Descentralización Político Administrativa y su Impacto en las Universidades Regionales Ricardo Cifuentes Lillo Subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo 2015 Resumen En el marco de un nuevo modelo de descentralización la relación entre los Gobiernos Regionales y las universidades conforma una realidad deseada, necesaria y, en consecuencia, altamente valorada, en tanto expresa la imprescindible interacción entre el conocimiento y la acción pública, que fundamenta, orienta y proyecta la política pública en pos del bienestar general de la población y su entorno. Sin embargo, la materialización del virtuosismo del vínculo para convocar a las instituciones a este propósito, conlleva cuando menos el reconocimiento de lo realizado – espacios de actuación – o proyectado – espacios de interacción; así como también las capacidades utilizadas por los involucrados, el cómo se implementan las acciones y los medios con los que se cuenta para la consecución de lo deseado y los resultados y efectos producidos, entre otros aspectos. Abstract Within the framework of a new model of decentralization, the relationship between regional government bodies and universities becomes a necessary and a highly valued one as it embodies the inextricable relationship between knowledge and public initiative, which orientates public policies towards the public welfare. Nonetheless, bringing both entities together around the above mentioned purpose entails acknowledging (i) what has already been achieved, namely space of action –or a projected one- space of interaction, (ii) the capabilities of those involved, (iii) how objectives will be achieved and the means to be employed, and (iv) the expected outcomes, among others A modo de Introducción En los últimos 25 años, Chile ha progresado más que en ningún otro período de su historia independiente. Sin embargo, nuestro proceso de desarrollo tiene aún grandes deudas pendientes, siendo la inequidad regional una de las más importantes y urgentes de reparar, siendo aquello uno de los grandes desafíos del periodo 2014-2018. Chile es un país centralista. Hasta ahora hemos desperdiciado las enormes capacidades y potencialidades de nuestras regiones, lo que ha limitado nuestro crecimiento económico y competitividad. Por esta razón, el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet ha tomado la decisión de impulsar una ambiciosa Agenda de Descentralización, entendida como una política de Estado permanente e irreversible, que está compuesta por un conjunto de iniciativas dirigidas a darle más poder a las regiones de Chile y más autonomía en sus decisiones y en el manejo de los recursos, de manera que en el futuro puedan construir sus estrategias de crecimiento a partir de sus propias necesidades, anhelos, prioridades y particularidades. En esa Agenda se juega buena parte de nuestro bienestar futuro, ya que es un paso clave para derrotar la desigualdad y lograr un desarrollo inclusivo que acorte las brechas existentes entre Santiago y las demás regiones, y entre las ciudades capitales regionales y las comunas y localidades del interior. Son demasiadas las decisiones sobre temas importantes para las regiones que se siguen adoptando en la capital. Siempre, por cierto, con la mejor de las intenciones, pero los hechos demuestran que también muchas veces esas mismas decisiones se toman sin comprender cabalmente las realidades locales. Chile necesita a sus regiones. Un país que no incluye a sus territorios en su proceso de desarrollo, hace que ese desarrollo sea precario, injusto y generador de desconfianzas y resentimientos. Por eso, tenemos la convicción de que la descentralización es un proceso que necesitamos y queremos emprender. Debemos crear un nuevo paradigma para Chile, pues, en definitiva, se trata de construir un país distinto, de impulsar un cambio cultural, y de transformar costumbres y comportamientos arraigados a lo largo de toda nuestra historia. Si revisamos nuestra historia vemos que el Estado chileno se ha configurado en el marco de una estructura centralizada y unitaria, ello desde el orden institucional que se expresó en la Constitución Política de 1833. La organización territorial de la administración del Estado ha ido evolucionando en el nivel intermedio desde las originarias tres provincias (Concepción, Coquimbo y Santiago) hasta las actuales 15 regiones. En el nivel local se ha definido como departamentos, subdelegaciones, distritos hasta las actuales comunas. El Estado Unitario en Chile ha sido consagrado en las constituciones de 1833, 1925 y 1980, y el gobierno y administración territorial ha sido ejercido de forma centralizada y radicada en la figura del Intendente como representante del Presidente de la República en la región. El modelo de que predomina actualmente, que podremos denominar Regionalización Desconcentrada se inicia en la década del setenta del siglo XX, con la promulgación de los Decretos Leyes N° 573 “Estatuto de Gobierno y Administración Interior del Estado” y N° 575 “Regionalización del País”. En ellos se establece gran parte de la actual organización de la administración pública territorial. Es así como en cada una de las regiones la ley permite que se establezcan las oficinas desconcentradas de los Ministerios denominadas Secretarías Regionales Ministeriales (SEREMIAS) y junto con ello las oficinas desconcentradas de los servicios nacionales, actualmente conocidas como Direcciones Regionales. La reforma constitucional de 1991 en materia de Gobierno Interior y Administración Regional creó los gobiernos regionales, entidades descentralizadas, cuyo objetivo principal es la administración superior de la región en materias de desarrollo económico, social y cultural. De esta manera, se introdujo en el modelo vigente un ente descentralizado, pero de estructura mixta, es decir, la representación de la ciudadanía de la región expresada en el Consejo Regional -electo inicialmente por los concejales y, a partir de la reforma constitucional de 2009, directamente por la ciudadanía- y el Intendente como representante del Presidente de la República. De esta forma, se constituyó un modelo de administración regional con una fuerte participación de la administración central del Estado en cada una de las regiones y en algunos casos en sus expresiones provinciales y comunales. Es así como en las regiones se encuentran instaladas en promedio 17 Secretarías Regionales Ministeriales y 53 oficinas de servicios públicos nacionales. Las Leyes de Descentralización Regional La propuesta para el periodo 2014/2018 es avanzar en la instalación de un nuevo modelo que considera las administraciones regionales y comunales como una forma de distribución territorial del poder a través de corporaciones de derecho público autónomas, como el caso de los municipios, mientras que los gobiernos regionales gozarán de mayor autonomía. Sus autoridades serán elegidas de forma directa por la ciudadanía y contarán con competencias y recursos financieros para resolver las demandas de la población y promover el desarrollo económico, social y ambiental de sus territorios. Se complementará y articulará en esta tarea con la administración central (Nacional y Regional) en el marco de las Políticas Nacionales y el Presupuesto. Existirá un representante del Presidente de la República en cada una de las regiones que tendrá asiento en la capital regional, quien ejercerá las funciones de Gobierno Interior, así como la coordinación de los gobernadores provinciales. Una reorganización de la distribución del poder en los niveles territoriales, no implicará la pérdida de la importancia de la Administración del Nivel Central en cada una de las regiones. Es por ello que los ministerios mantendrán sus administraciones desconcentradas en las regiones representadas por las secretarías regionales ministeriales, cuyos secretarios regionales seguirán siendo nombrados por el Presidente de la República, a través de una terna propuesta por el Gobernador Regional. Sus principales funciones serán promover la aplicación de las políticas nacionales en las regiones, coordinar los servicios nacionales emplazados en la región y otras inherentes al desarrollo de las tareas ministeriales. El modelo se basa en el principio de que al Gobierno Central le corresponde el diseño de políticas, normas y estándares nacionales, además de las tareas de fiscalización y administración de la Seguridad Interior y la Migración. A los gobiernos regionales les corresponde, principalmente, la tarea de promoción de desarrollo territorial, en armonía con las políticas nacionales impulsadas desde los ministerios. El sistema Actual de Universidades En este contexto, ad-portas de iniciar un nuevo proceso de cambios institucionales de importancia en la educación superior, es necesario hacer notar que al igual que el proceso de descentralización iniciado el año 1991, las Universidades en particular fueron sujetos de cambio a través de la política de regionalización del año 1980 (Art.3 CPR). En particular, para el sistema de universidades el proceso se inicia en la década del 80, específicamente con la promulgación del D.L. Nº3.541 del año 1980 y al año siguiente con el D.F.L. Nº 23.541. El sistema de educación superior en el país se organiza a partir del DL 3.464 de 1980, que aprueba la Constitución de la República (Constitución de 1980), donde se establece la libertad para abrir y mantener instituciones educativas considerando en ello las Universidades. En adición a lo anterior, el DL 3.541 y los DFL 1 y DFL 2 promueven la reorganización del sistema universitario estatal existente a partir del año 1980. En este marco los objetivos propuestos en la época para las universidades se sustentan en la autonomía y descentralización para promover la educación superior, la investigación, el raciocinio y la cultura y que esta debe atender adecuadamente los intereses y necesidades del país, al más alto nivel de excelencia. Para ello, las universidades deberán promover la investigación, creación, preservación y transmisión del saber universal y el cultivo de las artes y de las letras; contribuir también al desarrollo espiritual y cultural del país, de acuerdo con los valores de su tradición histórica, entre otros aspectos. La reorganización del sistema actual de universidades comienza con la reestructuración en la década del ochenta de las principales universidades estatales, como es el caso particular de la Universidad de Chile y la Universidad Técnica del Estado (UTE), y sus sedes regionales. Esta reestructuración, si bien tiene como objetivo la racionalización del sistema, ello constituirá la base de las universidades descentralizadas de derecho público y de carácter regional1. En la década del noventa la Pontificia Universidad Católica 2 sigue una política de reorganización y, junto con ello, el ingreso de las universidades privadas al nuevo sistema. De forma complementaria en el mismo periodo, es decir, en la década de los ochenta, se aprueba el DFL Nº5 de 1981, que crea los Institutos Profesionales (IP) y el DFL Nº 24, que crea los Centros de Formación Técnica (CFT). Con esta institucionalidad se inicia la conformación del Sistema de Educación Superior en el país actualmente vigente. En las décadas siguientes se promovieron e implementaron una serie de políticas que apuntaban a mejorar los aspectos de equidad y calidad en la educación superior. En ese sentido se crea la Ley 19.287 que establece el Fondo Solidario de Crédito Universitario (FSCU) para los estudiantes pertenecientes a las Universidades del Consejo de Rectores (CRUCH) y la Ley 20.027 que crea el Crédito con Aval de Estado para todos los estudiantes. También se formuló y aprobó la Ley 20.129 relativa al Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad, que crea los organismos actuales Comisión Nacional de Acreditación (CNA), el Consejo Nacional de Educación (CNED) y el Servicio de Información de Educación Superior (SIES). Las políticas confirmaron de manera explícita los objetivos de equidad y calidad, como también la importancia de la regionalización y la internacionalización. Como resultado de esta política, el gobierno3, con apoyo del Banco Mundial, creó el Programa Mejoramiento 1 Se crearon así: la Universidad de Antofagasta, Universidad de Atacama, Universidad del BíoBío, Universidad de Magallanes y la Universidad de la Frontera. La noción de Universidad Regional será abordada más adelante. 2 Se crean las nuevas universidades Católica del Maule, Católica de Temuco y Católica de la Santísima Concepción). 3Tales orientaciones políticas reflejan también, el progresivo consenso social y político latinoamericano respecto a la necesidad de invertir en capital humano considerando a la educación como una herramienta importante para impulsar un desarrollo sostenible y aumentar la productividad y competitividad de los territorios, además de generar mayor igualdad de oportunidades. En función de lo cual, invertir en capital humano, compatibilizar el crecimiento económico con el desarrollo equitativo y aumentar la equidad y la calidad de la educación se ha convertido en un desafío prioritario (SUBDERE 2001, 2006, 2010; CORFO; Rimisp, 2011). de la Equidad y calidad de la Educación Superior, o MECESUP (OCDE/Banco Mundial, 2009). No obstante los avances en las últimas décadas, en Chile subsisten brechas sociales y territoriales de equidad y calidad en la educación superior. De acuerdo a lo presentado en el informe OCDE/Banco Mundial (2009), existe una muy dispar cobertura territorial en la matrícula, así como también en la calidad de enseñanza. Para disminuir estas brechas, se aconseja una mayor participación de la sociedad civil y el sector productivo en el desarrollo de políticas universitarias. Esto contribuiría, en el caso de las universidades regionales, a diseñar políticas de investigación con prioridad regional, que debieran ser financiadas prioritariamente por el gobierno nacional (Sinergia Regional, SUBDERE: 1999, 2000, 2007, 2010, Vergara, 2010a). Pero también se hace necesario ampliar esta concepción hacia el ámbito político de preocupaciones, como lo plantea Renato de Oliveira (2007) “(…) la incorporación por parte de los agentes sociales y económicos, del conocimiento como base para la identificación de alternativas de crecimiento y para la toma de decisiones implicadas” haciendo mención a la relación entre democracia y desarrollo regional. Respecto a las instituciones de educación superior que conforman el sistema, hoy existen 178 IES, de las cuales 60 son universidades, 45 IP y 73 CFT. Del total de universidades, 25 son del CRUCH (16 estatales y 9 privadas) y 35 son universidades privadas creadas después de 1981. Una relación somera de los gobiernos regionales y universidades En lo que se refiere a la relación de los gobiernos regionales con el sistema de universidades, así como también los ámbitos de acción de este último – pertinencia de los programas de formación, los vínculos con el mercado laboral, entre otros –, no se cuenta con una regulación orgánica explícita que oriente la acción. De este modo, de lo que se observa se puede concluir que la legislación es variada y no existe una política para dicho vínculo; es decir, la forma que adquiere la relación entre el gobierno regional y el sistema de universidades es la reproducción del marco general que establece y norma el vínculo entre el Estado central con ellas mismas, prevaleciendo la autonomía, la voluntariedad y la no intervención. Una mirada crítica al ejercicio de las funciones del gobierno regional y sus diversas relaciones con el sistema de universidades muestra que muchas veces estas quedan subsumidas a tareas que no contribuyen al desarrollo de las regiones. Predominan las rendiciones de cuenta al gobierno central, principalmente a través de la ejecución presupuestaria e indicadores de desempeño asociados. Asimismo, el excesivo énfasis en el cumplimiento de las normas y mandatos institucionales por medio de objetivos y procedimientos definidos verticalmente (o centralizadamente) reducen la capacidad de liderazgo con perspectivas estratégicas que pudiera desarrollar el gobierno regional y, por lo mismo, disminuye las posibilidades de articulación de los actores que en ella participan. En ese sentido, se aprecia una excesiva insularidad del gobierno regional toda vez que las preocupaciones de orden estratégico pasan a segundo plano, por las urgencias y contingencias administrativas, menoscabando las relaciones con su entorno más relevante. Principales Nudos Críticos La relación entre los gobiernos regionales y el sistema de universidades se encuentra afectada por un conjunto de situaciones que disminuyen los efectos positivos de esta relación. Algunos de estos factores críticos, enunciados en el diagnóstico anterior, son: Los canales institucionalizados para el vínculo o relaciones Las funciones del gobierno regional y las universidades son conocidas por los agentes regionales, sin embargo, los espacios de encuentro para alinear los objetivos estratégicos entre ellos no se visualizan claramente. Más bien, lo que predomina es una fragmentación de propósitos que impide el establecimiento de una articulación propicia para la elaboración conjunta de las políticas regionales, con sus respectivas líneas de acción y los responsables de su ejecución y evaluación. La alineación entre las necesidades y demandas de los gobiernos regionales y las universidades El impulso del desarrollo regional en sus dimensiones sociales, culturales, políticas y económicas, demanda una gran cantidad de bienes y servicios que el gobierno regional debe canalizar de manera oportuna. Regularmente, el gobierno regional y la institucionalidad pública externalizan los procesos y productos que requieren, siendo las universidades un actor relevante para contribuir a dichas necesidades. En este sentido, se constata una baja correspondencia entre los tiempos de la agenda del gobierno regional y los planes de desarrollo de las universidades. Esto se explica principalmente porque la dirección política del gobierno regional tiene prácticas más bien de corto plazo. Esta situación condiciona o impide que el vínculo con las universidades se manifieste de manera nítida, pertinente y oportuna. Particularmente sensible es el vínculo con las universidades más complejas dado el carácter de sus planes de desarrollo, los que apuntan generalmente al largo plazo. Por último, los tiempos de ejecución de los proyectos así como también las lógicas de acción de las universidades muchas veces no coinciden con lo que espera el gobierno regional. Los instrumentos orientadores para fortalecer las relaciones con sentido de colaboración entre los gobiernos regionales y las universidades Si bien en la mayoría de las regiones es posible encontrar las Estrategias de Desarrollo (ERD), en el marco del sistema de planificación regional, estas carecen de la especificidad necesaria para generar un trabajo colaborativo o mancomunado entre el gobierno regional y las universidades, o bien no han sido expresadas en una política regional que permita el vínculo que se desprenda de dicha Estrategia. Esto impide que las universidades procesen sus orientaciones y las hagan suyas a través de los planes de desarrollo institucional. Los mecanismos de financiamiento que promuevan la asociatividad y la articulación entre los actores regionales El gobierno regional cuenta con dos mecanismos para transferir recursos financieros a las universidades; el primero, a través de la contratación directa para proyectos específicos en marco de la excepcionalidad4, y otro, cada vez más creciente, los fondos concursables. Este último incentiva la competencia entre las universidades, lo que termina generando disociación y duplicación de esfuerzos entre las mismas. Disociación en tanto no hay comunicación entre ellas, y duplicación en el sentido de hacer lo mismo más de una vez, perdiendo la experiencia y lecciones que podrían haber obtenido al realizar un trabajo en conjunto, incluso con un gobierno regional más involucrado. La visión compartida entre el gobierno regional y las universidades en torno al horizonte común que requieren las regiones Las regiones y territorios reproducen imaginarios colectivos a través de diferentes mecanismos políticos ideológicos. El gobierno regional y las universidades forman parte de dichos campo de acción, sin embargo, parece ser que no existe una visión compartida regional y territorial para enfrentar conjuntamente los desafíos que supone el desarrollo. Muchas veces las perspectivas son contradictorias, o simplemente dicotómicas, lo que resta legitimidad a los procesos. La información oportuna y relevante para la toma de decisiones Un aspecto fundamental para el diseño y la evaluación de políticas regionales es contar con la información adecuada para tomar decisiones en torno a ellas. Las universidades son un actor importante para la generación de conocimiento e información regional, sin embargo, no se constatan espacios o instancias junto al gobierno regional que canalicen estos productos y le agreguen valor en pos del desarrollo regional. 4 La excepcionalidad está dada por el cumplimiento de requisitos específicos del proyecto establecido en la ley de compras públicas Las desconfianzas entre los gobiernos regionales y las universidades Un aspecto crítico en la relación entre gobiernos regionales y universidades ha sido, en algunas regiones más que en otras, una desconfianza mutua de sus capacidades y objetivos. Este contexto deteriora las condiciones y capacidades que las regiones requieren para poder avanzar hacia un desarrollo regional y territorial armónico y equilibrado. Para sostener un horizonte común con una política regional consensuada de manera participativa se hace imprescindible contar, como mínimo, con las confianzas suficientes entre los actores relevantes de una región. En regiones pequeñas las desconfianzas pueden tener orígenes distintos a los efectos que pudieran emanar de la prestación de un servicio. Un futuro promisorio Una adecuada política de descentralización debiera promover y fortalecer los vínculos de las administraciones regionales con las universidades regionales y avanzar hacia modelos como el implementado en Francia a través de los consejos regionales desde la década del 90. En un futuro estas nuevas competencias podrían estar radicadas en los gobiernos regionales, sin embargo en el marco de las universidades se debiera avanzar en la discusión del concepto de universidad regional que permita avanzar en un proceso de articulación y vínculo virtuoso entre el sistema de universidades y los gobiernos regionales. La Asociación de Universidades Regionales (AUR) en el año 2010, en su informe denominado “Universidades y Compromiso Regional: antecedentes, realidades y desafíos”, se aproxima a una definición a raíz de la diversidad de instituciones en el sistema universitario. Al respecto, plantea que universidad regional es aquella que se distingue en función de “su diverso grado de compromiso regional”. A modo de ejemplo, distingue entre “aquellas universidades con su casa central en la región versus las universidades que tienen sedes de tamaño diverso, así como también aquellas que tienen un amplio abanico de actividades – docencia, investigación, extensión, desarrollo artístico y cultural y que suscriben convenios con actores locales diversos – que evidencien un mayor grado de compromiso con su comunidad, respecto de aquellas, en el otro extremo, abocadas fundamentalmente a una docencia concentrada en pocas carreras de gran demanda en el mercado y bajo costo por alumno”. Por su parte, el Centro de Promoción Universitaria (CPU) en el año 2013 se hace cargo del concepto de la “regionalidad de la Universidad” y propone, que más allá de las universidades tradicionales derivadas con asiento en la región, existe otro conjunto de universidades creadas por grupos o comunidades regionales (Ej. U de Concepción) o, en el marco de la reforma universitaria del año 80, que también pueden tener esta condición de “regionalidad”. Planteando entonces, que la regionalidad de la universidad dice relación con la capacidad de éstas para construir un entorno regional, que a partir de su identidad y especificidad, le permita constituirse en un bien público que contribuya a fortalecer el desempeño de las instituciones y la movilidad social en un espacio geográfico y social determinado. Otra aproximación a las cualidades que debiera tener una universidad en una región determinada es lo planteado por Necochea (1981) al indicar que la existencia de universidades regionales “contribuye, en alguna medida al proceso de desarrollo regional y su aporte puede ser muy significativo en términos de crecimiento y de distribución si se concentra en estos objetivos”, lo que él resume en términos generales como problemas regionales. Otra mirada acerca de las universidades regionales es la planteada por Winchester, Glenn y Thomas (1992) que, si bien establece que en el sistema de universidades no es posible definirlas claramente, plantean que las universidades son “instituciones económicas y sociales muy importantes para el territorio en las que operan, ofreciendo a sus comunidades educativas, de investigación, las oportunidades económicas, culturales y sociales que de otro modo no estarían disponibles en la región”. Una definición de universidad regional, entonces, podría estar dada por la siguientes características, sin zanjar la discusión sobre la misma sino más bien entendiendo que son orientaciones generales para avanzar en una política en esta materia: a) puede ser una institución de educación superior constituida como corporaciones de derecho público o privado; b) Ser un agente económico y social del territorio; c) La localización de su dirección estratégica debe estar localizada en una región (casa central); d) Considerar en sus estatutos (así como también en sus documentos orientadores estratégicos) el desarrollo regional de forma explícita; e) Ser una institución completa, es decir, que aborde el conocimiento de forma integral, así como también la docencia, la investigación y el desarrollo de las artes y la cultura; f) y que en sus definiciones estratégicas y programas se aborden como propios los desafíos de los problemas regionales. A modo de conclusión La descentralización supone un conjunto de esfuerzos y voluntades, así como también de políticas y programas que implican, de forma permanente, la incorporación de nuevos desafíos. Frente a ello, pareciera necesario avanzar hacia nuevas formas de sustentar dichos procesos, en cuyo centro esté la cooperación y colaboración entre los distintos agentes del desarrollo. Ahora bien, el desarrollo regional no se agota en la descentralización administrativa, política y financiera, motivo por el cual la preocupación por las relaciones que densifican y aportan a ella resulta una preocupación ingente para la administración pública. En ese sentido, cabe señalar que la relación gobierno y universidad regional forma parte de aquella preocupación, en tanto es fundamental para el desarrollo de cada una de las regiones. Por ello, se advierte la necesidad de institucionalizar una relación estratégica entre ellos con perspectiva de largo plazo que conduzca a un nuevo paradigma relacional basado en la cooperación y colaboración en el marco de las necesidades y problemáticas regionales. Por lo tanto: Todo gobierno regional deberá promover la investigación científica y tecnológica y preocuparse por el desarrollo de la educación superior y técnica en su territorio, junto con promover el desarrollo armónico y equitativo tanto en aspectos económicos, sociales y culturales. Toda universidad regional deberá promover el desarrollo regional a través del conocimiento, la investigación, el desarrollo de la cultura y las artes en base a las realidades de su propio territorio siendo, a su vez, un agente de desarrollo social y económico. La correspondencia entre estos objetivos debe avanzar hacia una situación en que las decisiones estratégicas de una región no estén mediadas por encuentros circunstanciales, proyectos a corto plazo y, menos aún, por la asignación de recursos por medio de la competencia. Al contrario, la institucionalización de la relación permanente y sistemática entre el gobierno regional y el sistema de universidades regionales deben conformar una realidad deseada, necesaria y altamente valorada, en tanto expresa la imprescindible interacción entre el conocimiento y la acción pública que permite el bienestar de la población en un entorno sostenible. Referencias AEQUALIS (2013). Vinculación del desarrollo regional y la educación superior en chile: Diagnósticos y propuestas. AEQUALIS, Foro de Educación Superior, Santiago, Chile. Araucanía: “Región de Oportunidades”. Estrategia Regional de Desarrollo 2010 – 2022. 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