Anexo C Principios generales para las actividades de recolección de datos – evaluaciones, encuestas y vigilancia Los siguientes puntos se centran sobre las evaluaciones iniciales rápidas pero la mayoría son también relevantes para las evaluaciones sub-sectoriales detalladas y las encuestas de seguimiento. ______________________________________________________________________________________ La planificación y la preparación adecuadas con anterioridad a las visitas de campo son esenciales para todas las evaluaciones – ver los pasos principales mencionados en el esquema siguiente. Las responsabilidades y las secuencias y los tiempos para todas las acciones preparatorias deben ser definidas y llevadas a cabo por adelantado. Una participación amplia incluyendo cuantos actores en salud como sea posible convocar rápidamente: o Una evaluación conjunta, siempre que sea posible (cuando los planes de contingencia y los preparativos para las evaluaciones ya están dispuestos en el momento de inicio de la crisis); o Cuando no sea posible realizar una evaluación conjunta, buscar la mayor coordinación posible entre las actividades de evaluación de las distintas agencias individuales en las distintas áreas, compartiendo datos, y llevando a cabo análisis conjuntos Centrarse en identificar y priorizar los problemas de salud (incluyendo las brechas/pérdidas de recursos humanos, instalaciones, suministros y cobertura de servicios así como los riesgos para la salud), sus causas y posible evolución – no sólo describiendo la situación y las “necesidades”. o Para las poblaciones residentes: centrarse en particular sobre los que ha cambiado y sobre los riesgos actuales y previsibles para la salud. Obtener de las fuentes secundarias existentes datos pre-crisis sobre la epidemiología y sobre el sistema de salud, así como sobre el comportamiento de la demanda de servicios de salud. o Para las poblaciones desplazadas: examinar la situación actual de salud y los riesgos actuales y previsibles. Mantener en mente el propósito - de apoyar las decisiones tempranas con información – y las disyuntivas entre la prontitud, la exactitud, y la integralidad, que por tanto deben ser asumidas. Pero hacer un esfuerzo deliberado para obtener una visión general (y no sólo imágenes instantáneas de las peores localidades afectadas) a través de un muestreo cuidadoso de los sitios para las visitas de terreno y del uso triangulado de datos provenientes de diversas fuentes. Se debe hacer la mayor utilización posible de los datos secundarios disponibles - ver el recuadro siguiente. La recolección de datos primarios debe centrarse en determinar lo que ha cambiado, llenando las brechas en la información, e identificando las posibles opciones para la respuesta. Todos los equipos de terreno deben utilizar formatos y métodos estandarizados para la recolección de datos, los cuales pueden estar basados en la herramienta de Evaluación Rápida multi-sectorial interagencias y en guías, o sus equivalentes locales, que cubran adecuadamente todos los elementos esenciales, con las cuales estén familiarizados los socios locales. La composición de los equipos de evaluación debe estar balanceada en términos de género y de perfiles y competencias profesionales, con un máximo de “todo-terrenos” de la salud pública. (Casi inevitablemente, los especialistas centran su atención y sus recomendaciones sobre aspectos relevantes a su especialidad y no son siempre capaces de desarrollar una visión general amplia para priorizar entre la variedad de necesidades). La comunicación y diseminación temprana de los hallazgos de las evaluaciones son esenciales para asegurar que las respuestas son oportunas y apropiadas, aunque se debe mantener en mente que la situación puede cambiar rápidamente. Los reportes deben cumplir con los estándares mínimos mencionados en el recuadro siguiente. Deben ser finalizados y distribuidos a todos los interesados – departamentos del gobierno, donantes, socios de Naciones Unidas y ONGs – pocos días después de que finalicen las visitas de terreno. En lo posible, el proceso completo debe ser gestionado de manera que contribuya a resaltar y mejorar las capacidades nacionales y locales para las evaluaciones futuras. Se debe recordar que el formato de la evaluación rápida inicial puede ser utilizado no sólo para la evaluación durante los primeros días tras el comienzo de una crisis de inicio súbito, sino que también puede ser usado en cualquier momento para el registro de datos por parte de personal no especializado… Utilización de datos tanto primarios como secundarios Con frecuencia, buena parte de los datos secundarios sobre la situación previa a la crisis y sobre los efectos de la crisis estará disponible a nivel nacional y constituirá la base para finalizar el instrumento de recolección de datos (ya sea este el IRA u otro formato) que será usado por los equipos de evaluación de campo, y orientará la selección de las áreas/localidades que serán visitadas. Los equipos de evaluación deben obtener, en el área afectada, datos secundarios adicionales más recientes y/o más detallados, antes de iniciar las visitas y la recolección de datos primarios, para: Llenar las brechas en la información sobre las condiciones pre-crisis; y Finalizar la selección de los sitios que se visitarán. La recolección de datos primarios (tanto cualitativos como cuantitativos) a nivel comunitario se requiere para: validar o actualizar la información provista por las fuentes disponibles de datos secundarios; permitir un entendimiento de los impactos de la crisis y de la situación actual a nivel de las comunidades, las causas subyacentes, y la influencia de los factores del contexto; y habilitar la participación de las poblaciones afectadas en la identificación de las prioridades para la respuesta. Juntos, los datos primarios y secundarios constituyen la base para desarrollar una análisis de la situación y para identificar los problemas y aéreas prioritarios para la respuesta humanitaria (así como para la recuperación temprana). Estándares ESFERA para las evaluaciones (iniciales) “Las evaluaciones proporcionan una buena comprensión de la situación de desastre y un análisis claro de los riesgos que existen en cuanto a la preservación de la vida, la dignidad, la salud y los medios de sustento”, para determinar, siguiendo un proceso consultivo con las autoridades correspondientes, si se requiere una respuesta externa y, en caso afirmativo, el carácter de esta respuesta. Los indicadores clave incluyen: Se recoge información haciendo uso de procedimientos estandarizados, y esta información se pone a disposición de todos para posibilitar la transparencia en el proceso de toma de decisiones. Gracias a la realización de consultas, en la evaluación se tienen en cuenta las respuestas de las autoridades locales y nacionales, y de otras personas y organismos interventores. Son determinadas las capacidades y las estrategias locales para afrontar el desastre, tanto de la población afectada como de la población circundante. En la evaluación se toma en consideración la responsabilidad que corresponde a las autoridades competentes en cuanto a la protección y asistencia de la población del territorio en el que ejercen sus competencias, teniendo además en cuenta la legislación, las normas y las líneas directrices nacionales que son aplicables en el lugar donde se encuentra la población afectada, en conformidad con el derecho internacional. En la evaluación se incluye un análisis del entorno operativo, con inclusión de los factores que afectan a la seguridad y protección de la población afectada y del personal humanitario. El cálculo estimativo en cuanto a los números de personas es compulsado cotejando otras fuentes y es validado consultando todas las fuentes posibles; se da a conocer la base sobre la que se realizan los cálculos. Las conclusiones de la evaluación se ponen a disposición de otros sectores, de los poderes locales y nacionales, y de los representantes de la población afectada. Se formulan recomendaciones en cuanto a la necesidad de asistencia externa y acerca de las respuestas apropiadas, las cuales habrán de quedar vinculadas a estrategias de transición o de salida. [Manual ESFERA, 2004, Norma común 2]