Asignatura: Modelos curriculares Profesora: Mónica Lara Torres Construcción Curricular y Paradigmas. Primera parte Paradigmas para la Construcción Curricular Para la autora Shirley Grundy, el currículum no es un concepto, sino una construcción cultural, es decir, no se trata de un concepto abstracto que tenga alguna existencia aparte de la experiencia humana, es en cambio, una forma de organizar un conjunto de prácticas educativas humanas. Esta autora, en su texto, plantea tres paradigmas curriculares o tres formas de construir e interpretar el conocimiento en el campo curricular y que suponen racionalidades distintas e incluso excluyentes para la elaboración del currículo. Estos paradigmas se han denominado como Racionalidad Técnica, Práctica o Praxeológica y Critica o Reconceptualista Social. Para caracterizar la existencia de los paradigmas nombrados en el campo del Currículo, Grundy lo hace a partir de los trabajos del filósofo alemán Jürgen Habermas y su planteamiento sobre la teoría de los intereses cognitivos. Se trata de una teoría sobre los intereses humanos fundamentales que influyen en la forma de constituir o construir el conocimiento. Para Habernas los intereses son "orientaciones fundamentales de la especie humana y los intereses puros son orientaciones fundamentales racionales", lo cual no quiere decir que los seres humanos tengamos una orientación fundamental hacia la racionalidad, sino que el interés fundamental por la preservación de la vida, se enraíza en la vida organizada mediante el conocimiento, así como por la acción, por lo tanto los tres tipos de intereses planteados por Habermas, corresponden a tres formas de construir el conocimiento y guiar la acción humana. Para Habermas los tres tipos de intereses son: Técnico: Se basa en la necesidad de sobrevivir y reproducirse que tiene la especie, tanto ella misma como los aspectos de más importancia en la sociedad humana. Para lograr este objetivo las personas muestran una orientación básica hacia el control y la gestión del medio. Este saber se emparenta con las ciencias empírico/analíticas comprendiendo las conexiones hipotético /deductivas. Esta forma de saber emparentada con el positivismo, hace referencia a lo certero frente a lo imaginado, pretende a través de las predicciones basadas en la observación, anticipar como será el ambiente y de esa forma controlarlo. Que haya control implica que hay una relación de poder con el conocimiento. Este tipo de interés se da en el currículo basado en los objetivos, cuyo representante máximo fue Tyler (1949). Práctico: Apunta básicamente a la comprensión del medio para que el sujeto pueda interactuar en él, vivir en el mundo formando parte de él. Al hablar de comprensión surge lo moral en el: ¿Qué debo hacer? Para lo que es necesario comprender el significado de la situación. La producción del saber dando significación a lo histórico tiene que ver con las ciencias histórico hermenéuticas. No se trata de una acción aislada y particular sino de una acción subjetiva de un sujeto con relación a otro, o sea una interacción. El interés práctico genera entonces conocimiento subjetivo siendo por lo tanto un interés fundamental por comprender el ambiente mediante la interacción, basado en una interpretación consensuada del significado Emancipatorio: Teniendo en cuenta que los intereses son orientaciones fundamentales que pueden ser estimulados por la razón, Habermas considera la emancipación como independencia de lo que está fuera del individuo, sólo posible en el acto de la autorreflexión. Esta emancipación va a permitir liberar al hombre de las dependencias dogmáticas que deshacen la razón, y que lo vuelven no libre objetivado gracias a la falsa conciencia. Habermas considera la emancipación como un principio evolutivo auténtico implícito en el acto del habla que separa a las personas de otras formas de vida. La idea de libertad que aparece en este interés es trascendental, en la medida que está implícita en la interacción humana. Mientras los otros dos intereses se ocupan del control y de la comprensión respectivamente, el emancipador se preocupa de la potenciación, o sea de la capacidad de grupos e individuos de tomar las riendas de sus propias vidas. Con éstos elementos teóricos la autora abarca los distintos tipos de currículo haciendo su comparación con las acciones y los intereses humanos, viendo en la práctica como actúan distintos factores de poder, dados en la ideología y legitimados por un aparente orden natural que los hace incuestionables. Según, entonces, donde esté centrado el interés, va a poner en evidencia en cada curriculum sus objetivos, esquematizando perfectamente el porqué de sus relaciones y la prioridad que se les otorga a categorías como, naturaleza y finalidad del conocimiento, relación teoría- práctica, función de la educación y del currículo, entre otras. Mostramos a continuación lo más sustancial de cada paradigma para la construcción curricular: Paradigmas Técnicos El interés técnico se manifiesta en la orientación básica hacia el control del medio social y natural en correspondencia con un modelo curricular por objetivos o currículum como producto. Desde esta perspectiva las intenciones educativas se "traducen" en forma de objetivos: "resultado intencional y predeterminado de un programa de enseñanza planificado en términos de lo que se espera que el alumno haya aprendido" (Eraut, 1991, citado por Blanco, 1994). La visión técnica supone la división del trabajo entre los diseñadores del currículo y los ejecutores del mismo, aunque el profesor esté, por alguna razón involucrado en el diseño del currículum, los papeles de diseñador y ejecutor aparecen separados. Se trata de una racionalidad medios-fines en la que la planificación del currículum se convierte en la organización de los mejores medios para alcanzar los fines -objetivos- que adoptarán las formas de conductas observables. El proceso de derivación que desde las finalidades educativas llega a los objetivos operativos o terminales intenta legitimarse a través del uso de taxonomías y jerarquías de aprendizaje, soslayando el componente valorativo. Como opinan algunos de los partidarios de este modelo curricular (Gagné y Briggs, 1980) lo único necesario en el proceso de planificación del currículum es la redacción clara y precisa de los objetivos; cuando estos están definidos, todo lo demás queda determinado en una secuencia de enseñanza -aprendizaje que se impone desde afuera de la comunidad escolar, a partir de la opinión de "especialistas" y "técnicos" que determinan cómo y qué contenidos culturales seleccionar, cómo presentarlos y valorarlos La pregunta" ¿qué merece la pena enseñar?" se sustituye por "¿qué han de mostrar de lo que han aprendido?". (Blanco, 1994). La evaluación es un elemento de control a distintos niveles: de los profesores a los alumnos, del centro educativo sobre los profesores y estudiantes y de los administradores sobre el sistema, o sea sobre todos los anteriores. El interés técnico se manifiesta en un saber que mantiene una orientación esencial a las ideas. La teoría se valora en la medida en que ésta pueda llevarse a la práctica, sin necesidad de reinterpretarla. El saber generado, al estar el interés centrado en el control, se relaciona con el cómo hacer mejor las cosas, o sea el conocimiento generado está puesto en las destrezas. La teoría confirma, dirige y legitima la práctica. El profesor dirigido por un interés técnico percibe la teoría como un eidos organizador. La misión asignada a la educación es la formación de sujetos eficientes en una práctica determinada y adaptados a la estructura social. "La Educación es un proceso de modificación de los patrones de conducta de las personas" (Tyler 1977) que se entienden como recursos humanos para la ejecución de prácticas profesionales o técnicas. Se le exige al proceso educativo alcanzar altos niveles de producción, como resultados preestablecidos y logros de aprendizajes, desde una pretendida rigurosidad cientifica, de tipo empiricaanalítica. Visión sistémica de la escuela: “funcional” a la sociedad La meta de la educación para el logro de la misión asignada corresponde a programar y desarrollar una propuesta de enseñanza pre-elaborada a partir de criterios "técnicos" por especialistas, que anticipe, con el mayor grado de probabilidad el éxito en el resultado esperado. El modelo de sociedad que generó esta perspectiva curricular es una sociedad centrada y regulada por lo económico que necesita del hacer eficiente de los hombres y mujeres considerados recursos humanos para el logro de sus fines. Una sociedad que se contenta con la reproducción del conocimiento, que enfatiza su valor utilitario, su uso adecuado en las acciones humanas vinculadas a la eficiencia social. Una sociedad jerarquizada que establece el dualismo trabajo manual-trabajo intelectual, teoría-práctica asignando tareas diferenciales a los diferentes grupos sociales que cumplen una función asignada o logrado por sus méritos en la estructura social. Paradigma Práctico Cuando en el currículo impera el interés práctico, se resalta la acción o la práctica y no algún producto. El enfoque práctico, junto con el critico, intenta superar la racionalidad tecnológica, reconociendo la acción educativa como práctica social y al docente como sujeto, no como objeto o "agente" Plantea la acción educativa como práctica social y las intencionalidades educativas como problema moral en la recuperación de una relación dialéctica entre la teoría y la práctica educativa. Para esta concepción de currículo que se identifica con un interés referido a la dimensión moral, orientado hacia "el deber hacer" en el proceso educativo, las ciencias histórico-hermenéuticas proporcionan el saber necesario para que profesores y alumnos interactúen con el fin de comprender y dar sentido al medio social y natural. Las decisiones curriculares, son responsabilidad del educador, desde la óptica de docente profesional, capacitado para seleccionar y organizar la cultura por transmitir, sobre la base de criterios contextualizados. El interés práctico no contempla la división entre quienes diseñan el currículo y quienes lo ejecutan, mantiene la responsabilidad exclusiva en los profesores de iniciar la reforma educativa y el cambio curricular. El aprendizaje es entendido como un proceso de construcción de significados de conocimientos y acciones. Por tanto la tarea del profesor deja de ser la de enseñar a los alumnos algo que él sabe, para convertirse en la de ponerlos en contacto y capacitarlos para que se introduzcan en una comunidad de conocimientos, por tanto el contenido debe justificarse en términos de criterios morales relativos al «bien» que promueve (Grundy, 1991). Este enfoque tiene también una forma de enfocar la evaluación y la valoración, en esta postura carece de sentido hablar de la evaluación de la eficacia del currículo en términos de objetivos especificados de antemano. Tales objetivos carecen de autoridad para determinar la práctica de los sujetos que interactúan, se convierten en hipótesis que se comprobarán en el transcurso de la clase. Plantea que las personas, niños incluidos, son seres racionales, y que por lo tanto pueden aparecer resultados no buscados. Las pruebas de este compromiso con la racionalidad aparecen en el juicio personal ejecutado a través de los procesos sistemáticos de reflexión. El significado del currículo es cuestión de deliberación, lo importante no reside tanto en la discusión acerca de qué contenidos deben enseñarse, sino en la capacidad de esos contenidos para estimular la interpretación y el juicio de los alumnos y de los profesores. La misión asignada a la educación es la de favorecer la aprehensión de significados de las interacciones que contribuyan al proceso de elaboración de juicios acerca de cómo actuar en los diferentes círculos sociales. Para ello se deben promover espacios de interacción con el fin de comprender y dar sentido al medio social y natural a partir de conocimientos histórico-hermenéuticos. La meta es programar y desarrollar una propuesta de enseñanza que evidencie compromiso epistemológico y moral tendiente a favorecer la autonomía moral, intelectual y afectiva, mediante la interpretación y el juicio de los alumnos y de los profesores en situaciones sociales que exigen del diálogo, reflexión y crítica. Evaluación para la comprensión. Un sujeto formado desde esta perspectiva curricular tiene la posibilidad del desarrollo de un razonamiento generador de un conocimiento, producto de la apropiación, un conocimiento personal construido desde el razonamiento y desde el hacer. Paradigma Crítico Los enfoques críticos, que retoman aportes de la Escuela Crítica en ciencias sociales, admiten los supuestos de la educación como praxis y señalan la influencia de las fuerzas ideológicas y de las culturas institucionales en el análisis de las relaciones de poder. El juicio sobre la calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje ha de ser realizado por los participantes en ellas mediante la negociación de los significados libremente expresados y críticamente valorados"(Fernández Sierra, 1994). En este caso, la comprensión de lo que acontece está orientada fundamentalmente a develar contradicciones, razones subyacentes e intereses necesarios para la acción y la transformación. El currículo, así entendido, comprende propósitos y prácticas educativas dialécticamente interrelacionados. En esta perspectiva puede identificarse un interés "emancipador" (Habermas, 1982) que propone lograr que las personas individual y colectivamente, sean responsables y gestoras de su propio destino. La ciencia social crítica, cuyo objetivo es la ideología, entiende el currículum como praxis,.es decir algo que se construye mediante un proceso activo en el que la planificación, la acción y la reflexión-evaluación están dialécticamente vinculadas. Se evalúa para decidir la práctica y se actúa en función de la evaluación que contempla tanto la critica de lo aprendido como de las interacciones que se producen en las situaciones de enseñanza y aprendizaje, e implica comprometerse para intervenir. "Estos juicios, personal y colectivamente ejercidos, son actos de aprendizaje, de formación y de educación de los participantes, que tienen lugar en el marco de la práctica educativa". (Fernández Sierra, 1994). Desde estas conceptualizaciones, es posible establecer que sus principios corresponden al interés emancipador. La ciencia social crítica, cuyo objetivo es la ideología, permite develar que las formas de conocimiento, manifiesto y oculto, implican nociones de poder, condiciones materiales y simbólicas que aseguran el control social. La misión asignada a la educación es la de promover espacios de interacción con el fin de comprender, dar sentido y generar iniciativa para intervenir en situaciones del medio social y natural. El conocimiento como construcción social y dialéctica. Aportes de la teoría Social Crítica y la Psicología Social La meta es programar y desarrollar una propuesta de enseñanza que favorezca el aprendizaje como proceso de construcción de significados, estimular el juicio crítico y reflexivo de los alumnos y de los profesores. Se entiende el currículum como praxis y se evalúa no sólo para la comprensión sino también para la acción transformadora. La perspectiva crítica del currículo plantea la formación de un sujeto social crítico y con iniciativa para realizar acciones tendientes a salvar las barreras estructurales o ideológicas que dificultan el logro de una sociedad más solidaria, y defensora de los valores de la vida.