28_decadencia sistemica

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Entre el enfriamiento económico y el recalentamiento geopolítico
Decadencia sistémica global
Jorge Beinstein
Presenciamos actualmente un fenómeno que nos hace recordar etapas trágicas de la
humanidad: mientras la economía mundial marcha hacia una segura recesión que
amenaza ser prolongada, los conflictos políticos y militares se extienden peligrosamente
involucrando a la superpotencia tradicional, los Estados Unidos, y a las potencias
emergentes: Rusia y China.
No se trata de una nueva “guerra fría”, el mundo de ese período estaba marcado por la
prosperidad económica general, tanto en su etapa keynesiana (hasta los años 1970)
como en la era neoliberal en lo que refiere a Occidente y su área de influencia.
Confrontado con el capitalismo próspero aparecía la URSS y sus aliados socialistas
creciendo a tasas altas, expandiendo sus industrias, sus sistemas educativos. También
irrumpía un “tercero en discordia”, los países subdesarrollados realizando experiencias
nacionalistas, intentando desarrollos capitalistas autónomos algunas veces con originales
inclinaciones “socialistas”.
Los principales protagonistas globales se consideraban embarcados en una gran
confrontación ideológica: capitalismo o socialismo.
Nada de eso ocurre hoy. Asistimos a confrontaciones que van subiendo de tono aunque
no levantan modelos de sociedad opuestos: todos adhieren al capitalismo. El contexto no
es la prosperidad económica sino el estancamiento o la recesión. Por una parte aparece
el bloque OTAN encabezado por una potencia decadente y por el otro Rusia, una potencia
energética-militar y China una potencia industrial joven cuyos principales mercados son
sus oponentes de la OTAN.
Economía
2012 está marcado por la entrada en recesión de la Unión Europea y Japón y la
desaceleración del crecimiento precario de los Estados Unidos. Este panorama sombrío
está comenzando a afectar negativamente a los países emergentes como lo demuestra el
desinfle de China e India más las amenazas financieras y comerciales sobre Rusia y
Brasil.
Acompañando los acontecimientos el gurú hiper mediático Nouriel Roubini ha inundado
recientemente la red con su último pronóstico (en realidad una constatación tardía): “Mi
escenario de 'Crisis Total' se despliega ahora”. El escenario-catástrofe que Roubini
anunciado para 2013 y adelantado por el autor a 2012 combina las recesiones y desinfles
de la economías centrales tradicionales (UE, USA, Japón) con los de las emergentes
(principalmente China) a lo que agrega una crisis político-militar descontrolada en Medio
Oriente (1).
Menos mediático que Roubini pero más riguroso el equipo prospectivo LEAP/E2020
(Laboratorio europeo de anticipación política – Europa 2020) señalaba en su última
publicación (20 de Junio de 2012) un larga serié de síntomas que anunciarían un
escenario no menos catastrófico que el de Roubini como la constatación de que ya no
existe ningún motor de crecimiento por ninguna parte (fin de los mitos de la “reactivación
1
estadounidense” y de la “locomotora china”), el comienzo de la contracción del comercio
internacional, la ausencia de soluciones “milagrosas” como en 2008/2009 a causa de la
impotencia creciente de varios grandes bancos centrales occidentales (FED, Banco de
Inglaterra, Banco de Japón) y de la saturación del endeudamiento público en la Unión
Europea, Japón y los Estados Unidos, el aumento de las tensiones geopolíticas
particularmente en Medio Oriente que se acercan al punto de la explosión pero también
entre los Estados Unidos y Rusia-China, la rápida declinación de la credibilidad de los
Estados de los países de alto desarrollo que deben asumir la doble carga del
endeudamiento público y de un excesivo endeudamiento privado y la incapacidad de
esas naciones para controlar y/o disminuir la propagación del desempleo masivo y de
largo plazo, etc (2).
En una linea aún más pesimista se ubica Paul Craig Roberts, ex subsecretario del Tesoro
en la administración Reagan, considerado uno de los fundadores de la “reaganomics” y en
otras épocas editor y columnista del Wall Street Journal y de Business Week. Acaba de
publicar un texto cuyo título lo dice todo: “El colapso de la economía de los Estados
Unidos y el fin del mundo” (3). Donde señala el carácter insuficiente (casi nulo) y efímero
de la recuperación de la economía norteamericana después de 2008 y la combinación de
trampas militaristas y financieras que impiden a la súper potencia superar su declinación
(Roberts la considera irreversible).
Todo parece indicar que el enfriamiento en curso de la economía global llegó para
quedarse por un largo período, de la crisis de deudas privadas con centro en la burbuja
inmobiliaria norteamericana durante 2008 se ha pasado en 2011-2012 a la crisis de
deudas públicas. Esta última fue precipitada por las estrategias de apoyo al sector
financiero y otros estímulos que frenaron la caída general sin superar sus causas, al final
de la etapa consumidores, empresas y bancos se hunden en el pesimismo mientras su
tabla de salvación: la generosidad estatal, está aplastada por las deudas.
En realidad desde mucho antes era posible anticipar este final de fiesta. La “solución”
dada por las grandes potencias tradicionales a la crisis de 2008 (masivas transferencias
de fondos hacia los grandes grupos financieros alimentadas por el endeudamiento
público) tenia que llegar tarde o temprano a su nivel de agotamiento. Es lo que ahora esta
sucediendo.
Hacia comienzos de 2011 (antes del Tsunami) la deuda pública de Japón superaba al
200% de su PBI, sumando las deudas públicas y las privadas se llegaba a algo más del
500 %, la deuda total norteamericana rondaba el al 380 %, la de Francia 350 %, la de
Inglaterra algo más del 500 %, etc... sin olvidarnos lo que ocurría con los PIIGS.
Los auxilios financieros fracasaron si los evaluamos de acuerdo al objetivo explicitado por
los gobiernos: reactivar las economías de manera durable, sin embargo lograron
postergar por algo menos de un lustro (hasta hoy) el derrumbe del sistema financiero que
había sido el pulmón de las economías centrales durante varias décadas, en ese sentido
dichas estrategias fueron exitosas. No olvidemos que la ahora demonizada “hipertrofia
financiera” (fenómeno de larga duración) permitió el endeudamiento de estados,
empresas y consumidores haciendo girar la rueda económica a partir del estancamiento
turbulento de los años 1970 popularizado como “estanflación”.
2
A partir de 2008 el sistema financiero global no se derrumbó aunque se estancó, un buen
indicador de ello son los productos financieros derivados que venían creciendo
vertiginosamente desde comienzos de la década pasada hasta que encontraron en 2008
un techo nominal del orden de los 700 billones de dólares. En diciembre del 2000 los
derivados representaban unas 3 veces el producto bruto mundial, en diciembre de 2003
unas 5,3 veces, en diciembre de 2005 llegaban a 6,5 veces, en diciembre de 2006 unas
7,8 veces y en junio de 2008 cerca de 11,7 veces, a partir de ese pico la relación entre
derivados y producto bruto mundial dejo de crecer (4).
El estancamiento del “dinamizador financiero” (en realidad de una droga financiera con
rendimientos decrecientes) y la incapacidad de las economías centrales para superar al
sistema-económico-financierizado operan como factores decisivos del estancamiento
económico general.
En esas condiciones la desaceleración del comercio internacional resulta inevitable y las
naciones emergentes son afectadas por dicho proceso, “The Economist” reportaba en
marzo de este año que el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)
considerado en su conjunto llevaba ya siete trimestres consecutivos de declinación de su
tasa de crecimiento (5). Por ahora las autoridades chinas pronostican una fuerte caída de
su tasa de crecimiento de 9 % en 2011 a 7,5 % en 2012. Comparada con los crecimientos
de los países avanzados parece muy alta aunque si la confrontamos con el dinamismo de
los últimos años y las presiones sociales existentes el dato es preocupante, con esa tasa
del 7,5 % la absorción de la nueva masa laboral que llega a los mercados urbanos
empieza a encontrar dificultades, una tasa menor al 6 % provocaría una rápida expansión
del desempleo.
Por su parte el gobierno de Brasil pronosticaba un crecimiento del 4 % anual a comienzos
de este año pero fue reduciendo la cifra y a fines de Junio su Banco Central bajaba el
pronóstico al 2,5%
3
.
4
Geopolítica
No resulta difícil encontrar vínculos entre el panorama económico y las turbulencias
político-militares en desarrollo.
El capitalismo tiene un poco más de 200 años de existencia, su desarrollo desde la
revolución industrial inglesa hasta nuestros días puede ser visualizado en términos
geopolíticos como la hegemonía de dos grandes potencias, Inglaterra primero, cubriendo
todo el siglo XIX y los Estados Unidos emergiendo desde la primera guerra mundial y
afirmando su primacía global desde los años 1940.
En su despegue Inglaterra derrotó a su rival francés (en las guerras napoleónicas) y en su
madurez tuvo que enfrentar al ascenso alemán que fue derrotado una primera vez en
1914-18 y de manera definitiva en la segunda guerra mundial. Aunque la caída de
Alemania coincidió con el último tramo de la decadencia del Imperio británico que cedió la
delantera a su hijo histórico el vigoroso capitalismo estadounidense que enfrentó y
finalmente derrotó a su rival soviético.
En síntesis, el capitalismo como sistema mundial siempre estuvo articulado en torno de
una superpotencia que atravesaba períodos de unipolaridad refulgente y otros menos
brillantes navegando por aguas turbulentas.
Lo que ahora presenciamos es completamente novedoso, al parecer la era de la
unipolaridad agoniza quebrando una tradición de dos siglos de predominios sucesivos
inglés-norteamericano. No aparece en el horizonte una súperpotencia de remplazo (la
ilusión china comienza a desvanecerse y la Unión Europea pelea por su supervivencia),
tampoco emerge algo parecido a una multipolaridad ordenada controlando al sistema
global (sacudido por una profunda crisis sistémica). Es lo que hace algún tiempo Richard
Haass y otros académicos llamaban “despolarización” o “no-polarización”, percibido por
algunos como un mundo descentralizado, más democrático sin imperios globales y por
otros (entre los que se encuentra Haass) como un planeta crecientemente caótico
desordenado por una crisis económica prolongada (6).
El primer caotizador es el imperio en declive: los Estados Unidos que resiste la pérdida de
influencia global, no puede hacerlo eficazmente empleando el arma económica cada vez
más deteriorada golpeada por los deficits y las deudas. Utiliza entonces lo que considera
un instrumento imbatible: su sistema militar y las viejas redes de influencia política
heredadas del pasado, el problema es que su enfermedad económica y cultural termina
por limitar o arruinar sus hipotéticas ventajas militares. Desarrolló durante la década
pasada una gigantesca ofensiva sobre Asia que extendió recientemente hacia África, el
saldo es claramente negativo. Luego de más de una década de guerra se hunde en el
pantano afgano y arriesga perder a su viejo aliado pakistaní al que involucra cada vez
más en un espacio bélico fuera de control. Replegó sus tropas formales de Irak al que
dejó sumergido en una guerra étnica infinita y cada vez más próximo de su vecino iraní.
Rodeó a Irán con más de cincuenta bases militares grandes, medianas y pequeñas y
amenaza con atacarlo desde hace unos diez años sin poder hacerlo entre otras cosas
porque las consecuencias para la economía mundial serían catastróficas, tal vez lo haga
próximamente como lo pronostican ciertos expertos produciendo el desastre esperado.
Ha establecido un cerco militar en torno de Rusia y comienza a organizarlo en torno de
China (7) y confronta con Rusia en torno del conflicto sirio.
5
Mientras tanto China, más allá de su desinfle en curso, avanza gradualmente en términos
económicos en Asia, África y América Latina mientras Rusia converge estratégicamente
con China y va recuperando paso a paso su espacio de influencia en Asia central y
extiende lazos en otras partes del planeta.
Por otra parte el tradicional patio trasero de los Estados Unidos: América Latina ha ido
ganando autonomía avanzando en su integración (Mercosur, Unasur, Celac) y establece
un puente estratégico con el proceso de integración eurasiática a través de la alianza
BRICS.
Los Estados Unidos responden con acciones desestabilizantes que a veces aparentan ser
planes de conquista colonial muy coherentes y realistas aunque la realidad termina
siempre por demostrar lo contrario. Visto desde una perspectiva histórica nos damos
cuenta que lo esfuerzos norteamericanos por controlar territorios en la periferia se
convierten tarde o temprano en situaciones caóticas que extienden por el mundo una
suerte de área gris de guerras civiles, estados destruidos, infraestructuras arruinadas,
poblaciones degradadas. La incapacidad por integrar a un sistema global
norteamericanizado en decadencia se convierte en una inesperada capacidad destructiva.
Terra incognita
En 1940 Karl Polanyi publicaba una de las obras fundamentales de la ciencia social del
siglo XX: “La gran transformación” (8), el libro estaba consagrado a explicar las causas del
paso del capitalismo liberal a un sistema social regulado que ahora podríamos identificar
con era keynesiana. Según el autor el disparador del derrumbe de las ilusiones
decimonónicas en torno de la perpetuidad de la economía de mercado autorregulada
había sido la implosión del sistema monetario internacional apoyado en el patrón oro (y
detrás del mismo la hegemonía del imperio británico). La crisis económica desató un
enorme caos geopolítico que incluyó dos guerras mundiales, la hecatombe de 1929, el
ascenso del fascismo, el fin de la cultura liberal y el nacimiento de una extensa
experiencia postcapitalista global protagonizada inicialmente por la URSS. Como ahora
sabemos esa crisis no quebró completamente al sistema engendrado hacia fines del siglo
XVIII a partir de la Revolución Francesa y la revolución industrial en Inglaterra. La
articulación geopolítica internacional, más o menos dura o más o menos flexible, en torno
de un polo dominante, pieza clave de esa civilización, siguió existiendo, solo cambió de
titular (que de todos siguió hablando inglés). Ese cambio era de algún modo pronosticable
(constituía uno de los escenarios posibles) cuando hacia fines de los años 1930 Polanyi
escribía su libro.
Ahora asistimos a una crisis monetaria mucho mayor, el pilar del sistema, es decir el dólar,
se va derritiendo poco a poco y tal vez dentro de no mucho tiempo puede llegar a
colapsar. No aparecen recambios a la vista ni para el dólar ni para la hegemonía
estadounidense. A diferencia de los años 1930 no hay manera de construir escenarios
mínimamente rigurosos con horizontes temporales de un lustro o dos en torno de nuevas
unipolaridades globales (o de una novedosa “mulipolaridad” ordenada). Esto constituye un
indicador muy claro de que la crisis actual es mucho mayor que todas las anteriores
incluyendo a la “gran transformación” que describía Polanyi.
Se trata de un complejo proceso de decadencia, basta con repasar datos tales como el
del volumen de la masa financiera equivalente a veinte veces el Producto Bruto Mundial y
6
su pilar principal: el súper endeudamiento público-privado en los países ricos que bloquea
la expansión del consumo y la inversión, el de la declinación de los recursos energéticos
tradicionales (sin reemplazo decisivo a la vista) o el de la destrucción ambiental. Y
también el de la transformación de las élites capitalistas en un entramado de redes
mafiosas que marca con su sello a las estructuras de agresión militar convirtiéndolas en
una combinación de instrumentos formales (convencionales) e informales donde estos
últimos van predominando a través de una inédita articulación de bandas de mercenarios
y manipulaciones mediáticas de alcance global, “bombardeos humanitarios” y otras
acciones inscriptas en estrategias de desestabilización integral apuntando hacia la
desestructuración durable de vastas zonas periféricas.
Cada paso de las potencias centrales hacia la superación de su crisis es en realidad un
nuevo empujón hacia el abismo. Los subsidios otorgados a los grupos financieros
abultaron las deudas públicas sin lograr la recomposición durable de la economía y
cuando luego tratan de frenar dicho endeudamiento restringiendo gastos estatales al
tiempo que aplastan salarios con el fin de mejorar las ganancias empresarias agravan el
estancamiento convirtiéndolo en recesión, deterioran en consecuencia las fuentes de los
recursos fiscales y eternizan el peso de las deudas.
Queda así al descubierto un aspecto esencial del imperialismo del siglo XXI mutando
hacia una dinámica de desintegración general de alcance planetario. Esto es advertido no
solo por algunos partidarios del anticapitalismo sino desde hace un cierto tiempo por un
número creciente de “prestigiosos”(mediáticos) defensores del sistema como el gurú
financiero Nuriel Roubini cuando proclamaba hacia mediados de 2011 que el capitalismo
había ingresado en un período de autodestrucción.
Según Roubini "Karl Marx tenía razón, llegado un punto, el capitalismo puede
autodestruirse, porque no se puede seguir trasladando ingresos del trabajo al capital sin
tener un exceso de capacidad y una falta de demanda agregada. Y eso es lo que sucedió.
Pensamos que los mercados funcionaban. No están funcionando. Y lo que es
individualmente racional es que cada empresa quiere sobrevivir y prosperar, y eso
significa recortar costos laborales aún más. Mis costos laborales son los ingresos
laborales y el consumo de otros. Por eso es que es un proceso de autodestrucción” (9).
----------------------------(1), Ansuya Harjan, “Roubini: My 'Perfect Storm' Scenario Is Unfolding Now”, CNBC 9 Jul 2012,
http://www.cnbc.com/id/48116835 y Nouriel Roubini, “A Global Perfect Storm”, Proyect Syndicate, 15 June 2012,
http://www.project-syndicate.org/print/a-global-perfect-storm.
(2), GEAB N°66, 20 de junio de 2012, “Alerta Roja / Crisis sistémica global - septiembre-octubre de 2012:
Cuando las trompetas de Jericó sonarán 7 veces para el mundo pre crisis”,
http://www.leap2020.eu/El-GEAB-N-66-esta-disponible-Alerta-Roja-Crisis-sistemica-global-septiembre-octubre-de-2012Cuando-las-trompetas-de_a11100.html.
(3), Paul Craig Roberts, “ The Collapsing US Economy and the end of the world”,
http://www.paulcraigroberts.org/2012/07/08/the-collapsing-us-economy-end-world/
(4), Banco de Basilea (BIS), FMI. Banco Mundial.
(5), The Economist, Focus World GDP, Mar 20th 2012, http://www.economist.com/blogs/graphicdetail/2012/03/focus-2.
(6), Richard N. Haass, “The Age of Nonpolarity. What Will Follow U.S. Dominance”, Foreign Affairs, Mai/June 2008.
(7), Gabriel Kolko, “Panetta’s Pacific Vision. Vague and Meandering Plan to "Contain" China”, Counterpunch, June 8-10, 2012.
(8), Karl Polanyi, “The Great Transformation. The Political and Economic Origins of Our Time”, Bacon P, Boston,
Massachucetts, 2001.
(9), The Wall Street Journal Americas, Entrevista con Nouriel Roubini: “Marx, Bush y otra recesión”, August 15, 2011.
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