NI FRACASADOS NI TRIUNFALISTAS: LAS HABILIDADES PARA EL DESARROLLO DE LA PRÁCTICA SOCIOLÓGICA Carlos Bruquetas Callejo, Luis Navarro Ardoy y Rubén Martín Gimeno Correo electrónico de contacto: carlos.bruquetas@juntadeandalucia.es En la planificación docente de una carrera universitaria se establece una serie de competencias que el proceso formativo debe garantizar, con el fin de que el conocimiento que se imparta pueda ser aplicado en el medio laboral. En el caso de la Sociología, el Libro Blanco (ANECA, 2005) incluye un maridaje de competencias que puede calificarse de académico, en detrimento de otros contextos en donde el conocimiento sociológico es aplicado. Sin prescindir de un compromiso con otros posibles desarrollos de la disciplina, estamos con Burawoy (2005) en que la Sociología puede ser práctica y de utilidad para la resolución de problemas en un amplio espectro de situaciones concretas. Las personas con titulaciones de Sociología ejercen su oficio a través de la investigación, la consultoría o el asesoramiento experto, en ámbitos como los medios de comunicación, las administraciones públicas, ONG, consultorías... Esta reflexión nos invita a proponer una serie de habilidades precisas para la práctica de la disciplina en contextos de aplicación no muy tenidos en cuenta en el vigente modelo. El argumento anterior se desarrollará a partir de una serie de entrevistas abiertas en torno a la inserción laboral de profesionales de la sociología que ejercen en ámbitos no académicos. La experiencia de los autores es en calidad de docentes en la universidad y técnicos de investigación en consultorías y administraciones, vivencias en primera persona que también formarán parte de la propuesta. La cual se revisará a partir de las experiencias que se presenten dentro del grupo "Práctica sociológica". Palabras clave: PRÁCTICA SOCIOLÓGICA, HABILIDADES PROFESIONALES, CURRICULUM SOCIOLÓGICO. 1 1.- INTRODUCCIÓN Planteaba David Bloor (1998), cuatro principios que serían la base del denominado “Programa Fuerte” para el análisis sociológico del conocimiento científico. La conveniencia de examinar todas las teorías y prácticas científicas con los mismos métodos (simetría), de manera imparcial (imparcialidad), considerando las condiciones que las provocan (causalidad), y tanto las teorías satisfactorias como las insatisfactorias. Como colofón añadía la reflexividad. La receta puede aplicarse también al cocinero, en este caso la sociología misma. Nos parece un buen modo de arrancar un texto sobre el objeto de la sociología práctica, dicotomía o debate de larga raigambre en la disciplina. Podemos establecer el punto de partida para reflexionar sobre el tema que nos ocupa en la decisión de Paul Lazarsfeld, emigrante de la culta Viena de entreguerras a Estados Unidos, de denominar el centro de investigación que funda en la Universidad de Columbia “Bureau of Applied Social Research” (Mattelart, 1995). Con la adopción del lema de la aplicación se representaba una sociología aplicada o práctica sociológica frente a la labor de autores como Adorno o Horkheimer. Cuyo ejercicio de una sociología crítica, ampliamente especulativa y fuertemente engarzada con la alta cultura europea del siglo XIX y principios del veinte, se representaría en un lugar relegado en la nueva era de la hegemonía americana. La dicotomía, seguramente anterior, ha sido recogida en diversos momentos de la historia de la disciplina, por practicantes del oficio de uno y otro signo (Fernández, 2006). ¿Subsiste, a día de hoy, ésta contraposición asimilable a la que se escenifica entre técnica y cultura? Forma, sin duda, parte del repertorio básico de la disciplina, como hemos podido detectar en diversos momentos de nuestra (modesta) investigación. Así, en el caso español, los límites quedaban trazados, antes de la entrada de los cualitativistas en la universidad, en la afinidad por el dato estadístico, que dividía la sociología en dos. Entre una versión técnica y una culta, aparentemente, se encontraban escasos espacios de transición. Ahora bien, si adoptamos un ángulo generalista no se puede apostar sino por la naturaleza híbrida de la Sociología, si es que se reivindica como ciencia: necesita tanto dotarse de herramientas conceptuales como adquirir datos empíricos para aproximarse a la realidad. Ahora bien, la Sociología es también una institución humana, y por lo tanto susceptible de ser estudiada con las herramientas propias de la “sociología de la sociología”, por utilizar el término que acuño Friedrichs (1977). La sociología se 2 desempeña como profesión, como la encuesta incorporada al libro blanco muestra, no sólo en el contexto en el que se desarrolla la investigación social básica (universidades y poco más), sino que los profesionales se emplean en una multitud de ámbitos: instituciones públicas, organizaciones políticas, organizaciones no gubernamentales, consultorías (de recursos humanos, de calidad…), empresas demoscópicas, universidades (ANECA, 2005). ¿Se corresponde esta división profesional con la sociología práctica de Burawoy (2005)1? No completamente, pues éste alude a una cuestión de otro signo, la voluntad de intervenir en un medio social utilizando el conocimiento sociológico. Sobre esta materia volveremos, pero (tal vez por nuestro sesgo aplicado) consideramos que la literatura existente no ayuda en exceso a dar respuestas concretas al interés que nos acucia, y creemos necesario retornar al campo: realizar una pequeña investigación empírica donde se desarrolle, de manera concreta y vinculada con la biografía laboral de profesionales de diversas organizaciones, la cuestión de ésta diferencia, de la formación recibida y del conjunto de habilidades “actuales” (o no tanto) que el curriculum no incluye o que al menos no resaltan como outcomes claros de la formación. Hay quienes obvian este tipo de cuestiones porque simplemente no les interesa. Para el resto de colegas2, propondremos una serie de habilidades precisas para la práctica de la disciplina en contextos de aplicación. Dicha propuesta se basa en los resultados preliminares de una investigación cualitativa desarrollada en 2016. Hemos realizado 6 entrevistas abiertas a diferentes perfiles en torno a la inserción laboral de profesionales de la sociología que ejercen en ámbitos no académicos. Los resultados obtenidos nos permiten una primera “cata” de esas competencias y habilidades básicas para la práctica de la sociología. Cada una de ellas, enumeradas sin orden de importancia, merecería una reflexión más profunda. Pensamos, en todo caso, que es útil mencionarlas aunque algunas todavía estén en fase de ser maduradas. 1 “El primer paso es distinguir la sociología pública de la sociología práctica. La sociología práctica es sociología al servicio de una meta definida por el cliente. La raison d’etre de la sociología práctica es suministrar soluciones a problemas que se nos presentan o legitimar soluciones tomadas de antemano. Si bien algunos clientes especifican la tarea del sociólogo en un esquemático contrato otros definen una agenda práctica mucho más amplia. Ser un testigo experto, por ejemplo prestar un importante servicio a la comunidad, es una relación relativamente bien definida con un cliente mientras que investigar las causas del terrorismo o de la miseria gracias a la financiación procedente del Departamento de Estado permitiría establecer una agenda de investigación mucho más abierta” (Buroway, 2005: 204). 2 Existe un amplio grupo de profesionales que es imposible listar aquí. Véase, entre otros, Castillo, 2015; Burawoy, 2005 y 2014. 3 2.-METODOLOGÍA Realizar entrevistas abiertas a otros sociólogos constituye una ruptura de la metodología en toda regla, y no obstante un paso necesario para dirigirnos hacia nuestro objetivo. Los esquemas interpretativos de los indígenas resultan estar demasiado próximos a los de quienes firman como autores para negarles a su vez la firma a los profesionales que han participado en la elaboración de este documento. No obstante, y por el momento, seguiremos la convención que indica que los entrevistados tienen derecho al anonimato. La selección de los entrevistados se realizó dando prioridad a la obtención de testimonios procedentes de un abanico amplio de sociólogos que perteneciesen a distintos ámbitos profesionales. Hemos consultado a dos profesionales de la administración pública, dos estudiantes en prácticas, un profesional de ONG, una profesional empresaria de servicios de consultoría a empresas y dos investigadores pertenecientes a una cooperativa de investigación social principalmente aplicada al sector público. Con el objetivo de poder comparar si las percepciones sobre las distancias entre el desarrollo académico y profesional se producían en distintos ámbitos profesionales. Por distintas circunstancias que se fueron produciendo en el desarrollo de la investigación, se optó por utilizar distintas técnicas de entrevista. De este modo, las entrevistas “clásicas” se combinaron con una entrevista grupal y con otras dos por videoconferencia. Las entrevistas en profundidad y la entrevista grupal se realizaron en la ciudad de Sevilla. Las entrevistas por videoconferencia se realizaron a personas que residían en Madrid y que tenían un perfil muy interesante para la investigación: hombre con puesto directivo en una ONG y mujer co-fundadora de una start up relacionada con la investigación en TIC centradas en la perspectiva de los usuarios (UX Research). La experiencia de entrevista cualitativa por videoconferencia (se realizaron con los programas Skype y Hangouts de Google) era nueva para las personas que hemos realizado la investigación. Este método menos ortodoxo generaba ciertas inquietudes metodológicas entre el equipo investigador. No es el presente texto el ámbito adecuado para reflexionar con detalle sobre esta experiencia, pero síi podemos destacar alguna pincelada. Por ejemplo, como aspecto positivo destacaríamos, además de la flexibilidad y reducción de costes que permite, que la información obtenida de los entrevistados no se ha visto mermada. Quizás en otras investigaciones donde la relación cara a cara 4 pueda ser más importante para generar el rapport, éste tipo de entrevistas no serviría. Sin embargo, para las características de esta investigación con una situación tan particular en la que entrevistado-entrevistador comparten la misma profesión, la experiencia ha sido positiva. Como aspecto menos positivo, se han detectado en este tipo de entrevistas desajustes en la comunicación entre entrevistador y entrevistado, causados por cuestiones técnicas; esto rompe el ritmo de la entrevista. Por ejemplo, en ocasiones se producen solapamientos en los que entrevistado y entrevistador hablan al mismo tiempo. El empleo de la entrevista grupal fue propiciado por la escasez de recursos temporales, pero también se valoró de nuevo que, dada la indeterminación de los resultados en que nos pone la situación reflexiva de sociólogos que entrevistan a otros sociólogos, nos podíamos permitir todas las heterodoxias. La dinámica que se generó se pareció menos a un grupo de discusión clásico que a un focal: las intervenciones se sucedieron casi sin interrupciones, los participantes procedieron casi por orden, concediéndose unos a otros bastante tiempo. Pero, frente a la entrevista individual, en este tipo de situación los relatos se ven permeados por los de los restantes participantes, y así las palabras de los demás sugieren temas que individualmente cada uno tal vez no se habría planteado. La tópica, sin embargo, no resulta particularmente distinta a la detectada en las entrevistas, y tampoco las modulaciones, o al menos no de un modo que se pueda atribuir claramente a la situación. Respecto a la estructuración de las entrevistas, si bien fueron todo lo abiertas que la ocasión requería (no podía ser de otra manera, dentro de la reflexividad de la situación), nos manejamos inicialmente con el siguiente guión de temas: • ¿Por qué elegiste la carrera de sociología? • ¿Cómo fue el desarrollo en la carrera: expectativas de inicio y finales? • ¿Qué hace un sociólogo/a en un trabajo como el tuyo? • ¿Qué te ha aportado la sociología en el desempeño de tu profesión? • ¿Qué aporta tu trabajo a la sociedad? • ¿En qué consiste tu trabajo? ¿Qué aportas como sociólogo/a? ¿Qué visión/aportación tienes tu (que no tienen compañeros/as de otras titulaciones)? • ¿Habilidades para el desempeño? ¿Algunas las consideras básicas? 5 • La transformación del producto sociológico (en relación a los trabajos y servicios que hoy ofrecen en comparación a los que ofrecían, o en relación a la demanda) • Vida laboral: ¿Cómo la enfocó en relación a la carrera? ¿Qué línea profesional le hubiese gustado? ¿Cómo ha sido su trayectoria profesional? ¿En cuáles ha detectado hándicaps que la carrera no cubrió? • Ocupación actual: competencias que desarrollan; qué relaciones tienen con su experiencia en la universidad y las competencias adquiridas allí. Qué competencias echan de menos. Cuáles cree que están cubiertas. 3. RESULTADOS Las entrevistas sacaron a la luz reflexiones muy diversas. Pero dentro de esta diversidad se localizaron algunas comunes independientemente del ámbito profesional de los entrevistados. En este apartado se van a mostrar tanto los aspectos comunes, como aquellos elementos específicos de cada ámbito profesional que nos parecen más destacables. Los resumiremos en tres apartados: a) en primer lugar, para delimitar la percepción de los sociólogos respecto a su profesión, se resumen las reflexiones sobre qué elementos creen que aporta la sociología en su ejercicio profesional; b) en segundo lugar, entrando ya en las distancias competenciales entre la carrera y la profesión, se muestran las reflexiones sobre un tema común que ha aparecido en todas las entrevistas: la primacía de lo teórico sobre lo práctico en la carrera; c) por último, se mostrarán lo que hemos denominado como las “competencias olvidadas” que no es otra cosa que aquellas destrezas y saberes que los profesionales localizan, echando la vista atrás, como carencias de la formación universitaria recibida. 3.1.- El desarrollo de la profesión Uno de los objetivos de la investigación es identificar elementos auto-reflexivos en los propios profesionales de la sociología sobre qué elementos definen el ejercicio de la profesión, y más específicamente, qué aportan en su trabajo diario que no aportan otras disciplinas. El valor diferencial de la mirada sociológica es para algunos de estos profesionales el acercamiento a los fenómenos de estudio desde una perspectiva generalista. Este es un 6 elemento clave cuando se compara con otras profesiones como la psicología, disciplina recurrente en las entrevistas por competir con ella en distintos ámbitos: “Somos especialistas en la generalidad. Entendemos la realidad de una manera compleja, general y no individualizada” (Hombre 46 años, puesto directivo en ONG). “La sociología sirve para poner en contexto al usuario que utilizan la interfaz. Este proceso es clave porque se trata de encontrar diferencia entre usuarios. En eso la sociología permite establecer análisis que no permite, por ejemplo, la psicología que es la disciplina con mayor presencia en la investigación de la usabilidad” (Mujer, 37 años, empresaria especializada en UX Research). Cuando en la entrevista grupal a sociólogos de la administración se les preguntó ¿qué es hacer un trabajo sociológico?, destacaron que era identificar hechos sociales, intentar comprenderlos e intentar mejorarlos. Éste grupo de sociólogos de la administración aportó reflexiones muy interesantes sobre el ejercicio de la profesión en el ámbito público: a. La mayoría de las veces entras en la administración, luego “si tienes suerte” consigues trabajar de sociólogo de manera paulatina. b. Las demandas sociológicas pueden venir de dinámicas generadas con los compañeros de trabajo: las demandas no vienen sólo desde los directivos o empleadores, sino que se realizan también en nivel horizontal. c. Paradoja habitual es la de los obstáculos corporativos. La organización impone unos filtros al trabajo sociológico precisamente porque es una organización. No hay que poner el acento sólo en el lado de los individuos, también las organizaciones donde los sociólogos se emplean han de hacer un hueco a las competencias que se tienen. Si la versión de la sociología que ejercen no es aplicada puede deberse a que no “nos dejan ejercerla”. Conectado con este asunto tal vez pueda hablarse de habilidades de relaciones públicas que es conveniente desarrollar. En este sentido se nos percibe como críticos de lo establecido. Se nos forma así. En una administración no puedes ser tan crítico como si te dedicaras a la universidad. No te forman para eso. 7 d. Para el sociólogo práctico, que tiene que desenvolverse en numerosos temas y proyectos de distinta índole, su herramienta principal son los métodos de investigación: “Literaturas específicas: muchas veces tu llegas en situación de carencia, pero eso es quizá definitorio, llegas a un terreno nuevo a ejercer la profesión, ¿verdad? Los profesionales trabajamos en la carencia, mientras que el académico se especializa. Pero para el sociólogo práctico tu especialización como mucho son tus métodos. No tienes tanto tiempo para adquirir el cuerpo teórico como alguien que lleva trabajando en lo mismo 5 años, 10 años... Tú tienes 6 meses en un caso bueno para enterarte de lo que es un diabético, y eso en un caso bueno. Por lo general, son dos meses, y al tiempo que desarrollas otros dos proyectos” (Entrevista grupal a sociólogos de la administración). Esta última reflexión es compartida por el grupo de sociólogos de la cooperativa social que señalan, por un lado, que el elenco de metodologías que emplean en su día a día es de complejidad baja porque no se les demanda análisis complejos y, por otro lado, inciden en la dificultad del investigador aplicado para especializarse una vez que se dispone de poco tiempo para ahondar; la especialización se adquiere en unas semanas, o por la vía de la contratación laboral o la cooperación con otros profesionales dentro de un esquema flexible. 3.2.-La eterna dicotomía: lo teórico y lo práctico Las entrevistas realizadas en gran medida se mueven en un doble eje de dicotomías relacionado entre sí. Por un lado, la dicotomía entre Teoría/Práctica: la carrera de sociología es eminentemente teórica, siendo su principal hándicap que los contenidos que se imparten no tienen aplicación práctica. La otra dicotomía que aparece en las entrevistas es Académico/Profesional: la carrera es demasiado académica, está poco orientada al posterior desarrollo profesional fuera de la universidad. Cruzando estos ejes, en la percepción de los entrevistados lo Académico queda unido a lo Teórico y lo Profesional a lo Práctico. En torno a estos dos ejes se articulan toda una serie de posturas críticas y ambivalencias que muestran distintas valoraciones positivas y negativas de los entrevistados respecto a la carrera de Sociología. 8 Del lado Teórico-Académico la mayoría de las valoraciones son de carácter negativo. Se percibe que la carrera está anquilosada en lo puramente teórico sin que esté conectada con elementos de investigación aplicada. Los factores que influyen más en estos elementos serían la estructura curricular y la composición general del profesorado: “Es que para hacer eso, en una universidad como la Complutense tendrías que cambiar a gran parte del profesorado” (Mujer, 37 años, empresaria especializada en UX Research). “Catedráticos de la antigua usanza al más puro estilo de lo que era una cátedra en las universidades del siglo XVII, hablando casi, casi como en las misas antes del concilio, de espaldas al alumnado y dictando de manera magistral. Que sí, que te aumenta tu fondo de armario, pero operativamente cuando terminas tienes que trabajártelo y mucho” (Hombre 46 años, puesto directivo en ONG). De este modo, los entrevistados perciben que la carrera es demasiada teórica porque está enfocada por y para el mundo académico y consecuentemente se olvida del lado Práctico/Profesional. Y este olvido afecta a numerosas dimensiones. Por un lado, los entrevistados hacen referencia a handicaps relacionados con contenidos curriculares propios de la disciplina y muy especialmente referentes a las técnicas de investigación; hay una percepción clara de que la formación de la carrera es insuficiente tanto en la investigación cuantitativa como en la cualitativa. “Me formé trabajando. El conocimiento teórico lo tenía pero me formé trabajando. Nunca había hecho un grupo de discusión, no sabía cómo se tenía que plantear una investigación, cómo tienes que seleccionar a una muestra cuali. Sí, tenía una base, pero luego la realidad es muy diferente” (Mujer, 37 años, empresaria especializada en UX Research). “Salías apenas sin nociones de lo que era un grupo de discusión. Apenas sabías lo que era una correlación estadística (…) Faltaba mucho de los contenidos prácticos de cómo aterrizar el avión. La historia de la aviación, la vida de los hermanos Wright lo controlabas, pero el Boing 737 pues hay que aterrizarlo y eso faltaba” (Hombre 46 años, puesto directivo en ONG). Algunas de las percepciones de los entrevistados presentan posturas intermedias que modulan su visión de la carrera: 9 “Yo creo que salí con una base teórica muy buena. Pero no saber cómo aplicarlo a la práctica. En sociología falta eso” (Mujer, 37 años, empresaria especializada en UX Research). “Creo que es un carrera atractiva, es una carrera bellísima, que además da unos conocimientos generales buenísimos, pero a nivel empresarial para nada y es 0 práctica” (Mujer, 37 años, empresaria especializada en UX Research). En este sentido, los contenidos teóricos también son valorados: se consideran un componente fundamental para la profesión siempre y cuando esté conectado con elementos prácticos: “Se emplean unas metodologías de investigación, se aportan perspectivas teóricas. Hay que hablar de metodologías y literaturas, no se puede reducir la sociología a uno u otro de los dos elementos” (Entrevista grupal a sociólogos de la administración). Si asumimos la percepción de los entrevistados, estaríamos ante un problema importante en la formación académica de los sociólogos. En la enseñanza de las técnicas y de las competencias profesionales de un sociólogo tiene que ser clave la enseñanza académica. Esta reflexión la ha hecho el campo sociológico en Francia a lo largo del desarrollo académico de la disciplina, en lo que Claude Dubar (2006) ha denominado como las “tentativas de profesionalización” de los estudios de sociología en aquel país: “Para considerarse sociólogo profesional, al parecer, es preciso sentirse doblemente ligado: primero a un “campo de especialidad”, a un “campo de problemas”, una configuración de actores en suma, un terreno en el que no sólo se hayan consolidado conocimientos sino competencias operatorias, “habilidades” de evaluación que permiten ser requerido y reconocido por actores (de ser posible financistas o con acceso a financiamientos) sobre la base de capacidades de “resolución de problemas”(…). Pero luego, también, estar ligado a una comunidad científica, una disciplina reconocida y enseñada por la universidad con la que se comparten referencias teóricas y normas metodológicas y que permite llamarse y hacerse conocer como “sociólogo” (…). Es en el corazón de esta doble referencia, a la universidad y al terreno profesional, donde se construyen las identidades de los profesionales” (Dubar, 2006:136). Este camino en el que parece estar los estudios de sociología en el país vecino, a la luz de lo que dicen los entrevistados, tampoco parece haberse conseguido en las universidades españolas. 10 3.3.-Las competencias olvidadas Otro de los objetivos principales de las entrevistas era localizar “competencias profesionales” que no cubre la carrera, lo que permite identificar tanto los supuestos hándicaps del curriculum académico como las demandas en el ámbito profesional. Los entrevistados que trabajan en ámbitos privados señalan elementos que hacen referencia a contenidos y competencias con valor en el mercado. Respecto a los contenidos, como se ha comentado en el apartado anterior, destacan los comentarios sobre la deficiente formación en técnicas de investigación, a lo que hay que añadir la inexistente formación en la evaluación de programas. Respecto a las competencias, los profesionales de la cooperativa social, mencionan aspectos como el emprendimiento, habilidades para la comunicación y captación de clientes, marketing, elaboración de informes ejecutivos, preparación de concursos y redacción de proyectos de investigación no académicos. En este sentido, se sale de la carrera “totalmente desprotegido”, sin un rumbo profesional y sin competencias para poder moverse en el mundo empresarial: “Yo no concibo que un médico salga de medicina sin saber operar. Pero es que yo al terminar la carrera me sentí muy desprotegida (…) Sales totalmente desprotegido. Cómo tratar a un cliente. Cómo hacer una presentación eficaz. Cómo moverte en el mundo empresarial. Igual todo esto está muy mal visto en el ámbito académico pero a mí me hubiera venido muy bien para empezar a trabajar. Y me hubiese costado menos arrancar” (Mujer, 37 años, empresaria especializada en UX Research). Este último verbatim es muy gráfico para señalar claramente la dicotomía que perciben los entrevistados. Hay dos mundos enfrentados en el que cada uno se da la espalda porque lo que hace el otro “está mal visto”. Pensamos que esta dicotomía no exclusiva de la sociología. En otras disciplinas existe dicha dialéctica entre universidad/mercado según la cual desde el ámbito académico se observa en muchas ocasiones con recelo los errores e imprudencias metodológicas del ámbito privado. Desde el mercado, se juzga que buena parte del conocimiento académico sirve únicamente para el autoconsumo de los propios académicos. También interesante es la apreciación de los dos sociólogos entrevistados de la cooperativa acerca de la importancia de formar en el uso de un “lenguaje sencillo y 11 claro” que permita escribir y comunicar en un tono divulgativo, alejado de tecnicismos y una jerga abstracta que. Este tema en particular permite articular una reflexión sobre los límites que ha de tener la universidad en la formación: ¿tienen que ser competencias como esta, adquiridas en las universidades o más bien es una habilidad aprendida con el paso de los años? Si la sociedad parece que demanda un conocimiento cada vez mejor explicado y en un tono divulgativo, ¿está formando la universidad en este tipo de aspectos?, ¿está la universidad prestando atención a lo que demanda la sociedad? Sin atrevernos a establecer una respuesta clara, es cierto que se demandan productos que incorporen un lenguaje más dinámico y menos abstracto, más legible y accesible a todo tipo de audiencias. Una de las limitaciones de la sociología se encuentra en el interés de privilegiar una sociología para ser leída por los propios sociólogos dejando fuera al público en general (Martín, 2014: 86; Clawson et al., 2007). Como consecuencia más visible se ha producido el aislamiento de la sociología del debate público, posiblemente derivado del “oscurantismo absurdo” que aleja, distancia y abandona al lector común (Castillo, 2015: 12). La crítica se hace explícita, por ejemplo, con el abuso del lenguaje académico frente a la necesidad de formar al alumnado en un tipo de lenguaje más sencillo y sin tanta palabrería (que es lo que demandará después el mercado). En su célebre Imaginación sociológica, Mills (1971: 227) recomendaba a quien investiga presentar los trabajos en un lenguaje sencillo y claro frente a la "prosa ampulosa y palabrera" que parece prevalecer en las ciencias sociales. 4.-REFLEXIONES FINALES La sociología es una disciplina en la que la mayoría de los estudiantes entran sin tener una idea clara de cuál es su desempeño profesional posterior y tampoco con las ideas claras sobre el tipo de sociología que se quiere practicar. Es común que entre los estudiantes de sociología recién llegados a la carrera se planteen preguntas tales como ¿para qué sirve? ¿qué salidas profesionales tiene? etc.: Por normales que puedan ser tales preguntas se formulan con mayor asiduidad a medida que uno tiene que vérselas, por un lado, con una disciplina académica y científicamente menos legítima que otras (por ejemplo, la física, la química, las matemáticas, las 12 neurociencias, etc.) y, por el otro, con una ciencia obligada, por su mismo objeto, a tropezar con más frecuencia que otras con exigencias de justificación o cuestionamiento de resultados (Lahire, 2006: 24). La visibilidad profesional del sociólogo es difusa, muy al contrario que en otras profesiones, lo que dificulta desde los cimientos todo el entramado de expectativas que tienen los alumnos cuando entran a estudiar la carrera. Esta confusión inicial hace que los estudiantes de sociología tengan dificultades de proyectar su profesión a medida que avanza la carrera. La carrera se va mostrando como una especie de disciplina transversal que se puede desempeñar desde diversos ámbitos pero que no se concreta en un “saber hacer” específico. Además en los ámbitos de aplicación de la sociología no hay exclusividad: en todos los campos profesionales la sociología entra en competencia con otras disciplinas, y en muchos casos estas disciplinas tienen un mayor conocimiento por parte del público general y lo que es más importante, por parte de las personas que tienen que contratar en el mercado. Esta situación de partida es fundamental para que los alumnos de sociología perciban que su carrera no está enfocada a lo profesional, al mercado, como lo están otras. Y esto se observa en buena parte de las actitudes y percepciones de los profesionales cuando echan la mirada atrás sobre el momento de elección de la carrera. ¿Cómo se podría mejorar esta situación de partida? El objetivo del presente texto ha sido poner sobre la mesa este tipo de cuestiones, siempre teniendo presente que sólo es un primer paso para generar conocimiento reflexivo entre sociólogos de distintos ámbitos. Para ganar amplitud de enfoque y seguir explorando aspectos tales como la distancia percibida por los profesionales de la sociología entre su devenir diario y las limitaciones sobre el conocimiento del oficio con el que salieron de la carrera, habría que seguir dando pasos en la investigación. Para ello, por ejemplo, sería conveniente abrir el espectro de entrevistas, e incluir a personas del ámbito académico y a alumnos. Situar las percepciones de cada ámbito frente al espejo de los otros, permitirá, por ejemplo, identificar y diferenciar causas y consecuencias que se sitúan del lado de los agentes de otras que se sitúan más del lado de las estructuras. 13 Otra línea interesante de análisis sería explorar cuál está siendo la presencia de la sociología en lo que podríamos llamar como nuevos yacimientos de trabajo analítico. Estamos seguros que la mirada sociológica tiene fácil implementación en terrenos como el Big Data, los análisis de los denominados como Social Media, los estudios de interacción entre personas e interfaces desde la perspectiva de los usuarios (UX Research), etc. Pero no sabemos si se está produciendo un desembarco de sociólogos en estos ámbitos profesionales. En este sentido, los profesionales más jóvenes reclaman más estadística en su currículum, más tiempo dedicado a los programas informáticos. No sólo los más convencionales: saber programar es el ABC contemporáneo (Rushkoff, 2010), más cuando buena parte de la comunicación se desarrolla en las redes sociales. En los terrenos de la investigación de Big Data, muchas veces se puede apreciar indigencia teórica desde el punto de vista de la sociología. Los resultados de los estudios que se pueden consultar son muy susceptibles de mejora, comprendidas las actitudes en términos binarios (Onnela, et al., 2007; Candia et al., 2008). Todo este tipo de cuestiones nos parecen de vital importancia para poder mejorar los vínculos de la sociología con la sociedad; para crecer en el proyecto de una “sociología socialmente útil”. BIBLIOGRAFÍA ANECA (2005). Libro blanco de los Títulos de Grado en Ciencias Políticas y de la Administración, Sociología y Gestión y Administración Pública. Bloor, D. (1998). Conocimiento e imaginario social. Madrid: Gedisa. Burawoy, M. (2005). Por una sociología pública. Política y Sociedad, 42(1), 197-225. 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