Cultivos en turba Introducción Desde finales de los años sesenta y principios de la década de los setenta la utilización de turbas con aplicaciones diversas se ha extendido ampliamente en la horticultura española. La naturaleza de estas materias primas y los principales sistemas de aplicación serán estudiados a continuación. Turbas: aspectos generales Son restos de materia orgánica vegetal disgregada y parcialmente descompuesta procedente de la antigua vegetación de áreas pantanosas en las que como consecuencia de unas condiciones ambientales pobres en oxígeno y con exceso de agua se ha producido la mencionada descomposición parcial. Existen básicamente tres tipos de turbas utilizadas en Horticultura: • Las denominadas turbas rubias o blancas formadas en turberas altas, ombrógenas u oligotróficas. • Las turbas negras formadas en las turberas bajas, solígenas o eutróficas o en los estratos más profundos de las turberas altas. • Las turbas marrones que se forman en las llamadas turberas de transición. Las turberas altas aparecen en zonas frías y lluviosas sobre terrenos ácidos, pobres en elementos minerales nutritivos y en bases, y están compuestas principalmente de restos vegetales de plantas briofitas, como Sphagnum (que suele ser la especie más abundante), Eriophorum, Polytrichum, etc. Las turbas de estas turberas, ubicadas en los estratos más superficiales, están poco descompuestas (Indice de Post comprendido entre H−1 y H−4), por lo que todavía es fundamental para el comportamiento físico de estas turbas en aspectos como la porosidad, la retención de agua, etc. Entre las propiedades más importantes de los diversos tipos de turbas rubias cabe señalar los siguientes: • Su densidad aparente es baja, cifrable entre 90 y 150 g/l. • Su contenido en materia seca (m.s.) es de 55−75 g/l. • Su capacidad de retención del agua es elevadísima, del orden del 600−850 por 100 en peso (a veces hasta 15 veces) y del 75−77 por 100 del volumen; su porosidad es del 90−95 por 100. • Su pH es ácido, entre 2,5 y 4. • Poseen poca capacidad de humificación; una capacidad de cambio de 60 a 120 meq/l; bajísimo contenido en bases y nutrientes, de forma que su contenido en cenizas suele ser inferior al 1 por 100 de la materia seca a 105ºC y su proporción de calcio (CaO) menor del 0,5 por 100 sobre materia seca; escasa conductividad (del orden de 0,100 mmhos/cm), etc. • Resultan muy pobres en microorganismos, sobre todo nitrificantes y actinomicetos, si bien en ellas existen hifomicetales y microorganismos capaces de transformar la albúmina en amoniaco. • Poseen substancias activas como el ácido beta−indol−acético, que puede tener un efecto positivo 1 sobre el enraizamiento; la foliculina, de efecto estimulador sobre el crecimiento de los vegetales, etc. • Una vez desecadas, pueden volver a humedecerse tomando agua sin excesivos problemas. • Suelen ser un substrato normal de cultivo con soluciones nutritivas sobre todo en producciones florales, y en la elaboración de composts de uso hortícola, mezcladas con tierra, arena, etc. Como se ha señalado anteriormente en los estratos más profundos de las turberas altas, también se forman turbas negras más descompuestas, (indice de Post comprendido entre H−2 y H−6) que deben ser congeladas para su utilización en Horticultura. Las turbas negras propias de lechos de turberas altas, poseen una porosidad total del 85−93 por 100 en volumen, capacidad hídrica del 74−87 por 100 en volumen, capacidad de aireación de 6−14 por 100 en volumen, pH de 2,5 a 3,5; 140−200 g/l de peso seco; una capacidad de intercambio catiónico de 170−340 meq/l, etc. Las turberas bajas se han formado en países cálidos y terrenos llanos sobre suelos ricos en cal. Proceden principalmente de juncáceas y ciperáceas como Carex, Juncos, Phragmites, así como de especies leñosas, como Salix, Alnus, etc. Estas turbas son de color negro, y muy descompuestas (índice de Post H−7 a H−10). Entre las propiedades más importantes y según la mayoría de las fuentes anteriormente señaladas, de las turbas negras formadas en estas turberas bajas, cabe citar las siguientes: • Mayor densidad aparente, entre 200 y 400 g/l. • Contenido en materia seca de 100 a 250 g/l. • Su capacidad de retención del agua está comprendida entre el 150 y el 160 por 100 del peso (a veces hasta 4−5 veces) y del 65−70 por 100 de volumen; su porosidad total es algo superior al 80 por 100. • Su pH está más próximo a la neutralidad, y normalmente adquiere un valor superior a 6. • Posee una elevada capacidad de humificación; su capacidad de cambio catiónico es de 200 a 350 meq/l; elevado contenido en nutrientes y bases, con más del 2,5 por 100 de calcio (CaO) sobre materia seca, y un contenido en cenizas superior al 50 por 100 sobre materia seca, y una mayor conductividad, del orden de 5 o más mmhos/cm. • Poseen mayores contenidos en microorganismos. • En algunos casos se han detectado substancias activas no siempre favorecedoras del crecimiento, como compuestos fenólicos que pueden causar problemas de inhibición del desarrollo, al actuar como fitotoxinas con propiedades alelopáticas. • En turberas bajas litorales, se detectan en ocasiones importantes aumentos de la conductividad, al incrementarse la salinidad por infiltración marina. • Cuando una vez humedecidas, se desecan por debajo del 40 por 100 pueden presentar problemas de rehidratación. • Las turbas negras suelen emplearse como enmienda húmica o, como las turbas rubias, en la elaboración de abonos para siembras, repicados, etc. 2 Las turbas marrones presentan propiedades intermedias a los tipos anteriores (rubias y negras solígenas). En cualquier caso existe una amplia variedad de turbas, dentro de cada tipo, por lo que las propiedades anteriormente reseñadas en los valores concretados, pueden variar en algunos casos, como puede comprobarse analizando detenidamente las fuentes bibliográficas anteriormente reseñadas. Principales usos de las turbas en Horticultura • Como substratos inertes en cultivos con soluciones nutritivas en cultivo en sacos, columnas, etc, como se ha señalado en el caso de las turbas rubias. • Como enmiendas húmicas, en el abonado de fondo, sobre todo las turbas negras solígenas. • Vasos de turba prensada, para ser llenados con composts, en semilleros, repicados, etc., de numerosas plantas hortícolas. Estos vasos son de sección cuadrangular o circular y se presentan de diversas anchuras en planchas o en unidades individuales. • En la elaboración de abonos, mezclando las turbas con tierra y/o arena en proporciones diversas, con los que se rellenan, los vasos de turba prensada, contenedores de plásticos, bandejas de poliestireno, sacos, etc., o bien con unas prensas especiales que se utilizan directamente elaborando cubos de compost o mottes, de uso muy frecuente en siembras o repicados de plantitas, proporcionándoles un ventajoso cepellón. • Jiffys, que son pastillas de turba prensada contenidas en una malla especial, que tras su imbibición con agua, forman un pequeño cilindro sobre el que se realizan las siembras de un gran número de plantas hortícolas a las que como en casos anteriores se les proporciona un determinado cepellón. • Como lechos de enraizamiento, mezclándolas con otros substratos como arena, perlita, etc. Preparación de las turbas como substratos hortícolas Resulta bastante normal que la turba se comercialice ensacada tras haber efectuado sobre ella una serie de operaciones, como son: • Molido: procurando desmenuzar adecuadamente los trozos de turba obtenidos directamente de la turbera, sin despedazarlos y manteniendo la humedad, tras el oportuno secado entre valores del 50−60 por 100. A veces para humedecer la materia prima se utiliza agua caliente. • Encalado: en turbas rubias cuyo pH es muy ácido, resulta bastante frecuente que se aporten enmiendas cálcicas, con el fin de reconducir el pH hasta valores más próximos a la neutralidad. En turbas rubias o blancas para elevar el pH en 0,5−1,5 unidades se requiere aproximadamente 1 kg de marga calcárea del 45−53 por 100 de CaO por cada metro cúbico de turba. La utilización de turba con un determinado pH ajustado, depende del cultivo que vaya a realizarse, así podemos señalar los siguientes valores óptimos de pH, en agua, para plantas ornamentales: Gardenia jasminoides y ericáceas: 4,5−5,5 Hortensia (Hydrangea macrophilla): 4,5−6,5 Ciclamen (Cyclamen persicum); Gerbera y Poinsetia: 5,5−6,5 Narciso, Geranio, lirios: 6−6,5 3 Tulipán, Anthirrinum: 6−7 Clavel, crisantemo, gladiolo: 6,5−7,5 Rosa: 6−7,5 • Aportación de fertilizantes: si se quieren aportar fertilizantes como abonado de arranque o fondo, en las denominadas turbas enriquecidas, de uso bastante frecuente, se aportaran macro y microelementos. Entre los fertilizantes nitrogenados empleados en las turbas, el más frecuente es el nitrato amónico cálcico, las escorias Thomas entre los fertilizantes fosfóricos y el sulfato potásico entre los abonos potásicos, aunque a veces se utilizan indistintamente otros fertilizantes. Productos como sulfatos de cobre, molibdato amónico, sulfato de zinc, bórax, óxido de hierro, sulfato o carbonato manganésico, etc. son bastante empleados en la aportación de microelementos. Existen en el mercado una gran cantidad de turbas enriquecidas con distintos niveles de fertilización. Es bastante frecuente mezclar la turba con otros substratos para mejorar sus propiedades físicas. Entre otras mezclas, pueden señalarse las siguientes: • Turba−Arena, en diversas proporciones, siendo frecuentes mezclas comprendidas entre 1:1 y 1:3, con fines diversos, como el enraizamiento de esquejes, el cultivo en contenedores, etc. En cultivo de flores acidófilas, la cantidad de turba se incrementa a la proporción 3:1. • Turba−Perlita o Turba−verniculita en la proporción 1:1, en ambos casos para enraizamiento de esquejes. Otras mezclas posibles más complicadas son: • Turba−perlita−arena, turba−poliestireno, turba−pumita, etc. La adicción de arena fina podía reducir sensiblemente la aireación, incrementando la cantidad de agua fácilmente absorbible. La mezcla de turba con perlita de tamaño grande de partículas (alta proporción mayor de 2 mm y ninguna inferior a 1mm) incrementa notablemente la aireación así como el agua fácilmente disponible. La mezcla de turba con poliestireno expandido podía hacer disminuir obstensiblemente el agua fácilmente disponible, etc. Grado de descomposición, H 1 2 3 4 5 6 Agua que escurre al estrujar la turba Transparente, incolora Casi transparente, amarillo−marrón Claramente turbia, marrón Muy turbia, marrón Muy turbia, oscura Oscura Proporción de turba desalojada entre los dedos Ninguna Ninguna Ninguna Un poco Moderada 1/3 de la masa de turba 7 Muy oscura, turbia ½ de la masa de turba 8 9 10 Sólo una pequeña cantidad de agua turbia Nada de agua liberada Nada de agua liberada 2/3 de la masa de turba Casi toda Toda Residuo de turba en la mano Elástico Elástico No pulposo Poco pulposo Moderadamente pulposo Fuertemente pulposo Sólo residuos de árboles, raíces, etc. Sólo residuos de árboles, raíces, etc. Casi nada Nada 4 3º Hortofruticultura y Jardineria 5