Seminario Derecho a la Tierra y Restitución en la Región Caribe Cartagena, Colombia, 6 y 7 de abril de 2011 Conclusiones y Recomendaciones Conclusiones: • La tierra y la estructura de la propiedad rural son centrales en el conflicto colombiano. La concentración de la propiedad rural ha sido progresiva en detrimento evidente de los sectores rurales con menores ingresos. • La tierra es un elemento fundamental para la estabilización socio-económica de las comunidades retornadas, para la seguridad alimentaria y para cualquier proceso de reparación de la población desplazada, ya que en su mayoría la población desplazada es de origen campesino, afro o indígena, para quienes su relación con la tierra juega un papel fundamental en su subsistencia física, espiritual y cultural. • La dinámica del desplazamiento forzado, la dimensión del despojo y del abandono de tierras en la región Caribe han configurado una verdadera crisis humanitaria, que ha consolidado procesos de concentración de la propiedad rural y profundizado inequidades sociales en la región. • La región Caribe fue el centro de amplias disputas por la tierra y escenario de iniciativas de reforma agraria adelantadas por el Estado desde la década del 70. No obstante, ante la expansión del conflicto armado a finales de esta década y principios de los 80, un gran número de adjudicatarios de reforma agraria, abandonaron sus tierras sin haber registrado las resoluciones de adjudicación ante las Oficinas de Registro de Instrumentos Públicos, siendo explotadas desde entonces por otros campesinos de la región, que en la década de los noventa también fueron víctimas de desplazamiento forzado. • La informalidad en la tenencia de la tierra aunada al conflicto armado y la fragilidad de la institucionalidad local, facilitaron por una parte el despojo por parte del narcotráfico, los actores armados y/o sus testaferros. Y por otra propició la expropiación, ocupación y explotación de las tierras por segundos y terceros ocupantes, los cuales reclaman hoy derechos sobre las mismas tierras, lo cual obliga a pensar procesos de restitución en marcos legales más amplios que los que ofrece el derecho civil. • Por ello resulta urgente asumir procesos de restitución desde un enfoque de derechos humanos, propósito en el cual los “Principios sobre la restitución de las viviendas y el patrimonio de los refugiados y las personas desplazadas” (Principios Pinheiro), pueden aportar nuevas herramientas para la garantía del goce efectivo del derecho a la restitución de las víctimas del conflicto. • A su vez esos procesos de restitución también deberán apuntar a la recuperación de las tierras despojadas que hoy se encuentran en manos de actores armados ilegalidad y/o de sus testaferros, a establecer la verdad respecto del despojo y Página 1 juzgar a los victimarios como garantía de no repetición. • Si bien no hay acuerdo, se estima que la población desplazada ha sido despojada o ha dejado abandonadas entre 4 y 6 millones de hectáreas aproximadamente, siendo la región Caribe la zona donde se concentra la mayor cantidad de predios abandonados y/o despojados, de acuerdo a la Comisión de Seguimiento. • Aunque los campesinos de la región en su mayoría no eran propietarios, existían acuerdos tácitos para el uso del suelo y el ordenamiento del territorio entre ambas partes, lo cual le permitía a los campesinos explotar la tierra sin necesidad de ser titulares formales de la propiedad. Esta dinámica sufrió una ruptura por el accionar de los actores armados que restringieron la posibilidad de las comunidades de explotar la tierra y de concertar el control de sus territorios con otras comunidades campesinas. • Muchas de las zonas de despojo coinciden con zonas donde se adelantan procesos de atención, estabilización de población desplazada o procesos de reparación por graves violaciones a los derechos humanos. Ello implica asumir el reto de que en cada uno de estos procesos las acciones implementadas por las distintas instituciones obligadas en la atención de las víctimas, se realicen de manera coordinada, simultánea, integral y complementaria para lograr el impacto deseado con tales iniciativas. • En este sentido, los procesos de restitución deben ser complementados con programas de estabilización socio-económica y garantías efectivas de acceso de los campesinos desplazados a la tierra, así como con medidas de protección para quienes se encuentran en riesgo de desplazamiento y que habiéndose desplazado nunca protegieron sus tierras, para garantizar la sostenibilidad de eventuales procesos de retorno, reubicación o integración local. • Las medidas de protección no buscan frenar el mercado de tierras, imponiendo talanqueras a la libre compra – venta, por el contrario buscan garantizar que la venta de tierras no configure posibles despojos a través de la venta bajo aparente consentimiento de la víctima, obligación atendida por el Estado a través de la implementación de las medidas de protección, facultad que le permite de manera excepcional y transitoria, garantizar los derechos de las víctimas sin que por ello se vea afectado el mercado de tierras. • A pesar de la adopción de medidas de protección por parte de algunos Comités de Atención a Población Desplazada, permanece la preocupación por la venta masiva de tierras en zonas estratégicas por sus recursos naturales y ubicación geográfica como Montes de María, la Sierra Nevada de Santa Marta y el sur de la Guajira. En estas zonas la falta de inversión social y de incentivos para la producción, sumado a la incapacidad de pago de las deudas adquiridas con anterioridad al desplazamiento, ha llevado a los campesinos ha vender sus tierras a bajos precios, reforzando su vulnerabilidad y profundizando la inequidades sociales. • Ejemplo de lo señalado es el caso de la medida de protección colectiva de tierras de la de la zona baja de El Carmen de Bolívar, la cual ha dejado en evidencia la compleja situación sobre la tierra que existe en la región, ya que ha visibilizado las reclamaciones de los propietarios frente a las reclamaciones de segundos y terceros poseedores sobre un mismo predio, que no obstante la medida de protección se siguen vendiendo, lo que ha generado un fenómeno especulativo pues los predios son vendidos en un precio hasta 10 veces mayor al precio de compra por hectárea. Página 2 • Las medida de protección de tierras tanto colectivas como individuales, siguen siendo un mecanismo efectivo de garantía de los derechos de las víctimas sobre la tierra, sin embargo, es necesario fortalecer las capacidades técnicas de los Comités Municipales quienes adoptan las medidas colectivas, ya que en algunos municipios los Comités están autorizando las ventas, sin criterios técnicos de protección lo cual limita la efectividad de las medidas. • Sin embargo, iniciativas gubernamentales como el “Plan de Choque” y la constitución de dos “Zonas de Reserva Campesina”, pretenden revertir esta situación y proteger los derechos de los pequeños productores. • Otro de los problemas que se presenta en algunas zonas de la región Caribe es la explotación de grandes extensiones de tierra para la producción de bio combustibles, lo cual reduce la producción de alimentos, presiona la venta de pequeños predios, limita el acceso a la tierra para pequeños productores y genera graves impactos ambientales, como ha ocurrido en el caso del municipio de Maria la Baja. • Es necesario reivindicar la capacidad productiva del campesinado, recuperar sus saberes y cultura como contribución en la construcción de alternativas de desarrollo que no necesariamente pasan por la agroindustria. • Es importante recoger y visibilizar las iniciativas que están desarrollando comunidades, organizaciones y líderes en defensa de sus tierras en la región, como aporte a los procesos de construcción de territorio e insumo para las iniciativas estatales de restitución. Esto hace necesario ampliar los escenarios de deliberación pública donde las víctimas y otros sectores sociales puedan presentar sus propuestas, de cara a la construcción colectiva de las garantías de no repetición. • Sobre el tema de restitución, coincidieron varios ponentes que no debe ser el único componente de la política de tierras, ya que es necesario abordar otros elementos que hay para lograr sostenibilidad de estas medidas, como el acompañamiento a los retornos y las garantías para la seguridad personal de los reclamantes de tierras. En este sentido el Ministerio de Agricultura planteó que la política de restitución plasmada en la Ley de víctimas, aportará nuevas herramientas ya que con los mecanismos actuales no es posible atender la complejidad de la problemática. • El Ministerio de Agricultura, resalto el proyecto de constitución de una Zona de Reserva Campesina en los Montes de María, lo que implica una revisión de las ventas de la tierra que se han dado en la zona en los últimos años y de la progresiva concentración de tierras. El Ministerio invito a todas las instituciones y organizaciones nacionales e internacionales a apoyar el fortalecimiento de las comunidades campesinas. • La materialización de las amenazas contra líderes o miembros de comunidades u organizaciones que reclaman tierras, ha puesto en evidencia la falta de rutas efectivas de protección individual y colectiva para las personas que reivindican su derecho a la tierra y el territorio en la región. Varios representantes de las comunidades denunciaron casos de amenazas en su contra por promover reclamaciones de tierras. Los participantes en el seminario rechazaron de manera categórica los homicidios y amenazas contra líderes y comunidades ocurridos en todo el país relacionados con la reclamación de tierras y la reparación integral de las víctimas, e instaron al estado a reformular las medidas y los esquemas de protección de manera que garanticen de manera efectiva el derecho a la vida e Página 3 integridad personal de las víctimas. • Los participantes resaltan la necesidad de pensar los esquemas protección más allá de medidas policivas e individuales, pensando la protección desde una perspectiva comunitaria y de fortalecimiento de la institucionalidad local, la cual es la primera obligada en la garantía de los derechos de la población. • Se destaca que en las zonas de “consolidación” como Montes de María el agenciamiento de programas sociales debe estar en cabeza de la institucionalidad civil local como es su competencia y el rol de la fuerza pública debe restringirse a garantizar la seguridad, en el entendido de que la institucionalidad local será la que de sostenibilidad a las medidas que se implementen. • En cuanto al plan de choque que está adelantando el gobierno nacional, el INCODER señaló la importancia de que los procedimientos jurídicos de restitución no empeoren la problemática y observen los “Principios rectores de los desplazamientos internos” y los “Principios sobre la Restitución de las Viviendas y el Patrimonio de los Refugiados y las Personas Desplazadas” (Principios Pinheiro). • Además se instó a las instituciones del estado a investigar la responsabilidad de los funcionarios públicos por acción u omisión, cuando se hayan visto involucrados en hechos relacionados con desplazamientos forzados o casos de despojo. • En cuanto al derecho al territorio de las comunidades afrodescendientes, se señaló que el despojo en Montes de Maria, fue perpetrado por las AUC y hoy por las empresas que están adelantando mega proyectos en la región. Uno de los retos que tienen los consejos comunitarios es el de obtener reconocimiento oficial y lograr la titulación colectiva de sus territorios, para lo cual se deben flexibilizar estos procesos y adoptar un enfoque de restitución que transcienda el enfoque predial. • En cuanto al derecho del territorio de los pueblos indígenas, se resaltó que el estado colombiano reconoce 102 pueblos indígenas, integrados por 1.387.884 personas, que representan el 3.4% de la población nacional y tienen la titularidad de 735 resguardos que constituye el 29% del territorio nacional. Territorios de gran riqueza en recursos naturales renovables y no renovables. • Los asistentes expresan su preocupación porque la expedición de títulos mineros y las solicitudes que están en trámite, no han observado la obligación de adelantar procesos de consulta previa por la afectación que la actividad minera supone para los territorios colectivos. Resaltan que la consulta previa, libre e informada es un mecanismos para garantizar los derechos de afros e indígenas, pero su eficacia se ha visto reducida pues los resultados de la consulta no obligan ni a las instituciones, ni a los privados. • Existe una profunda preocupación entre las comunidades y organizaciones que reclaman la restitución de tierras y territorios en relación con la forma en como se resolverán los procesos de restitución a las víctimas del despojo y la expansión de mega proyectos agroindustriales, mineros y de hidrocarburos cuando coincidan en el mismo territorio. • Es importante, reconocer que las personas en situación de desplazamiento como las demás víctimas, no son sujetos pasivos de derecho, es decir, no están solo a la espera de lo que el Estado les puede brindar; es así como las instituciones deben hacer un mayor esfuerzo por garantizar la participación efectiva de la población Página 4 desplazada en las decisiones que los afectan. Recomendaciones: • Los participantes en el seminario coincidieron en instar al Estado a observar en el desarrollo de la política de restitución de tierras, los “Principios rectores de los desplazamientos internos” (Principios Deng) y los “Principios sobre la Restitución de las Viviendas y el Patrimonio de los Refugiados y las Personas Desplazadas” (Principios Pinheiro), instrumentos del derecho internacional aplicables en el ordenamiento interno colombiano en virtud del bloque de constitucionalidad y los cuales pueden aportar herramientas para lograr la reparación integral de las victimas del conflicto interno colombiano. • En el mismo sentido señalaron que el proceso de restitución de tierras y territorio impulsado por el Estado, debe plantear la redefinición de la estructura agraria y el modelo de desarrollo rural del país y contemplar iniciativas de acceso a la tierra y a territorios, planes regionales de apoyo proyectos a productivos que promuevan a la economía campesina tradicional, acompañamiento técnico y financiero, y garantizar la soberanía alimentaria de las comunidades, entre otros. • Frente a los retornos que se vienen adelantando en toda la región, se planteó la necesidad de hacer una revisión profunda del cumplimiento de los principios de dignidad, voluntariedad y seguridad contemplados en los protocolos de retorno, de manera tal que se encaminen a la materialización del goce efectivo de derechos de la población y hacia una real, efectiva y sostenible estabilización socio-económica de la población retornada. • En cuanto a los esquemas de protección de líderes, comunidades y organizaciones que reivindican su derecho a la tierra y al territorio, los asistentes señalaron su preocupación por la materialización de las amenazas en contra de líderes en procesos de restitución en los últimos meses y convinieron en exhortar al Ministerio del Interior y de Justicia a examinar los esquemas de protección para que garanticen de manera efectiva el derecho a la vida y la integridad de las personas y comunidades que se encuentran en riesgo. • Los pueblos indígenas de la región demandan del Gobierno Nacional avanzar sustantivamente en una estrategia dirigida a garantizar la seguridad jurídica y material de sus territorios ancestrales, para lo cual se considera que el saneamiento y la ampliación de los resguardos indígenas existentes, constituye un primer paso importante. Asimismo se estima de la mayor importancia retomar, con la participación de los pueblos interesados, la reglamentación de las Entidades Territoriales Indígenas (ETI`s). • Igualmente se invita al Estado a hacer mayores esfuerzos para garantizar de manera efectiva el derecho a la consulta previa, libre e informada de los pueblos indígenas, especialmente en el proceso de debate que se sigue en el Congreso por el proyecto de Ley de Victimas, retomando la metodología acordada en la Mesa Nacional de Concertación Indígena para la construcción e implementación de la consulta y concertada en los Planes de Salvaguarda en el marco del Auto 004 de 2009. • Los procedimientos jurídicos y administrativos aplicados por el Incoder encaminados a la titulación colectiva de tierras de comunidades afrodescendientes Página 5 deben ser efectivos, oportunos y pertinentes al contexto regional, de tal manera que responda a las condiciones de apropiación territorial del Caribe. • Es muy importante, que el Estado en cabeza del Ministerio de Agricultura garantice la participación efectiva de las comunidades y de las organizaciones de víctimas en la definición e implementación de iniciativas gubernamentales de gran impacto regional como la constitución de Zonas de Reserva Campesina y el Plan de Choque impulsado por el INCODER. • Como medida de reparación y garantía de no repetición se deben iniciar acciones para identificar, visibilizar y restituir los casos de despojo que se presentaron en la región, así como establecer la verdad en torno a estos casos, los perpetradores, sus causas y en manos de quienes se encuentran hoy las tierras. Para ello se recomienda al Estado retomar la propuesta de constituir una Comisión de la Verdad que establezca la verdad en torno al despojo. • Se debe garantizar que la ley de víctimas incluya un enfoque diferencial, que reconozca la diversidad de género, de edad, étnica y cultural de las víctimas. • Se deben atender las recomendaciones realizadas por los Entes Territoriales al proyecto de ley de Victimas, en relación con el fortalecimiento de las capacidades locales y regionales para responder de manera oportuna e integral a las victimas del conflicto armado. • Consolidar la participación de la institucionalidad civil en los procesos de restitución de tierras y territorios, así como fortalecer la articulación y la coordinación nación – territorio, a fin de generar confianza entre las instituciones locales y la sociedad civil, para dar respuesta oportuna y efectiva a estos procesos. • Adecuar en el orden local, regional y nacional la arquitectura institucional y los procedimientos, mecanismos y dispositivos en materia de protección de personas y comunidades de cara al reto de garantizar la no repetición de las conductas victimizantes y la restitución de tierras y territorios. • Dar cumplimiento a las obligaciones del Estado colombiano en relación con las garantías de no repetición, garantizando que sea la institucionalidad civil con la participación de las comunidades, quienes definan los planes, programas y proyectos encaminados a proteger los derechos de las víctimas, principalmente en aquellas zonas donde implementarán procesos de restitución de tierras y territorios. • Adecuar la estructura del estado para responder a las necesidades de asesoría jurídica, representación judicial y otras formas de participación de las victimas, dentro de los procesos administrativos y judiciales consagrados en el proyecto de ley de victimas. 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