EFECTO DE AGRICULTURA Y FORESTACIÓN URBANA Y PERI-URBANA SOBRE LA MITIGACIÓN Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO: IMPACTOS SOBRE LA TEMPERATURA Autores: Alejandra Coronel, Susana Feldman y Rubén Piacentini Fecha: Noviembre, 2014 Esta investigación fue financiada por el Climate and Development Knowledge Network (www.cdkn.org) del Reino Unido. Contenidos Contenidos ................................................................................................................................. 2 CREDITOS ................................................................................................................................... 3 ABREVIATURAS .......................................................................................................................... 4 INTRODUCCIÓN .......................................................................................................................... 5 SITIO DE ESTUDIO ...................................................................................................................... 8 MÉTODOS................................................................................................................................. 10 RESULTADOS ............................................................................................................................ 16 DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES .................................................................................................. 19 REFERENCIAS............................................................................................................................ 23 ANEXO ...................................................................................................................................... 26 2 CREDITOS Este informe es un producto del proyecto “Monitoring impacts of urban and peri-urban agriculture and forestry on climate change mitigation and adaptation and related developmental benefits”, financiado por el CDKN. El informe fue elaborado por: Alejandra Coronel; Facultad de Ciencia Agrarias, Universidad Nacional de Rosario; e-mail: coronel8@gmail.com Susana Feldman; Facultad de Ciencia Agrarias, Universidad Nacional de Rosario; e-mail: sfeldman@unr.edu.ar Rubén Piacentini; CONICET; e-mail: ruben.piacentini@gmail.com Con asesoría técnica y metodológica de: Francisco Escobedo. Coordinación y supervisión general: Marielle Dubbeling, Fundación RUAF. 3 ABREVIATURAS ARB: arbolado en las calles, arbolado viario AT: amplitud térmica EPA: Environmental Protection Agency EPE: Empresa Provincial de la Energía de la Provincia de Santa Fe ESP: Hogar Español Gh: grado hora GhC: grado hora de calefacción GhR: grado hora de refrigeración GDC: grados día de calefacción GDR: grados día de refrigeración ICU: isla de calor urbana IPCC: Intergovernmental Panel on Climate Change kWh: kilowatt hora MB: Molino Blanco ÑAN: Ñanderoga PI: Parque Independencia q : Conductancia del edificio (W/K) RC: Requerimientos de calentamiento (Wh) SMN: Servicio Meteorológico Nacional Tb: Temperatura base o de fondo Tm: temperatura media TmM: temperatura media máxima Tmm: temperatura media mínima UPAF: agricultura y forestación urbana y periurbana, por su sigla en inglés: urban and periurban agriculture and forestry 4 INTRODUCCIÓN Las características climáticas planetarias están condicionadas por los factores astronómicos: forma y dimensión de la Tierra y de su movimiento de traslación y rotación; mientras que los factores geográficos afectan a esos rasgos generales y son los causantes de la variabilidad climática espacial existente (Fernández García, 1996). A medida que la escala espacial de trabajo es menor, adquiere mayor peso la influencia de los factores geográficos, detectándose microclimas: climas que abarcan áreas reducidas que resultan de la influencia de estos factores, con características específicas, diferentes a las del clima regional en el que se encuentran. El clima urbano es un ejemplo de ello, debido al efecto conjunto de la propia construcción y las actividades humanas, que afectan a los flujos naturales de energía (Cuadrat y Pita, 2000). Además de la variabilidad espacial se debe sumar la variabilidad temporal del clima, debido a fluctuaciones de duración muy variada, que oscilan desde la escala anual hasta siglos o miles de años (Cuadra y Pita, 2000). En consecuencia en todo estudio climático es importante adoptar un sentido de escala en tiempo y espacio, que dependerá de los objetivos propuestos. Una de las características más relevantes del clima urbano es la existencia de la “isla de calor urbana” (ICU), que se define como el desarrollo de temperaturas mayores en la ciudad respecto de una zona rural próxima y se considera la modificación climática más notable y estudiada como consecuencia del crecimiento de las ciudades sobre el paisaje natural (Fernández et al., 2004). Entre sus causas se destacan el tamaño de la ciudad (Oke, 1973), las características constructivas que existen en ella, tales como la altura de los edificios y la distancia entre los mismos (Szegedi y Kircsi, 2003; Fernández et al., 2004), los materiales que la componen (Correa et al., 2003; Fernández et al., 2004), el calor antrópico generado por las actividades humanas per se (Fernández et al., 2004) y la topografía (Maristany et al., 2008). La realización de calles, plazas, edificios e instalaciones industriales varían la topografía local y aumentan la rugosidad aerodinámica de la superficie. Por otro lado, el suelo natural es reemplazado por los materiales de construcción (hormigón, ladrillo, acero, vidrio, asfalto), de propiedades físicas muy diferentes y de conductividad térmica y capacidad calórica mayores que los suelos de las áreas rurales circundantes, por lo que almacenan más calor bajo su superficie y lo liberan lentamente por la noche. A esta fuente de calor urbano se le suma el aporte artificial de energía debido a calefacción, refrigeración, transporte y fábricas, como así también grandes cantidades de aerosoles que contaminan el aire urbano, dificultan la insolación y por lo tanto el balance de radiación (Cuadrat y Pita, 2000). La gran diversidad de formas y orientaciones del paisaje urbano, en el que fachadas, techos y suelos producen múltiples haces reflectantes hacia muchos planos absorbentes, permite que la ciudad almacene mayor cantidad de calor que la zona rural, donde las radiaciones vuelven libremente a la atmósfera (Cuadrat y Pita, 2000) (ver Figura 1). De manera que el impacto de la ciudad es particularmente notorio sobre el balance de energía. Dado el calentamiento global de la atmósfera, el fenómeno ICU recibe mucha atención en distintos ámbitos puesto que su conocimiento permitiría implementar estrategias de planeamiento urbano que minimicen los efectos de las construcciones. Por ejemplo, Kolokotroni et al. (2012) analizaron el incremento en consumo eléctrico por refrigeración que tendrán los edificios de oficina, bajo distintos escenarios de cambio climático. El tema no es sencillo de abordar debido a que por convención, las estaciones meteorológicas están en áreas rurales y son pocas las ciudades que poseen series de datos de manera de poder encarar un estudio de este 5 tipo, no obstante existen modelos que permiten hacer recomendaciones para distintas situaciones (Mavrogianni et al. 2011). Fischer et al. (2012) incorporaron variables climáticas medidas en ambientes urbanos y llegaron a la conclusión que el efecto era más notable durante las horas de la noche y en latitudes medias y subtrópicos, ya que en los trópicos las zonas rurales no se enfrían mucho más que las zonas urbanas debido a la alta radiación de onda larga descendente resultante de la nubosidad y las altas temperaturas y humedad troposféricas. Figura 1: Balance de energía de la superficie urbana (EPA, 2014) Muchos riesgos asociados al cambio climático se concentran en las zonas urbanas. El estrés térmico, la precipitación extrema, las inundaciones continentales y costeras, la contaminación del aire, la sequía y la escasez de agua plantean riesgos en las zonas urbanas para las personas, los activos, las economías y los ecosistemas. Los riesgos se amplifican para las personas que carecen de infraestructuras y servicios esenciales o viven en viviendas de mala calidad y en zonas expuestas (IPCC, 2014). La actual forma de desarrollo de las ciudades, que no es dependiente de la proximidad y continuidad espacial, provoca una fragmentación de los espacios verdes que dificulta la conservación de hábitats, flora y fauna, en detrimento de la calidad de vida de los habitantes de las urbes (Mendoza, 2005) y contribuye al aumento de la ICU. Los beneficios que brindan las áreas verdes comprenden una amplia gama que se extiende desde los aspectos recreativos y educativos hasta procesos físicos, químicos y ecológicos que permiten la purificación del agua, la producción de oxígeno, la absorción y retención del dióxido de carbono, la generación de microclimas más adecuados para el confort humano, la amortiguación de la fuerza con que cae la lluvia, atenuando de este modo la erosión y asegurando la penetración del agua a capas inferiores del suelo y la recarga de acuíferos, etc. (Mendoza, 2005). Por otro lado las áreas verdes morigeran el efecto de la ICU, disminuyendo la 6 temperatura del aire y por consiguiente una menor demanda energética de enfriamiento en las zonas cercanas a las mismas. La ciudad de Rosario (Argentina) no escapa a las consecuencias del cambio climático, que ya se han manifestado en forma concreta a través del aumento de temperatura, de tormentas severas y en las consecuencias que traen estos fenómenos tales como aparición de enfermedades endémicas, crisis energética, inundaciones, aumento de precios de los alimentos por eventos climáticos extremos (Segunda Comunicación Nacional de la República Argentina a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, 2007). Además como ciudad manifiesta el efecto de isla urbana de calor, ya que en un análisis anterior realizado por Coronel y Piacentini (1991) durante las 5 y 24 horas de todos los días del mes de febrero de 1991 (verano del hemisferio Sur), mostró que la ICU alcanzó un máximo de 7,3ºC entre las 7 y 8 horas. Además la ICU fue mayor para cielos despejados y para direcciones del viento de los sectores sur y sudeste. En la ciudad de Rosario, una de las formas de recuperación de espacios verdes y suelos degradados utilizando la experiencia socio-productiva de la Agricultura Urbana, para recalificarlos y otorgarles un uso (recreativo, paisajístico, pedagógico y productivo) es liderada por la cogestión de huerteros de escasos recursos, el Estado municipal y la sociedad civil. La agricultura urbana en este caso se entiende como espacios comunales de producción hortícola en diferentes espacios públicos. Estos espacios productivos multifuncionales también se denominan “Parques Huerta”. Los Parques Huerta diseñados con técnicas de cultivo ecológicas determinan un aumento de la producción destinadas al consumo familiar y la comercialización por parte de las familias huerteras. Se distribuyen en: Zonas de cultivo de hortalizas, flores, plantas medicinales, arbustos y árboles. Zonas de cultivo ecológico con fines demostrativos y didácticos. Zonas parquizadas con fines recreativos. Los Parques Huerta suman un valor agregado al modo de intervenir los “vacíos” urbanos que –por su localización- pueden configurarse como "bandas de naturaleza" sobre los accesos viales a la ciudad, los bordes de los arroyos o sobre sistemas infraestructurales que presentan tierras vacantes en el interior del tejido urbanizado. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) ha destacado al cambio climático como uno de los desafíos principales para las ciudades y a la agricultura urbana como una de las estrategias para la mitigación del cambio climático, como así también al arbolado (IPCC, 2014). A partir de lo expuesto, nos preguntamos ¿si los espacios verdes, compuestos por la agricultura y forestación urbana y periurbana (UPAF por su sigla en inglés: urban and periurban agroculture and forestry) en general y los parques huertas en particular, morigeran el aumento de temperatura de la zona urbana de la ciudad de Rosario? El efecto moderador de los espacios verdes en la temperatura ¿tiene consecuencias en la demanda energética, especialmente en la época estival? Pensando a futuro, los modelos de circulación general atmosférica proyectan la continuidad del aumento de temperatura del aire a escala planetaria (IPCC, 2013) y también para Argentina (Núñez et al., 2009), de manera que la crisis energética para esta región de estudio es casi un hecho ineludible. ¿Cuánto mayor será la demanda energética en las próximas décadas, si continúa el calentamiento global con la actual tasa de incremento? ¿Como promover la agricultura y forestación urbana como estrategia de adaptación al cambio climático? 7 Para responder a estas preguntas se establecieron los siguientes objetivos: evaluar la influencia en la temperatura de distintos tipos de sitios UPAF y determinar la demanda energética de calentamiento y enfriamiento a través de los grados día respecto de una temperatura de confort. Asimismo, se buscó determinar el aumento de los grados día de refrigeración en verano y de calefacción en invierno y sus impactos proyectados sobre el uso energético y emisiones, de acuerdo a las proyecciones climáticas para las próximas décadas. En función de los objetivos establecidos se postula que los distintos tipos de UPAF analizados en el municipio de Rosario cumplen un efecto morigerador de las temperaturas urbanas, conformándose zonas de “islas frías” en estos espacios. Este efecto se manifiesta en mayor medida durante el período de mayores temperaturas, en verano. A su vez se considera que este efecto moderador de la temperatura tiene influencia sobre la demanda energética de refrigeración. SITIO DE ESTUDIO La ciudad de Rosario está ubicada en la zona sur de la provincia de Santa Fe, República Argentina, entre los siguientes puntos extremos: Latitud: Paralelo 32º 52' 18" Sur y 33º 02' 22" Sur. Longitud: Meridiano 60º 36' 44" Oeste y 60º 47' 46" Oeste. Altitud sobre el nivel del mar: Oscila entre los 22,5 y 24,6 m. Se encuentra en una posición geoestratégica en relación al Mercosur, en el extremo sur del continente americano (Figura 2). Rosario es cabecera del departamento homónimo y se sitúa a 300 km de la ciudad autónoma de Buenos Aires, capital de la Argentina. Figura 2: Ubicación geográfica de la ciudad de Rosario El municipio de Rosario ocupa una superficie total de 178,69 km2, de la cual la superficie urbanizada es de 120,37 km2. La superficie total de espacios verdes asciende a 11,265 km2, 6,3% de la superficie total de la 8 ciudad. El espacio verde urbano por habitante para el año 2014 (según proyección a partir de Censo 2010) es de 11,68 m2 (Municipalidad de Rosario, 2014a). En cuanto a los límites, al Este de la ciudad, se ubica el río Paraná; al Norte, las localidades de Granadero Baigorria e Ibarlucea; al Oeste, las localidades de Funes, Pérez y un pequeño tramo del arroyo Ludueña; al Sur se encuentran las localidades de Soldini, Piñeiro, Villa Gobernador Gálvez y un tramo del arroyo Saladillo. Uno de los rasgos más importantes de la ciudad es que está bordeada desde el noreste al sureste por el río Paraná, con una longitud de la ribera de 17 km y un ancho promedio del río de 580 m. Este aspecto es de fundamental importancia para la configuración del clima local, siendo éste templado-húmedo. Las mayores temperaturas se registran en los meses de noviembre a marzo, con una temporada fría en invierno entre junio y julio, variando la temperatura media del aire entre 11,7ºC y 26,3ºC. Las precipitaciones son mayores en el semestre cálido (Octubre-Marzo) que en el semestre frío (Abril-Septiembre), determinándose un régimen semi-monzónico, con un total que fluctúa entre 800 y 1.000 mm anuales. En forma más detallada, las estaciones se describen de la siguiente manera: verano: tiempo muy incómodo durante las 24 horas del día, debido a temperaturas y/o humedades muy elevadas; otoño: a comienzos del otoño el tiempo es caluroso a mediodía y en las primeras horas de la tarde y las noches son frescas a frías, ya a fines de la estación los días son frescos y las noches son frías; invierno: tiempo agradable a mediodía y en las primeras horas de la tarde; fresco durante el resto del día, noches frías; primavera: tiempo agradable durante el día, noches frescas (SMN, 2014). El municipio de Rosario se divide en: área central, comúnmente llamada “microcentro”, primer anillo perimetral (macrocentro), segundo anillo perimetral y por último cordón perimetral (zona suburbana) (Figura 3). Figura 3: Distintas regiones del municipio de Rosario (Municipalidad de Rosario, 2014b) 9 MÉTODOS Con el objeto de medir los impactos de la temperatura sobre los distintos tipos de UPAF, se colocaron termómetros digitales en distintos sitios de la ciudad. En total, se instalaron 8 almacenadores de información (dataloggers) a la intemperie, marca HOBO (5 HOBO U23-001 que registran temperatura y humedad del aire y 3 HOBO U23-003 que miden temperatura del aire con dos terminales) en sitios de Rosario que se caracterizaban por distintas formas de vegetación UPAF, y puntos de referencia sin vegetación. Dado la cantidad de HOBOS disponibles no se podía estudiar el efecto de todos los tipos de UPAF presentes en el municipio de Rosario, de manera que se realizó una selección de los UPAF a analizar, teniendo como prioridad estudiar el comportamiento de los parques huerta. Se seleccionaron los sitios con las siguientes características: • Calles con árboles en la zona altamente urbanizada, alineada en dirección este-oeste de manera de maximizar las horas de luz solar y minimizar la sombra de edificios más altos. • Parque público y parques-huertas. En estos casos, se colocaron los equipos que tenían dos terminales de temperatura (HOBO U23-003). Una terminal se ubicó debajo de un árbol y la otra terminal, a una distancia de dos metros fuera del árbol. • Sitios no-UPAF: ubicados en sitios altamente urbanizados, tales como el corazón de la ciudad que tiene escasa o nula vegetación. Estos sitios se usaron como áreas de control para comparar los efectos de la temperatura en sitios UPAF y no-UPAF. Las características de los sitios de medición (RUAF Foundation, 2013), se describen en la Tabla 1. Tabla 1. Características de los sitios de medición en Rosario, según categorías RUAF Zona de la ciudad (A = interior; B= sub-urbana con baja densidad de Tipo de UPAF Ejemplos edificación; C:= Periurbana, principalmente espacios abiertos) Impermeabilizado, alta densidad de NO-UPAF; centro o corazón de la A edificios para residencias, ciudad, densamente edificado, industrias, comercios y transportes Jardines en el patio de viviendas y A comunitarios parques-huertas urbanos A A-B B forestación urbana árboles viarios Zonas inundables y otros espacios urbanos abiertos para la conservación o Espacios verdes (parques) públicos, producción de alimentos o biomasa parques-jardines urbanos Áreas de agricultura en los límites de las ciudades/áreas peri-urbanas, incluyendo humedales parques-jardines urbanos 10 Los sitios de monitoreo corresponden a (ver Figura 4): 1. el Parque Huerta Barrio La Paloma – Molino Blanco (MB) (distrito sudoeste), Parque Huerta Hogar Español (ESP) (distrito oeste); 2. el Centro de Diversidad Cultivada de Agricultura Urbana donde funciona el Banco de Semillas Ñanderoga (ÑAN), que en idioma guaraní significa nuestra casa hogar, ubicado en el macrocentro de la ciudad (Vera Mujica y San Lorenzo); 3. el parque público Parque Independencia (PI) de 126 hectáreas de superficie que consta de una magnífica arboleda que incluye, entre sus especies, tipas, eucaliptos, nogales, magnolias, sauces y palmeras; en el macrocentro, 4. y por último el arbolado de las calles (ARB), tomando un sitio del microcentro de la ciudad con jacarandas que alcanzan unos 20 m de altura (Urquiza y Paraguay) Figura 4: Ubicación de los sensores de temperatura de registro continuo en Rosario, Argentina. Ver a qué sitio corresponde cada número en Tabla 2. Tabla 2: Ubicación de los sensores de temperatura de registro continuo en Rosario, indicando sitio UPAF (*) Ubicación de un sensor bajo un árbol y otro fuera del mismo 11 La mayoría de los sensores se ubicaron a una altura aproximada de 1,5 m, altura establecida por la Organización Meteorológica Mundial para la medición de la temperatura del aire (OMM, 1996), con la excepción de N-U1 y N-U2 que se colocaron a 5 m de altura por seguridad frente al vandalismo. En el caso de los árboles viarios, los equipos y sus protectores de radiación, se ubicaron directamente bajo la copa de un árbol. Los termómetros digitales se colocaron bajo un escudo protector de radiación. Este escudo protector se diseñó de acuerdo a las especificaciones del fabricante de los termómetros digitales HOBO que figuran en el apéndice B (RUAF, 2013). Tiene simplicidad de construcción, uso al aire libre y protección de lluvias y vientos intensos y la posibilidad de evitar que pájaros aniden sobre el sensor y está construido principalmente de madera. Estas características lo hace un recurso adecuado para proteger a la unidad de medición de la radiación solar directa aún durante el amanecer y el anochecer, permite fácil acceso para el mantenimiento periódico y la recolección de datos (Figura 5). Figura 5.Escudo protector de radiación. Con el fin de verificar con más detalle el comportamiento de los sensores HOBOS, sus mediciones de temperatura se contrastaron con un termómetro de mercurio (decimal) (DIN 085) cuyo error es de 0.1ºC. Con todos los instrumentos, se desarrolló el siguiente experimento para la calibración: a) Se colocaron los HOBOS y el termómetro referencia DIN 085 en una caja, a temperatura ambiente. b) Se midió periódicamente la temperatura con el instrumento de referencia (véase estrellas verdes en la Figura 6). c) Se introdujo un cambio brusco de temperatura del aire de la caja donde se colocaron todos los instrumentos, poniendo la caja en un refrigerador. Podemos ver en la Figura 6 (arriba), que el comportamiento de todos 5 HOBOS 23-001 es muy similar desde la medianoche hasta las 11:00 hora local (= UT - 3 hs), con una variación media entre ellas de menos de 0.2 ° C. Estos resultados indican un excelente comportamiento (muy estable) de los HOBOS. A las 11:45 y antes de las 13:00 se cambió la posición de la caja a un lugar con temperatura más baja y se midió con el termómetro de referencia (DIN 085). Al final del período (12: 45-13,00) todos los instrumentos dan casi un valor único (véase 12 la Figura 6 (abajo), para más detalle). En la Figura 7 se muestra el comportamiento de los HOBOS 23-003, similar a los HOBOS 23-001. Figura 6. Arriba: Control de HOBOS 23-001 con respecto al termómetro de mercurio de referencia DIN 085. Abajo: amplificación del intervalo de medición de ambos sensores (HOBOS y DIN 085) Figura 7. Arriba: Control de HOBOS 23 -003 con respecto al termómetro de mercurio de referencia DIN 085. Abajo: amplificación del intervalo de medición de ambos sensores (HOBOS y DIN 085) 13 En conclusión, se puede observar que los HOBOS 23-001 y los HOBOS 23-003 son muy estables (dentro de la incertidumbre correspondiente, otorgado por la Compañía Onset que producen los HOBOS), cuando los cambios de la temperatura del aire son pequeños (dentro de 1°C/hora), cambios de temperatura que suceden en días normales en la ciudad de Rosario. Para cambios más grandes, se observa un retraso en el tiempo, si bien estas variaciones son muy poco frecuentes en Rosario. Las mediciones de temperatura y humedad se realizaron durante el período septiembre de 2013 hasta agosto 2014, cada 15 minutos (24 horas por día). Para el análisis se tomaron los datos de temperatura del aire, no se analizó la variable humedad, de las horas enteras: de 0 hs a 23 hs. para cada día del año. La información obtenida se agrupó de acuerdo a las estaciones del año: primavera (octubre y noviembre), verano (diciembre, enero y febrero), otoño (marzo, abril y mayo) e invierno (junio, julio y agosto). Cabe aclarar que se descartó el mes de septiembre 2013 debido a que la totalidad de los sensores se terminaron de colocar el 1 de octubre. Todos los cálculos se determinaron para cada uno de estos períodos. Se determinó la onda media diaria de la temperatura del aire. Para ello se tomaron los días correspondientes a cada época del año y se promediaron los valores de temperatura para cada hora del día. A partir de cada una de estas cuatro curvas se determinaron sus: valores máximos (TmM), valores mínimos (Tmm) y las restas entre estos valores que representan las amplitudes térmicas (AT). Se calcularon las diferencias horarias entre las temperaturas del aire de los sitios NO UPAF con cada una de las temperaturas del aire de los lugares UPAF. A partir de esta información se calculó la onda diaria media de las diferencias (igual que en el ítem anterior) y su distribución de frecuencias porcentuales. La temperatura de base (Tb) o de fondo representa la temperatura en la cual debe existir un balance energético en el objeto de análisis (edificios residenciales, comerciales, industriales, etc.), tal que no se requiera calefacción ni enfriamiento para obtener una sensación agradable para sus ocupantes, aunque esta no dependa íntegramente del parámetro temperatura, pero sí de factores relacionados con ella directa o indirectamente (UNEP/IES, 1998). También se suele llamar TEMPERATURA DE CONFORT. Para saber cuánto se alejan las temperaturas registradas de esta temperatura de confort existe el método de los GRADOS-HORA (Gh). Este consiste en determinar la diferencia entre cada temperatura horaria con la temperatura de confort, surgiendo dos situaciones: 1. Si la temperatura de base es mayor que la del aire para una hora del día, tenemos los GRADOS-HORA DE CALEFACCIÓN o GhC, que representan los grados que faltan para llegar a la temperatura de confort mediante calefacción. Su fórmula es: GhC = Tb – Thoraria (Ecuación 1) 2.Por otra parte, si la temperatura de base es menor que la del aire para una hora día, se trata de los GRADOSHORA DE REFRIGERACIÓN o GhR. Esto quiere decir que es necesario bajar la temperatura ambiente mediante refrigeración. Su fórmula es: GhR = Thoraria – Tb (Ecuación 2) Las temperaturas de confort para la Argentina se pueden observar en la Figura 8 (Czajkowski, 2007). En base a esta información en este estudio se tomó como temperatura base de calefacción 18°C, y de refrigeración 24°C, estando ambas temperaturas dentro del rango de temperaturas de confort para la época invernal y estival. 14 Figura 8: Climograma de B. Givoni aplicado a los climas de la Argentina (Czajkowski, 2007) Para cada estación del año se sumaron los GhC y los GhR (solo se suman los valores positivos), tomando como temperatura de refrigeración 24ºC y 18ºC como temperatura de calefacción, obteniéndose los grados de calefacción y de refrigeración acumulados para cada estación del año (GhC y GhR). A esta sumatoria se la dividió por 24 para obtener los grados día de refrigeración (GDR) y los grados día de calefacción (GDC) de cada estación del año (Fuentes Freixanet, 2004). Se compararon estos grados día entre los distintos sitios UPAF y NO UPAF. El análisis de la demanda energética teniendo en cuenta los GDC y GDR se realizó teniendo en cuenta la ecuación de Szokolay (2004). De acuerdo a Szokolay (2004) los requerimientos de calentamiento (RC) de una edificación se pueden determinar al multiplicar los GHC por la conductancia del edificio (q; tasa de pérdida de calor específica): RC = GHC × q (Ecuación 3) Donde: RC = Requerimientos de calentamiento (Wh) q = Conductancia del edificio (W/K) Fuentes Freixanet (2004) expresa que si se asume que los GHC son igual a GHC = GDC x 24, entonces se puede decir que una unidad de conductancia (W/K) del edificio equivale a 0.024 kWh por cada GD, por unidad de superficie. Según Szokolay (2004) el cálculo de los GDR no es tan confiable como el cálculo de la demanda de calefacción, ya que la demanda de refrigeración (RR) depende también de la ganancia de calor solar, la ganancia de calor interno y de la humedad atmosférica (el determinante de carga de calor latente). Sin embargo si se supone 15 que las propiedades térmicas del edificio son constantes, la demanda de energía de enfriamiento es proporcional al número de GDR (Christenson et al., 2006). En este trabajo se analizó la demanda de refrigeración con la ecuación 3, pero cabe aclarar que su validez es menos significativa que el análisis de la demanda de calefacción (Szokolay, 2004). Las proyecciones climáticas para la región sur de la provincia de Santa Fe, indican que para la década 20812090 se proyecta un aumento en la temperatura media que oscila entre 2.5°C y 3.0ºC respecto de la temperatura de la década 1981-1990 (Núñez et al., 2008). Teniendo en cuenta esta tendencia se calcularon los GDR y GDC para cada estación del año suponiendo un aumento de 1°C en la temperatura media anual, aumento probable para la década 2031-2040 considerando un incremento lineal de la temperatura. RESULTADOS Las inferencias de los resultados encontrados solo son válidas para los tipos de UPAF analizados. Por otro lado las temperaturas medidas en los distintos UPAF son representativas de ese espacio verde, no se puede determinar la influencia de UPAF sobre la temperatura del aire de las áreas urbanizadas que rodean al UPAF. Para este último análisis se deben colocar varios sensores HOBOS a distintas distancias del área UPAF, lo cual no fue posible en esta primera instancia del proyecto debido al número de sensores disponibles. Los estudios que analizan la ICU toman en general una medición de temperatura que representa el área rural y una medición que representa el área urbanizada de la ciudad. Resulta importante destacar que este estudio pone de manifiesto las diferencias de temperatura entre zonas altamente urbanizadas con áreas UPAF, pero estos espacios verdes se encuentran tanto en el área periurbana como en el área urbana y suburbana de la ciudad de Rosario, obteniéndose un análisis más completo del comportamiento térmico del municipio de Rosario. En la Tabla A-1 del Anexo se destaca una menor Tm en las zonas con UPAF respecto de los sitios NO UPAF N-U1 y N-U2 en todas las estaciones del año. La disminución de Tm y de AT durante la estación otoñal en N-U3 es debido principalmente al aumento del sombreado por la alta edificación de la zona debido al menor ángulo de altura de sol (Figura A-1 del Anexo). En las figuras A-7 a A-10 del Anexo se observa: Durante todas las estaciones del año (primavera, verano, otoño e invierno) los sitios urbanos NO UPAF presentan temperaturas mayores que los puntos con UPAF a lo largo del día. Si bien esta marcha diaria presenta dos mínimos, uno entre las 9 y 11 hs y el otro entre las 15 y 17 hs. Esto puede deberse al sombreado de la edificación que rodea a la ubicación del sensor, lo cual impide la llegada de radiación y la consiguiente elevación de la temperatura del aire. La otra singularidad encontrada a lo largo del año de medición corresponde a que en el horario entre las 18 y 10 hs, aproximadamente, las temperaturas del sitio urbano con arbolado son mayores a las de la zona urbana NO UPAF, generando una menor amplitud térmica estacional (Tabla A-1). Esto es consecuencia de que el arbolado recibe y absorbe la energía proveniente de los materiales urbanos, produciendo una contra-radiación que impide el descenso de la temperatura, o sea produce un efecto invernadero natural (Vardoulakis et al., 2013). A partir de lo mostrado en las Figuras A-11 a A-14 del Anexo, se infiere que: 16 Las diferencias de temperatura entre los puntos urbanos NO UPAF y los sitios con UPAF alcanzan valores máximos de 8ºC, 8,1ºC, 9,7ºC y 10,6ºC en primavera, verano, otoño e invierno, respectivamente. Es destacable el aumento de estas diferencias en otoño e invierno, lo cual es coincidente con lo hallado en otras ciudades como por ejemplo la ciudad de Buenos Aires (Camilloni, 2014). Estas diferencias de temperatura entre zonas urbanas sin UPAF y puntos urbanos y suburbanos con UPAF van a tener consecuencias en la demanda energética tanto de calefacción como de refrigeración (Christenson et al., 2006; Vardoulakis et al., 2013). Para analizar esta relación se calcularon los GDR y GDC para estación del año. En las Tablas 3 y 4 se observan los grados día de refrigeración (GDR) y de calefacción (GDC) para cada estación del año y el valor total anual. Tabla 3: GDR para cada sitio de medición, estación del año y total anual. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. NO UPAF SITIOS N-U1 N-U2 N-U3 ARB primavera 76 67 72 58 verano 349 315 443 329 otoño 41 55 6 20 invierno 8 14 0 2 PI 54 265 23 7 TOTAL 349 474 451 521 409 UPAF ÑAN ESP MB 49 49 45 247 240 239 11 15 19 6 6 6 313 310 309 Tabla 4: GDC para cada sitio de medición, estación del año y total anual. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. NO UPAF SITIOS N-U1 N-U2 N-U3 ARB primavera 18 15 12 6 verano 2 2 1 0 otoño 104 86 133 52 invierno 291 266 372 211 PI 30 6 158 383 TOTAL 577 415 369 518 270 UPAF ÑAN ESP MB 32 41 43 7 13 13 158 197 199 362 423 437 558 674 691 Los tres sitios urbanos NO UPAF muestran diferentes GDR, siendo máximo este valor en N-U3, lo cual puede atribuirse a que es un lugar que presenta sombreado debido a la alta edificación que rodea el sensor (Tabla 3). A nivel anual, en el punto urbano NO UPAF con mayor cantidad de GDR se necesitaría 1.7 veces más energía para refrigerar que en el parque huerta Molino Blanco, lugar que presenta la menor cantidad de GDR. Si observamos el verano, este número asciende a 1.9 (Tabla 3). Si comparamos la eficiencia del arbolado urbano en la reducción de la demanda energética de refrigeración, se determina que a nivel anual N-U3 necesitaría 1.27 más energía y en la estación estival 1.34. 17 Dado que la mayor parte de los habitantes de la ciudad utiliza para su refrigeración ventiladores y aire acondicionados, se pueden traducir los resultados encontrados en ahorro económico en los sitios UPAF, teniendo en cuenta los costos del kWh correspondiente a la tarifa del mes de noviembre de 2014 (EPE, 2014), que asciende a un valor que oscila entre $0.53237 a $0.83217 pesos argentinos (€0,05 a €0,08) (para un consumo de 150 kWh/mes y 1400 kWh/mes, respectivamente). Fuentes Freixanet (2004) expresa que para una unidad de conductancia de una vivienda se asocia un consumo de 0.024 kWh para cada GD, por unidad de superficie. Si consideramos dos viviendas en dos sitios cuya diferencia en los GDR es de 100, y ambas tienen una superficie de 100 m2, los costos económicos resultantes se muestran en la Tabla 5, por unidad de conductancia de la vivienda. Tabla 5: Costo económico correspondiente a 100 GDR para una vivienda de 100 m 2 Conductancia (W/K) Superficie (m2) GDR Consumo Costo en pesos argentinos Costo en euros 1 100 100 <500kWh/mes 53 4,8 1 100 100 >1400kWh/mes 83 7,5 Debido al calor emitido por los materiales de construcción de las áreas NO UPAF la demanda de calefacción disminuye en estos sitios en todas las épocas del año, respecto de los sitios UPAF, siendo 1.85 veces mayor a nivel anual y 1.63 en el período invernal. Sin embargo se destaca la eficiencia en disminuir los GDC por parte del arbolado urbano, debido principalmente a las mayores temperaturas nocturnas en relación a los otros puntos de medición. El mayor número de GDC ocurre en el parque huerta Molino Blanco (Tabla 4). UPAF disminuye significativamente la demanda de refrigeración si bien es de destacar que la presencia de vegetación aumenta en mayor grado la demanda de energía para calefaccionar, con la excepción del arbolado urbano. Teniendo en cuenta el escenario climático futuro propuesto, en las Tablas 6 y 7 figuran los aumentos en la demanda de refrigeración y disminución en la demanda de calefacción, en cada sitio analizado. En los sitios con UPAF, con la excepción del arbolado urbano, el aumento de la demanda de refrigeración en el período estival se compensa con la disminución de la demanda de calefacción en invierno. En las zonas urbanas NO UPAF y en el arbolado urbano es mayor la disminución de la demanda energética para calefaccionar. Tabla 6: GDR en verano en el presente y en la década 2031-2040. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. Verano Presente 2031-2040 % de aumento N-U1 N-U2 N-U3 ARB 349 315 443 329 414 382 513 404 19 21 16 18 23 PI ÑAN ESP MB 265 247 240 239 322 302 292 289 21 23 22 21 Tabla 7: GDC en invierno en el presente y en la década 2031-2040. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. Invierno Presente 2031-2040 % de disminución N-U1 N-U2 N-U3 ARB 291 266 372 211 209 194 298 145 28 27 20 31 PI ÑAN ESP MB 392 362 423 435 303 279 337 342 23 23 20 21 DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES Los resultados alcanzados muestran una variabilidad térmica dentro del municipio de Rosario (Argentina), donde se destaca la presencia de “islas frías” en las zonas UPAF relevadas y un aumento de la temperatura principalmente en la zona céntrica urbanizada. A partir de estas diferencias térmicas se manifiestan diferencias en el confort de los habitantes de los distintos sitios de estudio, lo cual podría generar variaciones en la demanda energética tanto para calefaccionar en los meses fríos como para refrigerar en las épocas más cálidas. Esto pone de manifiesto la importancia de preservar los UPAF existentes y promover la incorporación de nuevos espacios UPAF, ya sea arbolado, parques públicos o parques huertas, en el tejido urbano de la ciudad. La Organización Mundial de la Salud considera a la superficie de las ciudades destinada a espacios verdes por habitante como un indicador de calidad de vida urbana y recomienda como valor medio de este indicador a la relación: 10 a 15 m2 de espacios verdes por habitante (Tella y Potocko, 2009), Rosario posee actualmente 11,68 m2. Por otro lado frente al Cambio Climático, el IPCC (2013) manifiesta que “el calentamiento en el sistema climático es inequívoco y, desde la década de 1950, muchos de los cambios observados no han tenido precedentes en los últimos decenios a milenios. La atmósfera y el océano se han calentado, los volúmenes de nieve y hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado y las concentraciones de gases de efecto invernadero han aumentado”, y destaca la importancia de las medidas de adaptación y mitigación que tomen los distintos gestores políticos. Las poblaciones de menores recursos son más vulnerables a estos aspectos y si bien el municipio de Rosario se encuentra dentro de una de las regiones más productivas de la Argentina, la región pampeana húmeda, presenta zonas muy vulnerables a los eventos asociados a la variabilidad climática. Cabe destacar que en situaciones de olas de calor, como la ocurrida durante el verano 2013-2014 (período analizado en este estudio) todos los sectores de la ciudad, sin diferencias sociales y económicas, fueron víctimas de los cortes de electricidad debido a la gran demanda energética, la cual no pudo satisfacerse debido a la falta de una planificación adecuada en este sector. Frente a los resultados encontrados respecto al aumento de la demanda energética asociados a la continuidad del Calentamiento Global, tanto en escala planetaria como regional, es muy importante las medidas a tomar en el sector energético. Si bien en Rosario la presencia de UPAF disminuye significativamente la demanda de refrigeración, la presencia de vegetación aumenta en mayor grado la demanda de energía para calefaccionar. Para realizar conclusiones más concretas y certeras respecto a este tema habría que conocer la matriz energética de la ciudad de Rosario, tema que aún está en desarrollo. Si bien no se cuenta con esta información, se podría considerar a priori que la 19 energía utilizada para refrigerar es casi en su totalidad eléctrica, lo cual implica que frente a las olas de calor que vienen ocurriendo debido al calentamiento global, se produzca una crisis energética con cortes totales de energía. En cambio, la matriz energética correspondiente a la calefacción está constituida por: gas natural, gas envasado, leña y electricidad, lo cual implica una mayor gama de posibilidades frente a una ola de frío u ola polar. Los sectores más vulnerables utilizan en mayor grado electricidad, en muchos casos con conexiones clandestinas, en los períodos más fríos, sin embargo la demanda de energía eléctrica disminuye debido a que los habitantes del centro y macrocentro utilizan gas natural. De manera que para esta región es crítica la demanda energética en la época de mayores temperaturas, destacándose la importancia de los sitios UPAF. En este contexto donde los distintos tipos de UPAF juegan un rol fundamental, es importante exponer algunos problemas que presentan las ciudades latinoamericanas al respecto y Rosario no está fuera de ellos. “Las ciudades latinoamericanas adolecen hoy de una crisis creciente del espacio público, no solamente producto de la herencia histórica sino también de los nuevos desarrollos urbanos. El crecimiento de las últimas décadas ha mezclado densificación de algunas zonas y crecimiento difuso de muchas otras, ha dejado baldíos e intersticios vacíos, pero ha creado poco espacio público. La opción que ha prevalecido es la de la vialidad para el tráfico automotor y la alternancia entre la construcción vertical que no hace calle ni plaza y los desarrollos periféricos, casi siempre horizontales, que constituyen piezas aisladas. Es decir, hay una crisis del espacio público en sus dos dimensiones: como elemento ordenador y polivalente, como lugar de intercambio y de vida colectiva en cada zona o barrio, y también como elemento de continuidad, de articulación de las distintas partes de la ciudad, de expresión comunitaria, de identidad ciudadana” (Municipalidad de Rosario, 2014c). El continuo crecimiento de las ciudades llevó al deterioro de los espacios verdes, de fundamental importancia ecológica, recreativa y como mitigación de las variaciones climáticas, siendo imprescindible su revalorización y adecuada planificación. Tal planificación puede requerir nuevos conceptos de diseño urbano que tengan en cuenta los nuevos modelos de planificación "mosaico verde". Probablemente podemos esperar que los efectos de temperatura (y otros beneficios, como la reducción del riesgo de inundación) sean mayores si los espacios verdes están interconectados. Esto implica no solo ver y planificar al municipio de Rosario, en este caso, sino también analizar el área metropolitana en conjunto, conservando también otros sistemas de biodiversidad como parches y corredores biológicos (Ciancio et al., 2014). En este punto se puede destacar la política implementada en esta ciudad en cuanto a fomentar la agricultura urbana a través del Programa de Agricultura Urbana (Figura 9). El Programa de Agricultura Urbana de Rosario nace en el marco de la emergencia institucional, política y socio-económica por la que atravesó la Argentina en el año 2002, con el objetivo inmediato de promover y resguardar la seguridad alimentaria de las familias más vulnerables de la ciudad. La estrategia inmediata fue la de producir alimentos sanos (hortalizas agroecológicas), plantas aromáticas y ornamentales para la generación de ingresos a través de la instalación de huertas urbanas grupales y su comercialización en ferias (inexistentes en la ciudad hasta ese momento). El principio rector ha sido la de constituirse en un modelo de desarrollo local, de construcción de redes sociales, de promoción de una economía social donde existan otras formas de intercambios, donde se privilegie los valores sobre el lucro, donde las familias accedan al suelo para producir y los habitantes ejerzan su derecho a una alimentación sana, sin contaminantes y donde las familias en los barrios disfruten de espacios productivos, en vez de basurales. A partir de los resultados encontrados los parques huerta, como espacios verdes específicos, cumplen un rol como morigeradores de la temperatura en el período primavero-estival. Pero también hay que destacar su rol en la reducción de las inundaciones y en la contribución de ingresos y la seguridad alimentaria. El municipio de Rosario a través del Plan Urbano Rosario (PUR 2007-2017), enfatiza como uno de sus objetivos consolidar un sistema eficiente de espacios públicos en la ciudad, acorde al 20 desarrollo que ha alcanzado, aumentando los espacios verdes, y generando nuevas zonas para el desarrollo de la agricultura urbana, entre otras acciones. Un ordenamiento territorial adecuado necesita de una planificación urbana que tenga en cuenta los aspectos sociales y económicos, pero también se deben incluir en esta agenda los aspectos climáticos, tanto la variabilidad interanual como el Cambio Climático. En el tema climático resulta relevante multiplicar los espacios de agricultura urbana tanto en los complejos habitacionales ya existentes como en los que se proyectan, como así también en distintos espacios públicos baldíos. Asimismo, se podría pensar en extender la agricultura urbana en la zona del centro y macrocentro de la ciudad, ya sea en los centros de manzana, en las terrazas y en los parques públicos como el Parque Independencia. La superficie que se debe disponer para estos espacios de agricultura urbana no implica grandes extensiones y no debe convertirse en el principal problema o escollo, ya que si analizamos los resultados encontrados: el sitio UPAF Ñanderoga ubicado en el macrocentro de la ciudad con una superficie aproximada de 1620 m2 presenta el mismo comportamiento en la disminución de las temperaturas primavero-estivales (Tabla A-1) que los parques huertas suburbanos Molino Blanco y Hogar Español que poseen una superficie de 3 y 2 ha. respectivamente. Para multiplicar estos espacios de agricultura urbana, ya sea en barrios existentes o en nuevos complejos habitacionales, se debe trabajar en conjunto con el Servicio Público de la Vivienda y el Hábitat, a fin de tener resultados más eficientes. Por otro lado promover que los particulares incorporen a la agricultura urbana dentro de sus viviendas, en sus patios, techos, terrazas, o si se trata de desarrollos a mayor escala incluir un área dentro del mismo para la agricultura, a través de bajas de impuestos, mejoras en los servicios públicos, etc. Figura 9: Espacios agroecológicos urbanos de Rosario 21 Por supuesto y en paralelo se debe continuar con la política de conservación, mantenimiento y forestación de árboles en los distintos sectores del municipio. A la hora de las decisiones se debe tener en cuenta que el arbolado tiene costos financieros y energéticos debido a: la poda, escamonda, transporte de ramas, riego, control de plaga y enfermedades, seguro de riesgo por caída, rotura de veredas u otras estructuras, etc. Sin embargo los estudios realizados en diferentes ciudades del mundo a través de herramientas que tienen en cuenta estos costos pero también los beneficios, tales como ahorro de energía, calidad del aire, retención del agua de lluvia, entre otros, muestran un balance neto positivo a favor del árbol (EPA, 2014). Al calcular las prestaciones, es importante tener en cuenta que los árboles crecen lentamente, por lo que puede tomar hasta cinco años para que algunos de sus beneficios se manifiesten, como por ejemplo el ahorro de energía. Después de 15 años, un árbol por lo general ha madurado lo suficiente como para proporcionar la gama completa de beneficios (EPA, 2014). Por otro lado es muy importante la elección de las especies teniendo en cuenta los objetivos propuestos, revalorizar especies autóctonas, elegir especies con follaje durante todo el año o solo en primavera y verano, disminuir el efecto de rotura de las raíces sobre las veredas, etc. Como así también elegir las especies en relación a criterios para la mitigación del Cambio Climático: captación de CO2, regulación hídrica, regulación térmica, protección solar, etc., criterios que se tendrán en cuenta en el Plan implementado por la provincia de Santa Fe “Un árbol para cada santafesino” (Ciancio et al., 2014). El efecto morigerador de los máximos de temperatura que ejercen las áreas UPAF se extiende más allá de sus límites, pero ese tema no fue analizado en el contexto de este proyecto. Sería muy interesante poder establecer hasta donde llega ese efecto en el caso de la ciudad de Rosario, que ya tiene per se la acción reguladora del río Paraná. Se deberían registrar las temperaturas a distancias crecientes y a lo largo de un año y establecer el rango regulador en función del tamaño de la superficie UPAF considerada (parques huertas y parques públicos). 22 REFERENCIAS Camilloni, I. 2014. Isla urbana de calor. Atlas ambiental de Buenos Aires. Acceso a Internet: http://www.atlasdebuenosaires.gov.ar/aaba/index.php?option=com_content&task=view&id=416&Itemid=20 7&lang=es Ciancio, A., Mackler, C., Biasatti, R., Quinteros, H., Argarañaz, N. y Cordini, C. 2014. INFORME DE LA SECRETARIA DE MEDIOAMBIENTE DEL MINISTERIO DE AGUAS, SERVICIOS PUBLICOS Y MEDIOAMBIENTE. Proyecto RUAF. Czajkowski, J. 2007. Edificios para habitación humana en climas húmedos. Evaluación y propuesta de medidas para la mitigación del cambio climático. Publicado en actas Jornadas Investigación FAU-UNLP, La Plata, Argentina. Christenson, M., Manz, H.y Gyalistras, D. 2006. Climate warming impact on degree-days and building energy demand in Switzerland. 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Contribución del Grupo de trabajo I al Quinto Informe de Evaluación del IPCC. 23 IPCC. 2014. CAMBIO CLIMÁTICO 2014: Impactos, adaptación y vulnerabilidad. Parte A: Aspectos mundiales y sectoriales. Parte B: Aspectos regionales. Contribución del Grupo de trabajo II al Quinto Informe de Evaluación del IPCC. Kolokotroni, M.; Ren, X.; Davies, M.; Mavrogianni, A. 2012. London’s urban heat island: Impact on current and future energy consumption in office buildings. Energy and Buildings 47: 302–311. Maristany, A.; Abadía, L.; Angiolini, S.; Pacharoni, A.; Pardina, M. 2008. Estudio del fenómeno de la isla de calor en la ciudad de Córdoba – Resultados preliminares. Avances en Energías Renovables y Medio Ambiente 12:11.69-11.75. 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Vardoulakis, E.; Karamanis, D.; Fotiadi, D. A.; Mihalakakou, G. 2013. The urban heat island effect in a small Mediterranean city of high summer temperatures and cooling energy demands. Solar Energy 94:128–144. 25 ANEXO Tabla A-1: Temperaturas máxima, mínima, media y amplitud térmica en las distintas estaciones del año par los sitios registrados. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. Sitio ESP MBF MBA ÑAN PIF PIA ARB N-U1 N-U2 N-U3 Primavera TmM Tmm Tm 25,7 16,0 20,9 25,4 15,9 20,7 25,4 15,6 20,5 25,9 16,0 21,0 26,1 16,6 21,3 26,2 16,9 21,5 23,5 17,7 20,6 27,2 17,8 22,5 26,8 18,3 22,6 27,6 18,9 23,3 Verano AT TmM Tmm 9,7 29,8 21,0 9,5 29,7 21,1 9,8 29,5 20,8 9,9 29,7 21,6 9,5 30,0 21,5 9,4 30,2 21,8 5,8 29,6 24,6 9,4 31,4 22,6 8,5 30,1 22,9 8,7 33,2 24,7 Tm 25,4 25,4 25,1 25,7 25,7 26,0 27,1 27,0 26,5 28,9 Otoño AT TmM Tmm 8,9 21,7 13,9 8,6 21,9 13,7 8,7 21,9 13,7 8,1 21,4 14,9 8,5 22,3 14,4 8,4 22,1 14,8 5,1 22,0 18,2 8,8 23,9 16,0 7,2 24,8 16,6 8,5 19,8 16,4 Tm 17,8 17,8 17,8 18,1 18,4 18,5 20,1 19,9 20,7 18,1 Invierno AT TmM Tmm 7,8 17,9 9,4 8,3 18,0 9,3 8,3 18,4 9,1 6,5 18,0 10,7 7,9 18,2 9,8 7,3 17,9 10,3 3,8 17,5 14,1 7,9 19,5 11,9 8,2 20,5 12,4 3,4 14,8 11,8 IMÁGENES DE SITIOS DE MEDICIÓN: Figura A-1: Sitio de medición N-U1. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. 26 Tm 13,2 13,2 13,0 14,0 13,4 13,7 15,7 15,1 15,5 13,3 AT 8,5 8,6 9,3 7,3 8,3 7,5 3,4 7,6 8,1 3,0 Figura A-2: Sitio de medición N-U3. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. Figura A-3: Sitio de medición ARB. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. 27 Figura A-4: Sitio de medición MBA y MBF. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. Figura A-5: Sitio de medición ESP. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. 28 Figura A-6: Sitio de medición PIA y PIF. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. 3,5 NON UPAF - UPAF en primavera 3,0 2,5 2,0 1,5 1,0 0,5 0,0 -0,5 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 -1,0 -1,5 -2,0 N-U2-ARB N-U2-PIA N-U2-ÑAN N-U2-ESP N-U2-MBA Figura A-7: Diferencias medias horarias entre las temperaturas en N-U2 y los sitios con UPAF, en primavera. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. 29 3,5 NON UPAF - UPAF en verano 3,0 2,5 2,0 1,5 1,0 0,5 0,0 -0,5 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 -1,0 N-U2-ARB N-U2-PIA -1,5 N-U2-ÑAN N-U2-ESP N-U2-MBA -2,0 Figura A-8: Diferencias medias horarias entre las temperaturas en N-U2 y los sitios con UPAF, en verano. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. 3,5 NON UPAF - UPAF en otoño 3,0 2,5 2,0 1,5 1,0 0,5 0,0 -0,5 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 -1,0 -1,5 -2,0 N-U2-ARB N-U2-PIA N-U2-ÑAN N-U2-ESP N-U2-MBA Figura A-9: Diferencias medias horarias entre las temperaturas en N-U2 y los sitios con UPAF, en otoño. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. 30 NON UPAF - UPAF en invierno 4,0 3,5 3,0 2,5 2,0 1,5 1,0 0,5 0,0 -0,5 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 -1,0 N-U2-ARB N-U2-PIA -1,5 N-U2-ÑAN N-U2-MBA N-U2-ESP -2,0 Figura A-10: Diferencias medias horarias entre las temperaturas en N-U2 y los sitios con UPAF, en invierno. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. Figura A-11: Distribución de frecuencias porcentuales de las diferencias horarias de temperatura entre N-U2 y los sitios UPAF, en primavera. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. 31 Figura A-12: Distribución de frecuencias porcentuales de las diferencias horarias de temperatura entre N-U2 y los sitios UPAF, en verano. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. Figura A-13: Distribución de frecuencias porcentuales de las diferencias horarias de temperatura entre N-U2 y los sitios UPAF, en otoño. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. 32 Figura A-14: Distribución de frecuencias porcentuales de las diferencias horarias de temperatura entre N-U2 y los sitios UPAF, en invierno. Ver Tabla 1 para la definición de la sigla de cada sitio. Aviso Legal Este documento es el resultado de un proyecto financiado por el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID por sus siglas en inglés) y la Dirección General de Cooperación Internacional (DGIS) de los Países Bajos en beneficio de los países en desarrollo. No obstante, las opiniones expresadas y la información incluida en el mismo no reflejan necesariamente los puntos de vista o no son las aprobadas por el DFID o la DGIS o las entidades que gestionan la aplicación de la Alianza Clima y Desarrollo (CDKN)*, que no asumirán la responsabilidad de dichas opiniones o de la integridad o exactitud de la información o por la confianza depositada en ellas. 33