Mi hijo tiene una hernia inguinal. ¿Que debo saber? La hernia inguinal es la salida de una parte del contenido de la cavidad abdominal a través de la pared de la ingle. Se manifiesta por la presencia de un bulto de consistencia blanda a nivel inguinal que puede estar presente de forma constante o solo cuando el niño realiza algún esfuerzo como la tos o el llanto. El único tratamiento es la cirugía. ¿Por qué se produce la hernia inguinal? La hernia inguinal es la protusión de contenido abdominal dentro de un saco peritoneal a nivel del canal inguinal. Las hernias inguinales de los niños pueden ser de dos tipos: hernias indirectas y hernias directas. La hernia inguinal indirecta supone casi la totalidad de las hernias en pediatría (98%) y se debe a una persistencia del conducto peritoneo-vaginal después del nacimiento. Las hernias indirectas (o hernias crurales) son excepcionales en el niño. La hernia inguinal se produce por la salida de contenido abdominal a nivel de la ingle, a través de un conducto embrionario denominado conducto peritoneo-vaginal que durante la vida fetal comunica la cavidad abdominal con el escroto para permitir el descenso de los testículos desde su lugar de formación en el abdomen al lado del riñón, hasta su emplazamiento definitivo en el escroto. Dicho conducto se oblitera posteriormente cerrando la comunicación entre el abdomen y el escoto. En el niño con hernia inguinal este conducto sigue abierto permitiendo la comunicación entre ambas estructuras, lo que permite la salida de contenido abdominal. Las niñas, aunque por razones embriológicas diferentes, también tienen conducto inguinal e igualmente pueden presentar hernias inguinales directas. Cuando el tamaño del conducto peritoneo-vaginal es pequeño, solo permite la salida de líquido abdominal a través del mismo, lo que origina un abultamiento en la zona inguinoescrotal llamado hidrocele. Cuando el tamaño del conducto es mayor, permite además el paso de contenido abdominal (asas intestinales, epiplon etc) a través del mismo, originando una hernia inguinal. Por tanto, la hernia inguinal es un problema congénito, es decir existe desde el nacimiento, aunque no se manifieste de forma clínicamente visible hasta una determinada edad. ¿Es la hernia inguinal un problema frecuente? La hernia inguinal afecta del 1 a 2% de los niños. Por las razones embriológicas comentadas es unas seis veces mas frecuente en varones que en niñas. Los prematuros tienen una incidencia 2 ó 3 veces mayor que los niños nacidos a término, ya que en los niños pretérminos muchas veces no ha dado tiempo a que el conducto peritoneo-vaginal se haya cerrado. En el 65% de los casos, la hernia se presenta en el lado derecho y en el 15% de los casos afecta a ambos lados (hernia bilateral). El hidrocele es igualmente frecuente, si bien un muchos niños disminuye notablemente o desaparece a lo largo del primer año de vida. ¿Cómo se manifiesta la hernia inguinal? La hernia inguinal se suele descubrir de forma casual por la madre al objetivar un abultamiento en la ingle del niño. Dicho bulto se localiza en la parte mas baja de la ingle, habitualmente aparece o se intensifica al realizar algún esfuerzo como llanto, tos o defecación y dependiendo del tamaño puede llegar hasta el escroto en niños o los labios mayores de la vulva en niñas. En ocasiones el bulto desaparece y en otras persiste de modo más o menos intermitente, pudiendo cambiar de tamaño de un momento a otro. La hernia inguinal generalmente desaparece ejerciendo una ligera presión y reaparece cada vez que se produce un nuevo aumento de la presión intraabdominal. En general no son dolorosas, salvo cuando se estrangulan, siendo entonces difíciles de reducir y pudiendo originar dolor (el niño se vuelve muy irritable). El hidrocele supone solo la presencia de líquido abdominal sin asas intestinales, y se manifiesta por una masa quística en la zona inguinoescrotal que no es dolorosa. Habitualmente varía de tamaño de un día a otro, siendo habitual que al despertar, el escroto esté absolutamente normal y que vaya aumentando de tamaño a lo largo del día por acúmulo de líquido a través del proceso peritoneo-vaginal abierto. ¿Cuáles son los riesgos o complicaciones de la hernia inguinal? Las complicaciones de la hernia inguinal son poco frecuentes, ocurriendo en menos del 5% de los casos, si bien son más frecuentes en los menores de 1 año. Las complicaciones incluyen el estrangulamiento y la incarceración. Cuando el contenido herniario no se puede reducir, se habla de hernia inguinal incarcerada, pudiendo entonces originar dolor a nivel herniario. Cuando además hay signos de compromiso vascular (es decir queda interrumpido el riego sanguíneo de las estructuras contenidas en la hernia por compresión de los vasos a nivel del anillo herniario) se habla de hernia estrangulada. Esta última es excepcional en el niño. En ambos casos, cuando el contenido de la hernia inguinal complicada es el intestino, puede presentarse como una obstrucción intestinal con vómitos y distensión abdominal. En la hernia estrangulada, además el segmento de intestino que está fuera de la cavidad abdominal, se necrosa y puede perforarse por falta de riego sanguíneo, hecho que no sucede en la hernia incercerada. Ambas situaciones, deben ser tratadas quirúrgicamente con carácter urgente para evitar mayores riesgos. Por su parte, la única complicación del hidrocele es su transformación en una hernia inguinal, o desarrollar un hidrocele a tensión que obligará a su tratamiento quirúrgico inmediato. ¿Cuál es el tratamiento de la hernia inguinal? El único tratamiento disponible para la hernia inguinal es la cirugía, ya que no existe ningún tratamiento médico eficaz. La hernia inguinal se opera cuando se diagnostica, previa evaluación preoperatoria, aunque si la hernia no está complicada, la intervención puede esperar a hacerse en el momento más conveniente para el niño, los padres o el cirujano. Hasta el momento en que se lleve a cabo la intervención, no hay ningún motivo para tratar de reducir la hernia cada vez que sale. Solo en el caso de hernia incarcerada o estrangulada, la intervención debe realizarse con carácter de urgencia. Por lo que respecta al hidrocele, la conducta inicial en niños menores de 1 año debe ser la expectante para observar si desaparece ya que existe alguna posibilidad de cierre espontáneo del proceso vaginal. Si persiste después del primer año de vida o se objetiva en niños mayores de esa edad, debe tratarse quirúrgicamente igual que la hernia. El tipo de intervención es la misma para la hernia y el hidrocele, es sencilla y habitualmente se realiza con anestesia general como cirugía ambulatoria sin necesidad de ingreso hospitalario. La constatación de una hernia inguinal en su hijo no debe ser motivo de alarma, ya que habitualmente no es un problema grave ni urgente. Consúltelo con el pediatra quien le indicará la actuación a seguir