EL PENSAMIENTO CREATIVO Y LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS MARÍA DE LOS ÁNGELES CARO LANCHEROS Lic. En Bellas Artes Esp. En Pedagogía del Folclor La creatividad como potencial inherente al ser humano se ha venido estudiando desde hace mucho tiempo y va de la mano con los diferentes cuestionamientos que la humanidad se plantea a través de la historia; aunque durante décadas la creatividad se relacionaba directamente con las ciencias, las artes, y los genios. Lo relativamente nuevo es el interés por comprenderla, desarrollarla, aplicarla al sistema educativo y a la cotidianidad. Al tomar el concepto de educación como la acción que trabaja sobre el cuerpo y el espíritu propiciando los fundamentos y finalidad última de la formación del ser para la inevitable representación en el escenario de la vida; permite realizar planteamientos a cerca de las diversas posibilidades que vayan a favor del ser humano, en su desempeño como miembro de un grupo social y sus múltiples situaciones, obstáculos, necesidades o dificultades por las que tiene que atravesar en el transcurso de la existencia. De ahí la importancia de desarrollar el pensamiento creativo desde la infancia, para poder facilitar la identificación de problemas y a la vez presentar propuestas de soluciones creativas. Cabe decir, que corresponde a los encargados de educar a los individuos, tanto en la familia como en la escuela, la gran tarea de buscar estrategias que conduzcan al desarrollo de la capacidad creadora de los niños; por lo tanto, dicha proposición se sustenta a través de lecturas de textos, relacionados con el tema, algunos apuntes y la experiencia del quehacer pedagógico como docente ya que permite visualizar, comprender y afianzar el planteamiento que se expone. Por su parte, Graciela Aldana de Conde define el término de creatividad como “una manera especial de pensar, sentir y actuar que conduce a un logro o producto original, funcional o estético, bien sea para el propio sujeto o para el grupo social al que pertenece”; se podría decir que, todas las personas en condiciones normales, tienen un grado de creatividad alto, medio o bajo de acuerdo al desarrollo del pensamiento creativo desde las primeras etapas de la vida y en esta medida les permite interactuar, enfrentar o rechazar los retos que aparecer en cualquier momento. En efecto, el desarrollo del pensamiento creativo es posible por factores genéticos y de la calidad del medio en que el individuo de desenvuelva. Es preciso anotar , que la familia como primer centro educativo y formativo del niño desde su nacimiento, tiene la gran tarea de cimentar valores, hábitos, roles de socialización y en general todos los aportes culturales; de ahí la necesidad que un niño esté rodeado de un ambiente propicio para que favorezca el desarrollo del pensamiento creativo como puede ser la libertad y expresión gráfica, estimulación ante pequeñas tareas, juicios, interpretaciones, lecturas, composiciones y sobretodo, que los primeros aprendizajes sean basados en el ejemplo de los adultos. Así mismo, el notable papel de los maestros como orientadores y facilitadores en la educación del menor, hace posible el proceso creativo, mediante estrategias que permitan el aprendizaje creativo; por ejemplo, dar cabida a la espontaneidad en las clases, reconocimiento de los esfuerzos creadores del niño, el estímulo interpersonal propicia nuevas ideas en beneficio del trabajo y el éxito del grupo, de igual manera, el acompañamiento indudable de un alto nivel de autoestima contribuye a generar innovaciones, mayor seguridad y dan paso a la obtención de resultados con mayor espíritu creador. De otra parte, la vida en sí misma está llena de contratiempos, estrés, dificultades, hábitos negativos como, llegar tarde, posponer acciones, excusas frecuentes entre otros; relaciones para la convivencia tanto en la familia como en los grupos, la violencia, inseguridad, enfrentamiento a retos, atención a diversos frentes en el trabajo, en fin, el ser humano tiene muchos aspectos que atender para alcanzar y llevar una verdadera calidad de vida. Por consiguiente, la persona que asume retos, enfrenta problemas y planea soluciones apropiadas, es porque posee un alto grado de creatividad. En consecuencia, la familia y la escuela como entidades directamente responsables en la educación del menor, les corresponde analizar detalladamente los aspectos que intervienen en el desarrollo general de la niñez, para replantear estrategias que permitan realizar actividades que facilitan el pensamiento creativo desde las primeras etapas de la vida, para sí mismo tener la capacidad de asumir retos, identificar problemas y dar soluciones creativas.