El desarrollo histórico de la ciencia. Artigas ELEMENTOS CIENTÍFICOS EN LA ANTIGÜEDAD Babilonia y Egipto estructuración de conocimientos empíricos Grecia sin soluciones teoría sobre la constitución de la materia resultados Arquímedes mecánica pitagóricos Eratóstenes, Ecfanto, Aristarco Aristóteles biologíafísica, astronomía Imperio romano letras, derecho y técnica Árabe transmisión griegos, alquimia, medicina, física Medieval Grosseteste traducción, óptica, arco iris Bacon óptica, calendario, circunnavegar Alberto Magno síntesis Tomás de Aquino línea aristotélica, síntesis, carácter hipotético astronomía ORIGEN Y DESARROLLO DE LA CIENCIA MODERNA Oxford Raíces tardomedievales Brawardine y Heytesbun París Buridan y Oresme estudio de Aristóteles y Tolomeo con ardor nominalismo medieval contingencia del mundo Ciencia matematizada y exp. astronomía y mecánica Copérnico, Kepler Galileo, Newton óptica Newton electricidad, Oersted, Ampère, Faraday magnetismo Marxwell, Herz acústica, termodinámica química Lavoisier, Dalton biología moderna Schleiden y Schwann Darwin, Mendel Positivismo de Comte Revolución biológica: teoría de la evoluciónfilosofía de la naturaleza y de la ciencia Ciencias humanas economía fisiócratas: Quesnay Smith clásica: Ricardo, Malthus, Stuart Mill, Karl Marx neoclásica: Jevons, Menger, Walras Marshall, Pigou, Keynes Galbraith, Friedman, Schumpeter, Samuelson sociología Comte, Durkheim, Weber, Chicago, Parsons *sociobiología: Wilson psicología estructuralismo Wundt funcionalismo James, Dewey Gestalt conductismo Watson, Skinner psicoanálisis Freud humanista cognitiva Giere Churchland evolutiva Piaget antropología cultural, teoría política, historia, pedagogía CIENCIA EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO Teoría de la relatividad Einstein: especial y general Física cuántica Marx Planck Broglie, Bohr, Schrödinger, Heisenberg Biología molecular Watson y Crick estructura en doble hélice del ADN Caos y complejidad Lorenz Ruelle y Takens: atractores extraños Informática *ética y biogenética La ciencia experimental moderna se desarrolló sistemáticamente a partir del siglo XVII en la Europa cristiana. ELEMENTOS CIENTÍFICOS EN LA ANTIGÜEDAD En Babilonia y Egipto se realizaron algunos avances científicos, pero solamente en Gracia encontramos un primer desarrollo de las ideas que pueden considerarse precursoras de la ciencia experimental. En Babilonia y Egipto encontramos cierta estructuración de conocimientos empíricos: unidades y reglas de medición, aritmética elemental, calendarios... Pero los primeros que sometieron esos conocimientos al análisis racional y trataron de establecer las relaciones causales que los enlazaban, y, en realidad, los primeros que crearon ciencia fueron los griegos, y, en concreto, los filósofos naturalistas de Jonia. Origen histórico de las ciencias en Grecia Ciencia y filosofía fueron de la mano en sus orígenes. En la Antigüedad se carecía de instrumentos precisos de observación y no se había desarrollado el método científico moderno, de modo, que los fragmentos de ciencia empírica se encontraban mezclados con reflexiones de tipo filosófico y con frecuencia, con especulaciones de dudoso valor. El carácter especulativo de los griegos les llevó a plantear problemas y a proponer soluciones. Uno de los principales problemas que les ocupó fue la búsqueda de una teoría sobre la constitución de la materia. Los presocráticos aportaron soluciones que, si bien eran diferentes y ninguna de ellas puede considerarse acertada, establecieron el camino. Ni el agua (Tales), ni los cuatro elementos (Empédocles), ni los átomos (Leucipo y Demócrito) son soluciones correctas. Sin embargo, el camino iniciado llevó, en la Edad Moderna, a conocimientos bien establecidos sobre la composición de la materia. Entre los resultados correctos, destaca el trabajo de Arquímedes, considerado el científico más importante de la antigüedad. Fue el creador de la mecánica, además, enunció el principio que lleva su nombre, estudió el principio de la palanca y desarrolló ideas sobre el centro de gravedad. También obtuvo resultados en matemáticas. Los pitagóricos insistieron en la importancia de la matemática para estudiar la naturaleza y propusieron que la rotación diurna de los cielos podía explicarse de modo más sencillo suponiendo que es la Tierra la que gira sobre sí misma. Eratóstenes propuso una medida bastante aproximada sobre el tamaño de la Tierra, además, calculó con notable exactitud el ángulo que forma el eje de la tierra con el movimiento aparente del sol (la oblicuidad de la elíptica). Ecfanto, uno de los últimos pitagóricos, propuso que la Tierra giraba en torno a su propio eje. Aristarco, para explicar la aparente inmovilidad de las estrellas, propuso que deben encontrarse a gran distancia, además, propuso un método correcto para determinar la relación entre las distancias de la Tierra, el Sol y la Luna y concluyó que la tierra giraba alrededor del sol. Sin embargo, durante siglos se impuso la teoría egocéntrica, propuesta por Eudoxo y desarrollada por Hiparco y Tolomeo. Aristóteles consiguió resultados importantes en el campo de la biología, en algunos casos, sus experimentos constituyen un ejemplo de aplicación rigurosa del método experimental. En física experimental y en astronomía sus ideas dejan mucho que desear, pero algunos aristotélicos, todavía las defendían en el Renacimiento. Sus aportaciones a la física fueron fundamentales en las discusiones medievales, e incluso sus errores sirvieron para la formulación de nuevas ideas. La Grecia antigua, en definitiva, desarrolló la filosofía, la lógica, las matemáticas y los estudios de la naturaleza; con lo que establecieron las bases del pensamiento posterior. La transmisión de la ciencia griega al alto medioevo En el imperio romano, el progreso científico fue muy escaso. Con su caída, Europa experimentó un notable declive. La cultura árabe, que alcanzó su culmen entre los años 800 y 110 recogió y desarrolló la herencia griega, por lo que luego pudo transmitirlas a occidente.(sobre todo la matemática y la astronomía) añadiendo aportaciones propias. Aunque no existía la química, los árabes desarrollaron trabajos de alquimia. Sus objetivos eran quiméricos (transmutación de los metales en oro, preparación del exilir que curase todos sus males...) pero sus trabajos con metales y drogas llegaron a algunos resultados válidos e influyeron en la química moderna. También la medicina y la química fueron desarrolladas por los árabes, que hicieron aportaciones al método experimental. En los siglos XII y XIII hubo un importante trabajo de traducción de los textos griegos en árabe al latín (sobre todo en España). También en los ámbitos de la filosofía y la teología fue notable el influjo de los árabes. Averroes representa la culminación de la filosofía árabe, y junto con el judío Maimónides, influyeron notablemente en la escolástica medieval cristiana. Relaciones entre ciencia, filosofía y teología en el saber medieval Hacia los siglos IX y X comenzó a renacer la cultura en la Europa cristiana. Las escuelas monásticas y catedralicias resultaban insuficientes, por lo que se creó la universidad. En los estudios universitarios medievales, la teología ocupaba un lugar central. Existían también facultades de medicina y derecho, en las que se exigía para entrar estudios previos en la faculta de artes (filosofía y ciencias –matemáticas y astronomía-). El saber medieval realizó una importante síntesis entre los elementos filosóficos y científicos de la antigüedad, enriqueciendo las contribuciones árabes y judías con la teología cristiana. En el siglo XIII se redescubrió Aristóteles. Roger Bacon sostuvo que la Tierra es redonda y sugirió que se podría circunnavegar. La síntesis escolástica entre las ciencias, la filosofía y la teología alcanzó su máxima expresión en el siglo XIII, con los dominicos Alberto Magno (trabajo enciclopédico) y Santo Tomás de Aquino, que, si bien no realizó aportaciones a las ciencias naturales, sí formuló una síntesis filosófico-teológica en donde cada uno de los distintos saberes es respetado en su autonomía propia y estimuló el trabajo intelectual posterior, en el que ocupaba un lugar central la idea de un mundo racional e inteligible. Ciencia y sabiduría en Tomás de Aquino La filosofía de la ciencia de Tomás de Aquino se encuenta en sus comentarios al De Trinitae de Boecio y a los Analíticos Posteriores de Aristóteles. Además, comentó las obras de Aristóteles dedicadas al estudio de la naturaleza. Tomás de Aquino advirtió el carácter hipotético de las teorías astronómicas antiguas. Al discutir si todos los cuerpos celestes se mueven circularmente, asegura que se tratan de intentos de explicar fenómenos observables y concluye: “Por lo tanto, esto no está demostrado, sino que es una cierta hipótesis”. Hablando de nuestro conocimiento de las personas divinas, dice que existen dos tipos de argumentos a favor de algo. El primero consiste en probar de un modo suficiente la verdad de un principio de donde se deriva. El segundo consiste en mostrar que, admitido lo que se intenta probar, de ello se siguen determinados efectos: es lo que sucede en la astronomía, “pero esta explicación no constituye una prueba suficiente”. Estos principios permitieron a los autores de la Baja Edad Media utilizar las tesis de Tolomeo, a pesar de que su metafísica era contraria a ellas. Estos autores hablan de “salvar las apariencias”, en relación a aquellas teorías que proponemos para dar cuenta de los fenómenos observados sin pretender que sean verdaderas. La tesis de Duhem es que la física tiene como finalidad principal “salvar las apariencias”. En cambio, no niega que la ciencia pueda proporcionar un conocimiento auténtico de la realidad. La síntesis tomista proporciona un marco válido, permite integrar de modo armónico la teología, la filosofía y las ciencias particulares. Respeta la distinción de los distintos ámbitos del saber y su autonomía propia y, al mismo tiempo, proporciona una perspectiva metafísica que sirve de fundamento para los distintos tipos de conocimiento. Los principios filosóficos del tomismo permiten formular una epistemología que reconoce el valor del conocimiento científico y afirma, frente al relativismo y al pragmatismo tan difundidos en nuestros días, la existencia de una verdad científica que se integra dentro del saber sapiencial propio de la metafísica y la filosofía. ORIGEN Y DESARROLLO DE LA CIENCIA MODERNA La ciencia moderna se desarrolló sistemáticamente desde que se consiguió combinar las matemáticas y la experimentación para elaborar un conocimiento que se formula con precisión matemática y se somete al método experimental. Fue resultado de la revolución científica del XVII, pero esa revolución culminó un proceso de siglos. El cristianismo ejerció un influjo positivo en el nacimiento de la ciencia moderna (por los cojones, me permito decir) porque proporcionó una matriz cultural que estimuló el trabajo científico (la hoguera, que estimulaba que no veas). El cristianismo subraya que el mundo, como obra de un Dios personal infinitamente sabio, es racional y posee un orden que puede estudiarse de un modo científico y también subraya que el hombre es capaz de conocer el orden natural y tiene el mandato divino de conocer y dominar la naturaleza. El teorema de la velocidad media de Heytesbury, conocido como el Teorema del Merton College desempeñó un importante papel en la formulación de la ley de la caída de los graves de Galileo y, por lo tanto, en los comienzos de la física moderna. La física de Aristóteles y la astronomía de Tolomeo fueron generalmente admitidas todavía durante mucho tiempo, pero se iban abriendo paso nuevos conceptos. El nominalismo medieval favoreció también el nacimiento de la ciencia moderna, ya que insistía en la contingencia del mundo y, por lo tanto, en la necesidad de observación y experimentación para conocerlo. Sin embargo, la insistencia en la contingencia del mundo también obstaculizó el estudio científico. Cuando Galileo intentó defender la teoría de Copérnico, se tuvo que enfrentar a la objeción según la cual nunca se podría demostrar la verdad de esa teoría, porque Dios podría haber dispuesto todo de un modo diferente a lo que tal teoría afirmaba haciendo, no obstante, que los fenómenos observados fueran los mismos. Pero la investigación científica supone que existe una necesidad en el mundo, aunque sea relativa y compatible con la idea de libertad divina (Dios podía haber creado el mundo de cualquier otro modo). La ciencia experimental moderna supone que existe un orden natural estable que puede ser conocido por nosotros. Este supuesto es una condición necesaria para la existencia y el posterior progreso de la ciencia. El cristianismo favoreció la aceptación de este supuesto y afirmó la contingencia del orden natural que hace necesaria la observación empírica. Además creó una “matriz cultural cristiana”. El nacimiento de la ciencia matematizada y experimental moderna La revolución científica del XVII se centró en torno a la astronomía, a la mecánica y a las relaciones entre ellas. Comenzó cuando Copérnico propuso la teoría heliocéntrica, que continuaba admitiendo que los planetas se mueven en órbitas circulares. Kepler descubrió que los planetas describen elipses y formuló las relaciones cuantitativas contenidas en sus leyes sobre el movimiento de los planetas. Galileo realizó importantes descubrimientos al observar los planetas y el Sol con el recién inventado telescopio, criticó los aspectos caducos de la física de Aristóteles y argumentó a favor del sistema de Copérnico, aunque no pudo proporcionar pruebas concluyentes a su favor, y contribuyó al desarrollo de la nueva ciencia de la mecánica. Newton desarrolló la mecánica de modo completamente moderno y formuló la ley de la gravedad, que explica las trayectorias elípticas de los planetas en torno al sol. Con Newton, la física moderna se consolidó definitivamente. La óptica también recibió grandes impulsos con Newton, pero hasta el XIX no se demostraría que la luz visible es una radiación electromagética. Pero para llegar ahí fueron necesarios numerosos descubrimientos como los de Ampere (que mostró cómo se ataren y repelen hilos paralelos por donde circula la electricidad). Como consecuencia de estos descubrimientos Herz produjo, por primera vez, ondas de radio (1888), La acústica y la termodinámica alcanzaron también su madurez. La química también se fue consolidando superada ya la base de los antiguos estudios de alquimia (que sirvieron al descubrimiento de los elementos). Lavoisier está considerado el padre de la química. Dalton formuló la teoría atómica moderna (s. XIX) que todavía consideraba que la materia se componía de pequeñas esferas indivisibles. El progreso de la física y la química hicieron posible el desarrollo de la biología moderna. Los estudios con el microscopio abrieron nuevos horizontes. El enorme desarrollo de la ciencia experimental a partir del siglo XVII se explica por la peculiar combinación de matemáticas y experimentación. Las matemáticas proporcionan un instrumento muy preciso que permite obtener enunciados y demostraciones rigurosas y, además, relacionar todo ello con resultados de experimentos y mediciones. Los siglos XVIII y XIX fueron testigos de un enorme desarrollo de las ciencias y de las aplicaciones tecnológicas que se derivan de ellas. A partir del XVII, el ideal antiguo de ciencia, centrado en torno al conocimiento demostrado, se combinó con el ideal del control de la naturaleza. Además apareció un desarrollo fragmentario de la nueva ciencia. Visión científica de la Ilustración El nacimiento moderno de la ciencia experimental en el siglo XVII fue acompañado de fuertes polémicas contra la filosofía natural antigua, que contenía especulaciones científicas ya superadas por la nueva ciencia. En la época de la Ilustración se produjeron malentendidos importantes, que impidieron ver cuál era el alcance real de la nueva ciencia. La Ilustración comenzó en Inglaterra, en el s. XVII con Locke y los deístas y se extendió a lo largo del s. XVIII. Se subraya, con tinte optimista, la capacidad de la razón y de la experiencia, reduciendo la importancia de la religión o adoptando posturas materialistas. La religión era identificada con superstición. Se subrayaron los ideales de una sociedad liberal y secular. Kant suele ser considerado como uno de los principales exponentes de la Ilustración. Una de las realizaciones principales fue la Enciclopedia de Diderot y D’Alembert. Aunque las ideas de la Ilustración se centraban en torno a la naturaleza humana y a la sociedad, se encontraban influidas por el gran desarrollo alcanzado por la ciencia experimental, que parecía confirmar que la humanidad podía prescindir de apoyos sobrenaturales, basándose en la razón para conseguir la emancipación definitiva. Adquirió fuerza el cientifismo, que considera la ciencia como el único conocimiento válido. Por otra parte, en el XVIII comienzan a desarrollarse las ciencias humanas y sociales, se plantearon como una aplicación del método científico a las realidades humanas. Sin duda, en la Ilustración se destacaron valores positivos que, de hecho, se desarrollaron en Occidente por influencia del cristianismo (y dale...): La fraternidad entre los hombres, la igualdad, la dignidad de la persona. Sin embargo, la oposición al cristianismo provocó que esos valores se presentaran como independientes de la religión, e incluso como opuestos a ellas. El positivismo y el neopositivismo El positivismo, que llevó el cientifismo hasta el extremo, encontró en Comte un formulador eficaz. Comte fue el padre de la sociología moderna y pretendía conseguir una reorganización de la sociedad basada en la perspectiva científica. El positivismo de Comte afirma que la ciencia “positiva” se limita a relacionar hechos observables, evitando toda especulación metafísica y religiosa. De este modo, se limita el alcance de la ciencia. La ciencia experimental proporciona muchos conocimientos sobre dimensiones de la realidad que se encuentran muy alejadas de las posibilidades de observación, y, por otra parte, no es juez último del conocimiento humano: más bien, la racionalidad humana es condición necesaria par que la ciencia sea posible. El neopositivismo, también llamado “empirismo lógico” fue una reedición del positivismo en el siglo XX. Fue propuesto por los miembros del Círculo de Viena, cuyo objetivo central era concentrarse en el análisis lógico del lenguaje científico, pero este objetivo venía concebido de un modo fuertemente crítico y negativo con respecto a la filosofía. Afirmaban que la filosofía debe reducirse a la clarificación del lenguaje científico. La ciencia empírica sería el único conocimiento válido de la realidad. El neopositivismo se presentaba como una consecuencia del desarrollo de la ciencia y la lógica: afirmaba que se podía mostrar que todo conocimiento válido referente a hechos reales se contiene en la ciencia empírica y solamente en ella. Sin embargo, los neopositivistas nunca consiguieron probar su tesis, las diferentes versiones de su “principio de significación” tenía demasiadas lagunas. La tesis según la cual sólo es válido el conocimiento proporcionado por las ciencias, no es una conclusión de ninguna ciencia concreta, por lo tanto, es contradictorio. La ciencia experimental moderna representa, uno de los mayores logros de la humanidad. En la actualidad, los científicos suelen ser conscientes de los límites de sus ciencia. Sin embargo, la mentalidad positivista continúa influyendo en la actualidad. Este hecho se puede deber a los excesos de posiciones que, desde el extremo opuesto, han negado el valor de la ciencia o han pretendido manipularla a su antojo, como sucedió en el siglo XIX con las formas extremas de idealismo. La revolución biológica El extraordinario desarrollo de la ciencia experimental desde el siglo XVII hasta finales del XIX afectó, sobre todo, a las ciencias físico-químicas, en consecuencia, también la filosofía de la ciencia se centró en torno a ellas. Muchas polémicas se concentraron alrededor del mecanicismo. En este entorno, pudo desarrollarse la biología. Una de las manifestaciones principales de la revolución biológica es la Teoría de la evolución que fue formulada, con diversas modalidades, desde principios del siglo XIX. Desde entonces se han ido acumulando diferentes pruebas que avalan el hecho evolutivo. La teoría de la evolución ha dado lugar a muchas discusiones, que a veces se complican porque se mezcla teoría científica con interpretaciones ideológicas. La evolución no se opone a la existencia de dimensiones que, por principio, caen fuera de las posibilidades del control experimental, por lo tanto, nada puede decir sobre la existencia de dimensiones espirituales en la persona humana (sic) (¿Por qué todos los meapilas y/o fascistas dicen y/o se atreven a escribir semejante pleonasmo?) o sobre la existencia de un Dios. Sin embargo, en ocasiones se utiliza la teoría de la evolución para negar la existencia de alma humana espiritual, la negación del alma, de Dios o del plan divino no pueden basarse en la ciencia. La ciencia adopta perspectivas particulares que no agotan lo que podemos conocer sobre la realidad. El estudio científico de la evolución debe respetar los problemas filosóficos o teológicos que caen fuera de las fronteras de la ciencia experimental. El progreso de la biología es muy importante para la filosofía de la naturaleza. La imagen de la naturaleza que se obtenía a través de la física era una imagen muy incompleta. El mecanicismo proporcionaba una imagen deformada de la naturaleza. El enorme progreso de la biología ha permitido obtener una nueva imagen mucho más realista, ya que comprende tanto los seres inanimados como los vivientes. Todo ello ha tenido importantes consecuencias también en el ámbito de la filosofía de la ciencia. Anteriormente, la epistemología se encontraba demasiado centrada en problemas relacionados con las teorías abstractas de la física matemática. La biología estudia entidades y procesos concretos que poseen un nivel notable de organización y nos ayuda a reconocer que la ciencia experimental proporciona un conocimiento auténtico de la realidad. El progreso de la biología ha planteado también problemas acerca del lugar que ocupa lo biológico en el ser humano. La teoría de la evolución y la genética han parecido ofrecer ideas reduccionistas sobre el ser humano. Se trata de un reduccionismo biológico que pretende explicar las dimensiones culturales y espirituales como cualidades que, en último término, serían un simple resultado de las dimensiones biológicas. Compete a la filosofía superar los inconvenientes de este nuevo reduccionismo. La ciencia supone la existencia de unas dimensiones que no se pueden reducir a los objetos estudiados por la ciencia misma: el sujeto que construye la ciencia posee unas dimensiones que le sitúan por encima del sujeto de estudio. Nacimiento y desarrollo de las ciencias humanas Los filósofos clásicos, como Platón o Aristóteles, dedicaron su esfuerzo a explicar la naturaleza humana, la sociedad y la historia. Cuando la ciencia experimental se consolidó en el XVII, inmediatamente se planteó la posibilidad de aplicar su método al estudio del hombre y la sociedad. Se plantea el problema de hasta qué punto se puede aplicar el método experimental al estudio de los fenómenos humanos,. La economía Es el ámbito donde el intento de emplear las matemáticas, modelos y datos empíricos se ha concretado con mayor éxito. La economía moderna se desarrolló a partir de los fisiócratas (Quesnay) que elaboraron el prime modelo sistemático de economía. Decían que los fenómenos sociales están regidos, al igual que los físicos, por leyes de la naturaleza que son independientes de la ley y la voluntad del hombre. La tarea del economista sería descubrir las leyes naturales que rigen los fenómenos económicos. Poco después A. Smith publicó Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, considerado el hito fundacional de la ciencia económica. Considera la división del trabajo como causa primordial de la riqueza de las naciones. Se suele distinguir entre la economía política clásica y la neoclásica. En la clásica encontramos a Ricardo que propuso una teoría del valor en función de la que todo valor económico se basa en el trabajo, su diferenciación de las clases económicas influyó en las teorías socialistas. También destacan en la economía política clásica Malthus (medidas para frenar el aumento de la población) John Stuart Mill y Marx. A finales del XIX apareció la economía neoclásica (Jevons, Walras y Menger) que expusieron las bases de la “utilidad marginal” y de la “ley de la utilidad decreciente”. El principal teórico de los neoclásicos es Marshall. Puede decirse que la economía clásica aborda la dinámica histórica y la neoclásica se centra en un modelo que puede llamarse estático: “una economía en la que ciertos elementos básicos se consideran constantes”. Los objetivos de la microeconomía neoclásica son: establecer criterios de máxima eficacia y elaborar un modelo positivo del mecanismo del mercado. Cecil Pigou fue pionero en la utilización de la economía neoclásica en su acepción de “economía del bienestar”, para lo que tuvo que contar con la participación del Estado y la importancia del desempleo. Keynes elaboró un nuevo modelo para abordar el paro como fenómeno derivado de un fallo del mercado, que exigiría la intervención del Estado. En este caso, analiza el conjunto del mercado, no mercados particulares, con lo que habla de macroeconomía. Las teorías clásicas y neoclásicas se refieren a microeconomía. Parecería deseable unir la micro y la macro, pero por el momento aparecen como ramas distintas. La línea que insiste en el papel del sector público ha sido desarrollada por Galbraith. En cambio, Friedman, de la Escuela de Chicago, ha rechazado el intervensionismo de Keynes admitiendo que existe una tasa natural de paro. Schumpeter también se opuso al intervensionismo, pero finalmente pareció no estar satisfecho con las posibilidades del capitalismo. Samuelson propuso la economía mixta. En las últimas décadas del siglo XX, la ciencia económica ha desarrollado notablemente técnicas económicas y teorías particulares, pero no se han producido cambios comparables a los provocados por la economía neoclásica y keynesiana. La sociología El desarrollo de la sociología está marcado por la existencia de diferentes corrientes y escuelas. El ser humano posee dimensiones que trascienden el ámbito de la naturaleza y, por lo tanto, es imposible estudiarlas con métodos idénticos a los de las ciencias naturales. Por eso mismo, el desarrollo de la sociología suele ir acompañado, más en que las ciencias naturales, por problemas de índole ideológica. Se suele considerar fundador a Comte, ya que él mismo acuñó el término sociología y la colocó en la cima de las ciencias. Con su ley de los “tres estadios” pretendía establecer la sociología, utilizando una perspectiva científica (el positivismo), como base de una nueva ciencia del orden y del desarrollo social. En Comte, lo científico-sociológico se encuentra unido a componentes ideológicos. Su ley de los tres estadios es, en realidad, una interpretación de toda la historia de la humanidad que no se ajusta a la historia real. El positivismo de Comte reduce la ciencia a la relación de los fenómenos observables y elimina todos los problemas que quedan fuera de ese ámbito. Casi toda la filosofía y la religión deberían ser eliminadas. Los “problemas últimos” típicos de la metafísica y de la teología responderían a cuestiones imposibles de resolver, que no deberían ni siquiera plantearse. Pero las ideas positivistas ni siquiera reflejan lo que es la ciencia natural, que va más allá de lo observable. Siguiendo al positivismo, también debería ser eliminada la ciencia. Durkheim trabajo para establecer la sociología como disciplina científica respetable, capaz de diagnosticar los males sociales y promover remedios. Fue el primer profesor de sociología (Sorbona). Durkheim dijo que, como consecuencia de las interacciones entre individuos, surgen los “hechos sociales”, también que las relaciones entre las diferentes partes de la sociedad forman una especie de sistema unitario, con cierta vida propia, que condiciona el comportamiento de los individuos. Son importantes sus análisis sociológicos del suicidio y la religión. Durkheim considera que la religión es un fenómeno que no se relaciona necesariamente con la divinidad y con el más allá, sino que expresa la tendencia, presente en todas las civilización humanas, de relacionarse con una realidad absoluta que proporcione un sentido de identidad personal y colectiva. Se puede advertir que fácilmente surgirían confusiones si se utiliza la sociología como clave última de interpretación, ya que, en ese caso, aunque se atribuya gran importancia a la religión, ésta será concebida principalmente como un hecho social cuyo contenido concreto quedará relativizado (¿pero cómo se puede ser tan pazguato? ¿Ein? ¿Ein?). Weber se ocupó de múltiples temas concretos, tales como la relación entre protestantismo y capitalismo. Fueron importantes sus aportaciones a la metodología de la sociología, donde se alineó en contra del positivismo y al lado de quienes defienden que el estudio de los fenómenos sociales y humanos requiere una especie de comprensión interpretativa que tenga en cuenta las intenciones de los agentes. Weber utilizó conceptos expresamente ideados y propuso métodos de análisis propios. Según su interpretación, estamos asistiendo a un proceso de “desencantamiento del mundo”, que equivale a una “des-divinización”. El mundo y su estudio ya no se consideran como capaces de proporcionar ningún medio para ver la mano de Dios actuando en el ámbito de la naturaleza. Este desencantamiento se relaciona con el proceso de racionalización. La ciencia experimental desempeña un importante papel en ese proceso. Por eso Weber piensa que el desencantamiento del mundo crece constantemente a medida que crece el pensamiento científico. El proceso global parecer ser presentado como una conquista de la mente racional progresiva. Esta evaluación se asemeja a la ley de los tres estadios del positivismo de Comte y se presenta, incluso en la actualidad, como si fuese el resultado de un relato objetivo de la historia humana. En cualquier caso, el progreso científico no puede ser interpretado a favor del naturalismo, del materialismo ni del securalismo (pero tampoco del sectarismo ni del divinismo, ojo. Que parece que, en lugar de demostrar la existencia de Dios, hubiera que negarla) Otra idea de Weber es que la ciencia está libre de valores del mundo, que sería incompatible con una interpretación religiosa. Aunque se admita, como lo hace Weber que las ciencias no se ocupan de los valores, también parece claro, como Weber lo admite, que el análisis de la ciencia es ingrediente importante de nuestra idea general del mundo y de los valores. En la Escuela de Chicago se creó el primer departamento universitario de sociología (Small y Park). La orientación empírica de esa escuela contrastaba con el enfoque, mucho más teórico y unido a la filosofía social, de otros pioneros de la sociología americana. Parsons subrayó la capacidad creativa del sujeto. Intentó formular una ciencia de la acción humana. Al igual que Comte o Durkheim, se suele atribuir a Parsons un funcionalismo que significa que la sociedad tiene cierta vida propia. Para él, las costumbres e instituciones sociales desempeñan una función en el sistema social, en donde existe un consenso acerca de los valores y fines básicos. Una perspectiva bastante extrema es la “sociobiología” (Wilson), que busca la unidad de todas las ciencias tomando como referencia la biología y subrayando su papel central como factor explicativo de la cultura, la religión y toda la actividad humana. Wilson intenta establecer el carácter científico de las ciencias humanas, pero lo hace a costa de interpretar la cultura, la religión y todas las dimensiones humanas en una clave demasiado materialista que no deja lugar para las dimensiones propiamente espirituales. La psicología Es el estudio filosófico de las capacidades y del comportamiento del ser humano. Ha existido desde la antigüedad. Pero en la Edad Moderna se ha desarrollado una nueva disciplina que utiliza el método de la ciencia natural para estudiar los aspectos del ser humano que pueden ser objeto del método experimental. El primer curso de psicología fue impartido por William James, el primer laboratorio estuvo en Leipzig, creado por Wundt, quien también editó la primera revista especializada. El primer libro se editó en Estados Unidos, por Dewey. Hay varias corrientes: 1.- Al estructuralismo se encuentra asociado Wundt, padre de la psicología experimental. Desarrolló el método de la instrospección analítica para estudiar la estructura de la mente humana. Desapareció porque proponía una interpretación demasiado primitiva, dependía en exceso del juicio personal de cada observador. 2.- El funcionalismo (James y Dewey) se basa en el funcionamiento de la mente. Se situaron en una corriente pragmatista, insuficiente como posición filosófica, pero que impulsó la psicología. 3.- A principios del XX se fundó en Alemania la Escuela de la Gelstalt, en la que se defendía que lo más importante no son los componentes individuales de la mente, sino la configuración o forma constituida por esos elementos. Se trata de una perspectiva holista. 4.- El conductismo (Watson) se concentra, exclusivamente, en los fenómenos que se pueden observar, en la conducta. Se estudiaron respuestas ante determinados estímulos. Se trata de un enfoque valioso si no se niega aquello que no puede ser observado. El conductismo a veces ha incurrido en ese defecto, por lo que queda desdibujada la importancia del pensamiento, de las emociones, etc. Se aplicó a animales, pero su aplicación al estudio de la persona y la sociedad ha provocado reacciones de rechazo por su carácter extremo, que no parece respetar las ideas básicas sobre la libertad y la dignidad humanas. 5.- El psicoanálisis (Freud) es una teoría dirigida a la terapia psicológica y subraya, de modo exagerado, la importancia de las fuerzas inconscientes, especialmente del impulso sexual. 6.- La psicología humanista intenta superar al conductismo y al psicoanálisis incluyendo en su estudio las experiencias típicamente humanas, como el amor. 7.- La psicología cognitiva se centra en los procesos del pensamiento. Forma parte de la ciencia cognitiva que intenta comprender el comprender el funcionamiento concreto de la mente al procesar la información. Tiene una relación especialmente estrecha con las disciplinas científicas que estudian el cerebro, los procesos del conocimiento y el tratamiento de la información. Tiene muy en cuenta la neurofisiología y los trabajos sobre “inteligencia artificial”. Giere ha encontrado en esta ciencia un instrumento apropiado para el enfoque naturalista de la epistemología, aunque sólo como marco de referencia. 8.- La epistemología basada únicamente en la nerofisiología (Churchland), en el que el estudio de las ciencias parecería reducirse al estudio de los procesos cerebrales. Se trata de lo que suele denominarse materialismo promisorio: se toman como base progresos particulares en un conocimiento y se afirma que, a la larga, todo podrá explicarse de ese modo. Pero esa promesa nunca se cumple. 9.- La psicología evolutiva (Piaget) se ha centrado en el estudio de la adquisición de los conceptos, especialmente de los niños, intentando encontrar la génesis de las ideas básicas de la ciencia. Es limitada, porque aunque determinemos la procedencia de los conceptos, no habremos comenzado a determinar cuál es su uso científico y cuál es su validez. Otras ciencias humanas También se han desarrollado la antropología cultural, la teoría política, la historia o la pedagogía. El éxito del método utilizado por la ciencia experimental ha llevado a intentar aplicar en las ciencias humanas métodos semejantes, lo cual siempre es posible, porque las realidades humanas poseen dimensiones materiales y espirituales íntimamente ligadas, y es posible aplicar el método experimental al estudio de las condiciones materiales asociadas a todas las facetas de la vida humana. Al mismo tiempo, existen notables diferencias, que se deben a la existencia de dimensiones espirituales en el ser humano. Ni siquiera es posible agotar el estudio de la naturaleza mediante la ciencia experimental, porque todos los seres, incluso los vivientes no humanos y los seres no vivientes, poseen dimensiones ontológicas o modos de ser cuyo estudio exige que se adopte una perspectiva filosófica y, poseen, además, dimensiones metafísicas porque no son autosuficientes y remiten, en último término, a la acción divina que proporciona el fundamento del ser y del obrar en todas las criaturas. Las ciencias naturales poseen una peculiar fiabilidad porque estudian pautas naturales repetibles, que pueden ser sometidas a control experimental. Las ciencias humanas, en la medida que estudien dimensiones que se relacionan con lo material, pueden utilizar métodos semejantes. Sin embargo, en la medida que estudien dimensiones específicamente humanas, que incluyen la libertad y lo que la libertad implica, no pueden alcanzar el mismo tipo de leyes porque el objeto que estudian tiene una categoría ontológica que supera a la naturaleza puramente material. Las dos culturas, ciencias y humanidades El desarrollo de la ciencia experimental ha creado un ámbito de conocimientos que sólo resulta accesible a los especialistas. Los pioneros de la ciencia experimental, desde el siglo XVII hasta el XIX también se interesaban por los problemas culturales, y los grandes filósofos también se preocupaban de los problemas científicos. Pero el enorme desarrollo de las ciencias a partir del XIX provocó una especialización creciente que hace cada vez más difícil la comunicación entre los especialistas de las ciencias y las humanidades. Este se ha convertido en uno de los principales problemas de la civilización actual. Se siente la necesidad de conectar los dos ámbitos, porque las ciencias tienen enormes repercusiones teóricas y prácticas, y existe una enorme laguna en el mundo de la cultura si se prescinde de las ciencias. Se habla mucho de interdisciplinariedad, para subrayar la necesidad de superar el obstáculo que supone que los especialistas de cada área usen lenguajes muy diferentes. Cuando algunos especialistas en un área se atreven a establecer conexiones con otras áreas distintas, suelen extrapolar la mentalidad propia de su ciencia a la otra. Se intenta crear una “tercera cultura”, pero en la mayoría de los casos nos encontramos con extrapolaciones que acaban creando mayor confusión de la que había en principio. La necesaria síntesis entre las ciencias humanas y las sociales exige el trabajo riguroso de especialistas de ambos campos, en una colaboración que evite extrapolaciones y síntesis superficiales. El análisis epistemológico permite comprender la naturaleza y el alcance de las ciencias, así como de sus relaciones con otros ámbitos de la cultura. LA CIENCIA EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO Después de su nacimiento moderno, en el siglo XVII, la ciencia experimental no ha cesado de progresar. Durante el siglo XIX, ese progreso fue espectacular. Desde principios del XX se sucedieron revoluciones tanto en el campo de la ciencia como en el de la filosofía de la ciencia. Las revoluciones científicas del siglo XX Durante dos siglos, el éxito de la física newtoniana fue enorme. Pero la relatividad y la mecánica cuántica ampliaron extraordinariamente el ámbito de la física. La teoría de la relatividad La relatividad especial o teoría especial de la relatividad se basa en dos postulados: uno, que la velocidad de la luz en el vacío es constante con independencia del movimiento de la fuente de luz o del observador (así, Einstein negó la existencia del éter y por tanto la posibilidad de observar el movimiento absoluto: todo movimiento es relativo según el sistema de referencia). Dos, que las leyes de la física deben tener la misma forma cuando se refieren a sistemas inerciales, que se mueven uno respecto al otro con una velocidad rectilínea y uniforme (a partir de ahí reformuló las leyes de la mecánica: las mediciones de distancias y de duraciones son diferentes según el sistema de referencia en que se miden, la masa no es constante, sino que cambia con la velocidad, existe una equivalencia entre masa y energía en las transformaciones físicas) La teoría de la relatividad general amplió la idea central de Einstein a los sistemas acelerados. Proporciona la base para el estudio del universo en su conjunto. Además, Einstein predijo que la luz solar se desvía al pasar cerca de un campo gravitacional muy fuerte. La teoría de la relatividad puso fin a una etapa de más de dos siglos en la que se había llegado a creer que la mecánica de Newton proporcionaba el esqueleto básico y definitivo de la estructura de la naturaleza. Conceptos básicos como la existencia de espacio, tiempo y movimiento absolutos cayeron de golpe. Esto mostró que incluso las teorías mejor comprobadas pueden ser rectificadas y perfeccionadas. Se mostró que la mecánica de Newton sólo es válida para un determinado ámbito de fenómenos. Es necesario recurrir a la relatividad cuando se estudian fenómenos en los que intervienen velocidades que no son despreciables respecto de la de la luz (300.000 km/s), pero cuando las velocidades que intervienen son muy respecto a la luz, a partir de las fórmulas de la relatividad se obtienen fórmulas de la mecánica clásica. Pero la teoría de la relatividad no significa que “todo es relativo”. Esta teoría proporciona conocimientos muy exactos acerca de una gran variedad de fenómenos. Lo que subraya es que, cuando se estudia el movimiento, es necesario determinar qué sistema de coordenadas se toma como marco de referencia. Pero en cada sistema se obtendrían resultados bien determinados, y se sabe cómo pasar de un sistema a otro. La física cuántica La revolución cuántica comenzó en 1900, fue provocada por Planck, que para explicar el fenómeno de la distribución de energía en la radiación que en física se denomina “cuerpo negro”, postuló que la energía no se emite y absorbe de modo continuo, sino discreto, como en “paquetes” o “cuantos” de energía, cuyo valor es siempre múltiplo de la frecuencia de radiación: el valor de la energía es igual a la frecuencia multiplicada por una magnitud constante, que se denomina constante de Planck.: esta constante desempeña un papel fundamental en todos los fenómenos de la física atómica. La idea de Planck exigía formular toda una nueva física para dar cuenta de los fenómenos del microcosmos, o sea, de los átomos y las partículas subatómicas. La primera formulación sistemática la obtuvieron Schrödinger y Heinsenberg. Desde el principio existieron discrepancias entre físicos, no sólo por el significado filosófico de la física cuántica, sino sobre su valor como teoría científica. Por ejemplo, Einstein (determinismo), que al principio colaboró en su desarrollo, se encontraba insatisfecho con el indeterminismo (Bohr) cuántico y defendió que debería obtenerse una teoría más amplia que lo eliminase. Todavía se discute si la teoría es definitiva y si implica la existencia real del indeterminismo. Según la paradoja EPR, en el mundo microfísico dejan de aplicarse ideas que parecen de sentido común, por ejemplo, existe la nolocalidad (correlaciones entre fenómenos que, en principio, parecen independientes). Estas discusiones han llegado al punto de que algunos proponen la no-localidad como una nueva clave para comprender las dimensiones de la naturaleza. La biología molecular Gracias al enorme avance de la física y la química, se ha podido desentrañar los mecanismos de la vida en un nivel de explicación anteriormente insospechado. Se ha abierto la posibilidad de actuar sobre los vivientes como nunca antes se había podido. Con el descubrimiento de la doble estructura del ADN (Watson y Francis Crick) se pudieron comprender los mecanismos físicos mediante los cuales el materialismo genético se conserva, se duplica, se modifica y se transmite. Con ello se abrieron las puertas de la biotecnología. En biología molecular tiene un importante papel el concepto de información. Información genética son las instrucciones del ADN. También en el fenómeno de la comunicación celular. Este progreso tiene un doble interés filosófico. Por una parte, frente a la epistemología clásica, demasiado centrada en la física, la epistemología actual se desarrolla teniendo cada vez más en cuenta la biología. Por otra, el progreso científico se ha interpretado, durante siglos, como si descalificara a las reflexiones ligadas a la finalidad natural. No parecía haber lugar par la finalidad de la ciencia. Sin embargo, el progreso actual de la biología muestra que la naturaleza se encuentra completamente penetrada de dimensiones finalistas. La física del caos y la complejidad Otro ámbito revolucionario es el estudio del caos determinista, que se encuentra relacionado con la complejidad, o sea, con sistemas cada vez más organizados. Pero la complejidad no se explica simplemente mediante el caso, la relación entre ambos consiste en que los estados complejos se encuentran en el límite entre el comportamiento periódico predecible y el caos impredecible. Los estudios del caos se desarrollaron gracias a las investigaciones de Lorez, que presentó ecuaciones no lineales que no admitían soluciones periódicas estables. Aparecen trayectorias que permanecen en una región alrededor de las soluciones estacionarias y son muy irregulares. Las trayectorias inicialmente cercanas, divergen exponencialmente en el tiempo (Una mariposa bate sus alas en Pekín y mañana, en Madrid, llueve). La conclusión era que, aún tratándose de un sistema determinista, su evolución era intrínsecamente impredecible. Sólo se podría determinar la posición del sistema en un futuro lejano si se conocieran con total precisión las condiciones iniciales, pero esto es imposible según el principio de indeterminación de la mecánica cuántica. Ruelle y Takens formularon la teoría de los atractores extraños. En sistemas que disipan energía, las trayectorias son atraídas hacia una región, pero son extremadamente sensibles a las condiciones iniciales. En estas teorías, se denomina caos al comportamiento errático de unas trayectorias deterministas muy sensibles a las condiciones iniciales. Se trata de estudiar fenómenos caracterizados por un movimiento aparentemente aleatorio que se describe mediante ecuaciones deterministas. Por eso se habla de caos determinista. Se obtienen ecuaciones deterministas en las cuales, cuando existen pequeños cambios en las condiciones iniciales, surgen desviaciones e imprevisibilidad. Se trata de fenómenos que se dan con abundancia en la naturaleza. El caos es, por una parte, determinista, pero por otra refleja un futuro incierto. Sugiere la existencia de una indeterminación en el mundo físico y permite comprender cómo, a partir de una colección bastante limitada de componentes y leyes básicas, pueden llegar a formarse sistemas muy variados y que poseen muchos tipos de complejidad. En las últimas décadas ha adquirido mucha importancia el estudio de la “autoorganización”, cuyo análisis se puede relacionar con los conceptos de información, potencialidades y direccionalidad, que ocupan un lugar central en la filosofía de la naturaleza. La informática El concepto información, tanto en la vida cotidiana como en ciencias de la información se relaciona con la comunicación de mensajes. La teoría de la información estudia aspectos tecnológicos de la transmisión usando conceptos matemáticos. En las ciencias experimentales, el término se usa como equivalente a programa que guía una actividad natural (esta acepción parte de la biología, con el descubrimiento de la información genética). La teoría de la información trata del estudio científico de la información y comprende el estudio del procesamiento y transmisión de información. La informática estudia ese ámbito científico y tecnológico que incluye a los ordenadores, las transmisiones y la microelectrónica. Ética y biogenética En la biotecnología se utilizan seres vivos para producir alimentos, medicinas y otros productos. Obviamente, algunos procesos de este tipo se ha utilizado desde hace mucho tiempo (pej.- la fermentación). Los avances recientes se refieren especialmente a la “ingeniería genética”, mediante la que se manipula el ADN. Los fines van desde la producción de medicinas hasta la clonación. Es especialmente importante contar con principios éticos, sin ellos, fácilmente podría admitirse que todo lo que resulta técnicamente posible es también lícito, lo que lleva a consecuencias éticamente desastrosas. Pero también plantea serios desafíos morales: el progreso científico muestra que la ciencia experimental, aunque posee una autonomía legítima, exige un complemento ético que no puede ser proporcionado por el mero progreso científico y del cual depende que se consigan condiciones auténticamente dignas y conforme con las exigencias morales de la vida humana