M-LEARNING: GESTIONANDO EL CONOCIMIENTO EN ENTORNOS COLABORATIVOS DE APRENDIZAJE A TRAVÉS DE DISPOSITIVOS MÓVILES Sandra Baldeón-Báez1 Resumen: Este articulo parte de la necesidad de identificar elementos como el aprendizaje móvil, el cual esta adentrándose cada día más en entornos universitarios de todas las ramas del conocimiento, como una alternativa de aprendizaje que va desarrollándose en varios contextos. Este análisis se focaliza en los docentes en formación, quienes son los actuales y/o futuros profesionales que lleven este tipo de aprendizaje a las aulas. El conocimiento ha evolucionado; en la actualidad además de hablar de sociedades de la información y comunicación, nos encontramos con sociedades que se construyen en el aprendizaje y el manejo del conocimiento. En esta nueva corriente no es suficiente tener acceso o poseer información, sino saber gestionarla correctamente. La tecnología, la globalización de la información y las nuevas formas y fuentes de aprendizaje llevan a plantearse la necesidad de investigar a elementos como los ordenadores móviles, teléfonos inteligentes, tablets y demás aparatos electrónicos que se han involucrado en los últimos años en nuestro procesos de captar información, han ido transformado o no la enseñanza-aprendizaje en las aulas y fuera de ellas. El M-learning es un proceso de aprendizaje que se lleva a cabo a través de la interacción didáctica continua mediante la tecnología móvil. Tomando en cuenta que el alumno pasa a ser el centro de la formación, a auto gestionar su aprendizaje individualmente o colaborativamente y a ser un interprete activo y constante en los procesos de adquisición de conocimiento tanto formal, como informal. 1 Estudiante de Máster de Gerencia de empresas de la Escuela Politécnica Nacional y Máster en Investigación educativa de la Universidad Autónoma de Barcelona. Correo: sandra.baldeon.b4@gmail.com Esta modalidad de aprendizaje se observa como una oportunidad y a su vez un reto para las organizaciones educativas universitarias, quienes se enfrentan al cambio en las concepciones sobre las condiciones de enseñanza-aprendizaje que se lleva a cabo en las aulas, donde se forman docentes que acudirán a un campo laboral que esta en contaste transformación. El reto de la universidad esta en compaginar la enseñanza que adquieren los nuevos docentes que saldrán al campo laboral, enfrentados a nativos digitales dispuestos a aprender, pero en un entorno y contexto distinto de como se ha venido planteando la enseñanza por años. Una visión integral de cómo el M-learning esta acompañando el desarrollo de docentes en formación en las universidades españolas y como esta práctica esta siendo entendida en la academia, plantea el punto de partida de este articulo que más allá de arrojar resultados, busca analizar el panorama de un hecho actual y su relación en la actual sociedad del conocimiento. Palabras clave: Conocimiento, aprendizaje organizacional, trabajo colaborativo, TIC, TAC, m-learning, dispositivos móviles Gestionando el Conocimiento El proceso de aprendizaje es una actividad presente durante toda la vida de los individuos involucrados en la sociedad y este debe evolucionar a medida que la sociedad avanza. Cualquier persona debe incorporar nuevos conocimientos que permitan su adecuación a las situaciones que se plantean a lo largo de su vida. Ha de considerarse por tanto el proceso de conocimiento y aprendizaje como un elemento fundamental durante toda la vida del ser humano. Al pasar el tiempo se han producido, y continua llevándose a cabo grandes cambios en cuanto a la forma de impartir y adquirir conocimientos; así como los medios que se utiliza para llevar a cabo esta actividad. Hace unos años la transmisión de conocimientos se limitaba a los libros, los periódicos y la televisión, y el uso que se hacía de muchos de ellos no se podía considerar dentro del proceso de aprendizaje. Años más adelante, y debido a la evolución tecnológica se introducen medios innovadores como los ordenadores personales que suponen un paso inicial a lo que empieza a entenderse en el ámbito educacional, como un actividad de aprendizaje tecnológico o e-Learning. Posteriormente aparece el Internet, elemento que se ha involucrado en cada ámbito de la vida misma del hombre. Las tecnologías de la información y de la comunicación están teniendo consecuencias en la sociedad en general y de sobre manera se han adentrado en el ámbito educativo. Últimos estudios como los de Williams (2008), Reansbottom y Toth (2008), Sultan (2010) y Prensky (2010), reflexionan sobre cómo la juventud de hoy en día convive en una sociedad digital donde el fenómeno social de internet se ha convertido en un medio de transformación. Sevillano (1998) nos advertía que si queríamos acortar la tradicional distancia que separa a la realidad de dentro y fuera de la escuela, la escuela debía responder integrando en sus espacios estas nuevas formas de comunicación, compartiendo símbolos, medios y recursos, en sintonía con la sociedad. No podemos quedarnos impasibles ante este fenómeno y esperar a que los alumnos tengan que conocer las posibilidades de estas tecnologías por su cuenta fuera del contexto escolar. No haremos más que agravar la distancia que separa a la escuela de la sociedad en la que se circunscribe, al enfrentar los conocimientos que se imparten en la escuela con instrumentos tradicionales con los que se propagan fuera de ella a través de medios mucho más poderosos y atrayentes. Ya se ha constatado que el uso o incorporación de las TIC en el aula puede ser una buena oportunidad para irse planteando cuestiones necesarias sobre la enseñanza y el aprendizaje en los centros educativos del siglo XXI (Adell, 2010a; 2010b; Domingo & Fuentes, 2010; Domingo y Marques, 2011). Las líneas de investigación actuales están centrándose en las posibilidades de Internet como entorno y medio en donde se pueden desarrollar los procesos de enseñanza-aprendizaje (Beltrán, 2001; Castells y Díaz de Isla, 2001; Gallego, 2001). Como lo indican Brasher, McAndrew y Sharples (2005). A partir de los desarrollos y estrategias derivadas del proyecto MobiLEARN, impulsado por países europeos y seguidos simultáneamente por universidades en todo el mundo, se ha ido ampliando el espectro de posibilidades de uso de los dispositivos móviles, con la posibilidad de construir conocimiento, considerando “la posibilidad de entrega y captura de información en un contexto” Naismith, Lonsdale, Vavoula y Sharples (2005). Es así que el M-learning, plantea el uso de los instrumentos anteriormente mencionados, para favorecer la posibilidad del aprendizaje en cualquier momento y lugar. Hoy en día son muchos los medios que permiten el intercambio de conocimientos, Internet, la TDT, la Tecnología Móvil, etc. En concreto lo que se busca es aportar la posibilidad de que el usuario pueda aprender en cualquier momento y lugar de una forma efectiva y sin depender de ciertos condicionantes. Se está llegando a una evolución en los procesos educativos que posibilitaría de la mano de la innovación tecnológica lo que se considera como aprendizaje ubicuo. Debe entenderse que aunque la tecnología proporcione la posibilidad de llegar a esos niveles de aprendizaje, es necesaria una adecuación pedagógica y tecnológica de los contenidos. Es importante destacar que no es preciso disponer en los centros educativos de los más sofisticados elementos tecnológicos o hardware y/o software de ultima generación, sino poder contar con la correcta utilización de dichos elementos, que se deriva de su investigación, análisis e integración organizada y didáctica en las aulas. Este articulo busca más allá de destacar las ventajas del uso de un elemento tecnológico o un tipo de aprendizaje, conocer como las sociedades actuales se han convertido en sociedades que crean y gestionan su conocimiento desde tanto de manera particular, como grupal. El texto busca partir del análisis de cómo la sociedad del conocimiento está conformándose, entendiéndose y dirigiéndose hacia nuevas formas de interrelacionarse, aprender o vivenciar sus procesos de enseñanza-aprendizaje. Una vez evidenciado este elemento previo, paso a describir a un tipo de aprendizaje que esta involucrándose cada día más en las sociedades del conocimiento, como lo es el M-learning. Elemento que permite utilizar los dispositivos móviles como herramienta para favorecer el aprendizaje donde y cuando el usuario así lo requiera. Con la caracterización, más que el análisis de este tipo de aprendizaje, quiero llegar a entender mediante mi relato la sinergia existente entre la organización educativa, las nuevas formas de aprendizaje móvil y el trabajo colaborativo sobre todo focalizado en aquellas instituciones educativas que forman los docentes que serán los profesionales de las presentes y futuras generaciones. La importancia del aprendizaje móvil Las redes de conocimiento en ámbitos personales, académicos, profesionales y sociales, siempre han estado presentes en las interacciones humanas; sin embargo en los últimos años las organizaciones van haciendo parte de su cultura organizativa la generación, desarrollo, evaluación y seguimiento de redes de conocimiento que promuevan el trabajo en equipo, la cooperatividad, la productividad y demás elementos que acompañan la aplicación de una red de conocimiento eficaz. El valor del conocimiento ha evolucionado a pasos acelerados, actualmente además de hablar de las sociedades de la información y la comunicación, nos encontramos con sociedades que se construyen en el aprendizaje y el manejo del conocimiento. En esta nueva corriente no es suficiente tener acceso o poseer información, sino saber gestionarla correctamente. Contextualizando este articulo, me permito ubicar en las organizaciones educativas que crean y/o gestionan su conocimiento en base a una cultura organizacional de aprendizaje continuo; estas organizaciones suelen estar en constante búsqueda de nuevas y/o efectivas fuentes de información, que les permitan desarrollar y transmitir mejores procesos de enseñanza-aprendizaje a sus alumnos. Los avances tecnológicos, la globalización de la información, las nuevas formas y fuentes de aprendizaje me llevan a plantearme la necesidad de investigar acerca de un elemento que en la actualidad cumple con un rol fundamental en la sociedad, especialmente en la sociedad del conocimiento; el m-learning. Este aprendizaje se lleva a cabo a través de la interacción didáctica y continua mediante la tecnología móvil. Además, el alumno pasa a ser el centro de la formación, a auto gestionar su aprendizaje individualmente o colaborativamente, y a ser un interprete activo y constante en los procesos de adquisición de conocimiento tanto formal, como informal. El m-learning ha ido involucrándose en los últimos años en todo tipo de contextos y el educativo no se ha escapado del mismo. Analizar su intromisión y funcionalidad en las aulas de docentes en formación conllevan la elaboración de este articulo. Dentro de la materia: Investigación, cambio e innovación, el desarrollo profesional en las organizaciones. La temática que se plantea en este articulo, busca precisamente indagar en como el m-learning cada día se va involucrando en los procesos de enseñanza-aprendizaje de los docentes en formación, y como este nuevo elemento constituye un reto vivencial para las organizaciones educativas, especialmente aquellas entidades que están en constante proceso de aprendizaje e innovación, buscando gestionar sus conocimientos y recursos de manera eficaz y eficiente. En el marco de la cultura del aprendizaje en las instituciones educativas, el desarrollo profesional y los cambios en las concepciones sobre la enseñanza y el aprendizaje del profesorado en formación inicial y continua, y la transferencia de los conocimientos adquiridos a la práctica docente; son análisis fundamentalmente necesarios a ser puestos sobre la mesa, con el fin de conocer las condiciones imperiosas a ser llevadas a cabo en un proceso de cambio institucional en post de la formación profesional hacia el cambio. La era del conocimiento Durante la década de los 90, diversos autores como Nonaka y Takeuchi, defienden la dicotomía entre el pensamiento tácito, residente en los individuos en forma de experiencias y habilidades, difícil de formalizar frente al conocimiento explícito, que puede ser transmitido fácilmente entre individuos a través de imágenes, textos, pinturas, etc. De forma implícita a este tipo de conocimiento se le asocia con la información. Así mismo se plantea que diferentes organizaciones a nivel mundial, como la UNESCO (1998), plantean un nuevo cambio social que da paso a la Sociedad del Conocimiento, en la que el conocimiento aparece como recurso estratégico necesario para un desarrollo sostenible. Esta sociedad también es referenciada como Sociedad de la Comunicación, como evolución de la Sociedad de la Información de principios de los noventa. Si bien, estos avances tecnológicos han venido acompañados de grandes cambios en la cultura de las organizaciones, estos constituyen versiones adaptadas de cambios culturales mucho más amplios. El conocimiento individual y colectivo como pilar esencial del éxito. También defiende la necesidad de una “visión” compartida por los modelos mentales de los miembros de la organización. Esta teoría apunta al conocimiento en todos los niveles organizativos, desde los niveles de gestión hasta el nivel individual, pasando por el nivel de grupo de trabajo. La teoría de recursos y capacidades, que se refiere a una formula que la diferencia entre las organizaciones, radica en los recursos y capacidades que posee la misma en un momento dado, siendo estos tangibles o intangibles. El beneficio de la organización depende, tanto de las características competitivas del entorno, como de la combinación de recursos de los que dispone. El desarrollo de capacidades diferentes es la única forma de conseguir ventajas competitivas sostenibles, y estos recursos y capacidades se basan en la información y el conocimiento. De este modo se explica que organizaciones con recursos similares obtengan resultados muy diferentes. Sobre los aspectos tanto teóricos como aplicados, es obligatorio destacar la propuesta dado por Nonaka, que afirma que: El conocimiento consiste en un conjunto de creencias que se justifican de forma externa y que se basan en modelos formales de carácter general, que se establecen entre los fenómenos y las condiciones que afectan a los mismos a la manera causa-efecto. Nonaka (1994). Nonaka y Takeuchi (1995), establecen seis condicionantes o facilitadores clave, asociados a la creación de conocimiento organizacional: 1. Intención o Propósito, 2. Motivación y Autonomía, 3. Fluctuación y Caos Creativos, 4. Redundancia, 5. Variedad, 6. Contexto. El contexto, además de ser imprescindible como caldo de cultivo para la creación de conocimiento, constituye uno de los pilares para su gestión. Nonaka, (2001 p.295) y Nonaka, Toyama y Konno (2001 p.37). Los modelos de creación del conocimiento, basados en el aprendizaje organizacional, propuestos por Kim (1993) y Revilla (1996), indican que estos sistemas de aprendizaje que residen en las organizaciones, tales como los centros educativos, están constituidos por un stock o depósito de conocimiento y unos flujos de conocimiento que transfieren los conocimientos tanto desde el interior, como del exterior (Figura 1). Estos flujos de conocimiento, que representan el aprendizaje son los responsables del crecimiento del stock de conocimiento en un tiempo determinado. Bhatt (2002) Figura 1. Modelo de Creación de Conocimiento basado en el aprendizaje. Evolución del depósito de conocimiento mediante la incorporación de flujos internos y externos de conocimiento La exploración es el flujo que tiene lugar cuando los individuos crean nuevos conocimientos, que son progresivamente asimilados por los grupos y por la organización; mientras que la explotación es el flujo que implica la difusión de los conocimientos adquiridos en la organización hacia los grupos y los individuos para que lo apliquen a la creación de valor. (Revilla, 1996) Si consideramos el conocimiento como un conjunto de creencias acerca de cómo funcionan las cosas cuando el entorno o la organización cambian, se produce un desajuste o “brecha” en el conocimiento. Esto provoca el desarrollo de los procesos de aprendizaje necesarios para generar un nuevo conocimiento que, una vez incorporado al conocimiento inicial, reduzca o elimine ese desajuste (Revilla, 1996). En este sentido, los procesos de aprendizaje producen un cambio en el conocimiento, que tiene lugar por medio de ajustes en sus aspectos cognitivos, de comportamiento, o en ambos. Por otro lado, el conocimiento organizacional se define como lo que los integrantes de la organización “conocen o saben” en su conjunto. Este punto de vista defiende que son las personas que integran la organización, las que son las poseedoras del conocimiento, y que este conocimiento es el impulsor de las acciones de la organización. Una organización aprende a través de sus miembros, que son los que en realidad actúan y toman las decisiones, aplicando unas reglas propias de esa organización. La existencia de esas reglas o cultura de la organización, favorece que los individuos actúen de una forma organizada, para la consecución de unos fines u objetivos organizacionales. Se busca por tanto, una sinergia entre sus miembros, para que los resultados de la organización sean mayores de lo que constituiría el valor de la suma de las acciones individuales. (Del Moral & Villalustre 2012). Siguiendo el razonamiento anterior, sea como individuos o como organizaciones, se necesita de una base de conocimientos que sean capaces de transformarse o renovarse a sí mismos cuando sea necesario. Tales conocimientos han de ser significativos y útiles en la práctica del contexto al que se apliquen, y actuarán como semilla para la generación de conocimiento. El conocimiento organizacional se encuentra almacenado en los procedimientos, estrategias, reglas y convenciones que se desarrollan en las organizaciones en el transcurso de su actividad. Estas rutinas organizativas están por encima de los individuos, en el sentido de que son capaces de sobrevivir a estos y perdurar, aunque los componentes de una organización cambien con el tiempo. (Barnett & Ceci 2002). La memoria organizativa está constituida por un componente basado en esquemas organizativos, entre los que forma parte la llamada “cultura” de la organización. En palabras de Kim: “La memoria organizativa o modelos mentales compartidos están formados no sólo por procedimientos organizativos, sino por lo que se denomina “visión”, constituido por los esquemas organizativos básicos que determina las acciones de la organización”. (Kim, 1993) La existencia de una cultura organizacional, como compendio de procedimientos y normas que transforman a los individuos en miembros de la organización, es de vital importancia para el desarrollo de las mismas. Partiendo de estos elementos, es posible desarrollar conocimiento, trabajando en la mejora y optimización de los procedimientos existentes, que darán lugar a nuevos aprendizajes de las situaciones mejoradas. El aprendizaje La capacidad de aprendizaje de una organización está determinada por dos dimensiones fundamentales: estática (constituida por las estructuras que contienen los stocks de conocimiento -tácitos o explícitos- inmersos en la organización) y dinámica, determinada por numerosos flujos de aprendizaje que hacen posible la evolución de los stocks (entradas y salidas de un conjunto de flujos que hacen posible la creación, la absorción, la difusión y la utilización del conocimiento). Esta interacción dinámica entre los stocks de conocimiento y los flujos de aprendizaje, es la que actúa como principal motor de la capacidad de aprendizaje de las organizaciones. Desde este punto de vista, el aprendizaje en la organización debe ocurrir a tres niveles, para mostrar las distintas características del conocimiento: el nivel individual, el nivel de grupo y el nivel organizativo (Nonaka y Takeuchi, 1995). El aprendizaje organizacional consiste en un conjunto de procesos; alegando que para ampliar la capacidad y mejorar el desempeño de las organizaciones, se debe considerar un proceso formativo en la organización que esta dispuesta a aprender, mejorando su conocimiento y la comprensión de sí misma y de su entorno en el tiempo. Las organizaciones sólo aprenden, a través de individuos que aprenden. El aprendizaje individual no garantiza siempre el aprendizaje organizacional, pero no hay aprendizaje organizacional sin aprendizaje individual. (Senge, 1992). Senge (1992), distingue a la organización capaz de aprender, “learning organization”, como “un grupo de personas que expanden continuamente sus aptitudes para crear los resultados que desean, donde se cultivan nuevos y expansivos patrones de pensamiento, donde la inspiración colectiva queda en libertad y donde la gente continuamente aprende a aprender en conjunto”. La capacidad de aprender, con base en los individuos que la constituyen, estaría distribuida a través de toda la organización, que buscaría crear un entorno de aprendizaje, por lo que sería necesario un clima favorable para el aprendizaje organizacional, basado tanto en el aprendizaje individual de sus miembros, como en el aprendizaje basado en la cultura de la organización, establecida a través de las acciones y decisiones, tomadas a lo largo de la vida de esta organización. (Gallego, 2001). Por regla general, todas las organizaciones tienen capacidad de aprendizaje. Para ello, siempre existen procedimientos formales e informales, así como estructuras para adquirir, compartir y utilizar el conocimiento. Lo que diferencia a las organizaciones que aprenden, depende del grado de facilidad o dificultad para que se desarrolle un aprendizaje útil, así como, de la efectividad de la organización en su estilo de trabajo. Estilos de aprendizaje Siendo el aprendizaje un punto esencial en el desarrollo docente, se pone en consideración los estilos de aprendizaje propuestos por Honey y Mundford (1986). (Tabla II). Tabla II. Estilos de aprendizaje propuestos por Honey y Mundford En la concepción de creación y gestión del conocimiento para el cambio en organizaciones que aprenden y se encuentran inmersas en procesos de inmersión en aprendizaje constante, es importante destacar que los flujos de aprendizaje de exploración y explotación y los diferentes elementos de gestión del conocimiento, tanto de naturaleza técnico-estructural, como asociados al comportamiento humano, intervienen sobre la capacidad de aprendizaje siendo esenciales para el desarrollo de las organizaciones y en el caso especifico de este articulo de las organizaciones educativas. La tecnología en pos del aprendizaje La evolución tecnológica de estas últimas décadas ha tenido importantes repercusiones en el ámbito de la educación superior, no sólo ha modernizado los procesos de gestión, sino que también ha generado nuevos espacios y nuevas modalidades de formación (Adell, 1997., Baelo y Cantón, 2009., Marqués, 2000., Uceda y Barro, 2010). El conocimiento se «descentraliza» en tanto que producción, distribución y reutilización. La tecnología sigue afectando profundamente a nuestra forma de trabajar, colaborar, comunicarnos y seguir avanzando. La tecnología no sólo es un medio para capacitar a los estudiantes, sino que se convierte en un método de comunicación, y de relación, así como una parte ubicua y transparente de su vida. La forma de pensar acerca de los entornos de aprendizaje está cambiando, pasando de ser lugares totalmente físicos a espacios TIC y TAC de tipo comunitaria, interdisciplinar y virtual. Las tecnologías que usamos se bajan cada vez más en nube, y nuestra idea de apoyo a las tecnologías de la información tiende a descentralizarse. e-Learning Utilización de tecnologías de información y comunicación para el proceso de aprendizaje M-learning Aprendizaje utilizando dispositivos móviles. U-learning Formación ubicua Mientras que el e-learning permite una gran flexibilidad respecto a los espacios y los tiempos, pero dependiente de la necesidad física de un ordenador y una conexión a Internet, en el M-learning esta dependencia desaparece. M-learning (ML) El desarrollo de tecnologías móviles ha surgido relativamente aproximadamente hace una década No hay unanimidad sobre qué es el ML (Caudill 2007). Winters (2006) señalaba tres tendencias en relación a la definición de ML: tecno céntrica; evolutiva a partir del eLearning; y centrada en el estudiante y su contexto. En los inicios del ML, los estudiosos lo habían definido como la aplicación de los dispositivos electrónicos móviles para fines educativos (PDA, reproductores MP3-MP4, laptops, note books, smarthphones, iPods, tablet PC, etc). Por tanto tecnología móvil y aprendizaje aparecían indisolublemente unidos (Traxler 2005; Parsons y Ryu, 2006). Otros, sin embargo, consideran al ML como una evolución del e-learning e incorporaron el valor de la ubicuidad total del aprendizaje, es decir, poder aprender en cualquier momento y cualquier lugar (Quinn, 2000). Mientras que el e-learning permite una gran flexibilidad respecto a los espacios y los tiempos, pero dependiente de la necesidad física de un ordenador y una conexión a Internet, en el ML esta dependencia desaparece. No importa cuando sea o donde estemos, siempre podremos acceder a los contenidos de aprendizaje. Una tercera tendencia considera el ML no como una evolución del e-learning, sino como una nueva modalidad de enseñanza a distancia y enfoca la definición hacia el estudiante en dos aspectos: su movilidad y su contexto de aprendizaje. Este concepto de ML como aprendizaje ubicuo ligado a la movilidad y el contexto de aprendizaje del alumno facilitado por las tecnologías móviles. El M-learning en la universidad de hoy La Conferencia Mundial de Educación Superior realizada en el año 2009 en París, organizada por la UNESCO, abordó las nuevas dinámicas de la educación superior. En su declaración hace referencia a la necesidad de incorporar las TICs en el proceso educativo. Entre las principales cuestiones fijadas en el comunicado de dicha conferencia, se encuentran estos aspectos: Diversidad en los sistemas de educación superior, Formación docente con currículums que proporcionen los conocimientos y las herramientas necesarios para el siglo XXI. Nuevos abordajes que incluyan la educación abierta y a distancia e incorporen TICs. La aplicación de TICs a la enseñanza y el aprendizaje posee un gran potencial para aumentar el acceso, la calidad y la permanencia. Los resultados de la investigación científica deberían ser más accesibles a través de las TICs y los recursos de la Educación a Distancia. Uso de herramientas y recursos de bibliotecas electrónicas para apoyar la docencia, el aprendizaje y la investigación. Desde esta perspectiva, se torna imprescindible la implementación de estrategias de m-learning en el curriculum de formación superior de las universidades. Sin embargo, aún no está regulada en forma precisa la implementación de este tipo de programas en el nivel universitario. En la actualidad, las nuevas tecnologías de la información están más presentes que nunca en las Universidades Europeas. Este hecho, quizá esté determinado por dos acontecimientos bien diferenciados. Por un lado, la aparición y desarrollo de dispositivos móviles con la suficiente potencia como para poder instalar aplicaciones y que estén conectados a Internet, y por otro lado, las directivas marcadas desde el nuevo espacio Europeo de Educación Superior. Una de las particularidades de esta nueva realidad, es que el desarrollo, en parte, ha surgido desde abajo hacia arriba, los cambios en la tecnología han sido absorbidos en primer lugar por los alumnos, y con posterioridad, los docentes y las instituciones. Varios planteamientos surgen a partir del uso de este tipo de aprendizaje: ¿Cómo ha afectado la irrupción de estas tecnologías en los procesos de formación y de aprendizaje de los estudiantes?, ¿Hasta qué punto son capaces de desenvolverse con ellas? Según algunos autores (Prensky, 2001., Tapscott, 1998., Oblinger y Oblinger 2005., Pedró, 2009), los estudiantes actuales han cambiado radicalmente respecto a los de décadas anteriores. Representan la primera generación que ha crecido rodeada de tecnologías, tales como el Internet, los videojuegos o los teléfonos móviles, y, por ende, poseen ciertas características y habilidades respecto a las TIC que los diferencian de las generaciones anteriores. He ahí la responsabilidad y el papel de la universidad de hoy. Esta institución no puede ni dar por supuesta, ni obviar, tanto en sus políticas, como en los proyectos académicos que diseñe y desarrolle, la importancia de las TICs en los procesos formativos (Dede, 2005). Los jóvenes que hoy que se encuentran estudiando los primeros años de una licenciatura, son parte de una generación que piensa y aprende de manera interactiva, les gusta explorar todo lo que llega a sus manos, están en constante comunicación y continuamente se están moviendo ya sea física o virtualmente, por lo que es común verlos utilizando dispositivos móviles como celulares, asistentes digitales personales, consolas de videojuego portátiles y reproductores multimedia móviles para comunicarse, compartir información, navegar por la red, escuchar música, leer libros, jugar, adentrándose a realidades virtuales y sobre todo trabajando colaborativamente. Las instituciones educativas alertas a estos cambios sociales y al desarrollo de nuevas tecnologías de información y comunicación están introduciendo los dispositivos móviles al ambiente de aprendizaje como una estrategia de apoyo al proceso de enseñanza. (Burgos, 2007) Las universidades apuestan cada vez más por adaptar las nuevas tecnologías a la enseñanza. Existe una tendencia creciente que ya vaticinó Daniel (Daniel, 1996) que consiste en la creación de Mega Universidades en toda Europa, que ofrecen gran cantidad de recursos tanto a sus alumnos como a sus profesores. Aporte para la discusión La sociedad del conocimiento actual se ha ido perfilando bajo varias aristas que la vuelven demandante, peculiar y ávida de información acorde a sus propios intereses, buscando interactuar constantemente cada vez con entornos mas heterogéneos pero cercanos a la vez. En esta disparidad y ante la diversidad de demandas, el entorno pedagógico ha tratado de encontrar en modalidades de aprendizaje como el m-learning, una alternativa de complementariedad al aprendizaje clásico, utilizando elementos tecnológicos que nos sitúan en un aprendizaje prácticamente ubicuo. Por esta y variadas razones acorde al desarrollo tecnológico y como la sociedad intenta acoplarse al mismo, ante el gran desafío en el que se encuentran inmiscuidas las instituciones estudiantiles y en el caso puntual la universidad, es importante atender correctamente a la demanda ampliada de información para poder captar lo realmente esencial y necesario que busque la mejora de la calidad docente y apueste con mayor ímpetu en la producción científica de sus profesionales. Para ello, una de las estrategias que se perfilan es poner en marcha los denominados espacios virtuales educativos sustentables y sostenibles que en la actualidad buscan ser más móviles, más ubicuos. Referencias: Ø Adell, J. (2010a). Web 2.0 y Escuela 2.0. DIM-UAB, 16. Ø Brasher, P., McAndrew, M. (2005). A road map for further research into the theory and practice of personal mobile learning supported by new technologies. MObiLearn. Ø Barnett, S., Ceci, S. (2002). When and where do we apply what we learn? 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