EXCELENCIA EDUCATIVA A.C. LIDERAZGO DOCENTE Y CALIDAD EDUCATIVA Módulo 4. Aprendizaje colaborativo LECTURA COMPLEMENTARIA LA COLABORACIÓN DE LOS PADRES CON LA ESCUELA * Carmen Siles Rojas Universidad de Sevilla, España Presentamos en esta lectura complementaria un resumen y adaptación de un artículo de Carmen Siles Rojas, de la Universidad de Sevilla, España, pues nos parece interesante en este módulo sobre el aprendizaje colaborativo, referirnos también a la participación de los padres de familia con la escuela para apoyar el aprendizaje de sus hijos. La colaboración de los padres como exigencia de la calidad educativa. La familia aparece como un objetivo y un elemento básico desde la concepción del apoyo como estrategia de mejora educativa. No es cierto que los papás y mamás no puedan intervenir en el aprendizaje por no ser especialistas. Se podrían diferenciar dos modalidades en la colaboración o apoyo por parte de los padres. - Por una parte, apoyo al profesorado en el proceso de enseñanzaaprendizaje, lo que viene a significar hacer partícipes a los padres de la actividad escolar, participando en actividades extraescolares. - Y por otra parte, apoyo directo al alumnado, haciendo que los padres se responsabilicen del progreso y aprendizaje de sus hijos. Es necesaria la uniformidad tanto en la escuela como en el hogar, sobre todo con los alumnos con necesidades educativas especiales. La participación de los padres en la escuela es una forma de enriquecer y facilitar el proceso de aprendizaje de los hijos, al unir estas dos instituciones- escuela y hogar- sus esfuerzos educativos para el logro de una meta común: la formación integral del alumno. La relación padres-escuela. A través de la relación padres-escuela, los hijos no solamente elevan su nivel de rendimiento escolar, sino que, además desarrollan actitudes y comportamientos que, en suma, enriquecen su persona. Se ha puesto de manifiesto que este nivel de relación es eficaz para controlar y prevenir el fracaso escolar, no sólo por el apoyo que los hijos reciben de padres y profesores en su proceso de aprendizaje, sino por la continuidad que perciben entre los objetivos educativos que se proponen en el ámbito familiar y los que se proponen en el ámbito escolar. “El fracaso escolar tiene mucho que ver con la distancia entre la cultura escolar y la cultura familiar (San Fabián, 1994,70). Cuando los padres participan activamente en el centro escolar, los hijos incrementan s rendimiento académico y, además, el centro mejora su calidad educativa. Los maestros deben tener presente al niño en el contexto de su familia como un todo, y tener en cuenta las presiones familiares que afectan a sus progresos. Algunas sugerencias en el encuentro maestros-padres de familia. Resulta más útil, en general, trabajar sobre unas hipótesis en lugar de sobre otras. Por ejemplo: - Que los padres poseen y pueden desarrollar ciertas capacidades y que quieren a sus hijos. - Que los padres desean que sus hijos hagan progresos y quieren hacerlos con ellos. - Que los padres se implican más fácilmente cuando reciben buenas noticias acerca de sus hijos, que por las quejas que pueden esperar. - Que es más probable convencer a los padres de que el maestro o la maestra está de su parte y de la de su hijo. Si los padres a veces con sentimientos tan negativos oyen a cualquier maestro o maestra que en primer lugar ha mostrado aceptar a los padres, a hablar bien del niño del que, hasta ese momento, sólo habían visto los problemas que les “causaba”, esto puede ayudarles a adoptar una perspectiva mejor de sí mismos y del niño. Así, los maestros se deben dar cuenta de que los padres necesitan oportunidades para expresar sus sentimientos y descubrir que son aceptados por alguien que pretende ayudarles sin juzgarles, que está de su lado y que está convencido de la importancia que tienen para su hijo. Hablar con ellos acerca de las necesidades de sus hijos en la escuela y de lo importante que es jugar y dialogar con ellos en casa, puede permitir a los maestros contar con la ayuda de los padres como algo importante también para el maestro. La colaboración maestros-padres, un proceso recíproco. Es importante que los maestros entiendan la colaboración como un proceso recíproco y no la consideren erróneamente como un proceso unidireccional en el que ellos ofrecen información y solicitan ayuda. Información del tipo: cuáles son los objetivos del maestro respecto al niño, cómo se están manejando las dificultades concretas, cómo está respondiendo el niño en la escuela y cómo pueden los padres apoyar el esfuerzo del maestro en casa. Esta información es, sin duda, un elemento importante de la colaboración padres-maestros y puede influir muy beneficiosamente en el autoconcepto del niño y en su rendimiento escolar. La colaboración también requiere que los maestros comprendan que pueden aprender mucho acerca del comportamiento de los niños en la casa; que demuestren disponibilidad para aprender de lo que los padres saben de sus hijos y de cómo pueden contribuir con ellos a esta tarea conjunta de la educación de ellos. Hacia una colaboración de calidad. Para conseguir una colaboración de calidad, señala Hanko (1993), los maestros tienen que hacerse más conscientes de los obstáculos que pueden interferir desde alguna de las dos partes y aplicar sus intuiciones para superarlos a través de técnicas bastante específicas como las siguientes: - Mostrar a los padres que los maestros necesitan sus conocimientos y ayuda para permitir que pueden ayudar de la mejor manera a su hijo. - Compartir con la familia la información que los padres parecen capaces de aceptar, y animarlos a comentar detalles de su experiencia con el niño. - Transmitir que se reconocen y comparten sus preocupaciones. El apoyo directo de los padres a los hijos También en casa papá y mamá pueden apoyar a los hijos. Pueden ofrecer ejemplo a sus hijos de amor a la cultura y al estudio. Pueden ayudarles a realizar sus tareas. Pueden apoyar y profundizar en la dimensión educativa de la escuela. Y sobre todo, pueden proporcionar calidez afectiva, tiempo compartido, comunicación y mutua confianza, educación en la autoconfianza, fomento del autocontrol y el esfuerzo, en definitiva interacción cualitativamente significativa en las relaciones. La formación de padres. Las escuelas deberían incrementar la variedad de actuaciones que brindan a los padres, complementando los programas curriculares de instrucción que ofrecen a sus alumnos con otros que permitan la formación de los padres. Se trataría de llevar a cabo en las escuelas programas y actuaciones de intervención no formal de atención a los padres en temáticas que se consideren necesarias y que ellos mismos demanden, con el fin de acercarlos más a la escuela, de que participen más en ella y se comprometan junto con el profesorado en buscar líneas de actuación conjunta que incrementen la calidad educativa que reciben los niños. * Carmen Siles Rojas Universidad de Sevilla. Revista Padres y Maestros, No. 279, octubre 2003, pp. 10-14, La Coruña, España. Adaptación y síntesis: Juan Junoy García de Viedma, Excelencia Educativa A.C., México, D.F.