PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS EN SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL EN LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID Francisco Javier Garrido García Facultad de Ciencias Políticas y Sociología Universidad Complutense de Madrid jgarrido@cps.ucm.es RESUMEN El 18 de Febrero de 2016 se ha puesto en marcha una experiencia exploratoria de elaboración de presupuestos participativos en la Universidad Complutense de Madrid, que finalizará el 31 de mayo del mismo año. Esta iniciativa innovadora se analiza en sus dimensiones teóricas, metodológicas y prácticas. Se describe el proceso con todas sus fases y componentes, señalando las técnicas aplicadas en las fases de diagnóstico y planificación, y se informa de los principales resultados obtenidos en el proceso de planificación participativa. Por último, se aportarán reflexiones prácticas que puedan resultar de utilidad para la aplicación y adaptación del proceso para el próximo curso y para otras Universidades. Palabras clave: Participación, medio ambiente, presupuestos, universidad. 1 INTRODUCCIÓN Los presupuestos generales del año 2016 de la Universidad Complutense asignaron 200.000 € a la ejecución de actuaciones para la mejora de la sostenibilidad ambiental. Con ese fin, el 20 de febrero del mismo año se puso en marcha un proceso de participación abierto a toda la comunidad universitaria, para decidir en qué acciones concretas se debería ejecutar el presupuesto asignado. Desde entonces y hasta el 31 de mayo se han delimitado los problemas medioambientales más sentidos por los interesados, se han presentado y debatido propuestas de actuación y se ha decidido por votación cuáles de ellas se van ejecutar en lo que resta del año 2016, hasta alcanzar el gasto de 200.000 €. En conjunto, el procedimiento seguido se asemeja a las experiencias que se están llevando a cabo en muchos municipios españoles y extranjeros, que se conocen con el nombre de Presupuestos Participativos. Los Presupuestos Participativos, como herramienta de participación y gestión democrática del presupuesto municipal, nacieron en el municipio brasileño de Porto Alegre en 1988, y desde entonces aquella experiencia inicial se ha mejorado y extendido por cientos de municipios de todos los continentes. En nuestro país comienzan en Rubí y en Sabadell en 2001 (Villasante, T.R. y Garrido, F.J., 2002), y se van expandiendo por toda la geografía estatal, especialmente después del acceso al gobierno municipal de las nuevas o emergentes agrupaciones políticas en 2015. Esta creciente diversidad de experiencias muestra que no se trata de de un producto acabado, uniforme o indiscutible, sino un proceso de construcción colectiva permanente, que se debe adaptar a las circunstancias y característica de cada lugar. Es más, con el nombre de Presupuestos Participativos se implementan prácticas muy distintas, algunas de ellas con escasa coherencia respecto a los principios de participación que las sustentan.1 Sin embargo, siendo los postulados básicos y las metodologías de los presupuestos participativos aplicables teóricamente a muy diversas entidades públicas, lo cierto es que no se han adaptado todavía fuera del ámbito de la administración municipal y, por tanto, tampoco en las Universidades de nuestro país.2 Por consiguiente, la experiencia 1 Sobre los postulados que orientan los Presupuestos Participativos, véase la Declaración de Málaga de la Red FAL, aprobada en Antequera el 4 de Julio de 2008 (Red Estatal por los Presupuestos Participativos y otros, 2009) y la Declaración de Bogotá de 2011 ( 2 Fuera de nuestro Estado, únicamente tenemos conocimiento de los casos de 2 Universidades argentinas, la Universidad del Litoral y la Universidad General Sarmiento, que llevaron a cabo procesos más cortos y menos complejos que el desarrollado en el caso de la Universidad Complutense. 2 acometida en la Universidad Complutense constituye una iniciativa pionera e innovadora en la Universidad, que entraña novedades y retos merecedores de un análisis particular. En este sentido, conviene comenzar destacando que los presupuestos participativos se han dedicado exclusivamente a la mejora de la sostenibilidad ambiental, de modo que el análisis se ha de centrar y dimensionar en esta área. Lo que pretendemos, por tanto, será conocer las características del proceso participativo desarrollado y las implicaciones y consecuencias que tiene para el conjunto de la Universidad en términos de participación y de sostenibilidad ambiental. Para ello, comenzaremos exponiendo brevemente algunas ideas básicas sobre los presupuestos participativos y sobre la sostenibilidad en la Universidad, y pasaremos después a describir y analizar el proceso de diagnóstico y planificación de actuaciones de mejora de la sostenibilidad ambiental en la UCM en el año 2016, dentro del marco de los presupuestos participativos. Por último, debemos destacar que el proceso de votación y selección de las actuaciones ha finalizado el 31 de mayo, apenas 12 días antes de finalizar este texto, de modo que esta ponencia es una primera y urgente aproximación analítica a una experiencia que está pendiente de la fase (difícil y, como el resto de la experiencia, también pionera) de ejecución y seguimiento participativo. No obstante, hemos considerado que el valor de este proyecto de la Universidad Complutense merecía la pena ser comunicada y debatida en este Congreso de Sociología, más aún si se tiene en cuenta el protagonismo del los sociólogos en la promoción, implementación y análisis de la experiencia. Se trata, pues, de un primer borrador, un avance del análisis, que esperamos mejorar y completar en unos meses, incorporando las reflexiones que se produzcan en el debate de la ponencia en este Congreso de Sociología. 1. Presupuestos Participativos y Sostenibilidad Ambiental en la Universidad La importancia del papel de la Universidad en la formación y en la producción de conocimientos y soluciones a los problemas vinculados con el medio ambiente ha sido reconocida en muy diversos foros internacionales. Recordemos, como hitos relevantes, la Conferencia de Estocolmo en 1972, la Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental de Tiblisi de 1977, el Programa o Agenda 21 de la 3 Conferencia de Río de 1992, la declaración por parte de la UNESCO del período 20052014 como el Decenio de la Educación para el Desarrollo Sostenible, los Objetivos del Milenio y, más recientemente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Las Universidades, por su parte, también han convocado reuniones, han generado documentos y han firmado compromisos en el ámbito específico del medio ambiente, (Wright, 2004; GUNI, 2012). En el caso de Europa cabe destacar la Carta Universitaria para el desarrollo sostenible firmada en 1993 por la Conferencia de Rectores Europeos (CRE) y la Red y el Programa Copernicus-Campus (Cooperation Programme in Europe for Research on Nature and Industry though Cooperated University Studies), que forma parte del Global Higher Education for Sustainable Partnership (GHESP). Y, en concreto en nuestro país, desde el año 2002 y con distintos nombres, se conformó y ha venido trabajando la actual Comisión de Sostenibilidad de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, que reúne a representantes de las Universidades del país y trabaja por incorporar la gestión y educación medioambiental en los centros de enseñanza superior españoles. A nivel concreto de Universidades españolas, son muchas las que han incorporado en su política institucional la atención al medio ambiente y la gestión sostenible de los recursos. Cabe mencionar, como ejemplos destacados, la Universidad Autónoma de Madrid, la de Alcalá de Henares o la Universidad de Barcelona. Lamentablemente, la Universidad Complutense inició hace tiempo esa línea de trabajo, pero está tiene todavía un largo camino por delante. Por otro lado, no podemos entrar aquí en un análisis detallado de las modalidades de participación que rigen en las Universidades españolas, pues es un tema que requeriría un estudio más amplio y detallado del que podemos realizar tangencialmente en esta ponencia. Baste con señalar que, de modo similar a los regímenes de gobierno del Estado, las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos, las Universidades cuentan con sistemas de elección de sus gobernantes y de ejercicio del poder que pueden definirse indudablemente como democráticos. Y, de modo similar al de aquellos, también es posible hablar de modelos de democracia representativa y democracia participativa, en la primera los ciudadanos eligen a sus gobernantes, los cuales asumen la representación de sus intereses en el marco del imperio de la ley. Como señala 4 Giovanni Sartori (1965), el pueblo elige y puede cambiar a sus gobernantes, pero no ejerce él mismo el poder. En la segunda, la participación de la comunidad no se linmita a elegir a los representantes, sino que además participa en la gestión de los asuntos públicos, pero no sólo a nivel de consulta, también en las fases de planificación y de ejecución de lo planificado. Las Universidades, con sus lógicas peculiaridades y diferencias, podrían ser tipificadas en la modalidad de democracia representativa, pero son espacios institucionales especialmente adecuados para experimentar e innovar modelos de democracia participativa. No sólo para estudiarlos y teorizar sobre ellos, sino para practicarlos y analizarlos en su propio seno. Los presupuestos participativos en sostenibilidad ambiental en la UCM y la ponencia que aquí presentamos son una muestra de esas posibilidades. 2. Aspectos básicos de los presupuestos participativos en sostenibilidad ambiental en la UCM. La elaboración de los presupuestos participativos fue una decisión adoptada por el equipo rectoral, quien la concibió como una prueba piloto y de aprendizaje que, en caso de resultar exitosa en términos metodológicos, de participación y de ejecución del presupuesto, se renovaría en años sucesivos. Para ponerla en práctica se eligió el área de la sostenibilidad ambiental, pues se consideró que, siendo el medio ambiente un área de preocupación e interés generalizado, podría atraer de manera especial la atención y participación de todos los sectores de la Universidad: estudiantes, profesores y personal de administración y servicios. Además, la experiencia del Delegado del Rector para Medio Ambiente en metodologías participativas también inclinaba la elección por esta área, pues hacía más fácil el seguimiento y orientación institucional del proyecto. Un inconveniente importante del proceso ha venido dado por la dificultad de acoplar el curso académico y el año presupuestario y fiscal. Los presupuestos generales de la Universidad no se aprobaron hasta el 8 de febrero, de modo que sólo entonces se pudo iniciar la contratación del equipo técnico y se pudo dar comienzo al proyecto. Pero para su implementación había que considerar dos factores más: los estudiantes se encuentran en condiciones de involucrarse en el proyecto hasta -como máximo- finales de mayo, y las actuaciones que se aprobasen deberían ejecutarse –algunas de ellas a través de 5 procedimientos administrativos largos, que exigen apertura de concursos, licitaciones, compras, etc. y posterior ejecución y pago de facturas- en el presente año 2016, lo cual requiere disponer de un plazo mínimo de 6 meses para la realización efectiva de las propuestas aprobadas. En consecuencia, el período de diagnóstico y planificación participativa se debía restringir desde las fecha de adjudicación del concurso, finales de febrero, hasta las de aprobación de las actuaciones, finales de mayo. En definitiva, las circunstancias nos obligaron a optar entre abandonar el proyecto o realizarlo de forma concentrada en poco más de 3 meses. Finalmente se optó por la segunda alternativa, con el convencimiento de que ello acarrearía problemas adicionales, pero con la seguridad de que valía la pena ponernos en marcha y enfrentar esta primera experiencia como un proceso de aprendizaje que permitiría el desarrollo mejorado del proyecto en el curso siguiente. Hoy, finalizada la fase de diagnóstico y planificación, nos reafirmamos en la decisión tomada, pese a importantes problemas e inconvenientes que ha supuesto la urgencia del proceso. Otro factor importante a tener en cuenta en los presupuestos participativos en sostenibilidad ambiental en la Universidad Complutense se refiere al tamaño de la comunidad Universitaria en la que se aplican: más de 80.000 estudiantes, casi 6.000 profesores y unos 4000 trabajadores de administración y servicios. Estas cifras, que colocan a la UCM como la Universidad española más numerosa en todos los sectores que la componen, con excepción de la UNED, se debe contemplar también en el marco de una estructura organizativa muy diversa en Facultades y Servicios Centrales. El total de Facultades asciende a 26, repartidas en 2 Campus de sendos municipios, más algunas localizaciones puntuales en otros lugares de la ciudad de Madrid, y con enseñanzas en las 4 grandes áreas de conocimiento. Por último, fue también una decisión del equipo rectoral dedicar una cuantía total de 200.000 € a la planificación participativa. Evidentemente, en términos de disponibilidad presupuestaria de la Universidad –incluso descontando los gastos en personal, que suponen aproximadamente el 70% del total del presupuesto- la cuantía de los presupuestos participativos es relativamente muy baja. Sin embargo, es también la primera vez que en la UCM se destina una parte del presupuesto explícitamente a la mejora de la sostenibilidad, y en ese ámbito restringido es una cantidad apreciable para el área del medio ambiente. Además, dicha asignación presupuestaria permite abordar la 6 sostenibilidad ambiental de la Universidad de una manera más integral, realizando actuaciones en la diversidad de campos que constituyen la problemática del medio ambiente. Descritos los elementos básicos del contexto en el que se manejan los presupuestos participativos, debemos destacar que estos son una herramienta de gestión con varias y complementarias características. Por un lado, son una herramienta inclusiva, porque todos los miembros de la comunidad universitaria pueden participar y votar3. También son un instrumento de reflexión, diagnóstico y planificación colectiva, pues impulsa espacios individuales y colectivos de conocimiento de la situación, de elaboración de propuestas y de decisión. Es un proceso democrático, dado que todos y cada uno de los universitarios tienen las mismas posibilidades de presentar propuestas, defenderlas y votar las que posteriormente se ejecutarán. E implica un cambio en la concepción de la responsabilidad en la definición de los problemas y la gestión de las soluciones, en el marco de una estructura claramente diferenciada por sectores separados y jerárquicos (profesorado, personal de administración y servicios, y estudiantes). En definitiva, supone un nuevo enfoque de gobierno y gestión universitaria, que inserta la participación en la ejecución del presupuesto y modifica los sistemas convencionales de aplicación del mismo. Para la coordinación metodológica y el seguimiento técnico de todo el proceso se abrió un concurso menor y se adjudicó el contrato al equipo de investigación y planificación Antígona Procesos Participativos, que se ha ocupado de organizar, coordinar y desarrollar todas las actividades de participación. En ese trabajo han contado con la colaboración voluntaria de Tomás Rodríguez Villasante, profesor de la UCM y especialista internacional destacado en Presupuestos Participativos, y con el apoyo y seguimiento institucional del autor de esta ponencia, Javier Garrido, que además de las tareas vinculadas a su responsabilidad como Delegado del Rector con rango de Vicerrector en Medio Ambiente, acumula –como hemos indicado- una larga experiencia en metodologías de investigación y planificación participativa. 3 Como se verá más adelante, esta afirmación es cuestionable, pues en el desarrollo del proceso participativo se puso de manifiesto la importancia de la opinión, tanto a nivel de diagnóstico como de presentación de propuestas, del personal de las contratas externas, que no han participado en esta iniciativa. 7 Las fases y metodología habitual de los presupuestos participativos tuvieron que readaptarse a las restricciones temporales y a las peculiaridades de estructuración sectorial y académica señaladas más arriba. Así, por ejemplo, se han realizado talleres específicos con cada sector o estamento, que se han combinado con otros que reunían a los tres sectores: estudiantes, personal de administración y servicios y profesores. Del mismo modo, si bien han predominando las técnicas participativas empleadas en los talleres, estas se han compaginado con técnicas cuantitativas (básicamente cuestionarios). Y la participación expresada de forma presencial en talleres y asambleas se ha articulado con la presentación on-line de propuesta y la votación de las mismas. El correo electrónico, la web de la UCM y las redes sociales también han ocupado un lugar central para la difusión del proyecto, la disponibilidad pública de la información en los distintos momentos del proceso y la comunicación entre los implicados. En términos de organización de la participación, se creó en las primeras reuniones un grupo motor, compuesto por todas las personas que voluntariamente lo desearan y quisieran implicarse más intensamente en el proceso. El grupo ha permanecido siempre abierto a la incorporación de nuevos miembros y su tarea ha consistido fundamentalmente en contribuir a la autogestión y dinamización del proceso. Se creó también una Comisión de Técnicos de la Universidad, compuesta por especialistas en las distintas áreas que configuran el medio ambiente (energía, obras, parques y jardines, etc.), cuya trabajo consistió, primero, en evaluar en términos generales la viabilidad técnica, económica y normativa de las propuestas inicialmente seleccionadas; y después, en desarrollar técnicamente y proceder a la ejecución de las actuaciones más votadas. Por último, al final de la fase de planificación se ha creado la Comisión de Seguimiento, conformada por tres tipos de actores: personas del grupo motor, técnicos de la Universidad y los responsables rectorales del proyecto. La función principal de la Comisión de Seguimiento consiste en mantener conectados a los tres actores mencionados, hacer el seguimiento de la ejecución de las actuaciones priorizadas y adoptar decisiones respectos a posibles problemas que surjan en la ejecución de las actuaciones. 3. Fases, momentos y análisis del proceso 8 Una vez expuestos los elementos contextualizadores del proceso, sin cuyo conocimiento no sería posible comprender adecuadamente el trabajo realizado, pasamos a describir sus principales fases y componentes, acompañándolos del respectivo análisis. Para disponer de una visión global y sintética de todo el recorrido de esta compleja experiencia, comenzaremos ofreciendo un índice general y secuencial de sus componentes. 1. Presentación pública del proceso 2. Diagnóstico y autorreglamento • Talleres colectivos de diagnóstico: estudiantes, PAS y profesorado • Conformación del grupo motor • Elaboración colectiva del autorreglamento • Recogida de aportaciones, análisis y sistematización del diagnóstico. • Reflexión colectiva sobre el diagnóstico y aprobación del autorreglamento 3. Construcción de propuestas • Recogida de propuestas • Deliberación colectiva de propuestas a través de talleres • Análisis y sistematización de la información 4. Priorización de propuestas • Ordenación de propuestas en función de los criterios establecidos • Priorización de propuestas mediante votación on-line • Análisis y sistematización de la información 5. Evaluación técnica • Evaluación de viabilidad de las propuestas por parte de la Mesa Técnica • Delimitación técnica de las actuaciones. 6. Evaluación del proceso (en fase de realización) 7. Ejecución de las propuestas (en fase de realización) 3.1. Presentación pública y difusión del proyecto. 9 Uno de los problemas habituales de los procesos participativos se refiere a la falta de implicación real y efectiva de las autoridades correspondientes. Con demasiada frecuencia se inician proyectos impulsados por los técnicos de la institución o por objetivos políticos electorales, sin que los gobernantes dispongan de una correcta comprensión de las implicaciones y responsabilidades institucionales inherentes a los mismos.4 Con el fin de evitar estos riesgos y de poner de manifiesto la implicación del gobierno de la UCM, se llevó a cabo un acto de presentación pública de los presupuestos participativos con la intervención del propio Rector y del Delegado del Rector para Medio Ambiente. Acto en el que se contó también con la presencia de la Concejala del Distrito donde se ubica el Campus de Moncloa de la Universidad Complutense, mostrando de este modo la voluntad de la UCM de contribuir a la sostenibilidad ambiental del espacio universitario que forma parte del Distrito de Moncloa. Al acto de inauguración se había convocado a través de la página principal de la web de la UCM y de las redes sociales de La Casa del Estudiante, y mediante correo electrónico se anunció a todas las asociaciones de estudiantes y sindicatos, así como a las personas que de un modo u otro habían manifestado su interés por temas medioambientales a la Delegación de Medio Ambiente. En este acto, además, se animó a los asistentes a dejar sus direcciones si querían estar informados del proceso, y se registro a las primeras personas de los tres sectores de la comunidad universitaria interesadas en formar parte del Grupo Motor que se describió más arriba. Posteriormente, en sucesivas reuniones, el Grupo se fue incrementando en cuanto al número oficial de miembros, si bien se redujo la implicación efectiva de ellos a un grupo reducido pero bastante constante. Este Grupo Motor, si bien ha ejercido una incidencia relativa en el conjunto de toda la comunidad universitaria, sí que ha servido para poner en contacto a muy diversas personas de los estudiantes, PAS y PDI interesados y activos en la mejora del medio ambiente, que hasta entonces no se conocían ni habían interactuado. 3.2. Diagnóstico y autorreglamento. 4 Una reflexión más extensa y profunda sobre este problema puede consultarse en Garrido, F.J. (2005, 64-65) 10 Aunque la escasez de tiempo disponible para el proyecto incitaba a prescindir de la fase de diagnóstico de sostenibilidad, se acordó con el equipo metodológico la realización de un autodiagnóstico básico o, al menos, a un registro de los problemas que eran más sentidos por parte de los participantes. Para ello, mediante un formulario repartido a los asistentes a la Jornada de Inauguración y también través del mismo formulario insertado en la web, se recabó la opinión individual del PAS, PDI y los estudiantes sobre los problemas medioambientales de la Universidad. Y, en la modalidad presencial, se realizaron talleres participativos con los mismos 3 sectores de la comunidad universitaria, en las cuales el equipo metodológico aplicó técnicas que no sólo permiten descubrir los problemas que perciben los participantes, sino que facilitan la búsqueda y comprensión colectiva de las relaciones causales entre ellos, como son las técnicas del Árbol de Problemas y el Flujograma. Con todo ello se obtuvo un panorama general de los problemas y se descubrieron los nudos críticos o causas principales de los mismos, que se concentraban en los siguientes: - Falta de sensibilización, concienciación y educación ecológica, que fue considerado como la causa fundamental de los problemas medioambientales en la UCM. Un asunto que aparece también en investigaciones referidas a la población en general y en concreto a los jóvenes, pero que resulta especialmente llamativa y preocupante en la Universidad, institución que se considera el espacio formativo por excelencia.5 - Estrechamente vinculado con el problema anterior, aparece la falta de implicación, participación y responsabilidad en el cuidado del medio ambiente de los Campus de la UCM y en la realización de actuaciones individuales o colectivas tendentes a mejorarlas. Estos comportamientos se justifican por la influencia de los valores dominantes de individualismo, pasividad, delegación de funciones, etc.; así como en la ausencia de una cultura y de estructuras materiales y organizativas participativas en la Universidad. Y, por último, como causa de la falta de participación se aduce la desconfianza en la voluntad de los responsables institucionales en cumplir con las decisiones tomadas en el proceso participativo. Se podría decir que el primer problema se refería al nivel cognitivo y afectivo, mientras que éste segundo estaría relacionado con el comportamiento y la acción y, en principio, 5 En el informe de investigación de Garrido, F.J. y otros (2008) realizado para el Ayuntamiento de Madrid se abordan ampliamente estas cuestiones de información y formación en temas medioambientales. 11 parecería que el segundo es consecuencia del primero, pero diversos estudios han demostrado escasa consistencia entre los valores ecológicos de una persona y sus comportamientos habituales en estos temas, de modo que tanto en términos analíticos como prácticos es conveniente reconocer su relativa autonomía. En cualquier caso y afectando a ambos problemas, se acusa a la institución de falta de compromiso, liderazgo y ejemplaridad, los cuales se le exigen en el caso actual de los presupuestos participativos en sostenibilidad ambiental. - Asociado también con los dos problemas anteriores se cita un consumismo irresponsable y ecológicamente insostenible, un modelo de consumo que afecta a las conductas individuales, expresado por ejemplo en el despilfarro de comida o en el uso de envoltorios innecesarios. Y en el nivel institucional se comprueba en la falta de exigencia de una oferta de restauración que incluya productos locales, ecológicos y de comercio justo, o en la renovación innecesaria de equipos informáticos todavía útiles. - Excesivo e ineficiente consumo energético y de recursos. Junto a las tres causas anteriores, destacan los problemas vinculados con el uso de la energía y la eficiencia energética. Algunos tienen un carácter material y estructural: puertas y ventanas antiguas que no son eficientes en aislamiento, viejos sistemas de alumbrado y contaminación lumínica, consumo de combustibles fósiles en los sistemas de climatización, por citar los ejemplos más repetidos. Otros se conectan con el uso que se hace de los recursos: consumo excesivo de papel, agua o fungibles informáticos; funcionamiento constante de los equipos informáticos, incluso cuando no están siendo utilizados; y abuso de la calefacción y el aire acondicionado. Y, por último, ausencia prácticamente total de energías renovables. - Movilidad insostenible y dificultades de accesibilidad. Se observa el predominio de un modelo de movilidad insostenible, basado en el uso individual del automóvil, con el consiguiente consumo de combustibles fósiles y de contaminación atmosférica. En el Campus de Moncloa, en concreto, se critica la saturación del tráfico como consecuencia del uso de las calles como espacios de tránsito por los ciudadanos madrileños e incluso como lugar de aparcamiento por los ciudadanos de otros municipios que vienen a Madrid. Y en el Campus de Somosaguas, se critica la desaparición del autobús I, que lo comunicaba con el Campus de Moncloa. Junto al uso y abuso del automóvil privado, se 12 resalta la invasión del espacio peatonal por los coches, y la escasez de medios de transporte alternativo, como las bicis. - Degradación general de los espacios. Otro problema muy sentido afecta al deterioro y suciedad de las zonas verdes, los espacios comunes y el acceso a los edificios. Una situación que se achaca, por un lado, a conductas incívicas, con especial relevancia de las concentraciones juveniles conocidas popularmente como “botellón” en el Campus de Moncloa. Por otro, a la falta de mantenimiento y cuidado por parte de los responsables institucionales, o por un tratamiento perjudicial de las plantas mediante el uso de productos químicos o la tala indiscriminada de árboles. Todo ello agravado por la sensación generalizada de que el Campus de Ciudad Universitaria de Moncloa constituye un espacio de valor histórico y ofrece una disponibilidad privilegiada de zonas verdes. - Por último, aunque no menos importante, se resalta la Falta de criterios de sostenibilidad en los pliegos de las contratas de servicios externos. Se acusa a las empresas de limpieza y mantenimiento de los edificios de una generación excesiva de residuos y del uso de materiales contaminantes, y a las contratas del servicio de restauración de falta de oferta de productos locales y/o ecológicos y del despilfarro de comida. Pero la crítica principal no se dirige tanto a los concesionarios de los servicios como a las autoridades universitarias, por no fijar criterios de compra sostenible en los concursos y por no establecer las condiciones ecológicas en las que se deben proporcionar los servicios. Este conjunto de problemas, recogidos con las técnicas y medios señalados más arriba, se presentaron sintetizados en un taller de revisión del diagnóstico, que pretendía fomentar una reflexión colectiva de segundo orden sobre la problematización inicial de la situación medioambiental. En conjunto, se apreció la existencia de grandes campos de problemas: los relacionados con el tipo y uso de las energías; la movilidad y sus derivaciones; los residuos –con especial énfasis en aspectos de limpieza y habitabilidad, más que de reducción o reciclaje de residuos-; y la compra sostenible, en particular las que realizan las empresas concesionarias de contratos de servicios. Y con una importancia central y causa principal de la insostenibilidad ambiental de la Universidad, se resalta la falta de formación, actitudes y comportamientos ecológicos, tanto por parte 13 del conjunto de la comunidad universitaria como por las autoridades que han gobernado y gobiernan la Complutense. Para cerrar este apartado, no podemos dejar de mencionar un elemento fundamental de cualquier proceso participativo: la elaboración del conjunto de principios y normas que regirán su desarrollo, es decir, el Autorreglamento. En el presente caso de los presupuestos participativos en sostenibilidad ambiental de la UCM, fue el grupo motor quién lo elaboró, estableciendo como principios orientadores del proceso los acordados en la Declaración de Bogotá. Así mismo, se fijaron procedimientos concretos sobre disponibilidad de la información, las áreas de organización de las propuestas, el calendario de actividades, los requisitos para la presentación y aceptación de propuestas, los sistemas de votación, etc. Todo ello da cuenta, a nuestro entender, del sentido profundamente democrático de los presupuestos participativos que estamos analizando.6 3.3. Construcción de las propuestas Finalizada la fase de diagnóstico, una de las decisiones que adoptó el grupo motor y que se plasmaron en el Autorreglamento, fue que las propuestas que se recibiesen se organizarían en áreas que de algún modo respondieran a los problemas detectados en el diagnóstico de sostenibilidad. En consecuencia, se establecieron las siguientes grandes áreas: Agroecología y soberanía alimentaria; Consumo responsable, consciente y transformador; Decrecimiento y ecologismo social; Eficiencia energética; Formación, sensibilización y participación; Movilidad y acceso sostenible; Residuos (reducción, reutilización, reciclaje); Biodiversidad y gestión de flora y fauna; Cafetería y restauración colectiva sostenible; Gestión sostenible de edificios; Jardinería y zonas verdes: Mantenimiento y limpieza; Zonas de esparcimiento y ocio. Además, como condición para la aceptación de las propuestas, se decidió que ninguna de ellas podría ser discriminatoria en el ámbito del género ni en el ámbito de la 6 En conjunto, las decisiones concretas adoptadas, se pueden consultar en el autorreglamento publicado en la web www.ucm.es/presupuestos-participativos. 14 diversidad funcional. Igualmente, se acordó fijar los siguientes criterios para la priorización inicial de las propuestas: Implicación de la comunidad universitaria (participación de más sectores y centros) Impacto en la comunidad universitaria y en la sociedad Capacidad de concienciación y transformación Para la puesta en marcha de esta fase se envió un correo masivo a estudiantes, PAS y PDI, y a las asociaciones de estudiantes, sindicatos, etc.; se anunció nuevamente en la página principal de la web de la Universidad; y se comunicó a través de redes sociales. La recogida de propuestas se realizó on-line, a través de un formulario que se colgó en la página web. El plazo para su presentación se extendió durante tres semanas y se recogieron un total de 194 propuestas. Las propuestas recibidas adolecían de generalidad y falta de concreción, de manera que para su posterior votación fueron sistematizadas unificando o refundiendo en un único enunciado las que se consideraron muy similares. Para ello se entró en contacto con los proponentes y se les pidió que aquilataran sus proyectos o que aceptaran la refundición que se les proponía. Finalmente, a la vista de la temática implícita en las propuestas, se reestructuraron las áreas temáticas inicialmente previstas por el grupo motor en el autorreglamento, quedando organizadas las propuestas de inversión en las siguientes áreas 1. Jardinería y zonas verdes 2. Biodiversidad y gestión de flora y fauna 3. Movilidad y accesibilidad 4. Residuos 5. Eficiencia energética 6. Consumo de agua 7. Consumo responsable 8. Agroecología y soberanía alimentaria 9. Formación, sensibilización y participación 10. Mantenimiento y limpieza 11. Zonas de esparcimiento y ocio 15 Desde un punto de vista sociológico y de cara a la posible implementación de los presupuestos participativos en años posteriores, resulta de interés conocer el reparto de la presentación de propuestas en función de algunas variables sociológicas, pero en el contexto de esta ponencia nos limitaremos a destacar los aspectos más llamativos del análisis estadístico. En cuanto a la distribución por sector de actividad, llama la atención que casi el 40% de las propuestas las presentaron profesores, mientras que el 60% restante se reparte a partes iguales entre el PAS y los estudiantes. Respecto al sexo, hay un leve predominio del número de propuestas enviadas por los hombres, 52,3 %, frente al 44,7% de mujeres (el 3% restante son casos sin identificar). Si nos fijamos en el Centro o Facultad de procedencia de las propuestas, los principales centros son, por este orden, las Facultades de CC. Físicas, Políticas y Sociología, Biológicas, Medicina, Químicas, Educación y Ciencias de la Información. La Facultad de Ciencias Físicas representa un 11% del total de las propuestas, debido al muy elevado número de estudiantes (en su mayoría varones) que enviaron alguna. Le sigue la Facultad de Políticas y Sociología, con un 10% del total de proposiciones, pero en este caso muy repartidas entre los tres sectores de actividad. En tercer lugar aparece la Facultad de Biológicas (7%) con un alto predominio del PDI. La Facultad de Medicina equivale al 5,5%, repartido a partes iguales entre el PDI y el PAS, y con ausencia total de propuestas de estudiantes. Algo similar ocurre con la Facultad de Ciencias Químicas (5%), pero con participación de algún estudiante. La de Educación y la de Ciencias de la Información, con el mismo 5%, distribuye las propuestas a partes casi iguales entre los tres sectores. Visto en conjunto, se aprecia que la Facultad de Ciencias Físicas es la que aporta una mayor participación de estudiantes y la de Biológicas, de profesorado; respecto al PAS, exceptuando el caso de los Servicios Centrales, hay una presencia relevante en Políticas y Sociología, Medicina y Ciencias de la Información. Las facultades de Medicina, Trabajo Social, Óptica y Optometría, Odontología, Filosofía y Comercio y Turismo no han enviado propuestas presentadas por estudiantes. Tampoco se han recibido propuestas del PAS en Bellas Artes, Geografía e Historia, Informática, Filología, Trabajo Social, Documentación, Enfermería, Fisioterapia y Podología, Filosofía y Comercio y Turismo. Por el contrario, lógicamente, las proposiciones de los Servicios Centrales únicamente proceden del PAS. Por último, Matemáticas, Documentación y 16 Enfermería, Fisioterapia y Podología no han aportado propuestas provenientes del profesorado. Con estos datos, se observa que aquellas facultades en las que existen grupos de carácter ambientalista o experiencias concretas relacionadas con el tema, coinciden con las que presentan un mayor número de propuestas, como ocurre con Ciencias Políticas y Sociología, Educación y Ciencias de la Información. Por otra parte, el propio contenido académico que define a las Facultades parece estar detrás del interés en presentar propuestas por parte de Ciencias Físicas, Biológicas, Químicas, Medicina y Farmacia. Por último, cabe señalar que en las facultades con un número más significativo de propuestas hay un claro predominio de la participación de hombres sobre el de mujeres, destacando el caso de Ciencias Políticas y Sociología. Esa tendencia solamente se invierte en el caso de la Facultad de Ciencias Biológicas y en los Servicios Centrales. 3.4 Priorización de propuestas Con el fin de aplicar los criterios de priorización y ordenar las propuestas para su posterior votación on-line, se convocaron dos foros abiertos. A ellos se invitó expresamente a las personas que habían enviado propuesta por correo electrónico, con el fin de que pudieran asistir y explicar con mayor claridad sus respectivas propuestas. Finalmente, se procedió a una votación presencial de modo que cada persona valorara cada propuesta con una puntuación de 0 a 5 en cada uno de los tres criterios señalados más arriba (en breve: implicación e impacto en la comunidad universitaria y capacidad de concienciación y transformación). Esta votación, mediante la eliminación de las propuestas que en la suma total de los puntos obtenidos en los tres criterios no alcanzase un mínimo de 5 puntos, pretendía reducir el largo listado de propuestas que debería evaluar técnicamente la Comisión Técnica y que serían posteriormente objeto de votación on-line. Las propuestas que superaron el umbral de los 5 puntos en la valoración inicial, fueron derivadas a la Comisión Técnica para su revisión y evaluación de viabilidad competencial, técnica, normativa y económica. Por escasez de tiempo, principalmente, el trabajo de esta Comisión sólo pudo realizarse de manera orientativa y aproximativa. 17 No obstante, en dos reuniones de algunos miembros de la Comisión Técnica con el grupo motor se superaron los problemas de evaluación técnica con decisiones de valoración suficiente para que pudieran ser sometidas a votación on-line en el tiempo establecido. En todo caso, de acuerdo con lo decidido por el grupo motor, se determinó que ninguna propuesta podía suponer un gasto superior al 20% de los 200.000 € sometidos a deliberación participativa. De este modo, se garantizaba que la inversión a realizar en el marco de los presupuestos participativos comprendería al menos 5 actuaciones. Finalmente, todas las propuestas quedaron estructuradas en 6 grandes grupos 1. Propuestas de inversión (35 propuestas) 2. De inversión que no habían superado el umbral de puntuación inicial en base a la asignación de criterios (12 propuestas) 3. De inversión no viables técnica o económicamente (8 propuestas) 4. De gestión, que no son objeto inversión y por tanto no afectan a la aplicación del presupuesto participativo (72 propuestas) · 5. Propuestas que ya están puestas en marcha por la UCM por otros canales distintos al presupuesto participativo (10 propuestas) 6. ·Propuestas no competencia de la UCM (2 propuestas) En consecuencia y de acuerdo con el principio de una persona, un voto, fueron las 35 propuestas de inversión, que habían sido presupuestadas de forma orientativa, las que se sometieron a votación de la toda la comunidad universitaria. Para animar la participación se puso nuevamente en marcha la dinámica de comunicación por la web, correos electrónicos y redes sociales que se habían utilizado en las fases anteriores. La votación fue únicamente on-line, y los individuos podían votar hasta 10 propuestas de inversión, de forma ponderada, es decir otorgando 10 puntos a una propuesta, 9 a otra, y así sucesivamente hasta conceder 1 punto a la propuesta votada en décimo lugar. La suma total de los votos recibidos por cada actuación establece un orden de prioridad y, por tanto, de ejecución de las actuaciones hasta alcanzar el gasto de 200.000 €. Como resultado de la votación aparecen 8 actuaciones que suman el total del presupuesto sometido a deliberación participativa. Curiosamente, cuatro de ellas (1ª y 2ª y 5ª y 8ª) se refieren a acciones relacionadas con la eficiencia y ahorro energético 18 (mejorar el sistema de calefacción, instalación progresiva de iluminación LED, instalación de controladores de presencia y renovación de ventanas para una climatización más eficiente). Otras 3 acciones (3ª, 4ª y 6ª) se vinculan con el medio natural: reforestación (3ª); mejora de los jardines y zonas verdes; y fomento de la biodiversidad mediante la colocación de cajas nido, etc. La actuación 7ª propone la eliminación de barreras arquitectónicas; la 9ª la elaboración de compost con residuos del propio Campus; y la 10ª el ahorro de agua en los laboratorios. Estas dos últimas, la 9º y la 10ª, no están cubiertas en principio por el presupuesto participativo, pero ello dependerá de que queden fondos disponibles una vez ejecutadas las 8 primeras actuaciones. Por otro lado, las propuestas de gestión, si bien no requerían ejecución presupuestaria y quedaban por tanto fuera de la aplicación de los presupuestos participativos, se consideraron de gran importancia para la sostenibilidad de la Universidad. En consecuencia, se decidió someterlas también a votación, con el fin de jerarquizarlas y comunicar el resultado al equipo rectoral, para su ejecución por el gobierno de la Universidad. Complementando estos datos con un sucinto análisis sociológico, cabe señalar que en la votación on-line de las propuestas participaron 1.769 personas, lo que equivale a algo más de un 2% del total de la comunidad universitaria complutense. Si lo distribuimos por sectores, 1088 eran estudiantes, que representan el 61% del total de los votantes; 424 correspondían al PDI, equivalente al 24%; y 265 al PAS, el 15% de los votantes. Ahora bien, dadas las enormes diferencias de magnitud de la población total de los tres sectores, es preciso completar los datos anteriores con el cálculo de porcentajes que supone el número de votantes respecto a la población de su propio sector de referencia. En este sentido, comprobamos que votó el 1,35% de los estudiantes, mientras que los profesores y el personal de administración y servicios lo hicieron en porcentajes muy similares, votó el 7,3% de los primeros y el 6,6% de los segundos. En cuanto a la Facultad o Centro de procedencia de los votantes, destaca sobremanera la Facultad de Ciencias Biológicas (10,84% del voto emitido), que muestra el máximo número de votantes en todos los sectores y, en la suma total de los 3 sectores, al menos duplica la participación de cualquier otra Facultad, con excepción de Físicas, Farmacia 19 y Ciencias de la Información. Estas tres Facultades, lejos aún de Biológicas, obtienen un porcentaje muy similar en torno al 6,7% cada una respecto al total de los votantes. Más atrás quedan Geografía, Informática, Medicina, Veterinaria y Políticas y Sociología, que se sitúan cada una en torno al 5% del voto. Por sector de actividad, entre los estudiantes que más han votado se encuentran los de ciencias relacionadas con el medio ambiente: Biológicas, Físicas, Farmacia y Veterinaria; pero en un volumen comparable con las anteriores (excepto con Biológicas) se halla el voto de los estudiantes de CC. de la Información, Geografía e Historia, Informática, Filología y CC. Políticas y Sociología (por ese orden). El voto del profesorado sí que se ha concentrado en mayor medida en las ciencias de la naturaleza: Biológicas, Farmacia, Químicas, Veterinaria, Medicina y Físicas; seguidas a cierta distancia por CC. Información, Políticas y Sociología, Educación y Filología. El voto del personal de administración y servicios por Facultades ha sido tan bajo que las diferencias entre ellas no resultan significativas, y comparándolo con el número de votantes de los otros sectores es muy inferior, pero este dato resulta lógico si tomamos en cuenta que la mayor parte de este sector trabaja en los Servicios Centrales. Este conjunto de datos ofrecen conclusiones diferentes respecto a los posibles motivos de la distribución del voto que hacíamos al hablar de la presentación de propuestas por Facultades. La concentración del voto en Facultades afines al medio ambiente corrobora el argumento de que los profesores de estas disciplinas son más propensos a votar que los de Facultades más alejadas de estos temas, pero en el caso de los estudiantes esta afirmación es más dudosa, si exceptuamos a la que pudiéramos definir como la facultad medioambiental por excelencia en la UCM, Biológicas. Y por otro lado, el volumen del voto de las Facultades no ambientalistas difiere del volumen de propuestas presentadas por las mismas, de modo que no podemos confirmar el argumento de que la existencia de proyectos relacionados con el medio ambiente o de un núcleo de personas más preocupadas por el tema en esas facultades implique una mayor interés general de su propia comunidad universitaria por este tema. En definitiva, el análisis de los datos abre pistas interesantes de reflexión y de puesta en prácticas de estrategias de sensibilización medioambiental, pero son todavía insuficientes para extraer conclusiones claras y definitivas. 4. Conclusiones 20 La descripción del proceso y el análisis del mismo realizado en las páginas precedentes permiten extraer algunas conclusiones de interés. Comenzaremos por las de tipo general y reuniremos el resto en tres grandes grupos: metodológicas, de contenido y políticoinstitucionales. Lo haremos de forma telegráfica, pues su desarrollo completo requeriría un artículo aparte. - - - - Una de las conclusiones importantes es que los presupuestos participativos se han alimentado de las iniciativas medioambientales existentes, pero quizá lo más importante es que lo han fortalecido como red o tejido social y han impulsado la creación de nuevas redes. Se han abierto espacios innovadores de gestión colectiva y participativa en la Universidad. El área de medio ambiente, que ocupaba un lugar muy secundario en la agenda institucional y de la comunidad universitaria en general, ha adquirido visibilidad y ha pasado a ocupar un lugar relevante. Por primera vez en la UCM se destina una cantidad de dinero explícitamente a la mejora de la sostenibilidad ambiental, con las consecuencias prácticas que implica. La Delegación de Medio Ambiente tiene información real de lo que necesita y demandan la comunidad universitaria. Esto no se limita a inversiones concretas, sino que se amplía hasta aspectos importantes de la gestión y gobierno de la Universidad. a) Metodológicas - Los presupuestos participativos en la Universidad deben iniciarse con el comienzo de curso, finalizar la fase de selección de propuestas en abril o mediados de mayo, y ejecutar el presupuesto en los 7 meses restantes. - Es necesario combinar actividades presenciales y on-line. o Las primeras deben incluir eventos descentralizados en las Facultades o Las telemáticas deben aprovecharse en todas las fases del proceso, no sólo a nivel de votaciones finales. - Especial dedicación a las redes sociales, con programación de campañas de comunicación a lo largo de todo el proceso. - Incentivos de participación diferenciados por sectores sociales. b) De Planificación y aplicación del presupuesto - Las propuestas recibidas son en su mayor parte muy generales, Es necesario acordar con los ponentes las características concretas de las propuestas. - El trabajo de refundición de enunciados de propuestas similares o afines requiere bastante tiempo y comunicación con los interesados. - No se observa una relación coherente entre los problemas causales principales y las propuestas presentadas. Es preciso un análisis de las razones de esta inconsistencia. 21 c) Político-Institucionales - Se abre un nuevo modelo de gobierno, que debe experimentarse de forma más larga y sosegada, pero que ha demostrado su eficacia. - Los presupuestos participativos contribuyen a generar un aprendizaje de gestión democrática, colectiva e innovadora en la Universidad, que puede resultar muy útil para un gobierno más democrático y eficaz en diversos campos de actuación. - Se ha generado conocimiento sobre la gestión de la Universidad, ahora los participantes comprenden mejor los mecanismos y dificultades administrativas y cómo resolverlos. - Se constituye una red de personas y asociaciones imprescindible para dar continuidad al proceso por encima de los vaivenes institucionales. - Se experimentan nuevas formas de organización y comunicación que integran el nivel político/institucional, el técnico y los distintos sectores de la comunidad universitaria. - La participación no se circunscribe al diagnóstico y la planificación, también se integra en la ejecución en aquellas actuaciones que no son exclusivamente técnicas. Para ello la Comisión de Seguimiento y el Grupo Motor Bibliografía Francés, F. y Carrillo, A. (2010): Presupuestos Participativos. Guía Metodológica. http://www.presupuestosparticipativos.com/files/5600-3779fichero/Guia%20metodol%C3%B3gica%20propia%20de%20los%20Presupuestos%20 Participativos.pdf Ganuza, E. y Francés, F. (2012): El Círculo Virtuoso de la Democracia: los Presupuestos Participativos a debate. Madrid, CIS Garrido, F.J. (coord.) (2005): Desarrollo Sostenible y Agenda 21 Local. Práctica, Metodología y Teoría. Madrid, IEPALA/CIMAS Garrido, F.J. y otros (2008): Actitudes, Información e Implicación de los Jóvenes en el Desarrollo Sostenible de la Ciudad de Madrid. Informe de Investigación, Ayuntamiento de Madrid, Madrid. Disponible en http://www.madrid.es/UnidadesDescentralizadas/Educacion_Ambiental/EspecialesInfor mativos/Agenda21/Ficheros/actitudesinformacionimplicaci.pdf Red Estatal de Presupuestos Participativos y otros (2009): Los Presupuestos Participativos y sus Redes. FAMSI, Málaga. Sartori, Giovanni (1965): Aspectos de la Democracia. México D.F., Limusa-Wiley Villasante, T.R. y Garrido, F.J. (2002): Metodologías y Presupuestos Participativos. Madrid, IEPALA. 22