UNIVERSIDAD NACIONAL DE MAR DEL PLATA FACULTAD DE HUMANIDADES DEPTO. DE LETRAS CENTRO DE LETRAS HISPANOAMERICANAS (CE.LE.HIS) IIº CONGRESO INTERNACIONAL CELEHIS Ponencia : “Escritores peruanos : el fenómeno Enrique Verástegui” Profesora ALBA DELIA FEDE Jueves 25/11/04 – 15 a 16 hs. Mesa LL : “Rupturas, diálogos y tributos en la poesía” Escritores peruanos : el fenómeno Enrique Verástegui La obra de Enrique Verástegui es tan vasta que cualquier tratamiento que se intentase excedería los límites de una ponencia. Además, se trata de una obra que propone desde sí misma -por entusiasta y por vital- una multiplicidad de abordajes, tal como podría esperar de su compromiso con el arte un hombre que ha dedicado toda una vida a la literatura, definiéndola así como uno de sus más altos ejercicios de coherencia, la de acompañar la escritura con el cuerpo. Es posible llegar hoy en día a Lima para tomar testimonio de, en qué forma la obra de este escritor peruano de 54 años es habitualmente buscada, leída y citada por jóvenes y no tan jóvenes como esencial y formadora; también del profundo afecto y respeto que tienen por él las distintas generaciones, que no dejan de acusar el impacto y el halo de una poesía vigorosa y bella, al tiempo que atravesada de modernidad y postmodernidad. Poeta en el primordial sentido del hacer, de la poiesis, Enrique Verástegui continúa siempre en busca de la clave que reconcilie al hombre con su tiempo, -al hombre universal y al latinoamericano, también al hombre individual- y su territorio de táctica y estrategia es el lenguaje, en cuya materialidad se pone de manifiesto esa necesidad de reconciliación, es decir, un flujo de tensiones presente en cada texto, el significante de una lucha en el poema. Nacido en Cañete en 1950, de abuelos africanos, vascos, chinos e incas, ha sido comparado con el Dante por su magno proyecto que él tituló Ética ; actualmente acaba de presentar al público peruano su Teorema de yu ,el poema/ teorema que armoniza la pareja sexual, la creación poética y la estructura matemática del universo en 365 versos que invitan a ser leídos según el calendario solar. Es también autor de una novela de más de ochocientas páginas, aún inédita, El sueño de una primavera de occidente (ya Vargas Llosa lo considera uno de los más grandes narradores del Perú desde su Terceto de Lima ) que está esperando también -como el resto de los textos verasteguianos- su hora de publicación en la Argentina. Para ceñir, pues, este objeto de estudio que he denominado “el fenómeno Enrique Verástegui”, intentaré satisfacer en forma simultánea en mi exposición los siguientes interrogantes, que bien pueden ser los movimientos de una composición musical, analogía que sería cara –creo- al propio autor : ¿quién es EV? ¿qué piensa? ¿cómo escribe? ¿cómo se inscribe en la literatura de su país y del mundo? Hablo de un niño lector ávido y precoz, de un excelente estudiante de la Universidad de San Marcos, de un joven poeta que a los veinte años publica su primer libro En los extramuros del mundo instalándose ya para siempre como poeta querido y laureado. Recurriendo a la sistematización sólo como forma de ordenar el pensamiento pero de ninguna manera como método de comprensión de algo que pertenece al reino de lo vivo como es un escritor y su obra, podríamos tener en cuenta el impacto que este libro de poemas causó en el público fundando, de algún modo un “estilo Verástegui”, actitud que el propio escritor se ha encargado de sacudir y corregir, reclamando atención , por ejemplo, sobre el monumental proyecto de la Ética . Sin embargo, creo que esta exitosa obra de juventud contiene en germen alguna de las líneas directrices que se despliegan en sus libros posteriores : por una parte, una voz que nombra los espacios utópicos y distópicos desde los márgenes; por otra, un erotismo entendido principalmente como privilegio del cuerpo y vía de conocimiento; finalmente, un lenguaje preciso y reflexivo que explora sus límites y por lo tanto, su capacidad de destrucción y estallido, para dar cuenta -interrumpiéndolo en el poema- del proceso histórico/social que expresa.(Leer, por ejemplo, “Datzibao”). En su artículo publicado en el Nº 532 de Cuadernos Hispanoamericanos (1993)“Padres pródigos e hijos fecundos. Continuidad y renovación de la poesía peruana actual” , José Miguel Oviedo señala que siendo el Perú un país con una sólida tradición poética moderna fundada por Manuel González Prada, José María Eguren y César Vallejo, (a los que siguieron César Moro (19041956), Carlos Oquendo de Amat (1905-1936), Martín Adán (1908-1985), Emilio Adolfo Westphalen (1911), Jorge Eduardo Eielson (1921), Javier Sologuren (1922), Blanca Varela (1926) ,Carlos Germán Belli (1927)y dos autores más: Antonio Cisneros (1942) y Rodolfo Hinostroza (1941)) no deja de ser asombroso que esa tradición no sólo no se haya perdido sino que se haya renovado en las difíciles circunstancias por las que atravesaba el país, es decir, Oviedo destaca “la resistencia de la literatura a desaparecer en una sociedad en estado de emergencia” (se refiere a la doble violencia terrorista y contraterrorista) .Ocupando los espacios vacíos que le dejaba el proceso entrecortado y contradictorio de la novela peruana –escrita fundamentalmente desde el exilio voluntario y ,por lo mismo, en permanente diálogo con la producción local- la poesía comenzó a ocupar roles que le eran ajenos y se profundizó su vínculo con el campo social. A decir de Julio Ortega , “la heterodoxia y no la ortodoxia ha sido connatural a los poetas de los sesenta. Todos ellos se conciben en la izquierda, pero ninguno de ellos fue un hombre de partido. Han participado activamente, en la cátedra, en el periodismo, en la política, y lo han hecho con espíritu crítico, con un compromiso militante e independiente". De alguna manera ésta fue la impronta del grupo del que Enrique Verástegui formó parte en su juventud y que se autodenominó “Hora Zero” . En dos de sus manifiestos más expresivos, "Palabras urgentes" y "Poder joven de la poesía", ambos de 1970 y 1971 respectivamente, los poetas de este grupo ( fundado por Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz, y también formado por Feliciano Mejía y Jorge Nájar -al menos en su formulación inicial, ya que el grupo se separa en 1973 y se vuelve a reunir en 1977, con la participación ahora de Carmen Ollé (entonces esposa de EV) , Dalmacia Ruiz Rosas, Eloy Jáuregui y Sergio Castillo- refrendaban su carácter político y contingente, convencidos de la resonancia de la literatura y del arte en general como expresión social. Hora Zero se relacionó con la tradición de la poesía peruana más bien negándola; el propio Verástegui –quien desarrollaba ya una voz propia y particular- reconoce únicamente la figura de César Vallejo y admira, además, a Westphalen, vinculándoselo desde la crítica con la poesía de Eielson. Oviedo, por su parte, lo considera “entremezclado con los rebeldes de Hora Zero” y opina que “De sus compañeros de entonces es el que ha llegado más lejos, el que se ha atrevido a concebir las empresas poéticas más ambiciosas y complejas”. A los 26 años, en los setenta, Verástegui gana la beca Guggenhein y se traslada con su esposa a París. Allí toma contacto con escritores, teóricos y críticos. Sus poemas aparecen en revistas como la que dirigían Octavio Paz y Julián Ríos; en efecto, es en “Espiral” que sus poemas son publicados junto a los textos inéditos de Robbe Grillet. Traba amistad –entre otros- con Saúl Yurkievich, quien le expresa su admiración . Dice Verástegui: “En París fui amigo de Severo Sarduy, el fascinante autor de Cobra y del crítico Argentino Saul Yurkievich. También conocí a Octavio Paz, Pere Gimferrer y Jordi Royo en Barcelona. “ Sus múltiples lecturas se completan a su regreso en lo que muchos denominan un “exilio voluntario” en Cañete, el pueblo costero del sur de Lima que lo vio nacer, un “desierto cultural” al decir de Oviedo. Sin embargo, su refugio es su propia biblioteca de 10.000 volúmenes en la que –cito nuevamente a Oviedo- “pasa las horas leyendo a los formalistas rusos, la moderna teoría literaria y el Tractatus Logico- Philosophicus de Wittgenstein”. Verástegui “resiste” de este modo, con una actitud renacentista si se quiere, a la desazón que le provoca un país desgarrado por la violencia y el deterioro general. Además, resiste también el silencio de un mercado editorial prácticamente inexistente que hace esperar a su público hasta 1987, año en el que publica El motor del deseo. En la página 64, nota 37 anota : “Este trabajo apunta, apenas, a destruir la concepción metafísica (por académica) de la producción literaria y, de inmediato, a contribuir a una tesis materialista de la escritura.” El motor del deseo es un ensayo sobre la escritura y la lectura en general, y en particular sobre la poesía y el poema. El poema es acontecimiento, escenificación , es el equivalente al “estallido” de la máquina, en tanto explora y denuncia la contradicción en el lenguaje materializando y desarticulando así el juego dialéctico de las fuerzas o pulsiones sociales e históricas –aquí resuenan Hegel y Marx- , colisionando con él, provocando la hora de su precipitación . El índice de la obra ofrece un menú interesante que incluso se anticipa al desarrollo del pensamiento paragramático de algunos teóricos : “Máquina del habla: poesía/texto”, “Materia de la escritura”, “Trabajo del poema: teoría / praxis (lucha de clases-sexualidad)” y “El deseo y la acción: escritura n + k”. Creemos que esta obra manifiesta una confianza material en la capacidad transformadora y liberadora de la poesía, la que incluye en la poiesis al autor y al lector como las dos caras de un único signo. En adelante, la obra de Enrique Verástegui se pretenderá irreductible y total, una obra que inscribe cada una de sus partes en un plan general, un designio : la interpretación estética e ideológica de la cultura humana. “El proyecto de escribir un libro total me surgió ya en mi adolescencia , en los años 60, pero la estructura del libro –esquemas, apuntes, esbozos de temas- la realicé al comenzar los años 70. En el Diario personal que, en todos estos años, he escrito para testimoniar los avances de mi trabajo literario (...) El epígrafe (...) es un texto de Wiggenstein : “Lo ético no se puede enseñar. Si pudiera explicarle a otro la esencia de lo ético mediante una teoría, lo ético no tendría absolutamente ningún valor.(...) Este arremeter contra los límites del lenguaje es la ética.” (...) De este modo, mi trabajo plantea una nueva forma – que surge de la fuga clásica de Bach, pero también de sinfonías modernas como las que, en este siglo, escribieron Orff, Berg y Stravinski y una estructura a la que he denominado signagógica. La estructura del libro es : ÉTICA – I. Monte de goce , II . Taqi Onqoy, III Ángelus Novus (y nosotros agregamos a este Prefacio del 23 de septiembre de 1992 : IV.Albus ). Siguiendo el modelo de la peripecia de el Dante –y con el corazón puesto en Ezra Pound y los poetas ingleses y norteamericanos- , el primer libro analiza el pecado en la sociedad moderna (axiología). El segundo se ocupa de la redención del pecado a través de la acción política (gnoseología). El tercero analiza la experiencia de la virtud a través de la vida en pareja (ontología) y el cuarto analiza la ciencia , el conocimiento y la sabiduría (el Paraíso como gnosis). En el postfacio del 23 de septiembre de 1994 EV afirma rotundamente : “El lector tiene ante sí la Ética y su autor espera que esa belleza lo conduzca hacia la felicidad.” Es decir, Verástegui ha concebido con esta obra un “código moral” para sobrevivir en este fin de siglo. Según lo expresa Oviedo en el artículo citado :“El uso integrado de los mitos prehispánicos, las estructuras musicales , la disposición espacial de los versos y varios elementos gráficos, las fórmulas matemáticas , el multilingüismo y el simultaneísmo del juego metafórico –el oxímoron y la paradoja agregaríamos nosotros- dan a su obra una densidad extrema que desborda los límites habituales del ejercicio poético y lo confunde con la narración mágica, la experiencia mística o la reflexión ensayística.” Mucho quedaría por decir de EV. Por el momento, dar cuenta de una buena parte de su obra que lo coloca, como latinoamericano y peruano, en la línea de un pensamiento filosófico que aspira a constituirse en práctica social . Nos resta desear que el fenómeno de la “globalización” cumpla con la promesa de hacer circular la cultura, y nos permita leer en las editoriales argentinas una obra que representa las aspiraciones de nuestro continente americano. LISTA BIBLIOGRÁFICA Fuentes VERÁSTEGUI, Enrique, En los extramuros del mundo , Lima, CMB (Carlos Millá Batres Editores), 1971, Col. Ernesto Che Guevara. VERÁSTEGUI, Enrique, El motor del deseo, Dialéctica y trabajo poético, Tajna, Ediciones Mojinete, 1987 VERÁSTEGUI, Enrique, Monte de goce, Kima, Jaime Campodónico Editor ,1991 VERÁSTEGUI, Enrique, Taqi Onqoy, Lima, Lluvia Editores, 1993. VERÁSTEGUI, Enrique, ÉTICA IV Albus, Lima, Gabriela, 1995. VERÁSTEGUI, Enrique, Modelo del teorema. Curso de Matemáticas para Ciberpunks, Lima, Editorial Hispano Latinoamericana,1997 VERÁSTEGUI, Enrique , Leonardo, Lima, Instituto Nacional de Cultura, Bibliografía general DC Editores, (DËCIMO CÏRCULO, Casi una revista de Arte, Nº 6, 1º de noviembre de 2004.) , “Entrevista a Enrique Verástegui”. DÍAZ , Esther, Posmodernidad , Buenos Aires, Biblos, 2000, 2ª edición. GARCÍA MONTERO, Carlos y FAVARÓN , Pedro, “Si Dionisio Romero coronara a un poeta. Entrevista a Enrique Verástegui”, Perú, Rev. “Distancia Crítica. Aportes hacia una nueva conciencia social.”, año 1, agosto, 2004. GÓMEZ O, Christian, “Literatura y Nación: La pregunta peruana”,Cyber Humanitas Nº 23 ( invierno 2002), Revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile. GONZÁLEZ VIGIL, Ricardo “Jardín del cosmos”, El Comercio , 30 de septiembre de 2004. 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