1 LA JUSTICIABILIDAD DE LA CARTA SOCIAL EUROPEA Teresa Freixes Sanjuán Catedrática de Derecho Constitucional Presidenta del Instituto Europeo de Derecho SUMARIO: I - INTRODUCCIÓN 1.- La Carta Social Europea como estándar mínimo en materia de derechos sociales. 2.- La Carta Social Europea como complemento del Convenio Europeo de Derechos Humanos. II - RECEPCIÓN DE LA CARTA SOCIAL EUROPEA EN EL DERECHO COMUNITARIO 1.- Las políticas sociales en la Unión Europea. 2.- Las referencias a la Carta Social Europea en el Derecho comunitario. 3.- Las conexiones entre la Carta Social Europea y los derechos fundamentales en el ámbito comunitario. 4.- Las funciones de la Carta Sociales Europea para determinar el estándar de los derechos sociales en relación con el sistema europeo de derechos fundamentales. 5.- La justiciabilidad de la Carta Social Europea en el ámbito comunitario y en el de los estados miembros. III - LA CARTA SOCIAL EUROPEA EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 1.- La relevancia de las funciones que cumple la Carta Social Europea en el sistema constitucional español. 2.- Las sentencias del Tribunal Constitucional en las que la Carta Social Europea es fuente hermenéutica directa: a.- En relación con el derecho de huelga. b.- En relación con el derecho de sindicación. c.- Sobre el derecho a la negociación colectiva en el ámbito de la función pública. d.- En materia de asistencia social y seguridad social. e.- En materia de igualdad y no discriminación entre las mujeres y los hombres. 3.- Las formas de aplicación de la Carta Social Europea por el Tribunal Constitucional: a.- Por razón del procedimiento utilizado ante el Tribunal Constitucional. b.- Por razón de la concreción con que el Tribunal Constitucional menciona la Carta Social Europea. 4.- Las funciones que el Tribunal Constitucional atribuye a la Carta Social Europea: 2 a.- Para determinar la norma aplicable en función del estándar o nivel de protección. b.- Como criterio hermenéutico en la configuración de los derechos fundamentales. I - INTRODUCCIÓN 1.- La Carta Social Europea como estándar mínimo en materia de derechos sociales. Cuando el Consejo de Europa puso a la firma de los estados la Carta Social Europea (en adelante Carta o CSE) pretendía, tal como se expresa textualmente en el art. 1 de su Estatuto "facilitar el progreso económico y social de sus estados miembros". Con esta finalidad, la Carta fue adoptada en Turín, el 18 de octubre de 1961, constituyendo a todos los efectos un estándar mínimo de protección de los derechos que en ella se contienen y que tiene que ser aplicado en todos los Estados signatarios (salvo reserva o declaración interpretativa) a tenor del art. 32 CSE, cuando éste señala que "Las disposiciones de la presente Carta no afectarán a las disposiciones de Derecho interno ni a las de los Tratados, Convenios o Acuerdos bilaterales o multilaterales que estén vigentes o puedan entrar en vigor y conforme a los cuales se concediere un trato más favorable a las personas protegidas". Este estándar mínimo comporta, como sucede con otros textos internacionales que, como por ejemplo el Convenio Europeo de Derechos Humanos, también configuran niveles mínimos de protección o garantía, que las disposiciones de la Carta Social constituyan el nivel mínimo de protección o garantía para los derechos que en ella se contienen. De esta forma si al comparar el estándar de la Carta con el del derecho interno o el de otros tratados o convenios vigentes y aplicables a un supuesto de hecho concreto, constituye el nivel de protección más alto, deberá aplicarse el estándar de la Carta. Por el contrario, si es otro de los textos jurídicos vigentes aplicables al caso controvertido el que ofrece un nivel de protección mayor, no será aplicable la regulación comprendida en la Carta sino aquella otra que contenga un estándar más elevado. Al mismo tiempo cabe también señalar que, dado que la Carta Social Europea instituye un control convencional, mediante la acción del Comité de Expertos, el Comité Gubernamental, la Asamblea Parlamentaria y el Comité de Ministros, la doctrina emanada de estas instituciones de garantía constituirá una interpretación auténtica acerca de las disposiciones de la Carta, que deberá ser tenida en cuenta para efectuar una interpretación adecuada de los derechos que la Carta reconoce. Nosotros no entraremos a examinar estas cuestiones, porque exceden del ámbito de este trabajo, pero creemos necesario señalarlas por la importancia que revisten para la obtención de los criterios hermenéuticos que tendrán que ser tenidos en cuenta en la interpretación y aplicación de la Carta Social Europea1. 1 La doctrina constitucional acerca de la Carta Social Europea es muy escasa. Entre los pocos estudios que la contemplan véase JIMENA, L. La Europa social y democrática de Derecho. Dykinson, Madrid, 1997. Especialmente las páginas dedicadas a la Carta Social Europea, 108 a 125. 3 2.- La Carta Social Europea como complemento del Convenio Europeo de Derechos Humanos Desde otro orden de consideraciones hay que señalar que la Carta Social Europea constituye un complemento necesario del Convenio Europeo de Derechos Humanos de 1950 puesto que éste, al incluir fundamentalmente derechos civiles y políticos, no garantizaba los derechos económicos y sociales, incluidos también dentro de los objetivos del Consejo de Europa para conseguir las finalidades inherentes al Estado de Derecho, la democracia y los derechos humanos. Pero hay que recordar también que los derechos de la Carta Social Europea tienen un nivel de protección o garantía jurídica inferior a los derechos del Convenio Europeo de Derechos Humanos puesto que la Carta no instituye un órgano jurisdiccional de protección similar al Tribunal de Estrasburgo sino que, tal como hemos mencionado, crea un sistema de control convencional a partir del Comité de Expertos, el Comité Gubernamental, la Asamblea Parlamentaria y el Comité de Ministros. En el marco de este control convencional, los estados deben enviar informes sobre el desarrollo y la aplicación interna de la Carta, además de siempre que se lo pida el Comité de Ministros del Consejo de Europa. Como puede fácilmente apreciarse, los efectos que pueden surtir tales informes tienen sobre todo un alcance político, muy distinto de los que se originan con las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos2. Dicho esto, necesario para centrar el objeto de este trabajo, relativo a la "justiciabilidad" de la Carta Social Europea, quiero señalar que lo que voy a analizar es si en los estados y, concretamente, en España, los tribunales utilizan la Carta Social Europea como fuente en la emisión de sentencias, centrándome para ello en el valor que el Tribunal Constitucional español ha otorgado a este instrumento internacional que fue ratificado por España y publicado en el Boletín Oficial del Estado del 26 de junio de 1980, con todas las consecuencias que de ello se desprenden a tenor de los arts. 10.2 y 96 de la Constitución. Pero antes de entrar en el examen concreto de la jurisprudencia constitucional española, es necesario también manifestar que la Carta, además de entrar en el ordenamiento jurídico de los estados mediante su ratificación, se inserta también el derecho interno en forma indirecta, como norma de reenvío o de mención expresa por parte de otros instrumentos jurídicos de la Unión Europea, los cuales, a su vez, son obviamente también vinculantes en España. 2 Al respecto pueden consultarse mis trabajos "Las principales construcciones jurisprudenciales del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El estándar mínimo exigible a los sistemas internos de derechos en Europa". Cuadernos Constitucionales de la Cátedra Fadrique Furió Ceriol nº 11/12, 1995 Y "Los asuntos contra España ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (1988-1996). Algunas consideraciones acerca de sus efectos sobre el ordenamiento y la práctica jurídica interna". En Los derechos en Europa. (Y. Gómez, Coord.). Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid, 1999. 4 RECEPCIÓN DE COMUNITARIO LA CARTA SOCIAL EUROPEA EN EL DERECHO 1.- Las políticas sociales en la Unión Europea Las políticas sociales se han fortalecido en la Unión Europea tras el Tratado de Amsterdam, puesto que junto a las cláusulas sociales que ya comprendían, aunque escasas, el Tratado de Roma (arts. 39 a 42 y 43 a 51) y el Acta Única Europea (impulsando el ámbito de la salud y la seguridad en el lugar de trabajo, el diálogo con los interlocutores sociales y la cohesión económica y social), la incorporación del Acuerdo sobre la política social al nuevo texto del Tratado de la Comunidad Europea (en el capítulo I del título XI, nuevos artículos 136 a 145, enumerando derechos y marcando las líneas básicas de la política social, en la cláusula antidiscriminación del art. 13) y en la política de igualdad entre las mujeres y los hombres (arts. 2 y 3 TCE) como transversal al resto de políticas comunitarias, consolida un importante acervo comunitario que como tal debe ser incorporado a las políticas de los estados miembros. 2.- Las referencias a la Carta Social Europea en el Derecho comunitario En este contexto, hay que señalar que los derechos sociales y el referente de la Carta Social Europea han constituido una constante invocación, tanto de los Tratados comunitarios como de otros textos jurídicos de la Unión. Así, ya el Acta Única Europea realizó una referencia expresa a la Carta Social Europea en su Preámbulo que, todo hay que decirlo, desapareció en el Tratado de Maastrich y no volvió a ser mencionada en un texto de Derecho originario hasta que el Tratado de Amsterdam incluyó el Acuerdo sobre la política social dentro de su articulado. No obstante, la Carta Social Europea constituyó un importante referente para la adopción de otros textos jurídicos comunitarios. Así, en 1989, con la Carta Comunitaria de los derechos fundamentales de los trabajadores, los derechos y valores de la Carta Social Europea se hicieron presentes en el ámbito de la Comunidad Europea. En 1992, al no poder ser incluidos entonces en el Tratado de Maastrich los derechos sociales por la oposición del Reino Unido, se proclamó el Acuerdo sobre la Política Social, mencionando directamente a la Carta Social Europea como fundamento de las políticas sociales de la Comunidad y de los estados miembros. De este modo, al incorporarse este Acuerdo al Tratado de la Comunidad Europea en la cumbre de Amsterdam, la Carta Social Europea es utilizada como norma de reenvío por el art. 136 TCE. 3.- La conexión entre la Carta Social Europea y los derechos fundamentales en el ámbito comunitario. En este punto, quiero recordar la importante función que cumple el actual art. 6 del Tratado para la Unión Europea, cuando dispone que: "La Unión respetará los derechos fundamentales tal y como se garantizan en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales firmado en Roma el 4 de noviembre de 1950, y tal como resultan de las tradiciones 5 constitucionales comunes a los Estados miembros como principios generales del Derecho comunitario". En efecto, este artículo constituye el punto de conexión entre el sistema de derechos interno de cada estado, el sistema de derechos generado por el Convenio Europeo de Derechos Humanos y el sistema de derechos que, aunque todavía incompleto, se contiene en el propio Derecho de la Unión 3. Por otra parte, también hay que constatar que recientemente, al proclamarse la Carta de los Derechos Fundamentales en la cumbre de Niza, la Carta Social Europea adquiere otra perspectiva al ser mencionada explícitamente en el Preámbulo de tal Carta de Derechos Fundamentales y, además, constituir un referente para determinar el estándar a aplicar a los derechos fundamentales contenidos en esta última a partir de lo que dispone su art. 53: "Ninguna de las disposiciones de la presente Carta podrá interpretarse como limitativa o lesiva de los derechos humanos y libertades fundamentales reconocidos, en su respectivo ámbito de aplicación, por el Derecho de la Unión, el Derecho Internacional y los convenios internacionales de los que son parte la Unión, la Comunidad o los Estados miembros, y en particular el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, así como por las constituciones de los Estados miembros"4. 4.- La función de la Carta Social Europea para determinar el estándar de los derechos sociales en relación con el sistema europeo de derechos fundamentales De este modo, en el momento en que la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea surta plenos efectos jurídicos, en el supuesto de que sus disposiciones disminuyeran el estándar o nivel de protección que los derechos en ella incorporados en relación con el que obtuvieran en la Carta Social Europea, sería el estándar de la Carta Social el que, de acuerdo con este art. 53 CDF, tendría que aplicarse en el caso concreto. Y como sea que, tal como hemos mencionado al principio de este trabajo, la Carta Social Europea constituye un estándar mínimo en relación con las normas de los estados o de otros instrumentos internacionales que éstos hubieran ratificado, la Carta Social posee un valor jurídico altamente calificado para obtener la plena eficacia de los derechos en ella reconocidos. También cabe destacar que la Carta Social Europea, por el hecho de su ratificación por parte de los estados signatarios y por estar citada en diversos textos comunitarios, se inserta claramente en el marco de lo que podríamos llamar un sistema europeo de derechos fundamentales en el cual, las colisiones normativas y, subsiguientemente, los problemas de determinación del estándar o nivel de protección aplicable tiene que ser determinado en razón del nivel de protección superior, en aplicación de los principios interpretativos fijados por la Carta de los 3 Véase, al respecto, FREIXES, T. ¿Hacia un sistema europeo de protección de los derechos fundamentales?. Ponencia presentada al Congreso Internacional que tuvo lugar en Génova los días 16 y 17 de noviembre de 2001 sobre "Legittimità e governance nell'Unione europea" (Sotto l'Alto Patronato del Presidente della Repubblica). Universita degli Studi di Genova. Dipartimento di ricerche europee. En prensa. 4 Sobre el alcance interpretativo del art. 53 de la Carta de Derechos Fundamentales ver FREIXES, T. Y REMOTTI, J.C. L'avenir de l'Europe: Constitution et droits fondamentaux. Página web oficial de la Unión Europea. Debate sobre el futuro de europa. Furutum. 6 Derechos Fundamentales, texto que está siendo ya utilizado con esta finalidad por el propio Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea, otorgando a los derechos que en ella se reconocen el valor jurídico de principios generales del derecho comunitario5. 5.- La justiciabilidad de la Carta Social Europea en el ámbito comunitario y en el de los estados miembros En consecuencia, la Carta Social Europea es justiciable, también, en el contexto del Derecho comunitario. En este sentido, tanto el Tribunal de Justicia como los jueces internos, en tanto que jueces comunitarios, pueden aplicar el estándar de protección que la Carta Social otorgue a los derechos en ella reconocidos, si es éste el nivel de protección más alto. Para ello, hay que comparar la configuración jurídica que cada derecho obtenga en cada caso concreto en la Carta Social y en los otros textos jurídicos aplicables al supuesto de hecho, tanto si se trata de normas internas como de otros textos internacionales a los que estén vinculados los estados signatarios de tal Carta. La misma Carta Social dispone, ya lo hemos comentado, que sus preceptos no pueden ser utilizados para disminuir el nivel de protección y garantía que otras normas jurídicas aplicables al caso puedan determinar. Y, por otra parte, la conexión entre los tres subsistemas (el interno, el del Consejo de Europa y el de la Unión Europea) también impone la aplicación del nivel de protección más elevado. De esta forma, la Carta Social va a obtener un nivel de justiciabilidad mayor que el que, en principio, podía ser previsto por sus impulsores. III - LA CARTA SOCIAL EUROPEA EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 1.- La relevancia de las funciones que cumple la Carta Social Europea en el sistema constitucional español La Carta Social Europea, al haber sido ratificada y publicada oficialmente en España, cumple con una doble función en relación con los derechos fundamentales. Por una parte, en aplicación del art. 10.2 CE, constituye un parámetro interpretativo de obligada aplicación en relación con los derechos que, estando incluidos en la Carta, constituyan al mismo tiempo objeto de normas integradas en nuestro ordenamiento jurídico, tanto si se trata de la propia Constitución como de leyes o de reglamentos, y ello tanto si son estatales o producidas por las Comunidades Autónomas en el marco de sus competencias. Ello significa que puede ser directamente alegada ante los jueces y que éstos deben interpretar los derechos de nuestro ordenamiento jurídico de acuerdo con el estándar que, como nivel de protección mínimo, está establecido en la propia Carta. 5 FREIXES, T. y REMOTTI, J.C. Ob. Cit. 7 Al mismo tiempo, la Carta Social Europea, como generadora de principios generales del derecho comunitario, constituye también una fuente interpretativa de primer orden que el juez interno, como juez comunitario, tiene que apreciar en el dictado de las sentencias afectando a los derechos contenidos en tal Carta. En estos supuestos, el juez deberá aplicar estos principios, teniendo en cuenta que, en el ámbito de la Unión Europea, la Carta Social puede elevar el propio estándar o nivel de protección que en principio hubiera generado el Derecho comunitario. También hay que remarcar la importancia que puede tener la Carta Social Europea en relación con la interpretación de los derechos que, en nuestra Constitución, se incluyen en el Capítulo III, bajo el rótulo general de "Principios rectores de la política social y económica" que, según el art. 53.3 CE "sólo podrán ser alegados ante la jurisdicción ordinaria de acuerdo con las leyes que los desarrollen". Pues bien, la ratificación de la Carta Social y su publicación en el BOE, como consecuencia de los arts. 10.2 y 96 CE, van a permitir que los contenidos de los derechos del Capítulo III, puedan ser obtenidos, además de las leyes de desarrollo directo, de la regulación concreta que estos derechos obtienen en la propia Carta Social. Además, hay que recordar la función que cumple esta Carta en el Derecho comunitario. Por lo que, los derechos del Capítulo III van a obtener un estándar y un nivel de protección que no sólo deriva del derecho de origen interno, sino que habrá que ponderar los distintos niveles de protección o estándares (interno, comunitario y el de la Carta Social) para determinar la configuración concreta y la interpretación adecuada a cada derecho en cada caso concreto. Pero veamos cómo la aplica el Tribunal Constitucional español. 2.- Las sentencias del Tribunal Constitucional en las que la Carta Social Europea es fuente hermenéutica directa Sin ánimo de realizar un estudio exhaustivo, que excedería del ámbito de este trabajo, podemos examinar una serie de sentencias del Tribunal Constitucional español en las que la Carta Social Europea aparece como fuente de interpretación en los fundamentos jurídicos6. a.- En relación con el derecho de huelga Desde sus primeras sentencias el TC se ha servido de la Carta Social Europea para justificar los argumentos de fundamentos jurídicos. Así, ya en el Caso del decreto-ley 17/1977, regulador de la huelga y los conflictos colectivos de trabajo (STC 11/1981, en Recurso de inconstitucionalidad, BOE del 25 de abril de 1981) se citó a la Carta Social Europea para exigir que el ejercicio del derecho de huelga se interprete de conformidad con este tratado internacional. En tal sentido, el TC afirma (FJ 15) que "el art. 3.2 del Real 6 Para la concreción de la interpretación del Tribunal Constitucional utilizaremos los criterios de interpretación que, partiendo de la consideración de los derechos fundamentales como instituciones jurídicas configuradas a través de una serie de elementos (estructura jurídica, función, titularidad, contenido, ejercicio, garantías, límites y posibilidad de suspensión) se describen en FREIXES, T. "La Constitución y el sistema de derechos fundamentales y libertades públicas. En E. Alvarez (Coord.) Administraciones públicas y Constitución. Conmemoración del XX aniversario de la Constitución. Instituto Nacional de Administración Pública. Madrid, 1998. 8 Decreto-Ley hay que entenderdo adicionado o completado con lo que resulta de los convenios 88 y 89 de la O.I.T., del Pacto Internacional sobre derechos económicos, sociales y culturales, de la Carta Social Europea y de la Ley de Asociación Sindical". Nótese que la cita de la Carta Social Europea se presenta bajo la forma de referencia genérica, sin alegación de ninguno de sus artículos y como mero recordatorio de la necesidad de interpretar los derechos fundamentales de conformidad con los tratados o convenios internacionales. b.- En relación con el derecho de sindicación: La forma en que se hacen públicos los resultados de las elecciones sindicales, la legitimación sindical para firmar convenios colectivos o intervenir en procesos en los que estén en juego intereses colectivos de los trabajadores y la intervención de los sindicatos en la ordenación y convocatoria de plazas de funcionarios, han sido objeto de sentencias del Tribunal Constitucional en las que, entre otras consideraciones, el Tribunal ha utilizado la Carta Social Europea como fuente interpretativa directa. Una de estas sentencias es el Caso de la CNT contra el IMAC, (STC 23/1983, en Recurso de amparo, BOE del 27 de abril de 1983). Se discutía si el Instituto de Mediación, Arbitraje y Conciliación, al hacer públicos los resultados de elecciones sindicales, tenía que comunicar el porcentaje alcanzado por la abstención además del número de delegados que cada organización participante en tales elecciones había obtenido. La controversia venía originada porque el sindicato CNT había preconizado la abstención y el IMAC hizo públicos los resultados sin hacer referencia al número o porcentaje de abstenciones. El Tribunal Constitucional cita en la sentencia el art. 5 CSE, en el que se proclama el derecho de los sindicatos a realizar libremente sus actividades de tal modo que "las autoridades públicas deberán abstenerse de toda intervención que tienda a limitar este derecho o a entorpecer su ejercicio legal". La CNT interpretaba que el no hacer público el porcentaje de la abstención podía condicionar sus actividades futuras, puesto que de este modo no se podía conocer cual era su ámbito de influencia, cosa que sí habían podido constatar los otros sindicatos al haberse hecho públicos los votos y los delegados que habían obtenido. Para el TC "es absolutamente irrelevante desde el punto de vista jurídico la incidencia en el derecho a la libertad sindical de la publicación del dato de la abstención que, por otro lado, no tiene un valor unívoco, como es comúnmente sabido" (FJ3). En este asunto, el TC utiliza la Carta Social Europea para configurar el alcance del ejercicio del derecho a la sindicación. En cuanto a la legitimación sindical para intervenir en la formalización de convenios colectivos podemos citar el Caso de los independientes contra la Delegación de Trabajo de Navarra (STC 4/1983, en Recurso de Amparo, BOE del 17 de febrero de 1983). En este asunto diversos representantes de los trabajadores, designados por los comités de empresa, que no estaban afiliados a ningún sindicato, pretendieron formalizar un convenio colectivo multilateral, de ámbito superior a una empresa, contrariamente a las disposiciones de los arts. 87.2 y 88.1 del Estatuto de los Trabajadores que 9 reserva a sindicatos y organizaciones empresariales la negociación de tales convenios. El Tribunal Constitucional utiliza el art. 6.2 de la Carta Social Europea que establece el compromiso de las partes contratantes para "promover, cuando ello sea necesario y conveniente, el establecimiento de procedimientos de negociación voluntaria entre empleadores u organizaciones de empleadores, de una parte, y organizaciones de trabajadores de otra, con objeto de regular las condiciones de empleo por medio de convenios colectivos", para considerar que la regulación del Estatuto de los Trabajadores no vulnera el derecho de sindicación negativa (FJ 4). El argumento del TC se centra en que los trabajadores no afiliados sí pueden formalizar convenios colectivos de ámbito de una empresa, por lo que no quedan excluidos de la negociación colectiva ni se les niega el derecho a no afiliarse. Para el TC, lo que el Estatuto de los Trabajadores realiza es determinar las modalidades de negociación colectiva, estableciendo que para los convenios de empresa los representantes no sindicados tienen legitimación mientras que para los convenios de ámbito superior los legitimados son los sindicatos, entendiendo que esta regulación respeta el contenido del art. 6.2 de la Carta Social ya que ésta se refiere únicamente a las "organizaciones de trabajadores". En este asunto, el TC utiliza la Carta Social Europea para determinar la titularidad de las distintas modalidades que puede presentar el ejercicio del derecho a la negociación colectiva en conexión con el ejercicio de funciones sindicales. También en relación con la legitimación procesal para defender los intereses de los trabajadores el TC se ha pronunciado en el Caso de la CGT contra el Juzgado de lo Social de Jaén (STC 210/1994, en Recurso de amparo, BOE del 4 de agosto de 1994) para afirmar, mencionando expresamente el art. 5 de la Carta Social Europea, que la legitimación que tienen los sindicatos para actual en cualquier proceso deriva de la función genérica que tienen de representación y defensa de los intereses colectivos.de los trabajadores. En este sentido, el TC afirma (FJ 3) que el art. 5 de la Carta Social Europea atribuye a los sindicatos "una función genérica de representación y defensa de los intereses de los trabajadores" y que de ello se deriva que "es posible reconocer en principio legitimado al sindicato para accionar en cualquier proceso en que estén en juego intereses colectivos de los trabajadores". Ello no obstante, matiza el TC, esta función genérica se tiene que concretar en función de la representatividad e implantación que los sindicatos tengan en relación con la pretensión ejercitada y, en el supuesto de hecho que nos ocupa, al no haberse podido probar que tal sindicato tuviera una mínima implantación, el amparo fue denegado. En este asunto el TC utiliza la Carta Social Europea para configurar las funciones que derivan del derecho a la sindicación. Doctrina similar es la que se contiene en el Caso de CC.OO. de Asturias contra la Junta de Gobierno de la Universidad de Oviedo (STC 101/1996, en Recurso de amparo, BOE del 12 de julio de 1996), aunque partiendo de hechos substancialmente opuestos. En este asunto, CC.OO. presentó recurso contra la decisión de la Junta de Gobierno de la Universidad y ésta le negó legitimación para recurrir entendiendo que, en su caso, tendría que ser la Mesa de Negociación como tal quien estaría legitimada. El TC admitió la 10 legitimación de CC.OO. para recurrir tal decisión, con base en la función que la Constitución y los Tratados internacionales otorgan a los sindicatos y singularmente (FJ 2), cita el art. 5 de la Carta Social Europea, que confiere una capacidad genérica a las organizaciones de empresarios y trabajadores para la "protección de sus intereses económicos y sociales". En este asunto el TC también utiliza la Carta Social Europea para configurar las funciones que derivan del derecho a la sindicación. c.- Sobre el derecho a la negociación colectiva en el ámbito de la función pública Aunque de forma tangencial, por no incidir directamente en el fondo del asunto, ya que se trataba de un conflicto de competencias promovido por el Gobierno contra un Decreto del Gobierno Vasco en materia de regulación colectiva de las condiciones de trabajo en la Administración Local (STC 57/1982, en Conflicto de competencias, BOE del 18 de agosto de 1982), la Carta Social Europea es alegada por el TC, en este caso, en relación con una de las reservas efectuada por España al momento de la ratificación. Así, frente a las disposiciones del Decreto, regulando el ejercicio del derecho a la negociación colectiva de los funcionarios de la Administración local, el TC afirma (FJ 10) que "la Carta Social Europea en su art. 6, ha sido ratificada por España en el Instrumento de 29 de abril de 1980 bajo reserva de interpretación a la luz de los arts. 28, 37, 103.3 y 127 de la Constitución -los tres primeros alegados en este conflicto- y en ésta no se reconoce a los funcionarios públicos la negociación colectiva como un derecho o libertad fundamental". El TC anuló el Decreto vasco por invadir la competencia estatal de regulación de las bases en materia de las condiciones de empleo del personal al servicio de las Corporaciones Locales. Al tratarse de un conflicto de competencias, no se discutían en este asunto, cuestiones relacionadas con la configuración de derechos fundamentales. d.- En materia de asistencia social y seguridad social El deslinde entre asistencia social y seguridad social es abordado por el TC en el Conflicto de competencias promovido por el Gobierno de Galicia contra dos resoluciones de la Dirección General de Acción Social del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (STC 146/1986, en Conflicto de competencias, BOE del 10 de diciembre de 1986) por las que se convocaban dotaciones económicas para la financiación de programas de acción social. El TC, en este asunto, afirmó (FJ 2) que "Siguiendo la pauta de algunos instrumentos internacionales como la Carta Social Europea, lo que deba entenderse por Asistencia Social, en sentido abstracto, abarca a una técnica de protección fuera del sistema de la Seguridad social, con caracteres propios, que la separan de otras afines o próximas a ella". Nótese también, en este caso, que la cita de la Carta Social Europea se realiza bajo una referencia genérica. Tampoco en este asunto se abordaban cuestiones relacionadas con la configuración de derechos fundamentales. En el Caso relativo a diversas Cuestiones de inconstitucionalidad acumuladas, presentadas por el Tribunal Central de Trabajo en relación con la 11 Disposición adicional V de la Ley de Presupuestos de 1983 (STC 134/1987, en Cuestión de inconstitucionalidad, BOE del 11 de agosto de 1987), el TC menciona a la Carta Social Europea en relación con la discusión sobre la irregresividad de las prestaciones de la Seguridad Social. Textualmente el TC dice lo siguiente (FJ 5): "Según el TCT, el art. 51 de la Ley 44/1983 sería contrario al principio de 'irregresividad' de la Seguridad Social que, en su opinión, consagra nuestra Norma suprema e incluso Convenios internacionales como la Carta Social Europea". Hay que constatar que, en este asunto, la cita de la Carta Social se realiza en forma genérica, recogiendo las alegaciones del Tribunal Central de Trabajo en relación con la función interpretativa que los tratados cumplen en nuestro ordenamiento jurídico, sin que se entre en modo alguno en la aplicación de la Carta al supuesto de hecho controvertido. e.- En materia de igualdad y no discriminación entre las mujeres y los hombres En el Caso planteado por 138 mujeres, limpiadoras en el Hospital "Gregorio Marañón" contra el Tribunal Central de Trabajo (STC 145/1991, en Recurso de amparo, BOE del 22 de julio de 1991) el TC tuvo que pronunciarse en materia de igualdad salarial. El asunto tenía su origen en el Convenio Colectivo de del citado hospital por el que al colectivo femenino, clasificado en la categoría profesional de Limpiadoras se le fijaba un salario inferior al establecido para el colectivo masculino, clasificado en la categoría profesional de Peones, cuando ambos colectivos realizaban exactamente las mismas funciones. El TC, en aplicación de los criterios interpretativos del art. 10.2 CE, otorgó el amparo a las demandantes alegando que "La igualdad salarial por razón de sexo en los Tratados Internacionales ha pasado de una formulación inicial del principio estricto de igualdad salarial a identidad de trabajo, a una concepción más amplia del principio de igualdad salarial que actúa cuando se detecta la existencia de trabajos de igualdad valor", citando expresamente, entre otras normas, al art. 4.3 de la Carta Social Europea cuando este dispone que hay que "reconocer el derecho los trabajadores de ambos sexos a una remuneración igual por un trabajo de igual valor". En este asunto, el TC ha utilizado la Carta Social para determinar el contenido de la igualdad salarial, explicitando que "igual trabajo" hay que entenderlo como también como "trabajo de igual valor". También en relación con la igualdad y no discriminación por razón de sexo podemos señalar el Caso de Concepción Rodríguez contra Hunosa (STC 229/1992, en Recurso de amparo, BOE del 19 de enero de 1993) en el que se trataba del derecho de las mujeres a trabajar en las minas, negado por la empresa minera. En este asunto la alegación de la Carta Social Europea se sitúa ante el problema de la determinación del estándar aplicable a la igualdad y no discriminación por razón de sexo cuando hay que decidir un conflicto entre las normas aplicables al caso controvertido que contienen regulaciones distintas e, incluso, opuestas. En efecto, el art. 8.4 de la Carta Social Europea, sobre "Derecho de las trabajadoras a protección", comprometía a los estados signatarios a "prohibir el empleo femenino en trabajos subterráneos de minería". El TC entendió que esta prohibición, más que proteger a las 12 mujeres, lo que hoy día hacía era restringir sus derechos y que de otras normas internacionales y del Derecho comunitario se derivaba precisamente lo contrario a lo dispuesto en la Carta Social. Así, por una parte, el TC afirmó (FJ 2) que "No cabe duda de que la prohibición de trabajar en el interior de las minas a la mujer, aunque responda históricamente a una finalidad protectora, no puede ser calificada como una medida de acción positiva o de apoyo o ventaja con seguir una igualdad real de oportunidades, ya que no favorece a ésta sino que más ien la restringe al impedir a la mujer acceder a determinados empleos". Por otra parte, el TC alegó la Convención de Naciones Unidas sobre eliminación de todas las formas de discriminación contra le mujer cuando en su art. 11.3 establece que la legislación protectora deberá ser "examinada periódicamente a la luz de los conocimientos científicos y tecnológicos y será revisada, derogada o ampliada, según corresponda", la Directiva 76/207 CEE, que en su art. 3.2c) ordena a los estados revisar las disposiciones legales "cuando el deseo de protección que las inspiró en un principio no tenga ya razón de ser" y la doctrina sentada por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas en el Asunto Stoeckel, así como el mandato de no discriminación por razón de sexo del art. 14 CE y la denuncia efectuada por el Gobierno del propio art. 8.4b) de la Carta Social mediante el Instrumento del 6 de mayo de 1991 (BOE del 10). En consecuencia, al contener el art. 8.4 de la Carta Social Europea un estándar o nivel de protección de la mujer que hoy día es contrario igualdad y no discriminación por razón de sexo reconocidos por la Constitución y otros tratados, además de por el Derecho comunitario, el TC otorgó el amparo inaplicando justamente en este supuesto las disposiciones de la Carta Social. La utilización de la Carta Social por el TC no incidió en la configuración de derechos fundamentales sino en la determinación de la norma aplicable por contener un mayor nivel de protección. 3.- Las formas de aplicación de la Carta Social Europea por el Tribunal Constitucional De los casos que se acaban de exponer se pueden extraer una serie de consideraciones sobre la utilización de la Carta Social Europea por parte del Tribunal Constitucional. Para exponerlos, distinguiremos a partir de los siguientes criterios: a.- Por razón del procedimiento utilizado ante el Tribunal Constitucional: Por una parte, cabe señalar que la Carta es utilizada en todo tipo de procedimientos, aunque con mayor incidencia en los Recursos de amparo. Así, por una parte, hemos visto que es utilizada en Recursos de inconstitucionalidad (STC sobre la regulación de la huelga), en Cuestiones de inconstitucionalidad (STC sobre la irregresividad de las prestaciones de la Seguridad Social), en Conflictos de competencias (SSTC acerca de la competencia para regular la negociación colectiva de los funcionarios de la Administración local y sobre la competencia para convocar ayudas en materia de asistencia social). 13 Por otra parte, en los Recursos de amparo, cabe destacar que este procedimiento, además de ser el que, por una parte, al ser el que mayor carga numérica y de trabajo comporta para el TC y, por otra, por ser un instrumento de protección de derechos fundamentales en el que tiene necesariamente que tomar cuerpo la función constitucional del art. 10.2 CE, también resulta ser el procedimiento que con mayor frecuencia evidencia la utilización de la Carta Social Europea por parte del Tribunal Constitucional. Los asuntos que, en recurso de amparo, han sido decididos por el TC conteniendo mención expresa de la Carta Social afectan al ejercicio del derecho a la sindicación y las funciones sindicales (SSTC sobre la publicación de datos sindicales y en materia de legitimación procesal de los sindicatos) y la igualdad y no discriminación por razón de sexo (SSTC sobre el trabajo de las mujeres en las minas y en materia de igualdad salarial por trabajo del mismo valor). b.- Por razón de la concreción con que el Tribunal Constitucional menciona la Carta Social Europea: El Tribunal Constitucional menciona la Carta Social Europea a veces en forma genérica y otras citando artículos específicos. La cita genérica de la Carta que, en principio, no parece que sea el método adecuado para precisar su alcance jurídico en nuestro ordenamiento, aparece en la STC al Recurso de inconstitucionalidad contra el decreto-ley regulador de la huelga y los conflictos colectivos de trabajo, en la STC sobre la irregresividad de las prestaciones de la seguridad social y en la STC al Conflicto de competencias sobre la convocatoria de acciones para financiar programas de acción social. En las dos últimas sentencias, la referencia que el TC incluye sobre la Carta Social no aporta elementos interpretativos suficientes como para poder afirmar una cierta relevancia hermenéutica de la Carta para la decisión del caso. Así, el TC no fundamenta el deslinde entre seguridad social y acción social con elementos precisos en la STC sobre los programas de acción social, sino que sólo afirma que "siguiendo la pauta de algunos instrumentos internacionales como la Carta Social Europea..." establece ciertas diferencias entre seguridad social y acción social que bien pueden también obtenerse de muchos otros instrumentos jurídicos. En la STC sobre la pretendida irregresividad de las prestaciones de la seguridad social la cita genérica de la Carta deriva, sin más, de que así la ha mencionado a su vez el Tribunal Central de Trabajo en el planteamiento de diversas cuestiones de inconstitucionalidad, técnica que tampoco parece tener el suficiente rigor como para poder derivar consecuencias jurídicas concretas de tal forma de utilización de la Carta Social por parte del Tribunal Constitucional. No obstante, la cita genérica de la Carta Social Europea en la STC al Recurso de inconstitucionalidad contra el decreto-ley regulador de la huelga y los conflictos colectivos de trabajo, resulta convincente y pertinente, ya que se trata de recordar la función que los tratados internacionales (la Carta Social Europea entre ellos) han de tener en la interpretación de las normas reguladoras de derechos, tal como dispone el art. 10.2 CE; en esta sentencia, el TC afirma, como hemos señalado, que "el art. 3.2 del Real Decreto-ley hay que entenderlo adicionado o completado con lo que resulta de... la Carta 14 Social Europea". Siendo ésta una de las primeras sentencias del Tribunal Constitucional, el valor "pedagógico" de tal afirmación resulta importante e indiscutible. En las otras sentencias que hemos examinado, por el contrario, el TC menciona artículos concretos de la Carta Social Europea para conformar la interpretación de los derechos constitucionales de conformidad con los tratados internacionales ratificados por España, tal como dispone el art. 10.2 CE. El artículo de la Carta Social más citado por el Tribunal Constitucional es el 5 CSE, proclamando el derecho de los sindicatos a realizar libremente sus actividades sin injerencias indebidas. Le sigue el art. 6 CSE regulando el derecho a la negociación colectiva. Y, finalmente, el art. 4.3 CSE proclamando la igualdad salarial para ambos sexos por un trabajo del mismo valor y el art. 8.4 sobre la prohibición del trabajo de la mujer en las minas que ha sido denunciado por España. En todas ellas, la Carta Social Europea constituye un elemento importante, no el único pero sí representativo, para fijar la posición del Tribunal Constitucional en el asunto controvertido. 4.- Las funciones que el Tribunal Constitucional atribuye a la Carta Social Europea El Tribunal Constitucional ha otorgado a la Carta Social distintas funciones, teniendo en cuenta los distintos alcances interpretativos que se pueden derivar de las exigencias del art. 10.2 CE. Así, podemos distinguir: a.- Para determinar la norma aplicable en función del estándar o nivel de protección. La sentencia del Tribunal Constitucional que, por razón de la función que cumple en ella la Carta Social Europea, resulta más interesante, puesto que en ella el TC entra a valorar el estándar o nivel de protección que ha de tener un derecho constitucionalmente reconocido cuando, a tenor del art. 10.2 CE y del Derecho comunitario, se produce un conflicto entre las normas aplicables al caso, es la que se refiere a trabajo de las mujeres en las minas. En efecto, tal como hemos expuesto, se trataba de dilucidar si la prohibición de este tipo de trabajo constituía o no una discriminación a la luz del art. 14 CE. Los parámetros interpretativos que utiliza el Tribunal constitucional en este caso se pueden delimitar desde una triple perspectiva. En primer lugar, desde el ordenamiento interno español (art. 14 CE, interpretado a la luz del art. 10.2), Derecho comunitario (especialmente la Directiva 76/207 y la jurisprudencia del Tribunal de Justicia) y los tratados internacionales (en especial la Carta Social Europea y la Convención de Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer). Todas estas normas contienen cláusulas aplicables al caso, pero con contenido y nivel protección sobre la igualdad distintos. Por una parte, en relación con el derecho interno español hay que resaltar la necesidad de interpretarlo de acuerdo con los tratados y convenios ratificados (art. 10.2 CE) que en este caso tienen además valor normativo por haberse integrado en el 15 ordenamiento interno a partir de su publicación oficial (art. 96 CE). Por otra parte, el Derecho comunitario forma también parte del ordenamiento interno, teniendo primacía sobre las normas de origen interno que le sean contrarias. Es evidente la conexión existente entre los tres distintos ordenamientos: El de origen interno, el comunitario y el del Consejo de Europa. El Tribunal Constitucional es bien consciente de ello. Además, se evidencia también la distinta, por contraria, regulación que se contiene en el Derecho comunitario y la Convención de Naciones Unidas por una parte y el del Consejo de Europa concretado en la Carta Social Europea por otra. La Carta Social Europea obliga a los estados signatarios a prohibir que las mujeres trabajen en las minas. La Directiva sobre igualdad de trato y la Convención de Naciones Unidas obligan a los estados de la Unión y a los que forman parte de la mencionada Convención a revisar las legislaciones y a adaptarlas a la luz de los conocimientos científicos y tecnológicos, cambiándolas cuando el deseo de protección que las inspiró no tenga ya razón de ser. La persona recurrente en amparo consideraba que hoy día no existía razón alguna de suficiente entidad que le pudiera impedir el trabajo en la mina que pretendía. La Constitución española prohibe directamente las discriminaciones por razón de sexo y, además, el Gobierno había denunciado por considerar que ya no se adaptaba a la realidad social, el artículo 8.4 de la Carta Social que era el fundamento para prohibir a las mujeres el trabajo controvertido. ¿Cuál era la norma aplicable al caso? El Derecho comunitario, como derecho interno, obligaba a plantearse si tal prohibición estaba fundamentada. La interpretación conforme a los tratados internacionales se encontraba con dos mandatos diametralmente opuestos: Uno prohibitivo, conteniendo medidas de protección, en la Carta Social; el otro, el de la Convención sobre eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, obligando a revisar las medidas de protección de conformidad con los avances sociales. El estándar de la igualdad y no discriminación variaba según se midiera en uno u otro texto. La solución del Tribunal Constitucional, abogando por la no aplicación de la prohibición de la Carta Social al considerar que ésta contenía un estándar que hoy día es contrario a la igualdad y no discriminación por razón de sexo reconocidos por la Constitución y otros tratados, además de por el Derecho comunitario, contiene un paradigma interpretativo de suma importancia puesto que, en materia de derechos fundamentales, la colisión normativa entre derecho interno, tratados internacionales y Derecho comunitario, es ya una constante en la interpretación de los derechos fundamentales. Hay que resaltar, en este punto, que la sentencia del Tribunal Constitucional que comentamos se pronunció en 1992, justamente tras la aprobación del Tratado para la Unión Europea que, en su art. F contenía el texto de lo que hoy es el art. 6 del mismo Tratado, pero tras la reforma aprobada en la cumbre de Amsterdam y que ha sido comentado en otra parte de este trabajo. También hay que señalar que en la técnica utilizada por el Tribunal Constitucional se ha efectuado una medición del estándar o nivel de protección en el sentido determinado por el art. 53 de la Carta de los 16 Derechos Fundamentales de la Unión Europea, que obliga a aplicar el nivel de protección más elevado. Esta técnica interpretativa, intuida nítidamente por el TC, resulta hoy día directamente derivada del art. 6 TUE y del art. 53 CDF, tal como expusimos en su momento. De ahí que hayamos considerado que la sentencia del TC sobre el trabajo de la mujer en las minas haya sido la que mejor ha construido la función de la Carta Social Europea en relación con la interpretación de los derechos fundamentales, aunque en este caso concreto haya sido precisamente para no aplicar tal Carta. b.- Como criterio hermenéutico en la configuración de los derechos fundamentales En el resto de sentencias, la Carta Social es utilizada por el Tribunal Constitucional como elemento de interpretación de los derechos fundamentales a la luz del art. 10.2 de la Constitución. En algunos supuestos para precisar el significado concreto de alguna institución jurídica, como la distinción entre seguridad social y acción social por ejemplo. En otros, para completar disposiciones normativas, como en el caso de la igualdad salarial, que hay que entenderla en relación con trabajos del mismo valor. También para concretar los supuestos en los que las funciones sindicales pueden ser realizadas por representantes independientes o cuando son solamente los sindicatos quienes están legitimados para ello. O para delimitar los sujetos de la negociación colectiva. Pero en estos casos, el TC no ha entrado a resolver, como en el supuestos del trabajo de la mujer en las minas, en conflictos normativos que también se producían entre los distintos tratados internacionales aplicables y la Carta Social. Ésta únicamente es utilizada por el Tribunal Constitucional como complemento interpretativo. Sin embargo, en estos últimos supuestos, hay que remarcar que el TC, en algunos asuntos, ha abordado el alcance de algunos de los elementos configuradores de derechos fundamentales a través del valor interpretativo que la Carta Social obtiene por aplicación del art. 10.2 CE. Así, cabe destacar que, tal como hemos observado, el TC configura el alcance del ejercicio del derecho a la sindicación (Caso CNT contra el IMAC), precisa la titularidad del derecho a la negociación colectiva (Caso representantes independientes contra la Delegación de Trabajo de Navarra), delimita las funciones del derecho a la sindicación (Caso CGT contra el Juzgado de lo Social de Jaén y Caso CC.OO de Asturias contra la Junta de Gobierno de la Universidad de Oviedo), o determina el contenido de la igualdad salarial (Caso limpiadoras del Hospital Gregorio Marañón). En todos estos asuntos, la Carta Social Europea ha tenido un importante alcance interpretativo en la configuración de los derechos fundamentales afectados por las sentencias.