Una mujer iraní quemada con ácido decide aplicar la ley del Talión a su verdugo La Vanguardia 03/03/2009 Barcelona. (EFE).- Una mujer iraní de 30 años, Ameneh Bahrami, que en 2004 quedó ciega cuando un pretendiente despechado le arrojó ácido a la cara después de que no le aceptara como esposo, ha decidido aplicar la ley del Talión, que permite la legislación de Irán y que exige un castigo igual al crimen cometido. La joven, que vive en Barcelona, donde ha sido sometida a diferentes intervenciones quirúrgicas en ojos y rostro, ha explicado que ha rechazado la petición de piedad de su verdugo, un compañero de facultad, quien le ha llegado a implorar que, sino le perdona, le mate, pero que no le deje ciego. Ameneh recuerda que él no tuvo ninguna compasión cuando le esperó durante horas en la puerta de su trabajo para quemarle la cara y dejarla ciega, y ha añadido, además, que su verdugo será "afortunado", al menos más que ella: "será anestesiado antes de que se le arrojen cinco o diez gotas de ácido en los ojos, será fácil para él", ha dicho inflexible. La mujer está a la espera de una carta del juzgado de su país para viajar a Irán, aunque se da la circunstancia de que, al estar totalmente ciega, no podrá ejecutar ella la sentencia, pero, recalca: "habrá mucha gente que quiere hacerlo por mí". Según la legislación iraní, Ameneh "sólo" podrá cegarle de un ojo si no paga antes 20.000 euros por ejecutar la sentencia de forma total, ya que las leyes de su país establecen que la mujer vale la mitad que un hombre, es decir, dos ojos de una mujer por uno de un hombre. "Yo quiero pagarle con el ojo por ojo", ha asegurado Ameneh, quien cree que el hombre que la agredió "no debe ir por la calle libremente, la gente tiene derecho a estar segura y saber lo que hizo". La joven iraní, huida de su país por miedo, vive sola desde hace cuatro años en una habitación de alquiler en un piso compartido, gracias a una pequeña pensión de 400 euros del Gobierno español, aunque asegura que sufre mareos, está enferma y necesita a alguien para su día a día, pero que su madre no puede venir porque no le conceden el visado. No obstante, asegura que prefiere esta situación a regresar a Irán, y teme también por lo que le pueda pasar a su familia y amigos. El doctor Ramón Médel, del Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona, ha explicado que Ameneh, a la que ha atendido, llegó a mantener durante dos años la visión del 40 por ciento de un ojo, pero que una infección por hongos acabó dejándola ciega totalmente. La familia de Ameneh tiene abierta una cuenta corriente para recibir aportaciones con las que poder ayudar al mantenimiento de la joven: 2100-301708 210287 5810. Sentenciado a la ceguera con ácido (El Pais) Un tribunal iraní ha condenado a un hombre que dejó ciega a una mujer al arrojarle ácido a la cara a perder la vista de la misma forma. La sentencia, que puede recurrirse, se ha pronunciado a instancias de la víctima, quien durante dos años fue tratada en España de las graves quemaduras que sufrió. Según la prensa iraní, Majid Movahedí, de 27 años, atacó con ácido a Ameneh Bahramí en noviembre de 2004, cuando la muchacha, a la que conocía de la universidad, rechazó su propuesta de matrimonio. "Quería que fuera mía para siempre", justificó el agresor, que no mostró arrepentimiento. "Sólo pido que el culpable corra la misma suerte que yo", manifestó por su parte Bahramí ante el tribunal. Aunque los cirujanos españoles lograron reconstruir su rostro, la mujer perdió la vista. Si la condena se ejecuta, Movahedí recibirá 20 gotas de ácido en los ojos porque a su víctima le parece "salvaje" que le arrojen el líquido corrosivo como él se lo hizo a ella. La justicia iraní, basada en la sharía o ley islámica, aplica la pena del talión en los casos de daños físicos intencionados y a instancias de la víctima, que puede perdonar el castigo a cambio de una compensación económica. Las organizaciones de derechos humanos iraníes denuncian a menudo la crueldad de estas penas, que en los últimos años se han hecho más frecuentes. El sábado, el Tribunal Supremo suspendió una nueva condena a lapidación pronunciada pocos días antes por un juez de Shiraz. Ley del Talión Wikipedia El término ley del talión se refiere a un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido. De esta manera, no sólo se habla de una pena equivalente, sino de una pena idéntica. La expresión más famosa de la ley del talión es "ojo por ojo, diente por diente" aparecida en el Éxodo veterotestamentario. Históricamente, constituye el primer intento por establecer una proporcionalidad entre daño recibido en un crimen y daño producido en el castigo, siendo así el primer límite a la venganza libre. Manifestaciones Multitud de ordenamientos jurídicos se han inspirado en la ley del talión, especialmente en la Edad Antigua y en la Edad Media. Aunque pudiera parecer una ley primitiva, sin embargo el espíritu de esa ley es la proporcionalidad de la pena, y la evitación de una respuesta desproporcionada por la venganza. La aplicación de la pena, con barbarie, a lo largo de los siglos, no implica un defecto de la ley, sino un defecto de los aplicadores. En el famoso Código de Hammurabi (1792 a. C.), el principio de reciprocidad exacta se utiliza con gran claridad. Por ejemplo: o La Ley 229 establecía que si un arquitecto hizo una casa para otro, y no la hizo sólida, y si la casa que hizo se derrumbó y ha hecho morir al propietario de la casa, el arquitecto será muerto; dicho concepto se acentúa cuando se señala que (Ley. 230) si ella hizo morir el hijo del propietario de la casa, se matará al hijo del arquitecto. o Un siguiente nivel de penas consistía en la mutilación de una parte del cuerpo en proporción al daño causado. Por ejemplo la Ley 195 se establecía que si un hijo golpeó al padre, se le cortarán las manos; la 196 si un hombre libre vació el ojo de un hijo de hombre libre, se vaciará su ojo; 197 si quebró un hueso de un hombre, se quebrará su hueso. o Las penas menores consistían en la reparación del daño devolviendo materias primas tales como plata, trigo, vino, etc. En los casos en que no existía daño físico, se buscaba una forma de compensación física, de modo tal, por ejemplo, que al autor de un robo se le cortaba la mano. En el Antiguo Testamento, más concretamente en la ley mosaica, la ley del talión aparece en Éxodo 21:23-25, en Levítico 24:18-20 y en Deuteronomio 19:21. Este principio seguirá vigente para el judaísmo hasta la época talmúdica donde los rabinos del momento determinaron que la pena se transformaría en un resarcimiento económico. También el cristianismo lo deja sin efecto a raíz del Sermón del monte de Jesús de Nazaret (Mateo 5:38-39). Aún en la actualidad hay ordenamientos jurídicos que se basan en la ley del talión, especialmente en los países musulmanes.