GERENCIA SOCIAL MODERNA Algunos aspectos teóricos y prácticos Documento © para la discusión preparado por Julio SILVA-COLMENARES, Dr. sc. oec. * para el diplomado ALTA GESTIÓN GERENCIAL PARA EL SECTOR SOLIDARIO ofrecido por Universidad Autónoma de Colombia y Coofasena Boyacá CONTENIDO 1. A MANERA DE INTRODUCCION 2. EL ESTADO Y LO SOCIAL 2.1 - Hacia un nuevo concepto de Estado 2.2 - La política social ante la Constitución del 91 2.3 - Funciones, tareas y estrategias fundamentales en política social 3. UNA APROXIMACION AL SECTOR SOCIAL 3.1 - Empresas para un sector multidimensional, en un escenario de ajuste e imperativo social 3.2 - El «déficit de gerencia» en el sector social 3.3 - La dolorosa presencia de la pobreza: reto para el sector social 4. LA BUSQUEDA DE UNA GERENCIA DE ESTRATEGIAS Y FINALIDADES 5. UNA GESTION PARA LA EFICIENCIA ECONOMICA Y LA EFICACIA SOCIAL 5.1 - La «focalización» del gasto social y la creación de los «fondos sociales» 5.2 - Los problemas de los subsidios a las empresas o de la «oferta pasiva del Estado» 5.3 - Las dificultades de los subsidios a las personas o de la «demanda activa de los ciudadanos» 6. EL DESARROLLO DE HABILIDADES GERENCIALES 6.1 - El análisis situacional y la misión institucional 6.2 - El mejoramiento continuo de los gerentes sociales 6.3 - Una gerencia para satisfacer a los ciudadanos/clientes 7. EL PERFIL DEL GERENTE SOCIAL 1. A MANERA DE INTRODUCCION Estas páginas no pretenden agotar la temática enunciada sino ser apenas unas notas en borrador, para la discusión, sobre la gerencia social, esto es, los principios, criterios y técnicas que deben orientar y usarse en la dirección de las instituciones y en las entidades que producen y distribuyen bienes y servicios sociales, lo que corresponde a una temática que expresa una de las necesidades más sentidas pero en realidad poco atendida en los últimos lustros, tanto en Colombia como en la inmensa mayoría de los casi dos centenas de países que existen sobre el globo terráqueo. También estas páginas habrán de referirse a otra temática insustituible cuando se habla del desarrollo futuro de Colombia: la necesidad de construir un nuevo Estado, más Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 1 eficiente en lo económico y de mayor eficacia en lo social, para lo cual también se requiere una gerencia pública moderna, pero en especial una gerencia social muy capaz, cuando se trata de la producción y distribución de bienes y servicios sociales. En cuanto a lo último, no olvidemos que la nueva Constitución no sólo elevó de rango la responsabilidad estatal por la formulación y orientación de la política social, sino que también amplió la presencia de particulares en la ejecución de la política social --lo que podrá tener desarrollos insospechados--, imponiendo en forma casi obligatoria la necesidad de dirigir todo este inmenso conjunto de instituciones --que pueden ser privadas o estatales-- con muy modernos criterios gerenciales, pues será sustituido el subsidio a las empresas productoras de tales servicios [«subsidio a la oferta»] por el subsidio directo a las personas [«subsidio a la demanda»]. La urgencia de «profesionalizar» la gerencia social encuentra un argumento adicional cuando recordamos que las empresas o entidades --tanto estatales como privadas, bajo muy diversas modalidades jurídicas-- que prospectan, planean, dirigen, producen y/o distribuyen bienes y/o servicios sociales se cuentan por miles y ocupan miles de personas, al tiempo que manejan recursos pecuniarios por varios billones de pesos, si suponemos que tales bienes y servicios pueden llegar a representar una cifra entre el 15% y el 20% de la actividad económica. Esto implica analizar también en forma breve las similitudes y diferencias entre la gerencia privada, la gerencia pública, esto es, de las instituciones gubernamentales, y la gerencia social, que debe desempeñarse --situación legitimada hoy desde la propia Constitución Política-- en un sector mixto, en donde coexisten entidades privadas y estatales. Será necesario, por consiguiente, revisar las principales bases conceptuales de la gerencia pública y de la gerencia social, así como la presentación de lo que serían los rasgos distintivos de una gestión para la eficiencia económica y la eficacia social, esto es, para la calidad y la equidad, centrada en la satisfacción de los ciudadanos y con prioridad para los consumidores de bienes y servicios sociales. Gerencia que podrá utilizar algunas de las más conocidas y aplicadas teorías de la gestión, tales como calidad total, administración por objetivos, gerencia integral, excelencia en el servicio y otras, que pueden resumirse en una concepción moderna de planeación y dirección estratégicas para el mejoramiento continuo en beneficio de los ciudadanos y/o clientes. Sobre esta base puede discutirse la idea fundamental de cómo aplicar en las empresas sociales el cambio que se da en la actualidad de una gerencia de funciones a una gerencia de estrategias para el manejo global de instituciones y empresas comprometidas con procesos que producen bienes y servicios para satisfacer necesidades del hombre. Como nota al margen y vista en este contexto, la novísima concepción de «repensar» o «reinventar» el gobierno coincide con lo que se está discutiendo en la administración privada bajo la denominación de reingeniería de empresas y procesos. Lo anterior confirma que si bien los conceptos y técnicas de la gerencia moderna‚ son indispensables en la empresa privada para sobrevivir en la compleja vida de hoy, también en la dirección de los asuntos y de las empresas sociales se requieren los Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 2 mismos conceptos y técnicas, con las adaptaciones, especificaciones o limitaciones del caso, para atender con oportunidad y suficiencia a los ciudadanos y ofrecer a los consumidores y usuarios mejores bienes y servicios a menores costos y precios más equitativos, ya sea que se paguen del bolsillo individual o con fondos públicos. 2. EL ESTADO Y LO SOCIAL 2.1 - Hacia un Nuevo concepto de Estado Para el propósito de estas notas, hemos de decir que la descentralización no es una simple transferencia de funciones entre los niveles del Estado sino la búsqueda de una mayor democratización, esto es, de una participación más decisiva de los ciudadanos en la solución de los asuntos públicos en un momento en que la nueva Constitución Política reconoce que somos una sociedad compleja y pretende ser la síntesis de procesos contradictorios. Así mismo, entendemos que la modernización no sólo busca empresas públicas más eficientes sino en lo fundamental elevar el papel de la «sociedad civil» y colocarnos a las puertas del siglo 21, sobre la base de abandonar la práctica de la confrontación y la hegemonía excluyente y sustituirlas por el consenso y la negociación y la concepción de «yo y el otro». Esa modernización tiene dos grandes vertientes en la Colombia de la actualidad: hacer del Estado un órgano de menor interferencia y mayor eficacia en beneficio de los ciudadanos e insertarnos al menor costo posible en la internacionalizada vida socio-política de hoy. Por tanto, el proceso en marcha en Colombia de descentralización se orienta, en lo fundamental, a profundizar y ampliar la democracia, buscando al mismo tiempo como pasar a formas con mayor participación ciudadana. En este marco, los párrafos siguientes pretenden mostrar que el proceso simultáneo de modernización del Estado tiene como propósito lograr una administración pública más eficiente, para el beneficio de los ciudadanos, en general, y de los consumidores, en particular. Lo cual, como resalta a simple vista, es otro medio para avanzar en la democratización. Por eso, no puede caerse en el simplismo de identificar la modernización del Estado con la reestructuración y redefinición de entidades --lo que en algunos casos puede llevar a la disminución del empleo gubernamental-- o con la privatización de empresas estatales. La modernización del Estado es una necesidad sentida, que no puede negarse ni postergarse su solución, ya que tiene como objetivo una mayor eficiencia económica y más alta eficacia social. Partiendo de esta base, hay que entender la democracia no como la simple renovación electoral de los gobernantes o la alternancia de los partidos políticos en el gobierno, sino como la milenaria aspiración de los hombres por participar en la discusión y conducción de los asuntos públicos y cuya materialización ha venido en ininterrumpido ascenso en la historia, por lo que puede decirse que la democracia es una conquista de la humanidad. Por tanto, la democratización es tarea de los líderes regionales o locales y condición del desarrollo, ya que mientras más participación ciudadana haya es previsible esperar una mejor solución de los asuntos sociales. Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 3 Si se acepta en este proceso de materialización de la democracia que la política es el arte y la ciencia del compromiso alrededor de los intereses válidos de los diferentes grupos sociales, entonces la actividad económica y social es el escenario para la realización de tal compromiso, el que tiene que materializarse también en propuestas económicas, sociales y políticas así mismo concretas, en una nueva concepción y modelo de desarrollo. Intereses que pueden ser contradictorios en un primer momento pero no por necesidad antagónicos en el mediano y largo plazo o cuando están de por medio los valores supremos del hombre. En la búsqueda de la democratización hay que llegar a la concepción y vigencia de un nuevo Estado. Concepción y vigencia en que se impone compaginar los principios esenciales del bien común y la convivencia colectiva con la existencia de intereses sociales diferentes, reflejo del desarrollo diversificado de la sociedad y ejemplo de la convivencia política que debe regir en el futuro. Estado que cada vez puede ser menos representante de intereses hegemónicos exclusivos y se convierte en garante del compromiso social. Por tanto, en su seno las relaciones entre las clases y los sectores de clase se mueven cada vez más en una dialéctica de conflicto y compromiso sociales. La realidad contemporánea está derrumbando la concepción tradicional del Estado, haciendo que pierdan sentido y resulten falaces ideas y teorías que antes parecían inconmovibles. Muchos de los supuestos o hipótesis sobre los cuales se construyó la teoría del Estado en los dos o tres últimos siglos han entrado en crisis, entendida crisis como momento crítico en el proceso de movimiento de la realidad y del pensamiento que la expresa. Entre los supuestos cuestionados se encuentra el que plantea una separación vertical entre lo privado y lo público y, por consiguiente, entre la sociedad y el Estado. Hoy, en cambio, lo privado está mediatizado por el desarrollo de instituciones u organizaciones sociales más próximas al individuo, entre las que se encuentran, además de la familia, ya de antigua existencia, otras más recientes, como el barrio, vereda o vecindario, el sindicato, la empresa, la comunidad eclesial, las asociaciones culturales, cívicas, políticas, deportivas y otras similares, en donde se hace más evidente la relación que existe entre el interés general de la sociedad, el particular del grupo y el específico del individuo. En el seno de estas organizaciones se hace más palpable la complementación o la contradicción entre estos intereses, pero se comprueba que el método más democrático para solucionar las diferencias es el asentado en el diálogo, la concertación y el compromiso. La internacionalización de la vida política y económica, de otro lado, impone el avance hacia una cultura de producción, mercado y consumo mundiales. Las nociones de «soberanía nacional» y «Estado nacional» están siendo sometidas al efecto de dos fuerzas en apariencia antagónicas, además de la «globalización» que implican las comunicaciones y el transporte «sin fronteras»; una de ellas, el reconocimiento de la autonomía a los entes territoriales con identidad propia --puede ser por origen étnico u otras circunstancias-- y, otra, la necesidad de integrarse a procesos que se mueven en Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 4 el terreno de lo ínter y supraestatal; diciéndolo de otra manera, corresponden a las fuerzas de la descentralización y la internacionalización, que de política gubernamental han ascendido a norma legal y principio constitucional en Colombia. Los Estadosnación están siendo sustituidos por megaestados que surgen de tratados multinacionales, mientras diversos modelos de gobiernos locales son la única forma de Estado que puede estar a la altura de los ciudadanos, hablar su lenguaje y comprender su cultura. También se partía del supuesto que la legitimidad del Estado se mantenía con el sistema electoral de la democracia representativa, la soberanía nacional, el imperio de la ley y la llamada «división de las ramas del poder público», y que como garantía de la expresión de los intereses del individuo eran suficientes los partidos políticos y la presencia de un Estado de derecho, esto es, respetuoso de las leyes. Hoy se plantea que la legitimidad no puede descansar sólo en el mecanismo electoral --aunque no puede negarse la importancia del consenso que se logra por su intermedio-- y que el propio Estado debe encontrar su legitimidad a través de la generación de «principios de comunidad», es decir, de unidad o cohesión entre los distintos sectores y grupos sociales; la legitimidad de origen ya no basta y se requiere una legitimidad de la acción estatal en resultados de aceptación social. Y al lado de los partidos políticos se han desarrollado otras formas de organización social --algunas ya mencionadas en párrafo anterior-- que expresan mejor los intereses de los individuos. Hay que tener en cuenta que el Estado de derecho se convierte en un simple ejercicio declarativo si los ciudadanos no tienen a su disposición los instrumentos que permiten pasar de la representación delegada a la participación activa en la mayor parte de los asuntos públicos o colectivos, al tiempo que el viejo concepto --impregnado de positivismo-- de «ramas del poder público» es sustituido por el nuevo y más integral de «órganos del Estado» --concurrentes pero no por necesidad coincidentes en cada momento en los objetivos del Estado--, que no pueden desconocer la existencia de factores reales de poder en la sociedad. Hoy se concede mucha importancia a las diversas funciones que cumple un Estado moderno para que se delimiten muy bien las «reglas del juego», en especial en la actividad económica. Lo esencial en este aspecto no es tanto el tamaño del Estado y su intervención en la economía cuanto su eficiencia y eficacia y la determinación del ámbito de cada función y su finalidad. La democracia participativa supone la intervención racional y no la interferencia estatal, en función de lograr una política de desarrollo equilibrado, sostenible, armónico e integrador de las regiones dentro de una concepción unitaria y descentralizada de la nación. Atender las necesidades de seguridad pública, saneamiento ambiental, educación, salud, servicios colectivos domiciliarios y otras similares, se ha convertido en la tarea esencial del Estado. Por consiguiente, la principal función económica del Estado es garantizar la satisfacción de tales necesidades a la mayor parte de la población, sin que ello signifique que tiene que convertirse en empresario que los suministre en forma Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 5 directa. Puede regular la prestación de tales servicios por muy diversas formas de organización empresarial, ya sean individuales o colectivas. En este caso, no puede seguir confundiéndose al Estado empresario con el Estado garante de las condiciones de vida y de trabajo de los ciudadanos y normalizador y regularizador de las relaciones sociales. Podríamos decir que el primero es aleatorio y está en función de las insuficiencias que se produzcan en la actividad socioeconómica; el segundo es indispensable y permanente, pero aún es muy débil en una sociedad como la colombiana. Propósito fundamental debe ser fortalecer la participación democrática en la gestión gubernamental y la función regularizadora del Estado con tal fin, de manera que se garantice la democratización en lo económico, lo social y lo político. Lo sucedido en países en donde ha ocurrido una fuerte privatización de empresas estatales, muestra que al mismo tiempo se fortalecen las funciones normalizadoras y controladoras del Estado. Hoy el debate académico y político se centra en el desarrollo teórico y la aplicación práctica de la vigilancia y control que debe ejercer el Estado para salvaguardar los intereses válidos de los ciudadanos, en general, y de los consumidores, en particular. No hay duda que existe una clara tendencia a sustituir la protección al productor por la protección al ciudadano consumidor. Aunque parece paradójico, al tiempo que se suspenden en los ministerios labores de ejecución y producción y que se privatizan las empresas estatales productoras de bienes y servicios, se fortalecen y surgen nuevas entidades de vigilancia y control, que mantienen una orientación y dirección central cuando vigilan y controlan sistemas nacionales, así su propia operación sea descentralizada o desconcentrada. Para finalizar esta breve reflexión, hay que decir que, sin duda, el gran reto para el siglo 21 es avanzar en el proceso de desarrollo de la sociedad humana. Sin que se niegue la historia de la humanidad --el tránsito de unas etapas o formaciones socioeconómicas a otras--, el desafío es insertarse en el proceso de humanización, entendido como la búsqueda y encuentro de los valores supremos del hombre, en un mundo de ascendente libertad y respeto por el individuo. Todo indica que cada vez los hombres se unen menos alrededor de ideologías y más en torno a sus intereses concretos, tanto materiales como sociales y espirituales. Colombia no puede escapar de esta tendencia universal y esas coordenadas deben ser las que enmarquen el desarrollo del país en este final de siglo y lo orienten hacia el comienzo del tercer milenio como una sociedad de paz y progreso. 2.2 - La Política Social ante la Constitución del 91 A partir de la nueva Constitución Política las responsabilidades sociales del Estado se elevaron de rango y la respectiva asignación de recursos así como su cumplimiento adquirió obligatoriedad, ya que, según el artículo 366, "El bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la población son finalidades sociales del Estado. Será objetivo fundamental de su actividad la solución de las necesidades insatisfechas de salud, de educación, de saneamiento ambiental y de agua potable. Para tales Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 6 efectos, en los planes y presupuestos de la nación y de las entidades territoriales, el gasto público social tendrá prioridad sobre cualquier otra asignación"; de igual manera, el artículo 365 establece que "Los servicios públicos son inherentes a la finalidad social del Estado. Es deber del Estado asegurar su prestación eficiente a todos los habitantes del territorio nacional. (...)". Todo ello, en correspondencia con el artículo 1º que determina que "Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de república unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general". Con la anterior sucinta referencia de nuestra Carta Magna quedan bien definidas las normas-marco que le fijan al Estado, tanto en el orden nacional como territorial, la obligatoriedad de cumplir una «finalidad social», así como los medios y mecanismos que ha puesto en práctica el gobierno para atender esta responsabilidad. Por tanto, y como se desprende de varios artículos de la Constitución Política, la producción y distribución de bienes y servicios sociales que atienden el cumplimiento y las exigencias de la política social no son tarea exclusiva de entes o empresas estatales o su financiación corre a cargo sólo del erario público. Empresas privadas, ya sean de organización capitalista o bajo formas asociativas, pueden producir y distribuir bienes y servicios sociales y éstos pueden ofrecerse en el mercado a precios que compensan los costos y dan un margen racional de ganancia o parte del precio de mercado debe asumirse con recursos públicos; hasta mediados de la década de los noventa, la finalidad social se ha cumplido bajo modalidades de subsidio a la oferta, en que es muy difícil identificar la eficiencia en el uso del recurso público y, por consiguiente, su eficacia social o aporte a la equidad; a partir de la Constitución de 1991 la decisión de gobierno es pasar a modalidades de subsidio a la demanda. Como ejemplo de lo anterior podemos recordar el artículo 48 de la Constitución Política que define a la seguridad social como "un servicio público de carácter obligatorio", pero "podrá ser prestada por entidades públicas o privadas, de conformidad con la ley"; o el artículo 49 que determina que la "atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios públicos a cargo del Estado", correspondiendo a éste "organizar, dirigir y reglamentar la prestación de servicios de salud a los habitantes y de saneamiento ambiental conforme a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad. También, establecer las políticas para la prestación de servicios de salud por entidades privadas, y ejercer su vigilancia y control. Así mismo, establecer las competencias de la nación, las entidades territoriales y los particulares, y determinar los aportes a su cargo en los términos y condiciones señalados en la ley. Los servicios de salud se organizarán en forma descentralizada, por niveles de atención y con participación de la comunidad". De igual forma podemos mencionar el ya citado artículo 365 que establece que los "servicios públicos estarán sometidos al régimen jurídico que fije la ley, podrán ser prestados por el Estado, directa o indirectamente, por comunidades organizadas, o por particulares. En todo caso el Estado mantendrá la regulación, el control y la vigilancia de dichos servicios. (...)". Y a continuación el artículo 368 determina que la "nación, los Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 7 departamentos, los distritos, los municipios y las entidades descentralizadas podrán conceder subsidios, en sus respectivos presupuestos, para que las personas de menores ingresos puedan pagar las tarifas de los servicios públicos domiciliarios que cubran sus necesidades básicas". Y la vigilancia en la prestación de los servicios públicos quedó a cargo del presidente de la República como una de sus funciones principales, pues al tenor del artículo 189 numeral 22, le compete "ejercer la inspección y vigilancia de la prestación de los servicios públicos", aclarando que no corresponden sólo a los servicios públicos domiciliarios, pues también están definidos como servicios públicos la seguridad social, la salud y el saneamiento ambiental (según artículos ya citados) y la educación (de acuerdo con el artículo 67 de la Constitución Política). 2.3 - Funciones, tareas y estrategias fundamentales en política social Teniendo en cuenta todo lo anterior, puede decirse que las funciones básicas del Estado en cuanto a la política social que atiende el suministro de bienes y servicios esenciales para las personas --lo que no incluye un aspecto tan esencial de la política social como es garantizar empleo productivo e ingreso estable y adecuado-- son las siguientes: Garantizar un nivel mínimo de satisfacción de necesidades materiales, sociales y espirituales, como salud, educación, vivienda, atención a la vejez y la niñez, agua potable y saneamiento ambiental, entre las más importantes. Como resultado de lo anterior, corregir las desigualdades sociales, de tan extensa y profunda presencia en Colombia. En correspondencia con tales funciones básicas, las tareas fundamentales en política social han de ser las siguientes, por lo menos: La formulación y ejecución de una definida política redistributiva del ingreso, con la clara identificación de los sectores sociales que han de beneficiarse de ella y del origen de los recursos con que ha de sufragarse, ya sean privados, públicos --de cualquier nivel del Estado -- o mixtos. La vigilancia de la calidad de los bienes y servicios sociales que han de atender las necesidades insatisfechas de los sectores más desprotegidos, ya sea que tales bienes y servicios sean producidos y ofrecidos por personas o empresas privadas o públicas. El suministro de bienes y servicios sociales esenciales, cuya producción y distribución, cuando sea factible, puede entregarse a empresas privadas, de muy distinta naturaleza jurídica, con prioridad a las empresas sociales o a las organizaciones sin ánimo de lucro. Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 8 La coordinación interinstitucional, dada la multiplicidad de entidades que tienen la obligación de cumplir la política social del Estado, para evitar que se presenten duplicaciones o redundancias en el uso o aplicación de los recursos, llegándose a costos excesivos o desviaciones dolosas que disminuyen la cobertura y llevan a la ineficiencia e ineficacia en el gasto social. Para atender tales funciones y tareas en el campo de la política social, el Estado debe desarrollar algunas estrategias principales, entre las que podemos mencionar las siguientes, como decisivas: La compensación social por grupos de población, la que hasta ahora venía haciéndose por medio de mecanismos de subsidio a la oferta y hoy se considera esencial sustituir por subsidios directos a la demanda; diciéndolo de otra manera, significa pasar de la «oferta pasiva de las instituciones» productoras de bienes y servicios sociales a la «demanda activa de consumidores y usuarios», o sea reemplazar la tradicional protección a los productores por la más equitativa protección de los consumidores y usuarios. La transformación estructural de las entidades de dirección y ejecución, ya que tienen que acomodarse a las nuevas modalidades de compensación social, lo que les implica prepararse para competir en un mercado nuevo, en que la asignación de recursos estará en función de la cantidad y calidad de los bienes y servicios sociales producidos y consumidos. Es decir, se requiere implantar y desarrollar con éxito una gerencia social competitiva, tanto en las entidades privadas como en las públicas, ya sean de simple dirección y orientación, como los órganos políticoadministrativos de las autoridades territoriales u organizaciones no gubernamentales, o de producción y distribución, bajo formas empresariales. 3. UNA APROXIMACION AL SECTOR SOCIAL 3.1 - Empresas para un sector multidimensional, en un escenario de ajuste e imperativo social Vista la altísima responsabilidad de la política social y que su desarrollo no corresponde en forma exclusiva a entidades estatales, es obvio que debe partirse de un enfoque multidimensional del sector social, en donde encontraremos entidades y empresas tanto públicas como privadas y mixtas. Empresas y entidades que están obligadas a tener una gerencia con concepción intergubernamental o interinstitucional, es decir gerentes más conscientes que los de otros sectores económicos de que los resultados finales dependen o son responsabilidad de redes organizacionales sinérgicas, en donde la falla de un solo eslabón u organismo puede dar al traste con el resultado esperado en cientos de instituciones. Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 9 En el sector social también es indispensable conocer y comprender la necesaria articulación que existe entre las políticas económicas y las sociales, ya que casi siempre las primeras influyen más sobre las segundas y no al contrario. Por eso los dirigentes del sector social deben buscar los mecanismos para poder participar en la formulación de las políticas y procurar la creación de unidades mixtas de coordinación interinstitucional y seguimiento de las políticas, para así estar pendientes de los cambios y redefiniciones que ocurren, y tratar de evitarlos, si son negativos y se puede, y para analizar con prontitud los efectos previsibles sobre sus instituciones. En el caso de entidades públicas, debe tratar de alcanzarse la mayor jerarquía posible en el aparato estatal, ya que la experiencia muestra que la cercanía a altos niveles de decisión facilita la obtención de recursos y, por consiguiente, el cumplimiento de los fines sociales. Ante una política de subsidio a la demanda, con su correlativa opción de libre escogencia por los consumidores/usuarios de las instituciones que pueden satisfacer sus necesidades de bienes y servicios sociales, cada vez se requieren más los análisis de la competencia intra y extrasectorial, aunque en el sector social los estudios de mercado brillan por su ausencia. Y no sólo debe estudiarse la competencia intrasectorial --la posibilidad de que los consumidores/usuarios opten por otras instituciones que ofrecen iguales o similares productos y servicios, en que es probable van a encontrar mejores precios y/o calidad--, sino también debe analizarse la competencia extrasectorial, en donde instituciones que ofrecen bienes y servicios muy distintos pueden estar logrando que se les transfieran mayores recursos, con detrimento de otras actividades, o desarrollando productos o servicios distintos pero más atractivos, lo que puede hacer que consumidores/usuarios transfieran la demanda a esos ofrecimientos, excepto que por motivos de urgencia o necesidad se pueda mantener un «mercado cautivo». Por la propia naturaleza y objetivos de las instituciones que producen bienes y servicios sociales, la participación comunitaria, por lo menos en las instancias de planeación y orientación general, debe ser criterio generalizado y aplicado con total transparencia por parte de la gerencia. La propia gerencia debe ser la más interesada en esta participación comunitaria, pues ella puede convertirse en un canal apropiado para conocer de la manera más exacta posible la situación de la demanda y la percepción que se tiene por parte de los «clientes» sobre la oportunidad y calidad de los productos y servicios ofrecidos y consumidos. En correspondencia con lo anterior debe ser también criterio gerencial la concertación permanente con la sociedad civil, incluida la flexibilización normativa y organizacional necesaria y factible, esto es, que se elimine en la mayor proporción posible la «telaraña jurídica» y el «mundo kafkiano de procedimientos» que dificulta la participación de los ciudadanos y sus organizaciones sociales. En el mismo marco de las relaciones con la sociedad civil, no puede desconocerse que sobre las entidades del sector social, pero en especial de aquellas que pertenecen al subsector público, es fuerte la presión que ejerce el clientelismo «politiquero» y la lucha por el poder, llevando en muchos casos al «enganche» de trabajadores que no Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 10 cumplen con los requisitos mínimos para el empleo o a excesos burocráticos. Como tales factores no pueden eliminarse en el inmediato futuro y tampoco desconocerse, desde el sector social --como una de las tareas propias y permanentes de la gerencia social--, debe establecerse una estrategia para enfrentar el clientelismo y la lucha por el poder, de manera tal que sin negar «a ciegas» su existencia se afecten lo menos posible las instituciones y sus obligaciones. Como también muchas instituciones pueden verse afectadas por los procesos en marcha de apertura de la economía y privatización de entidades estatales, al mismo tiempo debe concebirse una estrategia para asumir la internacionalización de la economía, incluida la integración regional, y la modernización del Estado‚ con la audacia y la innovación que se requiere. Y sin que sea lo último o único que queda para caracterizar a las empresas sociales, es necesario insistir que desde el sector social debe abanderarse un proceso de largo plazo de profesionalización de la gerencia social, tanto para empresas privadas como públicas. Proceso muy orientado a pasar de la gerencia como «logística de los recursos» a la gerencia como responsable de «procesos, estrategias y objetivos», lo que significa desarrollar una gerencia social para la eficiencia económica, esto es, el uso óptimo de los recursos, así como para la eficacia social, o sea el cumplimiento de la equidad social, de la finalidad social del Estado, que es compromiso de todos y no sólo de las instituciones estatales, si bien para éstas es prioridad ineludible. Pasando a hacer una ligera revisión de las condiciones del escenario en que debe desenvolverse el sector social, también hemos de tener en cuenta que, como lo reconocen instituciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, muchas veces en los últimos años los países que abordaron reformas sustanciales para «acompasarse» a los procesos en marcha de internacionalización de la economía y modernización del Estado, dejaron de lado --por necesidad o en forma intencionada-- políticas y programas para mejorar la calidad de vida, en especial de los más pobres. Se aplicaron políticas económicas cuyos eventuales efectos redistributivos negativos se desestimaron, por lo que no se tuvieron en cuenta los costos sociales de tales procesos y, en muchos de ellos, el resultado fue un aumento de la «deuda social», ampliándose la brecha entre pobres y ricos. Pero cambios sustanciales en la política macroeconómica implementados desde finales de los 80, vinculados en especial con el proceso de apertura acelerada hacia el exterior, han agudizado la reducción en los ingresos reales de los trabajadores y pérdida del empleo productivo, con la consecuente disminución en su capacidad de compra y empeoramiento en las condiciones de vida. De mantenerse este proceso, Colombia estaría más cerca de lo que reconocen algunos voceros gubernamentales de la situación evidenciada en otros países que han abordado cambios similares en la política macroeconómica y que tanto preocupan ahora a los organismos multinacionales. En razón de lo anterior, existe ya una fuerte convicción en diversos medios sobre la necesidad de incrementar el gasto social e incorporar la equidad como elemento fundamental del proceso de desarrollo y de la política gubernamental, sustituyendo la Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 11 anterior concepción de que el desarrollo social era un producto marginal del crecimiento económico, en cuyo caso la política social estaba subordinada a la política económica. Hoy se considera que entre las dos debe haber una estrecha articulación y complementación y que el gasto social no sólo es un componente básico del gasto público sino que también puede considerársele como factor de crecimiento económico. A su vez, todo evidencia que en los próximos años el gasto social ganará en la prioridad que le asigna la Constitución Política, ya que lo social, junto con lo ambiental, serán piezas fundamentales de lo que podrá ser el Plan de Desarrollo Económico, Social y Ambiental de los gobiernos futuros y su programación presupuestal, según lo ordena la Carta Magna en los artículos 339 y siguientes. Y esta voluntad política nacional de avanzar en el cumplimiento de la finalidad social del Estado --que no puede considerarse sólo responsabilidad del gobierno nacional sino de toda la sociedad en su conjunto--, se ve reforzada por una similar voluntad política internacional. En la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de 1.995 la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina --CEPAL-- llevó una posición unificada alrededor de tres prioridades: 1) integración social para superar la marginalidad que afecta a importantes sectores de la población; 2) alivio y reducción de la pobreza que padecen 200 millones de personas, y 3) generación de empleo productivo. Prioridades que también son válidas para Colombia y que deben ser parte fundamental de la agenda de los próximos gobiernos, cuando se impone pasar a la «fase social» de la internacionalización de la economía. Pero a pesar de tales cambios, todavía se plantea con demasiada frecuencia a quienes formulan la política social, así como a quienes la ejecutan, que atender las necesidades de bienes y servicios sociales para los sectores más pobres de la población implica, casi que en forma ineludible, «distraer» fondos de otros rubros presupuestales o, peor aún, incurrir en un cuantioso y creciente déficit fiscal. La amenaza del déficit fiscal o de la prioridad de otros rubros son argumentos para no incluirlos en el presupuesto público o reducirles las asignaciones, por lo que en la práctica y con demasiada frecuencia los recursos son insuficientes y, por consiguiente, se presenta una situación de permanente déficit pecuniario en los programas e instituciones sociales. 3.2 - El «déficit de gerencia» en el sector social Si bien se insiste mucho en el déficit pecuniario, casi nunca se reconoce que en el sector social, ya sea público o privado, al lado de tales amenazas o prioridades financieras reales se presenta otra situación de igual validez: el «déficit de gerencia», que por ser oculto no es menos grave. Su cuantificación es difícil pero su magnitud gigantesca. Para aproximarnos a su magnitud, basta un «botón de muestra», como se dice en el habla popular. Un costo oculto por ineficiencia e ineficacia del 20% --igual proporción que para su caso consideran estadounidenses y europeos-- en el gasto médico y hospitalario --que representa la mitad del gasto total en salud-- significaría que por el «hueco negro» del «déficit de gerencia» se van entre 250.000 y 300.000 millones Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 12 de pesos de 1994, una cifra casi igual al situado fiscal para salud. Con esta suma podría darse atención en salud a más de 2 millones adicionales de colombianos. Y esta cifra monetaria se elevaría con facilidad en varias veces si la calculamos sobre toda la producción de bienes y servicios sociales. Si consideramos que en este tipo de dependencias y entidades se maneja no menos del 20% del PIB nacional y que el «costo oculto» de la ineficiencia y la ineficacia puede llegar, por lo menos, al 20% del gasto total, estamos hablando de que por este «hueco negro» ampliado se va, como mínimo, el 4% del PIB, esto es, más de US$3.000 millones al año. Monto de «nocrecimiento» y/o «no-desarrollo» que se está yendo en utilización inadecuada o innecesaria de los recursos, en «burocratismo» o incluso en apropiación dolosa de los bienes disponibles por carecer de apropiados controles internos, para mencionar los caminos más conocidos. Por tanto, reducir --por lo menos-- o eliminar --como situación ideal-- este «déficit de gerencia» debe ser prioridad, si de verdad queremos comprometernos con la construcción del nuevo Estado social de derecho y con el bienestar y el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos, como lo ordena la Constitución del 91. Lo anterior no niega que existen dependencias y entidades que gozan de gerencias dignas de imitarse, pero con las excepciones que confirman la regla. Por tanto, la «deuda social» no sólo se paga con la solución del «déficit pecuniario» en el gasto social, sino también con la solución del «déficit de gerencia» en el sector social. Insistir sólo en el incremento del gasto social, puede llevar a que por el «hueco negro» de la ineficiencia y la ineficacia se vayan en forma subrepticia sumas que ya son billonarias. De esta manera, la discusión no es si existe subordinación de la política social a la política económica o si el gasto social y el gasto económico son excluyentes, sino como deben complementarse y armonizarse en una estrategia integral de desarrollo, que tenga en cuenta no sólo la solución del «déficit pecuniario» en el gasto social cuanto también el «déficit de gerencia» del sector social, ya que si se asignan más recursos pero se gerencian mejor el efecto no será una simple suma aritmética sino una multiplicación sinérgica. Visto lo anterior, es claro que a la preocupación por la «cantidad» en el gasto social deba adicionarse la preocupación por su «calidad». O sea se impone la necesidad de profesionalizar la gerencia de los programas y entidades sociales, para que puedan producir y distribuir bienes y servicios sociales a costos razonables y con calidad superior. Esto significa, en otras palabras, lograr que con una mayor eficiencia económica se pueda disponer de más recursos y se mejore, por consiguiente, la eficacia social del Estado, es decir, se beneficie a los más pobres y en lo que más necesitan, tanto en el nivel nacional como de los entes territoriales. No hay duda que éste es uno de los retos fundamentales para los años futuros y en perspectiva al siglo 21. Por ende, es urgente «reinventar» el gobierno --como se dice hoy--, rescatando el imperativo de lo social, «repensar» la forma de planear y ejecutar la política social y Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 13 «redefinir» la asignación del gasto social, de manera tal que el Estado pueda cumplir mejor sus funciones irrenunciables y el sector privado se incorpore más a la solución de la pobreza. No puede mantenerse la perversa concepción de que todo resultado social negativo es producto de fuerzas ocultas e ingobernables del mercado, por lo que es impredecible e imprevisible; por el contrario, a los pronósticos y objetivos económicos -ya de uso muy frecuente-- deben adicionarse objetivos y pronósticos sociales, para poder medir con mayor objetividad la eficacia de los resultados. Y al pensar en la solución del déficit de gerencia, hay que considerar que quizá uno de los factores que más afecta la eficiencia y la equidad en el sector social es la carencia del enfoque multidimensional, sistémico e integral a que nos referimos antes y la persistencia, por tanto, de un enfoque formal y atrasado que se centra en formulaciones preconcebidas, cuando estamos en una época en que los acontecimientos políticos y los cambios económicos nos han demostrado que las ideas fijas, inamovibles, pertenecen al «museo de la historia» y los conocimientos y las ideas están en evolución permanente. Otro componente de ese enfoque formal es pensar que todavía tiene vigencia una planeación minuciosa, que puede prever hasta el más mínimo detalle, cuando lo que se requiere hoy es una planeación capaz de acomodarse a los cambios y por eso se aconseja trabajar con la técnica de los escenarios posibles; en concordancia con lo anterior, es imposible concebir un control administrativo de los detalles, que consume tiempo y recursos físicos y humanos que podrían dedicarse a otros menesteres, olvidándose muchas veces del control de gestión, esto es, de los procesos, las estrategias y los objetivos. Así mismo, como aspectos críticos vinculados con el enfoque formal también podemos mencionar la delegación sin la autoridad correspondiente y la entrega de funciones sin la asignación de los recursos necesarios. En adición a tal problemática podemos mencionar algunos otros factores, tales como la debilidad política del sector y sus instituciones y empresas, que siempre han estado muy desvinculados de los centros de decisión, y más bien han sido víctimas del clientelismo y la lucha politiquera por el poder, lo que se agrava con la falta de concertación y compromiso real con la sociedad civil, en general, y su comunidad, en particular, como ya lo anotáramos en párrafo anterior. Así mismo, conspiran contra la eficiencia y la eficacia la existencia predominante de organizaciones centralizadas, autocráticas y sin participación, con estructuras piramidales y excesivos niveles jerárquicos. El atraso en tecnología administrativa también se aprecia en la ausencia y/o desconocimiento de normas específicas, la presencia de métodos y procedimientos imprecisos y de funciones superpuestas, tanto al interior de cada institución como en el conjunto interinstitucional. A su vez, en las instituciones y entidades del sector social se observa todavía mucha incapacidad para abordar operaciones multi-institucionales -en sus relaciones intra y extrasectoriales--, dificultad para utilizar la evaluación como instrumento gerencial --en su propio trabajo interno--, gran resistencia al cambio --en lo político y cultural--, y, en resumen, carencia de una gerencia específica o especializada en el sector social. En el difícil camino hacia una gerencia social para la eficiencia y la equidad hay que destacar que todavía es mucho el trecho que queda entre el deber ser y el ser. Lo Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 14 necesario para lograr una gerencia social de alta calidad técnica y humana está muy distante de lo existente en la actualidad, tanto en Colombia como en América Latina y el Caribe, sin hablar de otras regiones del mundo. Se necesita un esfuerzo gerencial de largo plazo‚ y lo que existe es una gran inestabilidad de la alta y media dirección de las instituciones y las empresas, lo que impide otra condición necesaria para el éxito: el compromiso indelegable de la alta gerencia con los fines sociales de la entidad y los medios para lograrlos al menor costo posible, pues lo habitual es el poco compromiso de los directivos. Incluso se encuentran personas que consideran su presencia un «accidente» que más bien deben utilizar en beneficio personal; como se dice en Colombia, hay que aprovechar «su cuarto de hora». Todo lo anterior lleva a que algo que se considera indispensable hoy en cualquier empresa, la capacitación y el entrenamiento permanente de todas las personas para cumplir mejor la misión, los objetivos y las tareas, se manifiesta como una capacitación para mejorar la hoja de vida del funcionario o empleado, muchas veces en «contravía» de las necesidades de la organización. Se necesita --como es el «norte» de la gerencia en cualquier parte del mundo-- una definida orientación hacia los clientes, cuando lo que existe es un notorio desconocimiento de los consumidores/usuarios, pues siempre se ha supuesto que deben ser ellos quienes busquen los bienes y servicios sociales que requieren. Puede decirse que en la inmensa mayoría de las empresas del sector social todavía existe una planeación y evaluación subjetivas y casuísticas, esto es, sujeta a la voluntad de la alta dirección y para aquellos aspectos o casos que esa voluntad determine, desconociéndose que hoy existen métodos técnicos de planeación y evaluación que son económicos y fáciles de implementar y cuyos resultados ofrecen más seguridad y efectividad. Igual ocurre con la necesidad de poner en práctica una tramitación ágil, con respuestas cálidas y pertinentes, en sustitución de dos enfermedades que agobian a muchísimas entidades que se mueven en el «negocio» de los bienes y servicios sociales: la «arteriosclerosis» ejecutiva y la «paquidermitis» operativa; la primera tipificada por la «telaraña» jurídica con que se rodea la alta y media dirección y la «obstrucción» de las vías para llegar a ella, y la segunda por la escasa y lenta capacidad de respuesta ante las necesidades y requerimientos de sus consumidores/usuarios. 3.3 - La dolorosa presencia de la pobreza: reto para el sector social Como lo han comprobado diversas investigaciones, no hay duda que al lado de una alta concentración de la riqueza también existe en Colombia una alta incidencia de la pobreza, ya sea que se mida por la insatisfacción de necesidades básicas o por la capacidad de adquirir una canasta mínima de consumos indispensables, convirtiéndose tal situación en uno de los más importantes retos para quienes dirigen el sector social, encargado de la producción y distribución de buena parte de los bienes y servicios sociales que la mitigan o reducen. Pero no siempre lo segundo es condición ineludible de lo primero. Existen países con alta concentración de la propiedad y una equitativa Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 15 distribución del ingreso, pues por intermedio del Estado y otros mecanismos se redistribuye. Es el caso, por ejemplo, de Suecia, en donde una sola familia posee el 40% de los activos que se negocian en la bolsa, pero muestra una de las mejores distribuciones del ingreso en el mundo. 4. LA BUSQUEDA DE UNA GERENCIA DE ESTRATEGIAS Y FINALIDADES Para muchas personas existe una barrera infranqueable entre la empresa privada tradicional y la empresa social moderna y, aún más, entre la forma de gobernar los asuntos privados y los asuntos sociales. Se cree que siempre la empresa privada está regida por el mercado y produce bienes y/o servicios que se realizan en éste a un precio conocido y fijado en razón de los costos, mientras la empresa social no se mueve en el mercado y al estar regida por la política gubernamental y el cumplimiento de altos fines sociales, produce bienes y/o servicios que parecería no tienen precios y si los tienen no se fijan en razón de los costos. Pero la historia de los últimos decenios en Colombia y ahora el proceso de apertura enseñan que la idea anterior puede ser muy popular pero no es representativa de la realidad. Muchas empresas privadas tradicionales no soportan la competencia en un mercado que ha estado protegido y sus costos se han beneficiado de cuantiosos --y a veces ocultos-- subsidios estatales o de precios excesivos que pagan los consumidores colombianos. Protección y subsidios que en muchos casos crearon monopolios que nunca pasaron por el acicate de la competencia, y que llevaron a Colombia a tener uno de los más altos niveles de concentración del capital. O, al contrario, existen empresas sociales muy eficientes que pueden competir en cualquier mercado y con cualesquiera competidores. Pero como todas las empresas están sujetas a similares exigencias para sobrevivir, unas y otras entidades deben dirigirse más con los criterios modernos de gerencia que con los tradicionales de administración; éstos últimos se contentan con responder por el uso adecuado de los recursos, mientras los primeros se orientan al logro de resultados y el cumplimiento de objetivos; la administración tradicional se confunde con el manejo de un presupuesto histórico, en que la máxima responsabilidad llega a una sana ejecución de los rubros en concordancia con los conceptos y montos asignados; la gerencia moderna, si bien debe cumplir también con la ejecución legal del presupuesto, da el paso hacia el presupuesto por programa de producción de bienes y/o servicios, para el cual lo fundamental ya no son los conceptos del gasto sino la cantidad, calidad y costo de los bienes y/o servicios producidos, lo que permite, por consiguiente, fijarse metas y medir, ojalá en los términos más cuantitativos posibles, el desempeño por resultados obtenidos u objetivos cumplidos. Es decir, la concepción moderna traslada la preocupación del directivo del mundo del gasto‚ al mundo de los ingresos y resultados producidos por los recursos a su disposición. Por tanto, su dirección o gerencia debe utilizar las técnicas más avanzadas de gestión, como son planeación y dirección estratégicas, gerencia del servicio, calidad total, gerencia por objetivos, cero defectos, gerencia por políticas y otras similares, unificadas Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 16 todas por un propósito común: lograr la mayor eficiencia y eficacia en la relación entre esfuerzo social, esto es, recursos de la sociedad, y resultados y objetivos, que en la empresa social debe cumplir un papel similar a los criterios de costo-beneficio, rentabilidad y sobrevivencia en la empresa privada. Si fuéramos a precisar mejor lo anterior, podría decirse que la eficiencia, que es un concepto más cercano al campo de la ciencia económica, es la medida que relaciona los resultados obtenidos con el esfuerzo social o recursos utilizados. o sea que la eficiencia podemos entenderla como la utilización de lo que se dispone para obtener los mayores y mejores resultados con el menor desperdicio y/o costo de recursos. A su vez, la eficacia, que es un concepto más propio de la ciencia política, es la medida relativa de los resultados obtenidos respecto a los objetivos o fines esperados. Es decir, mide el avance hacia lo que se quiere o necesita, haciendo bien lo que se debe hacer. Diciéndolo con otras palabras, y desde el punto de vista de la gerencia social, la eficiencia se orienta hacia la búsqueda de una mayor rentabilidad social, mientras la eficacia tiene una relación más estrecha con el propósito de mejorar la calidad de la vida; la conjunción de eficiencia y eficacia debe servir para afianzar un modelo de sociedad que se orienta hacia el progreso humano con desarrollo sostenible. En las entidades que producen bienes y servicios sociales unas de las prioridades de la gerencia debe dirigirse hacia la calidad del bien o servicio con la determinación de costos estándar o preestablecidos como parámetro de comparación para los costos efectivos o reales, ya que en este tipo de entidades lo que se encuentra con mayor frecuencia es la mala calidad en el bien o servicio producido y los costos excesivos, ya sea por ineficiencia en el uso de los recursos o por recargos que «disfrazan» desviaciones hacia «bolsillos particulares». El objetivo prioritario debe ser el incremento en la satisfacción de las necesidades sociales, con bienes y servicios de calidad. En las entidades que se mueven más en el campo del llamado «gasto social» se debe trabajar con el criterio de funcionamiento sistémico y proponerse sustituir el subsidio a la oferta por el subsidio a la demanda, como lo veremos con más detalle en las páginas siguientes. El funcionamiento sistémico supone que en esa área o actividad se integran en sistema todas las entidades relacionadas, ya sean del sector público --gobiernos nacional, departamental, distrital o municipal-- o del sector privado. Como es comprensible, esta integración no es jerárquica sino funcional, esto es, de coordinación y complementación. 5. UNA GESTION PARA LA EFICIENCIA ECONOMICA Y LA EFICACIA SOCIAL 5.1 - La «focalización» del gasto social y la creación de los «fondos sociales» En el último siglo ha cambiado en forma sustancial el modo de percibir la sociedad su responsabilidad con los sectores más desprotegidos de la población. Durante miles de años esta responsabilidad recayó en la familia o el grupo social más inmediato; en el siglo 19, con la expansión del mercado, la movilidad de la fuerza de trabajo y la división Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 17 social de la producción, esta obligación empezó a transferirse a la nueva institución del Estado nacional. Primero, como protección de los menesterosos, luego, de los asalariados, y hoy, de la inmensa mayoría de la población, a través de las políticas gubernamentales de seguridad social y calidad de vida, incluida la protección de la naturaleza para garantizar, como se dice ahora, un crecimiento económico sostenible con desarrollo humano. Lo anterior también ha significado cambios sustanciales en las funciones del Estado y la llamada «sociedad civil» y en los medios para satisfacer las necesidades sociales, las que también han venido modificándose en el transcurso del tiempo. Así, por ejemplo, en el siglo 19 la atención a los enfermos --no existía el concepto moderno de cuidado o cultura de la salud-- se consideraba obligación de asociaciones caritativas y no del Estado, o la disposición de vivienda digna o el disfrute de tiempo para la recreación recuperadora sólo hasta hace muy poco se consideran necesidades sociales que deben garantizarse de alguna manera. Sobre la base de que debe haber un mecanismo de asignación para los que tienen menos, tres criterios han sido los más utilizados. En orden de facilidad u ocurrencia, podría decirse que el principal y más usual ha sido darle a quien llega primero o tiene mayor cercanía al programa o proyecto social; luego seguiría el criterio de dar preferencia a quienes están más próximos a satisfacer sus necesidades, ya que esta modalidad, además de menos costosa, ofrece el «dividendo político» adicional de aparecer como si se disminuyese en una fuerte proporción o magnitud la pobreza o el problema social a corregir; y un tercer criterio, más difícil de aplicar, consiste en identificar y darle prioridad a los más necesitados y enfocar los esfuerzos a solucionarles sus problemas, sabiéndose que por su gravedad no es fácil una pronta satisfacción; es decir, puede crearse la apariencia de que los programas o proyectos sociales son menos eficaces. Lo anterior no significa que el último criterio, que parece el más equitativo, sea el de obligatoria aplicación en todos los casos. Normas legales o reglamentarias, condiciones locales específicas, las características del programa o proyecto o del propio bien o servicio social, u otras consideraciones, obligan o recomiendan usar mejor los dos primeros criterios. Por ejemplo, un servicio de alimentación gratuita para indigentes puede optar por la modalidad de dar a los que lleguen primero, hasta agotarse el recurso; o un programa de crédito para famiempresas o microempresas puede escoger a aquellas que tienen más posibilidades de sobrevivir o de pagar y no a las personas más necesitadas. Los dos primeros criterios señalados más atrás, coinciden, en términos generales, con el sistema de asignar recursos que se ha llamado de «focalización por programas», o sea de transferencia directa de los recursos al programa que atiende a las personas; el tercer criterio encaja más en la modalidad de «focalización por personas», es decir, de orientar los recursos hacia los beneficiarios y que por medio de ellos lleguen a los programas o empresas sociales, como lo veremos con mayor detalla más adelante. Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 18 No obstante, es recomendable que en todo programa o proyecto que atienda necesidades sociales de sectores amplios de la población pueda lograrse la identificación más precisa posible de los beneficiarios y la asignación de los recursos se haga bajo alguna modalidad de subsidio directo a las personas. Este tipo de modificaciones, que también se conoce como la política de «focalización del gasto social», o sea de dirigirlo, «enfocarlo», en forma directa a los grupos más vulnerables o necesitados, ocurre en la actualidad en varios países de América Latina y el Caribe. Más atrás nos referimos a la función que corresponde al sector privado en la satisfacción de las necesidades materiales, sociales y espirituales de los grupos más desprotegidos de la población. Pero hoy se da un paso adicional y se plantea la conveniencia de distinguir más, o aún mejor, de separar, las funciones y actividades relativas al recaudo y la asignación de los recursos, de las funciones y actividades propias de la producción y distribución de servicios sociales. Esto supone, diciéndolo con otras palabras, que las entidades productoras y distribuidoras de bienes y servicios sociales --salud, educación, vivienda, agua potable, saneamiento ambiental y similares-- no deben recibir en forma directa lo que corresponde a aportes de la sociedad --diferentes a la porción que de su propio peculio pague cada consumidor o usuario--, sino que tales recursos deben concentrarse en alguna modalidad de fondos sociales, desde donde se efectúe una asignación más eficiente, para ampliar, mejorar y hacer más transparente la cobertura a las personas necesitadas. En términos de gerencia, tales personas se convierten en «clientes» que «compran» por medio de mecanismos de pago subsidiado a las empresas sociales y éstas en «productoras de bienes y servicios» que «venden» a una clientela que deben focalizar o ubicar por diferentes medios de mercadeo social. Como es natural, el sistema de «fondos» para canalizar los recursos destinados a atender a los sectores más pobres y vulnerables de la población obliga a avanzar en el proceso de descentralización del Estado, es decir, a dar mayor injerencia o ceder a los niveles locales y regionales del Estado la «toma de decisiones» sobre la identificación de beneficiarios y asignación de subsidios, lo que puede facilitar la continuación del «viejo clientelismo politiquero» por vías nuevas. Un «cacique» local que pueda controlar el sistema municipal de identificar beneficiarios y asignar subsidios puede utilizarlo muy bien para pagar «favores» partidistas o electorales o para mantener «fidelidades» políticas. Incluso en países como Estados Unidos se ha encontrado que programas contra la pobreza, cuando funcionan como «focalización» a cargo de las municipalidades y se nutren con «fondos sociales», pueden favorecer a las «elites locales», que siempre harán hasta lo inimaginable para aprovechar tal poder discrecional. ¿Cuáles son las razones justificativas o explicativas de este cambio en el proceso de orientar y administrar parte sustancial de los recursos públicos que se dirigen a atender necesidades insatisfechas? Este cambio ocurre en dos sentidos, que deben verse en forma diferenciada pero simultánea, pues ambos se orientan --ese es el supuesto del Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 19 cual se parte-- a hacer un uso más eficiente y transparente de los recursos asignados al gasto social. Un cambio hace relación --ya lo mencionábamos más atrás-- a que las entidades productoras y/o distribuidoras de bienes y servicios sociales que han de pagarse, en forma total o parcial, con recursos públicos no reciban éstos en forma directa, sino a través de «fondos» que tienen esta finalidad explícita y, en muchos casos, exclusiva. El otro cambio consiste en exigir o comprometer a las autoridades territoriales en la cofinanciación de la producción y/o distribución de los bienes y servicios sociales a que están obligadas a suministrar a su población. Pero volvamos a aclarar que no todos los bienes y servicios sociales se financian con gasto público, ya que parte de estas necesidades se atienden por empresas privadas en un mercado de libre oferta y demanda, como ocurre, por ejemplo, con los servicios privados de educación y salud. 5.2 - Los problemas de los subsidios a las empresas o de la «oferta pasiva del estado» Si bien la modalidad de focalización por programas era de relativa facilidad en la aplicación, algunos problemas detectados‚ tanto en Colombia como en otros países, se han argumentado para justificar la sustitución del subsidio a la oferta de bienes y servicios sociales por el subsidio a la demanda de las personas beneficiadas. En primer lugar, se ha encontrado que sectores importantes de la población son excluidos o no pueden incorporarse a la prestación de servicios esenciales, ya que por aumentos excesivos en los costos, despilfarro o desviaciones dolosas la cobertura crece a menor ritmo que la asignación y/o recaudo de recursos, como ha ocurrido en muchas oportunidades con las prestaciones de la seguridad social. También se observa inequidad social por el acceso diferencial de sectores de la población, ya sea que no se les atienda por su ubicación geográfica, la edad, el sexo o dispongan de servicios que no les corresponde por su nivel de ingreso, negándosele a otras personas de menores ingresos, como se ha demostrado con el acceso a ciertos servicios de educación. En conjunto, estos dos problemas elevan la posibilidad de que se produzca un gasto social sin efecto redistributivo. Un tercer problema encontrado es la excesiva burocratización y clientelismo, a lo que debe añadirse la fragmentación institucional, con la presencia de multitud de entidades que pretenden prestar el mismo servicio sin coordinación interinstitucional alguna, como ocurría en Colombia con la seguridad social para los trabajadores del Estado y la existencia de más de mil cajas de previsión social, situación que debe corregirse al entrar en plena vigencia la ley 100 de 1993, con la creación de un sistema unitario e integral de seguridad social. La combinación de todos estos problemas lleva a altos costos operacionales. Para finalizar esta lista --sin que se haya agotado el catálogo de problemas-- podemos mencionar otros tres. Se establecen políticas sin asegurar los flujos financieros necesarios, lo que lleva a que muchos planes y programas «mueran» en muy corto tiempo, sin que de ello se obtengan siquiera enseñanzas, pues se carece de evaluación y «retorno» [feed-back] informativo para correctivos futuros y mejores decisiones de la Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 20 alta administración de las entidades, las que también adolecen de baja calificación del recurso humano, incluso a nivel de la dirección. Todo lo anterior justifica y/o explica la transformación ya mencionada en la asignación y utilización de recursos públicos para inversión y gasto social. En resumen puede decirse que el sistema tradicional de subsidiar a la oferta, esto es, de atender el presupuesto histórico de las entidades productoras de bienes y servicios sociales, sin consideración previa de un programa de producción, se ha convertido en un mecanismo que premia a los ineficientes y despilfarradores, ya sea con intención dolosa o no, y castiga a los eficientes y ahorradores. 5.3 - Las dificultades de los subsidios a las personas o de la «demanda activa de los ciudadanos» Por tanto, sustituir la «oferta pasiva del Estado» por la «demanda activa de los ciudadanos» significa pasar del presupuesto histórico por conceptos de gastos al presupuesto por programa de producción de bienes y servicios. Diciéndolo de otra manera, significa que en lugar de asignar los recursos pecuniarios a tales instituciones por un presupuesto histórico por concepto de gastos, se requiere que primero elaboren un programa de producción de bienes y/o servicios y el presupuesto se asigne en función de la cantidad, calidad y costo de los bienes y/o servicios, desarrollándose con posterioridad un mecanismo de anticipos, reembolsos y/o pagos, en función de la producción y venta [facturación] efectiva. Esto implica avanzar hacia un sistema de contrataciones interinstitucionales por compra y venta de bienes y servicios sociales, sin que ello suponga que esta modalidad sea el único criterio para definir las relaciones entre los organismos de dirección --que siempre tendrán que tener en cuenta otros criterios políticos y sociales-- y las unidades ejecutoras. En el caso de que la institución productora deba dar un subsidio al demandante o usuario del bien o servicio, éste debe ser específico, individualizado y transparente, de manera tal que tanto el demandante o usuario como la administración pública lo conozca y pueda cuantificarse su monto total. Por ejemplo, esto significa en ciertos bienes y/o servicios pasar a la facturación directa a clientes y usuarios finales por medio de una tarifa preestablecida por cada bien o servicio consumido o demandado, dándose en cada caso el descuento o subsidio que corresponde a la clasificación socioeconómica del cliente o usuario. Este subsidio, individualizado y transparente, debe ser asumido por fondos seccionales o locales que tienen esta expresa finalidad y que se pueden alimentar con recursos de muy diversa procedencia, en lugar de lo que ocurría antes: los fondos públicos subsidiaban, en forma indiscriminada, los gastos de las entidades oferentes de los bienes y servicios, sin consideración de cantidad y calidad. Para esto es necesario que las instituciones productoras de bienes y servicios sociales pasen de la simple contabilidad presupuestal a una contabilidad de costos y patrimonial que permita conocer el costo efectivo o histórico y el estándar o preestablecido de cada bien o servicio y las tarifas a que debe facturarse, incluido el subsidio a reconocer según la clasificación socioeconómica de clientes y/o usuarios. Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 21 Como es comprensible, este sistema es más complejo que el actual, pero no imposible de implementar, al tiempo que permite controlar mejor la eficiencia en el uso de los recursos pecuniarios públicos y la eficacia en la gestión de las entidades. O sea --como se insiste en este documento--, que significa sustituir también en la dirección de estas instituciones a los administradores tradicionales por gerentes modernos. Simultáneo con el paso al subsidio a la demanda, es factible establecer muy claros objetivos de reducción de costos por unidad de producción o de servicio, ya que al contrario de lo que piensa la mayoría de las personas, la mejoría de la calidad y la búsqueda de la excelencia por medio de la eficiencia y la eficacia no eleva sino, al contrario, reduce los costos. Cuando una organización trabaja con normas de calidad y excelencia se ve obligada a usar en forma más racional los recursos disponibles; si en la empresa privada esto se traduce en una mejoría del coeficiente costo/beneficio, en la empresa pública ello se manifiesta en una elevación de la relación esfuerzo/resultado, esto es, producción de más y mejores bienes y servicios con igual o menor gasto público. Lo anterior no significa que los bienes y servicios sociales se sometan a las «leyes salvajes» del libre juego del mercado. Como bienes y servicios que corresponden a la realización de un gasto social, su producción y prestación es prioritaria, como lo define muy bien la nueva Constitución Política; con el sistema propuesto se fortalece más bien la función reguladora del Estado, ya que pueden mantenerse los «precios políticos», pero en «cabeza» del usuario o demandante. Lo característico en los cambios que ocurren en la actualidad en el papel del Estado en casi todo el mundo es que se está abandonando la protección a los productores y se refuerza la protección a los consumidores; el debate académico y político ha pasado de la intervención directa del Estado en la economía a los mecanismos de vigilancia y control por parte del Estado. Lo importante es que los «precios políticos» estén muy bien identificados y justificados y que no correspondan al «pago» de ineficiencias o de actividades corruptas o dolosas. De esta manera, puede introducirse el principio antiquísimo de la productividad: hacer más con menos, que en este caso se traduciría en ampliación de la cobertura y mejoría de la calidad en bienes y servicios sociales, con menos o iguales recursos y con mayor equidad. Pero pasar del subsidio a la oferta [subsidio al servicio] al subsidio a la demanda [subsidio a las personas] no es fácil. Entre otras dificultades a resolver podemos mencionar las siguientes. La principal garantía de éxito de un programa de subsidio a la demanda consiste en identificar en forma clara a los consumidores/usuarios, para poder ubicarlos en el estrato social que les corresponda y en el medio geográfico en que habitan, para evitar que ocurra la inequidad por acceso diferencial a que nos referíamos en el acápite anterior y lograr, así, la máxima transparencia en la asignación individual del subsidio, esto es, en su «focalización». Para esto, cada entidad debe contar con muy eficientes sistemas de registro y con técnicas científicas y confiables de clasificación socioeconómica de los consumidores/usuarios. Luego, deben existir mecanismos de auditoría aleatoria que permitan confirmar la clasificación socioeconómica y la ubicación geográfica de las personas con derecho para recibir el Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 22 respectivo subsidio y la determinación del monto que le corresponde, si el subsidio tiene elementos de diferenciación cuantitativa o cualitativa. Otro aspecto que incide de manera determinante en el éxito es la escogencia del método más adecuado para la reasignación de los recursos, ya que no se pueden utilizar los mismos procedimientos para financiar empresas que producen bienes y servicios tan disímiles como vivienda, educación, atención a los enfermos, cuidado y cultura de la salud, agua potable, saneamiento ambiental y otros. En concordancia con lo anterior se pueden mencionar tres aspectos más que tienen relación con dificultades financiero-contables. Lo primero, es la implantación del presupuesto por programas, que significa abandonar el tradicional presupuesto histórico por concepto de gastos, que es mucho más fácil de elaborar pero que también acumula de manera más fácil inconsistencias e inequidades. El «viejo método» del presupuesto histórico por concepto de gastos tiene el gravísimo problema de que con el transcurso del tiempo se convierte en un mecanismo que premia a los ineficientes y despilfarradores --ya sea con intención dolosa o no-- y castiga a los eficientes y ahorradores, pues a medida que se gaste más, mayor será el presupuesto del futuro. En cambio, el presupuesto por programas, obliga a partir de los bienes y servicios que se producirán y/o ofrecerán, facilitando la posterior confrontación con lo efectuado en realidad. Junto con el cambio en el modo de presupuestar, se encuentra la dificultad de pasar de los costos históricos a los costos estándar o preestablecidos, que son los que hacen más fácil y justo el cálculo de los anticipos que pueden darse sobre un presupuesto por programas y la comparación sobre el nivel de eficiencia de distintas instituciones, aunque hay que reconocer que en la producción y distribución de servicios personales, como la educación y la atención a la salud, no es fácil establecer costos estándar. Por eso es necesario para este tipo de empresas diseñar y calcular en forma habitual indicadores de gestión que midan resultados no monetarios, esto es, cumplimiento de los objetivos sociales, o diciéndolo con otras palabras, de la responsabilidad que compete a la institución en la finalidad social del Estado, o sea en las metas de la política social. Esto no niega que también deban utilizarse indicadores monetarios, pues al fin y al cabo los resultados sociales no pueden obtenerse sin recursos pecuniarios. Como complemento, encontramos dos dificultades adicionales. La necesidad de que la dirección de las instituciones que producen o distribuyen bienes y servicios sociales deben abandonar también la «vieja» contabilidad presupuestal --que no es más que una atrasada teneduría de libros de siglos anteriores-- y pasar a una nueva contabilidad presupuestal para decisiones gerenciales, que maneja informes financieros modernos, para conocer día a día la rentabilidad económica y social en la utilización de los recursos, la situación de los costos por actividad, los ingresos y los egresos y el origen y la aplicación de los fondos, cuando menos. Como al mismo tiempo deben ser «empresas» orientadas al mercado --aunque no siempre sus consumidores/usuarios deben someterse a las leyes del «capitalismo salvaje»-- es indispensable que desarrollen habilidades de mercadotecnia social, no sólo para ubicar a los consumidores/usuarios potenciales y facilitarles su conversión en Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 23 consumidores/usuarios efectivos, sino también para identificar recursos subutilizados o productos y/o servicios nuevos que permitan vender más y/o aumentar cobertura, incrementar los ingresos y repartir mejor los cargos fijos. 6. EL DESARROLLO DE HABILIDADES GERENCIALES 6.1 - El análisis situacional y la misión institucional Aunque existe un amplísimo catálogo de técnicas modernas de gestión que pueden utilizarse por parte de la gerencia social --casi las mismas que tiene a su disposición cualquier gerente privado--, en este corto capítulo queremos mencionar sólo algunas que mejor se adaptarían a la gestión social y permiten abordar la dirección de entidades sociales con mayor facilidad. Como se sabe bien, la planeación estratégica, a diferencia de la planeación normativa habitual, no diagnostica sino explica situaciones que deben transformarse, en un proceso de cambio y mejoramiento continuo, es decir, supone la acción para obtener resultados. Diciéndolo de otra manera, es un proceso que implica planeación y dirección estratégicas, en forma entrelazada y permanente. En este sentido, significa una ruptura total con la tradición habitual, en que la planeación se hace para cumplir normas legales o ganar prestigio público y la dirección para satisfacer intereses individuales o de hegemonía grupista. La explicación involucra tanto el «entorno interno» como el «entorno externo». En el análisis del entorno o ambiente interno se deben precisar las debilidades y fortalezas con que se cuenta, ya sea en el campo de los recursos humanos, materiales o pecuniarios, o en la producción de bienes y servicios; de otro lado, en el entorno o ambiente externo hay que apreciar las amenazas y oportunidades, que pueden provenir de muy distintas fuentes y con muy diferentes orientaciones, dada la especificidad y complejidad de cada «empresa». Como es imposible atender en forma simultánea todos los problemas y retos que surgen de tal especificidad y complejidad, se hace indispensable establecer y fijar prioridades. Con base en las prioridades y por medio de los propósitos y orientaciones fundamentales se deben fijar los objetivos estratégicos y las tareas concretas que se propongan fortalecer las debilidades y utilizar las fortalezas para aprovechar mejor las oportunidades y reducir o eliminar las amenazas. Simultánea con esta fase de la planeación estratégica y en apoyo de la nueva cultura organizacional que se desea generar, es indispensable determinar la misión, que no es más que el reconocimiento explícito de la función social de la entidad. Esto es, qué hace, porqué lo hace, para quién lo hace, cómo lo hace y con quién lo hace, que son las principales preguntas que pueden responderse cuando ha sido bien definida la misión. Definida la misión --que no es eterna, pues está en dependencia de los factores cambiantes que determinan la función social--, es conveniente identificar una visión futura de la organización, o sea, cómo se quiere ser o dónde se quiere estar en un horizonte de tiempo y de espacio. Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 24 Al combinar los procesos de, por un lado, maximización de las oportunidades y las fortalezas y minimización de las amenazas y debilidades, y, por otro lado, del cumplimiento de la misión y búsqueda de la visión, se está en presencia de una dirección estratégica para el mejoramiento continuo. Es decir, la entidad está proyectada en lo fundamental hacia afuera, hacia los clientes y/o usuarios externos, y no tanto hacia adentro, aunque no puede descuidarse la atención a los clientes internos, es decir, a sus propios trabajadores, ya que sin ellos es imposible cumplir la misión y menos aún avanzar hacia la visión futura. Además, debe decirse que no hay tarea de mejoramiento continuo --así esté orientada a satisfacer a los clientes y/o usuarios externos--, que no se realice a través de clientes internos. En este proceso combinado de dirección-acción estratégica se pueden utilizar herramientas de control como la conocida «rueda» de Deming o diagrama de Shewhart, que también lo llamamos diagrama PEVA: planear, ejecutar, verificar y ajustar, para reiniciar el ciclo. Esto significa que primero hay que planear bien lo que se va a hacer; segundo, hay que ejecutar bien lo planeado --en muchas entidades ni siquiera se pasa a este segundo etapa, pues lo característico es la improvisación permanente--; tercero, se verifican los resultados de lo ejecutado; y cuarto, se actúa para ajustar el circuito anterior y poder garantizar los resultados más positivos posibles. Una entidad que busca la calidad o la excelencia mantiene en movimiento permanente hacia adelante a esta «rueda», orientada desde la más alta dirección. La operación total de este movimiento --que supone utilizar toda la energía física y espiritual de la organización-la denominamos planeación y dirección estratégicas para el mejoramiento continuo, utilizando elementos de dos de las más conocidas concepciones gerenciales. 6.2 - El mejoramiento continuo de los gerentes sociales Es indispensable tener en cuenta que en la formación, actualización y elaboración ya señaladas hay que considerar por lo menos dos niveles o grupos de personas muy diferenciados pero de igual importancia para el resultado final. Uno, fundamental, el nivel de dirección, cuya voluntad política de compromiso con la misión y la visión debe ser evidente y que se responsabiliza por el cumplimiento de los objetivos; toda la experiencia empresarial demuestra que sin el compromiso desde la más alta dirección no es posible cumplir los objetivos propuestos. Otro nivel, determinante, el de ejecución, compuesto por todas las personas en cuyas manos está la calidad y la excelencia; son quienes producen el bien o servicio final y/o están en contacto directo con los clientes y usuarios en lo que se ha llamado «los momentos de verdad», ya que en cada momento --irrepetible en si y, por tanto, sin posibilidad de control individual-- son los verdaderos representantes de cada entidad y su acción o actitud es lo que determina la opinión del cliente o usuario sobre la empresa o entidad. Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 25 Dentro de este mismo propósito de formación y actualización, alguna dependencia o entidad de asesoría-consultoría puede responsabilizarse por la selección y publicación periódica de una serie de lecturas que sobre eficiencia, calidad, equidad, gerencia moderna y temas similares, se haga llegar a un grupo escogido de personas de la institución, encargadas a su vez de organizar la discusión sobre el tema y su vinculación con el trabajo cotidiano con el grupo más cercano de sus colaboradores, siguiendo métodos parecidos a los círculos de calidad o comités de excelencia que funcionan en muchas otras empresas. Como nota al margen, hay que observar que estos grupos no pueden tener ninguna estructura jerárquica, ya que se basan en la participación voluntaria y democrática, con la más alta libertad de expresión. Para el buen desarrollo de este mecanismo también se puede conocer la experiencia de otras empresas, ya sean privadas, públicas o mixtas, de manera tal que muchas personas se «empapen» del «espíritu» que sobre el particular existe en otras instituciones, utilizando la figura de «empresas/entidades hermanas». 6.3 - Una gerencia para satisfacer a los ciudadanos/clientes Otro aspecto esencial hace relación a cómo debe concebirse una gestión o gerencia para la calidad y la equidad, o diciéndolo con otras palabras, para la eficiencia económica y la eficacia social. En primer lugar, debe ser una gestión para el desarrollo humano, esto es, que logra un sólido fundamento humanista en todo el equipo de trabajo. Y bajo esta concepción deben considerarse tanto a los «clientes internos» [trabajadores] como a los «clientes externos» [ciudadanos/consumidores]. Debe ser una gestión participativa, es decir, democrática, con políticas muy claras sobre el desarrollo del recurso humano disponible y necesario para el futuro. La jefatura ha de ser de carácter, comprometida, con autoridad, comunicativa, honesta, creíble, disciplinada, estimulante, explicativa, realimentadora, humilde, íntegra, pedagógica, compasiva, respetuosa, de excelencia y con las puertas abiertas. Una gestión que estimula y conduce con respeto la co-gestión o co-administración de la comunidad y que conoce muy bien a la población que sirve. Así mismo, debe ser una gestión competitiva, o sea innovadora, que utiliza la información no sólo para rendir informes --que es lo obvio-- sino para gerenciar --que es lo creativo--. Una gestión que innova en métodos de dirección; puede pasar del ejercicio de la planeación estratégica a la práctica de la dirección estratégica, con técnicas como administración por objetivos, justo a tiempo, cero defectos, gerencia del servicio y otras similares; que introduce nueva tecnología administrativa, como la computación. Y como aspecto final, pero no último, una gestión de liderazgo, es decir, paradigmática, que recupera la condición de líder de la sociedad para quienes ocupan cargos de dirección social, con decidida participación en las campañas de utilidad común y cumplimiento de las responsabilidades con ejemplar dedicación y amor. También es fundamental el establecimiento de un mecanismo oportuno, unificado y sistematizado de atención a quejas y reclamos de ciudadanos/clientes. En este Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 26 aspecto, las instituciones deben centrarse en la calidad del producto y la satisfacción del consumidor o usuario y motivar a su personal sobre la base de compromisos que impliquen atender de inmediato cualquier queja o reclamo. La mala calidad del producto o la desatención o grosería son aspectos que erosionan con mucha facilidad la buena imagen que de cualquier administración puede tener la comunidad, ya que son el punto permanente de contacto entre los ciudadanos y las entidades. En relación con este punto, también hay que recordar que toda empresa de excelencia tiene como principio rector cualitativo una mezcla de calidad/servicio/orientación hacia las personas/innovación. Para el desarrollo de este principio orientador es decisivo conocer con oportunidad lo que piensan los clientes o usuarios, ya que son los únicos que pueden calificar la calidad o excelencia del bien o servicio producido. En una institución social este criterio es aún más válido, por el carácter de «servicio» que «envuelve» a los «momentos de verdad». «Momentos de verdad» que no pueden evaluarse con la misma óptica del sector privado o de las empresas de producción manufacturera o de servicios comerciales, sino desde la perspectiva de una moderna gerencia social. Debe orientarse de manera permanente hacia una gerencia «centrada» en los problemas de la comunidad, atenta a las quejas y reclamos de clientes y usuarios, «muy abierta» a los medios de comunicación y transparente en la «publicidad» de las decisiones tomadas y las obras ejecutadas. A una administración de estas características le queda más fácil lograr los resultados esperados en cuanto a reducción de costos, satisfacción de las necesidades de los ciudadanos/consumidores y mayor transparencia en los subsidios otorgados con los recursos públicos. Tanto los resultados positivos como los incumplimientos deben ser hechos públicos; los primeros, para que se conozcan por la mayor cantidad posible de clientes externos y sirvan al mismo tiempo como estímulo para quienes lo lograron y reto para quienes están atrasados o no se desempeñan en forma adecuada; los segundos, para conocer las razones --ya sean justificativas o sólo explicativas-- de su ocurrencia, y buscar las medidas de corrección. 7. EL PERFIL DEL GERENTE SOCIAL Sin pretender agotar los aspectos que deben caracterizar al gerente social, en forma muy sucinta podemos listar algunos en que coinciden la mayoría de los analistas e investigadores sobre el tema. Lo primero es que debe ser una persona formada y entrenada para moverse en un mundo de alta complejidad, pues a la complejidad propia del sector social se añade toda la circundante, en especial lo relacionado con el Estado y sus formas de gobierno, lo que supone una preparación más amplia que la tradicional: no es suficiente ser el mejor profesional en un campo específico del conocimiento sino que debe haber desarrollado las mejores destrezas y habilidades para gerenciar en ese complejo mundo. Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 27 Sin caer en la discusión bizantina de si un gerente debe ser más técnico que humanista, o más práctico que teórico --que en la vida real es un falso dilema--, es necesario repetir que el sector social requiere gerentes con alta calidad técnica y humana en su desempeño habitual, que soporten las decisiones prácticas con un buen conocimiento teórico, complementando así su formación específica pregradual con lo característico de esta modalidad de la gerencia moderna. Debe ser hábil, sobretodo, para innovar, experimentar e improvisar, así como para analizar las perspectivas en diversos escenarios, sin salirse de la misión, la visión, los objetivos y las estrategias predeterminados y más bien para poder cumplirlos en forma acertada; debe partir de la certeza de que en la «aldea mundial» de hoy no existen caminos únicos o lineales; recordando el conocido verso de Machado, «caminante, no hay camino, camino se hace al andar». Todo lo anterior supone una persona de mente abierta, con un panorama integral de la situación y que acepta diversas apreciaciones sobre un problema, aunque en muchos casos tiene que asumir la responsabilidad personal de una decisión. Para ello requiere añadir al ya tradicional enfoque multidisciplinario el más dialéctico de la transdisciplinariedad, así como manejar una buena capacidad de negociación interorganizacional. Y por encima de todo --diferenciándose de los gerentes de otros sectores-- debe ser una persona que trabaja con y para la comunidad, como un agente dinámico y multiplicador del cambio social. En conclusión, dadas las condiciones de pobreza de millones de personas --afectándose sobremanera la niñez que habrá de conducir nuestra sociedad en la aventura luminosa del siglo 21-- y la tarea que le compete en la solución de la «deuda social» a las entidades que dirigen, producen o distribuyen bienes y servicios sociales, el gerente social, en adición a la responsabilidad de cualquier gerente, esto es, de asegurar la supervivencia, la competitividad y la rentabilidad económica y/o social de su institución, debe coadyuvar a garantizar la ampliación de la equidad y el mejoramiento de la calidad de la vida. © Propiedad intelectual de Julio SILVA-COLMENARES. Prohibida su reproducción sin permiso. * Economista, Contador Público, Administrador de Empresas, PhD en Economía y Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Rostock (Alemania); miembro de número y vicepresidente de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas; profesor emérito de la Universidad Autónoma de Colombia –FUAC-; profesor visitante de postgrados en varias universidades de Colombia; autor de más de 20 libros y folletos y de más de 200 ensayos y artículos científicos publicados en el país y en el exterior; en la actualidad, Director de Postgrados en ciencias económicas y sociales de la FUAC y columnista de la página editorial del diario económico y empresarial La República. Julio SILVA-COLMENARES GERENCIA SOCIAL MODERNA ALGUNOS ASPECTOS TEORICOS Y PRACTICOS 28