PRECIOSISIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO 1 de julio DATOS HISTÓRICOS Y DE LA ESPIRITUALIDAD En la sangre de la redención está la señal más evidente del amor de Dios: Jesucristo... «nos ha amado y nos ha librado de nuestros pecados con su sangre» (Ap 1, 5). Nuestro Fundador, que veía a la Congregación inundada por la Sangre de Cristo, escribe: «Quisiera que, de vez en cuando, se sumergiera en aquel baño divino de la Sangre santísima de Jesucristo, que siempre hierve, encendida por los ardores de su infinita caridad. En este baño, vuestra alma se purifica cada vez más y se enriquece con toda virtud» (Lett. III, 64). Esta fiesta, que hasta la reforma litúrgica del Vaticano II se celebraba en toda la Iglesia, forma parte de nuestro calendario propio desde 1773, por ser un misterio unido esencialmente a la «Memoria Passionis». ORACIÓN COLECTA Oh Dios, que has redimido a todos los hombres con la Sangre preciosa de tu Hijo unigénito, conserva en nosotros la acción de tu misericordia para que, celebrando siempre el misterio de nuestra salvación, podamos conseguir sus frutos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo... LITURGIA DE LA PALABRA PRIMERA LECTURA: Hebreos 9, 11-15 “Cristo, con su sangre, entró en el santuario una vez para siempre” Hermanos: Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su tabernáculo es más grande y más perfecto: no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen el poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo. Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna. SALMO RESPONSORIAL: Sal 102, 1-4. 8. 10. 17-18 R/. Nos has redimido, Señor, con tu sangre. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R./ Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R./ El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. R./ Pero la misericordia del Señor dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos: para los que guardan la alianza y recitan y cumplen sus mandatos. R./ Aleluya (Ap 5, 9) Eres digno, Señor, de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre nos compraste para Dios. EVANGELIO: Marcos 14, 12-16. 22-26 “Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre” El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: - «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?». Él envió a dos discípulos, diciéndoles: - «Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena». Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: - «Tomad, esto es mi cuerpo». Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: - «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios». Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. ORACIÓN DE LOS FIELES Oremos, hermanos, a Dios Padre misericordioso, que, por la Sangre preciosa de su Hijo, ha redimido al mundo y nos ha adquirido para sí. 1.- Para que la Sangre preciosa de Jesucristo, derramada para el perdón de los pecados, limpie las culpas de los fieles que con sus infidelidades han manchado la hermosura de la Iglesia. ROGUEMOS AL SEÑOR. 2.- Para que la Sangre de Jesús, que habla más favorablemente que la de Abel, reconcilie con Dios a los que aún están lejos de él. ROGUEMOS AL SEÑOR. 3.- Para que el Señor, que en Getsemaní experimentó la angustia hasta sudar gotas de sangre, venga en auxilio de los que se sienten agobiados y les infunda confianza y paz. ROGUEMOS AL SEÑOR. 4.- Para que Dios nuestro Señor, purifique a su Iglesia en la Sangre de Cristo y conceda a todos los fieles una conversión sincera. ROGUEMOS AL SEÑOR. 5.- Para que todos nosotros, justificados por la Sangre de Jesús, seamos reconciliados con Dios y convertidos en pueblo sacerdotal. ROGUEMOS AL SEÑOR. ORACIÓN: Escucha nuestras oraciones, Dios todopoderoso y eterno, y haz que la acción salvadora de la Sangre de Cristo, fuente de agua viva que salta hasta la vida eterna, nos acerque al Mediador de la nueva alianza. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. AMÉN ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Al presentarte nuestras ofrendas, te suplicamos, Señor, que en estos misterios nos acerquemos a Jesús, Mediador de la nueva alianza, y renovemos la acción salvadora de su Sangre. Por Jesucristo nuestro Señor. ACCCIÓN DE GRACIAS - PREFACIO REDIMIDOS POR LA SANGRE PRECIOSA DE CRISTO V./ El Señor esté con vosotros. R./ Y con tu espíritu. V./ Levantemos el corazón. R./ Lo tenemos levantado hacia el Señor. V./ Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R./ Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso, por Cristo nuestro Señor. Tú lo enviaste a este mundo, para que, víctima de expiación, liberase a la humanidad del poder de las tinieblas y redimiese a las almas de todo pecado, purificándolas en su preciosa Sangre. Y cuantos han lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero le puedan seguir, siendo partícipes de su gloria inmortal. Unidos ahora a los ángeles y arcángeles y a la multitud de los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria. Santo, Santo, Santo... ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Alimentados con estos sacramentos, te rogamos, Señor, que nos purifiques siempre con la Sangre de Cristo, fuente de agua viva que salta hasta la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. AMÉN BENDICIÓN SOLEMNE - Dios misericordioso, que por la pasión de su Hijo, quiso redimir a la humanidad, conforme vuestras vidas según las enseñanzas de Cristo crucificado y derrame sobre vosotros la abundancia de su bendición. R./ Amén. - Que os haga perseverar unidos, bajo la guía de san Pablo de la Cruz, meditando en la obra más grande de su amor y, libres de todo mal, os conduzca a las cumbres de la perfección. R./ Amén. - Que a quienes os habéis entregado a vivir y propagar la pasión del Señor os haga partícipes de su misterio de salvación y coherederos de su gloria. R./ Amén. - Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo ╬ y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. R./ Amén.