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nuevos acentos 2006
Elementos para una revisión del Plan Estratégico del Sector
Cultural de Barcelona
nuevos acentos 2006
PLAN ESTRATÉGICO DE CULTURA DE BARCELONA
Febrero de 2006
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0. Presentación
En el momento de plantearse una reflexión estratégica con la
dimensión y el alcance que supuso el proceso de 1998 y lo que se
plantea al revisarlo y actualizarlo, se dan dos circunstancias que
conceptualmente parecen incompatibles, pero que, desde un punto
de vista práctico, conviven sin demasiados problemas. Por un
lado, en la intención última de esta mirada estratégica está la
voluntad de subrayar algún elemento de forma especial. Ello
permite singularizar un Plan como éste y, al mismo tiempo,
posibilita detectar un giro en determinadas tendencias. Sin
embargo, esta lógica convive con una vocación holística, con la
intención de dar respuesta al conjunto de preguntas que se hacen.
Metafóricamente, podríamos hablar de la música de los planes
(donde lo que destaca son aquellos elementos que configuran el
sentido del cambio) y de la letra de los planes (donde parece que,
inevitablemente, es preciso plantearse y dar respuesta a la
multiplicidad de desafíos y objetivos con los que se enfrenta una
ciudad en el ámbito de la cultura). En mayor o menor medida, la
lógica dominante incide, tiñe en cierto sentido, cada uno de los
ámbitos tratados en la segunda lógica.
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Desde la perspectiva de la primera lógica, el Plan Estratégico del Sector Cultural de
Barcelona 1999 destaca por dos grandes desafíos:
1) Situar la cultura en un espacio de centralidad en el marco de la estrategia global de
ciudad (Acento de cultura).
2) Evidenciar y potenciar el papel de la cultura como factor esencial del desarrollo
económico característico de una ciudad postindustrial como Barcelona (La cultura,
motor de la ciudad del conocimiento).
En el momento de revisar el Plan, es preciso tener en cuenta esta doble reflexión. Al
margen de los resultados que se deriven del análisis detallado de cada una de las líneas y
de cada una de las propuestas que las concretaban, es indiscutible el impacto positivo
del Plan Estratégico. Ha situado la cultura en un espacio central del desarrollo de la
ciudad, ha dado dimensión cultural a cuantas tomas de decisión afectaban al conjunto de
las opciones estratégicas y ha inspirado decisiones que trascendían el ámbito específico
de la ciudad. Estos impactos intangibles son, por su propia naturaleza, imposibles de
demostrar. Pero, aceptando la multicausalidad, existe, por ejemplo, una relación entre el
Plan y la creación del ICIC, el impulso del 22@ o los años temáticos. Y ninguna de
dichas propuestas aparecía explícitamente en el Plan.
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En el mismo sentido de matizar los resultados de este balance, es preciso tener en cuenta
diversas circunstancias:
 Se trata de un Plan de ciudad, no de un plan de acción municipal. Por consiguiente,
aunque el Ayuntamiento, concretamente el Instituto de Cultura, convocó y lideró el
proceso, la corresponsabilidad era uno de los principios básicos del Plan.
 Desde un punto de vista temporal, nos encontramos aproximadamente en la mitad
del período sobre el que el Plan preveía actuaciones. Por lo tanto, aunque algunas
propuestas ya han sido ejecutadas, otras están en proceso de aplicación.
 En el Plan (como en otros documentos de este tipo) hay una cierta tendencia a
institucionalizar las propuestas, a convertirlas en nuevos programas, en nuevas
organizaciones, en nuevas mesas de coordinación, etc. Por lo tanto, al revisar estas
propuestas, hay que poner la mirada en el sentido último y la función de éstas más
allá de su creación específica.
 La realidad cultural de Barcelona es dinámica. Por lo tanto, aunque el sentido
general del Plan es válido, algunas de las propuestas concretas se han visto
superadas por la propia realidad.
El presente documento aporta elementos clave de balance del Plan Estratégico de
Cultura y se plantea, pues, desde una perspectiva cualitativa y prestando atención a la
esencia de las grandes líneas estratégicas que fueron formuladas.
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LÍNEA 1
Reforzar Barcelona como factoría de producción
de contenidos culturales
Esta línea se estructura a partir de tres objetivos generales:
generar todas las condiciones para facilitar y estimular la creación
en Barcelona; apoyar la producción, y apoyar la difusión. Tres
objetivos que perfilan más bien líneas de trabajo que hitos a
alcanzar.
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Esta línea contiene tres proyectos básicos, que corresponden conceptualmente a cada
uno de los objetivos, y que, en cierta medida, pueden conferir el tono al sentido general
de la línea.
En relación con la creación, se proponía apoyar la transferencia de creatividad a los
centros de producción. Ésta era una propuesta muy abierta que ha tenido un grado de
éxito desigual. Seguramente, la parte más débil ha sido la que pretendía vincular
formación y creación. Es preciso reconocer que la de las enseñanzas artísticas es
todavía, a pesar de importantes y significativas excepciones (Institut del Teatre,
ESMUC...), una de las asignaturas pendientes del país.
Al margen de esta propuesta concreta —y en el marco del fomento de la creación—, la
ciudad ha vivido una cierta recuperación de las expresiones de talento creativo. Después
de unos años en los que se vivía una satisfacción que no correspondía a la situación real,
sino más bien al prestigio acumulado, parece que asistimos a una inversión de la
tendencia. La satisfacción se ha moderado, y la capacidad de innovación y la creatividad
han recuperado espacio. La emergencia de nuevos creadores fuera de los circuitos
convencionales es una realidad bastante evidente, aunque difícil de objetivar; los
fenómenos vinculados a la música electrónica han sacado partido del camino abierto por
el Sonar y el papel de capitalidad que desempeña Barcelona en dicho campo. También
destacan los espacios escénicos en las ya consolidadas «salas alternativas»; el inicio del
relevo generacional en el sector de la danza contemporánea, con el valor que tienen la
suma de las compañías históricas y la visualización de compañías emergentes...
En los últimos años han aparecido o se han consolidado importantes proyectos que
configuran una nueva etapa en el panorama creativo de Barcelona, proyectos que ya han
dado sus frutos y que, sobre todo, son oportunidades de futuro: la consolidación de
L’Hangar (fundado en 1997, por tanto con poco recorrido cuando se hizo el Plan) como
centro de apoyo a la creación de artes visuales; la política de residencias de
equipamientos escénicos como el TNC o el Lliure, y la apuesta por la investigación en
los lenguajes escénicos del Mercat de les Flors, que conduce, en coherencia con su
recorrido, a la creación del nuevo Centro de las Artes del Movimiento. Dicho centro es
una realidad en clara sintonía con distintas propuestas del Plan, como, por ejemplo, las
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que tienen por objetivo cubrir los sectores que se hallaban en una situación más precaria
(danza, circo y artes parateatrales).
Asimismo, cabe destacar la importante aportación de distintos centros culturales de
Barcelona tanto en su actividad estable (el Centro Cívico de La Barceloneta en el campo
de la danza, el Centro Cívico Cotxeres Borrell en las artes escénicas, el Centro Cívico
La Bàscula, en les músicas urbanas; el proyecto de Les Golfes de Can Fabra, etc.) como
en la organización de iniciativas del tipo festivales o concursos dirigidos a nuevos
creadores, así como en la acogida de plataformas de creadores.
De igual modo, en lo que se refiere al efecto del cambio de orientación política del
gobierno de la Generalitat en el apoyo a la creación, es preciso subrayar el adelanto que
supone la nueva política de becas y ayudas a creadores llevada a cabo por el embrión
del futuro ICAC.
El segundo proyecto básico consistía en la creación de un fondo de riesgo para
proyectos culturales. Dicho proyecto debe ser relacionado con el segundo objetivo de la
línea relativo al apoyo a la producción. Detrás de este proyecto básico está la intención
de incentivar la inversión privada en el ámbito cultural. Desde una perspectiva tanto
literal como más general, en este campo se ha avanzado de forma significativa: la
Fundación Barcelona Cultura es la prueba más evidente de ello.
En relación con las industrias culturales, a pesar de la vigencia de numerosos
planteamientos hechos en el diagnóstico de 1999, la transformación del escenario ha
venido determinada por la aparición de un nuevo agente clave en las políticas de apoyo
a la industria cultural catalana y, por extensión, barcelonesa: la creación del Instituto
Catalán de las Industrias Culturales (ICIC) en diciembre de 2000.
Las tres industrias tradicionales se hallan en una situación muy distinta. El sector del
libro continúa en su posición de liderazgo como mejor ejemplo de lo que es un sector
potente y maduro. En relación con el sector audiovisual, parece que se están dando los
elementos para salir de la crisis, y que los planteamientos del Plan han sido uno de los
factores que han incidido en ello. Se está consolidando el proyecto de 22@: El parque
Barcelona Media (con participación de la empresa privada y la universidad) será una
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realidad en 2006; Barcelona Televisió ha inaugurado allí su nueva sede. Por otra parte,
el Plan Estratégico Metropolitano señala como ámbito estratégico de desarrollo el sector
quinario y, en especial, el sector audiovisual. Asimismo, Barcelona Plató crece en
actividad y servicios, de manera que atrae cada vez más rodajes a la ciudad, lo cual tiene
un importante impacto económico directo e indirecto. Como última consideración
positiva, es preciso destacar que una de las dos sedes de la nueva televisión privada que
empezará a emitir este 2006 está en Barcelona (y parece que la bicapitalidad de la
propuesta está garantizada por los socios catalanes del proyecto). En relación con la
industria musical, en el caso de la música grabada, persiste una situación de debilidad,
aunque los sistemas de producción y de distribución que permiten las TIC afectan
positivamente a estructuras empresariales como la catalana. En cuanto a los clubes de
música en directo, en relación a los cuales había planteada alguna propuesta en el Plan,
se ha iniciado una política específica de apoyo y reconocimiento de su función cultural
que le da respuesta.
El proyecto básico del tercer objetivo, vinculado a la difusión, era el programa «Cap
butaca buida» [ninguna butaca bacía]. Aunque dicho programa, en sentido estricto, no
se ha impulsado, sí existen diversas iniciativas para facilitar la compra de localidades y
para conseguir descuentos. Desde la perspectiva de las actuaciones, las programaciones
culturales tienen cada vez más medios para ser difundidas y conocidas. Asimismo, han
aumentado las posibilidades de conseguir entradas a precios diversos. Con la inminente
puesta en marcha del Portal Barcelona Cultura aumentarán dichas facilidades. Todo ello
conlleva, y conllevará, siempre de forma insuficiente, un aumento del número de
consumos culturales. Sin embargo, el gran tema y el gran desafío continúa siendo si ello
implica también un aumento de consumidores.
Sobre esta línea podemos concluir que se ha avanzado en el refuerzo de Barcelona como
factoría de producción de contenidos culturales. Los puntos fuertes se sitúan en
proyectos destinados a apoyar la creación y la producción, mientras que los puntos
débiles más significativos se encuentran en las propuestas de vincular el sector cultural
y la universidad.
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LÍNEA 2
Hacer de la cultura un elemento clave de
cohesión social
En la Línea Estratégica 2 del Plan se definen «los servicios y
equipamientos culturales, las asociaciones, el fomento de las
prácticas culturales, las estrategias educativas desde la cultura»
como elementos redistributivos del conocimiento.
Los proyectos de esta línea se estructuran en torno a tres
objetivos: servicios de proximidad y de acción sobre la
comunidad; estrategias educativas desde la cultura, y apoyo al
asociacionismo en la ciudad.
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La cohesión social es un concepto de referencia sobre el cual es muy complicado
objetivar resultados. Esta complicación aumenta si relacionamos este concepto con las
estrategias culturales. Desde la seguridad y la evidencia de que unas determinadas
estrategias y políticas culturales inciden en una mejor y mayor cohesión social, resulta
también bastante evidente que estos resultados se consiguen a medio y largo plazo.
En este apartado se da uno de los casos donde el cambio positivo es más indiscutible: el
proceso de implementación del Plan de Bibliotecas y todo cuanto está relacionado con
dichos equipamientos. Esta «revolución silenciosa» es lo que de forma más sustantiva
ha cambiado el panorama cultural de la ciudad en estos años. El papel de las bibliotecas,
desde la óptica del acceso a la cultura y como estrategia para evitar / disminuir la
fractura digital; su papel desde la óptica de equipamiento de proximidad, desde la óptica
simbólica, desde la óptica relacional... son algunos de los ámbitos desde los cuales se
pueden describir los múltiples impactos que ha tenido este proceso. La incidencia de
este cambio en el conjunto de la valoración del Plan es mayor del que le confiere el trato
aparentemente igualitario de las distintas propuestas. Un indicador, en definitiva, que
nos permite valorar satisfactoriamente el Plan de 1999 son los cambios que se han
producido en este ámbito.
El otro eje de esta línea que es necesario valorar positivamente es el que se refiere a los
procesos de reflexión y de compromiso que se han iniciado en este período: la
aprobación de la Agenda 21 de la Cultura (haciendo hincapié en los aspectos más
constituyentes de la cultura), los debates del Fórum 2004 (con una presencia destacada
de reflexiones en torno a estos elementos) y el proceso, todavía inacabado, de
aprobación de la Carta de Derechos y Deberes Culturales son una buena prueba de que
se ha avanzado en esta línea.
Por último, existen tres aspectos en los que se ha avanzado de forma parcial, pero donde
se deberían articular estrategias de carácter más global: el papel de los centros cívicos,
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la relación entre educación y cultura, y el asociacionismo cultural. El análisis de las
propuestas concretas nos podría llevar a hacer una lectura bastante positiva (con la
excepción de lo que está vinculado al asociacionismo), pero una reflexión más general
nos conduce a la necesidad de dar respuesta desde una estrategia más definida.
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LÍNEA 3
Incorporar Barcelona en los flujos de la cultura
digital
Cuando el Plan Estratégico define esta línea, habla del «nuevo
paradigma cultural que emerge asociado a la extensión de las
nuevas tecnologías de la comunicación». Aunque todavía estamos
inmersos en procesos de cambio vinculados a estos aspectos, hay
que reconocer que el factor de novedad que presentaban en 1999
era muy superior al que tienen actualmente.
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Para esta línea, en el Plan se proponen proyectos a partir de cuatro objetivos: facilitar el
proceso de digitalización y tecnificación del sector cultural; interconectar la comunidad
cultural de la ciudad; Barcelona en los flujos globales de la nueva cultura, y facilitar un
acceso inteligente de los ciudadanos y ciudadanas a las nuevas tecnologías.
Esta línea, por su propia naturaleza, es la que tiene mayor necesidad de ser actualizada y
revisada. La aceleración de los cambios, característica propia de nuestra época, es
especialmente evidente si nos referimos a «Incorporar Barcelona en los flujos de la
cultura digital». El sentido último del verbo que se utilizaba para definir la línea
(«incorporar») significaba un toque de atención ante un riesgo: quedarse rezagado. Hoy
podemos afirmar que Barcelona, en su conjunto y en el sector cultural de forma más
concreta, no se ha quedado rezagada para hacer frente a los cambios provocados por lo
que algunos califican de cambio de paradigma.
En el primer objetivo se hacía referencia a un proceso de los propios sectores culturales.
Podemos decir que, en general, «el» proceso al que se hacía referencia ha sido realizado
por los sectores culturales y que, en parte, lo han hecho con el apoyo de las distintas
administraciones. Pero también debemos constatar que no nos podemos referir al
proceso con la singularidad y la limitación que implica el artículo determinado: se trata
de un proceso continuado de renovación y actualización constante.
El segundo y el tercer objetivos están relacionados con conceptos como interconectar,
comunicar, informar, difundir. Al margen de distintas iniciativas que se han llevado a
cabo en este período, hay que destacar de forma muy especial una iniciativa que ya está
muy avanzada en su fase de proyecto: el Portal Barcelona Cultura. Esta red de redes,
creada por el Instituto de Cultura, es una propuesta abierta a dar respuesta a todas las
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necesidades de comunicar e interconectar a los distintos operadores culturales, desde el
creador hasta el consumidor.
Por último, el objetivo de facilitar el acceso está bastante cubierto gracias a la tarea
desempeñada por la red de bibliotecas. No obstante, el carácter de «inteligente» que se
reclamaba en el enunciado de 1999 debería dotarse de un contenido más concreto y
definir, a partir de ello, unas estrategias que, a ciencia cierta, deberían ser coordinadas
con el mundo de la educación.
Podemos pues concluir que la normalización de herramientas digitales y el
aprovechamiento, en buena medida, de las posibilidades que ofrecen las nuevas
tecnologías de la información y comunicación, aunque requerirán por definición una
actualización constante, son una realidad consolidada en Barcelona y en su sector
cultural.
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LÍNEA 4
Dinamizar el conjunto patrimonial de Barcelona
La dinamización del conjunto patrimonial que propone la línea 4
es definida en el Plan Estratégico como «la mejor garantía de
expresar la singularidad (de la ciudad) en un contexto cada vez
más globalizado». Por consiguiente, se proponía la revalorización
del sedimento cultural de la ciudad desde una perspectiva de
proyección, si bien con claras implicaciones sobre el orgullo y el
sentimiento de pertenencia de los ciudadanos y ciudadanas.
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En este apartado, los proyectos se agrupan en torno a los cinco objetivos de la línea: una
red renovada de equipamientos y servicios en el ámbito del patrimonio en la ciudad;
incentivar la producción y la difusión de conocimientos de los museos, archivos y
bibliotecas de la ciudad; mejorar la gestión de los museos y archivos de la ciudad;
ampliar las colecciones, y la ciudad como conjunto museable y cambiante.
Los grandes retos planteados en el momento de la presentación del Plan están en gran
medida resueltos o en vías de ser resueltos. En primer lugar, y de forma destacada, cabe
mencionar la finalización de las obras del Museo Nacional de Arte de Cataluña, que
inauguró su última fase de remodelación a finales de 2004, agrupando definitivamente
las colecciones del Museo de Arte Moderno y del Museo de Arte de Cataluña.
En relación con otras remodelaciones o con nuevas construcciones, se han cumplido
también las previsiones: se ha remodelado el Museo Picasso con un importante
incremento del espacio expositivo y de servicios a los visitantes. Se ha actuado también
en el Museo Frederic Marès con la remodelación de la cripta y la apertura de la sala de
exposiciones temporales. En cuanto al Museo de Historia de la Ciudad, se ha hecho
todo lo previsto (remodelación del Palacio Real y la Casa Padellàs y distintas
intervenciones arqueológicas), y con el descubrimiento arqueológico del Born se han
tenido que dar nuevas respuestas a las nuevas necesidades. Asimismo, se ha previsto
inaugurar durante el año 2006 la nueva sede del Museo de la Música. Por último, las
obras del Centro de Diseño se iniciarán también durante 2006. Es preciso subrayar que
todas estas intervenciones constituían las propuestas más estratégicas de esta línea.
Existe otro abanico de propuestas en las que se ha avanzado gracias al Fórum de las
Culturas o a la programación de los años temáticos: la coordinación entre museos o su
proyección internacional son los ejemplos más claros de ello. En este ámbito de la
proyección, debemos destacar también la consolidación y el protagonismo del Museo de
Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA).
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LÍNEA 5
Vertebrar Barcelona como un espacio cultural
singular y metropolitano
La línea 5 aporta una mirada metropolitana al Plan Estratégico.
Una mirada que parte de lo que en el Plan Estratégico, como en
otros muchos ámbitos, se denomina la ciudad real, «una
metrópolis policéntrica que acoge a más de cuatro millones de
habitantes». La concreción de esta mirada se concentra en diez
proyectos de actuación. Proyectos que al mismo tiempo
responden a los objetivos de cooperación y coordinación de redes,
la creación de estrategias comunes y la promoción de la
accesibilidad a la oferta de actividades y servicios culturales.
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Esta línea presenta unas dificultades específicas en cuanto a su evaluación. En su
momento representó una declaración de intenciones, la expresión de un reconocimiento
y de una voluntad con sentido en sí misma. A pesar de su concreción, ya en el propio
Plan comportaba dificultades importantes: diez propuestas sin articular en distintos
objetivos.
No obstante, la realidad metropolitana es indiscutible y, por lo tanto, se mantiene la
necesidad de articular estrategias comunes. La iniciativa del Fórum Metropolitano de
Concejales supuso un primer paso. La realidad cotidiana de colaboraciones concretas y,
sobre todo, de prácticas por parte de los distintos operadores culturales nos demuestra
que la ciudad real es un espacio cultural y cívico compartido. Sin embargo, sigue
faltando la posibilidad de concretar esta realidad en un discurso y en una articulación
global.
Con el fin de avanzar, nos proponemos tres reflexiones que podrían ser la base que nos
permitiría dar cuerpo a esta línea.
En primer lugar, cómo hacer compatible la diferencia de escala entre el municipio de
Barcelona y los demás municipios. Encontrar el equilibrio entre el liderazgo y la
responsabilidad que le corresponde a Barcelona, y la necesidad de repartir
protagonismos y mantener las identidades de todos los municipios.
En segundo lugar, la necesidad o no de institucionalizar esta ciudad real. Ya sea bajo
formas conocidas, ya sea aprovechando la futura reordenación territorial del país, es
preciso plantearse si las políticas culturales metropolitanas necesitan organizaciones e
instituciones metropolitanas.
Por último, no hay que perder de vista los barrios y los distritos como escala desde la
que podemos articular la red metropolitana. La ciudad real es más la suma de unas
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comunidades de proximidad como son los barrios (con una dimensión más o menos
homogénea) que la suma heterogénea de municipios.
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LÍNEA 6
Proyectar Barcelona como plataforma de
promoción internacional
La Línea Estratégica 6 es descrita a partir de la necesidad de
visibilizar a través de la cultura a Barcelona dentro de la red
global de ciudades. Para hacerlo, en el Plan se plantea hacer
hincapié en las conexiones con el resto del mundo.
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Los objetivos de esta línea se pueden resumir en: crear espacios físicos y virtuales para
fomentar las coproducciones, el intercambio y la distribución de producciones llevadas
a cabo en Barcelona; generar condiciones para atraer a creadores; utilizar Barcelona
como escenario de vehiculación de expresiones culturales internacionales y estatales;
reforzar el carácter internacional de los acontecimientos de la ciudad; aprovechar
sinergias entre el sector cultural y el turismo, y aprovechar las oportunidades que ofrece
el Fórum 2004 para impulsar la imagen de Barcelona como ciudad de cultura.
Si partimos del enunciado de la línea (Proyectar Barcelona como plataforma de
promoción internacional), debemos concluir que estos años han sido
extraordinariamente positivos y que la valoración de esta línea debe ser, en términos
generales, también positiva. Además de la presencia creciente de creadores catalanes en
la escena internacional, del hecho de acoger en Barcelona propuestas del mundo entero
y de actos concretos y de gran impacto como la Feria de Guadalajara, la de Frankfurt o
la muestra de Nueva York (fruto de la participación de diferentes instituciones y en las
que no es posible separar la proyección del conjunto del país de la de Barcelona), es
preciso destacar tres ejes relacionados con esta línea: el Fórum 2004, la Agenda 21 de la
Cultura y el turismo.
Sin entrar en detalles sobre su valoración, el Fórum, desde la perspectiva de la
proyección internacional, tuvo dos virtudes que conviene destacar: una programación de
nivel internacional y, sobre todo, unos debates que, tanto por su impacto como por su
contenido, situaron Barcelona en el centro de cierta manera de ver el mundo. Barcelona
como capital del diálogo fue una realidad durante el Fórum y debe formar parte de su
identidad.
En segundo lugar, y vinculado con este último aspecto, el papel que desempeña y ha
desempeñado Barcelona en la elaboración, aprobación y seguimiento de la Agenda 21
de la Cultura la sitúa en una posición estratégica en la reflexión sobre el presente y el
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futuro de las políticas culturales de las ciudades. El compromiso de Barcelona con la
cultura y una determinada manera de entender la cultura —vinculada con la cohesión
social, haciendo hincapié en los factores más constituyentes, dando prioridad a las
posibilidades de toda la ciudadanía de expresarse creativamente, ofreciendo espacios a
la participación— dan forma, desde ahora, a un nuevo «modelo Barcelona» desde el que
nos explicamos y proyectamos.
Por último, debemos destacar el incremento del turismo y el papel que desempeña la
cultura en dicho incremento cuantitativo y cualitativo. En 2004 llegaron a Barcelona
cuatro millones y medio de visitantes, con un total de más de diez millones de
pernoctaciones (datos de la Encuesta de Actividad Turística de Turisme de Barcelona).
Los tres aspectos más valorados por los turistas que visitan la ciudad son la oferta
arquitectónica, la oferta cultural y la oferta en entretenimiento y ocio. Toda esta
actividad turística ha suscitado el desarrollo de nuevas iniciativas empresariales que
tienen su ámbito de trabajo en el binomio cultura–turismo. En esta línea vinculada al
turismo, debemos señalar la importancia de los años temáticos que, si bien no están
contemplados en la letra del Plan, sí pueden considerados como una de sus
consecuencias.
Documento elaborado por:
Instituto de Cultura de Barcelona
ICC Consultors Culturals, S.L.
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