier método (los fines justifican los medios)? Si la calidad educativa se define en relación a la sociedad que queremos, un programa de calidad no solamente debe fomentar las características y competencias deseadas por medio de un currículo dirigido a estas pero debe organizarse y proceder en una manera consistente con lo que queremos, además de producir ciertos resultados. Para un mundo democrático, el ambiente debe reflejar principios de una democracia. Esto quiere decir, por ejemplo, que el trabajo en un centro debe ser llevado a cabo de una manera colegial que permita la discusión y negociación para llegar a decisiones compartidas. Se espera que todos los que forman parte de la comunidad educativa deben participar en la elaboración del programa educativo. Los maestros deben tratar a los niños y a las niñas de una manera equitativa independiente de diferencias en sexo o pertinencia cultural o condición social. La enseñanza debe incluir oportunidades para que los niños y niñas sean escuchados y mecanismos para participar activamente. Debe ser libre de violencia e incluir formas pacíficas de resolver diferencias. Si la organización no es consistente con lo que se quiere enseñar para lograr la sociedad que queremos, el currículo oculto puede enseñar actitudes, valores y competencias que no concuerdan con lo democrático.3 Y, dada la dificultad 3 Se puede ilustrar la importancia de tomar una visión amplia de calidad con un chiste. En un pueblo vivieron dos hombres con el mismo nombre. Uno fue taxista y el otro cura. El taxista fue conocido no solamente por su falta de obedecer reglas de tránsito, también por el abuso a su esposa y sus pasajeros, entre otros rumores de mala fama. El cura dedicó sus días a apoyar a los de su parroquia y la comunidad. Por coincidencia, los dos murieron al mismo tiempo y se presentaron juntos en la puerta del cielo. Primero, el taxista fue recibido con trompetas, presentado con las llaves del reino y entró con todos los privilegios. Pero no dejaron entrar al cura; iban a asignarle al limbo. Desconcertado, el cura protestó y dijo que seguramente había alguna confusión relacionada a sus nombres. Pero San Pedro aseguró que no fue así. Dijo al cura, “Es verdad que todos los domingos llega la gente a tu iglesia pero cuando empiezas la misa todos se aburren y duermen. Por otro lado, cuando las mismas personas suben al taxi de tu tocayo, empiezan de inmediato a rezar.” En este 7 mencionada de medir los logros de competencias relacionadas con las áreas sociales, parece aún más importante asegurar que la organización y realización de los procesos apunten a los resultados deseados.4 2.3. Insumos (recursos disponibles). Hubo una época en que la tendencia era describir la calidad de un centro escolar en términos principalmente de su infraestructura, su equipamiento y los materiales disponibles y la preparación y experiencia de su personal. Esta manera de hacer un juicio sobre la calidad de un centro escolar reconoce la importancia de llevar a cabo el proceso educativo en condiciones dignas. También, refleja resultados de estudios que han identificado, el efecto de, por ejemplo, tener libros en una escuela o tener más educadoras (menos niños por maestro). Es un criterio con mucho peso para padres de familia. Al mismo tiempo, es evidente que la calidad del proceso educativo y de los resultados depende más en qué se hace con los recursos disponibles que en la mera disponibilidad de recursos. La presencia de maestras con un título universitario no garantiza que van a ser buenas maestras o que sus estudiantes van a lograr buenos resultados. La disponibilidad de libros no garantiza que se van a utilizar o que se van a utilizar bien en una manera que promueva los resultados deseados. Parte de la prominencia de insumos en evaluaciones de la calidad de la educación parece haber venido del hecho que es mucho más sencillo verificar si ciertos recursos están presentes que verificar si una maestra está utilizando un método de enseñanza-aprendizaje consistente con la formación de niños para el mundo que queremos. Se puede contar el número de libros y ver si los baños funcionen, etc. Pero los procesos educativos requieren otros estándares, menos cuantitativos, más difíciles de definir. Para evaluarlos hay que observar la práctica. Con el paso del tiempo y la construcción de nuevas maneras de evaluar procesos y resultados el lugar de insumos en las definiciones de calidad es menos prominente que antes. ***** De lo anterior debe ser evidente que la calidad educativa abarca varias dimensiones y que el peso dado a una dimensión en la definición de calidad puede ser diferente para diferentes personas, de lugar en lugar y en distintos momentos. caso el resultado esperado fue definido en una manera muy estrecha y, con su énfasis en este resultado como foco de la evaluación de la calidad de vida, no dejó lugar para examinar la calidad del proceso vivido con sus resultados colaterales. 4 La sociedad que queremos ciertamente tendrá otras características que los de un mundo democrático como, por ejemplo, ser inter-cultural y productiva. Estos también deben ser reflejada en la organización y practicas de la escuela. En un trato más extenso, estas y otras conceptos requieren ser desarrollados. 8 3. ¿Quién debe decidir y cómo? Consideramos cuatro posibilidades de respuesta a la pregunta, “¿Quién debe determinar qué es calidad educativa?” 3.1. La calidad es lo que los expertos dice que es. En este caso, dejamos en manos de “expertos” la definición, basada en su experiencia y las investigaciones. Parece muy en la línea del paradigma moderno. Pero, tenemos un problema: ¿quiénes son los verdaderos expertos y quién define los criterios para ser experto? ¿Son investigadores o administradores o educadores o alguien más? ¿Es la ciencia o la experiencia que crea expertise? Supuestamente los expertos tienen un nivel más alto de conocimiento de lo que funciona en un sistema para lograr los resultados queridos. Por eso, se supone que pueden decir con autoridad, con base en su formación, estudios y/o experiencia, cuáles son las características de un programa que propician los resultados deseados. Pero entre los expertos podemos encontrar grandes diferencias, por ejemplo entre expertos que son investigadores o administradores, o, entre profesionales en la tradición de Skinner o la de Vygotsky. 3.2. La calidad es lo que satisface a los usuarios de la educación. Si esto fuera el caso, el proceso de determinar calidad sería fundamentalmente preguntar a los padres de familia y a los niños. A fin de cuentas, son sus futuros que están en juego. Este proceso es análogo al proceso de crear productos para el mercado preguntando a consumidores de un producto. Preguntamos sobre los resultados queridos, cómo debe funcionar el sistema, qué les gusta y qué no les gusta del sistema actual, se debe incluir que no está o que se debe hacer, que no se hace y que se debe quitar o evitar. Se puede pensar en una variedad de mecanismos para llegar a conocer las opiniones de los usuarios incluso entrevistas, cuestionarios, y grupos focales. Es probable que aún con este enfoque, con solamente dos grupos de interesados (padres y niños), aparecerían muchas diferencias y requeriría espacios de diálogo y reflexión dirigidos a llegar a áreas de consenso mínimo. Si este fuera el único proceso para tomar decisiones es posible pensar que resultados sociales quedarían atrás, sumergidos por intereses individuales. 3.3. La calidad es lo que los miembros de una comunidad educativa dice que es. La comunidad puede incluir a los usuarios pero también a las directoras y educadoras y otros funcionarios del sistema educativo. Pueden o no participar otros “expertos.” En este caso, con múltiples involucrados, el debate y la negociación tienen que ser los vehículos para desarrollar la definición de calidad. Sería necesario crear espacios para tal debate que pueden o no llegar a un nivel de consenso. 3.4. La calidad debe ser determinada por la sociedad, incluyendo personas que no forman parte de manera directa de una comunidad educativa. En este caso, se abre el debate y la negociación aún más. Desde esta perspectiva, la 9 calidad tiene que ser vinculada al tipo de sociedad que se va definiendo por medio de procesos sociales y políticos amplios, con sus implicaciones para el tipo de ciudadano que se quiere y el tipo de sistema educativo (y niño) que se necesita para formar tal ciudadano. Este punto de vista exige aún más espacios de reflexión y diálogo, y de personas que saben fomentar la participación constructiva, conciliar puntos de vista y buscar áreas de consenso sin dejar de reconocer diferencias.. 4. Calidad y Equidad 4.1. Calidad con equidad. Al nivel del sistema educativo, la manera más común de conceptualizar equidad es en términos de matricula o cobertura y el concepto de “calidad con equidad” quiere decir que el sistema no puede ser calificada como “de calidad” si todos los niños y niñas no son matriculados (y en este sentido tienen equidad de oportunidad). Equidad en las oportunidades se vuelve parte de la definición de calidad. Con esta definición es posible, teóricamente, pensar que un sistema es de calidad simplemente si todos los niños y niñas están matriculados. Pero sabemos que la matrícula puede ser en programas y centros que varían mucho en su calidad. Además, sabemos que la tendencia es ofrecer programas educativos de poca calidad (en términos de insumos, procesos y recursos) a niños y niñas que viven en condiciones de pobreza mientras sus pares más privilegiados están matriculados en programas de más alta calidad. Para compensar la dificultad identificada en la conceptualización anterior, parece más adecuada pensar en un sistema en que todos los niños matriculados deben estar en programas del mismo nivel de calidad. Pero esto no nos salva porque sigue existiendo una inequidad entre los matriculados y los no matriculados. Todos los niños deben ser matriculados y en programas de calidad equivalente. 4.2. Equidad con calidad. Otra manera de acercarse a la relación entre calidad y equidad es pensar en la calidad como un elemento de equidad (equidad con calidad vs. calidad con equidad), empezando con una definición de equidad. Para definir “equidad” es necesario identificar: a) a quien se piensa que se debe tratar de manera equitativa (es decir, los grupos de personas que se piensa no son tratados de manera equitativa y que deben recibir un trato equitativo) y b) respecto a qué (los estándares de equidad para utilizar en la comparación de los grupos). En la Tabla 1 se presenta un matriz con múltiples definiciones de grupos de personas y diferentes estándares para lograr la equidad. 10 Tabla 1 Grupos definidos por: ¿Respeto a que? Calidad Insumos Procesos Cobertura Resultados* Género Condición Social (marginación) Situación Económica Origen cultural Área de residencia Capacidad/Discapacidad (Niños con necesidades especiales)* Sería incorrecto espera los mismos resultados para esto dos grupos El supuesto, representado en la tabla, es que niños y niñas deben tener acceso a, y participar en, no solamente cualquier programa sino en programas educativos de calidad, independientemente de su género, posición social, económica o cultural o su nivel de capacidad/discapacidad. 4.3. Finalmente, cuando se considera calidad con equidad al nivel del centro y el aula, la manera de combinar los dos conceptos puede ser diferente. En este caso, se espera, en un centro que es de calidad, poder observar un trato que no discrimina entre niños y niñas o entre los con diferencias económicos, sociales y culturales. 11 En Búsqueda de la Calidad Educativa: la experiencia de ACUDE 5 En ACUDE, la postura que hemos adoptado para nuestro trabajo se encuentra más cercana a la pos moderna que a la búsqueda de un estándar universal y objetivo que se atribuye a individuos y organizaciones inmersas en un mundo “moderno.” Al mismo tiempo, en nuestra búsqueda de una definición de calidad educativa, hemos arriesgado entrar en una cierta contradicción por que hemos participado en un proceso de crear y utilizar una “Escala de Calidad Educativa para Centros Preescolares” en nuestras investigaciones y evaluaciones. ¿Cómo reconciliamos la creación y aplicación de una escala que pretende describir calidad en varios ambientes con la crítica pos moderno que nos parece tan atractiva y acertada? Una historia breve Entre el 2001 y 2006, ACUDE participó en el Proyecto Intersectorial sobre Indicadores de Niños y Niñas Menores de 7 Años en México. Como parte del Proyecto, un grupo de trabajo fue dedicado, inicialmente, a identificar indicadores de la calidad educativa de centros preescolares.6 La intención fue construir una escala de calidad cuyos resultados puedan ser utilizados para dar seguimiento a programas y hacer una contribución a la rendición de cuentas a varios niveles (de centro, localidad o estado y nacional). Al principio, la organización y conducto del Proyecto pareció estar muy dentro de la visión moderno de la calidad pero aún no éramos muy conciente de esto. Un grupo de “expertos” (interinstitucional, interdisciplinario y con diferentes experiencias, pero de todos modos “expertos”) fue reunido para determinar estándares o criterios que se pueden aplicar a todos los preescolares del país para ver cómo estaba funcionando el sistema respeto a algo que llamamos calidad.7 5 Aunque la referencia es de ACUDE en general, lo que se presenta aquí ha sido más un producto de los proyectos que ACUDE ha desarrollado en la línea de la calidad de educación preescolar y no sería correcto decir que hemos, como organización, llegado a una definición de calidad consensuada. No obstante, el trabajo en ACUDE sobre formación de ciudadanos y la democracia como una manera de pensar y relacionarse en la vida cotidiana ha sido incorporado como elemento central en la definición. Nuevamente, el autor toma responsabilidad exclusiva para lo escrito y para cualquier distorsión en la historia y posturas presentadas. 6 En este grupo de trabajo el énfasis fue en indicadores del ambiente de aprendizaje (los preescolares) y no en los logros (el nivel de desarrollo o aprendizaje) de los niños y niñas; otro grupo de trabajo fue formado para trabajar indicadores del desarrollo dentro de un marco de las competencias que se esperan desplieguen los niños y niñas en diferentes edades. En este documento describo solamente la experiencia con indicadores del ambiente preescolar pero con el reconocimiento de que la descripción de logros es también una parte importante del concepto de calidad. 7 El grupo fue coordinado por la Dirección General de Planeación, Programación y Presupuesto (DGPPP) de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Participaron personas de la SEP, la Secretaría de Salud (SSA), DIF, organizaciones no-gubernamentales como ACUDE, universidades así como de UNICEF y UNESCO. 12 El grupo de trabajo se acercó a su tarea de definir el concepto de calidad y su operacionalización de varias maneras: 1. Una revisión de literatura, tanto nacional como internacional. Esta revisión permitió identificar: 1.1. Diferentes posturas teóricas y sus implicaciones para la definición de calidad (Dahlberg, Moss y Pence, 1999). Al hacer esto, lentamente tomamos conciencia de que la crítica “pos-moderna” tiene valor. A pesar de esto, es difícil aceptar totalmente la crítica. ¿Por qué? - - - Sentimos que el meta discurso es útil aún si no está contextualizado. Representa una postura pública. Llama atención a algo, aunque vago, que es importante y requiere atención. Como ONG, tenemos la postura de que las instituciones, tengan una visión moderna o posmoderna, necesitan bases para funcionar de la mejor manera posible, basadas en “evidencias”, aún si están en transición continua. Y el público necesita información para poder criticar, hacer cabildeo, forzar la conversación. Pensamos que es importante contextualizar discusiones pero al mismo tiempo es importante buscar la manera de vincular discusiones locales con las de nivel nacional. Así mientras es crucial promover discusiones locales y contextualizadas (discusiones que también contiene mucha diversidad de opinión relacionada a diferencias en el ambiente local y que pueden ser marcadas por una versión estrecha e impuesto de “la verdad”) parece válido promover también discusión informada al nivel nacional, algo que la visión posmoderna parece dejar al lado con su énfasis en lo local. Para facilitar la conversación entre lo local y nacional sobre la calidad educativa, parece útil construir un lenguaje compartido. 1.2. Condiciones y características educativas que tienen un “efecto” en el aprendizaje (Tiana 2000; Schmelkes 1997; Schweinhart 1996). Esto nos ayudó a definir algunos indicadores que con frecuencia aparecen en la literatura asociada con la calidad definida en términos de resultados. Por ejemplo, Schweinhart habla de: claridad en los objetivos, la presencia de un currículo probado, maestros bien capacitados y con ciertas características, un número razonable de niños por maestra, liderazgo de una directora, entre otros. 1.3. Principios que diferentes autores presentan como componentes de calidad,vinculados a logros esperados; (Muñoz-Izquierdo 2000) Por ejemplo, los principios postulados de Peralta nos parecieron excelentes como punto de partida para la elaboración de los indicadores. Ella habla de; aprendizaje activo, integralidad, pertinencia cultural, relevancia, y participación (Peralta: 1992). 13 De interés también fueron los principios de Muñoz-Izquierdo que son similares a los de Peralta pero tenía sus diferencias: - Relevancia (el grado en el que la educación satisface las necesidades de la sociedad); Eficacia o efectividad (el grado en el que la educación alcanza los objetivos prescritos en los currículos); Equidad (grado de incorporación al sistema y que los diversos sectores estén en condiciones de aprovechar las mismas oportunidades); Pertinencia (el grado en el que la educación responde a las necesidades – y condiciones específicas – de los diversos sectores. Eficiencia (la relación existente entre los objetivos logrados y los recursos que se hayan utilizado en los procesos respectivos.) 8 - 2. Un proceso de reflexión sobre el mundo que queremos. Las exploraciones de la literatura sobre posturas y principios, además de las discusiones en ACUDE, nos convenció que un programa de calidad debería reflejar nuestra visión del mundo en que queremos vivir. Según las propuestas que hemos revisado un poco más arriba; no necesariamente la reflejan, más bien presentan una visión instrumental de la educación. Por el contrario, si logramos definir el tipo de ciudadano que esperamos, y a su vez el tipo de persona, podemos determinar con mayor precisión las características de los centros educativos que requeriríamos, su forma de operación, características físicas, el estilo de gestión, la forma de relacionarse de las educadoras, los niños, las niñas y sus familias, etc. En estas discusiones y reflexiones resultó claro que en nuestra visión, para empezar, queremos un país democrático, productivo, equitativo, justo, respetuoso de los derechos, y que celebra la diversidad. Y si, por ejemplo, queremos un país democrático, debemos formar ciudadanos no solamente informados sino que también sepan cómo participar, que sean críticos, que respeten a otros y resuelvan conflictos en una manera pacífica, etc. Desde esta visión un programa educativo de calidad debe fomentar estas características y competencias en los niños y, como presentado en la primera sección de este documento, debe organizarse en una manera consistente con lo que queremos. Es decir, el ambiente debe ser democrático y sin discriminación. Debe ayudar a niños y niñas a participar activamente. Debe estar libre de violencia. Tanto el currículo como la 8 Nos pareció más problemática este principio. Observamos que un sistema educativo puede ser caracterizado como relativamente eficiente porque paga a los maestros a tiempo, entrega materiales oportunamente, promueve niños en el sistema sin repetir, etc. Al mismo tiempo, podemos encontrar salarios tan bajos que las maestras son desmoralizadas y no trabajan bien. O, la promoción puede ocurrir como resultado de promoción automática, no porque los alumnos y las alumnas aprendan. Algunos argumentan que, para ser de calidad, un sistema tiene que operar de manera eficiente. Otros separan eficiencia y calidad en dos dimensiones porque piensan que un énfasis en eficiencia puede resultar en el descuido de otras dimensiones importantes de calidad que tienen más que ver con la manera en que los adultos interactúan. 14 organización deben reflejar y aportar al desarrollo de estas condiciones, características, actitudes, valores y competencias. 3. Una revisión de planes, programas y evaluaciones. 3.1. Planes y programas. Descubrimos que, en general, nuestra visión de la sociedad que queremos y el papel de la educación en esta sociedad está plasmada al nivel de discurso en fuentes tales como el Plan Nacional del Desarrollo 2000-2006 y el Artículo 3° de la Constitución donde se habla de la democracia, multi-culturalidad, respeto de diferencias, etc.9 3.2. Evaluaciones. Encontramos varias evaluaciones de la educación realizadas al principio del sexenio: una evaluación de preescolar del DGE (SEP, DGE: 2002), los diagnósticos realizados como parte de la Reforma Preescolar en más de 500 centros y las estrategias y estándares de desempeño del Programa Escuelas de Calidad. Esto nos ayudó a identificar dimensiones generales asociadas con la manera de concebir un programa de calidad en México (Myers y Martínez, 2003). 4. Una revisión de instrumentos. Buscamos instrumentos existentes en el sistema educativo y encontramos por ejemplo, uno denominado “Cédula de Inspección,” para el uso de supervisores. Encontramos que el énfasis en la cédula, esencialmente una lista de cotejo, se centraba en las dimensiones de insumos e infraestructura y de la gestión educativa (basada en una concepción muy limitada y muy cercana al manejo administrativo), con poca atención al proceso educativo. En el transcurso del Proyecto Intersectorial fue posible descubrir y revisar más de 25 instrumentos creados y aplicados en países tan diferentes como Ecuador, Chile, Costa Rica, India, Kenya, los Estados Unidos, Australia, Singapur, etc. Una sistematización de éstos nos ayudó a identificar las categorías de calidad e indicadores incorporados con más frecuencia en escalas de calidad en uso en otros lugares (Myers 2006). 5. Entrevistas con participantes en el sistema educativo. Conscientes de la falta de consideración de personas no representadas en el grupo de trabajo, se buscó, temprano en el proyecto, la posibilidad de entrevistar a otros actores sobre su visión de calidad en centros preescolares. El trabajo incluyó entrevistas con niños, madres y padres de familia, maestras, directoras, supervisoras y autoridades educativas. Nos confirmaron que existen múltiples definiciones de calidad pero también áreas de traslape. Estas exploraciones tan diversas nos llevaron a crear un conjunto de indicadores de calidad, en varias categorías. Incluimos algunos que frecuentemente aparecen en la literatura tales como el número de niños por adulto y las calificaciones profesionales de las educadoras. Pero se crearon otros que responden a principios o criterios de la experiencia en el grupo (p.e., un proceso educativo que 9 El Plan del sexenio anterior fue mucho más claro en cuanto a esto que el Plan actual. 15 promueve la participación activa de los niños en su aprendizaje). Este ejercicio fue sometido a consideración y debate de un grupo amplio de personas en un Foro y, con base en los comentarios, se hicieron algunos cambios. La historia continua: creación de la Escala de Evaluación de la Calidad de Centros Preescolares (ECCP) Una vez que el grupo identificó indicadores, que en su conjunto representaban una definición de calidad, estos fueron sometidos a un proceso de discusión en un foro (SEP, et. al 2002). Con base a la discusión se hicieron cambios. El reto, entonces, fue construir un instrumento para recolectar la información necesaria para convertir los indicadores en algo tangible que permitiera dar seguimiento a programas. Decidimos que el instrumento existente no era adecuado y que se debía crear una escala nueva y más balanceada que permitiría evaluar cada uno de los indicadores identificados. En el proceso de crear la escala tomamos en cuenta todo lo anterior descrito. La Escala Tomamos varias decisiones fundamentales. Decidimos: 1. Incluir 4 dimensiones generales de calidad para organizar la descripción de calidad. Estas, basadas en el análisis de las evaluaciones de educación preescolar en México y en la exploración de otras escalas, son: Gestión educativa. Este concepto incluye tanto procesos administrativos como liderazgo, trabajo en colectivo y planeación con una visión de mediano y largo plazo. Proceso educativo (o pedagógico). Esta dimensión tiene su centro en la noción de aprendizaje activo y el desarrollo integral de los niños y las niñas. Se enfoca en las interacciones que ocurren en el aula. La relación de la escuela con su entorno. Observa la comunicación y promoción de asuntos educativos de parte de la escuela con la familia y la comunidad, así como, el nivel de participación de la familia y la comunidad en el proceso educativo. Los recursos disponibles. Esta dimensión se refiere a los aspectos de recursos humanos y materiales suficientes para cumplir con los objetivos del programa educativo. 2. Una segunda decisión fue ordenar observaciones para cada indicador en un continuo para permitir a los evaluadores calificar características a lo largo del continuo. Es decir en vez de calificar con un “si” o un “no”, cada indicador (o ítem) contiene diversas aseveraciones que se puntúan en una escala de cinco valores: 16 1 (Inadecuado), 2 (Incipiente), 3 (Básico), 4 (Bueno), 5 (Excelente). La categoría denominado “básico” (3) fue identificado como el nivel de calidad que se espera que todos los programas puedan lograr. El “excelente” (5) representa algo que pocos van a lograr pero representa un nivel de alta calidad. El siguiente cuadro contiene un ejemplo de un indicador que se evalúa en el aula y pertenece a la dimensión del Proceso Educativo. d. Ambiente de aprendizaje d.3 El educador utiliza estrategias de observar, preguntar, repetir y ampliar en su conversación con los niños Inadecuado Incipiente Básico Bueno Excelente 1 2 3 4 5 El educador El educador Los adultos Los adultos El educador rara vez pide a los repite lo que dicen propician que los utilizan una utilizan una niños que hablen los niños de forma niños hablen de variedad de variedad de sobre lo que están mecánica o lo que hacen estrategias de estrategias de haciendo rutinaria El adulto conversación con conversación con El educador El educador invita al niño a los niños: los niños y rescata solo pide a los elabora conversar Observan lo que los saberes previos niños que repita monólogos (no Hace hacen los niños, El educador sus indicaciones deja hablar a los preguntas hacen preguntas contribuye con su El educador se niños) abiertas abiertas, describen propia experiencia dirige a los niños lo que hace el niño para ampliar las para controlar el ideas y aula, dar sentimientos de los instrucciones o niños preguntas cerradas Observaciones: 3. Por razones prácticas, decidimos dividir la escala en dos partes, una con reactivos pertinentes al centro en general, basada en observaciones y conversaciones con el responsable y la otra relacionada con el aula, basada en observaciones en el aula y conversaciones con la educadora. La definición que resultó, entonces, tenía las dimensiones indicadas en la Figura 1. 17 Figura 1 Escala de Evaluación de la Calidad en Centros Preescolares C Insumos A Proceso Educativo L Centro Gestión Educativa I Relación con el D entorno A Insumos D Aula Proceso educativo Gestión Educativa El proceso de prueba y ajustes de la escala. Durante los últimos cinco años la Escala ha pasado por varias pruebas en campo (véase Anexo 1 para un listado de trabajos utilizando varías versiones de la escala). En su uso, la escala siempre ha sido aplicada como un elemento de las evaluaciones de los centros, junto con entrevistas a niños y padres de familias, el uso de diarios de campo, y fotografías o videos. El uso de la Escala ha permitido construir perfiles de la calidad preescolar para cada escuela estudiada y para grupos de escuelas (urbana-rural; generalindígena-comunitaria; según la institución responsable de la implementación del servicio). Un perfil complejo es el que toma en cuenta la evaluación de cada uno de los indicadores. Un perfil más simple pero muy útil es el que utiliza las categorías presentadas en la Figura 1. A partir de los perfiles es posible ubicar las fortalezas y debilidades de cada centro, de grupos de centros y del sistema en general. Con esta información ha sido posible dar retroalimentación a centros y acompañarlos en un proceso de mejoramiento. Al mismo tiempo, ha sido posible identificar áreas que, en el nivel de sistema, son fuertes o necesitan trabajo. Consistente con la idea de que una definición de calidad puede cambiar en el tiempo, hemos hecho muchos cambios en la escala basadas en las pruebas y un proceso continuo de conversación y negociación. Hemos dejado al lado algunas de los indicadores originales (no discriminan o en el proceso de negocio continuo no parecieron tan importante), se añadieron indicadores que en las conversaciones se identificaron como importante. Clarificamos lenguaje y categorías. Este no es el lugar de entrar en detalles sobre los cambios. Mencionamos solamente que la primera versión de la ECCP (2002) fue de 40 indicadores, 22 al nivel del centro y 18 en el aula y la versión actual (versión 5.0 de 2007) tiene 54 indicadores, 23 al nivel del centro, 27 en el aula y una sección especial de 4 indicadores relacionados a niños con necesidades educativas especiales (véase Anexo 2). 18 Comentario final Al terminar este documento, vale regresar al problema de la tensión entre las perspectivas modernas y pos-modernas y a la pregunta, “Qué se hizo para moderar, si no eliminar la, tensión?” Pensamos que los siguientes puntos merecen consideración, relacionados a los procesos de construcción de la escala, su aplicación y su interpretación y uso: En la construcción 1. Se incorporó en el proceso participantes en el sistema educativo con diferentes perspectivas, algo que fortaleció la conversación y negociación. Es nuestra observación que el proceso de diseñar y construir indicadores y el instrumento se volvieron más importante que los detalles del instrumento. Los involucrados empezaron a ver la calidad de una manera distinta. Por ejemplo, la idea de que el centro de gravedad de “calidad” debe ser recursos y gestión (percibido principalmente en términos administrativos) empezó a cambiar hacia la importancia del proceso pedagógico. El discurso empezó a cambiar. Por ejemplo, la concepción de “inspección” que sirvió como base para el instrumento en uso y que había empezado a girar hacia “supervisión” tomó otro rumbo hacia “acompañamiento.” 2. La escala incorporó indicadores que algunos participantes pensaron importantes desde su punto de vista aún cuando no fue posible llegar a un consenso sobre su importancia. Por ejemplo, la inclusión de personas del sector salud llevó a incluir indicadores que educadores no habían pensado como parte de su definición de calidad. La inclusión de padres de familia resultó en incluir aspectos de la relación con ellos que no fue contemplado originalmente. La inclusión de una variedad de indicadores empieza a cambiar la visión simplista en que se define calidad a partir de uno o dos indicadores que algunos “expertos” piensan que deben ser los indicadores más importantes de calidad (por ejemplo, el número de niños por adulto). 3. Es importante hacer explícitos los valores sobre los que se construye un instrumento. Se llegó a la conclusión de que el instrumento que resultó de la conversación y negociación tiene una postura que es importante explicitar. Por ejemplo, la escala refleja una posición constructivista de aprendizaje y enfatiza el aprendizaje activa del niño, no solamente porque esto, se supone, va resultar en mejor aprendizaje y una capacidad de aprender a aprender, sino que fortalece al mismo tiempo competencias relacionadas a la participación. Esta postura resultó no solamente de una familiaridad con el currículo mexicano y un análisis multinacional de currículos preescolares (Peralta 2000) sino de la discusión del tipo de sociedad que queremos. En un mundo dinámico y cambiante y un mundo democrático, los niños deben ser informados, críticos, participativos, creativos y tolerantes. 19 4. El instrumento nunca ha sido visto como un producto final ni como LA Verdad. Ya está en su quinta versión. Algunos grupos han tomado la ECCP como base para hacer su propia escala. 5. En la presentación del instrumento se dejó espacio al final para que el centro local o sub-sistema pueda añadir indicadores que ellos piensan son pertinentes a su situación pero que no fueron incluidos en la escala. En la aplicación 1. En cada indicador, existe un espacio para comentarios que el evaluador puede hacer sobre porqué se escogió la categoría de calidad seleccionada o para indicar dudas. 2. La ECCP esta vista como una fuente de “evidencia” para utilizar cuando se discuta la calidad de un centro. Interpretación y Uso 1. Hasta ahora, el énfasis se ha puesto en el uso de los resultados para discusión y reflexión, no para certificación. Aunque la escala fue establecida con la esperanza de que todos los centros alcancen una “calidad mínima” no ha sido interpretada como el estándar que una escuela específica tiene que lograr. 2. En la evaluación del Proyecto Escuelas de Calidad, la aplicación estuvo vinculada a un proceso de acompañamiento a las escuelas participantes. Se presentaron resultados por escrito a las escuelas y estos resultados sirvieron como base para discutir; a) si los resultados parecen, de verdad, reflejar la situación del centro o aula y b) lo que se puede hacer al corto y mediano plazo para mejorar la calidad de la educación preescolar. Con todo y todo, pensamos que es crucial tratar de mejorar la manera de definir y evaluar la calidad en el nivel local para reflejar condiciones especiales sin perder la posibilidad de agregar los resultados que permita mejorar el intercambio entre lo local y lo nacional. 20 Referencias Dahlberg, Gunilla, Peter Moss and Alan Pence. 1999. Beyond Quality in Early Childhood Education and Care. London: Falmer Press. Martínez J. F., y R.. Myers (2006) “Informe Final del Proyecto `Evaluación y Acompañamiento del Programa Escuelas de Calidad-Nivel Preescolar´. México, D.F.,Hacia una Cultura Democrática, A.C. Disponible en www.sep.gob.mx/ Moss, P. (1990) “Quality in Services for Young Children. A Discussion Paper. Brussels, European Commission Childcare Network. Mimeo. Myers, R. (2006). “Quality in Programs of Early Childhood Care and Education (ECCE).” A paper prepared for the 2007 EFA Global Monitoring Report. México, Hacia una Cultura Democrática, A.C. Disponible en: www.unesco.efa Myers, R.G. y J.F. Martínez. (Mayo de 2003) “En Búsqueda de la Calidad Educativa en Centros Preescolares. Un informe presentado a la Dirección General de Investigación Educativa.” Hacia una Cultura Democrática, A.C. Muñoz Izquierdo, C. (2000). Peralta, María Victoria. (1992). “Criterios de Calidad Curricular para una Educación Inicial Latinoamericana”. Santiago, Chile: Junta Nacional de Jardines Infantiles. Mimeo. Peralta, M. y Salazar, R (comp.) (2000). Calidad y Modalidades Alternativas en Educación Inicial. Bolivia: MAIZAL. Schmelkes, S. (1995): Hacia una Mejor Calidad de Nuestras Escuelas. México: SEP. SEP, Dirección General de Evaluación (2002): Cómo mejorar la Gestión Educativa. Tiana, Alejandro. (1999). “La Evaluación y la Calidad: Dos Cuestiones de Discusión,” en: Secretaría de Educación Pública, Seminario Internacional de Evaluación de la Calidad en Educación Básica.” México, D.F.: SEP, Dirección General de Evaluación, pp. 3-22. 21 Anexo 1. Tabla 2. Descripción de Estudios de la Calidad de Educación Preescolar realizados Entre 2002 y 2007 Nombre del Estudio 1. En Búsqueda de la Calidad Preescolar (Financiado por SEP, Investigación) 2. Evaluación de Centros Comunitarios de FAI-Centro 3. Evaluación de PEC-tres años (Financiado por SEP-PEC) 4. Evaluación y Acompañamiento de PEC-dos años (Financiado por SEP-PEC) 5. Evaluación de Centros Preescolares en Yucatán (SEPYucatán 6. Proyecto Piloto de Indicadores (Financiado por UNICEF/Fundació n General Electric) Ciclo escolar # de centros 2002-2003 - octubre - mayo 40 2003-2004 95 2003-2004 - octubre - mayo 2004-2005 - mayo 2005-2006 - mayo 2004-2005 - octubre - mayo 2005-2006 - mayo (4 por estado) 105 (2 por estado) 50 2004-2005 372 2004-2005 48 Muestra Tipos de centros preescolares General (urbano y rural); indígena; comunitaria (CONAFE, DIF/CAIC; estatal; privada); CADI Centros comunitarios apoyados por FAI Centros participantes en PEC, por lo menos 2 fuera de la ciudad principal del estado. Con directora. En los 11 estados con centros indígenas, un centro indígena. Centros participantes en PEC, principalmente rurales e indígenas, para complementar la muestra previa. Totalidad del sistema estatal de educación preescolar General (urbano y rural); indígena; comunitaria (CONAFE, DIF/CAIC; estatal; privada); CADI; CENDI de IMSS La muestra de estudio 1 más 16 centros en Yucatan Ubicación Instrumentos aplicados Oaxaca Puebla Estado de México D.F. ECCP (versión 2) TEPSI Entrevistas* DF ECCP (versión 3) ECCP (versión 3) TEPSI Entrevistas* 26 entidades federativas ECCP (versión 3) Entrevistas* 29 entidades federativas ECCP (versión 3) Entrevistas* Yucatán Oaxaca Sonora D.F. ECCP (versión 4) Escala de competencias, 1,3, &6 Entrevistas* Oaxaca ECCP (versión 5) Puebla Escala de 2006-2008 56 Estado de competencias (v. México 2.0). Entrevistas* D.F. Yucatán * Entrevistas con: Niños/as; Responsables de los centros; Educadoras; Padres y madres; Miembros de la comunidad 7. El Impacto en Políticas, 2003-7 (financiado por UNICEF/GE/CON ACYT) 22 Anexo 2. Visión Rápida de ECCP, Versión 5.0 Centro Educativo Insumos Gestión Educativa Proceso educativo 1.1.1 Local limpio con 1.2.1 Estilo de liderazgo 1.3.1 Misión y visión del mantenimiento y libre de de la responsable del centro riesgos centro 1.1.2 Espacios exteriores, 1.2.2 Actualización del 1.3.2 Diagnóstico sobre áreas de juego equipo docente aspectos educativos 1.1.3 Espacios suficientes 1.2.3 Procedimientos de 1.3.3 Planes de trabajo identificación de problemas de salud 1.1.4 Servidos sanitarios 1.2.4 Detección, 1.3.4 Evaluación de canalización y planes de trabajo seguimiento de casos especiales 1.1.5 Equipos y 1.2.5 Gestión de apoyo 1.3.5 Alimentos que se procedimientos de para el centro ofrecen en el centro prevención de accidentes 6 1.1.6 Adecuaciones para 1.2.6 Documentación niños y niñas con completa y discapacidad organizada 1.2.7 Acompañamiento externo 1.1.7 Formación y experiencia de la responsable del centro Relación con el entorno 1.4.1 Intercambio de información entre centro y familias 1.4.2 Actividades dirigidas a familias 1.4.3 Participación activa y organizada de las familias 1.4.4 Actividades periódicas con la comunidad Aula Insumos 2.1.1 Seguridad ,suficiencia, mantenimiento, luz y ventilación 2.1.2 Movilidad en el aula 2.1.3 Mobiliario, material didáctico y organización 2.1.4 Materiales suficientes, variados, ordenados 2.1.5 Proporción educador / niñas 2.1.6 Formación y experiencia de la educadora Proceso educativo 2.2.1 Identificación de intereses de niños y niñas 2.2.2 Planeación de actividades del aula 2.2.3 Registro de avances y dificultades de aprendizajes de niños y niñas 2.2.4 Jornada de trabajo consistente 2.2.5 Actividades estructuradas 2.2.6 Actividades individuales, pequeños grupos y colectivas 2.2.7 Elección de temas, actividades y materiales por parte de los niños y niñas 2.2.8 Exploración y experimentación de niños y niñas Gestión Educativa 2.3.1 Ambiente de confianza en el centro 2.3.2 Valoración de la educadora como persona y profesional 2.3.3 Percepción positiva de las tareas del centro 2.3.4 Se fomenta la experimentación y puesta en práctica de nuevas ideas 2.3.5 Acompañamiento y asesoría externa 2.2.9 Se escucha con atención a los niños y las niñas 2.2.10 Se cuestiona a niños y niñas para propiciar situaciones de aprendizaje 2.2.11 Se participa en juego de roles y representación 2.2.12 Interacción positiva y colaborativa entre los niños 2.2.13 solución de conflictos interpersonales 2.2.14 Relaciones afectivas y respetuosas 2.2.15 Promoción de actividades que promueven la equidad 2.2.16 Lavado de manos y cepillado Atención a niños y niñas con necesidades educativas especiales (NEE) Insumos Proceso educativo 3.1.1 Proporción de alumnos sin y con NEE 3.2.1 Adecuaciones curriculares 3.1.2 Experiencia y capacitación de la educadora para 3.2.2 Integración de niños y niñas con NEE la atención de NEE 23