Mi Camino (de Santiago) Villafranca del Bierzo-O Cebreiro En términos ciclistas ha llegado el día de la etapa reina, la que llevará al peregrino a Galicia y a superar la última dificultad antes de Compostela: la Sierra de Los Ancares subiendo al Cebreiro. Si todos los días conviene encomendarse al Apóstol hoy más que ningún otro para pedirle buen tiempo y que las fuerzas no fallen. esa barrera da seguridad al peregrino cosa que siempre se agradece. El día amanece fresco y con neblina pero pronto aparece el sol que desea acompañar al peregrino en día tan señalado y por un paisaje tan espléndido. Para todos estos pueblos la puesta en servicio de la autovía supuso una disminución de sus ingresos que el Camino ha venido, en parte, a compensar. Merece la pena hacer una parada, por breve que sea, en todos ellos y entrar en las tiendas que dejaron de ser modernas en la segunda mitad del s. XX y que perviven para atender a los vecinos que aún siguen viviendo allí y ahora a los peregrinos. Tambien para contemplar las pocas casas todavía habitadas y las que han sido abandonadas y amenazan ruina; todas testigos de un tiempo pasado que, mejor ó peor, ya no volverá. Ahora queda la España despoblada quizá para siempre. El peregrino ha tardado en dormirse porque los jóvenes tenían ganas de marcha y sus ruidos no permitían al resto conciliar el sueño. Cuando se hizo el silencio no tardaron en aparecer los ronquidos prueba evidente de la vuelta a la normalidad. Cuando, aún de noche, abandona el albergue ya están allí alineadas las mochilas, muchas, que el transportista de turno va a trasladar hasta O Cebreiro. Desayuna (0,5€) en el Jato y entre luces comienza la etapa por un andadero que lleva a la izquierda el río Valcarce y a la derecha, separada por un murete, la N-VI. Además del escaso tráfico En La Portela hay que seguir por la antigua N-VI hasta las Herrerías en donde se toma una carretera local. Hasta aquí el perfil del terreno ha ido en suave pendiente pero a partir de ahora el terreno se empina claramente comenzando la verdadera subida al Cebreiro; quienes han utilizado los servicios de transporte de mochilas lo notan menos que aquellos que la llevan a la espalda; ventajas de las modernas peregrinaciones. Más adelante el peregrino se encontrará con una señal que envía a los de a pie hacia la izquierda por un sendero de tierra y por el asfalto a los de la bicicleta. La segunda opción es de recorrido algo más largo pero con pendiente más suave y mejor piso que el sendero pedegroso. Esa es la elegida. Quien va despacio va lejos y así llega a Laguna de Castilla, último pueblo de León en el Camino; tras una breve parada de nuevo a caminar por un sendero con el suelo pedregoso pero con ánimos renovados porque la meta se intuye muy cercana. Un poco antes de llegar al mojón que señala la entrada en Galicia el peregrino se ve adelantado por un ciclista que avanza sin echar pie a tierra haciendo una demostración de fuerza, técnica y habilidad sobre una bicicleta; lleva en el maillot la dirección www.bttpelayo.com; resulta ser paisano del peregrino y del barrio de Jove para más señas. En el desvío hacia La Faba un ciudadano que se identifica como el hospitalero de Ruitelán recomienda al peregrino que siga carretera adelante hasta Laguna de Castilla; más largo pero con mejor piso y una pendiente más llevadera durante casi tres kilómetros. El calor y el cansancio acumulado van haciendo mella en el peregrino; el viejo aforismo de subir como un viejo para llegar arriba como un joven cobra aquí todo su valor; paradas breves y frecuentes permiten descansar, hidratarse y deleitarse con el paisaje. Tres en uno. Por fin después de casi siete horas de andadura la vista del albergue supone una gran alegría pensando en el merecido descanso. Se trata de un edificio de reciente construcción, escasamente funcional y con un número de plazas claramente insuficientes incluso en temporada baja. 2 Cuando el peregrino se inscribe ya está ocupado en más del 50% por todo tipo de personas: quienes van a comenzar allí su peregrinación, los que han subido sin mochila ó, sin ninguna vergüenza, en coche ó autobús. Además de agua fría las duchas son insuficientes, dos en cada sala de 40 plazas de modo que la aglomeración está garantizada. Todo es escaso en O Cebreiro, hasta los tendederos por lo que los peregrinos se las ven y se las desean para colgar sus prendas a secar. Sin embargo, encontrar un establecimiento para comer resulta fácil: buen menú y precios normales (7€). Coincide en uno de ellos el peregrino con el ciclista paisano suyo, un rato de charla aprovechando para expresarle su admiración por la demostración hecha en la subida. ¡Buen Camino! La sobremesa, alrededor de un café, se hace al aire libre disfrutando de un día soleado y de un paisaje extraordinario. Este es el punto en el que se hacen visibles los modernos bordoneros; hasta aquí se les intuía pero ahora ya son una realidad. Ahí están, coloradotes, libando cerveza tras cerveza; mañana no los encontrarás en todo el camino pero llegarán antes que tú al siguiente albergue. Y, descansados, ocuparán una cama y así hasta llegar a Santiago. Para más inri les darán la Compostela. Bordonero: el que disimulando con el hábito de peregrino y el bordón anda vagando por el mundo para no trabajar. Para O Cebreiro el Camino ha supuesto, lisa y llanamente, su aparición en el mundo. Ha pasado de ser una aldea aislada y en un lugar inhóspito a convertirse en un lugar de visita para turistas y todo tipo de peregrinos: motorizados, a caballo, en bicicleta ó a pie. Un río de oro. Todo ello se lo deben al Dr. D. Elías Valiña, párroco que fue de O Cebreiro, enamorado y divulgador del Camino. Bien merecido tiene el monumento erigido a su memoria al lado del albergue. Y bien merecida tiene la crítica, hipermegacrítica diría un joven actual, la Xunta de Galicia. Hacer una campaña tan gigantesca para promocionar el Camino exige atender al peregrino como se merece. Las tiendas de campaña que dispone frente al albergue para aumentar el número de plazas son, sencillamente, un insulto para cualquier persona que deba alojarse en ellas. La responsabilidad, toda, recae sobre la Xunta. Aquí queda escrito. No obstante, alguna tambien les corresponde a las Asociaciones de Amigos del Camino más preocupados sus directivos en figurar que en ayudar al peregrino poniendo de manifiesto las deficiencias que haber hailas. El peregrino se olvida de estas cosas porque desea seguir disfrutando del día tan espléndido que le ha tocado en suerte. Ha vivido en el norte más días de lluvia que de sol y por eso entiende que si bien con lluvia el paisaje norteño y el gallego tiene su 3 aquel, con sol es el no va más. Por eso hay que aprovechar al máximo las horas de luz que quedan. Pero la noche aún le traerá al peregrino una alegría más: la contemplación del cielo estrellado sin una nube y sin ninguna luz indirecta que lo impida. Ha sido un día excelente y el descanso espera: el peregrino no se hace de rogar. Mañana D.m. será la primera etapa completa por tierras gallegas. 4