El orden sexual moderno y las diversidades sexuales Ana M. Fernández I. La sexualidad como construcción socio-histórica. De la mano del surgimiento de la sociedad industrial, las democracias representativas, el libre mercado y las colonias, la familia nuclear burguesa y el amor romántico formaron parte de la construcción de los modos de subjetivación y objetivación -tanto hegemónicos como subordinados- que se desplegaron desde el surgimiento del capitalismo. Es allí, a partir del S. XVIII, que Foucault ubica la formación del dispositivo socio– histórico de la sexualidad i. El propio término “sexualidad” apareció tardíamente a principios del S. XIX, según este autor. En las sociedades occidentales la Modernidad fue conformando una experiencia por la que los individuos iban reconociéndose sujetos de una “sexualidad”. Pensar la sexualidad como experiencia de dimensión socio-histórica implica poner en consideración la correlación dentro de una cultura entre los campos de saber que se inauguran al respecto, los tipos de normatividad que se establecen, las practicas eróticas y amatorias que se visibilizan y las formas de subjetividad que se construyen. Tomar tal perspectiva implica desmarcarse de los criterios que hacen de la sexualidad una invariable. Asimismo significa sostener la problemática del deseo como parte del campo sociohistórico, es decir tomar en consideración la complejidad y especificidad de sus sucesivas transformaciones. Considerar la sexualidad como una experiencia histórica implica poner bajo análisis los tres ejes que la constituyen: la formación de los saberes que a ella se refieren, los sistemas de poder que regulan sus prácticas y las formas según la cuales los individuos pueden y deben reconocerse como sujetos de esa sexualidad. Supone trabajar con un criterio históricogenealógico que permita: Des-escencializar normatividades conceptuales y criterios morales. Analizar las relaciones entre la producción de saberes sobre la sexualidad y las estrategias de los poderes con respecto a ella. Puntuar, en cada momento socio-histórico las características de aquello que se pone en discurso en relación a prácticas eróticas y placeres. Distinguir en cada época los criterios de normalidad-anormalidad, moralidad-amoralidad, legalidad- discriminación, institucionalización-clandestinidad, libre circulación-encierro, operando los modos de disciplinamiento, policiamiento y/o control de una época en relación a las prácticas y afectaciones eróticas. 1 En virtud de estas operaciones, se vuelve pertinente considerar las transformaciones actuales de los lugares tradicionales de hombres y mujeres denominados a partir de un momento histórico heterosexuales, homosexuales y bisexuales como así también el despliegue de las hoy llamadas diversidades sexuales. Estas operatorias implican desnaturalizar las mismas nomenclaturas “hetero”, “homo”, “bisexual”, etc. en tanto aún hoy éstas tienden a operar capturas identitarias. En suma, se trata de crear condiciones de conceptualización en los nuevos dispositivos de saber-poder y de objetivación-subjetivación en el paso de las sociedades disciplinarias a las sociedades de control tanto en lo que hace a las nuevas formas de dominio como a las nuevas formas de resistencia en lo que refiere a las sexualidades ii. II. El campo de problemas de las llamadas diversidades sexuales. Con el advenimiento del siglo XXI han ido cobrando cada vez mayor visibilidad diferentes modalidades amorosas, conyugales, eróticas y parentales que -en su conjuntoestarían dando cuenta de profundas transformaciones en los modos de subjetivación contemporáneos. Ya en los ´90 G. Deleuze iii señalaba el desfondamiento de las instituciones de la primera Modernidad, las reformulaciones de lo público y lo privado y la crisis generalizada de las familias, la educación y el trabajo en el “pasaje de las sociedades disciplinarias a las Sociedades de control”. Asimismo, otras/os autores han ahondado en la conceptualización de las mutaciones de los modos de subjetivación-objetivación, trabajando las transformaciones actuales de los disciplinamientos de los cuerpos por la vía del control de la propia producción de deseos y anhelos en la llamada “modernidad tardía” iv. La variedad de modalidades en las conexiones amorosas (entre personas de distinto o del mismo sexo), la diversidad en las elecciones de partenaires eróticos, las múltiples identidades sexuales y de género, las intervenciones quirúrgicas de “adecuación del sexo al género”, las rápidas disoluciones de conyugalidades, las luchas por el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género, las transformaciones en los posicionamientos respecto de las maternidades y paternidades, el avance de las tecnologías reproductivas, el preocupante incremento de la violencia de género y los significativos cambios en los hábitos de crianza de las/os hijas/os en la actualidad, son algunos rápidos ejemplos de un cuadro de situación que pareciera sorprendernos una y otra ve en la vertiginosidad de sus mutaciones v. Bueno es reconocer que estas prácticas sociales han ido más rápido que las teorías. En tal sentido ponen en interrogación los conocimientos que las ciencias humanas, sociales, médicas, la psicología y el psicoanálisis habían construido dentro de los paradigmas binaristas 2 modernos. Estos modos de subjetivación que se despliegan en las vidas cotidianas, hoy instituyen un fuerte desafío a las investigaciones que indaguen estos temas. Se hace necesario construir e implementar categorías conceptuales y metodológicas que puedan captar las lógicas de la diversidad vi en las que se despliegan estos modos de subjetivación contemporáneos. Así por ejemplo, a raíz de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en nuestro país, en los debates en los foros públicos se presentaron opiniones y posicionamientos ideológicos y religiosos tan precarios y desinformados que nos alertaron sobre la perentoriedad de producir conocimientos que permitan pensar más allá del prejuicio o la mera opinión vii. La complejidad y diversidad de elecciones de objeto amoroso y/o sexual que cobran aceleradamente mayor visibilidad han vuelto reductivo el distinguir sólo dos opciones sexuales. Hoy muchas/os jóvenes suelen no “fijar” una opción sexual y resisten a ser nominadas/os con una identidad única. Al mismo tiempo, comparten muchos espacios con jóvenes que mantienen clásicas identificaciones sexuales, como “heterosexualidad” y “homosexualidad”. En esta línea, tanto las organizaciones militantes que luchan por la igualdad de derechos de las llamadas minorías sexuales viii, como los Estudios Queer y los movimientos LGTB han objetado frecuentemente los modos en que la academia ha nominado sus prácticas eróticas y las significaciones que les son específicas. Sus contribuciones han puesto en evidencia las dimensiones políticas de dichas diversidades y la importancia también política que adquieren los modos de nominar ix. Resulta imprescindible tomar en cuenta los importantes aportes que estos espacios colectivos han realizado en los últimos años. Uno de los puntos que se vuelve necesario indagar será desde qué lógicas de la diversidad resisten las definiciones identitarias clásicas y cómo se van configurando estas lógicas de la diversidad en un mundo donde hasta hace tan poco tiempo primó una episteme exclusivamente binarista. ¿Qué es lo que pareciera haber estallado con la visibilización de las llamadas diversidades sexuales? Entre otras cosas, el orden sexual moderno y sus modalidades de producción de las identidades sexuales x. Tal ordenamiento se ha configurado y desplegado a lo largo de la modernidad occidental desde en una lógica identitaria. Pensar la sexualidad en clave identitaria ha configurado un particular ordenamiento por el cual las prácticas sexuales otorgan identidad. Así, según el sexo del partenaire, se dice que alguien es “heterosexual” o que es “homosexual”. Esta operatoria define la identidad por el rasgo; es decir implica tomar un rasgo, en este caso el tipo de elección de partenaire sexual, como totalidad que define y otorga identidad operando entonces en el orden del ser. 3 Esta modalidad de construcción de las sexualidades en clave identitaria se denomina binaria porque fija sólo dos términos (hombre-mujer; heterosexual-homosexual). Es atributiva, porque atribuye determinadas características y no otras a las personas que portan tal identidad. Pero también es jerárquica porque ha posicionado a las opciones sexuales no heterosexuales, como “la diferencia”. Este modo, propio de la Modernidad, de pensar la diferencia como negativo de lo idéntico en el mismo movimiento que distingue la diferencia instituye la desigualdad social y política de tales diferentes. Esta lógica binaria, atributiva y jerárquica xi ha conformado los a priori epistémicos, políticos, éticos y científicos que han desigualado desde diferencias étnicas o religiosas, de género y de clase y hasta las opciones sexuales que no responden a criterios “heteronormativos”. Esta lógica binaria diferencia desigualando a los varones de las mujeres, a los “heterosexuales” de los “homosexuales”, a la etnia blanca europea del resto de las etnias, etc. Produce un ordenamiento jerárquico al establecer la diferencia como negativo de lo idéntico, necesariamente ha situado y sitúa a “las/os diferentes” como inferiores, peligrosos o enfermos xii es decir como anomalía. Por tal motivo he denominado en escritos anteriores a estas configuraciones diferencias desigualadas xiii. Sexualidad, heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad así entendidos han configurado el dispositivo de la sexualidad moderna que ha “ordenado” los imaginarios sociales y prácticas eróticas, amorosas, conyugales y parentales específicas. También quiere subrayarse que estableció los principios de ordenamiento de sus saberes científicoconceptuales, abordajes e intervenciones profesionales, valoraciones morales, estéticas, etc. Tal ordenamiento configuró una fuerte amalgama entre sexo biológico -hombre o mujer-, géneros masculino y femenino y sus atribuciones correspondientes, deseo heterosexual, activo para los varones, pasivo para las mujeres y prácticas eróticas específicas de acuerdo a estas distinciones. En la medida en que se combinaran debidamente sexo biológico, deseo, género y prácticas eróticas y amatorias en una identidad sexual masculina o femenina, el orden sexual estaba asegurado. La contracara -psicopatologizada, anómala y desigualada socialmente, pero reconocida como existente- fue la configuración de identidades “homosexuales”, que en el caso de los varones remedará a una mujer, el homosexual afeminado y en el caso de las mujeres homosexuales configurará chicas varoniles. Mientras esto fuera así, nada amenazaba la lógica identitaria, binaria y jerárquica y el orden sexual concomitante se producía y reproducía con los circuitos de inclusión y exclusión, legalidad-clandestinidad, correspondientes. 4 Ahora bien, travestis, transexuales, transgéneros, intersexos, etc. así como también las transformaciones de las modalidades eróticas y estéticas de los existenciarios “homosexuales” y “heterosexuales” actuales están desbordando ampliamente los estereotipos modernos de la sexualidad. Han entrado en acelerada mutación desde sus demarcaciones de lo íntimo o lo privado hasta las estéticas de la seducción. El desacople de sexo biológico-deseo-géneroprácticas eróticas y amatorias, con independencia de las opiniones que generen, abre interrogación, cuando no interpelación, a muchas conceptualizacines con las que hasta ahora las psicologías y los psicoanálisis han abordado estas cuestiones. Lo que hoy va quedando fuertemente interpelado es el disciplinamiento de dos sexos, y la categoría misma de la diferencia sexual. La lógica que estableció el paradigma de la sexualidad (identitaria/binaria/jerárquica) pareciera estar siendo desarticulada, desencajada, dislocada, con el paso de la sexualidad a las sexualidades. Será imprescindible indagar y pensar en qué consiste el tránsito de la diferencia a las diversidades y las nuevas categorías a construir xiv que estos tránsitos imponen. III La investigación en curso En el marco de estas preocupaciones conceptuales, clínicas y éticas y el inmenso campo de interrogantes que conlleva, la cátedra I de Teoría y Técnica de Grupos de la Facultad de Psicología de la UBA, a mi cargo, comenzó el año pasado una investigación UBACyT, que lleva por título “Modos de subjetivación contemporáneos: diversidades amorosas, eróticas, conyugales y parentales en sectores medios urbanos”. En este momento se encuentra desarrollando su trabajo de campo. Estuvo precedida de algunas actividades como el seminario "Estudios Queer y Subjetividad. Reformulaciones clínicas, conceptuales y éticas" que en 2010 dictó en la cátedra de Introducción a los Estudios de Género el Prof. Dr. Wiliam Siqueira Peres de la Universidad Estadual Paulista, Brasil que hace ya varios años investiga las culturas trans. Posteriormente organizamos en el IX Congreso de Madres de Plaza de Mayo el Primer Simposio Internacional “Políticas Queer y Subjetividad” del que participaron académicos/as argentinos y brasileños. Estuvo coordinado por W. Peres y quien firma este artículo. Fue una muy grata sorpresa el interés y la cantidad de participantes que despertó la propuesta. Fue muy claro allí el requerimiento de continuar convocando espacios de reflexión de esta temática y la necesidad de producir conceptualizaciones que no estuvieran sesgadas por lógicas heteronormativas, o por lo menos, que pudieran advertir el riesgo de deslizamientos heteronormativos en sus conceptualizaciones. 5 En la investigación UBACyT en curso se retoma y profundiza una apuesta metodológicoconceptual denominada Metodología de Problematización Recursiva xv. Por razones de espacio, sólo se señalará en esta presentación que tanto en las primeras investigaciones sobre imaginarios sociales como las que indagaron luego las revueltas del diciembre del 2001, las asambleas barriales y las fábricas recuperadas, las investigaciones con jóvenes vulnerabilizados, se han indagado experiencias colectivas, en situación xvi, es decir, mientras estas acontecen. El largo camino que abarcó dichas investigaciones ha permitido establecer algunas transformaciones en los modos de subjetivación contemporáneos como así también distinguir y conceptualizar algunas lógicas colectivas. Esta metodología recusa “objetos a indagar”, trabaja en un campo de problemas de la subjetividad y no desde enfoques unidisciplinarios. Desde esta perspectiva es que diseña sus trabajos de campo y trata de crear condiciones de trasndisciplina tanto en la formación de sus equipos como en las conceptualizaciones que produce xvii. En este armado epistémico-metodológico-conceptual trabajamos conjuntamente con aquello que N. Perlongher llamó los saberes plebeyos xviii. Esto implica un paso más respecto de las metodología cualitativas que incorporan “las voces” de los actores sociales que investigan. Incorporamos también sus saberes, que son mucho más ricos y potentes que lo que la academia clásica, aun la más democrática, puede suponer. A su vez, ponemos los conocimientos que vamos elaborando a disposición de los colectivos con los cuales trabajamos para su discusión y crítica. En estos intercambios, casi desde el inicio se desdibujan lo académico y lo político de sus demarcaciones clásicas. Esto arma interesantes y singulares sinergias tanto en los equipos de investigación como en los colectivos convocados. Desde esta perspectiva, decidimos acompañar esta investigación con actividades de Extensión. Surgió así el proyecto de la Programación UBANEX 2011: “Diseño e implementación de dispositivos grupales para elucidar los mecanismos de desigualación de las diversidades eróticas, amorosas, conyugales y parentales contemporáneas” xix. De las múltiples actividades que este proyecto ha implementado, me interesa detenerme en dos de ellas. La primera, que ilustra lo planteado en el párrafo anterior, es la confección de un Cuadernillo de Buenas Prácticas realizado conjuntamente con integrantes de la Asociación Civil 100% Diversidad y Derechos que se propone trabajar en escuelas y hospitales la difusión de la Ley de Identidad de Género y abordar las múltiples formas de discriminación y estigmatización que padecen lo que estos colectivos denominan las personas “trans” (las travestis, los chicos trans, transgéneros, intersexos, etc). La segunda se refiere a las actividades realizadas con los estudiantes de Psicología que solicitaron integrarse a este UBANEX. En general son ex alumnos de la cátedra que había 6 solicitado quedar vinculados a ella. Otros pidieron incorporarse cuando se enteraron del proyecto. Se realizaron con ellos algunos talleres con recursos psicodramáticos y grafoplásticos que tuvieron un doble objetivo. Por un lado, capacitarlos en la temática para que luego pudieran replicarlos junto con nosotros en los talleres de hospitales y escuelas a realizar y al mismo tiempo obtener elementos que permitieran al equipo distinguir desde el inicio qué imaginarios sociales circulaban en estudiantes de psicología con respecto a las diversidades sexuales. De las múltiples líneas de sentido que circulaban interesa subrayar una particular articulación de dos trazados de significación que insistieron en casi todos los talleres. Una primera línea de significación, en las primeras capas de la cebolla, como diría S. Freud, fue la preocupación por sostener sus producciones dentro de lo políticamente correcto, disculparse cuando componían un personaje homosexual o travesti dándole características estereotipadas, etc. Sin duda, esto no es poco en un país donde los prejuicios, los desconocimientos e intolerancias frente a las diversidades es tan preocupante. Pero avanzando en la elucidación de lo producido en los talleres, se ponía de manifiesto, con una insistencia muy marcada, el otro plano de este universo de sentido que de distintos modos, metafóricos o explícitos, daban cuenta de significaciones que aludían a lo monstruoso. ¿Qué es lo monstruoso? Si tomamos su acepción griega se refiere a lo intermedio, lo mezclado, lo ambivalente, lo desordenado, lo horrible y fascinante a la vez. Desde su acepción latina, algo es monstruoso en tanto muestra. Muestra aquello que no debe advertirse. Mostrar lo monstruoso es desocultar aquello que en una cultura debe permanecer invisible. Sería aquello que no puede ser emplazado en las taxonomías establecidas, que genera miedo, morbo y/o violencia. Ya en mis palabras, configura un otro de la diferencia que sólo puede ser pensado como anomalía. Que en nuestros estudiantes esta figuración de lo monstruoso estuviera antecedida de la preocupación por lo políticamente correcto frente a las minorías sexuales, no es un dato menor. Habla, posiblemente, de una voluntad de hacer frente a los propios prejuicios y desconocimientos y abre condiciones de posibilidad para pensar, conocer y encontrar las modalidades de entendimiento de mundos en principio ajenos, pero que el día de mañana personas que en ellos se inscriben, pueden consultar por eventuales padecimientos. Muy distinta ha sido la experiencia en las instituciones psicoanalíticas, de distintas orientaciones, que enteradas de la investigación que estoy dirigiendo me invitan a hablar sobre esta temática. El interés y curiosidad sin duda genuinos, ha propiciado muy buenas convocatorias. Sin embargo, los a priori binaristas, la dificultad de pensar más allá de “son personas que no han aceptado la castración”, y el gran desconocimiento y extrañeza respecto 7 de las múltiples expresiones de las diversidades sexuales, más allá de la homosexualidad, hacen suponer que el trabajo allí será mucho más difícil. Quisiera cerrar esta presentación con algunas expresiones extraídas de la ponencia de Lohanna Berkins, travesti y militante, invitada al Simposio Internacional “Política, subjetividad y diversidades: los Estudios Queer interpelan la diferencia” que se organizó el año pasado, en el marco de esta investigación, en la Facultad de Psicología, UBA xx, cuando se dirigía a los estudiantes y profesionales allí presentes: “No necesitamos más que revisar los fallos judiciales emitidos, sustentados en informes psiquiátricos, cuando solicitamos cambio de DNI sin decir que ‘nacimos en un cuerpo equivocado’. Yo no nací en ningún cuerpo equivocado, ni estoy atrapada en un cuerpo de varón. Soy travesti y no tengo por qué responder a preguntas tales como ¿usted piensa como una mujer? (…) ¿qué es lo femenino y quién lo definió así? (...) No quiero ser mujer. No se cómo son las mujeres, quiero ser travesti. Eso soy. Tampoco quiero ser hombre (…) Autorice mi DNI para que pueda tener una vida con menos obstáculos…” Más adelante, expresaba: “…Me interesa que ustedes como futuras/os psicólogas/os, puedan empezar a pensar y a discernir que no es lo mismo ser gay que ser travesti (…) Si les pidiera a ustedes que dibujen un cuerpo de varón o uno de mujer, no tendrían dudas sobre cómo hacerlo. Pero si les pido que dibujen un cuerpo travesti, o un cuerpo intersex ¿qué dibujarían? (…) Afortunadamente nuevas corporalidades van encontrando su lugar en la sociedad, van demandando sus derechos (…) Nuestra vida no es sólo sufrimiento, es también alegría y poder de agencia. Nos sumamos a otras luchas, como la del derecho al aborto y el poder de decisión sobre los cuerpos…” En el próximo Congreso de la Facultad de Psicología, continuaremos con esta temática. Realizaremos un nuevo Simposio Internacional que coordinará la Lic Sandra Borakievich y tendrá como panelistas al Dr. Wiliam Peres, de la Universidad Estadual Paulista de Brasil; la Dra. Cecilia Palmeiro, de Birkbeck Collage, Universidad de Londres; Inglaterra; Alba Rueda, responsable del área Trans de la Asociación Civil 100% Diversidad y Derechos y responsable del área de asesoramiento del 0800 del INADI y la Dra. Ana M.Fernandez, Fac. de PsicologíaUBA xxi. Tenemos mucha tarea por delante, los desafíos son enormes, pero tratamos de emprenderlos con todas sus dificultades. Pensaremos una vez más en el límite de lo que no sabemos. Allí se funda nuestro entusiasmo. Publicado en Actualidad Psicológica (Septiembre de 2012). i Foucault, M.: El Uso de los Placeres. Historia de la Sexualidad. Tomo II, México, Siglo XXI, 1984 8 ii Para un mayor despliegue de estas cuestiones ver Fernández, A. M.: Las lógicas sexuales. Amor, política y violencias. Buenos Aires, Nueva Visión, 2009 iii Deleuze, G.: conversaciones. Valencia.Ed.Pre-textos. 1996 iv Fernández, A. M.: Instituciones Estalladas, Buenos Aires, Eudeba, 1999. También Lazzaratto, M.: Política del acontecimiento. Tinta Limón, Buenos Aires, 2006. Y Rolnik, S. y Guattari. F.: Micropolítica. Cartografías del deseo, Tinta Limón, Buenos Aires, 2006. v Fernández, A. M., Borakievich, S., Cabrera, C.: “Diversidades amorosas, eróticas, conyugales y parentales en los modos de subjetivación contemporánea”, IV Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología, Facultad de Psicología, UBA. En prensa. vi Fernández, A. M.: Las lógicas colectivas: Imaginarios, cuerpos y multiplicidades, Buenos Aires, Biblos, 2ª ed. 2012 vii Proyecto de Investigación UBACyT Trianual, Programación 2011-2014. Directora: Ana M. Fernández. Equipo: Dra. Mercedes López, Lics. Sandra Borakievich, Enrique Ojám, Cecilia Calloway, Candela Cabrera, Julián Bókser y Maximiliano Frydman. viii En nuestro país, C.H.A., F.A.L.G.B.T., 100% Diversidad y derechos, Les-Madres, entre otras. ix Butler, J.: Cuerpos que importan, Buenos Aires, Paidós, 2002. También: Berkins, L.: “Anatomía del cuerpo travesti”, en MU. El periódico de Lavaca, Lavaca, Buenos Aires, 2008 x Fernández, A. M.: Conferencia “El orden sexual moderno” en Proyecto Prefalc de intercambio docente entre Francia, Argentina y Colombia. Facultad de Psicología, UBA, 2012. xi Fernández, A. M.: La mujer de la ilusión. Pactos y contratos entre hombres y mujeres. Buenos Aires, Paidos, 1993. xii Fernández, A. M.: Las lógicas sexuales. Amor, política y violencias. Buenos Aires, Nueva Visión, 2009. xiii Fernández, A. M.: “Hacia los Estudios Transdisciplinarios de la Subjetividad (Reformulaciones académicopolíticas de la diferencia)” en Revista de Investigaciones en Psicología, Año 16, Nº1, Instituto de Investigaciones, Facultad de Psicología, UBA, Buenos Aires, 2011. xiv Fernández, A. M.: Las lógicas sexuales. Amor, política y violencias. Buenos Aires, Nueva Visión, 2009. xv Fernández, A. M.: Las lógicas colectivas. Imaginarios, cuerpos y multiplicidades, Buenos Aires, Biblos, 2ª ed. 2012. Capítulo I: “Haciendo met-odhos.” xvi Fernández, A. M. y col.: Política y Subjetividad. Asambleas barriales y fábricas recuperadas. Buenos Aires, Biblos, 3ª ed. 2012. xvii Fernández, A. M.: “Las diferencias desigualadas: multiplicidades, invenciones políticas y transdisciplina” Revista Nómadas Nº 30, Universidad Central, Colombia, 2009. xviii Palmeiro, C.: Desbunde y Felicidad. De la cartonera a Perlongher, Buenos Aires, Título, 2011. xix Directora: Dra. Ana M. Fernández. Co-directora: Lic. Sandra Borakievich. Equipo: Lics. Susana De La Sovera, Marina Tesone, Luciana Gennari, Carolina Corino, Santiago Ortiz Molinuevo. Docentes invitadas: Lics. Aída Loya y Lucrecia Bernst. xx Exposición de Lohanna Berkins en el Simposio Internacional “Política, subjetividad y diversidades: los Estudios Queer interpelan la diferencia”. Coord. A.M. Fernández, Disertantes: M. Bellucci, L. Berkins y W. Siqueira Peres; en el III Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología, XVIII Jornadas de investigación y Séptimo Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR, Facultad de Psicología, UBA, 22 al 25 de noviembre de 2011, Buenos Aires. xxi Otras actividades programadas en el marco de los proyectos UBACYT y UBANEX en el IV Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología, F. de Psicología, UBA, Buenos Aires, 27 al 30 de noviembre de 2012. son : 1. Presentación del Simposio Internacional mencionado, titulado “Política y Subjetividad: Pensar los cuerpos, pensar las diversidades”;2. Presentación del taller “Subjetividades contemporáneas y diversidades: Interpelaciones a profesionales del campo de la psicología” coordinación a cargo de Lic. Susana De La Sovera y equipo de extensión Cát. I. de T. y T. de Grupos, F. de Psicología, UBA y 3. Presentación en Mesa de Trabajos Libres de la ponencia “Diversidades amorosas, eróticas, conyugales y parentales en los modos de subjetivación contemporáneos”, autoras: Dra. Ana M. Fernández, Lics. Sandra Borakievich y Candela Cabrera. 9