Entre el enfriamiento económico y el recalentamiento geopolítico Decadencia sistémica global Jorge Beinstein Presenciamos actualmente un fenómeno que nos hace recordar etapas trágicas de la humanidad: mientras la economía mundial marcha hacia una segura recesión que amenaza ser prolongada, los conflictos políticos y militares se extienden peligrosamente involucrando a la superpotencia tradicional, los Estados Unidos, y a las potencias emergentes: Rusia y China. No se trata de una nueva “guerra fría”, el mundo de ese período estaba marcado por la prosperidad económica general, tanto en su etapa keynesiana (hasta los años 1970) como en la era neoliberal en lo que refiere a Occidente y su área de influencia. Confrontado con el capitalismo próspero aparecía la URSS y sus aliados socialistas creciendo a tasas altas, expandiendo sus industrias, sus sistemas educativos. También irrumpía un “tercero en discordia”, los países subdesarrollados realizando experiencias nacionalistas, intentando desarrollos capitalistas autónomos algunas veces con originales inclinaciones “socialistas”. Los principales protagonistas globales se consideraban embarcados en una gran confrontación ideológica: capitalismo o socialismo. Nada de eso ocurre hoy. Asistimos a confrontaciones que van subiendo de tono aunque no levantan modelos de sociedad opuestos: todos adhieren al capitalismo. El contexto no es la prosperidad económica sino el estancamiento o la recesión. Por una parte aparece el bloque OTAN encabezado por una potencia decadente y por el otro Rusia, una potencia energética-militar y China una potencia industrial joven cuyos principales mercados son sus oponentes de la OTAN. Economía 2012 está marcado por la entrada en recesión de la Unión Europea y Japón y la desaceleración del crecimiento precario de los Estados Unidos. Este panorama sombrío está comenzando a afectar negativamente a los países emergentes como lo demuestra el desinfle de China e India más las amenazas financieras y comerciales sobre Rusia y Brasil. Acompañando los acontecimientos el gurú hiper mediático Nouriel Roubini ha inundado recientemente la red con su último pronóstico (en realidad una constatación tardía): “Mi escenario de 'Crisis Total' se despliega ahora”. El escenario-catástrofe que Roubini anunciado para 2013 y adelantado por el autor a 2012 combina las recesiones y desinfles de la economías centrales tradicionales (UE, USA, Japón) con los de las emergentes (principalmente China) a lo que agrega una crisis político-militar descontrolada en Medio Oriente (1). Menos mediático que Roubini pero más riguroso el equipo prospectivo LEAP/E2020 (Laboratorio europeo de anticipación política – Europa 2020) señalaba en su última publicación (20 de Junio de 2012) un larga serié de síntomas que anunciarían un escenario no menos catastrófico que el de Roubini como la constatación de que ya no existe ningún motor de crecimiento por ninguna parte (fin de los mitos de la “reactivación 1 estadounidense” y de la “locomotora china”), el comienzo de la contracción del comercio internacional, la ausencia de soluciones “milagrosas” como en 2008/2009 a causa de la impotencia creciente de varios grandes bancos centrales occidentales (FED, Banco de Inglaterra, Banco de Japón) y de la saturación del endeudamiento público en la Unión Europea, Japón y los Estados Unidos, el aumento de las tensiones geopolíticas particularmente en Medio Oriente que se acercan al punto de la explosión pero también entre los Estados Unidos y Rusia-China, la rápida declinación de la credibilidad de los Estados de los países de alto desarrollo que deben asumir la doble carga del endeudamiento público y de un excesivo endeudamiento privado y la incapacidad de esas naciones para controlar y/o disminuir la propagación del desempleo masivo y de largo plazo, etc (2). En una linea aún más pesimista se ubica Paul Craig Roberts, ex subsecretario del Tesoro en la administración Reagan, considerado uno de los fundadores de la “reaganomics” y en otras épocas editor y columnista del Wall Street Journal y de Business Week. Acaba de publicar un texto cuyo título lo dice todo: “El colapso de la economía de los Estados Unidos y el fin del mundo” (3). Donde señala el carácter insuficiente (casi nulo) y efímero de la recuperación de la economía norteamericana después de 2008 y la combinación de trampas militaristas y financieras que impiden a la súper potencia superar su declinación (Roberts la considera irreversible). Todo parece indicar que el enfriamiento en curso de la economía global llegó para quedarse por un largo período, de la crisis de deudas privadas con centro en la burbuja inmobiliaria norteamericana durante 2008 se ha pasado en 2011-2012 a la crisis de deudas públicas. Esta última fue precipitada por las estrategias de apoyo al sector financiero y otros estímulos que frenaron la caída general sin superar sus causas, al final de la etapa consumidores, empresas y bancos se hunden en el pesimismo mientras su tabla de salvación: la generosidad estatal, está aplastada por las deudas. En realidad desde mucho antes era posible anticipar este final de fiesta. La “solución” dada por las grandes potencias tradicionales a la crisis de 2008 (masivas transferencias de fondos hacia los grandes grupos financieros alimentadas por el endeudamiento público) tenia que llegar tarde o temprano a su nivel de agotamiento. Es lo que ahora esta sucediendo. Hacia comienzos de 2011 (antes del Tsunami) la deuda pública de Japón superaba al 200% de su PBI, sumando las deudas públicas y las privadas se llegaba a algo más del 500 %, la deuda total norteamericana rondaba el al 380 %, la de Francia 350 %, la de Inglaterra algo más del 500 %, etc... sin olvidarnos lo que ocurría con los PIIGS. Los auxilios financieros fracasaron si los evaluamos de acuerdo al objetivo explicitado por los gobiernos: reactivar las economías de manera durable, sin embargo lograron postergar por algo menos de un lustro (hasta hoy) el derrumbe del sistema financiero que había sido el pulmón de las economías centrales durante varias décadas, en ese sentido dichas estrategias fueron exitosas. No olvidemos que la ahora demonizada “hipertrofia financiera” (fenómeno de larga duración) permitió el endeudamiento de estados, empresas y consumidores haciendo girar la rueda económica a partir del estancamiento turbulento de los años 1970 popularizado como “estanflación”. 2 A partir de 2008 el sistema financiero global no se derrumbó aunque se estancó, un buen indicador de ello son los productos financieros derivados que venían creciendo vertiginosamente desde comienzos de la década pasada hasta que encontraron en 2008 un techo nominal del orden de los 700 billones de dólares. En diciembre del 2000 los derivados representaban unas 3 veces el producto bruto mundial, en diciembre de 2003 unas 5,3 veces, en diciembre de 2005 llegaban a 6,5 veces, en diciembre de 2006 unas 7,8 veces y en junio de 2008 cerca de 11,7 veces, a partir de ese pico la relación entre derivados y producto bruto mundial dejo de crecer (4). El estancamiento del “dinamizador financiero” (en realidad de una droga financiera con rendimientos decrecientes) y la incapacidad de las economías centrales para superar al sistema-económico-financierizado operan como factores decisivos del estancamiento económico general. En esas condiciones la desaceleración del comercio internacional resulta inevitable y las naciones emergentes son afectadas por dicho proceso, “The Economist” reportaba en marzo de este año que el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) considerado en su conjunto llevaba ya siete trimestres consecutivos de declinación de su tasa de crecimiento (5). Por ahora las autoridades chinas pronostican una fuerte caída de su tasa de crecimiento de 9 % en 2011 a 7,5 % en 2012. Comparada con los crecimientos de los países avanzados parece muy alta aunque si la confrontamos con el dinamismo de los últimos años y las presiones sociales existentes el dato es preocupante, con esa tasa del 7,5 % la absorción de la nueva masa laboral que llega a los mercados urbanos empieza a encontrar dificultades, una tasa menor al 6 % provocaría una rápida expansión del desempleo. Por su parte el gobierno de Brasil pronosticaba un crecimiento del 4 % anual a comienzos de este año pero fue reduciendo la cifra y a fines de Junio su Banco Central bajaba el pronóstico al 2,5% 3 . 4 Geopolítica No resulta difícil encontrar vínculos entre el panorama económico y las turbulencias político-militares en desarrollo. El capitalismo tiene un poco más de 200 años de existencia, su desarrollo desde la revolución industrial inglesa hasta nuestros días puede ser visualizado en términos geopolíticos como la hegemonía de dos grandes potencias, Inglaterra primero, cubriendo todo el siglo XIX y los Estados Unidos emergiendo desde la primera guerra mundial y afirmando su primacía global desde los años 1940. En su despegue Inglaterra derrotó a su rival francés (en las guerras napoleónicas) y en su madurez tuvo que enfrentar al ascenso alemán que fue derrotado una primera vez en 1914-18 y de manera definitiva en la segunda guerra mundial. Aunque la caída de Alemania coincidió con el último tramo de la decadencia del Imperio británico que cedió la delantera a su hijo histórico el vigoroso capitalismo estadounidense que enfrentó y finalmente derrotó a su rival soviético. En síntesis, el capitalismo como sistema mundial siempre estuvo articulado en torno de una superpotencia que atravesaba períodos de unipolaridad refulgente y otros menos brillantes navegando por aguas turbulentas. Lo que ahora presenciamos es completamente novedoso, al parecer la era de la unipolaridad agoniza quebrando una tradición de dos siglos de predominios sucesivos inglés-norteamericano. No aparece en el horizonte una súperpotencia de remplazo (la ilusión china comienza a desvanecerse y la Unión Europea pelea por su supervivencia), tampoco emerge algo parecido a una multipolaridad ordenada controlando al sistema global (sacudido por una profunda crisis sistémica). Es lo que hace algún tiempo Richard Haass y otros académicos llamaban “despolarización” o “no-polarización”, percibido por algunos como un mundo descentralizado, más democrático sin imperios globales y por otros (entre los que se encuentra Haass) como un planeta crecientemente caótico desordenado por una crisis económica prolongada (6). El primer caotizador es el imperio en declive: los Estados Unidos que resiste la pérdida de influencia global, no puede hacerlo eficazmente empleando el arma económica cada vez más deteriorada golpeada por los deficits y las deudas. Utiliza entonces lo que considera un instrumento imbatible: su sistema militar y las viejas redes de influencia política heredadas del pasado, el problema es que su enfermedad económica y cultural termina por limitar o arruinar sus hipotéticas ventajas militares. Desarrolló durante la década pasada una gigantesca ofensiva sobre Asia que extendió recientemente hacia África, el saldo es claramente negativo. Luego de más de una década de guerra se hunde en el pantano afgano y arriesga perder a su viejo aliado pakistaní al que involucra cada vez más en un espacio bélico fuera de control. Replegó sus tropas formales de Irak al que dejó sumergido en una guerra étnica infinita y cada vez más próximo de su vecino iraní. Rodeó a Irán con más de cincuenta bases militares grandes, medianas y pequeñas y amenaza con atacarlo desde hace unos diez años sin poder hacerlo entre otras cosas porque las consecuencias para la economía mundial serían catastróficas, tal vez lo haga próximamente como lo pronostican ciertos expertos produciendo el desastre esperado. Ha establecido un cerco militar en torno de Rusia y comienza a organizarlo en torno de China (7) y confronta con Rusia en torno del conflicto sirio. 5 Mientras tanto China, más allá de su desinfle en curso, avanza gradualmente en términos económicos en Asia, África y América Latina mientras Rusia converge estratégicamente con China y va recuperando paso a paso su espacio de influencia en Asia central y extiende lazos en otras partes del planeta. Por otra parte el tradicional patio trasero de los Estados Unidos: América Latina ha ido ganando autonomía avanzando en su integración (Mercosur, Unasur, Celac) y establece un puente estratégico con el proceso de integración eurasiática a través de la alianza BRICS. Los Estados Unidos responden con acciones desestabilizantes que a veces aparentan ser planes de conquista colonial muy coherentes y realistas aunque la realidad termina siempre por demostrar lo contrario. Visto desde una perspectiva histórica nos damos cuenta que lo esfuerzos norteamericanos por controlar territorios en la periferia se convierten tarde o temprano en situaciones caóticas que extienden por el mundo una suerte de área gris de guerras civiles, estados destruidos, infraestructuras arruinadas, poblaciones degradadas. La incapacidad por integrar a un sistema global norteamericanizado en decadencia se convierte en una inesperada capacidad destructiva. Terra incognita En 1940 Karl Polanyi publicaba una de las obras fundamentales de la ciencia social del siglo XX: “La gran transformación” (8), el libro estaba consagrado a explicar las causas del paso del capitalismo liberal a un sistema social regulado que ahora podríamos identificar con era keynesiana. Según el autor el disparador del derrumbe de las ilusiones decimonónicas en torno de la perpetuidad de la economía de mercado autorregulada había sido la implosión del sistema monetario internacional apoyado en el patrón oro (y detrás del mismo la hegemonía del imperio británico). La crisis económica desató un enorme caos geopolítico que incluyó dos guerras mundiales, la hecatombe de 1929, el ascenso del fascismo, el fin de la cultura liberal y el nacimiento de una extensa experiencia postcapitalista global protagonizada inicialmente por la URSS. Como ahora sabemos esa crisis no quebró completamente al sistema engendrado hacia fines del siglo XVIII a partir de la Revolución Francesa y la revolución industrial en Inglaterra. La articulación geopolítica internacional, más o menos dura o más o menos flexible, en torno de un polo dominante, pieza clave de esa civilización, siguió existiendo, solo cambió de titular (que de todos siguió hablando inglés). Ese cambio era de algún modo pronosticable (constituía uno de los escenarios posibles) cuando hacia fines de los años 1930 Polanyi escribía su libro. Ahora asistimos a una crisis monetaria mucho mayor, el pilar del sistema, es decir el dólar, se va derritiendo poco a poco y tal vez dentro de no mucho tiempo puede llegar a colapsar. No aparecen recambios a la vista ni para el dólar ni para la hegemonía estadounidense. A diferencia de los años 1930 no hay manera de construir escenarios mínimamente rigurosos con horizontes temporales de un lustro o dos en torno de nuevas unipolaridades globales (o de una novedosa “mulipolaridad” ordenada). Esto constituye un indicador muy claro de que la crisis actual es mucho mayor que todas las anteriores incluyendo a la “gran transformación” que describía Polanyi. Se trata de un complejo proceso de decadencia, basta con repasar datos tales como el del volumen de la masa financiera equivalente a veinte veces el Producto Bruto Mundial y 6 su pilar principal: el súper endeudamiento público-privado en los países ricos que bloquea la expansión del consumo y la inversión, el de la declinación de los recursos energéticos tradicionales (sin reemplazo decisivo a la vista) o el de la destrucción ambiental. Y también el de la transformación de las élites capitalistas en un entramado de redes mafiosas que marca con su sello a las estructuras de agresión militar convirtiéndolas en una combinación de instrumentos formales (convencionales) e informales donde estos últimos van predominando a través de una inédita articulación de bandas de mercenarios y manipulaciones mediáticas de alcance global, “bombardeos humanitarios” y otras acciones inscriptas en estrategias de desestabilización integral apuntando hacia la desestructuración durable de vastas zonas periféricas. Cada paso de las potencias centrales hacia la superación de su crisis es en realidad un nuevo empujón hacia el abismo. Los subsidios otorgados a los grupos financieros abultaron las deudas públicas sin lograr la recomposición durable de la economía y cuando luego tratan de frenar dicho endeudamiento restringiendo gastos estatales al tiempo que aplastan salarios con el fin de mejorar las ganancias empresarias agravan el estancamiento convirtiéndolo en recesión, deterioran en consecuencia las fuentes de los recursos fiscales y eternizan el peso de las deudas. Queda así al descubierto un aspecto esencial del imperialismo del siglo XXI mutando hacia una dinámica de desintegración general de alcance planetario. Esto es advertido no solo por algunos partidarios del anticapitalismo sino desde hace un cierto tiempo por un número creciente de “prestigiosos”(mediáticos) defensores del sistema como el gurú financiero Nuriel Roubini cuando proclamaba hacia mediados de 2011 que el capitalismo había ingresado en un período de autodestrucción. Según Roubini "Karl Marx tenía razón, llegado un punto, el capitalismo puede autodestruirse, porque no se puede seguir trasladando ingresos del trabajo al capital sin tener un exceso de capacidad y una falta de demanda agregada. Y eso es lo que sucedió. Pensamos que los mercados funcionaban. No están funcionando. Y lo que es individualmente racional es que cada empresa quiere sobrevivir y prosperar, y eso significa recortar costos laborales aún más. Mis costos laborales son los ingresos laborales y el consumo de otros. Por eso es que es un proceso de autodestrucción” (9). ----------------------------(1), Ansuya Harjan, “Roubini: My 'Perfect Storm' Scenario Is Unfolding Now”, CNBC 9 Jul 2012, http://www.cnbc.com/id/48116835 y Nouriel Roubini, “A Global Perfect Storm”, Proyect Syndicate, 15 June 2012, http://www.project-syndicate.org/print/a-global-perfect-storm. (2), GEAB N°66, 20 de junio de 2012, “Alerta Roja / Crisis sistémica global - septiembre-octubre de 2012: Cuando las trompetas de Jericó sonarán 7 veces para el mundo pre crisis”, http://www.leap2020.eu/El-GEAB-N-66-esta-disponible-Alerta-Roja-Crisis-sistemica-global-septiembre-octubre-de-2012Cuando-las-trompetas-de_a11100.html. (3), Paul Craig Roberts, “ The Collapsing US Economy and the end of the world”, http://www.paulcraigroberts.org/2012/07/08/the-collapsing-us-economy-end-world/ (4), Banco de Basilea (BIS), FMI. Banco Mundial. (5), The Economist, Focus World GDP, Mar 20th 2012, http://www.economist.com/blogs/graphicdetail/2012/03/focus-2. (6), Richard N. Haass, “The Age of Nonpolarity. What Will Follow U.S. Dominance”, Foreign Affairs, Mai/June 2008. (7), Gabriel Kolko, “Panetta’s Pacific Vision. Vague and Meandering Plan to "Contain" China”, Counterpunch, June 8-10, 2012. (8), Karl Polanyi, “The Great Transformation. The Political and Economic Origins of Our Time”, Bacon P, Boston, Massachucetts, 2001. (9), The Wall Street Journal Americas, Entrevista con Nouriel Roubini: “Marx, Bush y otra recesión”, August 15, 2011. 7