LA NEUROSOCIOLGIA: UN CAMPO DE ACCIÓN DENTRO DE LA NEUROCIENCIA SOCIAL

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LA NEUROSOCIOLGIA: UN CAMPO DE
ACCIÓN DENTRO DE LA
NEUROCIENCIA SOCIAL
Neurosociología, cerebro, neurociencia social
RESUMEN: La Neurosociología es una disciplina emergente dentro del campo
de las neurociencias sociales, cuya base teórica desde de la Sociología moderna. La
neurociencia social contiene el estudio de cómo las estructuras sociales y sus procesos
impactan en el cerebro y en la biología y cómo los sistemas biológicos interactúan con
los procesos sociales y la conducta. La neurociencia social hay que tomarla como el
estudio de los niveles sociales y neuronales donde, la conciencia y la vida, no pueden
analizarse como fenómenos separados, porque para determinados investigadores, la vida
y la conciencia son fenómenos sociales y están combinados.
Autores: Mª del Mar Angón Gregorio
Arturo Gómez
Datos contacto: e-mail: marimarangon@hotmail.com
Tlf. 654 15 11 99
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INTRODUCCIÓN: LA NEUROSOCIOLOGÍA COMO NEUROCIENCIA
SOCIAL
¿Qué ocurre en un cerebro de un individuo, cuando tiene que enfrentarse a un
dilema de naturaleza externa o tomar una decisión importante?, ¿Qué parte de nuestro
cerebro está involucrado en ello?, ¿Existen diferencias entre el cerebro de un
delincuente, un juez o yo mismo en el momento de afrontar situaciones límite que
implican un sacrificio o son importantes para el entorno en el que me muevo o
involucran a otros?
Eric Muna Roca y Camilo J. Cela Conde, en un proyecto titulado “Crimen,
juicio y moral: un modelo de interpretación de la dinámica de las redes cerebrales en
juicios morales realizados por jueces y delincuentes” de la Universidad de Islas
Baleares, se hacen estas preguntas e intentan resolverlas.
Partimos de la hipótesis de que la Red Neuronal por Defecto ( RND) es un
conjunto de regiones del cerebro que colaboran entre sí y que serían, en principio,
responsables de gran parte de las actividades desarrolladas mientras la mente está en
reposo. Según señala Munar, en este estudio han observado que proceso estético activa
de forma inmediata la RDN.
Dentro de la neurociencia, la neurosociología, se podría decir que es un
importante campo de estudio dentro de la neurociencia social ya que es una ciencia
social de carácter interdisciplinar.
La Neurosociologia se desarrolló en su etapa más reciente por el norteamericano
Warren D. TenHouten en 1972 e integra, desde una investigación científica básica, a la
biología, la psicología y la sociología.
El análisis de la conducta social, la empatía, el estrés social, la agresividad,
entre otros, son algunos de los objetivos de la Neurosociología, así como la
interpretación de los procesos biológicos y sus interacciones con la conducta social.
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El término moderno de Neurosociología fue utilizado por primera vez por el
investigador J.E. Bogen, aunque se considera a Robert Hertz, un discípulo de Durkheim,
como el primer “neurosociólogo”, cuando publica un ensayo en 1909, sobre el concepto
de lateralización cerebral de función en los dos lados del cerebro y su control
contralateral de las manos entre los maoríes, asociando la lateralización a una doble
clasificación simbólica.
Cacioppo y Berston, van a ser los impulsores de lo que hoy es la Society for
Social Neuroscience, definieron el concepto de Neurociencia Social, en respuesta a una
demanda del Congreso de los EEUU para extender las investigaciones sobre el cerebro
humano a distintos campos del conocimiento. Se crea así la necesidad de una ciencia
interdisciplinar desde un enfoque de análisis multinivel. La neurociencia social se va a
desarrollar como el estudio interdisciplinar de los mecanismos neuronales, hormonales,
celulares y genéticos sobre los que emergen estructuras que definen las especies
sociales, existiendo un doble efecto: cómo las estructuras sociales y sus procesos
impactan en el cerebro y en la biología y cómo los sistemas biológicos interactúan con
los procesos sociales y la conducta.
Otro de los campos de estudio de la Neuurosociología van a ser las redes
neuronales de los grupos sociales y su complejidad a través de las fluctuaciones de
estado en reposo (RDN)
Todo ello desde un enfoque estructural-funcionalista, y basándose en
los
estudios sobre cerebro, psique y social, de los autores clásicos de la sociología (Comte,
Durkheim, Weber, Simmel y otros). La función neuronal y la vida social del individuo
va a ser analizado en un nivel de realidad, que va desde las células hasta las. Es lo que
se va denominar en neurosociología como el cerebro social.
El estudio del cerebro y del sistema nervioso, son parte de los estudios
sociológicos desde un enfoque estructural-funcionalista, teniendo en cuenta que la
Sociologia necesita a otras ciencias.
TenHouten la ha denominado Sociología Neurocognitiva, y se refiere al cerebro
y al sistema nervioso que existen en un espacio físico tridimensional.
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El hecho social, al tratarse de información forma parte de lo cognitivo, aunque es
considerado inmaterial y subjetivos, tiene una base material y objetiva en el cerebro
donde pueden ser almacenado y tratados científicamente.
Comte, Durheim, Weber, Mead o Simmel, desde un principio positivista han
analizado el cerebro, el estructural funcionalismo o el interaccionismo simbólico
prestaron especial atención al cerebro como base del hecho social y de la conducta
social, desde el conflicto social hasta la conducta desviada o antisocial.
Warren D. TenHouten, como impulsor de la neurosociología en 1972 integra,
desde una investigación científica básica, a la biología, la psicología y la sociología.
El análisis de la conducta social, la empatía, el estrés social, la agresividad,
entre otros, son algunos de los objetivos de la Neurosociología, así como la
interpretación de los procesos biológicos y sus interacciones con la conducta social.
El término moderno de Neurosociología fue utilizado por primera vez por J.E.
Bogen, aunque se considera a Robert Hertz, discípulo de Durkheim, como el primer
“neurosociólogo”, al publicar un ensayo en 1909, sobre el concepto de lateralización
cerebral de función en los dos lados del cerebro y su control contralateral de las manos
entre los maoríes, asociando la lateralización a una doble clasificación simbólica.
Numerosos estudios muestran las importantes diferencias bilógicas entre los
individuos, los investigadores han demostrado que determinadas conductas están
directamente relacionadas con partes del cerebro.
Así se ha comprobado a través de imágenes del cerebro que la respuesta de
recompensa no sólo se produce por la estimulación cerebral natural sino también por la
exposición repetida a determinadas sustancias (cocaína, anfetaminas, heroína, alcohol,
nicotina, dinero, sexo…), esto supone que estas sustancias o recompensas exteriores
activan los mismos grupos neuronales que los neurotransmisores.
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Se ha comprobado además que las interconexiones del Núcleo acummbens y la
amígdala cerebral tienen un alto contenido emocional en la toma de decisiones que
implican recompensa, así como las interconexiones con las áreas de la corteza frontal y
prefrontal tienen un papel importante en la planificación de comportamientos complejos
(personalidad, toma de decisiones, planificación y ejecución de funciones de la vida
diaria…), así se ha comprobado que lesiones prefrontales tienen como consecuencia
comportamientos arriesgados, irresponsables, agresivos… Hay que tener en cuenta que
la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal forman el sistema límbico,
responsable de las emociones y que a la vez están relacionados con el tálamo que
transmite impulsos desde las estructuras subcorticales límbicas hasta la corteza
prefrontal.
Además está comprobado que el hipocampo, la amígdala y el tálamo tienen la
responsabilidad del aprendizaje, la memoria y la atención. Su mal funcionamiento
puede dar lugar a neuropatologías que tiene unas consecuencias sociales importantes
(enfermedades neurodegenerativas, trastornos de conducta…)
La neurociencia social hay que tomarla como el estudio de los niveles sociales y
neuronales donde, citando al profesor De la Puente Viedma, la conciencia y la vida, no
pueden
analizarse
como
fenómenos
separados,
porque
para
determinados
investigadores, la vida y la conciencia son fenómenos sociales y están combinados.
LOS SOCIAL ESTÁ EN EL CEREBRO
Desde el positivismo de Augusto Comte hasta el interaccionismo simbólico de
Mead y Simmel, los científicos sociales más destacados en el desarrollo de la Teoría
Sociológica Clásica han prestado su especial atención, en mayor o menor grado, directa
o indirectamente, y siempre bajo algunas consideraciones epistemológicas y premisas
interpretativas, al órgano cerebral o encéfalo y a las funciones cerebrales-cognitivas del
ser humano.
Comte, Durkheim, Weber, Mead o Simmel, con más profundidad Comte, dada
su significación en la historia de la sociología, a través de
los comentarios y
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definiciones contenidas en su extensa colección epistolar, establecen que sobre el
cerebro y la función cerebral, referencias indirectas y analogías sociales que atribuyen al
individuo capacidades cognitivas, propias del cerebro, para dotar de espíritu y
conciencia a la sociedad como ente colectivo.
Mucho antes, en la Historia Antigua, el hombre se sentía atraído por el cerebro,
muestra de ello son las trepanaciones de cirugía cerebral practicadas por los incas o el
papiro egipcio fechado en el siglo XVII antes de Cristo, que hablaba ya del cerebro en
su forma jeroglífica y proponía el estudio de las lesiones cerebrales. También hubo
autores clásicos, aparte de los filósofos griegos
(partidarios algunos de la teoría
cardiocéntrica frente a la encefalocéntrica), que mostraron su atención empírica por la
cuestión cerebral, como es el caso del médico romano Scribonius Largus ( siglo I dC ),
galeno particular del emperador Claudio, que aplicaba una curiosa técnica de terapia y
estimulación cerebral absolutamente revolucionaria para la época, como era el uso del
pez torpedo ( un tipo de raya ) que posee órganos que generan descargas eléctricas de
hasta 220 voltios y 1 amperio. Colocado el pez en la cabeza del sujeto la descarga
eléctrica combatía las cefaleas y otras afecciones. Según describe Scribonius, en su obra
De Compositione Medicamentorum, “ para eliminar inmediatamente y curar un dolor
de cabeza, por prolongado e intolerable que sea, se coloca una raya en el lugar que
duele, hasta que cesa el dolor y la zona queda entumecida “( Kühn, 1821, pp. 76).
Más tarde, en los siglos XIX y principios del XX, los neurofisíologos explicaban
las complejidad de las conexiones del cerebro como “un telar encantado” (Charles
Scott Sherrington), una analogía influenciada por esa etapa de cambio económico y
social que fue la Revolución Industrial. Pero será en la década de los años 50 cuando
Alan Hodgkin y Andrew Huxley mostraron cómo las señales eléctricas, denominadas
potenciales de acción o impulsos eléctricos, eran transmitidas a lo largo de las fibras
nerviosas, lo que conformaba un sistema neuronal de interconexión.
El padre de la Psicología norteamericana, William James, fue quien introdujo el
concepto de la plasticidad cerebral, dentro de su extensa obra, publicó en 1898 un
ensayo bajo el título “La inmortalidad humana” que contenía una curiosa teoría
exocerebral, a caballo entre el paradigma cuántico y la filosofía tradicional oriental, en
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la relación entre la mente y el cerebro, y lo aborda mediante dos teorías explicativas: la
teoría de la producción y la teoría de la transmisión. Ramón y Cajal también teorizó al
respecto sobre un modelo de exocerebro con una conciencia fuera de él.
Auguste Comte interpretó la función del sistema nervioso, siguiendo la teoría
frenológica de Gall, quién consideraba a Descartes como su predecesor, habiendo
estudiado éste la mente por medio de la Historia y no en forma abstracta dentro de sus
procesos cartesianos. Comte estaba intensamente atraído y preocupado por los estudios
médicos de la época y por las enfermedades mentales o nerviosas – algunas dando como
resultado la ataxia o descoordinación de los movimientos del cuerpo, que Comte define
como una consecuencia de la ruptura profunda del consenso cerebral -, las alteraciones
de la sangre, la gota y el reumatismo, las fiebres e inflamaciones, y hasta la enfermedad
del cáncer, entre otras patologías.
Para Weber la trama de la vida social está constituida por las acciones
individuales capaces de anticipar, de evaluar y de situarse los unos para informar a los
otros. Emile Durkheim nos explica como la vida social surge de la combinación o
asociación colectiva de las conciencias individuales.
En un sentido similar a Durkheim, George H. Mead, desde el interaccionismo
simbólico, considera la necesidad del grupo social, para que exista el individuo
consciente y pensante. Gracias al grupo social se desarrollan los estados mentales y
autoconscientes del individuo. Por último Simmel considera que el hombre actúa con su
cabeza y no con su corazón. En esto, su conciencia superior y el intelecto asumen la
prerrogativa por encima de los sentimientos psíquicos. El intelecto tiene su sede en las
capas conscientes transparentes y altas de la psiquis.
Por tanto estamos ante un hecho indiscutible que lo social está en el cerebro, ya
que el cerebro ostenta el liderazgo de todos los fenómenos vitales, la trama de la vida
social está constituida por las acciones individuales capaces de anticipar, de evaluar y de
situarse los unos para informar a los otros, el destino de nuestra época se caracteriza por
la racionalización e intelectualización y, sobre todo, por el desencantamiento del
mundo, lo que está ubicado en el cerebro, lo que se lleva a cabo en él, es el proceso
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fisiológico por el cual perdemos y recuperamos la conciencia y por último hay toda una
parte de la sociología que debería investigar las leyes de la ideación colectiva y que está
enteramente por hacerse.
La sociedad humana tal como la conocemos no podría existir sin las mentes y
los seres, el intelecto tiene su sede en las capas conscientes transparentes y altas de la
psiquis
LA NEUROSOCIOLOGÍA COMO CIENCIA MULTIDISCIPLINAR: DE LA
TEORÍA SOCIAL A LA NEUROCIENCIA SOCIAL
La teoría social no puede separarse de la ciencia cognitiva. Ya Weber, Durkheim y otros
clásicos lo analizan en común, poro no fueron más allá.
En la teoría durkheiniana la memoria colectiva se encuentra en la conciencia
colectiva y la relación causal entre el estado de conciencia individual y la colectiva.
Hoy en día y siguiendo a Geertz, el sentido común por el que se rigen los
individuos está lleno de presuposiciones que provienen de lo colectivo. Willian Sewell
(2005), basándose en los discursos de Geertz, establece que los cerebros están llenos de
presuposiciones, por ello es necesario que se unan disciplinas para entender los
comportamientos sociales e individuales.
Es básico que la teoría social avance y se desarrolle en conjunto con otras
ciencias, para que le permita evolucionar a lo que hoy llamamos neurociencia.
El funcionamiento del cerebro sólo se entiende, analizando el carácter distintivo
de los procesos mentales, el aprendizaje es el resultado de la asociación de ideas
producidas por la experiencia.
Para Patten, el cerebro sensorial se compone de dos partes, el entorno objetivo y
el entorno subjetivo creado por la actividad de los centros neuronales. Cada impresión
del mundo exterior ha creado ciertas ideas del entorno subjetivo, costumbres, hábitos,
ideales, … son más objetivos y reales que cualquier otra manifestación del mundo
exterior. La utilización de herramientas para obtener imágenes del cerebro ha
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confirmado que ciertas regiones cerebrales se activan con temas como la confianza, el
altruismo o el castigo.
Numerosos estudios han corroborado la relación directa entre emociones y
relaciones sociales, TenHouten en el artículo “ Primary emotion and social relations”
(2005) analiza un modelo conceptual que une ocho emociones primarias relacionadas
con otras tantas relaciones sociales. De ello se extrae que las relaciones sociales tienen
consecuencias directas de las emociones primarias y que las emociones responden a
eventos ambientales.
Las neurociencias han contribuido a cambiar el estatuto del cerebro,
considerándolo no sólo una dimensión médica sino otorgándole un valor social.
Numerosos trabajos de autores tales como Nikolas Roses (2003), Allain
Ehremberg (2004), Ortega Vidal ( 2011) y otros han explorado el impacto de las
ciencias del cerebro a través de las “neoculturas”, que expresan la omnipresencia del
cerebro como un icono de la cultura contemporánea.
Estos estudios lo que aportan es que permiten entender tanto las
transformaciones sociales históricas en las que se inscriben las neurociencias como las
concepciones sobre el hombre, la naturaleza y la cultura que subyace a ellas.
La categorización sociológica de las neurociencias implican la redefinición de
problemas psiquiátricos y neurológicos, el papel que juegan las tecnologías de imágenes
de producción de datos, las nuevas técnicas terapéuticas, los nuevos actores sociales y la
emergencia de categorías identitarias.
Para ello es necesario que las ciencias sociales consideren como objeto de
estudio a las neurociencias como cultura, salud, enfermedad y mejoramiento
cognoscitivo y como teoría y sociedad.
Es necesario articular las disciplinas sociales con las neurociencias ya que desde
su perspectiva pueden dar luz a los diferentes conceptos microsociológicos desde un
abordaje interdisciplinar.
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Así la neuroeconomía, la neurolinguística, … de mandan de la neurociencia.
Preguntas como ¿el impacto delas nuevas tecnologías en un determinado
contexto social?, ¿categorización de nuevas enfermedades y pacientes que surgen de las
neurociencias?, ¿cuál es el impacto de las neurociencias en la sociedad?, ¿qué tipo de
conocimientos y formatos de difusión facilitan la progresiva identificación de la
identidad personal del cerebro?
Son algunas de las preguntas que tiene repuesta posible y análisis de las mismas
en la teoría social como neurociencia social de carácter interdisciplinar ( biología,
medicina, neurología, psiquatría, ética, terapéutica…)
No existen formas estáticas de considerar las ideas neurocientíficas sino es en
sus prácticas. Los investigadores, pacientes y clínicos son los que les otorgan el sentido
múltiple y flexible.
Como bien se ha dicho y documentado, la neurosociología es un nuevo enfoque
que busca integrar ciencias sociales y biológicas. Los avances en las ciencias pueden
estimularlos la aparición de nuevos métodos y herramientas de investigación, así como
la transmisión de conceptos y teorías de otras disciplinas.
Las nuevas investigaciones del cerebro ha conducido a la aparición de nuevas
áreas de estudio, entre ellas la neurociencia social, lo psicológico y la neurociencia
como tal.
El camino de investigación va en el conocimiento de la neurociencia social con
base en los estudios sociológicos tradicionales y en las cadenas causales que vinculan
lo neurocognitivo y afectivo con la construcción de las sociedades.
La inclusión de las emociones en las relaciones sociales o acciones sociales
harán comprender mejor la vida social y los diferentes tipos de acción social.
Cuando se daña la amígdala y la corteza cingulada anterior se va a alterar la
parte emocional del individuo, dando lugar a patologías como la esquizofrenia, autismo,
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ansiedad, trastornos post-traumáticos, estrés, … Las emociones de una intensidad u otra
están vinculadas a las acciones sociales.
Damasio ( 2003), establece en una de sus investigaciones que el miedo, la
tristeza, el disgusto, … emociones negativas, inhiben las unidades del hambre y las
sexuales y que la satisfacción de esas unidades conduce a la felicidad y si se frustran
esas necesidades provocan ira, desesperación, tristeza, ansiedad, estrés…
Si analizamos la categorización social, podemos establecer dos categorías:
afiliación y jerarquía social.
La primera `produce identidad social y la segunda desigualdad. Estudios de
neurociencia cognitiva y social, revelan cómo se modula una categoría social humana,
la cognición, las emociones y la conducta.
Conocer los mecanismos neuronales se hace pues necesario para entender y
comprender las categorías sociales.
Con esto la neurociencia social se puede definir como el estudio de los niveles
sociales y neuronales de las organizaciones y los mecanismos biológicos que subyacen
en las organizaciones. Los neurólogos se han centrado en el análisis de las células,
órganos y procesos intracerebrales, pero es necesario la interacción de diferentes
disciplinas para comprender comportamientos sociales y los efectos en el sistema
neuronal y viceversa.
La neurociencia social hay que considerarla como un nuevo orden
interdisciplinar dedicado a comprender cómo se ponen en práctica los sistemas
biológicos, procesos sociales y comportamentales. Esta disciplina ha crecido
exponencialmente en los últimos años, apoyada por los estudios de imágenes del
cerebro para facilitar el diagnóstico y tratamiento de trastornos mentales que afectan
directamente a grupos sociales.
Desde la edad temprana hasta las etapas de desarrollo y posterior deterioro, la
neurociencia social adquiere un papel relevante en el análisis de estas etapas.
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A medida que se entiende el cerebro social se van entendiendo causas y
consecuencias de algunas psicosociopatologías y en ellas se observa que entran en juego
factores sociales y biológicos.
Se puede considerar la neurociencia social como un proceso medio para conocer
al individuo y a la sociedad. Desde investigaciones neurocientíficas de , los
experiencias e identidades, los efectos de la neurociencia en diferentes entornos sociales
( salud mental, educación, …), los análisis culturales de las neurociencias deben ir
unidos a discursos biomédicos y empresariales para comprender y transformar el
conocimiento neurosocial.
Para la mayoría de individuos sociales es imposible aislarse del entorno
comunitario, ya que las relaciones con los demás son necesarias. Todos los miembros de
una comunidad reciben estímulos sociales que provocan diferentes respuestas desde el
cerebro. Estos estímulos son necesarios para la supervivencia del individuo y la
evolución de la especie ya que controlan gran parte del comportamiento adaptativo.
Desde 1998 la neurociencia cognitiva se ha ido forjando como disciplina con
entidad propia y reconocida por toda la comunidad científica, partiendo de técnicas de
las ciencias del cerebro en concordancia con métodos de las ciencias cognitivas.
Comprender cómo percibimos, cómo nos movemos, pensamos, recordamos, saber cuál
es el proceso más simple que lleva a cabo el cerebro y cómo esos procesos elementales
interaccionan para regular la actividad mental.
Para algunos el origen de la neurociencia está en la frenología. A principios del
siglo XIX, pero carecía de fundamento empírico. El cambio al siglo XX supuso la
eclosión de estudios neuroanatómicos y neurofisiológicos que perfilaron el punto de
partida de la neurociencia hacía los años 70 como disciplina de síntesis.
El uso combinado de diferentes metodologías y disciplinas hace evolucionar a la
neurociencia, tales como lesiones irreversibles, el registro de potenciales evocados, los
registros de microelectrodos, la resonancia magnética y los modelos de redes
computacionales.
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La creciente evidencia de la importante relación entre sucesos sociales y
biológicos ha impulsado a la comunidad científica biológica, social y cognitivo a
colaborar de forma sistemática con un compromiso que es comprender el
comportamiento y la mente.
El campo de la neurociencia social, representa una perspectiva interdisciplinar
entre animales y humanos, análisis empíricos computacionales, de comportamiento,…
Sin embargo no hay que olvidar que hay en todo esto cierto escepticismo sobre
las nuevas ciencias del cerebro. Pero de lo que no hay duda, es de que, la
complementación de la neurociencia y la sociología va ayudar a la comprensión del
comportamiento sociológico.
El análisis de la sociología del conocimiento biomédico facilita el análisis de las
consecuencias culturales y políticas y en ese esfuerzo de integrar la sociología y la
neurociencia ha dado lugar a la neurosociología. La colaboración interdisciplinar dará
lugar a lo que ya se conoce como neurociencia social.
Pero no sólo la colaboración interdisciplinar sino también el análisis multinivel
va a ser necesario para que la neurociencia social sea reconocida como tal.
El camino es largo por recorrer y lleno de desafíos conceptuales y
metodológicos, pero también emocionante. El siglo XXI será el de la neurociencia
social.
METODOLOGÍA EN NEUROSOCIOLOGÍA
El desarrollo de la neuroimagen en vivo ha permitido el conocimiento del
cerebro y sus disfunciones. La neurocirugía funcional también ha permitido tratar
patologías del cerebro, tumores, …
La estimulación cerebral profunda, técnica reversible, por la cual se introducen
electrodos en el cerebro, se ha convertido en una técnica de tratamiento para trastornos
neurológicos, psiquiátricos y de comportamiento.
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La estimulación a través de ultrasonido de baja frecuencia también ha permitido
tratar neuropatologías y sociopatologías.
A continuación se va a desarrollar lo que ha supuesto las nuevas metodologías
de tratamiento y estimulación del cerebro en el desarrollo y avance de técnicas
biométricas para la investigación en neurociencias y más concretamente lo que estos
avances han supuesto para el desarrollo de la neurosociología.
¿Cómo puede la fRMI (Resonancia Magnética Funcional) en la teoría cognitiva?
Algunos autores argumentan que poco, pero se ha demostrado en diferentes estudios de
base científica que además de localizar en el cerebro regiones que se encargan de llevar
a cabo determinadas tareas de la cognición, nos informan de marcadores de un
determinado proceso mental, de la activación de zonas del cerebro ante estímulos
exteriores, las relaciones entre diferentes partes del cerebro ante tareas iguales o
diferentes, … Los datos que proporcionan las fRMI nos dan información de en qué
lugar y cómo actúa el cerebro ante determinados procesos sociales.
Con la fRMI, se permite al neurosociologo establecer el donde, para dar
respuesta al cómo. Permite caracterizar las representaciones neuronales de las diferentes
partes del cerebro, preguntándose qué estímulos hacen que se modifiquen esas
representaciones neuronales.
Permite obtener respuesta a que mecanismos neuronales se ponen en marcha a la
hora de realizar dos tareas a la vez o de forma individual. Además de desarrollar debates
sobre los patrones de actividad en el cerebro, para llegar a establecer y dictar teorías
sobre cognición.
En los últimos 20 años, desde la primera publicación sobre el efecto de ña fRMI
en la teoría cognitiva, ha habido un desarrollo exponencial de interés por este método
en cuestiones de cognición.
Responde a preguntas sobre la localización de determinadas funciones
cerebrales, los datos que proporciona pueden ser utilizados como biomarcadores
mentales, que a su vez pueden ser utilizados para establecer una reactivación de la
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memoria, permitir conocer los efectos de la realización de dos tareas superpuestas y su
proceso mental, entre otras.
Aunque no hay que olvidar que también tiene sus límites, ya que no permite
establecer la causa de respuestas, para ello es necesario unirlo a otras metodologías que
se analizarán a continuación como son la Estimulación Transcraneal magnética (TMS) o
el ultrasonido.
Los estudios e investigaciones sobre neuroestimulación en humanos nos
proporcionan entradas controladas en las operaciones de regiones corticales, con
consecuencias de comportamientos específicos. Han permitido conocer como a través
de mecanismos básicos de neuroestimulación de redes neuronales investigar sobre las
influencias causales en diferentes regiones y sus consecuencias cognitivas y sociales.
El desarrollo de la neuroestimulación va a permitir, junto con el desarrollo dela
neuroimagen, un amplio conjunto de herramientas que analicen la relación entre
estructuras y funciones, así como comprender las complejas interacciones de las redes
neuronales y sus roles causales en la cognición y el comportamiento social.
En las dos últimas décadas la neuroestimulación se ha convertido en una
herramienta de estudio, no invasiva de la fisiología básica y cognitiva del cerebro
humano.
La Estimulación Transcraneal Magnética (TMS) y el impacto en las redes
funcionales del cerebro ha ayudado a explorar las interacciones de las redes causales
subyacentes en los procesos cognitivos.
El impulso eléctrico que provoca la TMS, a distintos intervalos de tiempo e
intensidad, generan un campo magnético que pasa a través del cuero cabelludo y que
por tanto es indoloro y con escasos efectos secundarios, e interactúa dicha corriente
eléctrica con regiones cerebrales remostas y conectadas.
Al ser tan directo permite estudiar las consecuencias del comportamiento en el
acto.
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Diferentes estudios han demostrado, por ejemplo, que la estimulación de la
corteza prefrontal dorsolateral (cortex prefrontal) con TMS provoca cambios en la
liberación de dopamina en el núcleo caudado y a la vez la fRMI ha demostrado
recuerdos evocados en la corteza dorsal premotora.
La combinación de la TMS y las nuevas técnicas de neuroimagen está en auge
para poder investigar una gran variedad de dominios cognitivos. Pero el impacto de
combinar la estimulación neuronal y la neuroimagen aún no ha alcanzado su potencial
máximo para los estudios de cognición humana. A medida que la neurociencia se
involucre y trabajen en colaboración con la neurofisiología, el entender el
comportamiento humano está más cerca.
Otra de las técnicas que está en auge y que está aportando grandes avances en el
entendimiento del comportamiento social, en tratamientos de diferentes patologías
neuronales, … es la neuromodulación ultrasónica transcraneal de baja frecuencia e
intensidad una técnica terapéutica no invasiva para el tratamiento de la enfermedades
neurodegenerativa basada en la emisión pulsada de ultrasonidos de baja frecuencia –
desde 400/500 KHz hasta 1 MHz - e intensidad, en cortos periodos de tiempo. Los
efectos que produce es la estabilización y recuperación de la memoria a través de la
neurogénesis, la mejora de zonas cerebrales afectadas y la apertura de los canales iónicos, normalizando por efecto de la plasticidad la morfología de áreas cerebrales
involucradas en el comportamiento delictivo. En definitiva esta técnica obtiene como
resultado final la mejora de la función sináptica y cognitiva en psicopatologías.
Los primeros estudios sobre el efecto de los ultrasonidos en tejidos del sistema
nervioso se remontan a finales de los años 20 del pasado siglo cuando Harvey y Loomis
en los Estados Unidos investigaron sobre la energía acústica o ultrasonidos, observando
que se depositaba en los tejidos induciendo efectos biológicos. Entre las décadas de los
50 y 70 los trabajos de Fry, Newell y Gavrilov, entre otros, se centraron en
investigaciones relativas a tratamientos por ultrasonidos enfocados hacia los tejidos del
cerebro buscando nuevas terapias en las enfermedades neurodegenerativas. Pero es a
partir de 1985, en Estados Unidos y Europa, cuando se inicia un auténtico boom neurocientífico en los estudios científicos sobre la neuromodulación ultrasónica y la activi-
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dad neuronal llegando a superar los 400 estudios tanto
clínicos como preclínicos
realizados hasta hoy.
Una reciente investigación de la Universidad de California sostiene que la
memoria y los recuerdos, algo que conforma el deterioro cognitivo residen en el
interior de las neuronas, en contra de como se pensaba hasta el presente desde hace más
de un siglo que las neuronas envían sus señales químicas a través de la sinapsis que las
conectan, reactivando la conexión y reforzándola cada vez que recordamos algo.
Las neuronas tienen propiedades micromecanicas y reacionan a la onda acústica.
Todas las células incluyendo las neuronas están constantemente sometidos a fuerzas
mecánicas que surgen de las interacciones proteína-lípido, del citoesqueleto, moléculas
de adhesión, y otros. El cerebro es viscoelástico atributo fundamental para la plasticidad
del mismo y los componentes subcelulares de las neuronas, incluyendo los canales
iónicos, son mecánicamente sensibles. Muchas enfermedades cerebrales se asocian con
cambios en la rigidez de las neuronas y circuitos cerebrales. La actividad neuronal y la
plasticidad se ven afectadas por fuerzas mecánicas
El efecto tienen los ultrasonidos sobre el cerebro es ayudar a los tratamientos
farmacológicos. La neuromodulacion ultrasónica también está indicada para los
tratamientos farmacológicos.
Los ultrasonidos regulan la permeabilidad de la barrera hematoencefílica del
cerebro compuesta por células endoteliales y gliales permitiendo que los medicamentos
para el tratamiento del Alzheimer alcancen mayor nivel de eficacia en su función. Con
los ultrasonidos se puede permeabilizar de forma no invasiva la barrera
hematoencefálica y controlar así el tamaño de las moléculas que entran al cerebro. La
gran mayoría de moléculas, grandes o pequeñas, no pueden atravesar la barrera
hematoencefálica. Esto tiene sentido, ya que dicha barrera constituye una frontera
natural que protege nuestro cerebro y como tal, su función es evitar que penetren
moléculas potencialmente dañinas o perjudiciales aunque permite el paso del oxígeno y
la glucosa al cerebro, fuente esta última para la demanda energética del cerebro que
requiere del 20 al 25 % de la energía del cuerpo humano. Luego también es una
protección natural beneficiosa pero que también dificulta la entrada en el cerebro de
otras moléculas o drogas que podrían ser de gran ayuda a la hora de tratar ciertas
enfermedades del sistema nervioso.
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Los ultrasonidos abren los canales iónicos. Los canales iónicos son proteínas
que cuando se abren permiten el paso selectivo de determinados iones a través de las
membranas celulares. Son fundamentales en la función sináptica y en los
neurotrasmisores
Los ultrasonidos producen neurogénesis adulta en el hipocampo del cerebro. Son
muchos los ensayos clínicos y preclínicos realizados que demuestran como la
neuromodulacion ultrasónica enfocada al hipocampo, zona del cerebro implicado en la
memoria y el aprendizaje, incrementa significativamente el BNDF, el factor
neurotrófico derivado del cerebro, una proteína vital para plasticidad sináptica y la
generación de neuronas, en general para el crecimiento nervioso. El deterioro y atrofia
del hipocampo y del cerebro son causas de pérdida de memoria. Durante mucho tiempo,
el cerebro de los mamíferos ha sido percibido como un órgano estático. Sin embargo, el
descubrimiento de la neurogénesis adulta en la mayoría de las especies de mamíferos,
incluyendo seres humanos, monos, y roedores, ha interrumpido este punto de vista.
Como esta regeneración continua tiene un efecto en los patrones de conducta
establecidas, teniendo el potencial terapéutico prometedor. Sin embargo, antes de
aprovechar el potencial de energía regenerativa, debemos entender los efectos que las
nuevas neuronas tienen sobre los circuitos cerebrales existentes. La investigación en
curso contribuye a varios pasos importantes hacia la reducción de la brecha entre las
neuronas adultas nacidas, circuitos y comportamiento. El estudio de la neurogénesis
adulta en diferentes regiones neurogénicas desde una perspectiva de la neurociencia
allanará el camino para la comprensión de la forma en que apoya la conducta adaptativa
y por qué su disfunción correlaciona con algunos trastornos cerebrales humanos (
estudio de Gotz y Leinenga y Penrose y Hameroff)
A mediados de la década del 50, el Dr. Schumann quien prestaba servicios en la
UTN de Munich, Alemania, descubrió un efecto de resonancia en el sistema TierraAire-Ionosfera, que mostraba la particularidad de polarizarse e imponer posibles
direcciones perpendiculares de vibraciones. En Física, a este efecto se le denomina
"Onda transversal-magnética" y al descubrimiento del Dr. Schumann le fue llamado, y
es hoy conocido con el término de "Resonancia Schumann". (Las resonancias son
correlaciones de partículas. En un sistema de partículas en interacción, la aproximación
al equilibrio de éstas se debe a las resonancias. Los campos en interacción también los
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crean
las
resonancias).
La teoría del Dr. Schumann, físico alemán, fue validada por la NASA, la Tierra está
rodeada de un campo electromagnético poderoso que se forma entre el suelo y la parte
inferior de la ionosfera situada a unos 100 km. por encima de nosotros.
Ese campo posee una resonancia (de ahí el nombre de resonancia Schumann) más o
menos constante del orden de 7,83 Hz (hertz) o ciclos por segundo. Esto funciona como
si fuera un marcapasos, responsable del equilibrio de la biosfera, condición común de
todas las formas de vida. También se ha comprobado que el cerebro de todos los
mamíferos (los seres humanos lo son) están dotados de esa misma frecuencia de 7,83
hertz en el hipotálamo como resultado de la actividad eléctrica sincrónica y coherente
de las células cerebrales de la zona del hipotálamo, fundamental como centro cerebral
del control de las emociones, del sueño, del comportamiento sexual o de la agresividad
entre otras. También son llamadas «ondas de Berger», en memoria de Hans Berger, el
primer investigador que aplicó la electroencefalografía a seres humanos. Los estudios de
la NASA revelaron que siempre que los astronautas, en razón de los viajes espaciales,
quedaban fuera de la resonancia Schumann, se enfermaban. Actualmente se utilizan
moduladores de ondas Schumann dentro de los transbordadores espaciales y en las
estaciones orbitales.
CONCLUSIÓN
Podemos finalmente concluir que la capacidad de modular la actividad
neuronal, se puede considerar como un nuevo método de mapeo cerebral que permite el
estudio de la conectividad cerebral sin ser invasivo.
El potencial neuronal de los nuevos métodos de estimulación cerebral, unido con
la neurocirugía, está produciendo ablación de tumores, recuperación de lesiones
neuronales ( tales como la talomotomía para tratar el dolor, la epilepsia, trastornos de
movimiento, …) y ello hace que se abran nuevas vías de aplicación y tratamiento de
enfermedades neurológicas, psiquiátricas, … que tienen su efecto a nivel social. De ahí
la necesidad de trabajar desde la neurociencia interdisciplinar y esto es un nuevo nicho
de estudio, trabajo y aplicación para el desarrollo de la neursociología dentro del campo
de las neurociencias.
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