No todos los ejercicios mentales son buenos. Una mala gimnasia termina agravando el problema, un mal hábito se consolida día a día. En el hombre todo depende de la actitud ante lo nuevo, es decir de la inteligencia emocional. Si la persona mantiene un estilo de vida rutinario hará más de lo mismo. Einstein decía que es una locura pensar en mejorar repitiendo lo que hacemos -en el tema que analizamos hacer ejercicios mentales negativos sólo agravará el problema-. En el campo de la gimnasia mental lo mejor es experimentar en contextos reales en los cuales jueguen además de los instintos; los deseos, las emociones, las ideas y los pensamientos. El mejor laboratorio y campo de experimentación es la vida misma experimentando en “think tanks” o “fábricas de ideas”. Los griegos decían “mente sana en cuerpo sano”. Lo más destructivo de la enfermedad mental a que nos expone la vida moderna, es no saber enfrentarla. El cuerpo es el actor de una mente que piensa: el intelectual actúa con palabras y conceptos, el hombre de acción con personas y cosas. Entre ambos conforman al Creactor, el sujeto capaz de integrar la mente y el cuerpo al entorno que los rodea. Una tercera alternativa. Ante el enfoque tradicional (médico o psicológico), la crisis de rendimiento es una oportunidad de cambio para mejorar nuestro rendimiento a través de la educación de la mente y de los ejercicios mentales positivos. Einstein también decía que “el arte es la manera de llegar a las verdades más profundas por el camino más sencillo”. Olimpíadas de la inteligencia. En el mes de agosto con Clarín organizamos las olimpíadas de la inteligencia en Expoeducativa 2006, - una experiencia muy valiosa-. En ella evaluamos cuáles son los ejercicios mentales que practican nuestros estudiantes preuniversitarios. La experiencia demostró que el 90% de nuestros futuros universitarios no sabe pensar: ¿qué futuro le espera a nuestro país si esta es la proyección?, ¿más de lo mismo? El famoso 10%. El ser humano logra 10% de lo que podría obtener en rendimiento. ¿A qué se debe que no lo advierta?. Al nivel general de mediocridad. La persona que mejora individualmente – tomada como modelo- incide en el rendimiento de los demás, si se investiga cómo lo hace. Así los demás podrían modificar su propio método o conducta. Esto se llama benchmarking metodológico – compararse con los mejores. El problema central es cómo motivar al maestro y al alumno, porque el sistema educativo mira para otro lado y la educación sistemática se aleja cada vez de la definición original de educación que es "sacar de adentro el potencial que todos traemos al nacer". El cuerpo calloso es un conjunto de fibras nerviosas que unen ¿o separan?, los dos hemisferios cerebrales. El hemisferio lógico, racional y analítico es el hemisferio de la ciencia. Su materia prima es el concepto y la palabra. El derecho es emocional, holístico, intuitivo, sensible. Su materia prima es la imagen. En nuestros cursos enseñamos a manejar el pensamiento científico, pero sin descuidar el creativo, el sistémico y el estratégico. Después de todo la ciencia no es más que el perfeccionamiento del sentido común. La estrategia educativa. Los cursos de desarrollo de la inteligencia se fundamentan en enseñar a pensar. Por otro lado ayudamos a generar proyectos concretos mediante " think tanks" (en criollo Fábricas de ideas), que buscan complementar la cadena productiva con el valor agregado del empowerment (el desarrollo del poder interior) y con alianzas estratégicas múltiples. El papel del periodista es clave en los procesos de transformación, la gente que no sabe o no se informa, no se da cuenta de lo que le pasa. Aristóteles que se anticipó en casi todo decía: "soy amigo de Platón pero soy más amigo de la verdad" y "la realidad es la única verdad". Aún para los que queremos ser creativos y no resignarnos a un país sin futuro, debemos aceptar lo que pasa,: "si no se sabe qué hacer lo mejor es hacer nada".Aceptar y comprender por qué nos pasa lo que nos pasa es el primer paso para innovar, para transformar el defecto en virtud; y en cierta medida es hacer algo. Diferentes disciplinas para el mismo problema. Según parece respondemos desde cuatro costados: psicológico, neurológico, inmunológico y endocrinológico. La medicalización y la psicologización pueden ser más bien parte del problema que de la solución. Mirando a los costados se encontrará siempre más de lo mismo. Lo que puede aportar la educación de la mente, integrada con la medicina y la psicología, es lograr cambiar los hábitos negativos recurrentes que no se pueden combatir con consejos útiles, porque lo que falta es una metodología para la resolución de los problemas. Ante las angustias, y ansiedades que genera una sociedad estresante no todos tienen los recursos para superar sus conflictos. Y el que no tiene medios ni métodos para resolverlos debe apelar a la fórmula clásica: la fuerza bruta. Una solución al alcance de todos. Vivimos en una sociedad que hace un culto de la información pero que no valoriza la formación. Los hábitos los creamos nosotros, y no precisamente con métodos científicos; pero luego ellos nos crean. Proponemos que en nuestros hogares, en nuestras escuelas, se instale un concepto diferente de educación basado en el desarrollo del potencial: aprender a ser, aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a convivir. Cuando de hábitos se trata lo mejor es aprender a cambiar, para adaptarlos a las necesidades diferentes que requieren las diferentes etapas de la vida. Como no existe mejor práctica que una buena teoría, los ejercicios mentales bien seleccionados y debidamente ejecutados preservan a la mente y aumentan su productividad. * Dr Horacio Krell. Director de Ilvem. Secretario de rel. internacionales de UAF Unión Argentina de Franquicias y Propulsor de UP Unión de Permutas. Consultas en horaciokrell@ilvem.com